Hola a quienes son tan amables de leerme, después de un par de semanas que no me pasaba por aquí, les vengo a dejar un capítulo de esta adaptación.
Muchas gracias a las personas que dejaron su review en el último capítulo son muy amables y espero les esté gustando la historia ^^
Esta historia va dedicada a mi "Fiel neko lectora":Annie3. Espero te esté gustando :3
Ahora sí:
DISCLAIMER: Ni Bleach, ni la historia de "Esperanzas Ocultas", me pertenecen, todos los personajes así como la historia original son propiedad de sus creadores, Heidi Rice y Tite Kubo. Yo solo los utilizo sin ánimo de lucro.
Espero disfruten de la lectura
oOo
Capítulo Ocho
Rukia dejó que la alegre charla de Miyako y la serenidad de Kaien la calmasen mientras la limusina los llevaba a Karakura desde el aeropuerto.
¿Por qué se sentía tan inquieta?
Desde que llegó al château esa mañana se había sentido incómoda y confusa. Y no ayudaba nada sentir aquel escozor en… sitios inusuales o tener que esquivar las preguntas de Miyako sobre dónde había pasado la noche y por qué aparecía a las ocho de la mañana llevando el vestido de dama de honor.
¿Por qué no podía sacudirse aquella sensación de vacío, como si hubiera perdido algo? ¿Y por qué no dejaba de recordar a Ichigo Kurosaki, su bronceada piel brillando a la luz del amanecer mientras cerraba la puerta de la habitación?
Se había prometido a sí misma que no pensaría en él. No podía permitirse el lujo de fantasear y, sin embargo, no parecía capaz de evitarlo.
La única explicación era que estaba agotada. Después de una noche en la que apenas había pegado ojo, se habían visto obligados a esperar tres horas en el aeropuerto por un problema con su pasaporte…
Lo que necesitaba era volver a su ordenada vida y dormir durante una semana, se dijo.
Un suspiro escapó de su garganta cuando llegaron a Tokio.
–¿Pero qué es eso?
La exclamación de Kaien hizo que mirase por la ventanilla, sorprendida.
Había un grupo de gente rodeando la casa y un hombre con un montón de cámaras colgadas al cuello corrió hacia el coche y empezó a hacer fotografías.
–¿Qué pasa?
–No tengo ni idea, pero vamos a tener que entrar corriendo –Kaien sacó a Daichi de la silla de seguridad–. Tessai, acércate todo lo que puedas y luego llama a la policía –le pidió al chófer.
Rukia salió del coche detrás de Miyako y Kaien, sin saber lo que estaba pasando, los fogonazos de las cámaras cegándola mientras intentaba llegar a la puerta. No veía nada, pero sí escuchaba las preguntas que los reporteros lanzaban como balas:
–Rukia, ¿desde cuándo conoces a Ichigo Kurosaki?
–¿Es tan bueno en la cama como dicen?
–¿Son pareja?
–¿Dónde está Ichigo? ¿Va a venir a visitarte para otra noche de pasión?
Cuando por fin llegaron a la casa y cerraron la puerta se apoyaron en la pared, perplejos.
–¿Se puede saber qué pasa? –exclamó Kaien.
–Baja la voz –lo regañó Miyako.
Los tres dieron un salto cuando alguien metió una revista por el buzón de la puerta.
–Bonita foto, Rukia. ¿Seguro que no quieres hacer comentarios?
Después de poner a Daichi en los brazos de su mujer, Kaien se inclinó para tomar la revista.
–Llévatela al estudio, yo esperaré aquí a la policía –le dijo, sacando el móvil del bolsillo–. Y también voy a llamar a una empresa de seguridad, por si acaso.
Rukia siguió a Miyako hasta el estudio, sintiéndose horriblemente culpable.
No se le había ocurrido pensar que los periodistas descubrirían que había pasado la noche con Ichigo, pero Ichigo Kurosaki era una superestrella de Hollywood y era lógico que su pequeña aventura no hubiera pasado desapercibida. Pero había llevado esa locura a Miyako y Kaien durante el primer día de su luna de miel…
Miyako miró por la ventana del estudio.
