Palabras de la Autora(?):

Antes de que de lugar al capítulo final de la historia, quiero agradecerles a todos los que me dejaron review, y a los que me estuvieron apoyando constantemente, los que halagaron mi trabajo, de la manera en la que escribía... Sólo quiero decirles gracias... Por saber que mi trabajo es admirado.

Sin más, el sensual final:


En la mañana siguiente, el joven titán se despertó de lo que podía asegurar que había sido una pesadilla, pero no lo era… Seguía en la copa de aquel árbol, con su uniforme puesto pero algo desgarrado, su equipo de maniobras intacto pero dudaba de que aún le quedara gas, digamos, para salir. Se talló los ojos viendo como resplandecía el sol detrás de una colina, cuanto necesitaba… Estar cerca de su Sargento para verlo… Juntos. Ahora ni siquiera sabía si lo iba a volver a ver. No iba a llorar, ya lloró mucho en la noche, lo ojos le dolían de tanto que lloró… De tanto que pensaba en su sargento, en volver con él, sus ojos ya no derramaban lágrimas, pero su corazón seguía doliendo igual de fuerte.

- Levi… -Sólo susurraba su nombre, estando asustado igual que anoche, no podía salir de ahí, se sentía encerrado, aún peor que estando dentro de las murallas, al menos ahí tenía a alguien que le hacía olvidar esa situación, su amado sargento… En él veía la luz, la esperanza, y el amor que sólo podía sentir una pareja de profundos enamorados.

El pequeño castaño miró hacia abajo, se quedó helado ante lo que estaba viendo, varios titanes estaban debajo tratando de escalar el árbol. El cuerpo del ojiverde comenzó a temblar, tenía demasiado miedo… Quería que llegara alguien, lo encontrara y que lo llevara de vuelta a las murallas…

- Levi… -La voz le temblaba, pensaba que iba a morir en ese momento justo.- Encuéntrame, por favor… Levi… -Las gotas volvían a surgir de sus ojos, haciendo que dolieran aún más.

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La historia era otra en el Cuartel General, todos, no sólo el Sargento, se lamentaban por la pérdida de Eren, varios de sus amigos, compañeros, e inclusive el Comandante Irwin, por haber tomado tan mala decisión. El Sargento seguía en su habitación, ya se le habían secado las lágrimas, ya no podía llorar más, pero no podía hacer otra cosa… Lo que más temía se había vuelto realidad, su Eren… Había muerto en una de esas estúpidas expediciones, lo primero que le dijo que no hiciera, lo primero que hace… Pero no podía regañarlo ahora, por más que quisiera… No estaba ya con él… No podía ni regañarlo… Ni abrazarlo… Ni besarlo… No podía hacer nada más que aceptar la malditamente cruda realidad.

- Eren… -No pudo evitar, que aunque le dolieran los ojos, una lágrima más saliera de ellos, recordando al pequeño castaño.

- … ¿Levi? -Conocía esa voz, oh, que si la conocía, pero no tenía nada de ganas para lidiar con ella ahora.

- ¿Qué demonios quieres, Irwin? -Bufó secándose la lágrima, frunciendo el ceño mientras maldecía al rubio que había interrumpido sus pensamientos.

- Eh… ¿No quieres comer…? El desayuno está listo… -El Comandante, por primera vez en su vida, se sentía intimidado por el azabache, parecía que lo iba a atacar en cualquier momento.

- No quiero. Y menos si me lo pide el bastardo que dejó que Eren muriera, tsk. -Su corazón se estrujó en ese momento, causando que llevara su mano al pecho por mera inercia.

- Levi… Ni siquiera te he dado la noticia completa… -Recargó su cabeza en la puerta de la habitación del ojigris, cerrando sus ojos y suspirando de manera pesada.

- ¿Qué mierda quieres decir con eso? No necesito escuchar como el amor de mi vida murió, muchas gracias, rubio estúpido. -Replicó el Sargento con enojo, frunciendo el ceño lo más que podía.

- Hay probabilidades de que Eren siga vivo. -El corazón del azabache volvió a latir, levantándose inmediatamente de la cama para ir a la puerta y abrirla con fuerza.

- ¿¡Qué mierda estás diciendo!? ¡Debiste decirme eso desde el principio, maldito bastardo! -Ignoró lo que tenía que decir Irwin en su defensa, para volver a su habitación y recoger la carta que le había escrito a su amado, con un poco de rabia, empujó al rubio para abrirse paso por el pasillo.

