¿Apostar o rendirse? ¿A todo o nada? Tú eliges.

Justo como pensaba, como yo era.

Se podía decir que yo era una chica tranquila, tú no te metes conmigo y yo no te hago nada. Es fácil. Puede decirse también que me acostumbro a las cosas muy rápido y dando poco problemas. Así que, en mis diecisiete años me había acostumbrado a una cosa: justo antes de la línea de peligro (esa que había creado yo) me rendía.

Sí, iba al límite, pero esos límites tenían una regla de oro, una que jamás se me olvidará, una que tengo grabada en mi mente con fuego. El día que me la impuse fue el primer día en el que me empecé a dar cuenta de mi condición, de mi papel en la familia Swan.

No debo hacer nada que perjudique a Jake

Ese día, hace 4 años, me encontraba en unos de esos momentos con rebeldía. Estábamos Jake y yo solos en la casa (padre no estaba, como todas las tardes). En ese momento llegó Ben, un amigo de la clase, y me invitó a una pequeña fiesta que organizaba Tyler en su casa asegurando que iría también Ángela, Laurent y Jessica. No sé como pasó al final, pero terminé yéndome con él y dejando a Jake solo en casa. Por supuesto, le dije que tuviera mucho cuidado y que no abriera la puerta a nadie.

No me culpéis, en esos momento se podía decir que era una chica despreocupada y no me tomaba las cosas muy enserio, pero cuando volví, horas mas tardes, todo en mí cambió.

Se me habían pasado las horas, así que cuando llegué la noche casi había caído. Era temprano para que llegara padre, así que no estaba muy preocupada. Llamé a la puerta esperando que me abriera Jake. Pero cuando se abrió segundos mas tardes me di cuenta que no fue él quién lo hizo, fue padre. Tenía la ropa echa un desastre y sus ojos estaban rojos y destilaban furia. De un zarpazo me cogió del brazo derecho, haciéndome mucho daño, y me metió en la casa.

Fue justo en la milésima de segundo en donde miré a Jake, cuando me di cuenta de mi error.

Estaba tumbado en el suelo, en posición fetal agarrándose la barriga mientras gemía. Para mi horror, vi como un hilillo de sangre salía de su labio inferior que estaba partido.

No hace falta decir que yo quedé peor, minutos mas tarde...

Ese día jugué y aposté. Me fui y dejé a Jake solo. Ese día aposté y perdí. Padre volvió antes de tiempo y no me encontró en casa. Ese día perdí y lo tuvo que pagar Jake.

-¡¿Dónde está la comida, niñata?! - escuché como me gritaba. Pegué un respingo del susto y rápidamente dejé el paño con el que estaba limpiando el suelo y me dirigí rauda a la cocina. Después se escuchó el portazo a la puerta. Cogí el plato de comida ya servido y lo posé en la mesa a la misma vez que padre entraba por la mesa.

Sin decir ninguna palabra y con el caminar algo inestable, se sentó a comer como un animal.

Un silencio tenso se instaló en la sala.

Me revolví incómoda en mi sitio mientras miraba al reloj de pared que había en la cocina. La manecilla que contaba los segundos no dejaba se moverse...

-¿Dónde está Jacob?- gruñó con la boca llena.

-No se encuentra bien, padre...- murmuré un poco temblorosa. Mi corazón empezó a aumentar de velocidad.

-¿Otra vez? ¡Ese niño no hace otra cosa que dormir!- exclamó enfadado dando un porrazo a la mesa con su puño derecho, haciendo saltar los cubiertos y el plato.

Inconscientemente di un paso atrás.

-No s-se preocupe, p-pa-padre. Mañana...

-Eso espero. Ya no más.

Y el silencio se volvió a instalar.

-¡Bella!- escuché el susurro. Rápidamente me levanté de la cama donde estaba acostada y me dirigí a la ventana para posteriormente abrirla. La figura se adentró en la habitación haciendo apenas ruido.

Como venía pasando desde hace 8 días atrás, ambos nos quedamos quieto, aguantando la respiración. No se escuchó otro ruido extraño aparte de los ronquidos de mi padres por lo que ambos pudimos respirar tranquilos. Pero eso no me duró a mi mucho, velozmente mi rostro cambió a uno enfadado a la vez que cruzaba los brazos a la altura de mi pecho.

-¿Estás muy enfadada?- me preguntó poniendo esos ojitos a los cuales sabía que no podía resistirme. Pero esta vez no, se había pasado bastante.

-Pues sí, señorito, recuerdo que dijimos antes que antes de que anocheciera y mira la hora que es- le regañé en un susurro. Descrucé mis brazos para apoyarlo en mis caderas y me incliné levemente hacia él.

