¡Hola! Aquí LunaticR trayéndoles un nuevo proyecto :D básicamente son One-Shots, los voy a poner todos juntos, estoy haciendo algo parecido en otro fandoom pero estos serás dedicados al amor, no el clásico amor rosa; alguno que otro gracioso y todo lo que salga de mi mente.

También serán interactivos, así que el primero que escriba un Review para este Fic puede elegir la pareja del siguiente One-Shot, si la historia se alarga, entonces serán Mini-Fics. El que escriba el Review numero 10 también puede elegir los personajes y así sucesivamente, de 10 en 10. No importa la pareja. Si no les agrada la idea, entonces simplemente disfruten la lectura.

Los dejo con un NaLu para empezar.


Disclaimer: Ni Fairy Tail ni sus personajes me pertenecen, pertenecen a Hiro Mashima. Yo solo los uso para satisfacer mi imaginación. Disfruten.


One-Shot: Fairy Tales.

Lucy Heartfilia / Natsu Dragneel


Lo había conocido una tarde por casualidad, pero dicen que las casualidades no existen, solo lo inevitable. Ella estaba caminando de manera distraída por la acera, acababa de salir de la oficina de editores, su Libro "La búsqueda del reloj" iba a ser publicado y, aunque debería de estar feliz por eso, no lo estaba. Había pasado mucho tiempo investigando, leyendo y viajando para hacer ese libro, había sido una enorme aventura hacerlo y la había disfrutado, cuando le ofrecieron la posibilidad de que alguien importante lo leyera fue maravilloso y cuando esa persona había quedado encantada fue simplemente sublime, pero ese día, cuando le habían dado el "sí" definitivo, no se sentía feliz, cosa que era extraño; así estuvo caminando, pensando en eso cuando sintió que algo la golpeó de frente haciendo que terminara en el piso con ese algo sobre ella.

- ¡Lo siento! – Se disculpó ese "algo" al momento de levantarse – permíteme ayudarte – le ofreció su mano para que ella se levantara – no me fijé, iba distraído, ¿estás bien? – la rubia solo miraba al joven que le hablaba y preguntaba por ella de manera rápida.

- Sí – respondió de forma autómata mirando detenidamente ese extraño cabello rosa.

- Me alegro que estés bien – y se fue del lugar corriendo, parecía que perseguía algo o tenía mucha prisa porque corría demasiado rápido.

- Que extraño – susurró para sí, se sacudió el polvo y notó que había una bufanda blanca a cuadros enredada en su brazo - ¿será de ese joven? – preguntó mirándola, volteó a ver por donde se había ido el muchacho pera este había desaparecido – huele bien – dijo de manera inconsciente al acercarse para mirarla; distraídamente empezó a caminar jugando con la bufanda blanca, pensando en que si se lo volvía a encontrar de nuevo le preguntaría si era de él.

La vida nos presenta una oportunidad en un millón, solo hay que saber prestar atención a los detalles. Habían pasado varios meses desde su encuentro con ese "algo" que la había golpeado, seguía siendo un "algo" y no un joven porque no sabía cómo se llamaba ni nada, por eso era un "algo", era raro, pero siempre le decían que ella era rara, así que estaba acostumbrada. Su libro había sido publicado y se estaba vendiendo muy bien, era una historia de amistad, valores, determinación y magia, se vendía tan bien que iban a lanzar un segundo tiraje para satisfacer la demanda de estos.

Lucy estaba sentada en una cafetería contemplando a la nada, sentía ganas de escribir pero no tenía ideas, necesitaba inspiración y como dije, solo hay que poner atención a los detalles.

- ¡Hola, ¿me firmarías mi libro?! – preguntó un joven a las espaldas de la rubia, últimamente eso se estaba haciendo costumbre, a veces se arrepentía de haber autorizado que colocaran una foto de ella en el libro; dio un suspiro de cansancio y se giró mientras colocaba en su rostro esa sonrisa de "¿otro más?" para poder hacer lo pedido y deshacerse del admirador para poder escribir, sin voltear siquiera a ver al joven, tomó el libro para abrirlo y empezar a escribir.

- ¿Cómo te llamas? – preguntó para poder hacer la dedicatoria.

