ACTUALIZACION! xD Bueno, siento haberme tardado algo Pero ya estoy entrando en mi epoca de inspiracion. Ojala les guste este capitulo "algo" largo. xD


El adulto mayor cerró los ojos y masajeó su frente. –Después vamos a buscar a ese mi sobrino, ahora tenemos algo más importante de que hablar– dijo el Rey Jimmo. –Aprovechando que Will no está… como todos saben, el trono va ser de él cuando sea mayor, ¿verdad?–

Todos asintieron con la cabeza, pero no sabían a donde quería ir.

–Pues, uno de mis informantes me ha dicho de que el príncipe Thaddeus ha estado reuniendo un ejército, pero de las fuerzas oscuras que hay en los bosques. – dijo Jimmo en voz baja.

–Está planeando una guerra. – dijo la madre de Will, ella tenía el ceño fruncido, pero en sus ojos se notaba que estaba preocupada.

–Entonces lo que creo es que cuando Will se case con… probablemente Amelia, – la susodicha se sonrojó y apartó la vista. –Thaddeus va atacar.

–Porque Will no sabrá muy bien los deberes del Rey, ¡Thaddeus va aprovechar esa debilidad!– exclamó Tom, gruñó enojado y apretó la mandíbula.

–Exacto, por eso es que tengo una misión para ustedes. – Dijo Jimmo.

Amelia sonrió de lado. – ¡Al fin! Algo divertido. ¿Cuál es su majestad?

Jimmo soltó una carcajada. –Por eso me caen bien ustedes jóvenes, están listos para lo que sea. Quiero que ustedes traten de conseguir una alianza con la Tribu de los Dragones. –


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– ¡Burpy! Ya deja de seguirme muchacho. – exclamó Will ya algo irritado: no importaba cuantas veces le decía al perro, este no lo dejaba en paz. –Bien, me rindo, pero se silencioso. – Estaba montado sobre su corcel blanco de melena negra, caballo muy fino la verdad.

Estaban en un bosque, los pájaros cantaban y los arboles bailaban. Todo era verde, hermoso y callado. Demasiado.

Hace muchos años, el padre de Will lo traía a ese bosque. O es que era para jugar con sus hermanos o era para dejarle el legado de su familia. A veces el recuerdo era solo como un sueño, otra veces era como si al intentar recordar toda la historia bien, se iba desvaneciendo. Pero por su suerte, podía recordarlo como un recuerdo completo, no como un sueño.

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Ven William, te quiero enseñar algo. –dijo un hombre alto de cabellos oscuros y ojos verdes opacos.

¿No vas a traer a mis hermanos?– preguntó un Will de niño de quizás uno años de edad. No sabía el porqué su padre lo quería solamente a él para enseñarle algo, no era el mayor o algo así.

El hombre negó con la cabeza, –esto es un secreto entre tú y yo. Además, tu madre los está cuidando. – respondió el rey de ese entonces.

Will asintió con la cabeza. –Bien. – su padre lo levantó y lo colocó sobre sus hombros. –Papá, ¿Qué es tan secreto que no quieres que mis hermanos sepan?– preguntó.

El azabache empezó a caminar hacia una ruta oscura y vieja. –Lo vas a ver cuando lleguemos. – dijo.

Will jugueteó con el cabello y la corona de su padre; se había aburrido pues ya habían caminado por unos diez minutos.

¿Cuándo llegaremos Papá?– se quejó el niño con un tono desesperado.

Se paciente hijo, la paciencia siempre te lleva a grandes logros. – rió el ojiverde.

¡Pero quiero llegar ya! ¡Quiero ver que es lo que me quieres enseñar!– chilló el pelinegro azulado.

¡Jaja! Bien, como tú quieras. – el hombre dio un salto y empezó a trotar, Will abrió los ojos en sorpresa y se aferró a su padre con más fuerza. Soltó varias carcajadas de alegría.

¡más rápido! ¡Jaja!– tal como fue dicho, fue hecho. Ahora el viento le pegaba a Will en la cara y su padre no dejaba de reír.

Oh no, ¡una roca!– exclamó el rey fingiendo debilidad.

¡Salta!– gritó Will con entusiasmo. Su padre lo hizo y Will sonrió

Pronto llegaron a una pequeña colina y su padre se detuvo. –Llegamos hijo.

¿Ya? Pero me estaba divirtiendo. – se quejo el niño. Su padre soltó una carcajada.

Vamos, esto es interesante.

Pero no quiero aprender nada… aun. – murmullo el chiquillo Shane.

Entraron a una pequeña cueva que era totalmente negro hasta donde el ojo podía ver. El padre de Will, después de haber dado varios pasos hacia dentro con su hijo, murmulló algunos palabras incoherentes y la cueva se alumbró con fuego de varios colores. El fuego entraba por pequeños hoyos que habían en las paredes; al preguntar Will que era lo que hacían el fuego, su padre respondió que varios dragones pequeños vivían ahí y cuidaban de lo había dentro.

