Hey, Hola!

Esto nació de la necesidad de ver a un Sesshomaru humano, ya sé, loco. Aun así, sería lindo, ya sabes, como Kagome protege a Inuyasha cuando este se vuelve humano ¿Qué pasaría con un Sessh así? ewé.

Oh bien, esto no tiene mucho sentido, mejor dicho, yo lo escribí hace mucho, así que realmente no sé como quedó al arreglarlo.

Solo espero que les guste!

Advertencias; Bien, si a usted no le gusta el Sesshomaru x Kagome (SesshxKag) entonces piense bien si va a leer. Esto puede tener errores ortográficos, además de eso, alguna incoherencia, bien... Lo común!

La historia esta más o menos ubicada en algún tiempo en que Naraku aun no ha sido derrotado, ¿Esta bien? Genial.

Disfrute!


Capítulo 1.- '¡¿Humano?!'

-.-.-

Ellos, un especial grupo, formado de un demonio perro; Sesshormaru, un sapo verde; Jaken, y una niña humana; Rin.

El mayor caminaba con lentitud, con su común porte elegante. El sapo verde le seguía el paso, intentando siempre alcanzar a su Amo, pues sus pequeños patitas no le permitían demasiado. Y paralelamente a ello, Rin montaba sobre Ah-Un, con tanta tranquilidad, cantando distraída una canción. El ambiente, tan desesperante como siempre, algo aburrido ya.

Sesshomaru, sumido totalmente en sus pensamientos, caminaba a orillas de un río, en el cual Rin aprovechaba de jugar en el agua, mientras Jaken intentaba sacarla de ahí.

— ¡Ya niña! ¡Sal de ahí y vamos! ¡El amo bonito ya se va!—gritaba el sapito, sin exitoso demasiado aparente.

— Si ya voy señor Jaken.—respondió la niña, haciendo caso omiso a lo dicho por su "niñera".

Sesshomaru tomó asiento al pie de un cómodo árbol, que le daba sombra necesaria. Con la vista perdida en el horizonte, dejando a la pequeña hacer lo que quisiera en aquel río. Pero, algo le desconcertó, percibía un aroma desconocido y no era precisamente de las vibraciones que emitían los demonios, o los sacerdotes. Debido a ello, se levantó, dejando al grupo, para dirigirse a aquel lugar a investigar.

— Jaken cuida a Rin—ordenó mientras desaparecía hecho una esfera de luz.

El sapito asintió ante la petición de su amo. Derramando lágrimas por que siempre es ignorado.

O*o*O*o*O

Por otro lado, el Lord del Oeste, llegó hasta un claro del bosque, totalmente vacío, con árboles metros lejos de él. La precensia le hizo frente a él. Una hermosa joven de cabellos claros, algo crespos, tan así, que daban la sensación de ser nieve. Poseía piel pálida y ojos profundamente azules. Iba de blanca túnica, aunque de mangas separadas al traje, más largo, por lo cual sus pies no quedaban a la vista. Y unas hermosas alas se posaban tras su espalda, extendidas a todo dar.

— Sesshomaru...—ella pronunció con voz comprensible y tierna.

— ¿Quién eres? y ¿por qué me conoces?—Sesshomaru respondió con su acostumbrada frialdad.

— Por tu padre.—respondió vacilante después de pensar un poco— Para darte un merecido castigo.

— ¿Castigo?—interrogó él.

— Castigo.—reafirmó ella— Mi nombre no importa en estos momentos. Tan solo soy un ángel que cumple con su misión. Por tu frialdad y ambición, eres merecedor de un castigo.

— ¿Me desafías? ¿Crees que permitiré siquiera me toques? ¡Estás equivocada!—exclamó enfadado, tan solo por el hecho de ser su padre quién la enviaba.

Él ya no tiene derecho. Sesshomaru pensó. No a mi, después de lo que hizo.

— Si es que es necesario, pelearé.—ella simplemente dijo, con expresión nula.

— Inténtalo...—murmuró, sacando su espada—¡Bakusaiga..!—exclamó en tono casi inaudible. Lanzando su afamado y destructivo ataque.

El ataque fue directamente a la ala derecha de aquella ángel, aunque esta de inmediato se encargó se separar de su cuerpo de esa ala, para que no contagiara todo su cuerpo. Una lágrima recorrió su mejilla aunque no mostró muecas de dolor.

— Eres débil.—murmuró para si misma.

La chica concentró energía entre sus manos, en la cual se formaron un par de copos de nieve, de cristal. Los mantuvo entre sus manos, hasta alzar tan solo un poco sus manos, dirigiéndolos al cuerpo de Sesshomaru. Muchos de ellos, atravesándolo por completo.

El Yokai cerró los ojos, debido a la energía purificadora que se integraba en él, era como si le atravesará una de las flechas sagradas de aquella humana acompañante de Inuyasha. El dolor claramente era inevitable, y más para un Yokai puro como él, pronto ya no abrió los ojos y se dejó caer sobre el suelo, mientras la ángel se acercaba a él.

— No era necesario pelear. De todas maneras sucedería, Sesshomaru.—susurró la hermosa joven.

La chica posó a pocos centímetros su mano de la frente del Yokai.

