Antes de qué empecéis a leer, el disclaimer, como no podía ser de otra manera, todo aquello reconocible, no es mío, sino de la gran JK, no gano nada, simplemente la satisfacción de dar rienda suelta a mi imaginación.
Nos leemos a bajo.
Yes, I love you.
Lily Evans estaba sentada en un sillón de color rojo oscuro, mirando sin realmente ver a través de la ventana, hacia el cielo gris oscuro que tan típico era a principios de octubre. Había intentado leer el tema de pociones para la siguiente clase pero le había sido imposible concentrarse, hacia días que se sentía incapaz de concentrarse ni de prestar atención, ni tan siquiera de tomar buenos apuntes, lo peor (o lo mejor, dependiendo de cómo se mirara) era que sabía cuál era su causa, con nombre y apellido.
Perezosamente apartó la vista de la ventana y la paseó por la sala en la que se encontraba. Era una habitación muy espaciosa, con una gran chimenea (que aún no se había encendido pero que no tardaría mucho si continuaba haciendo ese mal tiempo), un par de butacas cerca de la misma, en una de las cuales Lily se encontraba recostada, y una mesa. Decir que la mesa era grande era un eufemismo puesto que la mesa era enorme, con capacidad de estudio para ocho personas, y con solo cuatro sillas a su alrededor.
A la izquierda de la mesa había una puerta que daba a una habitación, con una cama con dosel y un aseo, con una extraordinaria bañera.
Lily suspiró frustrada, era el regalo de Hogwarts para el Premio Anual, su propia sala común. Ella era Premio Anual, pero ese año por alguna razón que nadie alcanzaba entender, se habían nombrado dos. A ella y a su causa, James Potter.
Al no poder añadir una segunda habitación a la sala común y negarse rotundamente a compartir dormitorio con James Potter, Dumbledore había decidido que seguirían durmiendo en los dormitorios asignados en Gryffindor. James y ella llegaron a un acuerdo: la sala común era para ella y sus estudios y el dormitorio para él y sus amigos. Lily sabía que básicamente se utilizaba como picadero para Sirius Black, el mejor amigo de James. A ella no le importaba demasiado, al fin y al cabo, prefería compartir habitación con sus amigas y poder estudiar con paz y tranquilidad en otro sitio que no fuera la biblioteca.
Justo cuando estaba pensando que sería hora de volver a la Sala Común de Gryffindor el agujero de entrada se abrió y entró James por él. Él venía riendo, casi como siempre, esa sonrisa divertida no lo abandonaba casi nunca y ella se sintió cohibida de verlo ahí.
- Hola – sonrió él y se acercó rápidamente hacia ella
- Hola, no esperaba verte – respondió ella – Es domingo y supuse que estaríais haciendo de las vuestras – James ensanchó más la sonrisa, dándole a entender que sí, que estaba haciendo de las suyas.
La relación entre ambos era de lo más cordial, podría decirse que incluso eran amigos. Después de la fase estúpida que atravesó James en quinto, cuando él la invitaba a salir delante de toda la escuela y ella intentaba matarlo poco después, en sexto las cosas se habían relajado.
Un día, después de una noche de luna llena, sin previo aviso, Lily se paró delante de todo el grupo para decirles "debéis ser más cuidadosos, ayer vi a Remus transformado por la ventana de la habitación de las chicas".
James sonrió orgulloso, sabiendo que Lily tarde o temprano lo descubriría, Remus puso cara de pánico, Peter casi se transformó en rata para salir corriendo y Sirius sacó la varita, no muy confiado de las intenciones de la pelirroja.
Los Merodeadores se la llevaron a la Sala de las Necesidades, en la que apareció una mesa y cinco sillas, y Lily les contó que lo había descubierto en cuarto, haciendo una redacción sobre los licántropos, no dijo nada porque no quería incomodar a Remus, que, palabras textuales de la prefecta, se comportaba como un cielo con ella.