-Es que hoy pude...- me susurró bajando la mirada. Aunque sabía que estaba triste por haber llegado tarde, no se me pasó por alto el brillo de felicidad, que desde hacía poco lo tenía, esta vez era mas notorio.

Inconscientemente noté como mis brazos se quedaban inertes a ambos lados.

Sabía lo que quería decir.

¿De verdad, pudo? Entonces... ¿lo vio?

El pinchazo en el corazón que sentía cada vez que pensaba en eso, no se hizo esperar. Cogí un poco de aire y, sin haberlo querido, poco a poco el enfado se había ido yendo. Lo entendía.

-Que no vuelva a ocurrir- susurré en un suspiro. Disimuladamente me rodeé con mis brazos. Pero era muy listo así que se dio que me pasaba algo y lo que me pasaba.

Una sonrisa triste surcó sus labios.

-Preguntó por ti...- me dijo y un de nuevo se quedó flotando en el ambientar sin haberlo dicho.

Esta vez no lo disimulé. Como si las fuerzas se me hubieran ido, me dejé caer en la cama. Apoyé los codos en mis piernas y las cabeza en mis manos mientras soltaba un largo suspiro. Sentí un pinchazo en el lugar donde debería estar mi corazón, pero a decir verdad, casi me había acostumbrado a él. Siempre que me acordaba de él...

Escuché sus pasos hasta acercarse a mi. Jake posó una mano en mi hombro.

-Lo tienes, ¿verdad?-susurré.

No dijo nada mas. Simplemente, de su bolsillo, sacó un papel doblado y lo dejó a mi lado. Me dio un suave beso sobre mi pelo y después se quitarse la ropa y ponerse el pijama se metió en la cama.

En ese tiempo no me había movido, pero cuando terminó de acomodarse, alcé la cabeza. De reojo miré el trozo de papel doblado mientras me mordía el labio inferior. No duré mucho así, cerrando por unos escasos segundos los ojos para dame fuerza lo cogí y me levanté. Justo debajo de la ventana, alumbrada por la luz de la luna me senté para leerlo.

Ocho días, dulce Bella. Ocho días pensando en ti, sin poder quitarte de mi mente... Ocho días esperando que vuelvas a mi. Ocho días soñando con verte.

¿Por qué este silencio, Isabella Swan? Sé que ese beso que nos dimos fue algo para ti, así que ¿por qué no vienes? Por mas que le pregunto a Jake, cada vez que lo veo no responde. Solo baja la mirada y sin decir nada se marcha junto con Nessie. ¿Por qué tantos secretos?

Todos los días, cuando amanece lo primero que hago al levantarme es mirar a lo lejos y me encuentro con la figura de Jake. ¿Por qué no estás con él? Bella, sabes que no me importa para nada que Jake venga aquí, es más creo que le gusta esto pero ¿y a ti?

Bella, te espero. Sé que algún días vendrás a mi. Mientras seguiré mirando todos los días el amanecer esperando que aparezcas.

Tu chico del circo,

Edward Masen.

A mitad de la carta me empezó a costar leerla, por culpa de mis ojos aguados. Las lágrimas salían por mis ojos sin yo poder detenerlas y el nudo de mi corazón se había apretado. Cuando terminé, estrujé la carta contra mi pecho.

En el suelo, me ovillé e intenté no sollozar muy fuerte (cosa que me costaba mucho).

Lo mismo que todas estas noches...

Edward... yo también quiero verte pero no puede ser. Ese día, cuando te conocí, cuando llegué a casa estaba que volaba... pero padre hizo que me cayera. Padre me volvió a cortar las alas. ¿Arriesgarme a que le haga daño a Jake como estuvo a punto de hacer esa noche si no fuera porque yo me interpuse y me lo llevé yo? Lo siento mucho, Edward... también te echo de menos... pero no puedo dejar que hagan daño a Jake, no me perdonaría.

Espero que me comprendas un día... O, mejor, olvídate de mi... será mucho mas fácil para ti.

¿Por qué mi corazón se paró por un momento para después empezar a bombear a mil por hora ante ese último pensamiento?

Edward... quiero verte...

¡Oh, no! ¡No puede ser! ¡Dime que es una broma!

No pude evitar maldecir por lo bajo. ¿Por qué a mi? Solté un suspiro mientra me levantaba. Nada. En la estantería no había aceite. Por mas que buscara no había ni una gota y lo necesitaba para hacer la comida. Era eso o no comer... aunque... de todas formas lo necesitaríamos para cenar. Es decir, tengo que ir sí o sí. Y para añadirle mas, estaba con que no tenía dinero. Bueno, sí, pero ese era del mío.

Solté un gruñido frustrada. De mal en peor.

