Capítulo 18: Adiós Leah.
Rosalie Pov:
-¿Qué haces aquí? — pregunté molesta.
-¡Sorpresa! — exclamó Leah con falso entusiasmo.
-Oh no, Leah — escuché a Emmett murmurar.
-¿Me extrañaste, osito?
Mi "esposo" soltó un bufido, y Leah le sonrió.
-Ya quisieras, loba, ya quisieras. ¿Qué haces aquí? — Emmett se puso de pie.
-No he venido a verte a ti — le espetó ella. — Ni a ti tampoco — dijo alzando la barbilla en mi dirección.
Puse los ojos en blanco.
-Marchate, Leah — le ordené sin ánimo.
Se cruzó de brazos y me miró desafiante.
-Es la casa de Emmett.
Estaba aquí, "en la casa de Emmett" por su culpa. Y la de Jasper y Seth, me recordó una vocesita.
Me puse de pie ignorando el dolor pulsante en mi costado.
-Vete ahora mismo. No eres bienvenida.
-Rose — intervino Emmett sujetándome de un brazo. Lo miré furiosa. — Calmate, nena.
-Qué me calme una mierda — le espete quitando su agarre. — Sacala de aquí.
Emmett suspiro pesadamente.
-Leah…
-Sólo vengo a despedirme de Emma — trague saliva. Por favor Leah, no lo hagas, suplique mentalmente, la lastimarás. Emma nos observaba a todos desde el pasillo con Spike a su lado.
-¡No! — gritó mi hija corriendo hasta ella. — No te vayas — le suplicó aferrándose a sus piernas. — Por favor, Leah… No te vayas...
Leah miró a Emmett y luego a mí antes de agacharse a la altura de la niña.
-No llores, enana — le pidió limpiándole las lágrimas que corrían por su adorable rostro.
-Prometiste que no me abandonarías — le recordó Emma escondiendo el rostro en su cuello. — Lo prometiste — sollozó.
-Lo sé, lo sé. Perdoname renacuajo — Leah se separo un poco para limpiarse sus propias lágrimas. — Te voy a extrañar — le dio un beso en la frente antes de ponerse de pie.
-¡No, Leah! ¡por favor! — Emma lloró más fuerte cuando Leah se marchó.
-Ven aquí, bebé — dije alzándola en brazos antes de que fuera tras ella.
-No es justo — protestó.
-Rosalie — gruñó Emmett arrebatandome a nuestra hija de los brazos. — Se supon… — no término la frase, pero sabía a lo que se refería. Ambos le préstamos atención a nuestra hija que ahora lloraba desconsolada en sus brazos. — Hey nena, no llores — le pidió Emmett apartándole las lágrimas con su pulgar.
-Ma-má — sollozó Emma lanzándose de vuelta a mis brazos, pero Emmett la retuvo.
-Bebé, no llores — le pedí a mi hija sufriendo tanto como ella. Ambas la habíamos perdido. De diferentes maneras, pero el resultado había sido el mismo. Leah se había ido de nuestras vidas.
...
Tres días después...
-¿Vas a salir? — preguntó Emmett observándome desde la puerta de su cuarto con los brazos cruzados.
-Ajá…
-Debes descansar, Rosalie. Ya oíste al médico.
-Estás a cargo de Emma — anuncié.
-No puedo — dijo él. — Saldré con los chicos.
Lo miré sobre mi hombro con una falsa sonrisa.
-¡Feliz día del padre, cielo!
Emmett soltó un bufido.
-Ésta noche no puedo — insistió.
-Eras tú el que quería más tiempo con Emma — le recordé. — ¿Me ayudas con el cierre?
Suspiró pesadamente y se acercó. Inevitablemente me estremecí cuando sentí sus dedos rozar mi piel desnuda.
-Emmett…
-¿Si? — murmuró besando mi cuello.
-¿Ya terminaste?
-No, ni siquiera he comenzado — su voz era ronca. Contuve el aliento cuando una de sus mano se posó sobre uno de mis senos.
-Osito — murmuré retorciendome.
-Oh nena, no tienes idea de cuánto me pone que me llames osito — me volteó quedando frente el uno del otro.
-¿Si? — me mordí el labio.
Emmett se estaba inclinando para besarme, pero fui más rápida y me escabullí de entre sus brazos.
-Es el timbre — anuncié al oír el ruido. Emmett puso los ojos.
Oh cariño ambos podemos jugar a este juego, pensé con una sonrisa en los labios yendo a abrir la puerta.
Abrí la puerta esperando encontrarme con Seth para nuestra "cita", pero no. La persona frente a mí era una mujer, una mujer que por supuesto había salido con Emmett.
-Hola, soy Vanessa — se presentó ella estirando su mano para que yo la estrechara.
-La amante de mi esposo — aclaré yo sólo para molestarla. Ella abrió la boca para decir algo, pero de sus labios no salio ninguna palabra. Miré su mano con una ceja alzada, pero no se la estreche. — Soy Rosalie, la esposa de Emmett.
-Ya he oído hablar de ti — retiró la mano.
-¿Enserio? — pregunté cruzando los brazos sobre mi pecho. No me imagino de que habrán hablado, aún así, pobre zorra. No tienes idea de con quién éstas tratando…
-Rose — Emmett, alías maldito imbécil, apareció tras de mí. — ¿Vanessa? ¿Que haces aquí?
-He venido hablar contigo — ella parecía incómoda.
