Noto una ligera presión por mi mejilla, lo cual supongo que es un signo de que estoy volviendo a la realidad, algo bueno. Noto tambien una caricia por mi pelo así que decido abrir los ojos. Cuando lo hago unico que logro ver es verde y eso me asusta. Todavia desorientada, levanto la cabeza rápidamente solo para chocarme fuertemente contra algo. Cuando mi vista se aclara puedo ver a un chico sobandose la frente con el ceño fruncido. Yo tampoco estoy mucho mejor, pero no digo nada, estoy esperando a que el hable. Mientras el no dice nada y se pone a rebuscar algo en una mochila, yo lo miro detenidamente. Es alto y fuerte, puedo ver eso, y tiene unos ojos realmente bonitos, pero el golpe debe de haberme afectado pero no se si el se ha presentado o no, recuerdo estar nadando pero nada mas.

El chico se gira a mirarme, con algo que parecen vendas en las manos.

- Te has dado un buen golpe, voy a mirarte bien la cabeza porqque hasta hace un rato estabas sangrando. Voy a hecharte agua oxigenada y a vendártela.

Yo solo asiento.

El se acerca, destapando el bote y agachandose a mi altura. De repente me pongo muy nerviosa, porque no me gusta que la gente me toque ni que se acerque demasiado cuando no la conozco y el está a apenas unos centimetros. No me doy cuenta cuando me hecha el agua oxigenada y me venda la cabeza, no entera, pero como si llevara una cinta en la frente. Su olor me ha dejado anonada. Él huele a mar, aunque supongo que es lo normal cuando se es un surfista.

- Muchas gracias... eh...

-Percy.

-Si, eso.

- ¿Has comido algo hace poco?

-Eh... la última vez que tome algo fue ayer por la noche... creo

-Por favor come esto – Dijo mientras me pasaba unas galletas y un térmo que por lo que me pareció, era leche. - Si luego vamos a meternos en el mar necesitarás fuerzas.

No le presté mucha atención, estaba mas ocupada examinando las galletas azules que me había dado. Parecían muy artificiales de ese color tan brillante, pero cuando mordisque un trozo no pude dudar de que eran totalmente caseras, tenían ese sabor dulce y eran esponjosas, con chocolate por dentro. Eran riquísimas. Había seis, le ofrecí tres, ya que eran sus galletas, aunque no hubiera dudado en comermelas todas. El movió negativamente su cabeza y cogió solo una. Cuando se la aacabó fue ha beber un poco de la cantimplora, preguntandome antes si me importaba. Obviamente no lo hacía, es decir, era su comida.

-Valla, tenías hambre eh.

-He llegado hasta aqui desde la playa nadando, claro que tenía hambre.

-Cierto, no hubiera apostado que lo consiguieras, ni siquiera estaba atento a si llegabas

-¿Me has hecho venir hasta aqui sin saber si lo conseguiría?¿Que si me hubiera ahogado?¿O estrellado con las rocas?¿O se me hubiera llevado la corriente?¿O me hubiera comido un tiburón?¿O me hubiera desmayado? - Era indignante encontrarte con gente tan poco responsable.

-No se, supongo que alguna lancha por ahi te hubiera recogido en algún momento. - Oh, bien, ahora el se está haciendo el gracioso. Pues que explicara donde estaba la gracia, porque yo no la veia- o quizas no, quien sabe.

-Valla, ¿siempre eres asi de amable con todos? ¿O es solo con migo?

-Es un sentimiento general, no te lo tomes personalmente.

Oh, asi que el chico era así con todos. La verdad, eso no me consolaba para nada, estaba empezando a desconfiar de él, desde luego, yo no me iba a meter al mar con un extraño del cual no sabía sus intenciones, eso tenganlo por seguro.

-Ya no se si quiero ir al mar contigo, es decir, no voy a ir con alguien que posíblemente me deje ahogarme en el mar.

-Por favor, yo no dejaría que nadie se ahogara en el mar.