- Natsu Dragneel – habló con calma – quiero que diga, "De la ladrona de la bufanda para Natsu Dragneel" – eso hizo que Lucy detuviera la pluma en el aire para poder girarse a ver al hombre que había dicho esa oración quedando sorprendida al ver que ese "algo" tenía nombre y apellido.

- ¡Tu! – Soltó con sorpresa – ¡no soy ninguna ladrona! – le casi gritó por la forma en que le había dicho.

- Ya lo sé – le sonrió desconcentrando a Lucy – solo que te veías estresada y decidí jugarte una inocente broma – señaló la foto en el libro, estaba ella portando la bufanda de él, fue cuando la rubia recordó que su mejor amiga había insistido en que la bufanda le daba un toque mágico – pensé que la había perdido ese día hasta que vi tu foto promocionando el libro y decidí comprarlo – distraídamente se sentó frente a ella en la silla disponible mientras ella lo seguía con la mirada – me gustó tu libro y se te ve muy bien mi bufanda pero, me gustaría que me la regresaras – le volvió a sonreír.

- Cla-claro – tartamudeó, fue algo en el momento que hizo que ella se sonrojara como colegiala al recibir ese cumplido, siempre le decían que ella se veía bien con lo que se pusiera, pero esto fue, extraño – ahora no la tengo conmigo – le dijo calmadamente, era una mentira, también por alguna extraña razón siempre la llevaba con ella, le gustaba esa bufanda – ¿te parece si nos vemos mañana como a esta hora aquí mismo? – Sentía calor – así te la puedo traer mañana.

- Claro, por mí no hay problema, hasta mañana entonces – se levantó y se fue del lugar, cuando Lucy se giró para verlo marcharse el pelirrosa ya no estaba.

- Como la otra vez – susurró nuevamente, entonces anotó algo en la libreta que tenía abierta en la mesa "se desvaneció frente a ella como si fuese un fantasma, llevándose el calor de su alma con él", leyó y releyó esa frase, le gustaba, porque exactamente eso había pasado, cuando el muchacho se había ido ella había dejado de sentir calor.

Ella faltó a la cita y se sentía culpable por eso, era tonto e infantil pero no quería regresarle la bufanda a su dueño – eres una ladrona – se dijo mientras la contemplaba y sonrió porque así le había dicho él "la ladrona de la bufanda", estaba siendo egoísta, o así se sentía ella.

Natsu paseaba por las calles una tarde cualquiera, la rubia había faltado a la cita pero eso era algo que él sabía que iba a pasar, así como esa mentira de "ahora no la tengo conmigo", él tenía un buen olfato y una buena vista, había visto y olido su bufanda con ella, solo pudo sonreír por eso – será divertido – susurró antes de sentarse en una cafetería.

- ¿Me puedo sentar contigo? – escuchó una voz femenina a sus espaldas y él solo pudo sonreír.

- No lo sé – habló sin voltearla a ver – puede que también me quieras robar mi café – dijo divertido mientras la miraba de reojo haciendo que ella se sonrojara.

- Lo siento – se disculpó mientras él se levantaba y le ofrecía la silla disponible – pero realmente me gusta tu bufanda.

- Lo sé – ella se le quedó viendo – pero resulta que es un regalo de mi padre y me gustaría recuperarla.

- ¡oh, disculpa, yo no lo sabía!

- Pero ahora lo sabes – le volvió a sonreír y Lucy sentía su corazón agitarse solo al ver esa sonrisa, nuevamente sintió calor – supongo que tampoco traes mi bufanda contigo, ¿estoy en lo cierto? – y Lucy volvió a asentir sabiendo que era una mentira porque en efecto, ella llevaba la prenda en su bolsa de mano.

- Te propongo algo – habló con determinación haciendo que el pelirrosa la observara detenidamente – te voy a regresar tu bufanda…

- ¡Genial!

- Espera, aun no término – tomó aire – como decía, te voy a regresar tu bufanda pero con una condición – Natsu se le quedó viendo.

- ¿Cuál?

- Mira, soy escritora.

- Lo sé.

