Capítulo 1: La tragedia
Muerte inesperada
Era una mañana de lunes en Springfield cuando Marge sintió el tibio calor del sol que se filtraba por la ventana de su habitación. Se desperezó, bostezó y se incorporó en la cama sintiendo que sus párpados de volvían a cerrar del sueño que sentía. Frotándose los ojos, miró a su lado a su esposo que se encontraba plácidamente dormido. Ni siquiera roncaba.
Se levantó, caminando directamente a la ventana para dejar pasar toda la dulce luz del sol para que se disperse por toda la habitación. Pero el sol no fue tan gentil, ya que sintió un fuerte impacto lumínico en sus ojos.
"Un momento," pensó "¿será normal que la luz sea tan fuerte a tempranas horas de la mañana?"
Directamente corrió a la mesita de noche donde estaba el reloj-despertador que no había sonado. Espantada, vio que era media hora más tarde de la que se despertaban todos habitualmente. Prácticamente se tiró sobre su cama a despertar a Homero, que aún dormía profundamente.
-¡Homero! ¡Homero, se hace tarde!
Pero su marido no reaccionó…Y tenía su cuerpo totalmente frío. Lo sacudió insistentemente para despertarlo, pero no había caso. De repente, perpleja y con terror recordó un detalle que no había notado antes:
"NI SIQUIERA RONCABA"
"Es imposible que Homero no ronque cuando duerme"
Con el corazón en la boca, Marge le tomó el latido para cerciorarse de algo que no esperaba que pasase, pero con miedo a que sus temores sean reales.
Un grito invadió toda la casa esa mañana.
Funeral
La iglesia estaba repleta con habitantes de Springfield. Gente vestida de negro entraba sentada llenando cada espacio vacío. Algunos lloraban, otros estaban totalmente serios.
A pesar de que era un funeral de alguien que se había mandado muchas de las suyas, todas esas personas lo iban a extrañar. Era evidente.
Todos los amigos de Homero se encontraban allí: Moe, Lenny, Carl, Barney, y los demás compañeros de trabajo y taberna estaban presentes.
Tras escuchar el discurso del Reverendo Alegría, muchos se acercaron al estrado en donde se encontraba el ataúd en que descansaba Homero para despedirlo.
Marge fue la primera que se abrió paso, con los ojos rojos de tanto derramar lágrimas por la misteriosa muerte de su marido. En sus brazos sostenía a Maggie, quien al parecer presentía lo que había pasado, ofreciéndole el chupete a su madre quien volvió a romper llanto bañando en saladas lágrimas a su hija. Alguien le tironeó el vestido de luto, y ella se dio vuelta para ver quién era. Nada más y nada menos que Bart. A su lado estaba Lisa, que se secaba los ojos con un pañuelo de encaje. Ésta, tratando de sonreír, le extendió sus brazos para sostener a su pequeña hermana.
Marge se agachó y le tendió la bebé a su hija, quien trataba de no llorar nuevamente para sensibilizar a su madre. Pero ésta le sonrió sin ganas y cuando iba a hablar, otro llanto ahogó sus palabras haciendo que se levantara hacia el ataúd y se tendiera sobre el cuerpo de su esposo, descargando toda la tristeza que llevaba encima.
-Homero…Mi Homero-era lo que decía una y otra vez.
No podía creer que esto fuera real. Tenía que ser una pesadilla. Sí, una tremenda pesadilla. Se tenía que despertar, IBA a despertarse de eso estaba segura. Pero todo seguía siendo tan real. Demasiado real.
Lo más triste fue el entierro. El adiós para siempre. Nunca más verían el rostro de Homero. Nunca. Y se veía tan tranquilo, como si aún siguiera dormido aunque su cuerpo frío no dijera lo mismo.
El ataúd se cerró para ser enterrado. Hasta Bart derramó lágrimas desconsoladas que hasta ahora se encargaba de contener. Lo único que llegó a decir fue:
-Viejo…Siento todo lo que hice…Siento no haber sido un buen hijo…
-No digas eso-lo interrumpió Marge-Nunca fuiste un mal hijo… Y sé que tu padre nunca pensó eso…
La familia se quedó hasta el final, como era de esperar. Hasta el anochecer se despidieron para siempre de quien había sido un padre, esposo e hijo (en el caso del abuelo Simpson que se encontraba en estado deplorable) y en el camino a casa, Abe jamás se cansó de contar anécdotas cuando él era joven y Homero un pequeño.
