A/N: Buenas! Nuevamente Hollie aquí. Espero disfruten el capìtulo!
Oh! Graaaaaaaaaaacias por sus bonitas reviews, me hacen sonreír tanto 3
Y parece que la inspiración viene cuando estás en pleno caos de exámenes, la vida y bueno. Dios.
Dedicado con cariño al Olimpo Negitoro, que me ha recibido y son geniales personitas ;u;
¿Una moderna Rapunzel?
Varios lloriqueos y lágrimas más tarde, Megurine Luka consiguió sosegar a su compañera. Se había hecho tarde y todos los sucesos del día anterior comenzaron a pasarles factura.
Con los ojos pesandole cada vez maś, la pelirosa logró retornar a la casona.
"Llegamos. Esta vez te agradezco que me dejes dormir, Miku." Advirtió, pero se detuvo al percatarse de que la peliaqua estaba en el quinto sueño.
"¡Ni creas que te voy a cargar de nuevo! ¡Despierta, mocosa!" Llamó sacudiéndola.
"¿Nani?" Atinó a decir, sonñolienta.
"Son las 3 y media de la mañana, no he dormido en dos días, y necesito un buen descanso. Te agradecería en el alma que me dejases descansar, te largases a dormir un par de horas también y no hables en toda la mañana." Avisó Luka, a la vez que se bajaba de su auto y entraba por la puerta de servicio de la mansión.
La pequeña, por su parte, apenas registraba las advertencias de la mayor. Como pudo, la siguió tambaleándose.
Ninguna supo en que cama cayó y se sumergieron en pacífico y necesario sueño.
-2-
"Atiende, mierda. ¡Atiende!" Exclamaba una rubia a su móvil, casi partiéndolo en el proceso.
"¿Moshi moshi?" Se escuchó una voz al otro lado del parlante.
"¡Al fin respondes, Kiyoteru!"
"Tenía entendido que los jueves eran mis días libres, Seeu." Replicó con fastidio.
"¡Me vale quinientos ocho puerros! Estamos en graves problemas, idiota."
"¿Ahora que hiciste, Dahee?"
"Yo... estaba en camino a Shikoku, la mocosa me estaba exasperando con todo el tema de su cumpleaños mañana, así que, justo como la otra vez, fui a comprarle esos estúpidos y enormes libros de álgebra que ama leer. ¿Por qué rayos tuviste que enseñarle Algebra?"
"¿... Me estás llamando un jueves para reclamarme por haberle enseñado Álgebra a Miku-chan 5 años atrás? Ve a dormir, SeeU."
"¡No he terminado!" Lo detuvo la koreana antes que llegase a colgar, "¡Me encontré con el mejor amigo de Mikuo, Kei!"
"..."
"¡El maldito padrino de Miku!" Clamó SeeU una vez más, el dispositivo en su mano tronando ante su fuerte agarre.
"¿... El mafioso de Kei apareciò ante ti en el barco? Pensé que lo habìan asesinado los Yakuza."
"¡Y no solo eso!" Bramó, "Ahora mismo estoy en el hotel, juro que puedo ver el auto de uno de sus hombres aparcado al frente desde un sexto piso. Necesito irme de aquí, Kiyoteru. Llévate a Miku de la casa Hatsune ahora mismo."
"Miku-chan nunca ha salido de la casa, ¿que harás ahora, esconderla en la mía?" Reflexionò el hombre, "Aunque hayas pagado una asquerosa cantidad de yenes por modificar el testamento de tu ex esposo, no puedes cambiar la sangre de Miku. La verdad se sabrà algún día, si no la sacas, Kei lo hará, o la misma muchacha escapará."
"¡No si yo puedo impedirlo!"
"Tienes más dinero que razón, SeeU."Recalcó antes de que el característico pitido del teléfono llegara a los oídos de la koreana.
"Gracias por nada, traidor. Lo haré yo sola entonces."
Arrojando el celular a la cama, SeeU trató de llegar a una solución que tuviese sentido. Estaba atrapada y bien lo sabia.
"¿Y ahora... qué?"
Miró a través de la ventana una vez más, un cohete retumbando en el cielo recordándole las pocas horas que faltaban para año nuevo.
-3-
"¡Feliz cumpleaños, Miku-chan!"Dijo sinemoción una rubia, sentada en el sofá más grande de la casa. A su lado, una pequeña de no más de 7 años, jugaba con los listones de su ropa.
"Gracias, madre."Replicó educadamente.
"¿Te has comido ya toda la ensalada de puerros?"Inquirió, levantándose del sofá."si es así, puedes retirarte a dormir."
La pequeña, ahora jugueteando con su largo cabello aquamarina, pareció afligirse tremendamente.