- Pues resulta que la última vez que te vi me llegó un momento de inspiración…

- No entiendo

- Lo que realmente quiero es que – se armó de valor – quiero que seas mi musa – terminó de decir y Natsu soltó una carcajada - ¡Bien, si no te parece, no te regreso tu bufanda! – se levantó molesta de la silla por la reacción del pelirrosa, este al ver que ella se iba la sujetó de la mano para evitar que se fuera, Lucy sintió que su mano era tibia y confortante.

- Perdón – se disculpaba entre risas – pero si esa es lo condición para que me la regreses, claro que acepto, solo que me pareció gracioso que me dijeras "Musa" – entonces Lucy sonrió victoriosa – Pero no sé cómo ser la "Musa" de alguien, nunca lo he sido – hablaba intentándose contener las ganas de seguir riendo por la palabra "Musa".

- Supongo que sería bueno conocernos – sacó su cuaderno y lo abrió para anotar ese sentimiento al momento de que él la había sujetado, lo podría utilizar también, el pelirrosa solo la miraba escribir en silencio, cuando ella terminó él volvió a hablar.

- Supongo que está bien – pensó por un momento – Mi nombre es Natsu Dragneel – y se quedó callado un rato mientras los ojos chocolate de ella lo miraban detenidamente – No sé qué más decirte – se rascó la cabeza distraídamente mientras le daba una sonrisa de disculpas, Lucy soltó un suspiro pero garabateó algo más en su libreta.

- Cuéntame de tu vida o algo – se quedó pensando – ¡ya sé! ¿A dónde ibas cuando nos chocamos la primera vez? – por algo se comenzaba.

- A una misión, se me hacía tarde.

- ¿Una misión? ¿En que trabajas?

- Si te lo dijera, entonces no me creerías – le sonrió – pero eres escritora, supongo que podría intentarlo o lo podrías usar en tu libro – tomó aire haciendo una pausa dramática mientras Lucy le miraba expectante – soy un hada – le dijo en tono serio, entonces fue el turno de Lucy de soltar la carcajada – eso es nuevo – dijo viendo a la rubia cambiar de color mientras reía sin parar por esa revelación – por lo general gritan y salen corriendo o algo más extraño.

- Lo siento – decía entre lágrimas – pero yo no creo en las… - y su boca fue tapada por la mano de él antes de que ella terminara esa oración haciéndola sorprenderse.

- ¡No digas esa frase, nunca! – Sentenció entre dientes molesto, a Lucy le pareció que había fuego en los ojos de él, le destapó la boca - ¿Puedes escribir un libro hablando de magia y no puedes creer en nosotros? – le preguntó serio.

- Lo siento – se disculpó pero no creía que él fuera un hada – suponiendo que eres un hada, como tú dices, ¿Qué hace un hada? – Preguntó incrédula.

- Misiones – respondió de forma calmada ignorando el tono que ella había usado, así como se había enojado así se había calmado – la agencia nos paga por hacer misiones, mientras más peligrosas más dinero nos dan.

- Entonces, ¿Qué haces aquí? – era curiosa, era escritora y, como él había dicho, posiblemente le sirviera para su libro, después de todo, ella necesitaba inspiración.

- Estoy de vacaciones, por así decirlo – sonrió.

- Cuéntame una de tus misiones – tomó papel y pluma dispuesta a anotar lo que él fuera a decir pero él hizo que las soltara.

- No las anotes, mejor escúchalas y luego las anotas, créeme, será difícil que las olvides. – Ella asintió – una vez, fuimos varios a buscar a una princesa perdida de un reino lejano.

- Pero si ninguna princesa se ha perdido – interrumpió la historia.

- Será mejor que me vaya – se levantó – me gustaría que me regresaras mi bufanda por favor. Te veo aquí a la misma hora mañana y espero que la traigas contigo. – se había enojado.

- Espera, ¿Por qué te vas? – le preguntó cuándo él se había dado la vuelta dispuesto a irse, giró sobre sus talones para voltear a verla.

- Me pides que sea tu "musa" a cambio de que me regreses mi bufanda porque no tienes inspiración, me dices que no crees en lo que soy, a pesar de eso me ofrezco a contarte algo de mi vida para ayudarte y simplemente te niegas a creerme – Lucy lo miró apenada – bien, mi nombre es Natsu Dragneel, soy abogado y ahora tengo un caso importante. Señorita ladrona de bufandas. Adiós.