Oh, bien, ahora el estaba cambiando de opinión. Odiaba cuando la gente hacia eso, era tan bipolar, pero sentía que podíamos llegar a alguna parte con esto, así que seguí preguntando.

-Vaya, ¿te han dicho alguna vez que tienes ideas demasiado contradictorias?

-La verdad si, pero ten por seguro que no voy a dejar que nadie se ahogue.

-Pues no lo estas haciendo muy bien, para que lo sepas. Ni siquiera estabas atento a cuando vine.

-Sabía que lo harías.

-Acabas de decir que no lo sabías, y de todas formas, no me conoces, ¿Cómo ibas a saberlo?

-Tenía un presentimiento. - Que se creía ahora, ¿vidente?

-Oh, valla, me has dejado a mi suerte porque tenias un "presentimiento" ¿Que si ese presentimiento falla y yo me ahogo? ¿Que tal si tu cerebro esta atrofiado, por algas y funciona mal, eh? Seguro que de tanto mar alguna se te ha quedado pegada y tienes los sesos llenos de algas.

-Te hubiera sacado de ahi, estaba vigilando que llegaras desde que saliste de la arena. Y no tengo sesos de algas.

-Asi que en realidad si me vigilabas... ¿Te has dado cuenta de que te has delatado a ti mismo, verdad? Ten por seguro que las algas esas te afectan, en serio.

-Chica lista, - farfullo por lo bajo.

-Gracias, ahora, vallamos al mar.

Antes de entrar al agua, Percy me dio algunas instrucciones para avanzar mas fácilmente. El truco era pasar por debajo de las olas para que no rompieran de frente con mi tabla. Como estabilizarme con la tabla y muchas otras cosas que yo a había leido en el libro que el Tio P me dejo. Aun así no le interrumpi. Sabía que era que te interrumpieran cuando estás hablando de algo que te gusta, y a Percy claramente le gustaba el surf, asi que deje que me repitiera algo que ya sabía.

Poco a poco nos metimos al agua, montando en las tablas tumbados, nadamos hasta un lugar mas o menos tranquilo. Cuando llegamos ahi me dijo que empezaríamos por que me sentara en la tabla y me pusiera de rodillas. Percy iba a estar al lado todo el rato por si me caia, cosa que al principio considere innecesaria.

Poco a poco me fui levantando de mi posición tumbada hasta estar sentada. La tabla casi vuelca un par de veces pero lo conseguí sin mayor problema. La parte difícil vino cuando me intenté poner de rodillas. Estaba a punto de conseguirlo cuando al apoyar mal la segunda rodilla la tabla se derrumbo hacia la derecha y yo caí al agua.

Cuando salí a la superficie, la tabla no estaba muy lejos, ya que la llevaba enganchada con una cuerda al tobillo. Fue mas difícil subirme esta vez considerando que estaba prácticamente desde el agua y que rechace la mano de Percy.

Cuando volví a intentarlo las cosas tampoco salieron muy bien, aguanté mas tiempo, eso si, pero caí hacia la izquierda esta vez. Cuando salí a la superficie estaba mas cansada que la anterior vez, pero no excesivamente, así que rechazando, otra vez la mano de Percy, con lo cual crei me gane un "cabezota" de su parte, volví a subir a la tabla, solo para volverme a caer.

A la cuarta vez Pecy habló:

-Así no vas a conseguir nada, tienes que lograr estabilizar tu cuerpo, y sentir cuando el mar se mueve, para moverte tu con el. Cuando vallas a subir la rodilla izquierda, hecha tu peso hacia ese lado para compensar la pierna y apoya tus manos en la tabla.

Seguí sus indicaciones como el dijo e, increíblemente, lo conseguí. Una pequeña sonrisa de satisfacción se asomó en mi cara.

-Vale, - dijo él-, ahora poco a poco te vas a ir poniendo de pie, para que te acostumbres al movimiento de las olas. Pon tu pie derecho en la tabla y agárrate con las manos a la tabla – Yo iba siguiendo sus indicaciones- Muy bien, ahora suelta poco a poco tu mano y apoya el otro pie.- Ahora estaba en una extraña posición bastante incómoda, la verdad. - Y ya solo queda incorporarte hacia arriba. Muy bien, lo tienes.

