Primero de todo quiero agradecer a todos aquellos que leéis mis fics, sobre todo aquellas personas que los marcan como favoritos y a los que dejáis comentarios. Gracias por utilizar un ratito de vuestro tiempo para leer mis locas o no tan locas ideas.

Esta vez traigo la continuación (spin off) del anterior fic. Felicity sale con Collin, Oliver está celoso, Digg se acaba de casar... salvo que esta vez Olicity va a ser un hecho y tendr capítulos, espero que os guste.

Los personajes de Arrow no me pertenecen.


Oliver Queen estaba solo en la guarida, eran las nueve de la noche y el resto de sus compañeros hacía largo rato que se habían marchado. Diggle estaría en casa con Lyla y la pequeña Andy, Roy y Thea fueron al cine a ver la última película de Superman, Felicity había quedado con Collin para ir a cenar y Laurel, a la que en un principio iba a entrenar, se había tenido que marchar tras una llamada de la fiscalía. Oliver había pensado en irse a casa con Connor pero había rechazado la ida al recordar que el niño iba a pasar la noche en casa de un amigo.

Para alivio de su padre, Connor se había vuelto mucho más receptivo desde la boda de Diggle y Lyla. Habían empezado quedando con AJ, el sobrino del ex-militar, para jugar o incluso para ir de excursión y ahora el pequeño se juntaba con varios compañeros del colegio e incluso hablaba de apuntarse a algunas actividades extraescolares...Cierto es que Felicity seguía siendo el adulto con quien mejor se llevaba y era a la que buscaba cuando se sentía mal, sin embargo ya empezaba abrirse a Oliver, no le llamaba papá, pero al menos le hablaba directamente contándole como le había ido el día.

Sin nadie esperándole en casa y sin ningún plan para la noche, Oliver había decidido aprovechar para elaborar su arsenal de flechas. Las dos últimas semanas habían sido bastante tranquilas para el héroe encapuchado, el equipo Arrow prácticamente se habían dedicado a patrullar y asegurarse que todo marchaba bien en la ciudad de Starling. Vestido de informal y con las gafas de protección puestas afilaba todas y cada una de las puntas de flechas que había realizado. Estaba tan concentrado en su tarea que no escuchó el sonido de unos tacones bajar por las escaleras.

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Felicity no sabía cómo había acabado en la guarida, su intención inicial había sido la de regresar a su casa, luego se puso tras el volante de su mini color rojo y sin quererlo había conducido dirección al puerto de la ciudad. Podría haber dado la vuelta en cuanto se dio cuenta del camino que estaba tomando pero no lo hizo, Oliver y Laurel estarían en la guarida y prefería no quedarse sola con sus pensamientos, mejor ver a esos dos entrenar o jugar con sus ordenadores última generación. Bajó las escaleras que tan familiares se habían convertido desde los últimos meses. La nueva guarida era mucho más amplia que el sótano del Verdant y también mucho más seguro después de que Felicity se encargara de instalar algunos sofisticados sistemas de seguridad que mantenía actualizado gracias a su tableta personal, no estaba dispuesta que algún loco volviera a invadir su refugio del mismo modo que hizo Slade. Cual no fue su sorpresa al encontrar que tan solo estaba Oliver.

―Vaya, creía que Laurel y tú estarías entrenando ―comentó provocando que Oliver se pusiera rígido por la inesperada intrusión.

―Ha tenido que marcharse ―en cuanto reconoció que se trataba de su chica miércoles se relajó, dejando lo que estaba haciendo y volviéndose para hablar con ella ―. ¿Qué haces aquí? creía que ibas a ir a cenar con el bombero.

Oliver la estudió no perdiendo detalle de su aspecto, porque la verdad era que estaba preciosa. Su pelo rubio estaba suelto y rizado tal como a él más le gustaba, de su maquillaje relataban sus labios con un precioso rosa flúor que combinaban a la perfección con el turquesa de su vestido. Un vestido que si Isabel Rochev lo viera, la volvería acusar de llevar las faldas demasiado cortas y esta vez justamente, pues apenas le cubría la mitad del muslo que junto a sus negras sandalias de tacón daba la impresión de que sus piernas no acababan nunca, a pesar de ser veinte centímetros más baja que él.

―Sí bueno... ―ella se acercó a la vitrina donde reposaban el arco y las flechas de Arrow.

Oliver se quitó las gafas y se puso en pie.

―Felicity, ¿Qué ocurre? ―le preguntó preocupado por su expresión.

―Hubiera sido raro ir a cenar cuando ya no estamos juntos... ―no quería enfrentarse a él y por ello acariciaba las puntas de las flechas del mismo modo que lo hizo el primer día que se adentró en el sótano del Verdant para salvar su vida.