Natsu se fue de ese lugar, ya era de noche y sus pasos resonaban en el adoquín de la acera hasta que momentos después se dejaron de escuchar, se había perdido entre las sombras. Lucy se sentía extraña, pero tomó su libreta y anotó "él era tan temperamental como el fuego mismo, tan apasionado en lo que creía que era imposible seguirle el ritmo", leyó lo que había escrito y sonrió ante eso, quizás la inspiración no fuera lo que él le dijera, era lo que él le dejaba cuando se iba y, con esa idea se fue a su casa.

Esta vez ella llegó a la cita, estaba sentada en el mismo lugar que el día anterior, sin levantar la vista de las frases que había escrito – espero que haya traído mi bufanda señorita – la voz de Natsu sonaba fría y formal, ella levantó la vista, él estaba parado frente a ella y no había en su rostro ni un atisbo de sonrisa, al parecer, seguía molesto; ella solamente asintió y le entregó la prenda perfectamente doblada, él la aceptó y se dispuso a irse.

- Espera – pidió Lucy – no te vayas por favor, siéntate un momento – Natsu se giró y se sentó en el silla disponible, estuvo tentado a no hacer lo que ella pedía, era tonto, pero le molestó que ella no le creyera. Él le miraba fijamente, como no teniendo nada que decir, esperando a que ella hablara – cuéntame de tu trabajo – pidió de forma queda.

- Soy abogado, lo que sea que quiera saber de mi trabajo lo puede encontrar en los libros – se levantó nuevamente dándole la espalda.

- Cuéntame lo que me ibas a contar ayer – esa frase detuvo el paso que iba a dar – tu misión de ir a rescatar a una princesa perdida, ya te regresé tu bufanda, cuéntame esa historia a cambio – sabía que él se iba a ir y que ya no lo volvería a ver y algo en su pecho se apretaba con dolor al solo pensar eso. Natsu se giró sobre sus talones y se volvió a sentar.

- Sabes, no soy un hada – habló con modestia – lo que te dije era una mentira, necesitabas inspiración y pensé que contarte una historia te ayudaría – le sonrió – aun así, ¿te gustaría escuchar un cuento de hadas? – Ella asintió calor nuevamente mientras asentía – una vez, varias hadas fueron a rescatar a una princesa pérdida… - y le relató la historia más emocionante que jamás había escuchado o leído. Terminando la historia él se despidió de ella, era tarde y se tenía que ir.

- ¿Cuándo nos volvemos a ver? – preguntó a su espalda mientras él caminaba.

- No te preocupes, nos volveremos a ver, eso te lo aseguro, no olvides traer la bufanda – y levantó la mano en forma de saludo, Lucy se quedó extrañada por la última frase y fue que notó que él había dejado su bufanda en la mesa.

Todas las tardes desde esa tarde ellos se encontraban, Natsu no le había mentido, él siempre la encontraba en donde fuese que estuviese, en esos momentos ella pensó que su bufanda tenía un localizador oculto. Él le dijo que conocía muchos cuentos de hadas y que si ella gustaba se los podría contar, ella asintió ante esa propuesta, la historia que le había contado había sido increíble y quería escuchar más historias; la creación de su libro había pasado a segundo plano, le gustaba estar con él, con esa extraña calidez que él emitía.

- ¿No has pensado en escribir un libro? – le preguntó una tarde en la que él la encontró y le contaba una historia nueva.

- Eso se lo dejo a los profesionales – le sonrió – si tu escribieras un libro con lo que te he contado, entonces sería el primero en comprarlo para que me lo autografiaras.

- Entonces escribiré un libro con tus historias – habló decidida.

Una mañana ella se levantó agitada y con una extraña sensación de vacío instalada en su pecho, sentía como si algo se hubiese esfumado de su vida, solo que tampoco sabía lo que era. Enfocó su vista en la mesita de noche de su cuarto y vio una maceta con un botón de flor roja, recargada sobre la maceta había una nota.

"Disculpa por irme de esta manera, pero mis vacaciones terminaron demasiado pronto, te prometo que regresaré para contarte más historias de hadas. El día que la flor se abra, sabrás que yo he regresado"

Esa era la sensación de vacío, él se había ido, entonces comprobó la flor, parecía que estuviese congelada en el tiempo, era hermosa y estaba viva, así que sonrió sin saber la razón, tomó su libreta y anotó "Porque así como llegó a la vida de ella, así salió, ese "algo" que él representaba se quedó grabado en su mente y en su corazón, y atesoraría todo lo que él le dio."