—Chūshutsu...—susurró débilmente, mientras un pequeño rayo electrico atravesaba su mano a la frente del DaiYokai, y ella se desvaneció al instante dejando últimas palabras—una sola chica puede salvarte de esto, quién menos puedes esperar, cuando la veas tu corazón latirá, y tus ojos volverán a su color dorado, de no ser así permanecerás bajo mi conjuro.

Sesshomaru rápidamente abrió los ojos. Se encontraba solo. No entendía nada, absolutamente nada, primero ¿Cómo lo hizo?, segundo ¿Qué le hizo?, tercero ¿Por qué no lo mató?, era extraño y no sentía nada nuevo, como para decir que estaba herido, inclusive no tenía las heridas de los cristales, ni rastro de ellos, a su alrededor. Se fue a donde sus protegidos se hallaban. Observándolos dormir plácidamente, mientras el volvía a tomar asiento en aquel árbol, entregándose al mundo de Morfeo.

La noche transcurrió tranquila, pues nada interrumpió su sueño.

O*o*O*o*O

Por la mañana.

Jaken estaba de pie frente a su amo, mirándolo con asombro. Era increíble lo que veía, y al mismo tiempo no se creía del todo lo que sus ojos veían. Rin estaba igual o mucho más sorprendida que el pequeño guardián verde a su lado. Ya serían casi las once de la mañana, aunque ellos n estaban conscientes de esto, y Sesshomaru no despertaba. Siendo demonio despertaba generalmente, mucho más temprano que ello.

Hasta que por fin abrió los ojos algo adormilado y muy cansado. Sentía un extraño peso por sobre si mismo.

— ¿Qué hacen?—habló tratando de sonar con su típica frialdad, cosa que no le resultó.

— Amo bonito, ¿Qué le sucede?—preguntó alarmado del pequeño sapito verde.

— ¿Por qué, Jaken?

Jaken raspó su mejilla, dudando si decirle o no.

— ¡El señor Sesshomaru tiene apariencia humana!—exclamó la pequeña, confesando lo que el guardián no decía. Sesshomaru se alarmó y colocando de pie rápido, fue hasta el río.

Al ver su reflejo...

— ¡AHH! ¿¡QUÉ ES ESTO!?—Exclamó en una mezcla de enfado, molestía, rabia e impotencia. Claramente sentimientos que él no demuestra, solo dignos de humanos, indignos para él.

Y por otro lado era cierto, Sesshomaru parecía un humano y su nuevo aroma lo delataba. Permanecía el olor de si mismo, pues es algo que lo identifica, pero desapareció algo en él, que hace distinto su aroma. Sesshomaru tenía el cabello ennegrecido totalmente, sus ojos de un azul eléctrico, su piel permanecía de su color, solo que ahora parecía más débil, y estaba algo más "morena", ya no era del todo pálida. No poseía las manchas magenta en sus mejillas, ni menos la Luna en su frente. Era humano.

— ¿Soy Humano? ¡SOY HUMANO! ...¡MALDITA SEA!—Exclamó con cólera, odiaba la dichosa raza,.. Y ahora ¿Ser parte de ella? ¡NO!

— ¡Señor Sesshomaru! ¿Qu-qué le pasó?—preguntó extrañado e intrigado, Jaken, por su amo.

— N-no lo sé.—respondió vacilante.

Recordó aquella ángel de repente. Y muy misteriosamente las últimas palabras que dijo llegaron hasta sus oídos.

— ¡ESA MALDITA ÁNGEL!—Exclamó encendiéndose todo su odio, de inmediato, pero se calmó. Toda la estupidez de sentimiento humano, le molestaba.

— ¡No se preocupe señor Jaken! el señor Sesshomaru podrá volver a ser como siempre en poco tiempo ¡Ya verá!—exclamó la pequeña confiada.

— ¡Ya lo sé!... Esperen un segundo... ¿El grupo de Inuyasha viene hacía aquí?—eso alarmó a Sesshomaru.

Él solo hecho de ver a su medio hermano, ahora el era humano ¿Cuan más bajo caería?

— ¡Vámonos!

— Pero,... Señor Sesshomaru.. ¡Yo quiero ver a la señorita Kagome!

Rin, y sorprendente mente Sesshomaru también: comenzaron a pelear como dos niños pequeños. Demasiado extraño para el Sesshomaru que conocemos. Aunque parecía adorable. Y mientras ellos se desvivían en su pelea, Inuyasha y compañía llego al lugar, guiados de tantos gritos, encontrándose con algo sorprendente. No podía creer lo que sus ojos apreciaban, Rin peleando con un tipo que parecía a Sesshomaru, más este desprendía aroma de un mortal.

— ¡RIN!—regañó el mayor, al verse acorralado por los visitantes.

— Lo siento, señor Sesshomaru...—se disculpó la pequeña.

Ahora si Inuyasha abrió los ojos, lo suficiente como para preocupar a Miroku.

— ¡¿Eh?! ¿Por qué llamas Sesshomaru, a un humano? Espera... ¿Sesshomaru eres tú? ¡JA! ¡No me la creo! ¡¿Un Humano?!


Bien, yo dejé hasta aquí el primer capítulo. ¿Les gusto? Yo espero que al menos lo haya disfrutado, en este rato que leyó!

Si a usted le gusto, sería lindo que me lo comentará, yo estaré feliz de saberlo;3.

¡Hasta la próxima!

- Shinza.