Capítulo 16: El otro lado de la historia…

Cuando desperté lo primero que vi fueron varios pares de ojos llorosos. Confundida me incorporé en el sofá. No sabía cómo había llegado allí.

-¿Qué ocurre?- pregunté. De manera extraña mi voz salió acongojada y tuve que aclarármela.

-Bella- sollozó Alice-, ¿estás bien?

-Sí, creo que sí- fruncí el ceño-. ¿Qué me pasó?

-Te desmayaste después de la noticia- dijo Rosalie.

-¿Me desmayé? ¿Por qué?- me encontraba bastante confundida.

-¿No lo recuerdas?- me preguntó Rosalie.

-No, ¿qué pasa?- pregunté con impaciencia y mis amigos se miraron entre ellos.

-Bella- Jasper se colocó de cuclillas frente a mí y cogió mi mano.

Vale, esto era extraño. Giré la cabeza y vi a Esme en el otro sofá sollozando inconsolablemente.

-¿Alguien puede decirme que pasa?- pregunté ya molesta.

-Bells, Edward…- Jasper frunció el ceño-. Edward… ha… muerto.

-¿Qué?- pregunté sorprendida mirando a mis amigos que a duras penas podían contener el llanto.

-Por eso te desmayaste- dijo Emmett.

-Edward- susurré-. ¿Vuestro hermano?- pregunté mirando a Alice y a Emmett.

-¿Bella, te sientes bien?- preguntó Alice agachándose al lado de su novio. Jamás la había visto tan triste. Sus ojos estaban completamente rojos por el llanto.

-Creo que sí- mordí mi labio-. Entonces vuestro hermano, el que era actor, ¿ha muerto?

-Bella, ¿qué te pasa, no recuerdas a Edward?- preguntó Alice y fruncí el ceño extrañada.

-Sí, claro, hizo aquella película de vampiros que me contaste, Alice- respondí confundida.

-Bella, Edward regresó a la escuela hace unas semanas, y os conocisteis- dijo con impaciencia-. ¿No te acuerdas?

Intenté buscar por mi mente pero no encontré nada.

-Algo no va bien, ¿quizá tendríamos que llamar a papá?- dijo Emmett.

-Bella- miré a Rose-, ¿recuerdas a Jacob?- abrí los ojos sorprendida.

-¿Co… cómo sabes de Jacob?- tragué grueso.

-Bella, él vino a buscarte, te estuvo acosando y Edward te ayudó- me explicó Jasper.

-¿Eh?, eso no puede ser- sacudí la cabeza-. No he vuelto a ver a Jacob desde que me marché.

-Voy a llamar a papá- Emmett salió de la habitación con su móvil en la mano.

-¿Por qué estoy aquí?- pregunté mirando los grandes ventanales. Era de noche-, ¿qué hora es?- busqué un reloj y en mi búsqueda vi la tele encendida. En ella aparecía un incendio que se veía bastante aparatoso-. ¿Qué ha pasado?- pregunté sorprendida.

-Pues…- Rosalie comenzó a decir.

-Sí, vale, entonces te esperamos aquí- dijo Emmett entrando en la habitación y colgando el teléfono-. Bella ha perdido la memoria temporalmente- soltó.

-¿Eh?- fruncí el ceño-. Eso es absurdo.

-No, papá dice que puede ser por el shock. Tu cerebro está bloqueando todo lo que tenga que ver con Edward- me explicó.

-Pero si no conozco a vuestro hermano, no lo entiendo- tiré de mi pelo.

Busqué con la mirada un reloj. Eran las cinco y media.

-No puede ser- susurré-. ¿Es esa hora de verdad?- pregunté a mis amigos.

-Sí- respondieron y Alice se sentó con Esme que lloraba sin parar.

-¿Qué hago aquí tan tarde?- me levanté de un salto-. Charlie estará desquiciado- empecé a caminar-. Me va a matar.

-Bella- Emmett se colocó delante de mí e intentó llevarme de vuelta al sofá-, tu padre sabe que estás aquí- fruncí el ceño-. Cuando Alice te llamó estabas en tu casa con él y le dijiste que vendrías. ¿Lo recuerdas?- sacudí la cabeza.

