Hola una vez más.

Sé que he dicho que tengo demasiadas cosas entre manos para escribir aquí y es cierto, debería estar empezando el siguiente libro pero necesitaba hacer un pequeño kit kat y así nació este mini fic.

Quería ser algo escrito en tono de humor, similar a "Un sábado cualquiera" pero finalmente no sé por qué, como siempre, siguió su propio camino y ha terminado siendo simplemente un relato más como otros muchos, con pinceladas de humor y de situaciones poco habituales, al menos de momento, conociéndome puede cambiar todo en un parpadeo y lo mismo encuentro el humor que buscaba en algún momento!

Lo comparto porque estoy segura de que habrá alguien con ganas de leer algo más sobre esta extraña e inusual pareja.

Una vez más gracias a todos los que leéis estas divagaciones.

Besos y abrazos

AJ

Disclamer: Nada de esto me pertenece, solo la historia creada con el mundo de JK Rowlings y la WB.

CAPITULO 1

Impacto

―¿Dónde te dejaste a la comadreja, sangre sucia? ―Dijo Malfoy arrastrando las palabras a la vez que estiraba la pierna para poner a Granger la zancadilla ―¿Ocupado con Lav-Lav?

Crabbe, Goyle y Parkinson se rieron mientras Hermione, que iba cargada con los libros y la bolsa con las plumas y los tinteros, tropezó en cuanto pasó a su lado y calló al suelo estrepitosamente tirando con ella todo lo que llevaba encima.

Se mordió el labio evitando hacer una mueca, porque se había raspado las manos y las rodillas y dolía bastante, pero no iba a darles el gusto a aquellos babuinos estúpidos.

Se levantó con toda la dignidad que pudo reunir y sonrió de lado. Después de todo lo que había pasado el año anterior, después de Umbridge, del Ministerio, de Sirius… Hermione ya no dejaba que las situaciones como aquella la hicieran llorar.

―Evanesco ―hizo desaparecer los cristales rotos y volvió a sacudir la varita ―Fregotego ―las manchas de tinta desaparecieron del suelo e ignoró las palabras de Malfoy que la estaban comparando con un elfo doméstico en aquel momento ―Accio ―Murmuró atrayendo uno por uno los libros ―Locomotor ―comenzó a caminar, aquella vez con los libros deslizándose a su lado ―Ah, por cierto, Malfoy ―Sonrió levantando levemente las cejas cuando escuchó que se quedaba callado ―Cinco punto menos para Slytherin… Sigo siendo prefecta y no se ataca a un prefecto, tal vez lo habías olvidado.

La serpiente rastrera compuso una mueca de desprecio, dijo algo en voz baja y sus dos gorilas, Crabbe y Goyle rieron con él. Hermione los ignoró y siguió su camino, esperando que la dejaran en paz. Llevaban solo unos meses de curso y no tenía ganas de que, dado lo cerca que estaba de la entrada a las mazmorras, Snape la encontrara allí y terminara restándole puntos a su casa o peor aún, castigándola. ¡Era prefecta! Sería una vergüenza terminar castigada en su caso.

Se relajó conforme conseguía poner distancia con los Slytherin e incluso se permitió sonreír al recordar la obsesión que parecía tener Harry con Malfoy y su presunta iniciación como mortífago.

Ella pensaba que era una absoluta locura ¿Cómo iba a querer Voldemort a semejante idiota en su ejército de secuaces? Ni siquiera era bueno de Defensa Contra las Artes Oscuras, si acaso sobresalía un poco en pociones pero, Hermione lo tenía claro, eso siempre había sido porque Snape era el jefe de su casa.

Aquel año estaba siendo complicado con el cambio en el profesorado.

Era terrible que Harry, que hasta entonces había sido el mejor en Defensa Contra las Artes Oscuras, tuviera dificultades en esa materia en particular y que tras la marcha de Snape se hubiera convertido en todo un alquimista de la noche a la mañana en pociones.

Estaba preocupada por todo aquello, obviamente no solo porque aquel libro no le daba buena espina, tampoco le resultaba divertido que Harry se hubiera convertido en el mejor de la clase de Sloughorn sobrepasándola incluso a ella.

Entró en el aula de Snape y se sentó al lado de Harry.

―¿Dónde estabas? Te busqué antes de venir aquí.

―¿No usaste el mapa, no? Porque me habrías encontrado en la biblioteca.

Harry sacudió la cabeza mientras colocaba sus libros.

―No, estaba saliendo de Adivinación, no lo llevaba encima.

Hermione sonrió arrepentida por la brusquedad con la que había hablado a Harry.

―Lo sé, lo siento, es que he tenido un… Encuentro con la pandilla de Malfoy.

Harry se tensó visiblemente.

―¿Malfoy? ¿Te hizo algo? Debería darle una paliza a ese mortífago.

La chica puso la mano sobre la de su amigo y apretó para llamar su atención.

―Déjalo Harry.

―Te digo que es uno de ellos Hermione ―Masculló él entre dientes com cuidado de que nadie más les oyera.

―Si eso es así, lo descubriremos antes o después.

