Wings 510


N/A: Empezando un nuevo proyecto lel :v

No suelo dejar una nota de autor antes de la fic pero quería explicar la temática de este proyecto.

Serán una serie de OS/Drabbles en los cuales haré y recrearé escenas vividas o de mi propia invención. Los llamaré "Secciones" – en mi página hice esto con el anime Matantei Loki Ragnarok y se llama "Distintas maneras de unir lo inevitable" pero allí me dediqué sólo al pairing LokixMayu, aquí habrá SakuHaren :3


Espero que les guste.


TOTALMENTE PROHIBIDA LA COPIA/PLAGIO DE ESTAS HISTORIAS.


Disclaimer applied.


Sección 1: Barrilete

Personajes: Naruto-Sakura-Sasuke.

Género: Amistad-comedia.

Rated: K+

Summary: Tarde al sol, parque y tres niños que formaron un lazo que los unirá de por vida gracias a un simple y colorido barrilete.


Barrilete


No acostumbro a salir con mis amigos al parque, pero ese día se me dio por reunirme con una amiga antes de que ella empezara a cursar en una universidad distinta a la mía. Así que nos reunimos, creo que era un día domingo, no recuerdo ya mucho.

Nos sentamos apartadas de las demás personas; ese día estaba lleno de gente y lo único que hicimos fue observar el parque. Estaba algo caluroso el clima pero lindo por suerte.

Mientras mi amiga veía algo en su celular, yo centré mi atención en un pequeño niño pelinegro que estaba con su madre a unos metros nuestro. Parecía entusiasmado mientras que su sonriente madre le pedía que aguardara un poco, que tuviera paciencia.

Y sentí mi corazón latir emocionado y mis ojos – antes indiferentes – llenarse del pequeño niño. Siempre tuve una fijación en los niños pequeños y yo le hago alusión al deseo de ser madre y tener una gran familia.

— Vamos oka-san, apúrate — le dijo el niño tirando de la tela del vestido que llevaba aquella mujer de cabellos negros.

— Espera Sasu-chan… — le sonrió divertida —: Tú debes tomar esta cuerda y yo sostendré en el aire el barrilete ¿si?

— ¡Hn! — asintió efusivamente mientras que se disponía a tomar carrera y la madre desprendió de sus dedos aquella cometa con forma de pájaro de todos colores. Parecía un arco iris y se flameaba gracias a la refrescante brisa de esa tarde que se debatía entre el celeste y el naranja.

Miré a mi amiga y ella estaba aún buscando algo importante por lo que devolví la vista al niño que corría y miraba hacia atrás para ver a su querida ave de papel y plástico volar por sobre su cabeza.

Fue deteniendo y la cometa fue descendiendo de a poco hasta yacer en el césped, frente a sus pies. Animado, tomó la cometa y corrió hacia su madre quien le sonreía a su pequeño hijo.

Volvió a hacer lo mismo tres o cuatro veces más hasta que bajé la vista y miré a mi amiga que me empezó a comentar algo sobre las materias que cursaría y yo atendí atentamente a lo que decía. De vez en cuando dirigía mi vista a mi celular checando las redes sociales – un mal que se volvió necesario al punto de lo adictivo, lamentablemente.

Con mi amiga tenemos tanta confianza que somos capaces de no hablarnos y cada una estar en lo suyo, pero luego nos comentamos algo de lo que leíamos y reímos de eso. Así que la ignoré unos minutos enfrascada en mi lectura cuando una dulce vocecita a unos metros nuestro llamó mi atención, nuevamente, por lo que levanté la vista y vi al mismo niño con su madre y frente a él una pequeña niña de cabello rosa.

— ¿Puedo jugar? — le preguntó al niño de la cometa y éste miró a su madre quien asintió con la cabeza.

— Sí, yo te ayudaré — dijo la mujer quien le hizo una seña al pelinegro —: Hijo, dale la cuerda a la niña…

— Claro oka-san — y se acercó a la niña dándole la cuerda y ella lo tomó con una gran sonrisa en su rostro; sus párpados se abrieron dejando al descubierto unos hermosos y flamantes ojos verdes, el color de la esperanza.

El niño de ojos negros le devolvió la sonrisa y depositó en la manito de la pequeña de su misma edad – seis años lo más probable – su juguete, confiándole a ella algo que quizás a mis ojos y a los de muchos es insignificante, pero para el niño ahora tiene un gran y valioso significado.

— Me llamo Sasuke ¿Y tú? — soltó entusiasmado, sus mejillas rojas por haber estado corriendo bajo el sol del ocaso tibio, sonriendo de oreja a oreja.

— Yo soy Sakura… — se presentó sonriente.

Entonces ahí lo supe… No sé por qué pero sentí que, aunque sólo fuera un instante o sólo el día aquel, el destino ya les tenía preparado todo un futuro, juntos.