Alice se levantó y vino hasta mí.

-Ven- cogió mi mano y me arrastró hacia arriba.

-¿A dónde vamos?- pregunté confundida.

-Tú sígueme- dijo.

Cuando terminamos de subir las escaleras me llevó frente a una puerta.

-¿Qué hacemos aquí, qué hay detrás de esa puerta?- pregunté sin entender nada.

Alice cogió una respiración y abrió la puerta.

Era una habitación de chico, y estaba casi segura que no era la de Emmett. Había estado un par de veces y no la recordaba así.

Era grande, tenía una cama doble en el centro, un escritorio con varios papeles a un lado, estanterías repletas de libros y música, un sofá en la esquina, una puerta que supuse sería la del armario y otra que quizá fuera el baño.

Alice me arrastró dentro y me colocó delante de una estantería donde había algunas fotos.

-¿Recuerdas esto?- preguntó dándome una de las fotos.

Era una foto en la que salíamos todos en pijama en el salón. En la imagen pude verme a mí sonriendo y al lado mío estaba el que reconocí como el hermano de Alice y Emmett.

-No- fruncí el ceño.

-¿Y está?- me entregó otra.

En ella aparecíamos todos alrededor de una mesa. Estábamos todos muy guapos.

-No.

-Es del mismo fin de semana- me contó mientras la dejaba en su sitio-. Organicé una fiesta para nosotros. Estuvisteis todo el finde aquí. Vimos películas, salimos de compras, fuimos a cenar, a la discoteca… ¿De verdad que no te acuerdas?- preguntó con desesperación.

-Lo siento- miré al suelto. Alice se movió y al momento volvió a mi lado entregándome otra foto.

En ella aparecíamos su hermano y yo sonriendo abrazándonos con cariño en el sofá que reconocí en la esquina de su habitación.

-¿Qué…?- mi respiración se empezó a acelerar-, ¿qué es esto?- miré a Alice.

-Sois vosotros.

-Pero…

-Bella, mi hermano había vuelto al instituto. Al principio no os soportabais, pero descubrió lo de Jacob y empezasteis a pasar tiempo juntos y… os enamorasteis.

-¿Qué?- para ese entonces varias lagrimas se amontonaron en mis ojos.

-Bella, Edward y tú erais novios- mis ojos se abrieron de par en par-. Nadie a parte de nosotros lo sabía porque hasta que no le dieran luz verde no podría cortar con Tanya, su compañera de reparto, pero hoy habían anunciado su ruptura en una rueda de prensa en la entrada del estudio- explicó desesperada-. Bella, el incendio que viste era de ese estudio- contuve la respiración-. Edward estaba rodando ahí- lloró.

-Edward- susurré.

-¿No te acuerdas?- preguntó desesperada-. Edward, tu novio. Os queríais mucho- lloró-. Desde que confesasteis vuestros sentimientos no os habéis despegado.

Aparté la mirada de mi amiga y miré otra vez la foto que aún tenía en mis manos. Entonces una suave voz se coló en mi mente.

-Anoche me preguntaste que significaba para mí que nos besáramos… Lo fue todo. Jamás he sentido algo parecido a lo que siento cuando te beso- unos ojos como esmeraldas se colaron en mi mente-. Bella, desde el primer momento en el que te vi supe que eras especial, pero no quería rendirme ante ese presentimiento por todo lo que había pasado, y además que estaba con Tanya, pero eso no viene al caso. Lo que te quiero decir es... que te quiero como a nadie. Eres lo más importante de mi vida. Y no quiero perderte. Sé que todo esto que ha pasado ha provocado un gran estrés en ti, pero también ha hecho que nosotros nos unamos más. Probablemente esta es la declaración más cutre y poco romántica de la historia, pero si no te lo digo reviento. Bella, ¿quieres ser mi novia?

-¿Me... me estás hablando en serio?, porque si no es así es mejor que me lo digas. No creo que pudiera soportar...

