¡Feliz cumpleaños, Moores!
Espero que te guste :)
"Una chica vio una pequeña rosa
Floreció allí a grandes alturas
Ella preguntó a su amor
si podría traerla para ella"
Rosenrot- Rammstein
Sebastian Moran estaba recostado en el sillón con una cerveza en la mano y los ojos cerrados, escuchando a todo volumen esa canción. Las paredes retumbaban mientras movía la cabeza al compás de la música.
Ella la desea y eso esta bien, tarareó.
-¡Moran! –le gritó Moriarty pateando las bocinas -¿Cuántas veces te he dicho que no pongas tu estúpida música tan alto? –Sebastian tomó el control y apagó el estéreo.
-Me gusta –dijo como justificante.
-Eso ni siquiera es música –dijo acercándose a la mesa del comedor. –Mueve tu trasero para acá. –Moran obedeció. –Ya es tiempo. El plan está siguiendo el curso adecuado; lo único que tenemos que esperar es que las piezas se muevan correctamente.
-¿Hablas de los chicos Holmes?
-Por supuesto que hablo de ellos -dijo emocionado- es lo más divertido que me ha pasado en mucho tiempo.
-Creo que deberías de tomar un poco más de precauciones.
-¿Precauciones? ¿crees? Si se es demasiado precavido la diversión
termina antes de empezar. Y no deseo que eso pase-
Sebastian observa como su jefe saca los planos para explicarle qué es lo que tiene que hacer en las próximas semanas. Está tan concentrado hablando que no se da cuenta de que no le presta atención.
-Profundos pozos deben ser cavados si quieres conseguir agua clara –cita.
-Correcto, Sebastian, correcto. Para eso son todos estos preparativos. No sólo conseguiremos agua clara, también sangre. Preciosa y pomposa sangre inglesa. Deseo destruirlo a toda costa. Verlo caer, romperse…
-¿Mycroft?
-Sherlock –ese es el que Sebastian considera peligroso. –Deseo ver a Sherlock perdiendo todo sin poder hacer nada para evitarlo, para evitarme. Caerá, sin gracia y sin vida, como una muñeca de trapo.
-Señor, creo que debería de reconsiderar el estatus en el que tiene a ese hombre –dijo Sebastian. Moriarty lo vio fijamente a los ojos e inclinó un poco la cabeza.
-¿Reconsiderar el estatus? –dijo con la voz fría- No lo creo. Sherlock es yo. Yo soy Sherlock. Nadie saldrá vivo de esto. Haré y harás lo que sea necesario para conseguirlo ¿entendido?
-Entendido –contestó Sebastian.
Ha pasado un año desde la conversación que tuvo con Moriarty en su habitación. Ahora se encuentra en la ventana de un edificio apuntando a un hombre rubio que se ve bastante consternado y no puede dejar de pensar en la canción que su jefe interrumpió aquel día.
Una mujer caprichosa desea que su amado consiga una rosa que se encuentra en lo alto de una montaña. El joven lo hace para complacer el amor de su mujer pero, en el camino, una piedra resbala, ocasionando que pierda la vida. Y, justo en este momento, siente que está en la misma situación. Moriarty acaba de suicidarse en la azotea y él está a punto de caer por los caprichos de su jefe. Se pregunta si eso significa que tienen algún tipo de vinculo especial y si no había manera de tener un final diferente. Ríe con ironía, por supuesto que no. Era ese final o no era ningún final en lo absoluto.
Los hombres de Mycroft han llegado y lo tienen rodeado. Suelta el arma y levanta las manos en señal de rendición.
El final ha llegado. La piedra ha caído.
Espero que les halla gustado y no lo consideren demasiado desabrido. :)