―¿Cuándo...? ―Oliver tenía el ceño fruncido por la estupefacción de la situación.

―Justo antes de pedir el primer plato ―Felicity al fin se volvió para mirarle, llevándose una sorpresa porque él estaba mucho más cerca de lo que había imaginado.

―Creía que os iba bien ―algo que le hacía hervir por dentro cada vez que pensaba en ella junto al bombero.

Felicity negó con la cabeza y tomó aire antes de responder, necesitaba tiempo para pensar que decirle, porque no podía decirle que en realidad se había dado cuenta que estaba tan perdidamente enamorada de él, que le costaba pensar en otros hombres... sobre todo desde que él había empezado actuar como si de verdad sintiera algo por ella, porque si ella hubiera seguido pensando que una relación entre ellos era completamente imposible seguramente todo hubiera sido más sencillo. Como cuando Barry mostró su interés hacía ella, ahí no había tenido reparos en flirtear con él o incluso empezar una relación pues Oliver Queen era un barco infranqueable; pero ahora estaba hecha un lio.

―Él piensa que trabajo demasiado ―Felicity escuchó como él bufaba en desacuerdo― Y en cierto modo es cierto, siempre antepongo todo a estar con él.

―Lo que hacemos es importante para la ciudad ― le recordó Oliver

―Lo sé; pero mira Digg o Roy y Thea... ellos siempre encuentran un hueco para hacer sus vidas. ¿Y qué hago yo?

Quedarse en la guarida con él o acompañarle a solucionar algún problema con Connor... Felicity siempre estaba a su lado y él estaba agradecido por ello, salvo que ahora comprobaba que también resultaba muy egoísta por su parte.

―Nunca fue mi intención hacerte infeliz ―Oliver le acarició el hombro en un gesto habitual que tenía reservado exclusivamente para ella.

―No todo lo malo que ocurre en el mundo es tu culpa ―una vez más Felicity tratado de suavizar sus pensamientos negativos ―, hay cosas que simplemente no deben de pasar. Collin, Barry... está claro que ninguno era para mí.

Se miraron a los ojos durante unos largos segundos, Oliver mantenía la mano sobre su hombro izquierdo. Él sabía que debería de sentirse culpable, ella creía que se sentía culpable; pero más bien se sentía aliviado de que su chica IT no sintiera la necesidad de alejarse de él. Sí era un cobarde por refugiarse en su amistad o en su estratagema contra Slade, como el día que le dijo que la amaba, pero él, Arrow, el héroe de Starling City temía no arriesgar solamente su corazón, sino perder a la persona más importante de su vida. Sin embargo cada día le resultaba más difícil poder ocultarlo; ahora mismo sentía una necesidad imperiosa de abrazarla y no soltarla en días.

―Tengo la impresión de que he olvidado lo que era divertirse ― reveló insegura, después de todo ella nunca había sido una amante de las fiestas como el hombre que tenía enfrente y tampoco había sufrido los horrores del "Pulgatorio". Pero había veces que le costaba reconocer a la nueva Felicity.

―Hay veces que la diversión está en las cosas más simples ―Oliver cogió su arco y se lo entregó sonriendo―. ¿Te animas o sigues pensando que es una estupidez?

Felicity se rió al recordar aquella metedura de pata.

―En mi defensa diré que no tenía ni idea de tu identidad secreta.

Oliver cogió unas cuantas flechas dejándolas en la mesa situada frente a la diana en la que Laurel solía practicar.

―¿Lo dices enserio? ―le preguntó al comprobar que la estaba esperando.

―El tiro con arco es una buena forma de olvidarse de los problemas ―Oliver le lanzó un guiño cómplice―.Vamos

Felicity caminó hacía donde él la esperaba con el arco entre las manos, no muy segura de que fuera buena idea lo que iban a hacer. Lo suyo era hackear ordenadores no apuntar y disparar, seguramente haría el ridículo, sin importar que Roy y Laurel tampoco habían estado muy diestros en las primeras fases de sus entrenamientos. Tomó aire profundamente y lo soltó lentamente, no estaba nerviosa pero tampoco era una situación que le resultara natural. Tomo la flecha que Oliver le entregaba y alzó el arco.

―Con la derecha no, tienes que coger el arco con la mano izquierda ―la corrigió situándose tras ella ― apoya bien los pies y mantente recta.

Felicity sintió como él posaba sus manos sobre su cadera colocándola lo más derecha posible.

―No voy a poder ―protestó ella.

―Claro que vas a poder. Ahora pon la flecha en la cuerda y levanta el arco y tira de la cuerda―Felicity obedeció ―. Relájate y no dobles el brazo izquierdo ―él puso la mano sobre sus hombros para tratar que no estuviera tan tensa.