Después de veinte minutos me encontraba ya en la calle, rumbo a la plaza o también conocido por el mercado principal. Eran sobre las 11 de la mañana y aunque el sol estaba mas alto y no tenía a Jake a mi lado, no podía evitar recordar ese día. Sintiendo de nuevo ese nudo, apreté el paso. Es mejor que hiciera esto cuanto antes.

En un tiempo récord me dirigí a la tienda de la señora Stanley. La señora Stanley nunca me había caído bien, era una mujer muy cotilla y le encantaba saber TODO lo que pasaba en este pueblo... a veces lo hacía de formas no muy sutiles. A pocos metros de la tienda de la señora Stanley me fue imposible no mirar al puesto de la señora Collins. Todavía me acordaba de como en ese día vimos a Nessie hablando con ella con una gran sonrisa para después irse corriendo... Nessie... Edward...

Dejé de pensar.

Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos me dirigí a la tienda. Tenía que irme a casa ya. Me acerqué e hice una mueca al ver como la señora Stanley hablaba con la señora Yorkie (otra mujer igual de cotilla), sin fijarse en que había llegado un cliente.

-¿Te lo puedes creer?- estaba diciendo la señora Stanley algo escandalizada- Esta misma mañana, muy temprano, justo cuando estaba abriendo aparece esa mujer. Con ropa de lino, bastantes costosas viene hacia mi y con aire de grandeza me habla. Por dios, qué modales- se quejaba.

En las fracciones de la señora Yorkie apareció una mueca ante la imagen que seguro que estaría en su mente.

-Me miraba por encima del hombro y me preguntó por el circo.

-¿El circo?- inquirió extrañada la señora Yorkie. La verdad, a mi también me extrañó. ¿Una señora de fuera con aires de nobleza queriendo ver un circo?

-Sí- afirmó la señora Stanley enérgicamente

-¿Y qué es lo que quería?- preguntó la señora Yorkie de forma cotilla. Suspiré para mi. ¡Qué mujeres!

La señora Stanley hizo una mueca.

-Preguntó que donde se encontraba el Circo de los Hermanos Denali y yo le repliqué que para qué quería saber. Así por lo menos, a cambio tendría un cotilleo nuevo para este aburrido pueblo- le contaba a la Señora Yorkie y esta asentía dándole la razón y comprendiéndole- Y como si fuera un bicho raro me responde escuetamente: "Solo quiero visitar a alguien"- se hizo la indignada la Señora Stanley por el tono de la extraña. Suspiró teatralmente- Al final se lo dije y sin decir nada mas, se marchó- se quejó.

-Qué modales de la gente de ahora por Dios...-murmuraba la Señora Yorkie.

Yo, por mi parte, mientras las escuchaba sentía algo extraño en mi interior. ¿Una mujer como ella preguntando por un simple circo? ¿A quién querría ver?

Y como si un interruptor se hubiera encendido en mi cabeza, un pensamiento pasó por mi mente. O, bueno, mejor dicho, un recuerdo vino a mi de forma repentina.

Mis padres, al nacer yo, me dejaron aquí al cuidado de Eleazar, mi tío. Él se hizo cargo de mi y es como mi padre. No volví a saber nada de ellos hasta hace 11 años que vino mi padre biológico a traer a mi hermana, Nessie. Después se marcharon y no supe mas de ellos

Era... No, no podía ser. Era imposible. Pero... ¿y si había una posibilidad? Tenía que intentarlo.

-Perdona, ¿la mujer tenía el cabello cobrizo?- me inmiscuí en la conversación de las dos mujeres haciendo caso omiso a las miradas de reproche de ambas cuando lo hice- Por favor, es importante- apremié. Sentía como si mi corazón fuera a salirse del pecho.

Después de darme una mirada algo despectiva, de mala gana me respondió:

-Sí.

Y ahí dejé de escuchar.

Un fuerte jadeo salió de mis labios.

No puede ser...

¡¿LA MADRE DE NESSIE Y EDWARD ESTABA AQUÍ, EN EL PUEBLO?!

No pensé, simplemente me dejé llevar. Primero un pie, después el otro. Cuando me pude dar cuenta, me encontraba corriendo a las afueras del pueblo.

Nunca en mi vida había corrido tan rápido como ese día.

Cuando a lo lejos pude ver la gran carpa blanca sentí como mis ojos de aguaban, pero no paré. Giré y me dirigí hacia donde estaban las caravanas... o... los animales. Espera. ¿Dónde se podía encontrar Edward? Poco a poco fui disminuyendo la velocidad hasta pararme.

Con el corazón latiendo a mil por hora miré a ambos lados. Caravanas, animales. Por supuesto ya había actividad por lo que ahora mismo no podía distinguirlo...

Me mordí el labio inferior.

No estuve mucho tiempo así. Rápidamente me dirigí hacia la finca de los caballos.