"¡Aún no, madre!" objetó, "Todavía no empiezan los.. los..."
"Miku-chan, tu entiendes que mamá está cansada y necesita sus 12 horas de sueño, ¿verdad?"Recalcó con lasitud, guardando las sobras de la cena. "Así que se una buena niña y vete a dormir ya."
"¡No quiero!"Berreóde repente la niña, poniéndose en pie. Ante el súbito silencio que cayó en la sala, comenzó a palidecer.
Seeu, a quién nunca antes le habían rebatido algo o siquiera levantado la voz, no supo como actuar. Por impulso agarró a la pequeña de coletas por el brazo, hundiendo sus uñas.
"¿Que has dicho, mocosa tonta?"
"¡Lo siento, madre!"Chilló con lágrimas en los ojos, "¡Te juro que no lo vuelvo a hacer! ¡Lo siento!"
"¡Eres una tonta malagradecida!"Le regañó, acentuando su agarre."¡Solo piensas en ti!"
"¡Madre! ¡Me haces daño!"
Comenzó entonces a guiarla por los pasillos de la mansión, ahora oscuros. Las uñas habían logrado sacarle sangre.
"¡ME DUELE!"
-3-
"¡Detente!"
"Miku-chan, ¿Estás bien?"
"¿Nani...?"
Pronto la peliaqua se dio cuenta que ya no estaba en la mansión que tanto pavor le causaba y ahora dos ojos verdes la observaban con curiosidad.
"Creo que has tenido una pesadilla," Comentó la joven peliverde frente a ella.
"Gumi-chan... Buenos días," se restregó los ojos, sentándose en la cama"¿Cuanto tiempo me dormí?"
"Son las 3 de la tarde." río, "No se que habrán estado haciendo mi hermana y tú, pero durmieron todo el día."
La peliverde le sonrió una vez más, acto seguido se levantó de la cama y guió a Miku por la interminable mansión. Un gruñido proveniente del estómago de la ultima las obligó a detenerse.
"Se que tienes hambre, Miku-chan." Se apresuró a decir junto con una risita ante el sonrojo de su acompañante, "Miki-neechan y yo te preparamos el almuerzo. Una fuente confiable reveló que te gustan los puerros."
*"Luka..."*
"¿Donde está Luka?" Quiso saber la peliaqua, observando los extensos pasillos.
"Um..." Pensó un poco antes de responder y se llevó un dedo a la barbilla, "me parece haber visto a tu pelirosa pechugona en la sala hace unas horas. Despertó primero que tú y acabó con el atún de la despensa."
"¿A Luka le gusta el atún?" Se interesó.
"Ama ese pescado más que a su propia vida, Miku-chan." Replicó extrañamente seria. Los horribles recuerdos de una noche de primavera donde el atún escaseó en la casa volaron por su mente. "¡En fin! Vamos por tu desayuno-almuerzo, que no me sorprende que mi hermana te haya dejado pasando hambre ayer."
Mientras tanto, en otra ala de la mansión
"Sabes, no me sorprende que Master ya sepa toda la cosa." Comentó una pequeña rubia.
"Él lo sabe todo, Rin." Corroboró Len, a la par que se levantaba de su asiento y observaba con determinación la caja frente a ellos. "¿Cuanto crees que tarde Gumi con esto?"
"Ya casi está listo," Añadió una tercera persona, colocándose también de pie y reacomodando su largo cabello rosa, "es increíblemente buena en esto."
Los 3 estuvieron de acuerdo en silencio. Más temprano habían discutido sobre toda la situación con la nueva "integrante temporal" en la casa. Posterior a gritos y quejas por parte de Rin, conjuntamente acordaron que lo mejor sería contarle a Master, quién arribaría en breve de su viaje de negocios en la Isla Shikoku. El mensaje de Luka era claro:
"Master, necesitamos hablar contigo. Todos nosotros. La misión en la casa Hatsune no fue del todo... Bien."
Para sorpresa del grupo, su respuesta fue corta:
"Está bien, regreso en unas horas."
De alguna manera, su mensaje logró calmar a la mayor de los hermanos mientras conjeturaba la explicación que tendría que dar más tarde. ¿Se enojaría? ¿Que tanta era la magnitud del problema?
"¿Qué tanto metí la jodida pata?"
Como Luka, los gemelos llegaron a la misma conclusión. Su nueva invitada no tenía idea de que demonios estaba sucediendo.
"Básicamente la tenemos de rehén" Había dicho Rin, alarmando un poco a la chica mayor. "Incluso, podríamos exigir una asquerosa cantidad de dinero como recompensa por la chiquilla a este personaje "Madre", ¿no creen?"
