EXTRA

Sangre, muerte, tristeza… ese era el ambiente que rodeaba al castillo del gran imperio Kou.

La terrible guerra que se había suscitado, había dejado más que herido a Kouen Ren, su único consuelo era que sabía que sus hermanos estaban a salvo.

Él se sentó en el suelo de uno de los cuartos del castillo, observando como las llamas consumían todo rápidamente y deshacían la bella estructura. Resoplo, ahora ya ni siquiera sentía dolor, probablemente moriría pronto.

-Estas aquí.

Kouen alzo la vista en dirección de la voz que había escuchado… era ese mocoso de Balbad… Alibaba Saluja.

Rio irónicamente

-¿Qué ocurre? ¿Querías matarme con tus propias manos personalmente? – dijo el pelirrojo sin quitar la sonrisa de su rostro.

Alibaba no respondió, simplemente se acercó a él

-Debes de salir… este lugar se caerá en cualquier momento.

Kouen inspecciono al chico, su pequeña arma estaba rota, tenía graves heridas, su ropa estaba en su gran mayoría desgarrada… y pudo ver una terrible herida que le atravesaba el costado.

-¿Cómo diablos te hiciste eso? – dijo el mayor

-Je – sonrió débilmente el rubio – unos cuartos ya están completamente destrozados… mientras pasaba en uno que ya se estaba derrumbando algo me atravesó, pudo ser cualquier cosa.

De pronto el pelirrojo sintió que el Saluja era demasiado tonto por estar ahí… pero de alguna manera era un tranquilizador.

Los pensamientos de los dos fueron interrumpidos por un fuerte estruendo, las salidas del cuarto en donde estaban ya habían sido bloqueadas por la estructura que se derrumbaba y quemaba.

Kouen creyó por un momento que el menor entraría en pánico o algo así, pero no fue nada de eso… vio como el chico simplemente se alejó varios pasos de él y se tumbó en el suelo boca arriba.

-Esto es horrible… ni siquiera pude despedirme adecuadamente de Aladdin por no poder cumplir nuestra promesa – dijo el rubio

-Eres un idiota ¿sabes? – Dijo el pelirrojo – Te la pasas haciéndole promesas a todo el mundo sin pensar ni siquiera en si tienes la manera de cumplirlos… apuesto a que por eso estas aquí ¿cierto? "No te preocupes, yo traeré a tu hermano, definitivamente lo traeré de vuelta"… es probable que eso le dijeras a Kougyoku.

-Je, je… creo que me descubriste – dijo débilmente Alibaba

De pronto Kouen sintió la necesidad de estar alado del menor. Sin embargo, apenas se levantó para dar un paso en su dirección, cayó al suelo resultado de toda la sangre que había perdido. El pelirrojo vio que en su mano tenía una espada… no era de él… probablemente en algún momento de la pelea la tomo. No se sentía ni con la voluntad para soltarla.

Observo el techo. Se caería de un momento a otro.

-Si tanto te gusta las promesas… haz una conmigo – dijo el mayor

-¿Eh?

-Volveremos a nacer… - sentía como poco a poco comenzaba a perder la conciencia – pero será alejados de todos, lejos de mis hermanos, de tus amigos… de todos… Asi… algún día nos encontraremos… - ahora ya no sentía ni siquiera el calor de las llamas del castillo – cuando nos encontremos nuevamente… estarás conmigo… y en ese momento podrás mostrarme el tipo de libertad e ideales que tú crees que necesita este mundo.

Por un momento pensó que tal vez el menor ya había perdido la conciencia.

-También te prometo que seremos felices – dijo Alibaba a punto cerrar sus ojos para siempre.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Kouen antes de cerrar sus ojos.

-Eso suena bien.

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Los cuerpos de los dos príncipes fueron encontrados unos días después entre los escombros, Kougyoku fue de las que más lloro. Morgiana parecía no creer lo que veía mientras las lágrimas corrían por su rostro… Aladdin también lloro, lloro mucho.

Los cuerpos de Kouen y Alibaba estaban alejados, pero se podía ver la espada en mano de Kouen, y la terrible herida en el costado de Alibaba. Todos dedujeron que el príncipe Ren había matado a Alibaba cuando trataba trato de sacarlo del lugar.

Todos creyeron eso.

Sin embargo, ninguno pudo ver la apenas perceptible sonrisa que había en el rostro de ambos, una sonrisa por aquella promesa que nadie más sabría jamás.

Una promesa que hicieron…

Solo ellos dos.