Habían varios túneles que podían tomar, pero el padre de Will tomaba cuatro túneles derechas y después dos izquierdas. Parecía una eternidad ahí dentro, Will estaba un poco asustado ya que no sabía a donde quería llegar su padre con esto, no le gustaban los secretos.

¿Cuándo llegaremos Papá? Estoy asustado. – dijo el chiquillo con temor en su voz. Su padre lo trato de calmar con decirle que estaban por llegar, pero el niño ya estaba cansado de escuchar casi lo mismo.

Recostó su cabeza contra el cuello de su padre y cerró los ojos por un momento. Se sorprendió al ver una luz roja pasar por su parpado: algo de luz brillante estaba frente a ellos. – ¿Papá?–

El hombre no respondió, y por un largo rato, solo se quedo callado. El niño no quiso tratar de abrir los ojos y mucho menos tratar de conseguir la atención de su padre.

Un minuto, dos… William espero pacientemente y después de unos tres segundos, la luz que pasaba por sus ojos cerrados desvaneció. La curiosidad lo hizo abrir los ojos y no vio casi nada. Parpadeo unas pocas veces y cuando sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad, notó un brillo opaco de color azul no muy lejos de donde estaban.

Sin esperar respuesta del adulto, Will resbaló sobre la espalda del mayor y aterrizó en el suelo rocoso de la pequeña caverna. Como si fuera llevado por instinto; se acerco a la luz y vio unos pequeños cristales que protegían a un cristal un poco más grande que brillaba con un poco más de fuerza. Volteo a ver al rey y con enojo, levantó el pie y apachurro una roca que crujió bajo su pequeño peso.

¡Papa!– trató de conseguir su atención, pero le resultaba difícil. Era como si el rey estuviera en un trance.

No sabía que más se crearían solas…– murmulló el ojiverde. Will levantó la vista hacia el hombre tan rápido que vio estrellas y puntos negros. Machucó el pie de su padre para sacarlo del trance. – ¡ow!–

Papa, ¿Qué son esas cosas? ¿Por qué son importantes para ti?– demandó con su voz chillona el pequeño Shane.

Su padre sacudió la cabeza. –Estas son cristales especiales, se llaman Vitalis Cristal. La cantidad de energía que tienen es única. Pero en las manos equivocadas, pueden causar mucho daño. Por eso tu…– lo agarró de los hombros. –Por eso tú, hijo mío, tú vas a cuidar de ellos cuando seas grande–

Will miraba confuso a su padre, estaba más confundido que antes ahora. ¿Por qué debería de cuidar de esas cosas solo? ¿Por qué no con sus hermanos? Además, no quería cuidar de esas cosas ahora, ¡solo quería jugar!

Nadie más sabe de estas cosas, piensan que solo son un mito, ¿bien? De ahora en adelante, solo nosotros dos sabemos que aun existen. – con eso dicho, el rey se llevó a su hijo de la mano hacia afuera.

El niño dio un último vistazo a los cristales antes que la cueva desapareciera de su vista…

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El lugar no había cambiado mucho, solo algunos cristales más y unas plantas más gruesas cubriendo la entrada. Will bajó de su caballo y lo ató a un árbol.

–Quédate aquí amigo. – le ordenó a Burpy, pues sabía que el perro lo iba a seguir si no decía nada. –Cuida del cabello. –

El Shane tronó sus dedos y empezó a mover las plantas a un lado para sacarlas del camino. Poco a poco se aventuraba mas en la cueva, la luz iba desapareciendo, pero un pequeño brillo azul iluminaba el camino.

Will se detuvo cuando vio que estaba en la sección en donde debía de elegir el camino correcto. Claro, ya sabía cuál era, el problema era que ese camino estaba tapado. "¿Ahora qué hago?" Pensó mientras se arrodillaba a inspeccionar el obstáculo. "Hay un espacio entre estas rocas…" el espacio era suficientemente grande como para que el pelinegro azulado metiera la mano, y este lo hizo, agarró la piedra más cercana a sus dedos y lo jaló. La gran muralla de piedra cayó y Will solo movió las pequeñas piedras con su pie para poder pasar.

Siguió caminando por un buen tiempo hasta ver una luz cegadora delante de él, sabía muy bien lo que era esa luz. Sus pasos no se detuvieron hasta que se topó con una roca. Abrió los ojos y los entrecerró para poder ver el gran cristal. La Vitalis estaba rodeada de aun más cristales y esto sacó un suspiro del Shane. Se arrodillo frente a ella y sacó una pequeña daga y toco suavemente la punta y la base del cristal. La luz de la Vitalis desapareció y Will la jaló del suelo lo más rápido posible, ya estaba en sus manos cuando la Vitalis volvió a brillar.

–Papá me dijo que tenía que tener uno a esta edad…– dijo entre dientes mientras guardaba la daga y el cristal en un pequeño bolso que había traído. –Hora de regresar. –

Afuera, el cabello y el cruce de lobo y perro estaban sentados, mirando la entrada de la cueva, esperando a su amo.