-Jamás he hablado tan en serio en vida, Bella. Seré un buen actor, pero hay cosas que no se pueden fingir, y lo que tú provocas en mí no se puede actuar. Te quiero, Bella, y quiero estar junto a ti, por favor, sé mi novia. Te juro que jamás seré como él. Nunca te haré daño.

-Vuelve a hacerme la pregunta.

-Bella, ¿quieres ser mi novia?

-Sí- una sonrisa torcida se coló en mi mente.

-Gracias.

Fruncí el ceño sin entender de donde había venido ese recuerdo. Y entonces el recuerdo del beso después de aquella declaración me invadió. Fue como si hubiera recibido un golpe en el estómago que me dejó sin aire. Recordé la sensación de sus cálidos labios. De sus manos acariciando mi espalda. Recordé la suavidad de su pelo a través de mis dedos.

-Edward…- un sollozo se atragantó en mi garganta.

Recordé el fin de semana que Alice había estado contándome. Recordé a Jacob dando su aprobado a la ropa que llevaría, las compras de las chucherías, la cena, la película de miedo, la mano de Edward tocando mi pierna para asustarme. Nuestras charlas en su habitación…

Miré su cama.

Recordé nuestro primer beso en el salón. Como escondimos nuestra relación para que no nos pillaran y como casi Alice lo había descubierto cuando me quedé encerrada en el armario.

Nuestro baño en mi casa. Sus brazos a mí alrededor y su duro pecho pegado a mi espalda.

La sesión de besos que habíamos tenido unas horas antes en esa misma cama…

-Edward…- recordé su sonrisa torcida, su intensa mirada, y sus labios diciéndome que me quería.

-Bella…- Alice miró en dirección a la puerta, pero yo no podía quitar mis ojos de la foto.

-Edward…- susurré y entonces caí de rodillas a la vez que varias lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas-, Edward…- toqué su cara en la imagen y la realidad me golpeó. Edward había muerto en el incendio. No iba a volver a verle. Le había perdido para siempre y entonces lloré como jamás imaginé que una persona pudiera llorar.

-Alice, vamos- de fondo pude escuchar la voz de Carlisle llevándose a Alice.

Lloraba sin consuelo, no simples sollozos, no, era un llanto acongojado que me dejaba sin aire. Un fuerte dolor en el pecho se instaló y con cada respiración era más doloroso. Sentía un enorme agujero en el corazón.

-Edward- lloré mirando la foto.

No sé cuánto tiempo estuve en el suelo de rodillas, pero como pude me levanté del suelo y caminé a la cama. Me tumbé en el bordé y continué llorando con la foto pegada en mi pecho y aspirando lo único que me quedaba de él. Su aroma en la almohada.

Edward se había ido para siempre…

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EDWARD:

Me encontraba simplemente agotado.

Después de la lectura del guión, el director fue a comprobar el decorado que había estado dando problemas y al parecer la situación no había mejorado, así que había decidido que fuéramos a un bosque cercano para rodar algunas escenas en exteriores.

Cuando salimos del set había varios autobuses y un par de camiones que nos llevarían hasta la zona donde ensayaríamos primero y después, si daba tiempo, grabaríamos.

No tardamos mucho en llegar y en cuanto bajamos de los autobuses, el equipo descargó los camiones que cargaban todo lo que necesitarían para grabar y entonces el director nos empezó a dar instrucciones.

El humor de Tanya había mejorado notablemente después de la rueda de prensa y podía sospechar el porqué. Y es que en los descansos la había visto tontear con uno de los chicos nuevos. No recordaba su nombre, pero veía como claramente ella estaba interesada. Tanya tenía una manera peculiar de mostrar su interés. Yo lo había visto en primera persona. Se acercaba lentamente meneando las caderas, se relamía los labios de manera sugerente y pegaba su escote pronunciado todo lo cerca que pudiera de su presa.

Negué divertido. Y pensar que yo había caído en ese juego…

Pensé en Bella

Ella era tan diferente a Tanya. De hecho, eran totalmente opuestas.