Cuando James, Sirius y Peter lograron transformarse, ella empezó a intuir que algo pasaba porque después de la luna llena los tres parecían enormemente cansados y algunas veces incluso visitaban la enfermería, pero entonces sí que solo eran suposiciones y tampoco dijo nada. No hasta que los vio a través de la ventana de su habitación. Había vuelto de hacer su ronda como Prefecta, ronda que tuvo que hacer sola porque Remus no se presentó, miro hacia fuera y vio a un lobo enorme saliendo del Bosque Prohibido, seguido por un perro mucho más grande de lo habitual, que posteriormente lo empujaría de vuelta al Bosque, como si no hubiese pasado nada.
Lily no era tonta y solo tuvo que sumar dos más dos, además de deberle una disculpa a su ex-amigo Severus Snape, todas sus deducciones maliciosas habían resultado ser ciertas.
Después de la revelación, James sonrió con orgullo, se inclinó sobre la mesa de la Sala de las Necesidades y casi juntó su cara con la de Lily:
- Voy a casarme contigo – Lily se sonrojó furiosamente y durante un momento tuvo que contenerse en no saltar a los brazos de James y besarlo. Esa frase había sonado tan segura y a la vez tan romántica, que si Lily tuviera que elegir el momento en qué dejó de mirarlo con cansancio para mirarlo con algo que se parecía al amor, sería ese.
En vez de eso, Lily se echó el pelo hacia atrás y contestó:
- Será si te dejo – James no sabía la oportunidad que había perdido pero lo aceptó como un desafío, no pasando por alto el matiz de las palabras de Lily: había dicho si te dejo, no si quiero.
Después de eso, Remus tomó a Lily bajo su protección. Siempre se habían llevado bien y se consideraban amigos, sobretodo porque entre ellos se dejaban los apuntes, pero Remus empezó a hablar con Lily con libertad, de todo, e incluso compartiendo su preocupación en relación a su "problema peludo", preocupación que sus amigos no tenían muy asumida.
Lily, a cambio, se comprometió a hacer cuadrar las guardias para que no le tocaran en luna llena, a pasar más tiempo con James y Sirius y no intentar matarles, y a apreciar y comprender su loca manera de hacer las cosas.
Llegó a apreciarla tanto, que terminó enamorándose de James. Y cuando en séptimo los hicieron Premios Anuales, Lily se negó a compartir habitación con él, había hecho creer a todo el mundo que era porque no terminaba de congeniar con él cuando en realidad era que no podría soportar dormir a su lado todos los días sin lanzarse a sus brazos.
- ¿Qué habéis hecho? – Lily tenía que preguntarlo pero ya sabía de antemano la respuesta
- Si no quieres participar, lo acepto, pero no puedes pedirme permiso para impedírmelo – Lily suspiró.
- ¿Cómo está Remus?
- Bien, ahora Madame Pomfrey se lo ha llevado a la casa de los gritos – Lily asintió – Después de la cena iremos nosotros
- Tened cuidado – Lily lo miró con sincera preocupación, James se sintió enternecido. Lily siempre se preocupaba por ellos y los estaba esperando cuando volvían de estar con Remus para confirmar que estaban bien
- Siempre lo tenemos – Lily asintió pero no estaba más tranquila y se lo transmitió mirándole a los ojos.
Se quedaron en silencio unos minutos, mirándose a los ojos y James tuvo que contenerse en no suspirar. Era una maldición que Lily fuera tan guapa y que tuviera esos ojos verdes preciosos. Si Lily alguna vez los regañaba por alguna broma o alguna travesura de ellos, él solo se quedaba ensimismado mirando esos ojos verde esmeralda, y Sirius se reía a su costa. Menos mal que a Peter, Lily también conseguía intimidar.
- No quiero bajar a cenar – Lily estiró los brazos – Alice no está.
La mejor amiga de Lily, Alice Dawson, hacia unos seis meses que se había casado con Frank Longbottom. Frank era dos años mayor que ellos y empezó a salir con Alice a finales del séptimo curso del chico, todos habían dicho que esa relación no duraría, al estar ella durante todo el año en Hogwarts.
Cuando ellos estaban en sexto, Frank entró en el cuerpo de aurores y al cabo de poco tiempo, su equipo sufrió un ataque que dejó a Frank al borde de la muerte. Alice no se separó de él en todo el tiempo, sin importarle perder clase y cuando Frank se despertó, fue idea de ella casarse.
En tiempos de guerra era mejor disfrutar la felicidad cuando se presentaba y para Alice, Frank era su felicidad.