- ¡Levi! ¿¡Qué vas a hacer!? -Se sostuvo del marco de la puerta, caminando detrás del Sargento, el cual lo hacía muy rápido.

- Ir a rescatar a Eren, ¿Qué más? -El azabache fue a ponerse su equipo de maniobras rápidamente, instalando cada cosa en su lugar.

- ¡No puedes hacerlo! ¡Estás fracturado!

- ¡Me vale un carajo! ¡Yo iré a rescatarlo! Si dices que hay una pequeña posibilidad de que esté vivo, iré en su búsqueda, por un maldito error tuyo no voy a quedarme cruzado de brazos esperando a que suceda un maldito milagro. Voy a ir por Eren y punto.

El ojigris, al terminar de ponerse su equipo de maniobras, salió velozmente hacia los establos, varios soldados se le quedaban viendo, su mirada era de furia, no podía creer que Irwin había hecho algo tan estúpido como para no decirle desde un principio que podía seguir con vida. Tomó su silla, dirigiéndose a su caballo para subirse a él mientras miraba como Irwin le gritaba diciendo que se detuviera, pero él no le hacía caso alguno, y comenzó a cabalgar hacia la dirección en la que había sido la expedición.

- Eren… Espero que estés vivo, mocoso idiota… -El azabache sostuvo en su mano la carta que le había escrito a Eren, la mantenía sostenida con fuerza en su puño, planeaba que, si lo encontraba vivo… Se la daría… Si no… La enterraría en su tumba.

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El castaño se quedaba pensando en lo que podía hacer para salir de ahí, podía transformarse en titán y así aplastarlos a todos… Pero lo malo era cuando tuviera que salir de ahí, sería demasiado riesgoso si se queda inconsciente. También podía columpiarse entre los árboles usando su equipo de maniobras, pero el gas se le podría acabar, y cuando realmente lo necesitara no iba a poder usarlo.

- Mierda… -Su cabeza le dolía de pensar tantas opciones y que todas tuvieran un ''pero'' de por medio, quería hallar la solución, ya. Quería volver con su sargento, que lo mimara y lo abrazara, volver a escuchar un ''te amo'' de esa ronca voz… No se iba a quedar con los brazos cruzados esperando a que sucediera un milagro, iba a salir de ahí ya.

Al pararse para saltar y columpiarse en los árboles, escuchó un grito de un titán, el mismo que el del titán de piel dura de ayer, que parecía estar llamando a los titanes que estaban debajo del árbol saboreando su carne. Se retiraron hacia la dirección de aquel grito, dejando al castaño un poco confundido, pero pudo aprovechar la oportunidad para saltar y comenzar a columpiarse entre unos cuantos árboles. El viento en su cara le hacía bien, aunque tenía un poco de hambre y sed, no pudo dormir en toda la noche… Pero aún así el aire era reconfortante. Aterrizó en un sitio donde había árboles alrededor, parecía que todo estaba bien, no podía escuchar si quiera las pisadas de un titán ni nada por el estilo.

El pequeño comenzó a caminar un poco, estaba cansado de estar en la copa de aquel árbol, necesitaba estirar las piernas, estaba atento a cada ruido que podría interrumpir esa tranquilidad.

- Levi… No sé como… Pero llegaré al cuartel, aunque sea caminando. -Las pisadas se hacían más y más rápidas, convirtiéndose en pequeños trotes.

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El Sargento apresuraba al caballo, teniendo el ceño fruncido, azotaba la correa del animal, para que éste fuera lo más rápido que pudiera, necesitaba encontrar a su Eren, necesitaba verlo, necesitaba saber su estado exacto, maldita sea… Las dudas de que si estaba vivo o muerto lo carcomían lentamente, queriendo estar más pronto con él.

Eren… ¿Sabes por qué te dije que no murieras…?

- Levi… Tengo miedo… -El castaño podía escuchar unos ruidos extraños, parecían pisadas de lo que más temía que apareciera en ese momento.

Porque quiero que ambos salgamos de esta prisión, las murallas. Con vida.

- Tsk, ¡Ve más rápido, caballo estúpido! -Con la desesperación encima, azotaba más y más fuerte al pobre caballo, el cual sólo respondía yendo lo más rápido que podía.

Ver el mar… Ver los hermosos y grandes planos de flores en primavera… Ver el océano sin fin y en toda su plenitud tal como en los libros.