Mi mente estaba en estaba en blanco. Sí, había actuado sin pensar. No sabía que le diría, que pensaría, cómo actuaria cuando lo tuviera delante. Pero no me importó mucho en ese momento que estaba corriendo.

Cuando llegué allí no lo encontré. Miré a mi alrededor pero por mas que lo buscaba ni rastro. Anduve entre los animales y también me extrañó no ver a Nessie y a Jake. ¿Dónde estaban ahora?

En ese momento, delante mía me encontré con el rostro risueño y sonriente de Alice junto con Jeel.

-¡Bella! ¡Cuánto tiempo!- exclamó al verme mientras me abrazaba haciendo que Jeel, que hace escasos segundos estaba tan tranquila en el hombro de Alice, saltara molesta.

El hombre con el que estaba hablando bufó molesto por la interrupción pero no dijo nada. Simplemente se alejó a seguir con sus quehaceres.

-¡Alice, menos mal que te encuentro!- le correspondí aliviada. Ella podía ayudarme a encontrar a Edward.

Nos separamos y Alice me miró curiosa a través de sus ojos verdes.

-¿Qué pasa? ¿Por qué ese apuro?

-Necesito que me digas donde está ahora mismo Edward, por favor, Alice- le pedí cogiéndola por ambos hombros. ¿Le estaba suplicando? ¡Qué mas da! ¡Necesitaba verlo y punto!

En un segundo, me pareció ver como la mirada de Alice se oscurecía un poco. Apartó sus ojos de los míos y los fijó en Jeel y, separándose de mi, le extendió un brazo donde ésta se aferró para después rodear con sus peludos bracitos el menudo cuello de la chicas.

-Ahora mismo está reunido, es importante- respondió escuetamente.

Oh, no, no podía ser... ¿Había llegado tarde?

No, no, no, era imposible. No pierdas la calma, Bella. Atenta.

-¿Dónde es la reunión, Alice? Te lo suplico, dímelo- añadí al ver como estaba indecisa, sin saber si decírmelo o no.

-Lo mas seguro que tarden bastante, Bella...- murmuró sin saber que hacer.

-¡No te preocupes! Esperaré fuera hasta que acabe... solamente quiero verlo, Alice, por favor-supliqué acercándome a la chica. No sé qué vio en mis ojos, si preocupación, nervios, ansiedad... pero, finalmente, tras un largo suspiró, habló.

Seis caravanas antes de la que me indicó Alice (la que correspondía a Eleazar) ya pude ver la silueta de un niño. Apreté el paso y cuando quedaban cuatro para llegar, pude distinguir perfectamente.

Jake.

Me apresuré a llegar a su lado, temiéndome lo peor. No se estaba quieto. Iba caminando de un lado para otro con las fracciones llena de preocupación y no dejaba de echar miradas hacia la puerta como si esperara que se abriera.

Cuando se dio cuenta que me dirigía hacia él sus ojos se abrieron de asombro y al recomponerse, rápidamente se dirigió hacia mi.

-¡Bella!- exclamó llegando a mi altura- ¿Qué haces aquí?- preguntó confuso y ¿aliviado?.

-¿Están Nessie y Edward dentro?- ignoré su pregunta e hice yo otra para asegurarme.

Jacob asintió y sus ojos volvieron a mostrar preocupación.

-Estábamos Nessie y yo junto con Alice cuando llegó el señor Denali pidiéndole a Nessie que la acompañara. Al llegar a esta caravana nos encontramos a Edward que estaba igual de confundido que nosotros- me explicó mientras se retorcía las manos con nerviosismo. Se las agarré y se las apreté para tranquilizarlo un poco- Después de eso, el señor Denali dijo que esperara aquí. Edward y Nessie entraron y no han vuelto a salir, no se nada más- murmuró la última parte volviendo a echar un rápido vistazo a la puerta. Su ceño se frunció.

Sentí ante sus palabras, una presión en mi pecho. ¿Era la madre de Edward? ¿Había vuelto? ¿Cómo se lo habrá tomado Edward? ¿Qué querría esa mujer después de 11 años? Por un momento, una ganas de estar junto a Edward me recorrió por el cuerpo. Deseaba moverme para abrir esa puerta y colocarme a su lado. Decirle que todo saldría bien.

Quería volver a verlo.

Pero no podía.

Después, en silencio, Jake y yo nos sentamos en el césped, junto a la caravana, para esperarlo. Jake estaba apoyado en mi, mientras yo tenía un brazo sobre sus hombros.

No estuve segura cuando tiempo había pasado, solamente estaba pendiente de gran remolino que se había formado en mi estómago y mis pensamientos llenos de preocupación. ¿Qué estaría pasando?