- Lucy, no quiero desanimarte pero, estuve investigando sobre él y… no existe ningún Natsu Dragneel – le dijo su mejor amiga una tarde – encontré un Dragneel pero los registros dicen que desapareció hace 200 años – se le quedó viendo con tristeza a la rubia, pensando que algún extraño la había engañado.

Lucy no prestó atención a lo que le dijo se mejor amiga, hubiese sido real o no, había pasado los mejores días de su vida junto con esa persona, estaba agradecida por haber podido conocer a un hombre como él, que la hacía sentir viva, le daba calidez y una seguridad increíble, también le había dado la inspiración que ella tanto necesitaba, porque como las otras veces, cuando él se fue, ella tuvo un flash de inspiración y escribió el libro que le había prometido titulándolo: "Fairy Tales, un misterio infinito, una aventura infinita" esperando que él lo leyera en donde quiera que se encontrase y supiera que ella no lo había olvidado.

De eso habían pasado dos años y la flor seguía sin florecer, había cambiado, se había tornado más roja de lo que ya era y había crecido el botón, pero esta no florecía, había empezado a hablarle a la flor para que floreciera, lo extrañaba y deseaba volver a verlo, siempre esperaba que al despertar la flor estuviera abierta, porque sería una señal de que él había regresado, porque en el fondo, ella estaba segura que él regresaría.

Esa mañana en especial se había levantado con una felicidad increíble, había soñado con él, pero más que un sueño, era un recuerdo de una conversación que ellos habían tenido una de tantas veces, ella le preguntaba cómo era que sabía tanto de hadas y de magia, él le contestaba que era un secreto pero que en sus viajes había aprendido mucho, prefería viajar a estar en tribunales. Sonrió por ese sueño, porque era probable que él ni siquiera fuese abogado como le había dicho esa noche y aun así, no estaba enojada por eso.

- Después de todo, él quizás si sea un hada – se dijo a sí misma mientras se arreglaba para salir, el día era maravilloso y quería pasarlo fuera de su casa, quizás comer un helado a la sombra de los árboles y disfrutar de un buen libro. En el momento justo que ella cerraba la puerta de su casa, la flor se había empezado a abrir.

Estaba sentada bajo la sombra de un árbol en el parque, leyendo su libro mientras la brisa le despeinaba el cabello cuando de pronto, vio pasar frente a sus ojos una pequeña chispa roja que parecía moverse a voluntad propia para luego escuchar la voz de él a su lado – Lamento la tardanza – ella giró la cabeza para voltear a verlo con el corazón latiendo de forma desenfrenada – pero encontré una forma – él estaba igual, no había cambiado ni un poco, su sonrisa y su cabello rosa seguían siendo los mismos.

- ¿Una forma? – estaba feliz por volver a verlo, asustada por la forma en que él apareció de la nada y confusa por no haber entendido la frase.

- ¿Recuerdas lo que te dije la primera vez que platicamos? – le sonrió.

- Me dijiste que eras un hada – susurró con incredulidad - ¿entonces es cierto? ¡¿Eres un hada?! – le casi gritó la pregunta.

- No te lo voy a decir – negó con la cabeza divertido mientras se paraba, ella hizo un mohín y también se levantó del suelo - ¿quieres estar conmigo? – Le preguntó tendiéndole una mano mientras le sonreía, sin pensarlo dos veces, Lucy aceptó la mano que él le daba fundiéndose en un cálido abrazo – encontré una forma – le susurró mientras eran envueltos entre miles de pequeñas chispas rojas que Lucy miraba incrédula.

- Entonces si eres…

- ¿Quieres ser una? ¿Quieres ser mi compañera? – preguntó, después de que la había dejado no había vuelto a ser igual, ella era algo que no se podía sacar de la cabeza, pero era humana, no era un hada.

- Sí – respondió con decisión. Natsu solo pudo sonreír antes de que fueran completamente envueltos por esas chispas rojas y desaparecieran del lugar. Ella sería un hada igual que él.