El moyashi y el jardinero

Por Katou Yuu

ADVERTENCIAS: yaoi, yullen, maltrato a la flora, capítulo final.

DISCLAIMER: D. Gray –man pertenece a Katsura Hoshino.


Se quedó pasmado al oír aquello ¿había cumplido con su ciclo? pero su bebé era muy pequeño, no quería dejarle, ni tampoco a Kanda.

- Pero hay muchas cosas que aun debo hacer - trató de no derrumbarse y llorar a los pies del dios.

- Lo siento joven moyashi, no hay nada que pueda hacer - acarició con suavidad la cabeza del moyashi.

- ¿Cuánto tiempo me queda?

- Algunas semanas. Comenzarás a sentirte muy cansado, no te dolerá - dijo el dios acariciando su mejilla.

- ¿no hay forma de quedarme? - dijo mirando a su bebé, casi a punto de llorar.

Jerry negó y desapareció con un "lo siento".

Allen corrió a ver a Kanda, dejó al niño en la cuna y lo abrazó como si la vida le fuera en ello, pero no dijo nada, no quería que Kanda se pusiera triste.

Pasaron las semanas y Allen se levantaba de la cama con dificultad, dormía mucho y ya no quería comer.

Desesperado por no saber cómo curar a su moyashi, Kanda le pidió que le dijera de una buena vez lo que le pasaba.

- Mi ciclo terminó - dijo Allen y Kanda lo entendió de inmediato.

- ¿A qué te refieres con que terminó?

- El dios de los vegetales me lo ha dicho - dijo débilmente - Que ya he cumplido con mi ciclo vital y ahora me queda morir.

Kanda apretó sus puños, no quería creerlo pero si aplicaba el ciclo de vida de las plantas: crecían, se reproducían y morían, no era muy diferente al de los humanos pero las plantas crecían y morían mucho más rápido que ellos.

Entonces sintió que el tiempo se le acaba para estar con su moyashi, en un momento desesperado buscó consejo en Lavi y su abuelo quienes no parecían tener una salida al problema y sólo lo lamentaban.

Los tres salieron a caminar, el moyashi había amanecido de buen humor y ahora que su bebé comenzaba a dar sus primeros pasos, quería acompañarlo, los tres fueron lento, pero lograron llegar hasta el estanque de los lotos pues el niño, aunque estaba sudando ya, seguía determinado a llegar. Allen estaba feliz de poder ver a su bebé creciendo tan rápido, aunque le preocupaba si tendría una vida tan corta como la de él, estaba creciendo muy rápido.

Kanda y Allen siguieron al niño, cuando llegaron al estanque se sentaron a la orilla, Kanda se puso tras Allen para brindarle apoyo mientras mantenía al niño en sus brazos, sentía en agua en sus pies, los lotos estaban sorprendidos, casi escandalizados.

Se besaron profundamente, ambos querían disfrutar de esos últimos momentos juntos.

Moyashiro alcanzó un loto con sus manos y lo estrujó. Comenzó a arrancarle los pétalos. Parecía divertido. Cuando sus padres se separaron y vieron que el niño tenía las manos mojadas y llenas de flores, Allen trató de quitárselas mientras le explicaba que era malo tratar así a una flor. Pero el niño no abría sus manitas, en cambio le quería hacer comer los pétalos y como no abría la boca, estaba a punto de llorar.

Allen vio el gesto en el pequeño Kanda se acercó a sacar al niño del agua Allen se acercó a la orilla oyendo como el niño ya dejaba escapar libremente su llanto, vio las pequeñas manos que aún tenían los rosados pétalos asegurados, posó su mano sobre la del pequeño entonces tomando lo pétalos.

- Creo que quiere que coma esto.

- Son flores de loto, estás débil moyashi si comes eso no sabemos que te pueda causar, déjalo - dijo Kanda no muy confiado de los pétalos de esas flores pero el pequeño empezó a darle manotazos.

- Parece que él no está de acuerdo. No pierdo nada en complacerlo - dijo llevándose un pétalo a la boca pidiendo disculpas instantáneamente a la flor.

Lo masticó y para su sorpresa era dulce, se deshacía en su boca y dejaba un sabor fresco. El bebé aplaudió y trató de alcanzar a su padre para ponerle un pétalo en la boca.