–Dios mío, son como una plaga de langosta –murmuró.
–Esto es culpa mía –le confesó Rukia, horriblemente avergonzada.
–¿Por qué? ¿Qué te pasa? Estás muy pálida. Ven, siéntate un momento.
Rukia se dejó caer en el sofá y Miyako se sentó a su lado, intentando calmar al niño, que empezaba a inquietarse.
–Deja de temblar, no pasa nada. ¿Porque no vemos a qué viene todo esto?
Rukia abrió la revista y pronto encontró lo que buscaba.
En una de las páginas centrales, a todo color, había una fotografía de Ichigo y ella en el balcón del château, besándose. Él tenía una mano en su trasero mientras ella se agarraba a sus hombros y el título del artículo era: La estrella de Hollywood Ichigo Kurosaki y su noche de pasión con una joven japonesa.
–Ah, misterio resuelto –anunció Miyako.
Rukia tiró la revista, sintiéndose humillada. ¿Cómo iba a explicarlo?
–Yo no quería que ocurriera. Me dio un beso y… nos dejamos ir.
–Ya lo veo –dijo su amiga.
–Esto es horrible.
Qué típico que su momento Cenicienta acabara siendo un desastre.
–No, no lo es. Yo creo que es fabuloso, pero tengo que hacerte dos preguntas muy importantes: ¿tu noche de pasión con Ichigo Kurosaki ha sido tan ardiente como parece en la foto? ¿Y cuándo vas a volver a verlo?
Rukia se puso colorada.
–No, yo…
–Borra la primera pregunta, ya sé la respuesta.
–No pienso volver a verlo –dijo Rukia entonces–. Ha sido cosa de una noche.
–¿Quién ha dicho eso, él?
–No… además, estaba dormido cuando me marché de la habitación.
Miyako levantó las cejas.
–¿Lo dejaste plantado? ¿A un hombre por el que matarían millones de mujeres? ¿Tú estás loca?
–No quería despertarlo –se justificó Rukia–. Y le dejé una nota de despedida.
Además, él no estaba buscando algo que más que una aventura de una noche y yo tampoco.
Era la verdad. Aunque su corazón enloqueciera cada vez que pensaba en él.
Miyako colocó a Daichi sobre su hombro izquierdo y miró a Rukia con ojos penetrantes.
–¿Y tú cómo lo sabes?
–Porque lo sé. Estoy siendo realista.
–No te escondas detrás de esa tontería realista. Hay momentos para ser realista y otros para dejar que la ninfómana que llevas dentro se vuelva loca. Tener una aventura con Ichigo debería ser de estos últimos –Miyako suspiró–. No puedo creer que hayas dejado escapar esa oportunidad.
–Se ha terminado y no quiero hablar de ello.
–No te hagas eso a ti misma, cariño. Desde que conociste a Ichigo he visto una faceta de ti que no había visto nunca y es maravilloso. En serio, ha sido como ver a una mariposa saliendo del capullo. ¿No te das cuenta de que, por fin, estabas recuperando la alegría de vivir? Incluso te pusiste el vestido de dama de honor… un vestido por primera vez en seis años. Y luego pasaste la noche con Ichigo. Seguro que estabas muerta de miedo cuando llegaron a la habitación, ¿a que sí?
Rukia volvió a ponerse colorada.
–Tal vez un poco, pero él fue muy… en fin, fue muy cariñoso.
–¿Y por qué lo has dejado plantado?
–Porque no quería hacer el ridículo –le confesó ella–. Puede que sea el hermano de Kaien, pero también es una estrella de cine. Sale con actrices y modelos guapísimas… no quería que se mostrase condescendiente conmigo por la mañana. Me habría muerto de vergüenza.