La mirada de Harry se ensombreció.

―Espero que sea antes y no tengamos que lamentarlo.

Cuando el último alumno entró en la clase, Severus Snape salió de su despacho y cerró las ventanas con un golpe de varita.

―Malfoy, Granger ―Dijo con brusquedad ―Venid aquí.

Por un momento Hermione se temió cualquier cosa y dio gracias por no haber hechizado al hurón botador minutos atrás. Solo esperaba que no fueran a castigarla en mitad de toda la clase, sobre todo porque compartían la asignatura con Slytherin y no quería ni pensar en que Harry se levantara para defenderla y acabara castigado también.

―Os batiréis en duelo ―Dijo Snape con su habitual rostro amargado ―Hechizos defensivos y aturdidores ―Especificó ―Nada… Demasiado… Duro ―Dijo con una mueca de fastidio como si deseara dar a Malfoy el permiso para lanzar un buen hechizo a Hermione.

Ella se puso frente al rubio y entrecerró los ojos. Snape había sido muy listo al no sacar a Harry, porque habría desarmado a Malfoy antes de que el rubio pudiera sacar la varita. Enfrentar a alguien que se había batido con el mismísimo Voldemort contra el cobarde de Malfoy no habría sido inteligente.

Pero lo que ignoraba Snape es que Hermione también tenía experiencia en duelos reales, por no hablar de las prácticas del ED, además no iba a dejarse vencer por aquel idiota.

―Uno… Dos…

Esta vez no, pensó la chica, no vas a hacer trampas. Y ambos hablaron a la vez

―Impedimenta ―Dijo la ella

―¡Everte Statum! ―Masculló el Slytherin a su vez.

―¡Expeliarmus!

Grager fue rápida, pero él también al responder.

―¡Protego!

¡Desmaius! ―Gritó Hermione

¡Incarcerous! ―Exclamó al mismo tiempo Malfoy alzando su varita.

Ambos hechizos impactaron uno contra otro y el resto de la clase los observó con distintas expresiones de maravilla, eran muy buenos, los dos.

Incluso Snape parecía incapaz de hacer ningún comentario sarcástico cuando de pronto…

―¿Qué haces Longbottom? ―Gruño haciendo que el aludido tirara sin querer lo que llevaba en la mano.

El resto se los alumnos, duelistas incluidos, se distrajeron de lo que estaba ocurriendo en la clase cuando el de ruido de cristales rotos y de una explosión los dejó segundos. De pronto un humo espeso y de olor dulzón llenó la sala dejándolos perdidos en una neblina espesa que les impedía ver más allá de sus narices.

Snape abrió las ventanas con un golpe de varita y se acercó a Neville con su capa ondeando tras él.

―Diez… Puntos… Menos… Para Gryffindor, señor Longbottom ―Siseó arrastrando las palabras ―Y está castigado los próximos dos días después de clase ―Añadió con una mueca de desagrado.

Se giró a mirar a los demás hasta que escuchó la exclamación ahogada de Pansy Parkinson.

―¡Draco! ―Se escuchó el arrastre de una silla y unos pasos acelerados que corrían hacia el centro del aula ―¡Profesor! ―Dijo la chica con voz estrangulada ―¡Profesor rápido!

Ante aquel tono de voz, todos prestaron atención a lo que ocurría ante ellos.

Hermione Granger y Draco Malfoy, que minutos antes habían estado disputando un improvisado y controlado duelo, estaban ahora tumbados en el suelo, inmóviles y pálidos.

―¡Hermione!

Harry corrió también hacia ella, incluso Ron, quien aún seguía molesto por el comportamiento de su amiga se acercó apresuradamente hasta allí, dejando a Lavender con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.

Snape les miró con una mueca de desagrado y se giró para apuntar al Slytherin.

Enervate

Con desgana, como si fuera lo último que quisiera hacer en la vida, hizo lo mismo con Hermione.

Ambos se removieron inquietos y abrieron los ojos intentando incorporarse.

―¡Hermione! ―Harry la agarró por los brazos ayudándola a levantarse ―Tranquila, ya estás bien ―dijo suavemente.

―¡Draco! ―Pansy intentaba también ayudar a Malfoy que se soltó con brusquedad mientras se ponía en pie sin ayuda.

"Maldita sea que pesada, por Merlín"

Hermione parpadeó y miró al rubio con los ojos muy abiertos. Después contempló a Parkinson que seguía pegada a él y frunció el ceño.

―¿Estás bien, Hermione? ―Preguntó Ron en voz baja.

―Claro que sí ―respondió ella ¿Por qué no te vas con Lav-Lav para seguir babeando con ella el resto de la clase, Ronald Weasley?

Draco sonrió a su pesar y miró a la sangre sucia y al pobretón, esperando.

Al ver que el pelirrojo sonreía y se marchaba, alzó las cejas con sorpresa.

Potter y Granger se dieron la vuelta también para ir a sus mesas y sin saber muy bien por qué, los ojos de Draco se dirigieron a la falda levemente levantada de la chica, que dejaban ver un poco más de lo normal de sus muslos.

