Capitulo 4: Naked as we Float.
El ser estampado contra la pared con fuerza no era una de las sensaciones más agradables del planeta, eso lo sabía perfectamente; quizás demasiadas peleas callejeras desde muy temprana edad, pero en ese preciso momento, era como estar en el paraíso.
Sus manos apresaban mi cintura con fuerza tratando de mantener en sitio; que equivocado estaba si creía que iba a permanecer atrapado entre sus brazos por mucho tiempo como un pequeño e inocente cordero. Alzo las caderas y mis glúteos se encuentran con una codiciada sorpresa entre sus piernas.
—¿Ansioso?—un comentario risueño con la intención de molestar, estaba dispuesto a empujarlo hasta el límite, ¿acaso no era eso lo que quería? Mi espalda se apega a su pecho y suspiro encantado mientras sus manos suben por mis muslos con suavidad pero fuerza y vuelve a dejarme contra la pared.
No puedo evitar reír por lo bajo.
Un gemido algo adolorido escapa de mi boca al sentir como deja marcas con sus dientes en mi espalda, una vez que ha logrado deshacerse de mi chaqueta y camisa. El no sentir el suelo bajo mis pies, era otra sensación a la cual no estaba acostumbrado.
Posa las manos en mi trasero dando un buen apretón y se encamina hacia una habitación al tiempo que mis piernas rodean su cintura y mis labios encuentran su mandíbula. Abre la puerta con prisa y segundos más tardes mi espalda se encuentra con una suave y mullida cama.
Mis caderas serpentean la superficie tan cómoda y confortante, y mis ojos atrapan su mirada con aire seductor. Si pudieses ver lo mismo que yo, si pudieses observar lo que mis ojos tenían en frente, no estoy seguro de que hubieses vivido para contarlo.
El muy bastardo tenía cuerpo de dioses. Un verdadero capitán América.
Su cabello completamente desarreglado, nada en comparación con la impecable presentación que mostraba cada semana para mí. Sus ojos vidriosos, dilatados por excitación y sus labios lastimados y rojizos por la fuerza aplicada.
Brazos definidos y pectorales que competían con cualquier Dios griego que quieras mencionar en este momento, porque a mí no se me ocurre ninguno, no ahora. No ahora que tengo la posibilidad de tocar uno con mis manos.
Aun con los pantalones puestos se inclina buscando mi cuerpo, lo que le esperaba no eran unos brazos abiertos y una sonrisa cálida.
¿Acaso creía que podía simplemente maltratarme, dejarme a la deriva como una botella olvidada con un mensaje incoherente vagando por el océano? ¡Qué equivocado estaba!
Alzo una pierna a la altura de su hombro y una mueca llena de malicia cruza mis labios. El solo podía hacer lo que le ordenaba en silencio, no iba a desobedecerme, no podía, ni quería hacerlo.
De rodillas en la cama, me toma del tobillo y con una paciencia milenaria comienza deshacer las tiras;poco a poco con un pie y luego con el otro. El verle tan calmado, tan parsimonioso solo me provocaba exasperación, ¿dónde estaba el imbécil que no paraba de seguirme como un perrito perdido? ¿Acaso se había escondido una vez que había llegado a la seguridad de una habitación? ¡Qué mal!
Por suerte, yo sabía cómo hacerle salir a la luz.
Mis manos suben por mis muslos hasta el interior aun así sin tocar demasiado, solo lo suficiente como para crear un cosquilleo placentero. Creo formas indefinidas en mi estómago y ahora sé que sus ojos están en mí una vez que un jadeo ahogado reclama libertad de mi boca.
Con la punta de los dedos tomo uno de mis pezones, lo pellizco y tironeo de él con tal fuerza que mi cadera se mueve de forma inconsciente.
Si, ahora si estaba realmente concentrado en mí, solo en mí.
¡Ven! ¡Ven aquí!
Eso es lo que todo mi cuerpo le gritaba con cada mirada, la necesidad se expandía por cada poro de mí ser y solo buscaba la manera de ser satisfecha.
¡Esto es lo que quieres!Si esto es lo que en verdad estas buscando, entonces, ven y tómalo. ¡Tómame!
Me olvido de los pezones que ahora estaban rojos, erectos y lastimados; ahora mi atención se iba a donde siempre había querido desde el momento en que ambos cruzamos el umbral.
Masajeo mi miembro por encima de los pantalones y un sonido gutural se forma desde el fondo de mi garganta. Es justo allí donde le quería.
Nuestra necesidad es mutua, nunca se te olvidará, no aquí, no ahora.