Sonreí, satisfecha con migo misma y cerré los ojos, para poder sentir la brisa marina en mi cara y el suave balanceo de las olas. Poco a poco separe los brazos de mi cuerpo y los extendí a ambos lados. Me sentía libre, como un pájaro. Inmediatamente me sentí mejor y empeze a disfrutar de verdad de estar en el mar.

De repente estallé en carcajadas. No podía evitarlo, me sentía feliz. Esto era maravilloso, no podía parar de reir. Me senté en la tabla antes de que me cayera al mar y me seguí riendo. Estaba casi llorando de la risa, no podía recordar la última vez que me pasó esto. Era una sensación tan agradable.

Cuando pude tranquilizarme di un suspiro y me tumbé hacia atras en la tabla, mirando al cielo y sintiendo el agua en las puntas de los dedos de mis pies. Se estaba tan bien.

Me di cuenta de lo que acababa de hacer. Me había estado riendo sin motivo durante un buen rato. Debía parecer una loca.

-No lo parecías – Me sobresalté al oir esa voz. Casi me había olvidado de donde estaba – Parecías feliz, estabas hermosa.

No supe si mi mente se hubo inventado esa parte o si era real. Lo había dicho tan en bajito, que podría perfectamente habérmelo imaginado. Pero cuando me giré, el me estaba mirando tan fija e intensamente, que no pude dudar de que no lo hubiera dicho en serio.

-Vamos un poco mas adelante, te voy a enseñar como se hace.

Cuando llegamos a donde el decía, estábamos en mitad del océano. Solo se veía ese azul verdoso por todas partes. La playa había desaparecido, al igual que los acantilados. Hubiera dicho que estábamos perdidos, de no ser porque esperaba que Percy supiera donde estábamos. Aun así era precioso. Había olas mas altas, eso si, y costaba mas mantenerse a flote, pero nada alarmante.

-Voy a ir un poco mas al fondo, alla donde las olas son mas grandes, quiero que me mires desde aquí y veas todo lo que hago, cuando llegue aquí, practicaremos la postura correcta, y si veo que puedes, te dejare intentarlo una vez.

Asentí conforme, eso era mas de lo que podía esperar. Lo vi marcharse nadando y llegar hasata un punto donde yo no lo podía ver.0Pasaron varios segundos en los que no note nada. Entonces sentí la vibración del agua y supe que la ola estaba por llegar, y sabía que Percy estaría encima, cabalgándola, no podía esperar a que llegara.

Un rato después la vibración se sentía mas fuerte. Cuando levanté la mirada lo vi, iba justo en la cresta de la ola, luego bajó haciendo "eses" en el centro. Estuvo asi unos segundos, pero luego dejé de verlo, el se había metido muy atrás y era como si la ola se lo hubiese tragado. Me preocupé, pero me di cuenta de que el debía saber lo que hacía. Aun así no deje de aliviarme cuando el salió de la ola y acabó llegando hasta donde yo estaba.

Tenía una sonrisa de satisfacción en la cara, y yo le sonreí de vuelta. Me había encantado su pequeña actuación. Estuve tentada a aplaudirle, pero me di cuenta de que el no necesitaba que le aumentaran mas el ego, así que me quedé quieta. Cuando el llegó hizo una pequeña reverencia, y se sentó en la tabla.

-Ahora vas a ponerte de pie, y voy a enseñarte como posicionarte en la ola.

Estuvimos un rato perfeccionando es postura hasta que el dijo que podía intentarlo, pero que él iria detrás. No entendí muy bien lo que eso significaba, hasta que lo vi subirse a mi tabla, dejando la suya en medio del océano.

- ¿No se perderá?

-No que va, la he dejado atada.

No le encontré el sentido, pero cuando nos alejamos me di cuenta de que efectivamente, la tabla no se movia. Me encogí de hombros y empezé a remar con las manos, cosa incómoda cuando llevas a alguien detrás, pero no imposible. Cuando llegamos, Percy puso su mano en el agua, y nos obligó a dejar pasar varias olas considerablemente grandes. Según el, estaba sintiendo el mar. Extrañamente, le creí.