Se casaron en el hospital y Alice contaba con ciertos privilegios como por ejemplo que los fines de semana alternos podía irse a casa con su marido.
- Qué suerte, lo llegó a saber y mi propuesta de matrimonio hubiera sido en serio – Lily se sonrojó.
- ¡James! – le regañó – Además, si hubiera ido en serio dicho privilegios no tendrían sentido, los dos estamos en Hogwarts aún.
- Pero tendríamos habitación propia – Merlín, Lily no podía estar más sonrojada y él no podía verla más adorable. Ella abrió la boca un par de veces para contestar pero no supo pensar una réplica adecuada para el comentario de James – Cenemos aquí. Voy a avisar a los elfos
No espero que Lily aceptara puesto que ya lo habían hecho muchas veces, los Merodeadores y las dos chicas, Sirius siempre bromeaba que conseguiría liarse con alguna de las dos antes de fin de curso. Al cabo de diez minutos James volvió a entrar por la puerta asegurando que en cinco minutos traerían algo de cenar.
- ¿Has leído el Profeta? – preguntó Lily cuando apareció la comida encima de la mesa de estudio
- No, ya no lo hago – James se encogió de hombros mientras empezaba a comer – Sé lo que ha pasado paseando la mirada por el Gran Comedor – si algo grave había pasado Dumbledore no estaba, si involucraba a algún alumno, el profesor jefe de la casa tampoco
- ¿Qué harás el año que viene?
- Sirius y yo nos haremos aurores
- Juntos hasta el final – sonrió Lily con admiración mientras también se sentaba a cenar
- Siempre – si había algo con lo que James nunca bromeaba era con su relación con Sirius.
- Te pondrás celoso cuando una chica sea el centro de atención de Sirius
- Nah – negó James sin darle importancia – Él es quien está más celoso – Lily se removió incómoda. ¿Había una chica para James? A ver si resultaría que el picadero no era para Sirius sino para James
- ¿Ah sí? – preguntó intentando no sonar interesada y centrando su vista en cortar lo que tenía en el plato.
- Claro – James sí había reconocido el tono ansioso de Lily, de hecho, hacía tiempo que sabía que Lily ya no lo miraba como a un amigo o compañero, pero había aprendido. Y había aprendido que si quería algo con Lily debía ser paciente. La miró un segundo, y decidió que debía presionar un poco a la pelirroja – Sirius está celoso de ti – y funcionó, Lily levantó la cabeza, se sonrojó y se quedó sin habla.
- ¿Por qué? – Lily hizo esa pregunta cómo podía haber hecho cualquier otra, solo quería ganar tiempo para que su cuerpo decidiera volver a reaccionar.
James estaba nervioso, bueno, nervioso era poco. No sabía si arriesgar todo en esa jugada o retirarse a esperar otra oportunidad. Pero él era impaciente por naturaleza, abrió la boca para contestar pero en ese momento el agujero de la Sala Común se abrió y entraron Sirius y Peter
- Vaya, que festín. De haberlo sabido Peter y yo hubiéramos venido a cenar aquí, ¿a qué sí?
- Cenar con Lily siempre es más agradable que contigo – contestó Peter mientras cogía una patata frita del plato de James
- Gracias Peter – contestaron Sirius y Lily a la vez, aunque con tonos muy diferentes
- ¿Ya es hora? – preguntó James levantándose, bueno, alguien había decidido por él – Entonces vámonos. Lily, hablamos cuando volvamos – Lily también se levantó.
- Tened cuidado – las mejillas de Lily volvían a tener color al recordar las palabras de James
- Tranquila pelirroja, yo estoy al mando – sonrió Sirius
- No sé si estoy más tranquila sabiendo eso – añadió Lily mientras los acompañaba a la salida, ella volvería a su Sala Común
- Yo vendré a buscarte si pasa algo, te lo prometo – añadió Peter
- Ahora sí estoy más tranquila – todos sonrieron a Peter, no era un secreto que Peter sentía una deferencia especial, casi mística hacia Lily, no estaba enamorado de ella (James no lo hubiera permitido) pero sí la quería como a algo parecido a una hermana mayor. – Que tengáis buena noche
- Igualmente – James se acercó a ella y le dio un beso en la frente para unirse a sus dos amigos que les miraban, Peter con adoración y Sirius con algo de burla
- Como digas algo Black, te corto el pelo – le amenazó Lily antes de qué el ex heredero Black pudiera articular palabra
Lily se quedó en su sitio, esperando que los tres dieran la vuelta a la esquina, justo cuando desaparecieron se permitió acercar su mano a la frente y pasar los dedos por el sitio exacto donde James había depositado el suave beso.