"Ya piensas como él." Replicó Luka con notoria molestia, ojeando la caja fuerte por décima cuarta vez. "¿Podrías aguardar hasta que llegue y observar tranquilamente que tan grande es el problema en el que estoy?"
La aludida se revolvió en su asiento. De todo el grupo, era ella la de la sangre fría.
"Podría funcionar y transformar tu problema en una solución." Propuso con una sonrisa maliciosa que exasperó más a la mujer.
"Y también podrían esperar quietas las dos. Rin, ya no tienes 5 años y no puedes esconder los juguetes rotos y Luka, ya no tienes 12 y fingir que no viste nada." Habló la voz de la razón.
La sola idea de tener a Miku como rehén consiguió entristecer a Luka. Horas atrás, la pequeña se había aferrado a ella como un niño que acaba de perder sus padres en la calle y la había llamado "amiga", un adjetivo extraño y forastero para Luka. Apretó los puños y se contuvo una vez más; si el problema era inminente, mejor relajarse y aguardar.
"¡Gumi-chan! ¡Espérame por favor, vas muy rápido!" Escucharon desde el comedor.
"¡Y por aquí está el comedor!"
Luka se masajeó el tabique nasal. 'Ya Gumi la abordó.'
"¿No es esa tu invitada de honor?" Bromeó la rubia menor, cruzándose de brazos y esperando molestar de nuevo a su hermana mayor.
"Que no, por Kami."
"Lo cierto es... que tu nueva amiga está sola con Gumi." Recordó Len, ahora encaminándose a la cocina de la casa en compañía de las chicas.
El ostentoso y tremendo comedor se vislumbraba ahora lleno de comida, todos y cada uno de los platillos en él contenían puerros en al menos 4 formas distintas. Atún con puerros, ensalada de puerros, puerros con salchichas y más platos de los que Miku pudo enumerar yacían frente a ella.
"No creo poder comer todo esto, Gumi-chan." Confesó Miku, una enorme gota rodando por su sien. "¿Que tal si lo compartimos?"
"¿Cómo es que a Miku-chan le cocinas esta cantidad industrial de comida y nosotros almorzamos aceitunas enlatadas?" Inquirió Rin mientras ingresaba a la cocina.
"Primeramente," Empezó la peliverde, tomando asiento junto a Miku. "No soy su chef personal. Nunca tenemos invitados y la pobre Miku-chan se estaba muriendo de hambre, incluso me comentó que Luka la dejó sin comer el día de ayer."
"¿Que...? ¡Yo no...!" Quiso interceder la peliaqua, claramente aterrada.
"¿...Que le dijiste a esta loca de las zanahorias, Miku?" Quiso saber la citada pelirosada, varios asteriscos adornando su pálido semblante.
"Esto de tener amigos no va contigo, Luka. ¿Como naranjas esperas mantenerlos si los vas a matar de hambre?" Se burló Rin sin poder contener la risa, mordiendo a la par una naranja fresca.
"... Ustedes son-"
"¿Puedo agregar que nuestra pechugona hermana la llevó de paseo por Akihabara ayer? ¡Pero que ternura! Seguro fueron al árbol gigante de navidad en el centro." expresó enternecida Gumi, "Eso si que es algo que no se ve todos los días."
Entretanto, la pobre peliaqua intentaba terminar sus 4 platos de desayuno-almuerzo en absoluto silencio, esperando no llamar la atención de nadie más.
"¿Pueden cerrar la boca ya?" rogó exasperada Luka, apoyando su frente en el mármol de la isla "No la maté de hambre, no la llevé en contra de su voluntad y ella misma fue quien quiso salir ayer."
El resto de la comida transcurrió entre bromas y burlas por parte de los gemelos y Gumi, resguardados hasta ese día en el techo amable de la paciencia de Luka.
"Mañana es primero de Enero," Comentó Len, llevándose un dedo a la barbilla. "Lo que significa que esta noche podemos ir al festival de año nuevo y recibirlo allá."
Luka casi se golpea contra el mármol de nuevo.
'¿Que tan rápido se le olvidó el problema en el que estamos metidos...?'
"¡Lo había olvidado por completo!" Exclamó la hermana menor, "podemos comprar unos lindos Yukatas antes de pasarnos por el festival."
"¿... Acaso se les olvidó que?-"
"MIKU-CHAN CON UN YUKATA." Clamó la peliverde, interrumpiendo los argumentos de su hermana mayor y cubriendo su nariz con las manos. "Si me disculpan, debo retirarme."
"Seguro le está sangrando la nariz de nuevo." Supuso Luka antes de verla marcharse, quien ahora observaba a su confundida inquilina. Apenas había logrado terminarse la mitad del plato.