– ¡WILL!– alguien gritó. – ¡Príncipe William! – ahí estaba otra vez.

El medio lobo se puso de pie y fue de investigar; olfateó el aire y gruñó. Lanzó un aullido y corrió hacia donde seguramente se encontraba la persona.

El caballo no hizo mucho, solo vio a Burpy largarse y cerró los ojos; esperaba que Will saliera de la cueva pronto.

Con Amelia y Tom…

Ambos jóvenes caminaban dentro del bosque, estaba oscuro y solo la mas mínima luz del sol penetraba las hojas gruesas del los arboles.

–Estoy feliz Tommy, – dijo Amelia felizmente mientras tocaba los troncos de los arboles. – ¿Sabes por qué?– preguntó.

Tom suspiró, ya era como la centésima vez que le preguntaba. –No sé, ¿Por qué?

– ¡Porque al fin tenemos una aventura!– exclamó, lanzó las manos hacia el cielo para enfatizar su punto. Tom rodó los ojos un poco, pero la orilla de su boca estaba torcida en una sonrisa. Siempre le agradaba Amelia, la veía casi como una hermana.

–Claro, mira Ame, ya que estamos aquí, solos…– empezó a decir el moreno con las manos detrás de la espalda. –te quiero preguntar algo.

–Claro, dime.

–Ya que Will tiene grandes problemas delante de él, ¿me puedes decir lo que miras en él? Creo que ya sabes de lo que hablo…– dijo Tom, curioso. –Porque sé que estabas de amiga con el príncipe Thaddeus…–

Amelia sonrió un poco a la mención del príncipe de Ghoulterra. –Sí, tienes razón: fui la amiga de Thaddeus. – dijo. –Pero desde que pequeños, vi algo malo en él, algo que no veía en Will. –

Tom asintió, entendiendo lo que decía.

–Además, Will era… diferente que todos los niños que yo conocía en ese entonces. Después, Thaddeus solo desapareció y no oí sobre él hasta hace 2 años. – Amelia alzó la vista a las copas de los arboles, al parecer la desaparición de su viejo amigo si la había afectado.

Tom estaba a punto de agregar algo más cuando oyeron rugidos alrededor de ellos. Las hojas se sacudían y los arbustos daban gruñidos.

–Crees que son ellos…– susurró Amelia a Tom mientras ambos se ponían de espaldas.

Tom solo dijo –Mmhm…– y nada más. Se acerco un poco más a Amelia para protegerla.

Con la poca luz del sol, se podían ver criaturas grandes de colores entre la maleza, pero desaparecían tan rápido como venían.

Amelia tragó duro y se sentó en la grama lentamente, Tom le siguió el ejemplo y ambos esperaron con los ojos cerrados y cabizbajos.

– ¿Qué buscan, bajoterranos?– preguntó una voz masculina grave y raspada. –No muchos son bienvenidos aquí.

–V-venimos de parte del Rey Jimmo, y tenemos una petición. – dijo Amelia elevando un poco la cabeza y sonriendo suavemente.

Delante de ellos, habían dragones de todo tamaño y color, sus jinetes en sus cuellos o espaldas.

Un hombre estaba arrodillado frente a Amelia, tenía pelo oscuro con algunos mechones grises en su cabello. Sus ojos tenían un color ámbar y su piel era bronceada. Su rostro tenía tatuajes de color rojo y blanco en las mejillas y debajo de los ojos.

– ¿Cuál petición?– preguntó el mismo hombre mientras extendía su mano para que Amelia lo agarrara. Al pararse Amelia, Tom hizo lo mismo.

–Como la mayoría lo sabe, William Shane será el próximo para tomar el trono, pero hay un problema con el reino de alado…– dijo, era obvio que hablada de Thaddeus Blakk.

–Vengan, hablaremos en un lugar más… privado. – dijo el jefe mientras sus compañeros y dragones lo acompañaban

Los jinetes rodeaban a los bajoterranos con la intención de protegerlos, pero los dragones al parecer no confiaban en ellos.

A medida que se iban acercando al pueblo de la tribu, las risas y voces de gente iban aumentando, cuando llegaron a la gran entrada; niños corrían detrás de los cachorros de dragones y sus padres justo detrás de ellos.

–Guau…– exclamaron el asesino y la arquera. El pueblo estaba lleno de casas y torres de vigilancia con varios dragones encima. Además, una herrería en donde les hacían armaduras a los lagartos escupe fuego.

–Bienvenidos al corazón de la Tribu de los Dragones. – dijo el jefe mientras un cachorro de dragón acariciaba la pierna de Tom.

Ahora, lo único que faltaba era la negociación de la alianza.


Y ese trabajito no va ser facl. Esa tribu es algo testaruda.

Me pregunto por que nadia sabe que es la vitalis cristal...

Hasta la proxima! :D