Vaya, la sangre sucia no tiene mal culo

Una exclamación ahogada se escuchó en mitad de la clase y la castaña se giró con rapidez mirándole indignada mientras sus ojos parecían querer atravesarle.

―¿Qué has dicho?

Malfoy alzó una ceja con arrogancia y la miró con una mueca que simulaba a una sonrisa torcida.

―¿Habas conmigo, Granger? ―Dijo arrastrando las palabras con lentitud ―¿Quién te ha dado permiso para dirigirte a mí, asquerosa sangre sucia? ―Susurró en voz baja cuando pasó por su lado.

―Maldito hurón…

―Harry ¡No! ―Hermione agarró el antebrazo de su amigo con apretaba los dientes y se giró para apoyar la mano en su pecho y buscar sus ojos ―Déjalo Harry, no vale la pena.

Él asintió y regresó a su sitio. Hermione se sentó a su lado y le dijo algo en voz baja mientras todos volvían a prestar atención al profesor Snape.

Sabelotodo insufrible, no eres más que un error genético que habría que erradicar del mundo

―¿Acaso tengo que aguantar insultos así en mitad de una clase? ―Estalló ella poniéndose en pie

―¿Cómo dice, señorita Granger? ―Snape mantenía el rostro inescrutable y la miraba con sus pequeños ojos oscuros entrecerrados ―¿Le parece un insulto el hechizo de desarme que estoy explicando?

―¿Acaso no lo ha oído? ―Respondió furibunda ―No creo que sea algo que haya que consentirse en una escuela.

―Bien, ilústrenos. Según usted ¿Qué deberíamos haber oído, señorita Granger?

―Él me insultó.

Señalaba a Malfoy con un dedo acusador mientras el resto de la clase la miraba con estupefacción.

Ron buscó la mirada de Harry y levantó las cejas en muda pregunta, el moreno se encogió de hombros y negó con la cabeza.

―¿Alguien ha oído un insulto del señor Malfoy? ―Preguntó a la clase

Todos negaron con la cabeza o respondieron en voz baja, algunos rieron y otros parecían apesadumbrados por lo que sabían que iría a continuación.

―Siéntese, cinco puntos menos para Gryffindor por interrumpir mi clase con absurdas acusaciones inventadas. Ahora, como iba diciendo…

Me puedes oír, pensó Malfoy completamente atónito.

Ella, que le estaba mirando, se dio cuenta, con horror, de que Malfoy no había movido los labios en ningún momento.

¡Merlín!, exclamó para sí misma.

Merlín no, Draco.

―¡Maldita sea sal de cabeza! ―exclamó Hermione en voz alta.

―¿Si, Granger? ―Snape casi sonreía de anticipación ―¿Ansiosa por perder más puntos?

Draco se rió interiormente y Hermione le fulminó con la mirada, odiando la sonrisa de satisfacción que el Slytherin tenía en la cara.

Vale Hermione se cruzó de brazos sonriendo con dulzura todos tus secretos serán míos

―Profesor ―Malfoy se levantó en el momento en que escuchó aquellas palabras ―¿Podría…Podríamos hablar un momento en privado con usted?

Snape frunció el ceño, pero al darse cuenta del nerviosismo del chico asintió con sequedad. Estaba a punto de mandar leer al resto de la clase cuando la campana sonó y todos salieron casi a la carrera al ver que no mandaba deberes para el fin de semana.

―¿Hermione? ―Harry la miraba con sus cosas en la mano.

―No me esperes, guárdame un sitio en el Gran Comedor ¿Vale?

Aunque no parecía del todo conforme, Harry se marchó cerrando la puerta tras él.

―¿Y bien? ―Preguntó Snape.

―Algo ocurrió cuando los hechizos nos golpearon ―Comenzó la chica.

El profesor sonrió de forma ladina.

―Se llama pérdida del conocimiento señorita Granger, me sorprende que precisamente usted no sepa nombrarlo.

Hermione enrojeció y Draco sonrió abiertamente.

―No, profesor ―Se tragó el fastidio y probó de nuevo ―Algo hizo que nuestras varitas… Conectaran y una explosión…

―¿Priori incantatem? ―Preguntó Snape con incredulidad ―Eso es imposible, solamente sucede cuando…

―Ya lo sé ―Exclamó ella. Estaba tan aturullada que ni siquiera pensó en que estaba interrumpiendo a un profesor ―Ya sé que nuestras varitas no tienen nada que ver, pero algo ocurrió que las hizo vincularse.

―¿Visteis algo? ―Preguntó a Malfoy ignorando a la chica.

―No no ―Draco negó con la cabeza y chasqueó la lengua ―No sé qué fue, sentí como un temblor…

―Mi cuerpo vibró ―Aportó ella ―Hubo un destello de luz blanca y después…

―Todo se volvió negro ―Terminó él ―Y ahora ―Draco miró al jefe de su casa, intentando que entendiera la profundidad de sus palabras ―Está dentro de mi cabeza.

―¿Cómo dices?

―Puedo oír lo que piensa y ella puede oírme a mí.