Había descubierto algo maravilloso esa noche: que el mundo no iba a hundirse por hacer lo que le pedía el cuerpo. Tal vez algún día tendría valor suficiente para buscar lo que había encontrado Miyako, pero entonces iría paso a paso, sopesando los riesgos. No iba a meterse en algo desconocido ni a confiar en la suerte para pasar luego otros seis años recogiendo las piezas de su corazón.
–Yo no soy como tú e Ichigo no es Kaien. Una vez lo arriesgué todo y fue un desastre. No puedo volver a hacerlo.
Miyako apretó su mano.
–Lo entiendo, cariño, de verdad. Tú pasaste por algo por lo que nunca debería tener que pasar una chica de dieciséis años, pero tienes que empezar a confiar en tu buen juicio en lo que se refiere a los hombres si quieres encontrar a la persona de tu vida. ¿No te das cuenta?
–Sí, bueno, mi buen juicio me dice que Ichigo Kurosaki sólo estaba interesado en un revolcón.
–Pero no lo sabes con seguridad.
–Sólo lo dices porque es el hermano de Kaien. No lo conoces, Miyako. ¿Sabes por qué había venido a Japón?
–¿Por qué?
–Porque quería acostarse conmigo –dijo Rukia.
–Espero que te sintieras halagada.
Sí, se había sentido halagada, pero Miyako no entendía lo que quería decirle.
–¿No ves que eso lo convierte en alguien totalmente superficial? No vino para asistir a la boda de su hermano, vino para acostarse conmigo. No les hizo ni caso a Kaien y a ti… ni siquiera se preocupó un segundo por su sobrino. No sé cómo puedes perdonarlo.
En realidad, tampoco entendía por qué lo había perdonado ella.
–No debes juzgarlo por eso –dijo Miyako–. La situación entre Kaien y él es complicada.
–Sí, bueno, me contaste que habían tenido una infancia difícil, pero eso no justifica...
–Rukia, escúchame –la interrumpió su amiga–. No se habían visto desde que
Ichigo tenía diez años y Kaien cree que pasó el resto de su infancia yendo de una casa de acogida a otra –Miyako dejó escapar un suspiro–. Y no creo que sea tan superficial, creo que es precavido.
Rukia cerró la boca porque no sabía qué decir. No quería pensar en Ichigo de niño, solo en el mundo…
–Tú tampoco lo conoces –siguió Miyako–. Y lo poco que has conocido de él, te gusta. ¿Por qué no vas a estar con Ichigo el tiempo que dure? En lugar de salir corriendo, deberías haberte dado a ti misma una oportunidad.
–¿Crees que debería haberme quedado?
–Siempre existe la posibilidad de que Ichigo no te hubiera echado de la habitación a patadas –respondió Miyako, irónica.
–Vaya, gracias. Eso me hace sentir mucho mejor.
Un repentino estruendo en el exterior las asustó a las dos.
–Rápido, sujeta a Daichi, voy a ver qué pasa. A lo mejor es la policía.
Rukia sujetó a Daichi contra su pecho, pensativa.
Los reporteros se marcharían cuando entendieran que su noche de pasión con Ichigo no iba a repetirse. Pero, al pensar eso, sintió una opresión en el pecho.
¿Por qué había sido tan cobarde esa mañana? ¿Tan terrible hubiera sido quedarse?
–Vaya, vaya, vaya –Miyako se volvió hacia ella con una sonrisa en los labios–. Mira esto.
Rukia se acercó a la ventana con el niño en brazos y se quedó boquiabierta al ver una figura alta subiendo los escalones de la casa de dos en dos. Con gafas de sol, Ichigo no hacía ni caso a las cámaras o las preguntas de los fotógrafos.
El pulso de Rukia se volvió loco mientras Miyako decía:
–Parece que Ichigo está dispuesto a darte otra oportunidad.
oOo
Bueno, hasta ahí el capítulo, espero les haya gustado y nos leemos en el siguiente capítulo que estoy viendo si lo subo mañana :/ Bueno ya veré :P
Me disculpan si se me pasa algun error ya que a veces se me olvida revisarlo antes de publicarlo x3
Que tengan un feliz día y una feliz semana, nos leemos luego. Jane!