Después de un rato, de forma abrupta, la puerta de la caravana se abrió, haciendo que ambos nos levantáramos rápidamente. De ella salió una pequeña figura de pelo cobrizo. Estaba corriendo y distinguí que tenía las manos en los ojos, signo de que estaba llorando.

-¡Nessie!- gritó Jake yendo tras ella.

Ambos se perdieron entre tantas caravanas.

No pensé. Adelanté un paso para ir tras ella. No podía dejarla así.

-¡NESSIE, ESPERA!- llamó una voz ronca.

Mis piernas de paralizaron. Sabía de quién era esa voz.

Edward.

Giré, con el corazón latiendo desbocado, y me encontré con Edward bajando de la caravana. Me quedé mirándolo embobada y cuando observó a su alrededor para buscar a Nessie, me encontró.

Sus ojos se abrieron de asombro y por su mirada, supe que no estaba seguro si me encontraba allí o no.

-¿Bella?- preguntó en un murmullo.

Mordiéndome el labio inferior, asentí. Madre mía, lo tenía delante, y estaba igual que la última vez. Pelo cobrizo, desordenado, ojos verdes, mandíbula cuadrada...

-Hola, Edward- respondí patéticamente. No sabía que decir. ¿Mucho tiempo sin verte? ¿Qué tal todo? ¿Cómo va la vida? Yo y mi impulsividad.

-Estás aquí... Al final estás aquí- dijo para él y, de pronto, en sus labios carnosos (esos que quería volver a besar) se formó esa sonrisa torcida.

Sentí como mis piernas se tambaleaban y por un momento me pregunté si me caería.

-Tardaste... pero supe que vendrías- comentó acercándose a mi con lentitud.

Perdida en su mirada verde, algo hizo chispa en mi mente e inconscientemente di un paso hacia atrás. Edward me miró confundido por mi gesto.

-¿Có-cómo estás?- pregunté en voz baja y cuando su rostro se ensombreció, supe que sabía a lo que me refería.

-¿Lo sabes? ¿Solamente viniste por eso?- inquirió con voz grave. No supe que contestarle, por lo que me quedé en silencio intentando aguantar su mirada.

Después de unos segundos en incómodo silencio, Edward soltó un suspiro y se dio la vuelta para irse.

-¡No, Edward!- lo paré.

No anduvo, simplemente se dio la vuelta, pero no pude evitar gritarle eso. No quería que se fuera.

-¿Qué es lo que quieres, Bella? Vienes un día a cambiar mi mundo y después desapareces de repente. Por mas que intento contactar contigo me ignoras y después de ocho días apareces para preguntarme cómo estoy. ¿Para que has vuelto, Bella?- dijo con la vista clavada en el suelo y con sus manos formado puños.

Cada palabra que salía de sus labios se instalaban en mi corazón.

-Yo... Edward... No podía...-balbuceé sin saber que decir.

Edward gruñó y volvió a andar.

-Lo siento, Bella. Ahora mismo no puedo, tengo que buscar a Nessie- dijo sin mirarme.

Por un momento me quedé mirándolo, viendo como se marchaba, sintiendo como mi corazón se estrujaba... hasta que tomé una decisión.

-¡Espera! ¡Yo también voy!- grité y corrí hasta ponerme a su altura- Yo también estoy preocupada por Nessie- le expliqué en voz baja.

Edward no respondió. Simplemente siguió andando con la vista al frente.

Al observarlo, me entraron unas ganas de llorar. Lo había fastidiado todo, pero... ¿qué otra cosa podía hacer? No podía ir contra las normas de padres, o Jake podía pagarlo y eso no podía pasar. Jamás. Pero por eso, había perdido Edward. Ese chico que también había cambiado mi vida...

¿Por qué todo tenía que ser tan difícil? ¿Por qué no le decía la verdad a Edward?

Ni yo misma lo sabía. Un sentimiento irracional se instaló en mi corazón, y por su culpa no le podía decir nada a Edward. ¿Por qué?

Edward dijo que me esperaría... dijo que todos los días miraría el amanecer esperando a verme... ¿Y si ya se había cansado? ¿Y si esta noche había cambiado de opinión y había decidido que ya no quería saber nada mas de mi?

¿Y si esto era el fin y perdía la partida?

Andamos apresurados en un incómodo silencio, buscando por todo el terreno a Nessie, pero no la encontrábamos. ¿Dónde podía estar?

Nos acercamos a los terrenos de los animales o sentí un pinchazo en el pecho cuando observé a Beltz.

Edward caminaba delante mía a varios pasos de ventaja, por eso, cuando dejé de mirar a los caballos (con la imagen de Edward montado en Duquesa) y recorrí con la mirada mi alrededor, no me encontré con Edward. Se había adelantado.