Pensamientos
Aún no comprendía cómo demonios había pasado. De un día para el otro, un miembro de la familia había caducado su vida… Aún era imposible ¿Qué fue lo que había pasado? ¿Por qué?
El Doctor Hibbert diagnosticó una muerte súbita y hasta lamentó la pérdida de Homero, ya que era un personaje peculiar de Springfield y que no se iba a olvidar con facilidad. Agregó además que su esposo tenía una gran cantidad de colesterol en la sangre (lo que era sabido ya para muchos) y posibilidades de padecer un infarto. Pero la autopsia revelaba eso: muerte súbita.
Pero eso no era una explicación lógica. Era confusa ser viuda para Marge. Se suponía que ese iba a ser un lunes normal, con los niños a la escuela y con su querido Homero al trabajo, y ella encargándose de su pequeña Maggie y de la casa. Todo normal, no importaba cómo sea de aburrido, pero normal ¿Por qué había sido este castigo? ¿Qué sería de ella sin Homero?
No podía conciliar la calma. Tal vez porque todo se presentó de un golpe duro y tremendo, de un tirón. No. No podía ser real. Tenía que ser una espantosa pesadilla. Sí, una pesadilla.
El timbre la volvió a la realidad de sus pensamientos. Aún estaba vestida de luto luego del entierro de su esposo. Abrió la puerta: eran Selma y Patty.
Ninguna de las dos lloraba, pero estaban serias. Patty comenzó a hablar:
-Marge…Sabes que jamás nos agradó tu esposo… Pero nos duele de verdad verte así. Su muerte realmente no fue un hecho esperado y sabemos en el estado de shock que te encuentras así que…
Selma la interrumpió tomando ella la palabra:
-Lo que Patty quiere decir, es que si nos necesitas, sabes que estamos contigo para servirte de apoyo…
La nueva viuda Simpson se arrojó en los brazos de sus hermanas y volvió a romper en llanto. Parecía que sus mejillas iban a desaparecer si seguía en ese estado.
La noche profunda se acercó y la luna brillante colgaba en el cielo, redonda y blanca. Marge dormitaba en el sillón cuando Lisa tocó su brazo. Su madre se sobresaltó:
-Ah, eres tú hijita-sonrió levemente mientras acariciaba su cabello en puntas-¿Qué necesitas, cariño?
-Mamá…Ya es hora de que te vayas a dormir. Aún no te has cambiado.
Era cierto: mientras que Lisa lucía su pijama, Marge estaba aún con el vestido negro y el sombrero que le cubría la parte superior de su azul pelo.
-Lo sé, hijita, lo sé… Ve a la cama…
-Es que no puedo ir a la cama sin que papá me dé un beso de buenas noches…-dijo comenzando a llorar.
Su madre la estrechó en brazos consolando su dolor y ocultando el suyo. Tomándola de la mano la llevó a su cuarto y cuando dejó de llorar, le cantó una canción de cuna para que se durmiera, y cuando Lisa cruzó al mundo de los sueños, Marge fue a su habitación a dormir de una vez por todas. Había sido un extenso día, y sentía su cuerpo cansado y su alma adolorida.
Pero cuando fue a echarse a su cama, se sintió hueca, vacía. Era claro que el peso de su esposo no estaba allí ni tampoco su calidez. Miró atentamente el hueco que había hecho al dormir años en esa cama en el largo período de su matrimonio. Su figura obsesa marcada en el colchón. Con los dedos, acarició suavemente esa marca que, a pesar de que se fastidió por mucho tiempo con su esposo, ahora representaba algo importante para ella. Sus ojos seguían brillando aún con la luz apagada del velador, hasta que lentamente se cerraron.
Ese fue el primer día sin Homero y la primera vez que soñó con él.
NA:
Quise hacer esta historia que en sí puede llegar a ser compleja. No puse la parte de la descripción en donde nombra el sueño con Homero, pero en el capítulo 2 saldrá de seguro.
Tengo que decirles: los capítulos se dividen en subcapítulos que indicarán un poco lo que sucede en el mismo capítulo. No sé si me explico, por ejemplo, en éste están los subcapítulos "Muerte Inesperada", "Funeral" y "Pensamientos" Es para dividir las situaciones que suceden en cada capítulo que se presente y así no voy a dividirlos tanto. NO CONFUNDAN LOS SUBCAPÍTULOS CON FLASHBACK.
THE SIMPSON NO ME PERTENECE, POR LO TANTO, NINGUNO DE SUS PERSONAJES TAMPOCO.