Mientras que Tanya era rubia, ojos claros, curvas muy pronunciadas, ropa diminuta y atrevida; Bella era castaña, ojos marrones, tenía curvas menos pronunciadas, era más tranquila y no tan reveladora. Todo eso la hacía simplemente perfecta. Y lo más importante. Nos queríamos.

¿Qué estaría haciendo mi pequeña castaña…? Miré el reloj y eran las doce de la noche. Quizá ya estaría durmiendo o puede que estuviera leyendo.

Intenté concentrarme en el guión.

Hoy no había tenido muchas líneas, pero estaba cansado, habíamos pasado toda la noche repitiendo tomas, así que el rodaje se había alargado más de lo planeado y además hacía un frío de la leche estando ahí en medio de la nada.

Eran ya las siete de la mañana cuando nos subimos todos agotados a los autobuses.

Cogí mi teléfono para avisar que ya iba para casa, pero cuando fui a encender la pantalla no lo hizo.

-Genial- murmuré con sarcasmo. Me había quedado sin batería.

Bueno, todavía tenía un largo camino hasta llegar al set, y esperar que alguien fuera a por nosotros para llevarnos a casa, así que cerré los ojos e intenté dormir.

Estaba a punto de quedarme dormido cuando escuché un jadeo y subir el volumen de la radio.

-Sí, como lo oyen, los estudios de Port Angeles quedaron totalmente calcinados, todavía se desconoce qué fue lo que produjo el incendio donde murieron aproximadamente más de doscientas personas. Algunos cuerpos están siendo estudiados en profundidad para averiguar sus identidades, pero lo que sí sabemos es que entre los fallecidos estaban Edward Cullen y su compañera de reparto Tanya Denali, que hoy mismo habían dado una rueda de prensa para anunciar su ruptura en la misma entrada de estos estudios y habían comenzado a rodar la segunda parte de la saga Crepúsculo…

En ese instante el autobús se convirtió en una locura. Pude ver a todos intentando localizar a sus familiares para intentar tranquilizarlos y al director llamar a la policía para averiguar qué había pasado.

Tiré de mi pelo en shock.

El set donde íbamos a grabar se había prendido fuego. El mismo set donde habíamos estado leyendo el guión hacia unas horas…, el mismo set… donde… todos creían que yo estaba…

-Mierda- jadeé.

Esperaba que nadie hubiera escuchado nada del incendio, porque si no ya me los podía imaginar a todos histéricos.

Cuando llegamos al estudio o más bien lo que podía alcanzar a ver de lo que quedaba de la gran estructura, intentamos bajar del autobús, pero varios policías nos impidieron el paso. Chris fue el único que bajó e intentó explicarle quién era él y que hacíamos aquí.

Después de hablar un rato volvió a subir y habló con el conductor que se puso en marcha. Cogió su teléfono y llamó al otro autobús para darle instrucciones de llevar a todos a sus casas.

Cuando llegué a la entrada de mi casa, ya era completamente de día, así que no sabía si ya estaban despiertos o no, pero lo que más llamó mi atención fue la camioneta de Bella.

Caminé hacia la puerta y con mis llaves abrí.

No se oía nada.

Sin hacer ruido cerré la puerta y caminé hacia la sala, donde encontré a Esme tumbada y varios pañuelos a su alrededor.

Ellos se habían enterado del incendio. No había otra explicación.

Con un suspiró caminé hacia ella y me agaché a su altura.

-Mamá- la sacudí con cuidado y ella abrió los ojos. En cuanto me vio se incorporó rápidamente.

-Edward- su respiración se aceleró.

-Antes de que digas nada- coloqué mis manos delante de mí-, no soy un fantasma. Estoy bien, no estuve en el incendio- dije de manera atropellada y ella comenzó a llorar.

-Mi niño- y se lanzó contra mí para abrazarme-. Estás bien- tocó mi pelo y mi espalda de manera desesperada.

-Sí, estoy bien- dije en voz baja.

-Pero, ¿cómo?- preguntó sorprendida.

-Hubo problemas con el decorado, así que se decidió que grabaríamos fuera- expliqué. En ese momento Carlisle entró por la puerta y me miró sorprendido.

