O_O dios santísimo, que días he tenido. XD vacaciones, cursos y un trabajo horrendo. Pero ya estamos de vuelta! Owo les dejo el siguiente capítulo, espero que lo disfruten n.n

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Capitulo Doce: Vuelve a nuestro mundo.

Apenas ver la entrada de aquel parque, Max empezó a correr, jalando a su padre con emoción.

-Espera, nos faltan las entradas.- su padre le sujeto de ambas manos y le levanto, dejándolo pataleando lleno de emoción.

-Yo tengo las entradas.- sonrió Magnus, mientras sacaba del bolsillo de su pantalón cuatro pases VIP para el parque, repartiéndolos entre sus acompañantes

-Te aprovechas de que no recuerda.- le regaño el rubio mientras su pequeño corría hacia los torniquetes de entrada y el joven ojiazul se distraía con los anuncios y las atracciones que se veían a los lejos

-No sé de qué hablas.- entrego su pase al guardia y con aire elegante cruzo el torniquete, esperando a Jace que era el último en cruzar.

-Te aprovechas que no recuerda lo mucho que le molestaba que aparecieras las cosas.- sonrió Jace, esa suave elevación de su ceja era una amenaza de que podría decirle a Cale aquel detalle.

-Oh vamos, ¿de verdad quieres hacer una fila de dos horas solo por la entrada?- señalo con un dedo la enorme fila que estaba fuera de las ventanillas, apenas un vistazo basto para callar al padre, no quería asarse bajo el sol sin un buen motivo.

-¡Papi, mira!- el pequeño regresaba con un globo en las manos, alguna botarga se lo habría regalado y él estaba muy feliz.- ¿podemos ir a los juegos ya?- se colgó de la mano de su progenitor y le jalo.

-¿Tú no quieres ir, Cale?- Se había acercado al chico de improvisto y le había pasado un brazo alrededor del cuello, sorprendiéndolo un poco.

-Claro, quiero subir a eso- señalo la montaña rusa que terminaba con una prolongada caída en una piscina, un chapuzón muy conveniente para una mañana tan cálida y después algunos otros de los más altos y extremos juegos del parque. –Pero creo que Max quiere subir a uno primero.- sonreía al ver al chico jalar a su padre hacia el carrusel.

De pronto el pequeñito regreso y tomo la mano de Magnus y las de Cale y les jalo, su padre le había enviado, si Jace iba a subirse en ese ridículo juego de mundanos, ¡todos sufrirían con el!

-Esto es… un poco avergonzó- le susurro cale al brujo mientras se sentaba sobre un delfín y su compañero sobre un precioso caballo blanco. No iba a admitirlo delante de nadie, pero ahora que lo miraba bien, parecía todo un caballero sobre ese corcel en perpetua posición de galope, Magnus era todo un caballero.

-Arriba, pequeño cazador – Jace había subido junto con su hijo en un majestuoso león y mientras el niño iba delante, riendo y gritando mientras imaginaba mil aventuras; su padre iba mirando atrás, planeando una inocente travesura. – ¿Vas a subirte a los otros juegos o no, Magnus?-

-Claro, ¿lo dudas?- disimuladamente le sacaba el dedo medio, esas cosas no le iban.

-Entonces… en cuanto esto termine…- Jace aprovecho que el carrusel pasaba frente a la madre de las montañas rusas y señalo aquel juego. – nos subiremos en eso.

Magnus iba a negarse, cuando escucho la voz del joven reencarnado, le hizo saber porque el rubio mayor se burlaba, no tenía opción ni escapatoria; Cale quería subir y no podía quedar mal con él.

-Las veces que quieras, cuñado.- las palabras de Magnus iban salpicadas de veneno y sarcasmo; ese rubio pagaría por lo que estaba haciéndole.

Mas tardo el moreno de ojos dorados en decir eso, que lo que tardo Jace en llevarlos a aquella atracción, por suerte logro subir con Max, que estaba bastante emocionado con subirse. Se sentó al frente con su pequeño y Cale en la siguiente fila de asiento, al lado del brujo que sonreía disimulando su nerviosismo.

Pero algo bueno debía tener ese viaje tan ajetreado y loco, el carrito era pequeño y con las curvas no podía evitar juntarse con el chico o que este se le recargara entre risas. Al llegar a la parte más alta de aquel viaje, Magnus sintió que todo su mundo se detenía por un instante; de repente el chico se había soltado a reír y se le había recargado, intentando controlar esas cosquillas nerviosas que le estaban invadiendo. El mundo pudo haberse venido abajo en ese instante y… y literalmente se vino abajo, el resto del viaje fue apenas un segundo, subidas, bajadas, vueltas.