Cuando llegó la ola que según él, era la indicada, nos pusimos a remar, llegando al inicio de la ola. Levantarse fue lo mas dificil, y no lo admitiré, pero si Percy no me hubiese agarrado de la cintura, no lo hubiera conseuido.

Mi cuerpo estaba rígido y asustado, y automáticamente mis ojos cerrados, pensando que no quería ver el choque que me iba a dar con la ola. Fue cuando Percy me empezó ha hablar al oído, mandándome escalofríos por todo el cuerpo.

-Tranquila, no nos vamos a chocar. Tienes que flexionar tus rodillas – Dijo mientras con su rodilla empujaba por detrás una de las mias. - Bien, ahora tienes que relajar la espalda, - Dijo mientras trazaba círculos en mi espalda – ¿Ves que no es tan malo? Tienes que sentir la ola, chica lista ¿Sientes la ola?

-No me llamo chica lista, me llamo Annabeth.

-Annabeth, bonito nombre, pero habías olvidado mencionármelo. Muy bien chica lista ¿Sientes la ola?

-Si, la siento – Y era verdad, con mis ojos cerrados, mis sentidos se habían agudizado mucho mas, podía sentir la vibración del mar, como pequeñas gotitas de agua me daban en la cara y me resbalaban por el cuello. También podía sentir el cuerpo de Percy aprisionando el mio, con sus manos en mi cintura y su respiración pesada en la cima de mi cabeza.- ¿Puedo abrir los ojos ya?¿No nos vamos a chocar?

Sentí sus manos apretándose mas contra mi cintura.

-No voy a permitir que nos choquemos.

Cuando abrí los ojos tenía la vista mas hermosa de todas. El agua estaba rodeándome, formando un tubo a mi al rededor y al final del tubo, una luz iluminabala salida. Pequeñas gotas de agua salían de la ola y en contacto con el sol formaban un arcoiris a nuestra derecha, a nuestra izquierda la ola formaba una pared de agua que parecía casi sólida, y bajo la tabla, el agua se dividía en dos, dando la sensación de que ibas a caer al fondo del mar.

-Valla, es precioso.

-Si, - murmuró por lo bajo – Preciosa.

Cuando salimos de la ola, decidí que ya era momento de volver a la playa, el sol estaba empezando a ponerse, y yo no entendía como llevaba casi un dia entero en el agua sin casi darme cuenta.

Estábamos casi a mista de camino a la playa, cuando el mar empezó a tirar violentamente de mi hacia atras. Percy iba bastante mas adelante, pero yo sabía que el también lo había sentido. Miré hacia atrás y lo que ví me dejó paralizada. Una enorme ola, y cuando digo enorme me refiero a enorme, estaba tras de mi, a unos escasos veinte metros, mirándome amenazadora y viéndose como una enorme boca que me iba a comer. Era espeluznante. Nunca le había temido al mar ni a sus criaturas, pero esta ola me asustó de verdad.

-¡Annabeth!

Empezó a nadar hacia mi, pero yo sabía que no iba a llegar a tiempo para ayudarme a salir de aqui, y la única solución que tenía ahora mismo era montar esa ola. Solo esperaba que Percy fuera un buen profesor. Respirando hondo, me lencé hacia la ola.

Llegué hacia donde la parte baja de la ola, y evité mirar hacia arriba, dondde casi cuatro pisos de altura se alzaban sobre mi. Me coloqué en la posición que percy me había enseñado, de pie sobre la tabla, y me incliné hacia adelante, tratando de mantener el equilibrio. En unos segundos la ola llegó al lugar de Percy, y este la montó con facilidad, avanzando para intentar llegar hasta mi.

-¡Annabeth, aguanta!

El probablemente no debería haberme gritado nada, eso solo conseiguió romper mi concentración, girándome hacia atras para intentar verle. Y lo conseguí. Vi su mirada desesperada mientras yo perdía el equilibrio y me caía hacia atrás, chocando contra la parez de agua, y hundiendome en el mar.

