Disclaimer: nada de esto me pertenece, los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Rochelle Allison, yo solo la traduzco.


EMBRACE

Capitulo catorceCo-op(eración)

Ella dijo

― ¿Lo has conseguido?

Rose asintió, soltando su bolsa de la compra. ― Sí. Una de las cooperativas del centro lo tenía -también estaban a punto de cerrar... ― Sacó una hoja de aloe de la bolsa de papel marrón y la cortó sobre el fregadero. ― Túmbate. Quítate la camiseta.

Hice lo que me dijo y ella esparció el pringue por mi barriga quemada. Al menos solo estaba quemada por un lado. Habría dado mucho asco tener un trasero dolorido también. Edward sabía todo sobre eso.

― ¿Has hablado ya con él? ― preguntó Rose, lavándose las manos.

― Se ha estado escondiendo. ― Suspiré.

― Tengo que admitir... que me sorprende que haya hecho esto. Quiero decir, era algo normal cuando empezabais a salir, pero ahora...

― Oh, todavía tenemos nuestras bromas, ― dije, poniéndome de pie con cuidado. ― Solo que nada de este calibre. Ya no.

Alice había estado mirando desde la esquina de la cocina, mordisqueando en silencio una barrita de cereales que Rose le había traído. ― ¿Vas a decir sí?

Asentí, olvidando la incomodidad por un segundo. ― Sí.

Ella gritó, aplaudiendo. ― ¡Oh Dios mío! ¡Que excitante!

― Sí que lo es, ― dijo Rose de acuerdo, cruzándose de brazos. ― Es difícil creer que hayáis llegado tan lejos. ― Arrugó la nariz, mirando una vez más hacia mi barriga. ― O no. No lo sé.

― Sí, sé a qué te refieres. ― Bajé la mirada pensativa hacia mi piel rosa. ― Diré que sí, pero... tengo que devolvérsela. Por el bien de los viejos tiempos.

Alice se acercó, apoyando la mano en mi hombro. ― ¿Qué tienes en mente?

...*...

Él dijo

Jugueteé nervioso con la chapa de una cerveza, mirando los dos coches frente a la casa de Bella. Sabía que las chicas estaban ahí con ella, pero no había pasado nada. Todavía.

Obviamente, ya había visto mi mensaje. Sonreí, orgulloso de mi originalidad.

Pero cuando la noche cayó y Bella todavía no había venido o llamado, empecé a sentir algo de preocupación. Estaba claro que iba a decir que sí. ¿Verdad?

¿Verdad?

Le daría hasta la mañana.

Al día siguiente, me levanté e hice el desayuno, intentando con todas mis fuerzas no mirar hacia su casa. Pero era un lunes, así que sabía que ella tenía que trabajar. Daba un poco de asco. Necesitaba saber qué tenía en la cabeza.

Se me ocurrió... de nuevo... que tal vez estuviera un poco enfadada por la quemadura -en plan, tan enfadada que me diría que no por principios. Justo cuando miré por la ventana, ella se subió a su coche y se marchó.

Mierda.

Estaba definitivamente enfadada.

A las cinco me estaba volviendo loco de preocupación. Había ocupado mi día con tanto trabajo como fue posible, la mayor parte para la compañía, pero no había ayudado mucho en sacar a Bella de mi cabeza. Me odiaba. Me dejaría. Me...

Sonó el timbre.

Abrí la puerta con cautela. Había un repartidor en el porche, con una caja rosa en la mano.

― ¿Edward Cullen?

― Uh, sí. Soy yo.

Sonrió y me dio la caja. ― Que tenga un buen día, señor.

― Gracias, usted también. ― Cerré la puerta con el pie y llevé la caja a la cocina, donde la abrí.

Mini cupcakes. Una docena, bien cargados de glaseado y confeti rojo. Había pequeños corazones sobre todos ellos. Pegada debajo de la caja, había una pequeña nota rosa que decía, "realmente te amo, tío caliente".

Ah sí. Me amaba. Sonriendo ampliamente, me metí un pequeño cupcake en la boca y empecé a masticar, metiéndome otro rápidamente. Estaban buenos, tan buenos... un poco diferentes.

Eran calientes. Tan calientes. Casi se me salen los ojos de las cuencas, mi nariz moqueó, y sopesé rápidamente mis opciones: mantener en el estómago lo que acababa de tragar o provocarme el vómito y arriesgarme a arder en el camino de vuelta también.

― ¡Aw, mierda! ― Corrí al fregadero y puse la cara bajo el chorro de agua del grifo, sintiendo las lágrimas bajar por mi cara.

Red velvet, y un cuerno. Esos cabrones tenían guindillas o algo. Jalapeños. Algo.

Nada funcionaba.

Corrí al portátil y busqué en Google "como aliviar una boca que arde". Sugerían yogur. Sí, tal vez si fuera Bella tendría yogur en casa, ¡pero yo no era ella! La siguiente sugerencia era leche; eso sí lo tenía. Cogí el cartón de la nevera y me bebí la mitad.

Alivio.

Pero todavía me dolía la lengua.

Una quemadura por otra. Touché, milady. Touché.

...*...

Ella dijo

Poco después de aparcar en mi camino de entrada, Edward apareció en su porche.

Si no fuera porque sabía lo contrario, juraría que ese hombre se pasaba el día sentado sin hacer nada.

― Bella, ― llamó.

Aceleré mis pasos, sabiendo que probablemente estaba un poco mosqueado.

― ¡Bella!

Abrí mi puerta pero él estaba justo detrás de mí, abriéndose paso al interior.

― Hey. Loca. Tengo quemaduras de tercer grado en la lengua.

― Y yo las tengo en mi barriga. Y mis pechos. No habrá juegos para ti durante un tiempo.

― Entonces, ¿no estás enfadada conmigo? ― preguntó. Hablaba de forma divertida, ceceando. Asumí que era porque probablemente tenía la lengua hinchada.

Sacudí la cabeza, sonriendo dulcemente mientras revisaba mi correo.

― Entonces...

Fingí no notar su incomodidad. ― ¿Entonces...?

Su cara cayó. ― Ni siquiera has respondido mi pregunta.

― ¡Oh! ¿Te refieres a esta? ― Me levanté la camisa.

Ahí, escrito a rotulador negro sobre el rojo y blanco de mi estómago había dos letras: SÍ.

Edward sonrió tontamente. ― Increíble.

Me encogí de hombros, besándole la mejilla. ― Te amo.

― Yo también te amo. Así que, ¿cuándo vas a mudarte?

― Um, no. No voy a deshacerme de este lugar. Tú puedes mudarte aquí, ― contesté, entrando en la cocina.

― Demonios, no, ― protestó. ― Mi casa mola más.

― No lo hace. Eres insufrible.

― Y tú una snob.

― Pero me amas, Sr. Nudista, ― le recordé.

― Lo hago, Bruja. Realmente lo hago.

Fin


Hola!

Pues aquí acaba la historia. Espero que os haya gustado este último capítulo, solo podemos imaginar lo que será el matrimonio de estos dos, jejeje.

Estoy preparando una nueva historia, pero de momento voy a tomarme una temporada antes de empezar a subirla, así la tendré bien adelantada cuando empiece. Yo creo que en agosto nos volveremos a ver por aquí.

Por el momento, y para ir abriendo boca sobre la nueva traducción, solo os digo que imaginéis a Edward como Jack Sparrow. Mmmmmmm. Sí, es una de piratas y tesoros escondidos!

Muchas gracias por leer, comentar y añadir la historia a alertas y favoritos.

Nos vemos!

-Bells :)