-¡WUJU! ¡Otra vez!- los dos menores bajaron de un salto del carrito y corrieron a apartar lugar en la fila.

Jace bajo y se quedó mirando al que era su cuñado, bajando con lentitud, acomodándose el cabello. Apenas pudo contener una risa, ni siquiera tuvo que decir algo, bastaba ver como se tragaba su malestar de manera estoica y corría a donde el chico de lindos y tiernos ojos celestes le llamaba.

-Aguanta, Magnus.- le puso una mano en el hombro. –Se está enamorando.

-¿De verdad lo crees?- por momentos perdía la esperanza, pero tan solo verlo sonreír, hacía que valiera la pena.

-Solo míralo.- el chico estaba feliz, muy relajado, conviviendo con todos, hasta le costaba creer que casi les había matado con un arranque de miedo. –Es como si volviera a ser Alec.

Fueron 4 vueltas a la montaña rusa, 5 veces en el barco vikingo y otros 7 juegos que dejaron a Magnus totalmente mareado, como una araña fumigada; claro que lo disimulaba lo mejor que podía, aunque ya dos veces había salido casi arrastrándose del carrito. Sin embargo esa última caída libre de aquella nueva atracción le estaba haciendo pensar que dejaría la mitad de su inmortalidad en el camino, más de 50 metros de caída libre vertical.

-Que nervios….- el joven de cornamenta añil movía sus piernas un poco, mientras esperan que aquel juego les dejara caer desde gran altura. –Ni siquiera puedo ver a Max.- el chiquillo no había podido subir ese juego y junto con su padre, esperaban abajo.

-Y lo que nos falta, no nos dejaran bajar hasta que comiences a disfrutar estar aquí.- por que inevitablemente lo disfrutabas, la vista era preciosa.

-No sé si pueda disfrutarlo, me hormiguea el vientre de los nervios.- se ocultó un poco en el arnés, sentir sus piernas colgando sin poder ver el suelo, era algo aterrador.

-Solo será un instante.- él estaba tratando de no pensar en ello, no quería bajar, pero no quería quedarse ahí arriba…y algo dentro de su cabeza le hacía pensar por que no se había transportado abajo.

De pronto sintió que algo acariciaba su mano, la que sostenía la barra de seguridad; se estremeció un poco cuando esos dedos le sujetado, dejo que entrelazara sus dedos, ¿quién podría negarse a eso? Sentía como su corazón se aceleraba con ese contacto tan simple, Cale apretaba su mano con fuerza, no quería soltarle. Justo a tiempo para no sentirse solo al borde de la muerte en aquel aparetejo.

Y aunque el paseo hubiera terminado ya, los dos chicos no se habían soltado, habían dejado aquella atracción entre risas nerviosas y jadeos.

-¿Vez? Si son novios, papi.- el pequeñito no era nada discreto, señalaba a la parejita que se acercaba con esa sonrisita angelical. –se están tomando de la mano.

Las mejillas del joven ojiazul se tiñeron de rojo al oír al pequeño, pero no supo cómo negarlo o explicarse.

-¡Max!- le regaño el mayor, sabía cómo era Alec, aquellas cosas le avergonzaban y aunque quería molestar al brujo mayor, no quería arruinar su oportunidad. Pero para su sorpresa, Cale no soltó al brujo, por el contrario, aferro el agarre y desvió la mirada muy avergonzado.

-Va-vamos a un juego más.- les murmuro. -hace calor, podemos probar la cascada y después ir a comer- sugirió bastante nervioso

-Pues vamos, que ya tengo hambre.- realmente no era hambre lo que Magnus sentía, pero necesitaba algo lleno de hielo para apaciguar su estómago, y un buen descanso para recargar energías y seguirle el paso en aquellas máquinas de tortura al que era el amor de su vida, a buena hora se había enamorado de un cazador de sombras, adolecente y dicto a la adrenalina.

Había un buen trecho entre "la cascada" y donde los chicos estaban, casi tenían que atravesar todo el parque, así que había que comenzar a caminar ya. Pero mientras avanzaban entre los juegos, Cale sintió que le daban un tirón, no supo identificar como o donde, pero cuando volteo, vio al pequeño Max sujetándole de… ¿la chamarra?