Maldije en mi interior mientras un nudo se formaba en la boca de mi estómago.

Pero sabía que no podía reprocharle. Demasiado estaba pasando ya, para que ahora viniera yo a exigirle más después de haber desaparecido.

Solté un profundo suspiro. ¿Qué hacía ahora? ¿Volvía a casa? ¿Me quedaba?... ¿Edward me quería aquí?

Mi cabeza ahora mismo era un lío.

Justo cuando alcé mi mano para entremeterla en mi flequillo vi algo a lo lejos. Era dos personitas que venían hacia mi dirección.

Entrecerré los ojos, para verlos bien, y mis ojos se abrieron de asombro y alivio cuando descubrí a Jake y a Nessie. La chica parecía estar ya un poco mejor pues no lloraba, aunque su rostro estaba angustiado mientras abrazaba a Jake.

Rápidamente me acerqué a ellos.

-¡Jake! ¡Nessie!- los llamé conforme me acercaba. Sus rostros se alzaron para mirarme.

Nada mas llegar, no me contuve, y rodeé a Nessie con mis brazos.

-¿Bella?- preguntó con una mezcla se confusión y alivio, al igual que hizo antes, su hermano. Asentí con mi cabeza apoyada en su hombros- ¿Cómo... cómo es que estás aquí?- preguntó.

Sentí como mi cuerpo se tensaba. ¿Cómo le decía?

-Me enteré que ha venido...- murmuré apartando un poco el tema. Me reproché al hacerlo al ver la cara pálida y triste de la cobriza- ¿Qué quería?- murmuré cogiéndola del mentón con dulzura para que me mirara. No la obligué cuando apartó el rostro.

No me contestó.

-Su madre ha venido...-empezó a decir a nuestro lado Jake. Mis ojos vagaron a él, aún con Nessie en mis brazos que se apretó mas a mi. Jake aguantó mi mirada intentando que no se le escaparan las lágrimas. Era algo malo.

Muy malo.

-No es de su incumbencia a lo que venido a hacer con mi hija, jovencita- exclamó una voz aguda, de pronto, a mi espalda. Rápidamente me giré con una tensa Nessie en mis brazos.

Mis ojos se encontraron una mujer que no llegaba a los 40. Estaba vestida, según me di cuenta, con ropa muy cara para estar donde estaba. Zapatos de tacón, falda de tubo negra, camisa y una chaqueta de lino. Su rostro era redondeado. Sus labios formaban una fina línea donde se podía leer el disgusto. Y sus ojos verdes, lo gritaban prácticamente.

-Lo siento mucho, señora, pero no le he preguntado a usted- respondí con voz tensa. Sentí como Jake colocaba a mi lado a la vez que la señora fruncía el ceño.

-Bueno no importa- masculló- Ahora le pediría que soltara a mi hija, debemos irnos- dijo con altivez, mirándome por encima del hombro.

Mis dientes rechinaron y estaba por reclamar, pero hubo algo en esa última frase que llamó mi atención

-¿Cómo que deben irse?- inquirí entrecerrando los ojos. Como dije, me sonaba mal...

-No, Bella, no quiero irme... Por favor, no dejes que me lleve...- murmuró Nessie hundiendo la cabeza en mi pecho. Mis brazos a su alrededor se afianzaron.

-Creo que ya lo ha ido. No sé lo que querrá decir pero Nessie no se va a apartar de mi- espeté segura, clavando mi mirada con firmeza en la suya. Sus orbes verdes destellaron con ira.

-Jovencita pordiosera- comentó observándome de arriba a abajo. Algo llameó en mi interior- No eres quién para prohibirme llevarme a mi hija. Por lo que será mejor que se aparte o si no...- amenazó acercándose un paso a mi. De un paso atrás ante su avance y una sonrisa altiva surcó sus labios.

-O si no... ¿qué?- preguntó alguien con voz enfadada. La reconocí.

Un sentimiento de seguridad me invadió y hasta este momento no supe que lo bien que me hacía estar a su lado.

-Oh, ¡Edward, querido hijo mío!- exclamó con falsa alegría cuando Edward se colocó delante mía, pero su rostro alegre fue cambiado a uno de disgusto al ver donde se quedó.

-Señora, le vuelvo a decir que no me diga así- espetó Edward tenso. Inconscientemente, apreté a Nessie entre mis brazos.

La mujer (que decía ser la madre de Edward y Nessie) encerró los ojos hacia Edward.

-Edward, será mejor que te quites del medio. Era una charla esa esa chiquilla y yo- comentó con voz comedida, no queriendo decir lo que pensaba delante de él. Aparentar.

Edward se cruzó de brazos y no se apartó. En el fondo de mi corazón, se lo agradecí profundamente. Pues claro, protege a Nessie, me recordó mi subconsciente con desdén.