Una vez de pequeña, había intentado meterme en la lavadora y dar vueltas. Pues bien, eso no era una centésima parte de lo que sentía. Mi cuerpo no paraba de girar, y yo intentaba mantener desesperadamente el aire dentro de mis pulmones, aun así, el agua estaba rodeándome. Pude sentir como se rompía la tabla con un sonoro chasquido, pero una parte se quedó atada a mi tobillo por la cuerda. Mi cuerpo entero estaba en llamas y mi cerebo comenzaba a fallar por la falta de aire.

Pero poco a poco pude sentir como la ola iba decreciendo, y como a intervalos mi cabeza salía a la superficie, solo para volver a meterse un segundo después. No me atrevía a coger aire, temía tragar agua y ahogarme completamente.

Llego un momento en el que sentí arena debajo de mi, pero yo ya no pensaba con claridad, por segunda vez en el día, me volví a desmayar.

-¡Annabeth! - Estaba oyendo ese grito desesperado otra vez. Quería despertarme, y decirle que todo estaba bien, pero mi cuerpo pesaba demasiado. - ¡Annabeth! Eh, chica lista, despierta. Por favor despierta. Todo esto es culpa mia, yo te metí en el agua demasiado pronto. Oh Annabeth, si tan solo hubiera esperado... ¡Vuelve, Annabeth! No me dejes, Annabeth...

No podía seguir escuchando esa voz tan desesperada. Intenté que mis párpaos se abrieran, pero pesaban demasiado.

-Percy, eh Percy sal de encima

-No, Jason, déjale. Esta pasando por algo duro.

-Pero Leo...

-¿Annabeth? ¿Es nuestra Annabeth?

-Eso creo Pipes.

Ahora también oía a mis amigas. Intente despertar esta vez con mas ganas. Cuando conseguí abrir los ojos, otra vez estaba mirando verde, pero a diferencia de la última vez, esta vez no me asusté. Solo había dos cosas que conociera que tenían ese color. El mar y los ojos de Percy. Sonreí involuntariamente.

-Eh, sesos de algas, hola.

-Annabeth, oh estas bien. Perdona chica lista. Lo siento mucho, ha sido todo mi culpa, si yo no...

Pero yo no quería oir eso otra vez. Cogí su mano, apoyada a un costado de mi cara, y la llevé hasta el lugar donde descansaba mi corazón.

-¿Ves? Estoy bien

-Gracias a los Dioses.

No pude pensar en el hecho d que había dicho Dioses, ya que sentí unos labios salados posarse sobre los mios. El beso fue lento y dulce, como una caaricia que duró unos segundos, hasta que fue arrebatado de mis brazos, y yo fui arrastrada hasta un abrazo colectivo de parte de todas.

-Estoy bien chicas. Os presento a Percy...

- ... Jackson.

-Eso, Jackson. El es mi...

- ... Novio.

-Eso, novio. Espera, ¿Que?

-Eh.. Claro, si tu quieres...

-Bien chicas, como decía el es Percy Jackson, mi novio.

-¿Percy Jackosn? - Dijo Clarisse, repentinamente emocionada - ¿El surfista?¿El mejor surfista de USA de la categoría de hasta 20 años?

- Pues... no lo se.

-El mismo, algunos también me llaman sesos de algas -Dijo mientras que me levantaba del suelo para abrazarme por la espalda. - Llámame como prefieras.

Me gire y sonreí a mi sesos de algas.

Al final nuestra tarde terminó en una invitación a ceanr de parte de los chicos y presentaciones de parte de mis amigas, con una parada en la feria del paseo marítimo a la vuelta. Fue una de las mejores tardes de mi vida.

La semana siguiente, Hazel presentó a su madre a su novio Frank, Piper recibio una carta firmada por: J... ason, Leo se quedó definitivamente en la casa de Claypso, y por insistencia de Chris, Clarisse tuvo una charla con su madre con la que terminaron en paz. Y yo... Bueno, yo sigo intentando aprender a surfear.