¿Qué diablos le pasaba? Vale que estaba enamorada de James pero con esa actitud lo sabría hasta el Slytherin más despistado. Lily paró de golpe. James lo sabía. Él lo sabía.
Era una revelación, estaba segura, por eso él se había comportado tan…tan…perfecto. Le había dejado el espacio adecuado, no había insistido a compartir habitación, no le decía que era guapa y todas esas cosas que sabía que la avergonzaban. James la estaba conquistando, y lo estaba haciendo tan bien, que ni tan siquiera se había dado cuenta.
Llegó a su Sala Común sin darse cuenta, dijo la contraseña y subió corriendo hacia su habitación. Alice ya había llegado.
- Tengo que hablar contigo – la señora Longbottom la miró con curiosidad pero se dejó llevar al baño compartido de la habitación
- ¿Qué pasa?
- Es Potter
- ¿Qué ha hecho? – Alice miraba divertida como Lily daba vueltas en círculo dentro del baño – Creía que últimamente se portaba bien - ¡Se portaba más que bien!
- Creo…creo…que está intentando…intentando… - Lily se sonrojó por quinta vez en un día
- Enamorarte – terminó Alice.
- ¿Cómo lo sabes?
- Lo sabe todo el colegio Lily – Alice alargó los brazos para darle un abrazo cariñoso - Y creo que merezco algún tipo de explicación
- ¿Explicación? – Lily la miró como quien mira a un perro con tres cabezas
- Claro. Quiero saber qué te pasa con Potter – Alice se sentó en el borde de la bañera, la conversación iba para largo
- Nada
- Si claro, y yo estoy soltera – Lily soltó una carcajada. Alice era tan vivaz y capaz de burlarse de la situación que le había llevado a ser la comidilla de la escuela durante seis meses que Lily solo podía agradecer ser su amiga – A mi no me engañes, fui la única capaz de adivinar que tenías vértigo – Lily sonrió recordando cuando en su primera clase de vuelo, ella casi se había desmayado. Todo su curso de burló de ella, pensando que lo hacía porque se le deba mal y no quería quedar en ridículo. Alice supo al instante que Lily tenía vértigo y que no podría nunca subirse a una escoba, así que junto con la colaboración de James y Sirius, Lily consiguió no solo saltarse las clases de vuelo sino también aprobarlas
- Aún no sé si estoy enfadada contigo por contarles a esos dos que tengo vértigo o agradecida a los tres por no suspender – Lily la amenazó con el cepillo del pelo
- Estás agradecida, y también que poco después Remus te dijera que existe una poción para paliar temporalmente el vértigo – Lily asintió, sí, estaba agradecida – Pero me has cambiado de tema. Potter – Lily bufó y Alice sonrió divertida. Normalmente, Alice era la alocada y divertida y Lily la centrada y algo refunfuñona pero en temas amorosos, las tornas se cambiaban
- No lo sé – Lily se sentó en el suelo, justo delante de Alice – De verdad, quiero decir, me gusta James, es solo que…
- ¿Estás insegura? – Lily la miró sin saber muy bien que decir - ¿Insegura en qué sentido?
- En él – Lily empezó a jugar con su pelo – Exactamente no sé que tiene ese grupo pero todas las chicas suspiran por ellos
- Tienen a Sirius – bromeó Alice – Y Sirius no da abasto así que las que no le interesa las reparte con sus amigos – Que Sirius era el chico más guapo de Hogwarts no era ningún secreto, que tenía buena mano para las mujeres tampoco y que le importaba más bien poco su reputación de mujeriego era un hecho constatado.