"Luka-chan." Le llamó. "¿Qué es un Yukata y un festival de año nuevo?"
"Ah." Tomó aire antes de continuar, "¿Alguna vez has usado un Kimono, Miku?"
"¿Eh...?"
"Seguramente no." Negó con la cabeza, sonriendo a manera de comprensión. "Te enseñaré uno esta tarde, luego podremos ver los... los fuegos artificiales desde el festival."
Los ojos aquamarina de Miku se encendieron como arbolito de navidad.
"¡Eso será divertido!" Exclamó casi derribando el plato con comida frente a ella. Movió sus pies con alegría y comenzó a imaginarse cada color, cada sonido y cada aspecto del espectáculo que próximamente presenciaría, ¿Se haría su sueño al fin realidad? ¡Al fin vería sus preciosos fuegos artificiales! No desde el techo de la vieja mansión o desde la empañada ventana, esta vez sería en vivo y en directo, y especialmente en compañía de...
'Podré verlos con Luka.'
Una adorable sonrisa adornó las facciones de Miku. Se olvidó por completo del puerro con atún, de las bromas de los gemelos y el miedo que le causaba Gumi, todos sus pensamientos e ideas fueron a parar en como sería aquella noche.
Al mismo tiempo, Luka observaba con pesadumbre a sus hermanos idénticos. ¿Como le contaría a su nueva amiga toda la situación?, mas importante, ¿Como puerros le explicaría?. Ojeó fugazmente su reloj negro de mano, faltarían al rededor de 4 horas para que Master llegase a la mansión. Con suerte de aquí a allá ya habría armado un contundente e ilustrativo panorama del problema para Miku. Seguro que sí.
'Solo cumple tu promesa, Luka. Solo cumplela.'
Se detuvo a examinar a la joven una vez más. Su vestido, alguna vez blanco, lucía desgastado y percudido, lo que obligó a Luka a recapitular los últimos días y recordar que la peliaqua seguía con la misma vestimenta desde que abandonó su hogar.
"Ven, Miku. Le diré a Gumi que te presté un cambio de ropa limpio, supongo que ya estás llena y no podrás con los otros 3 platos que te dejó." Dijo Luka, colocándose de pie.
"¡Bien!" La siguió Miku.
Una vez que ambas salieron del comedor, Len se apresuró a hablar.
"¿Notaste como sonreía Luka?"
"Fue más adorable que la misma chica."
-4-
"¡Ten!"
"Gracias, Gumi-chan." Replicó Miku, recibiendo el cambio de ropa de la peliverde.
"Ah, no hay de que. Igualmente más tarde iremos por una Yukata para tí." Rememoró con emoción, "mientras tanto, siéntete cómoda. Puedes ver televisión en la habitación que te "asignó" Luka-nee, leer lo que quieras... o básicamente hacer lo que quieras, tengo que irme ahora. Procura no estresar demasiado a mi hermana o... pobre de tí."
"¡Sigo aquí, idiota!" Le recordó Luka, cruzándose de brazos. Con la expresión enojada que tenía, ganaría cualquier concurso tsundere.
"Y este es un perfecto ejemplo de como." Agregó Gumi antes de retirarse por las escaleras.
Ambas chicas se miraron un momento y rieron.
"Creo que tengo nauseas." Expresó la menor acariciándose el abdomen.
"No me sorprende," suspiró Luka "Gumi y Miki cocinan para un ejército."
"Um..."
El pasillo se hundió entonces en incómoda tranquilidad. Ambas tenían tantas cosas que preguntar que no sabían como empezar.
"Miku..."
"Luka..." Pronunciaron al mismo tiempo.
"Cuando los fuegos artificiales se acaben, ¿Podremos vernos de nuevo?" Preguntó la peliaqua. Tenía rato pensando en lo mismo, al terminar todo... ¿Volvería a ver a la pelirosa?
'Todo llega a su fin, Miku-chan.' Le había dicho madre una vez, ¿Estaría en lo cierto?
Luka notó la contrariada expresión de su compañera y pensó rápidamente que decir, aunque...
'Sinceramente no lo creo, Miku.'
"¡Achu!" Interrumpió Miku, acto seguido una caravana de estornudos resonó en el lugar.
"Pescaste un resfriado." Dijo Luka, extendiéndole una servilleta.
"Asi parece," se sonó la nariz. "En casa suelo resfriarme mucho, hay demasiado polvo por todos lados. A veces no logro sacarlo todo."
"Um..."
Ante su corta respuesta, la peliaqua volvió a hablar.
"Espero que logremos encontrarnos de nuevo, Luka. Aún debes mostrarme esa colección de dibujos que mencionaste."
La pelirosa frunció el ceño y se tensó inmediatamente.