Kanda lo complació y los tres volvieron a la casa.

Al pasar los días, Allen recobró las energías y ya volvía a cuidar del jardín. Sin embargo, en el pecho de Kanda comenzó a aparecer una marca negra que se extendía hasta su hombro izquierdo.

Preocupado Allen quería que viera a un doctor, no era normal, aunque Kanda dijera que estaba bien y que no sentía nada extraño aparte de la presencia la marca. Aunque luego preocupó a ambos cuando Allen también comenzó a presentar manchas negras en su brazo izquierdo, pensaba que era alguna señal de que se comenzaba a marchitar.

No quería desesperarse pero con el pasar de los días crecía, le había echado agua pero ni se inmutaba.

Esa noche Allen salió al huerto a caminar preocupado, su brazo y esa marca en el pecho de Kanda le tenían la cabeza hecha un lio. El dios de los vegetales volvió a aparecérsele esta vez le vio sorprendido, se acercó casi corriendo.

- ¿Qué pasa joven moyashi?

- Creo que mi hora está por llegar.

Kanda había salido a buscar a Allen, sabía que había ido al huerto pero le preocupaba que se pusiera débil por alguna razón y no pudiera volver, tuvo que llevar al niño con el puesto que no quería quedarse solo. Entonces a lo lejos vio a Allen junto a una figura desconocida para él, mucho más alta y algo fornida.

Salió de la casa con el niño en brazos, algo le decía que su moyashi corría peligro.

- Te equivocas ¡estás lleno de vida! - dijo Jerry tomándole las manos.

Kanda llegó corriendo y empujó al dios

- ¡No te lo llevarás! - dijo abrazando al moyashi

- ¡no! ¡espera Kanda! ¡viviré! - le tomó la mano evitando que golpeara el dios

- ¡puede verme! - dijo el dios sorprendido

-¡claro que puedo verte! ¡Bastardo! - dijo Kanda levantando el puño

- ¡es el dios de los vegetales!- dijo Allen esforzándose por detenerlo

- ¡ya lo sé! y no te va a llevar ¡ni a ti ni a mi hijo! - gritó con cara asesina

- no me llevaré a nadie - explicó el dios con tranquilidad - el niño les dio la cura y podrán estar juntos, sin embargo esas marcas en sus cuerpos son la evidencia de su unión. Lo más probable es que estén compartiendo su energía vital.

Ambos se vieron las caras sorprendidos y luego vieron al bebé que no le había quitado la vista en todo momento a Jerry.

- Al parecer este pequeño fue capaz de oír las voces de las flores. Ahora ambos comparten su vida como iguales, pero cuando el humano muera debes estar consciente de que tú le seguirás. Allen sonrió, no podía contener la felicidad al oírlo, no le importaba morir junto a Kanda, al menos sabia que viviría por más tiempo.

- Ya no tengo nada más que hacer aquí, me debo marchar joven moyashi - Jerry se fue en un respiro. Kanda pensó que había sido una ilusión.

Allen y Kanda no volvieron a ver al dios.

Moyashiro comenzó a crecer como un niño humano cuando cumplió un año de edad. Era sano, alegre y a veces algo necio.

Llegó la primavera y el moyashi volvía a oler dulce.

Kanda supo lo que eso significaba, miró deseoso a Allen, la primavera era su época preferida.

Kanda sin darse cuenta, su solitaria casa se había llenado de felicidad ahora con tres hermosos niños, Moyashiro corría tratando de cuidar a sus hermanitos, un par de gemelos bastante curiosos que gustaban llevarse todo a la boca.

Sonrió satisfecho en su interior viendo la marca en su pecho que indicaba que su vida estaba unida al moyashi, era como su propia promesa, solo para ellos.

FIN


NOTAS: Bien pues aquí está el último capítulo de esta historia. Les agradezco por haber leído y seguir el fic hasta hoy. Miles de abrazos a cada lector, haya o no dejado review, aunque claro, sus reviews salvaron al pobre moyashi ToT. Espero seguir leyéndolos en el otro fic "Love Line", denle una oportunidad aunque sea una historia muy diferente ;D. Gracias por su tiempo.