Emmett me hizo a un costado para dejarla entrar.
-¿Sobre qué? — preguntó nuevamente él frunciendo el ceño.
-¿Sí, sobre qué? — lo secundé. Emmett alzó una ceja en mi dirección, reprimi una sonrisa.
-Prefiero discutirlo a solas contigo, Emmett — dijo ella viéndome fijamente.
-Okey, okey — dije alzando las manos. No era bienvenida a escuchar. La tipa lo había dejado bien claro — No se preocupen por mí. Tengo una cita — le giñe un ojo a Emmett antes ir por mis cosas. — No me esperes despierto, cielo.
...
Emmett Pov:
Rosalie salió del departamento dando un portazo. Cerré los puños y apreté la mandíbula. Se había arreglado para salir con otro hombre. Maldita sea, ella es mía.
-Emmett — Vanessa me sacó de mis pensamientos. Y se aclaró la garganta antes de decir : — Tu esposa es realmente hermosa.
La miré con una ceja alzada. Habría esperado que dijera cualquier cosa, excepto eso.
-Lo es — respondí cortante. Rosalie era mucho más que hermosa, pero no se lo dije. — ¿Y bien, Vanessa? ¿Qué tienes que decirme?
-Yo… — comenzó nerviosa. — ¿Como has estado?
-Bien.
-¿Han vuelto tú y…?
-¿Rosalie? — Ella asintió. — Sí, volvimos — me di de hombros omitiendo muchas cosas. Vanessa no tenía porque enterarse de que Rosalie aun me odiaba y que lo único que quería de mí era el divorcio. Vanessa se mordió el labio inferior nerviosa. — ¿Qué ocurre?
-Yo…
Mi estómago se revolvió. En las películas esto siempre ocurría. La mujer siempre aparecia en la puerta de la casa diciendo que estaba embarazada. No, imposible, siempre usaba protección. Bueno, lo olvidé una vez o quizás dos, pero sólo me había ocurrido con Rosalie. Ella era la única capaz de volverme loco de deseo como para hacerme olvidar una cosa tan importante como el condón. Aún así le pregunté:
-¿Estas embarazada? — Fruncí el ceño intentando imaginarme a Vanessa con un hijo mío en su vientre. No, imposible.
Vanessa se rió.
-No, Emmett. Vine aquí porqué supe que tuviste un accidente, y quería asegurarme de que estuvieras bien.
-Ya me has visto. Estoy mejor que bien.
-Sí — sonrió sinceramente. — Me alegró que estés bien, te mereces ser feliz. Y por lo visto te llevas muy bien con tu esposa — oh nena no tienes idea de cuanto, pensé con sarcasmo.
...
-¿Me lees un cuento? — preguntó mi pequeño demonio preparándose para ir a la cama.
-Claro — respondí cansado. Se suponía que Rosalie se quedaría con Emma ésta noche, así yo podría ir al club con los chicos.
-¿Cual quieres? — le pregunté a mi hija enseñándole tres de los cuentos que tenía para dormir.
Cuando terminé de leerle el primer cuento, Emma aún seguía despierta. Suspire pesadamente.
-¿Que ocurre?
Emma escondió su rostro en mi cuello.
-¿Vas a volver con Vanessa?
-No, cariño — la aparté para verla a los ojos — No volveré con Vanessa.
Emma sonrió ampliamente.
-Mamá es mucho mejor.
-Definitivamente — estuve de acuerdo. — Además... — entrecerre los ojos. — Ahora te tengo a ti.
Emma se colgó de mi cuello.
-Te quiero papi.
-Y yo a ti hija.
...
Rosalie Pov:
Cerré la puerta del departamento de Emmett con sumo cuidado. Emma debía estar durmiendo y no quería toparme con Emmett.
Puse los ojos en blanco cuando lo vi sentado en una silla, iluminado sólo con una lámpara.
-Oh que miedo — me burlé.
Se cruzó de brazos de manera arrogante.
-Éstas no son hora de llegar, Rosalie.
Solté un bufido.
-No eres quién para darme consejos de moralidad.
-Soy tu esposo — se puso de pie y estuvo frente a mí en un abrir y cerrar de ojos. — Y tú eres mi esposa.
-No te atrevas, Emmett — dije retrocediendo.
-¿Atreverme? — preguntó con inocencia.
-Emm... — protesté cuándo sentí sus labios sellar los míos.
-Dime que me deseas — pidió sin romper nuestro beso.
-Nunca — respondí agarrando su labio inferior entre mis dientes. Emmett gimió juntando nuestras caderas haciéndome sentir su erección.
-Dilo — exigió frotándose contra mí. Al no tener una respuesta mía, se alejó.
Me pasé el dorso de la mano sobre los labios, limpiando los restos de nuestro beso. En todo momento lo miré a los ojos.
-Buenas noches — dije dándome la vuelta y dejándolo sólo en la sala.
Lo escuché maldecir y sonreí complacida. Oh Emmett, no tienes idea de lo que te espera. Quién suplicara eres tú, querido.
...
Holaa!
Gracias a tod s por seguir la historia me hacen muy feliz. Pobre Emma, era Leah quién quería despedirse de ella. Y para todas las que creían que era Vanessa, ya vieron que no es tan mala. Nuestra Rose está decidida hacerle pagar a Emmett. Sin embargo Emmett no se lo pondrá tan facil.
Saludos nos leemos pronto :) y no olviden dejar un reviews, se los agradecería... Besos...