-Creo que no va a poder ser eso- respondió Edward- No se atreverá a tocarle un pelo a Nessie y Bella.

Mis ojos se abrieron junto con los de la mujer, pero con sentimientos distintos. Ella sorpresa, enfado, conmoción y yo por emoción, incredulidad y esperanza. ¿No estaban las cosas acabadas?

-Y será mejor que se marche ya- añadió Edward con una voz filosa. La señora se quedó callada, mirándonos con duros ojos. Cuando se posaron en mi, un estremecimiento me recorrió entera.

Finalmente, soltó un suspiro.

-Volveré mañana, hijo- musitó antes de darse la vuelta y me marcharse con paso elegante y pausado. Nadie se movió hasta que no desapareció de nuestras vistes.

Primero fue Jake que soltó un suspiro para después sonreírme apoyándome. Intenté correspondérsela lo mejor que pude, que me dejaba mi mente. Después Nessie se separó un poco de mi cuerpo aunque todavía tenía el suyo estaba rodeado por mis brazos.

-Muchas gracias, Bella- agradeció con un brillo en sus ojos verdes, iguales que Edward. Le di un beso en la mejilla.

-No te preocupes, no es nada- le resté importancia.

-Jake- llamó, entonces, Edward sin girarse, todavía mirando por donde se había marchado la señora- Llévate a Nessie a la caravana, ahora vamos Bella y yo.

Jake me observó un momento sin saber que hacer, pero cuando vio que asentía confirmándolo, hizo caso a Edward y cogiendo a Nessie de la mano se la llevó.

Un tenso silencio se instaló entre los dos. Los segundos pasaban mientras veía como los hombros de Edward subían y bajaban conforme las inspiraciones para tranquilizarse.

-¿Qué quería?- me atreví a preguntar dando un paso tímido hacia él.

Edward se llevó una mano a su pelo cobrizo para pasarlo por ahí con frustración. Después, se dio la vuelta y clavó sus ojos esmeralda en las mías. Y, al contrario de lo que pensaba, en ellos se reflejaba ansiedad, preocupación, temor y confusión. Mi corazón saltó al verlo de esa manera y mis manos empezaron a picar por las ganas que tenía de abrazarlo y decirle que no pasaría nada.

-Bella...-murmuró. Esta vez dio él un paso hacia mi acortando las distancias.

-Dime, Edward. Puedo ayudarte.

Pero Edward no me dijo nada, no habló, solamente se me quedó mirando como si fuera una botella de agua en un caluroso desierto.

Mis ojos se perdieron en los suyos y cuando me di cuenta sus brazos me estaban rodeado para apretarme fuertemente contra él. Coloqué mis manos en su espalda con firmeza y apoyé mi cabeza en su pecho, correspondiendo su abrazo. Podía sentir como lo necesitaba, como me necesitaba con su forma de tenerme contra él.

Todavía había una esperanza.

-Edward...-susurré.

Fue suave, ligero, casi indetectable, pero noté como posaba sus labios en mi pelo dándome un beso en la parte alta de mi cabeza. Mi corazón latió desbocado.

-Te he echado tanto de menos...-dijo en un hilillo.

No pude más. Algo en mi explotó y toda la tristeza, el dolor, la agonía estalló haciendo que las lágrimas salieran de mis ojos sin control. Yo también lo había echado mucho de menos.

-Lo siento. Siento mucho lo de estos días. Siento haberme alejado. Siento no haber vuelto. Lo deseaba, Edward. Te juro que lo hacía, cada día he pensado en ti. Pero...- murmuraba entre sollozos.

-Shhh, Bella, tranquila. No te preocupes- me consoló, apretando sus brazos fuertemente.

Se sentía tan bien... Los segundos pasaron en los que poco a poco me fui tranquilizando con su aroma, su cercanía, su calor... Solté un suave suspiro. Mariposas revolotearon de nuevo en mi estómago cuando noté como me daba otro beso en la cabeza.

-Lo que dijiste antes...

-¿A qué te refieres?- preguntó en tono suave cuando no continué. Apreté los labios.

-A lo de ignorarte- respondí- Edward, no te ignoraba. Leí cada una de tus cartas que le dabas a Jake, de verdad.

-¿Y entonces por qué no me respondías, al menos?- inquirió y se tensó.

No podía decírselo...

-Edward...

-No, Edward no, Bella- dijo mientras me separaba de él y con sus manos acunaba mi rostro. Las lágrimas salían por mis ojos, imposibles de parar- Dímelo. Como tú decías puedo ayudarte. Solamente tienes que contarte. Estaré ahí, Bella, para lo que necesites.