- Pues por eso, no sé si encajo en ese esquema
- ¡Lily! No puedo creerlo. Nunca te has sentido insegura. Justamente encajas porque no les tienes que demostrar nada. Ellos se han convertido en amigos tuyos porque han querido, seas o no seas guapa. Y permíteme decirlo, porque eres mi amiga porque sino no permitiría que te acercarás a Frank a menos de un quilómetro. Si tu pelo rojo no llama la atención lo hacen tus ojos – Lily le sonrió agradecida. – Debes hablar con James
- ¿Tú crees?
- Creo que buscas motivos para no hacerlo porque sabes tan bien como yo lo que hay. - Lily asintió y se dejó abrazar por Alice.
- No sé qué haría sin ti
- Ni yo sin ti, por lo menos, suspender pociones y historia de la magia – Lily rió y Alice la acompañó
Lily y Alice salieron del baño y se encontraron con sus otras dos compañeras de curso ya en la habitación. Alice les explicó que tal el fin de semana fuera del colegio y las otras dos le contaron los cotilleos exprés nuevos que corrían. Lily se encargó de acompañarlas, sin añadir ni participar muy activamente en la conversación. Poco después se fueron a dormir pero Lily se encargó de poner el despertador mágico a primera hora de la mañana.
Lily estaba en la Sala Común sentada en un sillón, intentando leer algo de pociones, pero en realidad esperando que los tres merodeadores aparecieran, no tuvo que esperar mucho. Sirius entró con algo que parecía una capa de invisibilidad bajo el brazo, tenía una gran sonrisa de satisfacción en la cara que le hacía parecer aún más atractivo de lo que era. Mandó un beso coqueto a Lily, Lily negó con la cabeza pero ya no se avergonzó, eso hizo reír a Sirius
- Voy a encontrar algo nuevo que te avergüence – le dijo en la distancia pero empezó a subir al dormitorio al ver que Peter se le había adelantado mientras él hablaba con Lily - ¡Eh, tú, traidor! ¡La ducha es mía! – y ambos hicieron una carrera hasta el dormitorio
- Hola Lily – James había entrado el último y se había quedado mirando divertido a sus amigos
- ¿No subes? – dijo señalando las escaleras
- No – negó con la cabeza y se sentó delante de ella – Sirius y Peter se pelearan para ver quien se ducha antes, ganará Sirius y se estará media hora en el baño, y después le toca a Peter
- Te dejaría ducharte en nuestro cuarto pero quizás te violan en el intento – James soltó una carcajada, no era un secreto que una de las compañeras de cuarto de Lily estaba enamorada de James desde primero
- Iré a la Sala de los Premios Anuales – Lily asintió
- ¿Cómo ha ido? – James se recostó mejor en el sillón y miró atentamente a Lily, se la veía preocupada
- Lily, no debes preocuparte, de verdad. Ha ido bien. Hoy la transformación ha sido algo más suave que otras veces
- ¿Sabéis a qué se debe que sea más o menos fuerte?
- No, la profesora de astronomía y la de futurología creen que es por la alineación de algunos planetas, Remus cree que es según su humor justo antes de transformarse – James se encogió de hombros dando a entender que era casi imposible saberlo del cierto
- ¿Estás bien? – Lily ahora le miraba a él y James se sintió satisfecho. Le encantaba que se preocupara por la salida en general pero mucho más que se preocupara por él
- Si tú estás aquí cuando vuelvo, me siento recompensado – Lily bajó la vista avergonzada y James sonrió satisfecho. Sirius le debía 5 galeones, diciendo que veía cosas donde no había nada
- Siento haber descubierto vuestro secreto – James se encogió de hombros
- Sabía que lo harías y Remus también, no sabíamos qué harías cuando lo descubrieras – Lily hinchó las mejillas, ella no traicionaría a nadie – Pero sería justo que nos contarás un secreto tuyo
- ¿Secreto?
- Claro. Tú descubriste el secreto mejor guardado de los Merodeadores pero no sabemos cuál es tu mayor secreto. Tener vértigo no cuenta – añadió al ver que Lily se iba a adelantar
- No es del todo justo, yo solo descubrí el secreto de Remus
- Cierto, pero aún me debes un secreto – Lily lo miró, estaba jugando con ella.