Sentí envidia, yo nunca pude hacer amigos con tanta facilidad y ver a esos dos infantes corriendo uno atrás del otro, viendo con sus inocentes ojos y sus enormes sonrisas aquel insignificante papel de plástico colorido surcar su cielo, me causó un sentimiento que no sentía hacía un tiempo…

«Ah, mi amiga la nostalgia ¿Dónde estabas? Ya ni te recordaba…»

Recordé cuando era niña y jugaba sola porque era tímida, y ahora me veo y quizás no tenga muchos amigos, pero son suficientes para mi. Y ver a esos niños formar lazos tan fácilmente y quizás, quien sabe, en algún futuro algo más, yo no lo dudaría, me causaba un poco de celos.

Entonces, Sakura corrió unos cuantos metros y Sasuke corría atrás haciendo ruidos con la boca como si fuera una nave en vez de un ave, y la pequeña se rió deteniéndose.

Porque ahora era el turno de Sasuke.

Y Sasuke ya estaba preparado para correr y su madre le dijo que lo hiciera, ella corrió y no lo pude evitar.

— Hey, mira eso — le dije a mi amiga —: ¿A que no los shippeas?

Y nos echamos a reír.

Pero era la verdad.

Eran perfectos.

El uno para el otro…

Sasuke patinó y se cayó, Sakura se rió y lo ayudó a levantarse, él ni se quejó de dolor porque estaba más entusiasmado por correr detrás de Sakura – cuando ella comenzara a correr remontando el barrilete de colores – que en el leve raspón en su rodilla derecha.

De repente, un pequeño rubio de ojos como el cielo del mediodía, celestes, vivaces y profundos se acercó hasta la señora que sostenía la cometa para ayudar a Sakura a volarlo.

Tenía un dedo cerca de la boca, parecía tímido pero al instante sonrió emocionado al ver la cometa volar y se dispuso a correr también.

Cualquiera diría que rompió aquella perfecta escena con su presencia, pero no. El niño desprendía la misma aura que los otros dos y pude notar, nuevamente, que él también tenía un destino unido al de los otros dos.

Era un poco más pequeño, tendría cinco años, pero eso no impedía que jugara a la par de los otros dos que ya lo habían incluido a su burbuja.

— Yo también quiero hacerlo — gritó fascinado.

— Claro pequeño… — sonrió la madre del pelinegro mientras que la pequeña Sakura se acercaba al rubio y le daba la cuerda.

— Tómalo fuerte Naruto… — le dijo —: Intenta no romperlo o se lo diré a oto-san — sentenció la pequeña. El rubio asintió efusivamente y se dispuso a correr, pero al primer intento falló y la cometa se estrelló en el suelo haciendo reír a los otros dos pequeños.

— Vamos Naruto — dijo la mujer —: Inténtalo de nuevo — y el niño volvió a sonreír. Se puso en posición y su rostro demostraba determinación, algo que me hizo reír por dentro porque se veía extremadamente tierno y gracioso.

— ¡Ya! — gritaron los otros niños dándole a entender que corriera y el muy atolondrado rubio se echó a correr a toda velocidad; los otros dos niños lo siguieron sonrientes, colorados de tanto correr y con frentes y mejillas algo sudadas.

— ¡Lo logré! — gritó alegremente Naruto y yo aplaudí suave y disimuladamente para que no me oyera ni viera.

Me di cuenta al ver a esos niños entretenerse con algo tan banal – como lo era la cometa – que la felicidad no es tan difícil de percibir o encontrar. A veces, creemos que con tenerlo todo uno es feliz y que si no lo tienes nunca lo serás. No, la vida no se basa en lo material ni en lo más caro ni en tener lo último de último.

La felicidad es como… mmm… como una cometa; vuela y tú logras que ella lo haga, entonces flota y flota y tú ríes y ríes al verlo sobre ti, llena de colores, hecha de papel, a veces adornados con tiras y listones, otras con rostros graciosos y otras simplemente de animalitos o formas extrañas.

Mi felicidad de ese momento fue compartir con mi amiga ver las sonrisas de esos tres niños que, al principio, me hicieron sentir envidia, pero también emocionaron a este joven corazón que está dejando el juego de la adolescencia y está entrado a la flor de la nueva juventud adulta.

No por ser adulto uno deja de ser un niño, no por ser adulto uno deja de ser joven. Somos adultos pero dentro tenemos un corazón joven con un alma de niño latente en la esencia de cada uno. La piel muta, envejece, pero seguimos siendo los mismos, quizás tenemos más responsabilidades y algún que otro cambio porque así es la vida, pero no solimos distar de lo que éramos.

Todo cumple un ciclo: nacemos, crecemos-vivimos y morimos. Todos quemamos etapas: la niñez, la adolescencia-la juventud, la adultez y la vejez. Nacemos bebés y, en algunos casos, los abuelitos vuelven a ser un bebé, un bebé grande que se va marchitando de a poco hasta dejarse ir.