-Edward…

-Carlisle, es nuestro niño, está vivo- lloró Esme y él se acercó.

-Hijo- susurró para después abrazarme-. ¿Cómo es posible? No hubo sobrevivientes.

-No estuve allí- dije.

-Hay que avisar a tus hermanos- dijo Esme y gritó-. Alice, Emmett, correr.

Al momento escuché varios pasos acelerados y cuando llegaron a la puerta me miraron de la misma forma que lo habían hecho mis padres.

-Edward- Alice fue la primera en romper el silencio.

-Enana, estoy aquí- aseguré y entonces corrió a través del salón y se lanzó contra mí.

-Edward- lloró-, creíamos que habías muerto, ¿cómo es posible?

Emmett se acercó y nos abrazó a los dos.

-Que susto nos diste- dijo acongojado.

-No rodé en el estudio- dije-. Acabamos de enterarnos de lo que pasó.

-No sabes lo feliz que estoy de que estés bien- lloró Alice-. Todos estuvieron aquí toda la noche con nosotros. Jasper y Rosalie se fueron hace una hora a casa.

-Voy a llamar a Rose para decírselo- dijo Emmett soltándonos y entonces recordé el coche de Bella.

-¿Por qué está fuera la camioneta de Bella?

Emmett y Alice jadearon.

-Bella- susurró Alice y me cogió de la mano para empezar a arrastrarme escalera arriba-. Ella estuvo aquí toda la noche. Cuando papá nos dijo que no había habido supervivientes se desmayó y cuando despertó no te recordaba. Tuvimos que llamar a papá porque no sabíamos que le ocurría y nos dijo que estaba en shock y que por la noticia su cabeza había bloqueado todo lo que tuviera que ver contigo.

-¿Está bien?- pregunté preocupado delante de la puerta de mi habitación.

-La traje aquí e intenté que te recordara. Le conté la fiesta de pijamas, como la salvaste de Jacob, le enseñé fotos y eso activó su mente, pero se derrumbó.

-Tengo que verla- susurré y ella asintió.

-No ha salido desde entonces.

Despacio abrí la puerta. La habitación estaba completamente a oscuras, pero podía escuchar los sollozos de Bella.

Entré con cuidado y Alice cerró la puerta. En la cama pude distinguir a Bella abrazada a una foto nuestra. Era una foto que había tenido escondida, hasta hoy. Sabía que en el momento que anunciara que ya no estaba con Tanya, le diría a todo el mundo que Bella era mi vida, por eso, hoy mismo había colocado esa foto en mi mesilla de noche.

Caminé hacia la cama y vi a Bella dormida, pero llorando. En su cara había una mueca de tristeza y sus mejillas estaban rojas y mojadas por las lágrimas.

Me descolgué la mochila, la dejé en el suelo y me agaché delante de Bella.

-Bella- aparté algunos mechones de su cara-, Bella, estoy aquí.

-Edward- susurró con los ojos cerrados. Mi nombre había sonado ahogado. Como si no pudiera respirar.

-Estoy aquí, Bells, abre los ojos- pedí, me dolía su sufrimiento.

-No, si abro los ojos despertaré- susurró- y no quiero volver a la realidad- sollozó-. La realidad en la que tú ya no estás.

-Cariño, estoy aquí, contigo- dije acariciando su mejilla-. Abre los ojos. Estoy bien. No me pasó nada.

Lentamente abrió los ojos y cuando me vio su respiración se cortó.

-Edward.

-Estoy aquí- cogí su mano y la coloqué en mi pecho para que me sintiera-. Soy yo.

-Edward…- su labio inferior comenzó a temblar.

-Sí- acaricié su mejilla y me acerqué a ella.

-¿De… de verdad eres tú, no estoy soñando?- preguntó con la voz entrecortada.

-Sí, soy yo de verdad, y estoy aquí contigo. Estoy bien.

-Edward- en ese momento se lanzó a mis brazos soltando la foto y llorando en mi pecho.

-Ya está- acaricié su cabeza-, estoy aquí. Siento haberte asustado.

