No se supone


Ella está hablando. Pero siendo realista no hay nada de extraño en eso, porque siempre lo hizo. Es decir, eso de hablar hasta gastarse la saliva.

No se supone que él no la esté escuchando. No, y no es por falta de interés; lo que ella les está relatando ahora es material neurálgico para su situación actual.

"Porque Obito bla, bla, bla, y el Rinnegan, bla, bla, bla, pero Madara bla, bla, bla". La boca de ella se cierra y se abre, gesticula con las manos, pero al cerebro de Sasuke no llega ni la mitad de todo ese caudal de información.

«Concéntrate», se reprende.

Sí, ella habla con precisión sobre los cortos minutos que transcurrió en la dimensión espacio temporal, y él debería estar dedicando una completa atención a esos detalles.

Pero no puede. Porque ella está... diferente.

Sakura apenas le dirigió la mirada desde que llegó.

«No seas idiota», rumia, y cabecea quedamente cuando Sakura le explica algo, consternada, pasando sus ojos verdes de Naruto a él, y de él a Kakashi. Pero nunca, nunca, deteniéndose solo en él.

¿Desde cuándo?

«Basta», vuelve a reñirlo su ser consciente.

Pero hay algo diferente en ella, con apenas un ojo abierto puede notarlo. El pronóstico es oscuro, la situación es pesada, pero ella no tiembla, no se muestra insegura, no hay pánico ni miedo en su rostro. Sí preocupación, pero no es lo mismo.

Por sobre todo, Sakura no lo está mirando a él. Para nada.

—Sasuke, ¿Cuál es tu sueño ahora?

Casi chista con desdén: de ningún modo iba a decirle nada. ¿Quién se creía? Algunos minutos compartidos o un cordial intercambio de palabras no le daba derechos para exigirle o preguntarle nada. Estaba a punto de abrir la boca y mandarlo a meterse en sus propios asuntos; pero ella lo hizo antes y así, todo quedo en un segundo plano.

—Dijiste "Convertirme en Hokage" —Sus ojos inseguros, sus cejas curvadas: Sakura desconfía, y aunque lo entiende perfectamente, hay algo en eso que es especialmente molesto— ¿Qué quisiste dar a entender… con eso?

No puede responder, en cambio, prefiere desviar la vista y limitarse a escuchar lo que Kakashi tenga para decirle.

—¿Recuerdan su primera misión, tratar de quitarme los cascabeles?

Sasuke casi puede chistar. Claro que lo recuerda. Sakura había sido completamente inútil, y había caído fácilmente en los trucos de Kakashi, desmayándose patéticamente al final.

Ella siempre se quedaba a un costado y eso era lo más fácil: Sakura detrás de él, permaneciendo en un segundo (y seguro) lugar. Pero esta Sakura, no parece quererlo así.

¿Por qué se acuerda de eso?

—¡Trabajo en equipo!

Ojalá alguien se la llevara lejos. Esto no se suponía que ocurriera así, solo Naruto y él debían estar allí. Y sin embargo, ya habían demasiadas cosas que no se suponían. Nada de lo que ocurrió se suponía: muerto su hermano, él volvería a Konoha y Sakura estaría esperándolo, a salvo.

Esas eran las vueltas de la vida, espeluznantes, como el espiral que les anuncia la acechadora llegada de Madara.

Sakura debería estar lejos de este lugar.

«Lejos de aquí» piensa, mientras mira el remolino, con la esquina de su ojo derecho revoloteando hacia su compañera.