Suspiró fuertemente, un secreto. Y de repente se sintió incómoda, incómoda porque ya sabía cuál era el secreto que debía compartir pero no estaba segura de si era bueno decirlo. Miró a James, él no la miraba, se estaba comiendo una rana de chocolate, y se veía adorable.
Lily se levantó y fue a sentarse en el brazo del sillón de James, él la miró extrañado
- ¿Quieres una? – ofreció un paquete aún sin abrir, Lily negó con la cabeza – Una pena, están deliciosas – se relamió los labios e intentó sonar indiferente mientras intentaba abrir un paquete. No debía mostrarse ansioso o Lily saldría corriendo
- No sé si debo decírtelo – Lily apoyó una mano en el brazo del chico y James la miró. Lily lo miraba con determinación a los ojos y James notó que se creaba una atmosfera que solo los envolvía a los dos. Se puso de rodillas en el sillón, deseando que fuera el momento oportuno, y enmarcó la cara de Lily con sus manos, cogiéndola fuertemente de las mejillas
- Sí debes, no puedo aguantar mucho más – James lo dijo con un susurró y para Lily fue suficiente, se inclinó hacia delante y junto sus labios con los de James.
Lily al principio no estaba del todo convencida en decir nada pero si había una cosa que James podía conseguir era que ella se sintiera segura. Y pensó que James se había portado tan bien con ella los últimos meses, y durante un momento sintió pánico al imaginárselo subiendo a su habitación y que su compañera de cuarto coqueteara con él. Quería que James no coqueteara con nadie más que con ella. Y ese pensamiento tan claro pero a la vez tan posesivo, le dio a entender que no podía quedarse mucho más tiempo parada.
James intentaba mantener el beso neutral pero le era imposible. Era lo que había estado esperando durante tanto, tanto tiempo que ahora no podía quedarse simplemente con un roce superficial. Dejo una mano en la mejilla de Lily, ni de broma iba a dejar que se alejase, pero la otra la dirigió a su cintura y la atrajo más hacia sí.
Lily sintió como resbalaba del brazo del sillón y su cuerpo se acercaba al de James, como si eso importara mucho ya. Se dejó hacer y sintió un escalofrío de placer cuando los labios de ambos se abrieron y sus lenguas se encontraron.
James la estaba besando con la pasión que había contenido durante los largos dos años que había estado enamorado de ella. Sí, lo había hecho mal al intentar casi obligarla a que saliera con él pero eso no hacia menos válido su enamoramiento. Y no había desistido hasta que ella había empezado a tenerle respeto, y después a verle atractivo y después interesante. ¡Joder, si hasta había hablado con su mejor amiga al respecto!
Cuando sintió que su mano no podía estar mucho más tiempo quieta en la cintura de la pelirroja, decidió parar el beso. Lo hizo lentamente para que ella viera que a quien más le dolía era a él. Apoyó su frente a la de Lily y esperó que las respiraciones se controlasen. Cuando abrió los ojos, casi vuelve a quedarse sin respiración. Lily lo miraba con esos impresionantes ojos verde esmeralda, brillantes y claramente confusos pero la confusión le duró muy poco puesto que pasó a ser determinación, dispuesta a decir aquello que se había callado hasta entonces.
- Mi mayor secreto es que estoy enamorada de ti, James – James sonrió y volvió a besarla, esta vez de forma breve, para darle confianza.
- Bien – James se levantó, con cuidado de no tirarla al suelo y que quedará otra vez sentada en el sillón
- ¿Bien? – Lily estaba decepcionada, pensaba que su respuesta sería algo tipo "yo también te quiero" o un más simple pero igualmente efectivo "tú también me gustas"
James lanzó un hechizo que Lily identificó que servía para aislar la Sala Común, nadie podía salir ni entrar ni oír o ver lo que ocurría dentro de ella. Y sin más preámbulos, James se transformó.
Delante de ella apareció un ciervo, precioso. Con sus patas traseras rompió una mesa y Lily soltó una pequeña risita. No tenía ni idea que James se transformaba en un ciervo, de hecho, no sabía en qué se transformaba nadie del grupo, solo sabía que había un gran perro negro, y no le pareció importante saber nada más.
James se acercó a ella, y con cuidarlo de no dañarla con su cornamenta, acercó su morro de ciervo a la nariz de ella. Antes de que pudiera decir algo, el ciervo lamió la mejilla colorada de Lily.