Siempre creí que la vida es un misterio y lo sigo creyendo. Hoy cursando sentí miedo, cuando surgen las cuestiones de la vida en sí me da miedo porque soy nada y a la vez algo; nací y algún día me iré como muchos otros y siento que no dejaré nada que diga "yo estuve aquí, fui parte de la vida", quizás lo deje con una nueva vida, pero esa vida también pensará lo mismo y así será un ciclo sin fin.

Entonces, Sasuke, Sakura, Naruto…

¿Me comparten un poco de su inocente felicidad?

Yo buscaba la felicidad en lo material porque si lo buscaba en las personas tenía miedo perderlas como ya me pasó una vez. Pero al ver a esos tres niños siento que no debo temer, ellos formaron lazos y quizás son muy pequeños para entenderlos pero yo a esa edad tampoco entendía y ya lo había perdido todo, o bueno, una parte.

Fui terca al pensar que su felicidad era el cometa en material, pero no es el material lo que los hace reír y ser niños. No. Su felicidad son ellos juntos, los tres unidos y lo que simboliza ese cometa, unión.

Porque muchos verán a tres niños estúpidos correr detrás de un papel de mierda con forma de nada, pero yo veo el futuro corriendo tras la felicidad que flota en el aire.

Gracias, Sasuke, Sakura, Naruto, hoy me enseñaron a ser feliz con algo tan suave y simple como la sonrisa de un niño, como el sentarme un rato a compartir con mi amiga una tarde cálida bajo el cielo naranja y una tímida paz que me purifica el alma.

Entonces, Sasuke agita la mano y Sakura y Naruto hacen lo mismo con él. El papá de los otros niños les dice que agradezcan por haberles permitido jugar con él.

— Hasta luego, Sasuke-kun — dice una muy feliz y cansada Sakura mientras que Naruto sólo agita la mano y sonríe aún con muchas energías.

— Gracias — agradece el señor rubio de ojos celestes, Naruto es su réplica casi exacta sólo que el pequeño tiene unas marcas raras pero simpáticas en el rostro.

— De nada — sonríe la mujer y Sasuke parece triste, pero luego sonríe y sacude la mano en saludo al ver que sus nuevos amiguitos voltearon a verlo y vuelven a saludar con la mano.

— ¿Algún día los volveré a ver? — pregunta el ojinegro mirando a su madre con un poco de tristeza. Su madre le sonríe animadamente.

— Claro Sasu-chan… muy pronto, ya verás — dijo tomando su manita y en la otra, la comenta. Ellos también volverían a casa.

Y mientras se alejaban todos, yo me puse de pie y le indiqué a mi amiga que marcháramos. Era tarde y cada una iniciaría su semana. Una larga y ocupada semana.

Pero nadie me quitaría la enorme sonrisa de mi rostro y menos que menos el saber que, aunque yo no los vea de nuevo, ellos se volverían a reunir en algún momento.


«La felicidad es abstracta, no se compra ni se consigue, se vive y se disfruta el momento»

-Me.


N/A: Hola! Primera sección juejue xD

Primero que nada quiero dedicárselo a mi amiga Nat que en estos días se cumplió un año desde que nos conocimos. Espero que te guste, muchas gracias por compartirme tu amistad y espero que esto perdure por siempre, sabes que podes instalarte en casa cuando quieras, sean las vacaciones o no, para vernos todo los doramas, películas, animes, series, todo xD

Hablando en serio, gracias por todo y espero que esto siga. Te quiero un montón y lo prometido es deuda y cumplí con ella… la fic que te prometí el día que fuimos al planetario jejeje.

Dije que serían situaciones reales que viví, bueno, estos tres niñitos existen y la verdad cuando los vi fue un flash y dije "DEBO ESCRIBIR SOBRE ELLOS" y aquí lo ven :3 (Nat vos sabes xD)

Espero que les haya gustado y esta fic, también, va como regalo para las tres personas que me comunicaron lo del plagio de mi historia. Eso ya está resuelto por suerte, se resolvió al cabo de un par de horas. Una chica me lo comunicó en la página de Para los que aman el Kakasaku y un chico me avisó a través de un review en la fic "Regalo de cumpleaños" (la que me plagiaron). Gracias por comunicarmelo, va para ustedes este OS. Y también para la chica que dejó el review en la historia plagio pidiendo explicación de por qué se parecía a mi historia y diciéndole que el plagio no está bien, que la idea es crear. Gracias, este regalito para ustedes también.

Bueno, espero que lo hayan disfrutado y dejé mi corazón aquí *llora mientras termina de escribir su N/A*

¡Gracias por estar siempre!

- ¡Recuerden!

~Una nueva fic hace feliz al lector y una review al escritor~

Ja'ne!