"No lo creo..."
"¡Oh vamos!"
El silencio volvió a hacer acto de presencia y Luka no pudo soportarlo más. Empijó a la chica dentro del cuarto y cerró la puerta para que pudiese cambiarse de ropa. No deseaba darle más vueltas a la cabeza con el asunto en ese momento. Sus dibujos...
"¿Dije algo malo?" Se oyó al otro lado de la puerta, casi con miedo.
Luka intentaba mantenerse tranquila. La última vez que alguien pidió ver sus dibujos resultó herida y se limitó a llamarse a si misma un bicho raro, un error, o sencillamente alguien que no debió nacer.
"Luka..."
No obtuvo respuesta.
"Lo siento." Contestó al fin "Nadie los ha visto antes. Son extraños."
"¡E-eso está bien!" Atinó a decir la chica menor, nerviosa. "A veces canto en casa. Y se que suena raro... Madre siempre me lo recuerda."
Luka la contempló un momento y dejó escapar una risita, el pensamiento de una Miku cantando y usando una escoba a manera de guitarra causándole algo de gracia.
"¿Así que la señorita puerros le gusta cantar?"
"¡Que mi nombre es Miku! ¡Mi-ku!" Contestó ofendida. "Y sí, me gusta encontrado muchos cds en casa."
'Así que la inquilina de la casa de la familia Hatsune, dueños de tantos instrumentos musicales, le agrada el canto. Vaya ironía.'
"Que interesante." Dijo con una genuina sonrisa, "Alguna vez me gustaría escucharte cantar, puerritos, ¿Te cambiaste ya?"
"Un momento,"
"Creo que ese vestido que traías ya no da para más."
"¡Es mi favorito! Además... No tengo mucha ropa."
"Comprendo."
Inclinándose en la pared del pasillo fuera del cuarto, la mente de Luka comenzó a divagar y repasar las palabras de Miku, ¿Volvería a encontrarse con la chiquilla problemática que había dado un vuelco a su vida en menos de 2 días?
'Espera... ¿Vuelco?'
Hasta hacía escasos días, la vida de Luka se basaba en seguir órdenes y despreciar la cuestionable labor de su familia. No había vuelto a dibujar o siquiera tratar, prácticamente se limitó a lanzar sus sueños de ser artista a la basura, cada día le era igual, misión tras misión, reunión tras reunión y lo mismo indefinidamente.
'Hasta que...'
Pero ahora, tenía una misión bastante distinta. Algo que, muy dentro de ella, consideraba digno de orgullo.
Iba a cumplir el sueño de alguien.
El concepto del plan la hizo sonreír nuevamente, todo un record en el día para Luka. Por un instante todo el contexto de la situación se esfumó y se sintió realmente serena, todo lo que importaba era proteger y hacer feliz, aunque fuese por pequeños ratos, a su nueva amiga.
El ruido de la puerta pausó el hilo de sus pensamientos y dirigió su mirada a la peliaqua.
Por primera vez en mucho tiempo, se sonrojó.
"¡Esto es bastante cómodo! Al menos ya no tengo que abrigarme con una sábana." Expresó Miku, rascándose la nuca. "¿Luka?"
La pelirosa la detallaba de pies a cabeza. El abrigo azul cielo de Gumi abrazaba lugares que no había notado antes en su holgado vestido, los listones a juego que incluyó la peliverde en el atuendo le conferían un aire encantador.
"¿Luka?"
"¿Eh?" Reaccionó.
Miku se enrojeció también, los ojos cobalto de Luka la escaneaban con atención, enervandola.
"Eres linda cuando te sonrojas," Habló de la nada Luka con un dejo de burla en su voz.
La menor sintió que su cara quemaba y arrugó el nuevo abrigo en sus manos. Nunca había recibido un cumplido antes, por lo que vergüenza dio paso a felicidad y sintió enormes ganas de abrazar a Luka.
Al ver que la pequeña se convertía en un tomate viviente, Luka sonrió de nuevo y la guió a la sala nuevamente, donde le entregó el control remoto de la televisión para que se distrayese un momento.
"¿Y no vas a quedarte?" Inquirió Miku esbozando un adorable puchero.
"N-no." Absolutamente convincente e imperativo.
La pelirosa salió de la sala rápidamente, dejando a Miku sola junto con el ridiculamente enorme TV de pantalla plana.
"Um..."
A Miku no le agradaba estar sola. Madre apenas se encontraba en la casa, por lo que su "solución" para combatir la soledad fue hablarle y contarle sus días a cada retrato de la propiedad. Aunque todos los cuadros tuviesen nombre y apellido, Miku sentía predilección por un cuadro en partícular: El retrato de una campesina junto al lago, a quién bautizó como "Hana".
