Hola! Han pasado años desde la última vez que publiqué algo (literalmente años!) Les confieso que mi motivación para escribir es que muchas de las historias que yo amaba en fueron abandonadas! Si ya no tengo que leer, voy a escribir. Y yo no abandono, que conste y quede firmado. Esta vez les presento una historias slash donde no sabemos lo que es el canon ni la vergüenza...Es un Another Universe en este juego de "Qué tal si…" tendremos a un Remus esclavo y a un Sirius bastante malvado, arrogante y abusivo ya veremos si cambia sus formas. Les recuerdo que los personajes y mundo no son de mi propiedad el fin de este escrito es el de entretener.

Advertencia: homosexualidad, violencia verbal, esclavitud, malas palabras, menciones de abuso físico, privación del chocolate y otros temas angustiosos.

El hogar que somos tú y yo

Capítulo 1

Sirius Black amaba a James Potter como si fuera su hermano de sangre, habían crecido juntos y pasado por innumerables alegrías y tristezas. Había sido James quien lo había alentado a asumir las riendas de la empresa familiar al fallecer sus padres y volverse muy exitoso a temprana edad. James quien lo había consolado tras la muerte de su hermano menor en la guerra. James quien había roto todos los vidrios de la casa de su última novia infiel. El buen James que lo había nombrado padrino de boda y próximamente padrino de su primer hijo. El adorado encajoso James, hijodeputa James que había metido un vagabundo a su casa y estaba tratando de convencerlo que se lo quedara en casa por un plazo de 6 meses.

‒ ¡Por favor Sirius! No es un vagabundo, es un sirviente, y es un testigo muy importante en el juicio contra Pettigrew. No podemos arriesgarnos a que se desparezca o lo hagan desparecer…, tú me entiendes.

‒Pues tampoco me gustan los sirvientes, no confío en ellos y por eso no tengo. Si tan bien vigilado lo quieres tener quédatelo en tu casa.

‒No puedo, Lily está embarazada y este es un hombre lobo. No quiero que suelte pelo o algo que desate una alergia.

‒ ¡¿Es un qué?!

‒Hombre lobo, inofensivo, se mete a su jaulita cada luna llena, es muy limpio, habla y sabe atender muy bien las labores de casa.

‒ ¡Si dices que es tan seguro tener un jodido licántropo en casa quédatelo tú!

‒ Pero yo no tengo espacio para la jaula mi casa está llena de cosas de bebé.

‒ NO. E-N-E-O.

‒Ok, entiendo…quieres arriesgar la salud de tu futuro ahijado. Iré a decirle a Lily que prepare sus medicinas contra la alergia y el número de emergencias.

‒Hey, no me vengas con eso…¡con esa cara tampoco! Aghhh, lo haré.

‒ ¡Yay! ¡Puedes pasar Remus!

‒Ya está aquí sentando idiota. Tú mismo lo metiste ‒efectivamente estaba a un lado un joven bastante desaliñado mirando con ojos abarinos angustiados la conversación sobre él.

‒En fin, me tengo que ir. Este es su manual del ciclo lunar y esta es la jaula, se despliega. Por favor cuida de él yo te avisaré cuando tenga que interrogarlo y si todo sale bien a que declare en el ministerio ‒con esto dicho saltó del sofá y salió por la chimenea. En realidad se iba rápido para no dar lugar a que Sirius se arrepintiera.

El hermoso rostro de Sirius esta contorsionado en una mueca de ira contenida y sentía que la vena más prominente en la frente le iba a estallar en cualquier momento. Trataba de conservar la calma pensando que era un favor para su mejor amigo. Eso era, un favor y nada más. Terminado los juicios echaría a esa cosa a la calle y todo resuelto. Se dio la vuelta para encarar al objeto de su disgusto. Lo inspeccionó de pies a cabeza y luego lo miró a los ojos.

‒Ya escuchaste, te quedarás aquí. Pero de ninguna manera vas a ser un invitado. No te tendré aquí gratis, limpiarás, cocinarás y cuidarás de mi casa. Te quedarás en este armario de la sala, no tengo cuarto de servidumbre. Nunca he tendido porque no me gustan los trepadores-clase-baja como tú. ¿Entiendes? ‒el muchacho asintió con la cabeza, temiendo siquiera hacer un sonido que provocara que lo lanzara por la puerta.

‒Bien, entiendo que has servido a otras casas antes así que creo que sabrás que hacer y como comportare. Quiero la comida a las 5 ya vas tarde. ¡Y ya levántate de mí jodido sillón antes de que le dejes una mancha permanente!

Con esas últimas palabras el sirviente, Remus, se levantó inmediatamente y se apresuró a la cocina. Sabiendo que el amo de la casa estaba buscando motivos para sacarlo de ahí cuanto antes decidió que se esforzaría al máximo por superar las expectativas e impresionarlo. Tal vez su deliciosa comida podría derretir aunque fuera un poco el hielo entre ambos.

Ahí el primer capítulo, espero poder actualizar pronto. Gracias por leer.