- Eres precioso – susurró Lily y el ciervo pareció enormemente contento.
La pelirroja empezó a acariciar el cuello del animal y este se dejó caer, apoyando su cabeza en las rodillas de la chica permitiendo que continuara con sus caricias. Lily estaba extasiada, acariciando el pelaje marrón del ciervo, algo áspero pero precioso, del mismo color que el pelo de James.
James. No había dicho nada, solo "bien".
James notó que Lily se tensaba y supo que se había terminado las caricias por entonces. Así que se levantó y volvió a su forma humana.
Miró a Lily a los ojos. Ella lo estaba evaluando con sus ojos verdes, a la espera de qué él dijera algo.
James se sentó en la orilla del sillón presionando a Lily contra el respaldo de este.
- Me transformó en un ciervo, ese es mi secreto mejor guardado – estaba agradecida que se lo hubiese confiado pero no era eso lo que ella esperaba, así que hizo ademán de levantarse, sentía que le estaba tomando el pelo, pero James ya lo había previsto así que la sujetó fuertemente para que se mantuviera sentada
- Suéltame – exigió ella. Ella le confesaba lo que sentía por él y él…nada de nada. James se dio un segundo para admirar lo guapa que estaba enfadada, con los ojos brillantes de determinación endemoniada.
- Lily, ese es mi mayor secreto – volvió a coger las mejillas de ella para que no se moviera y fijará su vista en él – Es mi mayor secreto porque no es ningún secreto que te quiero – Lily se relajó y lo miró atentamente – La única que no lo sabía eras tú – susurró tan suavemente la última frase que si Lily no hubiera estado tan cerca no lo habría escuchado, pero a la pelirroja más bien le importaba poco porque estaba convencida en empezar una guerra de lenguas inmediatamente.
Ambos sentían que una parte de su ser estaba completa, era difícil de explicar la sensación, pero James suspiro de alivio al sentir como Lily lo abrazaba fuertemente, como diciéndole que nunca se volverían a separar. Tanta espera por fin tenía su recompensa.
Por su parte, Lily estaba tranquila y contenta, James la había enamorado poco a poco, sin prisa pero sin pausa, como si supiera que en la vida de ambos no habría nadie más que los haría tan felices el uno al otro.
Con ese beso, ambos, sintieron que sellaba un futuro juntos, un futuro incierto, pero un futuro feliz, que uniría el uno al otro, fueran cuales fueran las consecuencias.
¡Hola!
¿Qué os ha parecido?
Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publiqué, de hecho, he empezado mi saludo como treinta veces pero no sé qué decir ni a quién dirigirme porque no sé si alguien aún se acordará de mí o si le gustará leer mis historias.
Hace como un par de meses volví a entrar en la página y releí historias que en su momento me habían robado el corazón y también releí mis historias, con el sentimiento de que me había dejado algo en el tintero y de repente, una noche mientras estaba a punto de dormirme, ¡plaf! La idea vino a mi mente.
Empecé con un one-shoot pero no podía parar y terminé haciendo un mini-fic, son solo cuatro o cinco episodios (aún estoy decidiendo si el último lo voy a partir en dos) y son bastante independientes los unos de los otros pero tienen cierta conexión.
Mi idea es publicar un capítulo cada día 1 de cada mes, hasta que se terminen al estar ya íntegramente escrito, y con el fin de mantener una regularidad con las actualizaciones y sabiendo que cada 15 días me es imposible por la falta de tiempo.
Uff…podría alargarme mucho más pero tampoco quiero aburríos mucho, así que, espero que todos los que habéis llegado hasta aquí, por favor, me enviéis un review o un PM a fin de poder saber qué opináis de mi vuelta, de si os ha gustado el capítulo, si os aporta algo nuevo o si simplemente lo habéis encontrado aburrido (espero que no, ¡por favor!)
Espero firmemente que os haya gustado el capítulo, le he puesto mucha ilusión al ser mi vuelta después de…casi cinco años de ausencia (nunca me imaginé que tardaría tanto en volver a escribir).
Muchos besos y abrazos.
Atentamente,
Aya-Mery.
Fic empezado el 1 de junio de 2014