-Edward, creía que habías muerto. Había un incendió… y nadie sobrevivió.

-Lo sé- suspiré.

-¿Cómo es posible?- preguntó separándose los suficiente para verme a los ojos.

-No estuve allí- cogí sus manos-. Después de la rueda de prensa, hicimos una lectura del guión con el equipo. En teoría íbamos a rodar allí, pero había estado habiendo problemas con el decorado y al final se decidió que grabáramos fuera. Estuve en el bosque, toda la noche- expliqué-. Nos acabamos de enterar de lo que ha pasado- sacudí la cabeza-. Fuimos allí, pero no nos dejaron pasar.

-A sido horrible- hizo una mueca-. Intentamos llamarte, pero no lo cogías.

-Lo siento, me quedé sin batería- me disculpé-. ¿Cómo estás, te sientes mejor?- pregunté mirando sus ojos en la oscuridad-. Alice me contó que no podías recordarme.

-Sí- respondió-. Supongo que me negaba a creer que hubieras muerto en ese incendio. Mi cabeza creyó que sería mejor no recordarte- encogió un hombro-. Alice me trajo aquí y cuando me enseñó está foto escuché de tu voz el día te declaraste en mi casa, y entonces lo recordé todo, pero- cerró los ojos y una lágrima cayó-, pero era demasiado doloroso- soltó mi mano y tocó su pecho-, dolía, mucho. No te imaginas cuánto. No podía respirar, sentía que me iba a asfixiar en cualquier momento.

-Lo siento- la volví a abrazar.

-Aun no puedo creer que estés aquí- suspiró y la separé lo suficiente para poder levantar su cabeza.

-Solo hay una manera de que lo creas- dije y entonces me agaché lo suficiente para poder atrapar su labio entre los míos. En el momento que nuestras bocas hicieron contacto ella gimió y me acercó más a ella. Era como si quisiera que me introdujera dentro de ella. Giré la cabeza y lamí su labio y ella abrió la boca y yo introduje mi lengua en su boca. En cuanto nuestras lenguas hicieron contacto fue mi turno de gemir. Bella tiró de mí y sin romper nuestro beso, me coloqué encima de ella sobre la cama. Sus manos se colaron dentro de mi sudadera y acariciaron mi espalda y yo me sostuve de mis antebrazos. Cuando nos quedamos sin aire dejé su boca e hice un recorrido de besos y lamidas bajando por su mandíbula hacia su cuello.

-Edward- gimió bajito mi nombre y me pegó más a ella.

Mi boca hizo un recorrido por su cuello hasta su oreja. Atrapé su lóbulo y lo chupé con fuerza. En ese momento nuestras caderas chocaron y los dos gemimos.

Lentamente levanté la cabeza y la miré. Tenía los labios rojos por nuestros besos, las mejillas rojas y la respiración agitada.

-Te quiero- la dije mirándola a los ojos con intensidad.

-Yo también- acarició mi columna-. No te imaginas lo feliz que estoy ahora mismo- declaró-. Ven- nos giramos y quedé al lado suyo-. Debes estar casando- acarició mi mejilla con su dedo- duerme- susurró y cerré los ojos para sentir sus caricias por mi cara.

Sabía que mi familia había tenido que pasar una noche horrible y seguramente querrían estar conmigo y continuar viendo que estaba bien, pero ahora mismo agradecía que me hubieran dado la privacidad para estar con Bella.

Y sí, había dicho mi familia, porque por más enfadado que estuviera ellos eran mis padres, y ellos habían sufrido muchísimo al creer que yo había muerto en aquel incendio.

Ya iba siendo hora de superar el pasado y empezar a disfrutar de lo que tenía.

Hola! Bueno, bueno, creo que todas podéis volver a respirar tranquilas. Nuestro querido Edward está perfectamente y entre todo lo malo que ocurrió al fin se dio cuenta que sus padres habían sufrido y le quieren, así que algo bueno pasó.

Qué os ha parecido?

Muchas gracias a todas por vuestros comentarios y por continuar la historia conmigo.

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Espero que os haya gustado y me dejéis muchos reviews.

Besitos =)