Hana, junto con los muebles de la mansión y las demás pinturas, se convirtieron en los mejores amigos de Miku conforme fue creciendo. Pero ahora...
'Ahora tengo amigos de verdad.'
Amigos que abrazar, amigos que no se sentían fríos y estáticos... sino cálidos.
'Como Luka.'
-5-
Todos los celulares de la mansión repicaron al mismo tiempo.
"Tardaré un poco más de lo estimado. No serán más de 5 horas.- Master."
Gumi, quién se encontraba intentando abrir la caja fuerte, dejó escapar una risita.
"¿No es gracioso como Master es tan impuntual?"
"No hay manera." Replicó Rin, guardando su celular en el bolsillo, "¿Eso significa que podremos ir al festival?"
"A Luka le va a encantar la idea. La tranquilidad antes de la tormenta." Bufó Len.
"Si ya estamos tan jodidos, ¡vayamos a divertirnos un rato antes que nos maten a todos!" Propuso emocionada la peliverde, colocándose en pie.
"Tal vez sea la última vez que la veamos viva..." Agregó Rin. "Busquemos a Miki-chan y larguemonos a ese festival. Me aseguraré de llevar los fuegos artificiales."
"Loca piromaniáca." Dijo Len, horrorizado.
El trío se dispuso a buscar entonces a sus dos hermanas restantes y a la "invitada temporal" por toda la mansión.
Entretanto, la pelirosa se encontraba en su recámara rebuscando entre papeles y papeles de la cómoda.
"¿En donde demonios los dejé...?"
Carpetas de diversos distintos tamaños y colores cayeron al suelo.
'A mi me gustaría ver lo que dibujas, Luka.'
"¡Tenían que estar aquí!" Dijo frustrada. Su habitación era un desastre y aún no se topaba con cierta carpeta, que irónicamente intentó esconder hacía tiempo.
"¡Luka-nee! ¡Nos vamos al festival!" Llamó Gumi a su puerta.
"¿Como es que no conocía a tu nueva amiga, Luka-chan?" Siguió otra voz, que pertenecía a la hermana menor de la familia, una pelirroja de nombre Miki. "Apresúrate, tenemos que comprarle su propia yukata a la nueva."
La mayor exhaló y golpeó su frente contra la cómoda, había leído el mensaje de master antes y pensó en lo mismo. Rápidamente cambió su vestimenta y se observó en el espejo; su cabello, rosa y largo, se veía notablemente enredado por lo que pasó varias veces el cepillo. Al verse incapaz de desenredarlo con facilidad, decidió atarlo deprisa en una cola de caballo práctica.
Pronto, todos los hermanos de la mansión junto con la pequeña Miku se apretujaron en el vehículo más espacioso que poseían. Luka, con intenciones de tomar el mando del auto, paró en seco y palideció cuando Gumi se apoderó del volante.
"Ni siquiera lo pienses, Megpoid." Gruñó Luka.
"¡Master me enseñó a conducir!" Se defendió, aprentando el volante frente a ella.
"Y casi lo matas en el intento." Le recordó, "Ni creas que te dejaré conducir cuando de ti dependen otras 5 vidas."
"¡Por Dios, Luka!" Rebatió, "¿Podrías confiar en mi?"
Varios flashes volaron por la mente de la chica mayor, en todos Gumi terminaba estrellando el vehículo contra cuanto poste de luz se encontrara y todos sus hermanos al igual que Miku vestían alas y togas blancas.
"... ¿Por qué me haces esto?" Dijo cansada Luka.
"Por favor..."
Luka lo meditó un momento y se dio por vencida, tal vez quería ver a su hermana menor feliz, y si conduciendo lo lograba, ¿quién la detendría?
"NO NOS MATES." Advirtió antes de subirse al asiento del copiloto y colocando celosamente su cinturon de seguridad.
"¡No prometo nada!" Dijo Gumi antes de prender el estéreo a todo el volumen que daba y cantando su canción preferida de k-pop.
Varios minutos más tarde, la mareada y asustada familia se bajó del auto a rastras.
"¡Eso fue divertido!" Exclamó Miku, jaloneando la manga del abrigo de Luka.
Luka tomó aire y recordó mentalmente jamás volver a ceder el volante a la peliverde.
"Yo me adelantaré," Avisó Len, "Ustedes pueden ir por los yukatas primero mientras consigo un buen lugar."
Las chicas se encaminaron a la tienda tradicional japonesa contigua al estacionamiento. Miku, por su parte, jamás había entrado en contacto con algo oriental, ya que Madre prefería el estilo occidental. Ante su ilusionada sonrisa, Luka se sintió feliz.