Mi corazón revoloteó, intrépido. ¿Era.. de verdad? ¿Podría Edward ayudarme? ¿Qué pasaba si se lo decía, si se lo contaba todo? Una gran parte de mi se oponía totalmente a la idea, incapaz de dejar salir las palabras de mis labios... porque... ¿y eso solo hacía que se alejara? Pero, una pequeñísima parte estaba empezando a coger forma, moviéndose, rigiendo, chillando en mi corazón. Edward estaba aquí, podía ayudarme... Se acabaría todos estos años de sufrimiento...

-Bella...-susurró cuando pasaron los segundos y vio que solamente lo observaba, sin abrir la boca. La preocupación brillaba en sus ojos verdes y sus labios estaban torcidos, tensos.

¡Dilo!

¡No puedes!

¡Claro que si!

¡Será peor!

¡Arriésgate!

¡Ya lo hice una vez y fue malo, muy malo!

¡Esta vez será diferente! ¡Es... Edward!

-Yo...-articulé, insegura. Cerré los ojos e inspiré profundamente para dame valor. Su olor penetró por mis fosas nasales- No puedo. Edward, de verdad, no puedo. No debería estar aquí.

Con cada palabra que salía de mis labios hacía que mi corazón de rompiera en cientos de pedazos, pero tenía que decirlas.

Se tensó.

-¡Por favor, cariño! ¡Cuéntamelo! ¡¿Qué te pasa?!- exclamó ansioso acercando su rostro y apoyando su frente en la mía. Su aliento consiguió que mis piernas empezaran a temblar, nublándome el sentido- Puedo ayudarte. Quiero ayudarte.

Edward...

-Déjame ayudarte.

Y ahí mi resistencia se esfumó como si solamente fuera un castillo de una baraja de naipes caída por el viento. Un fuerte, firme y demoledor viento. Pero a la vez cálido, seguro y protector.

Lo próximo que me di cuenta fue que me encontraba besando a Edward, el cual me correspondía con precisión, firmeza, dulzura y cariño. Mi mente se esfumó y solo pude sentir. Lo sentí a él, completamente. Sentí como me llenaba. Sentí como mi corazón bombeaba junto al suyo. Sentí como me completaba. Sentí... como me quería. Como estaba ahí.

Ahora no estaba sola.

Cuando la necesidad de respirar no pudo ser ignorada, nos separamos. De nuevo, juntó su frente con la mía y nuestros alientos se mezclaron.

-Edward...- susurré obnubilada.

Unió por unos segundos sus labios con los míos como si no pudiera resistirse. Millones de descargas eléctricas atravesaban mi cuerpo.

-Lo siento... Siento lo de estos ocho días- sabía que se lo había dicho, pero tenía que repetirlo de nuevo, quería que me creyera.

-Dime, Bella. ¿Qué es? ¿Por qué no viniste?- me preguntó en voz baja y suave, como una caricia directo a mi corazón, el cual saltó.

Tuve que coger aire profundamente antes de responder.

-Quería te olvidaras de mi, no podíamos estar juntos- me sinceré. Mi mente chillaba por que me callara, que no dijera nada pues después me iba a arrepentir, pero el deseo de mi corazón era mas fuerte y conseguía acallarla- Bueno, en realidad, no podemos estar juntos.

Edward se separó de mi y cuando sentí el vacío a mi alrededor, abrí mis ojos. Me lo encontré mirándome confuso y preocupado. Se pasó una mano por el pelo y frunció el ceño.

-¿Qué? ¿Por qué?

Mis ojos se aguaron. ¿Llorar de nuevo? Al parecer sí, me dije cuando una lágrima cruzó mi mejilla al pasar los recuerdos de mi padre durante todos estos años. Imágenes de ese día vinieron a mi mente, la primera vez. Y la comparé con este momento. Ese día perdí... pero... ¿y hoy? ¿Qué pasaba hoy?

Mi mirada se conectó con los ojos de Edward. Sin saber como, todo mis dudas desparecieron y el valor creció en mi interior. Era Edward. No estaba sola.

Así que hablé:

-Cuando mi madre murió... mi padre cambió. Mucho. No puedo dejar a Jake con mi padre. Es mucho mejor que me utilice a mi, antes que a él. Tengo... que protegerlo.

Y estuve segura que supo a lo que me refería, cuando sus ojos se abrieron como platos y la furia cruzó su mirada.

De nuevo jugaría y apostaría.

Pero... ¿Cómo acabaría todo?

¡Bu! Volví después de... ufff, bastante diría yo. Aunque he aparecido de nuevo y conmigo traigo esto. ¿Qué tal? ¿Os gustó? He pensado en la continuación y, bueno, se me han ido ocurriendo cosillas para unos pocos capítulos más. ¿Qué os parece?

¿Reviews? :3