El castaño avistó un titán enfrente suya, se iba acercando de manera lenta, deducía que medía unos diez metros. Su cuerpo se heló, no podía siquiera accionar su equipo de maniobras. Se había quedado sin gas.

Todas esas promesas, todos esos sueños, se harán realidad. Más pronto de lo que imaginas. Si me haces caso, y escuchas lo que te digo.

El azabache entró a un bosque un poco frondoso, a buscar ahí a su pequeño amante, buscándolo desesperadamente con la mirada o al menos una pista de que había estado ahí. Al no ver nada, se adentró más en él.

Te digo que no mueras… Porque quiero una vida contigo, Eren.

- Carajo… -El miedo se había apoderado de él, sólo podía caminar hacia atrás, en un intento desesperado, se mordió la mano, pero no ocurrió nada.- ¡Maldita sea, ahora no!

Quiero que te cases conmigo.

El azabache avistó un titán, era de unos 10 metros, viéndolo desde unos metros, se le hacía el momento perfecto para atacar.

- Si no lo mato ahora… Será una molestia después. -Accionó su equipo de maniobras, comenzando a columpiarse entre los árboles para cortar la nuca del titán mientras él estaba desprevenido.

Atentamente… Levi Rivaille.

Sus ojos se iluminaron al ver el pedazo de carne de la nuca volar lejos, ¿quién lo cortó? ¿Habían llegado ya por él? Su corazón palpitó con fuerza al ver la figura de Levi en cuanto el humo se había disipado casi por completo.

Posdata… Te amo.

Se quedó inmóvil al ver la figura de su castaño ahí, bajó con brusquedad usando su equipo de maniobras, bajando directamente a abrazar al menor, apretando su cuerpo con fuerza, al ver que estaba vivo.

- Estás vivo, ma vie… -Sus ojos comenzaron a cristalizarse, mientras sostenía con fuerza el cuerpo de su amado, el cual correspondía de igual manera aquel abrazo.- Creí que habías muerto… -Su voz estaba entrecortada, no pudiendo evitar que una lágrima se deslizara por su mejilla.

- Tenía miedo… Levi… Te extrañé… Aaah… -Tampoco pudo evitar el llanto, escondiéndose en el hombro de su superior comenzó a llorar de manera desconsolada, estando feliz ahora que estaba reunido con su sargento.- Lo siento… ¡Siento haberte desobedecido!

- Está bien… -Sus lágrimas no podían cesar, estaba realmente feliz de que él no haya muerto… De que estaba ahí, con él… Que estaba abrazándolo y que los dos estaban llorando de lo mucho que se habían extrañado.- Eren… Toma. -Le dio la carta que estaba en su puño, estaba un poco arrugada, pero seguía legible.

- ¿Eh...? ¿Una carta para mí…? -Entre el llanto, tomó la carta que le ofrecía el azabache, desdoblándola para poderla comenzar a leer.

El pequeño corazón del castaño brincó de alegría al leerla, llevando inmediatamente una mano a su boca, pasmado de lo que había leído, comenzando a llorar un poco más, estando infinitamente feliz.

- Le...Levi… -Lo miró, él lucía una hermosa sonrisa suave en su rostro, llena de amor y paz, lo cual hizo que el pequeño ojiverde llorara de la emoción.

- Se me había olvidado dártela cuando te fuiste… Te la iba a dar cuando volvieras… Si es que lo hacías… -Sonrió de manera tierna, besando la frente del menor.

El pequeño ojiverde cambió su mirada de preocupación a otra de inmensa alegría, sonrojándose con fuerza por lo que había leído en la carta. Abrazó al azabache lo más fuerte que pudo, sin poder contener las lágrimas

- ¡Sí! ¡Sí quiero Levi! ¡Quiero que veamos juntos el mar! ¡Quiero que estemos juntos siempre! ¡Ah! ¡Te amo! -La felicidad no podía ser mayor en ese momento, después de vivir una muy mala experiencia, saborear la alegría y el júbilo, en compañía con su prometido y futuro esposo.

- También te amo… -Con gusto recibía el fuerte abrazo del pequeño, manteniendo una sonrisa, después de la noche que había llorado toda la noche.

Después de llorar de alegría, susurrarse hermosas palabras de amor, regresaron juntos al Cuartel, para cumplir después sus sueños, sus esperanzas… Casarse y tener una vida plena, después de acabar con los titanes, vivir en donde sólo la paz puede reinar, cumplir sus sueños de estar juntos por la eternidad.

Aunque, eso ya es otra historia.