Estaban muy juntos, Oliver tenía el pecho prácticamente pegado a la espalda de Felicity, ella podía sentir el cosquilleo en su piel cuando él expiraba. Ya no sabía si la tensión de su hombros se debía a la posición o por tenerlo tan pegado.

―Respira, así muy bien ― dijo él cuando ella siguió su consejo, poco a poco sus manos abandonaron sus hombros y se desplazaron por sus brazos, su mano izquierda sujetaba la muñeca de ella y la derecha sobre los dedos que mantenían el agarre sobre la flecha ―. Recuerda que debes soltar la cuerda con los tres dedos a la vez. Relájate, respira...

―Ojala fuera tan fácil ―suspiró mirando hacia él que le devolvió la mirada.

Felicity sentía que el corazón se le aceleraba rápidamente, si lo que Oliver pretendió era que no pensara en Collin lo estaba logrando; porque lo único en lo que podía pensar era en sus ojos, sus manos, su musculatura... en definitiva en todo Oliver.

―No lo es; pero gracias a una amiga este arco es mucho más fácil de usar ―. ella sonrió pues ella era la que había encargado la creación de ese arco ―¿Lista?

Ella confirmó con la cabeza antes de soltar la flecha que salió lanzada y aunque no dio en el centro, si se clavó en uno de los círculos exteriores de la diana.

―Lo logré ―dijo ella contenta de su hazaña pero al volverse para tenerlo de frente notó algo diferente en su expresión.

―Sí lo lograste.

―Un poco de práctica y a lo mejor puedo acompañaros en vuestras patrullas nocturnas ―bromeó ella intentando ignorar el hecho de que él se había acercado más.

―Puedes practicar todo lo que quieras, pero no voy a dejar que patrulles con nosotros ―Oliver le retiró un mechón de pelo que ocultaba parte de su rostro dejando su mano reposando sobre su mejilla―. Eres más útil aquí frente a tus ordenadores.

Ella se mordió el labio inferior nerviosa de la atención que estaba recibiendo de su compañero, pero sin apartar los ojos de él.

―Oli... ―no pudo acabar porque antes de que lo hiciera Oliver estaba besándola.

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Llevaba meses imaginando a que sabrían sus labios si sabrían a fresa como sus labiales le hacían querer creer o al café al que tan aficionada. Pero imaginarlo y hacerlo en realidad eran dos cosas muy distintas. Se obligó a ser suave y dulce, Felicity no era otra muesca en su cama, ella era especial. Durante los años que estuvo perdido lejos de casa siempre pensó que lo que sentía por Laurel se trataba de amor, de hecho al volver incluso trató de recuperarla; pero se equivocó y para darse cuenta tuvo que conocer a la mejor IT de Queen Consolidated. Lo que sentía por ella era muy diferente a lo que sentía por la abogada, ella le hacía querer ser mejor y no huir, ella lo veía tal cual era con sus defectos y virtudes; y aun así le respetaba. Oliver estaba cansado de mantenerse al margen, de no vivir plenamente; si estar con ella significaba ponerla en peligro, no se apartaría de su lado, algo que después de todo no sería tan difícil ni tan desagradable.

Escuchó como algo caía al suelo, seguramente su arco porque lo siguiente que sintió fueron las manos de Felicity sobre su pecho, agarrando entre sus puños la tela de su camiseta gris de algodón. Ella respondía con la misma cadencia e intensidad, disfrutando del momento, de algo que ambos habían esperado durante mucho tiempo. Fue cuando Felicity trató de subir la intensidad cuando Oliver rompió el beso, separó sus labios de los de ella y juntando apoyando su frente sobre su cabeza comentó.

―Porque no me cambio y salimos a cenar.

―¿Cenar? ―preguntó ella bastante desorientada a causa de el revuelo en sus pensamientos y el fuerte martilleo de su corazón.

―Ninguno de los dos ha cenado y estás demasiado preciosa para malgastar el tiempo aquí.

Él se fue a buscar la ropa que había llevado en la mañana, su habitual traje chaqueta se encontraba pulcramente colgado en el vestuario de la guarida.

― Oliver ―ella le tomó de la mano impidiendo su marcha. Sus ojos se habían oscurecido por el deseo había desatado dentro de ella, el imposible se hacía real.

―Hoy no ― Oliver acarició su mejilla derecha y ella inclinó la mejilla para mantener la caricia ―. Esta vez quiero hacer las cosas bien.

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Le dio y beso rápido en los labios y un giño de ojos antes de ir a arreglarse, dejándola sola y maldiciendo el repentino sentido de caballerosidad de Oliver Queen.