-¿Me cargas?- en realidad el chiquillo le había sujetado la cola y le daba pequeños tirones mientras le sonriera con todo el encanto que había heredado de su padre y un poco más, ese pequeño querubín sabía bien como aprovechar su ternura e inocencia, y para muestra ver como traía a su padre.

-Claro, ven acá.- Cale soltó la mano de su Benefactor un momento y sujeto al chiquillo, subiéndolo para que se sentara sobre sus hombros. Le agradaba el niño, le provocaba un poco de ternura y un deseo incontenible de cuidarlo, quererlo y protegerlo; y muy en el fondo sentía culpa y no sabía identificar porque.

-Parece que tu niño tiene un nuevo juguete.- Magnus comenzó a reírse, pues tan pronto estuvo sobre Cale, el chiquillo se sujetó de sus cuernos y comenzó a moverlos como si fueran las riendas de un caballo, afectando un poco la manera en que caminaba el ojiazul.

- Supongo…que no debería dejarlo jugar en la moto.- Jace iba aguantándose la risa ¿Pero quién podía hacerlo cuando su niño parecía disfrutar de su nueva moto humana?

La fila era muy larga para aquel juego, quizás era por el calor, o porque era muy divertido estarse mojando no solo sobre el paseo, si no con la ola de agua que levantaba el carrito al bajar. Pero fue poco realmente lo que esperaron, bendito fuera Magnus y sus pases VIP. Cale se sentó al frente de aquella pequeña barca, con Max enfrente, sonriendo emocionado, Magnus atrás y Jace botado de la risa al fondo.

Con forme subían, cale sujeto al pequeño, no quería que fuera a pararse o a caer, y así mismo, sintió unas manos que le sujetaron de la cintura. Magnus estaba cuidándole y él no se resistió, se estremeció y se sonrojo, pero apenas tuvo unos instantes antes de bajar en caída libre por una gran rampa hasta una piscina enorme y una ola de deliciosa agua fría les devoro.

-¡Estaba helada!- Cale se exprimía la playera en una pequeña jardinera. El viajecito les había refrescado, incluso al mareado Magnus que ahora se sentía bastante bien.- ¿iremos a co…mer?

El chico enmudeció al ver el maravilloso cuerpo del brujo, que se había quitado su playera mojada dispuesto a exprimirla y quitarle toda esa agua. Los zafiros se deslizaron lentamente por la piel inmaculada del hijo de Lilith, bajando lentamente hasta la pretina de esos ajustados jeans de mezclilla plastificada, que marcaban con enorme fidelidad las bien torneadas piernas; y el firme e hipnótico trasero del rubio.

-Hey, hermano, ponte esto.-Jace le tiro una playera seca y limpia, justo al rostro, para quitarle esa cara de bobo que tenía al ver Magnus, dios, Cale casi estaba babeando como perro fuera de carnicería.

-¿De dónde sacaste esto?- cale extendió una playera negra que tenía a una de las mascotas del parque y pudo ver que el pequeño Max, vestía una muy similar

-Son un regalo, un recuerdo.- le dijo el brujo mientras se ponía una con un estampado bastante estrafalario y llamativo. –no creo que quieras estar mojado todo el día

-¿Lo estás albureando, Magnus?- el rubio les miraba con una sonrisa maliciosa en sus labios. –compórtate brujo, hay un menor presente.

-Papa… ¿podemos ir a ahí?- el chiquillo jalaba el pantalón de su padre, mientras veía a los niños salir de una enorme carpa de circo que estaba llena hasta reventar de juegos de azar, de habilidad y de donde los niños salían con juguetes bastante monos.

-Los veo en un rato.- El rubio tomo a su pequeñito de la mano y fue a ver con el que juegos había y cual premio le gustaba más.

Magnus se estaba tomando su tiempo para arreglarse el cabello, no podía estar por ahí sin lucir simplemente espectacular, no requería mucho, no al menos esta vez. Se pasó la mano por última vez, acomodando los últimos detalles de su cabello y dirigió su atención al chico, que le miraba atento. Una sonrisa ladina adorno sus labios

-¿Tú también quieres que te gane algo en los juegos?-

- ¿Eh? No... Bueno, no- Cale se puso un poco nervioso al regresar tan bruscamente a la realidad.

Pero no hubo que decir más, le tomo de la mano, entrelazando sus dedos y le jalo, perdiéndose entre las máquinas y el bullicio.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- FIN DEL CAPITULO -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Se está enamorando! Eso es lo que importa, vamos Magnus! Casi te ganas el corazón del chico!.*3* vamos por buen camino. Espero les haya gustado el capítulo y disculpen que me haya tardado tanto n.n