Jadeaba cansada, demasiado cansada para seguir corriendo. No podía dejar de correr ahora, se recordó mentalmente mientras esquivaba a la gigantesca tramposa mascota de su capitana rival.
Maldición, no podía hacer nada. La capitana más tramposa de la vida, era sin duda, Mary Smith. Sabía que no podía usar sus poderes en los juegos, y se aprovechaba al máximo de ello. Sin sus poderes, su fuerza bruta era casi regular, pues era demasiado delgada para tener una fuerza que sobrepasase a la del gorila que Mary tenía en su equipo. Por lo que, aprovechando eso, había mandado a Brenda Jones, una de las chicas más corpulentas de la escuela rival, la cual simulaba el tamaño de un gorila pequeño, a flaquearla en cuanto tuviera oportunidad, no importaba si les daba falta.
Y no hablemos del maldito árbitro. El árbitro James se había enfermado de laringitis, por lo que no podía venir a supervisar el juego. Y el remplazo, daba obvias señales de favorecer al equipo contrario. Era un sujeto comprado.
Eso no le favorecía para nada, pues si ella hiciera ademan de atacar a una rival, esta se dejaba caer al suelo llorando, pataleando y gimiendo de dolor fingido, mientras decía que le había empujado.
Cayó al suelo raspándose las rodillas y parte de los brazos. La había alcanzado.
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Mierda.
Butch estaba viendo todo desde las alturas, pues las gradas estaban repletas de admiradores del equipo local, que gritaban eufóricos. Eso era molesto, pues tenía un sensible oído. Lejos de esa molestia, la que sentía ahora era mayor a todo eso multiplicado por diez. Su pelinegra, estaba siendo apaleada por los rivales. Y no podía hacer nada para evitarlo.
Cuando había tratado de ir y romperles la cara a todas aquellas tramposas que se hacían llamar jugadoras de soccer, su hermano, Brick el imbécil, había dicho que eso solo traería más problemas de los absolutamente necesarios en un juego. Pero no podía quedarse ahí sentado, ¿o si?
Ignorando el llamado de su hermano, se elevó unos metros de las gradas, solo para ver, de nuevo, como el gigantesco gorila que se osaba llamar mujer, porque sinceramente era más macho que él mismo, y eso era mucho decir, ponía la pierna extendida, y tiraba a Buttercup contra el suelo.
En ese momento, vio rojo. Totalmente rojo.
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Blossom estaba con las manos fuertemente apretadas en puños, mientras trataba de todos los medios no meterse y patearle el cuerpo al árbitro. Bubbles a su derecha, estaba igual, y sospechaba que lo único que quería era gritar improperios al aire sobre todos los insultos, también dirigidos hacia el árbitro, de los estudiantes de la escuela.
La capitana, Buttercup, la que consideraban la mejor jugadora de toda la zona, estaba siendo apaleada por el maldito árbitro. Bubbles sabía que no faltaría mucho para que perdieran el control de la situación y saltaran hacia el estadio para darles una paliza.
Pero su hermana pelinegra no podía hacer nada de nada, pues no podía utilizar sus poderes en el juego. Crujieron sus dientes fuertemente, al mismo tiempo las dos, mientras se sentían impotentes.
Boomer y Brick solo veían el partido de igual manera, pues ver a la verde de las chicas, la más ruda de las tres, siendo pisoteada ferozmente por todos los miembros del equipo contrario, era una cosa inverosímil, puesto que ni siquiera se inmutaba cuando ellos le atacaban. Los miembros del equipo de la chica, hacían todo lo posible por anotar, pero los contrarios, que tenían al árbitro de su parte, las embestían como si jugaran rugby o futbol americano.
Un rayo rojo salió disparado desde el cielo hacia el campo, dándole justamente en frente de la grandulona que había empujado a Buttercup.
— ¡Oigan ustedes malditas perras! —se escuchó un grito sobre todos los demás.