Aleja mis manos y las apresa por las muñecas asegurándolas en la cama, todo su cuerpo queda adherido al mío con fluidez y suavidad. Su piel tan tersa casi contradictoria a su musculatura, impresionante. Toma mis labios con furia, con fuerza y anhelo.
Sé que estaba esperando, pero igual lo estaba yo.
De cuenta nueva mis piernas rodean su cintura y juntos nos frotamos contra el otro sin ninguna vergüenza, no había nada más que el puro instinto en cada una de nuestras acciones. Nuestras bocas luchaban por el dominio pero nadie daba esperanza de ceder, seguiríamos batallando hasta que ya no pudiésemos respirar.
Como por arte de magia se deshace de mis pantalones y mi ropa interior, y regresa a su anterior posición con cuidado. Me toma de los tobillos y me arrastra por la cama, todo su duro y erecto miembro se frota contra mis nalgas sin compasión.
Crea un camino de besos desde mi pantorrilla hasta la parte interna de mi muslo sobrevolando los labios sobre mi igual de erecto miembro como un fantasma, me atormentaba y me hacía querer gritar de desesperación. De igual forma continua con un camino de dulces y acaramelados besos carentes de sentido hasta que finalmente obtengo mi deseo.
Sus labios sobre mí se sentían como tocar el cielo con los dedos y volver a la tierra en solo un parpadeo de ojos. Oh, esa boca.
Esa boca cálida y húmeda que me devoraba con ansia, con afán. Tomo un puñado de su cabello y mis caderas arremeten contra su cavidad sin contemplaciones. Cada estocada más poderosa con la anterior.
¡Más! ¡Más! ¡Dame más!
Gemía y jadeaba sin decoro alguno buscando solo mi satisfacción. Cerca, estaba tan cerca.
Le atraigo a mí por el cabello y estampo su boca contra la mía sin darle tiempo a recobrarse mas no parece necesitarlo. Giro con gracia quedando sobre él y mis caderas se mueven contra su piel. Me acaricia la espalda y fácilmente sus dedos se adentran en mi interior.
Un dicha orgásmica me envuelve por completo al sentirle explotar y como todo mi ser estaba impregnado de él. Mis ojos cegados por estrellas brillantes poco a poco regresan a la tierra y mis piernas quedan desplegadas a su alrededor; que bien me haría tener un cigarro en esos momentos.
Parece leer mi mente,frente a mí estaba uno de los conocidos cigarros que acostumbraba a fumar luego de…
—Eres un puto acosador—llevo la cabeza hacia atrás mientras mis pulmones se expanden en nicotina y mis hombros se relajan, lo único que se digna a contestar es, arremeter contra mi piel aun sensible y hacerme gemir una vez más.
La noche no había terminado.
Este era mi paraíso. Este era mi lugar seguro, por mi el mundo allá afuera podía caerse a pedazo pero todo en mi interior estaba en paz una vez que cruzaba el umbral del local. Los de seguridad sabían perfectamente quien era y mantenían con total profesionalismo su estancia en las cuatro paredes donde todo cambiaba a mejor.
Mi vida, mi esencia se veía iluminada de alegría al estar allí, el solo volar con mi imaginación mientras la música me transporta a realidades fantasiosas y perfectas.
Stroke that shiny coat
Stroking is the antidote
Stroke that, it's a start
Only for the wild at heart
Mis manos se deslizan con suavidad por la base del micrófono y mi voz inunda la estancia en susurros poderosos y aterciopelados. Mi cabello rubio cae en cascada brillante y sedosa mientras mis ojos llamativos y alumbrados dejan al resto sin aliento. Porque este era mi poder. Era en reino y todos estaban aquí para servirme, eran mis súbditos y estaban dispuestos a cumplir los más encaprichados deseos.
Y tu…
Sé que estás allí, ¿crees que no puedo verte? Aun cuando tu apariencia no es nada parecida a días antes, ni mucho menos horas antes cuando aun tenía entre mis piernas. No. Ahora estás escondido entre la multitud, al igual de expectante que todos. Sintiendo felicidad al verme y escucharme.
Esta era mi vida, era una vida que no podía dejar. Era una vida de la cual no podía escapar, ni quería siquiera pensar en intentarlo. Con un chasquido de mis dedos estarías bajo mi control y no te dejaría escapar tan fácilmente.
Como me había prometido, una actualización semanal, pero creo que tendré que declararme en HIATUS. Tengo unos pocos capítulos escritos y lucho con falta de inspiración, pero sobretodo es que, mi computadora está fallando. Tengo que hacer cambio de sistema operativo y no se cuando pueda volver a usarla. Pretendo hacer respaldo para no perder nada, al menos mis historias, pero entonces está será mi ultima actualización hasta nuevo aviso... Espero que no sea demasiado.