"Bien, ya que Luka tiene el sentido del gusto por el subsuelo nosotras nos encargaremos de buscar las Yukatas," Habló Miki, indicandole con la mano a las chicas el sofá de "espera" del local.
"¡Es tan bonito!" Dijo Miku emocionada, tomando asiento junto a Luka y contemplando la tienda. El lugar en cuestión era de un atrapante color rojo, de las paredes colgaban todo tipo de pinturas tradicionales que mostraban diversas escenas y paisajes. Numerosas vitrinas exhibían todo tipo de abanicos de colores que proveían al lugar bastante color, junto con las tazas, platos y demás amuletos que terminaban de otorgar ese auténtico ambiente Nippon.
"¡Nos costó encontrar el tuyo, Luka!" Comentó Rin al rato, extendiéndole la prenda a Luka.
La mayor lo examinó, era de color marrón con diseños de grullas doradas.
"Iré a cambiarme." Dijo antes de ir al probador.
"Aquí está el tuyo, Miku-chan." Llamó Gumi poco después, entregándole su Yukata. "Creo que no me equivoqué con el tuyo, por allá está el probador."
La menor asintió y desapareció un momento tras la cortina. Las demás hicieron lo mismo y breves momentos después salieron emocionadas.
La primeras en examinar su indumentaria fueron Rin y Gumi. La rubia escogió una Yukata color naranja unicolor, a su lado, Gumi optó por un bonito color verde manzana, adornado con intrínsicos diseños florales en las mangas.
"Definitivamente están mejor que los del año pasado." Expresó Rin, dando vueltas para inspeccionar mejor la yukata. Poco después, Miki salió del probador con su yukata, una adorable cosita color rosa con flores moradas.
"Podría usar esto todo el año." Se observó contenta, "¿Escogiste naranja por tu pasión por las naranjas, Rin?"
"Cállate Miki."
Seguidamente, la pelirosa emergió tras la cortina y se trasladó hacia el espejo grande del local.
"Me queda apretado..." Manifestó, mirando su vestimenta con cuidado y ladeando ligeramente su cuerpo. El yukata le apretaba en la zona del pecho y las caderas, concediéndole un "look sexy" y maduro. "Me parece haber visto que esta cosa era 3 tallas más pequeña que la que normalmente uso."
"Megurine. ¡Te ves hermosa!" Clamó entusiasmada Gumi, agarrándola por los hombros.
"Te hace falta esto," Dijo Rin, anexando un delicado adorno para el cabello color dorado a su cola de caballo. "eso y una sonrisa, amargada."
Una gota rodó por la sien de la mayor.
"Solo espera a que Miku-chan salga y problema resuelto, Rin." Bufó la peliverde, a la vez que recogía su propio cabello en un pequeño moño.
"¿Que has dicho?" Refunfuñó Luka.
"Le pediremos que de unas vueltitas para ti." Siguió Rin entre risas.
Antes de que la rubia pudiera seguir, Luka le propinó un buen golpe en el hombro.
"¿Que te crees que haces, bestia?" Dijo adolorida, masajeando su hombro "Arg, necesitamos a esa niña en nuestras vidas. Definitivamente."
"Con ese Yukata que le escogí, seguro la derrite." Aseguró Gumi, tomando asiento en el amplio sofá donde antes se encontraban las chicas, "¡Miku-chan! ¡Sal ya!"
"Um... ¿Como amarro esto?" Oyeron decir tímidamente tras la última cortina.
"¡Enseguida voy!" Se dirigió Miki en su rescate.
Las 3 hermanas tomaron asiento en el mueble y esperaron unos minutos.
"¡Se ve adorable!" Voceó con emoción Miki. "¡Miku-tan, sal!"
La joven se asomó por la cortina levemente, antes de salir y caminar pasito a pasito con dirección al espejo.
De las 4 muchachas presentes, Luka fue quién ganó en asombro.
Su yukata era níveo como la nieve. Varias flores frambuesa estampadas adornaban delicadamente el conjunto.
"¡Como una muñequita!" Dijo conmovida la pelirroja.
"Sabía que había elegido bien." Se enorgulleció Gumi.
La misma Miku se impresionó. En su vida había usado una prenda igual; la Yukata le sumaba un par de años, otorgandole una apariencia mucho más madura.
"Es hermoso..." Expresó.
Contentas, las chicas se dirigieron a la caja para pagar por las yukatas, las cuales sumaban una cuantiosa cantidad de yenes. Luka no se movió de su sitio, al igual que Miku, la cual seguía jurando que su reflejo en el espejo no le pertenecía.
"Te ves muy linda, Luka." Dijo con sinceridad y una sonrisa, acercándose a ella.
"..."