La atención de los 4 súper poderosos, así como la de todos los presentes, fue atraída hacia el cielo, donde un furioso pelinegro veía todo con los ojos rojos, preparados para atacar con rayos caloríficos en cualquier momento.
— ¡¿Qué mierda creen que hacen!? ¡Déjenla en paz, maldición! —
— ¿Y que si no queremos? ¿Vendrás a atacarnos, para defender a tu noviecita? —Respondió mordaz la capitana Mary Smith. — ¡No creas que su demostración de afecto en el centro paso desaperciba para la ciudad!
—¿Y que si lo hago, eh? ¡¿Y que si voy y les pateo el culo a todas ustedes?! —el estadio se fundió en silencio. Las jugadoras de la escuela veían todo incrédulas, mientras que una pelinegra se sonrojaba furiosamente, y las jugadoras del equipo contrario se horrorizaban. —¡Déjenla en paz, la única razón por la que no lo hacen, es porque le tienen miedo! ¡Tienen miedo de que pierdan porque ella es la mejor jugadora del mundo! —
Una exclamación se escuchó en todo el campo, mientras que los estudiantes reían y sonreían, pues la escena les recordaba a una película de romance, y un viejo cliché.
— ¡Cállate de una vez! —Grito Buttercup incorporándose. Sentía la cara arder, y sabía que estaba sonrojada.
— ¡Solo trato de ayudar! —le contesto ofendido.
— ¡Pues no lo haces imbécil! —
— ¡Al menos agradéceme! —
— ¡¿Agradecerte?! ¡¿El comportarte como un idiota?! ¡Yo no te pedí que me defendieras! —
— ¡Eres una maldita malagradecida! —Se cruzó de brazos, frunciendo el ceño. Blossom y Brick estaban más tranquilos, al saber que le comportamiento suicida de Butch se había apaciguado un poco.
— ¡No te pedí que me ayudaras, aunque lo empeoraste! —
— ¡Pero es mi deber ayudarte! —
— ¡¿Quién dice?! —
— ¡Yo lo digo, porque lo que le dije a tu padre no es una broma! —
— ¡Pues yo nunca te dije que era cierto! —
— ¡Que dices! ¡No hay nadie mejor que yo! —
— ¡un perro es mucho mejor que tú! —le apunto acusadoramente.
— ¡Mentira, porque yo tengo pulgares! —Movió sus pulgares frente a él para reforzar su argumento.
Todos en el campo, incluyendo a los hermanos de ellos, estaban viendo con incredulidad como era que se desarrollaba la inmadura pelea de los verdes. Era casi totalmente inverosímil pensar tan siquiera que un momento, que a muchos les pareció conmovedor, se había tornado tan idiota.
—¡Cállate ya Butch, tengo que terminar el partido! —Dijo la pelinegra al darle la espalda, y tratar de localizar el balón. Sonrió cuando lo vio en los pies de Robín, quien la miraba divertida. Le hizo señas para que le pasara el balón cosa que hizo.
Las demás estaban todavía aterradas por la amenaza del verde, aunque uno pensaría que después de la pelea que habían mantenido Buttercup y él, no le tomaran tanta importancia a su amenaza. Buttercup atravesó el campo con agilidad, esquivando a las jugadoras estáticas. Anotando al llegar a la portería rival.
Esa fue la señal para que las rivales reaccionaran. Se movieron tratando de arrebatarle el balón a la pelinegra, pero esta esquivaba a todas, pues no tenía que preocuparse por la grandulona, porque estaba tan aterrorizada que ni siquiera se le acercaba. Le paso el balón a Robín, pues estaba rodeada, y esta anoto otro punto.
El árbitro hizo sonar su silbato, anunciando el final del partido. Buttercup pensó que era demasiado pronto para terminar, pero recordó la discusión y se imaginó que habían perdido un par de minutos teniéndola.
Todos estaban eufóricos pues habían ganado el partido. Se iban al campeonato nacional. Todo gracias a la amenaza de Butch.
—¡Lo tengo! —Grito Blossom emocionada, mientras sin decir ninguna palabra desaparecía volando hacia un lugar desconocido. Brick iba a ir con ella, pero en menos de unos segundos la pelirroja estaba de vuelta con una bolsa entre las manos. —Oh Brick… ponte esto. —
El pelirrojo tomo la bolsa con desconfianza, mientras revisaba el contenido y enrojecía totalmente.
—¡Oh no, estas idiota si piensas que me pondré esto! —Chillo el chico mientras le aventaba la bolsa a la líder de las PPg. Blossom frunció el ceño y le aventó a la cara la bolsa.
—O te lo pones o te lo pones.
—¡que no!
—¡Es una jodida orden! —los ojos de Brick se humedecieron aclarándose en cuanto la orden fue escuchada, y partió volando a los vestidores. Blossom voló sobre las personas chillando eufóricas y grito fuertemente para tomar su atención. — ¡Quédense En sus lugares, a continuación una presentación especial de industrias Utonium y Producciones! ¡Brick el homosexual! —Todos gritaron aún más, pues todo mundo conocía de que Brick hablaba la pelirroja, quien sonreía abiertamente al encontrar una buena venganza.
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Brick suspiraba con fuerza mientras se dirigía caminando tranquilamente a los vestidores de la escuela. Había escuchado a "su ama" presentarle ante todos como una parodia de algún tipo de travesti extraño. No se dio cuenta que se metió en la puerta equivocada…
— ¡Aaah! —Gritaron las jugadoras de soccer horrorizadas, los colores se le subieron a la cara mientras confirmaba al lugar donde había entrado: El vestuario de damas.
— ¡Cabeza de zanahoria degenerado! —Grito Buttercup sonrojada hasta las raíces del cabello.
— ¡Te juro que no fue mi intención…. ¿Qué haces con ese bote de basura? ¡Bájalo Buttercup bájalo! Ah! —
—Eres un maldito degenerando—
—No tienes vergüenza. —
—¡Les juro que no fue mi intención!—.
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—¿Dónde está Brick?—Pregunto Boomer mientras miraba a todas direcciones buscando a su hermano entre la multitud enardecida. La pelirroja solo se encogió de hombros, pues habían pasado algunos minutos desde que el pelirrojo había desaparecido para prepararse.
Esperaba que Brick no pensara en escapar, aunque no pudiera por la orden que le había dado, y por la extraña dependencia que había desarrollado hacia ella y sus hermanas. Se sentó junto a Bubbles y miro hacia ambos lados, mientras que su hermana rubia hacia lo mismo.
Repentinamente una extraña tonada comenzó a sonar por todo el campo, que hizo que todos voltearan a ver el centro de este iluminado. Se asomó una figura vestida con una falda tableada de color azul celeste, una blusa de manga larga color rosa pastel y unos pompones de color blanco. El cabello pelirrojo estaba atado en dos coletas bajas, mientras que la gorra roja estaba esta vez, girando hacia el frente. El pelirrojo sonrió y comenzó una rutina de baile extremadamente femenina, la cual, todos observaban sin creerlo.
—¿Quién quiere ser mi consolador?—Pregunto con una voz horriblemente chillona. Todos rompieron a reír.—Entonces, ¿Nadie quiere ser mi hermoso consolador?—
—¡No puedo creer que Butch se esté perdiendo esto!—Grito Bubbles, al ver que el pelinegro no estaba por ningún lado.
—¡No puedo creer que Buttercup se esté perdiendo esto, Butch es demasiado inútil para permitirse reír!—reventó a carcajadas la pelirroja mientras seguía disfrutando del espectáculo.
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Nini: Al fin lo termine. Perdon por la espera, es que estoy en exámenes globales. Pero al fin lo termine. El siguiente capitulo será sobre los verdes, pueden tener sugerencias que querre escuchar gustosa, cualquier cosa en los Reviews. Perdon en serio, lo siento.
¡PERDON!