La mayor se enrojeció como una manzana y no supo que contestar. La peliaqua junto a ella la observaba con una tierna sonrisa.
"¿Vamos?" Inquirió Miku, ofreciéndole la mano y su mejor sonrisa.
Luka sonrió de vuelta antes de aceptar.
"Vamos."
-6-
Acatando sus directrices, el taxi de la compañía apresuró su marcha hasta llegar al lugar indicado.
La pasajera, una mujer rubia, esparció sin pensarlo demasiado unos cuantos yenes en la mano del piloto. Arrastrando su pesado equipaje, se bajó fugazmente del taxi y entró en su hogar.
"¡Miku-chan, estoy en casa!" Llamó SeeU apenas pisó el interior de la mansión Hatsune. Trató de sonar tranquila, pero el nerviosismo en su tono la delató.
"¡Miku!" La llamó de nuevo, lanzando su equipaje al suelo y adentrándose en la profunda oscuridad de la casona. Solo el silencio le respondió.
Con creciente angustia, recorrió el ala oeste de la casa. Una fuerte corazonada se hizo latente en su ser a medida que rebuscaba a la muchacha.
"Seguro la idiota se quedó dormida, eso es." Se calmó a si misma. "Se quedó dormida y te estás preocupando por nada."
Corrió a la cocina y tampoco la encontró. Ni en su habitación, ni en la sala de estar.
Era como si se hubiese esfumado.
"¡Miku!"
Se agarró la cara con ambas manos, dejando marcas sangrantes de uñas en sus mejillas. ¿Que tan lejos se la había llevado el infeliz de Kei?
Se apoyó con la pared un momento, escaneando la sala de la mansión. Pronto se percató que algo además de Miku faltaba. Algo que, a su pensar, era más importante que la propia peliaqua.
Los documentos de Miku, Mikuo y Miyuki Hatsune, así como los papeles originales de la compañía.
"¡MALDITA SEA, KEI!"
Pateó todo lo que encontró a su alrededor. Estaba acabada.
"Si tú quieres un drama, Kei, te daré un drama." Dijo para si misma, subiendo las escaleras con dirección a su propia habitación. Escudriñó un momento bajo el colchón de su cama, de donde extrajo un control remoto y una laptop de útima generación. Oprimió unas cuantas teclas y varias ventanas se abrieron en la computadora, al igual que herramientas de audio y video.
"¿Quién diría que esto iba a servirme? Eres un inútil, Kiyoteru. Siempre tuve razón."
Retrocedió la grabación de audio y video por unos minutos, hasta llegar 2 dias atrás. Aparecieron en su sala de estar Miku y otra chica de cabello rosa.
"¿No ha sido Kei...?" Levantó una ceja. Se acercó a la vocina de la laptop para escuchar la conversación.
"Quiero ir a un lugar donde pueda observar los fuegos artificiales en todo su esplendor."
"¿En todo su esplendor?"
La grabación continuó con Miku encerrando nuevamente a la desconocida en el armario, la cámara escondida incluso captó el momento donde la propia rubia bajó a la sala de estar, cerciorandose de que todo estaba en orden.
"Que sucia y pequeña mentirosa resultaste, Miku."
SeeU pausó la grabación y capturó la foto de la chica pelirosa. Acto seguido, se la envió a su investigador y agente, Hiyama Kiyoteru.
El celular de SeeU sonó varios minutos después.
"Es una de las hijas adoptivas de Kei." Respondió el hombre, "Megurine Luka, gracias a que voy un paso más adelante que tú conozco la ubicación de tu querida "hija", no estás en prisión ahora mismo porque al parecer Kei desconoce que sus hijos lograron sacar la caja fuerte de tu casa y no está en Tokyo. Ya tengo a mis hombres camino a la mansión del propio Kei, hay que sacar la caja de allí."
"No eres un traidor, después de todo." Escupió SeeU.
"No te ilusiones, Dahee. Tengo mis propios planes y salvarte el trasero no estaba en ellos."
"¿A donde ha ido la mocosa?"
"Al festival de año nuevo de Tokyo. Si te apresuras, puede que logremos controlar la maldita situación."
"¿Como supiste todo antes que yo?"
"Fui a tu casa hace algunas horas. Esconde mejor esa laptop, SeeU." Replicó antes de colgar.
La rubia apretó el puño y se inclino, levantando una de las tablas del suelo. Introdujo su mano en el nuevo agujero y extrajo un pequeño revólver, el cual escondió estratégicamente en su ropa.
"Si quieres que sea la mala, Miku-chan, seré la mala." Se dijo mientras dejaba su casa, dirigiéndose al festival de año nuevo.
A/N: YYY... que tal? ;-;