Kung fu panda: Leyendas de oscuridad.

Capítulo 7: La gran batalla.

Shifu POV.

Era temprano. El sol comenzaba a dar sus primeros pasos en la aldea. Me levanté de la cama y me dirigí hacia la cocina para desayunar un poco.

Como siempre, todos se encontraban allí esperando para el desayuno, pero algo que me impresionó es que ni Po ni Tigresa se encontraban allí. "Vale, Tigresa suele mantener su físico y no come mucho pero asiste en todas las comidas. De Po ni hablemos, ese está presente hasta para la merienda… Aquí hay algo que no cuadra…"

-Hola chicos, ¿cómo han dormido hoy?- Pregunté.

-Buenos días Shifu, ¿le apetece tomar algo?- Preguntó sonriente Mel-Ling.

-Desde luego que sí, muchas gracias Mei-Ling.-

-De nada, es un placer.- Sonrió.

-Hola Maestro, qué tarde se ha despertado…- Saludó Mono.

-Sí, un poco. Ayer no dormí mucho. Supongo que por el cambio de temperatura.- Mentí.

-Sí, es verdad hacía un poco de frío.- Comentó Lian.- Pero es normal en esta aldea, las temperaturas suelen cambiar.-

-Sí, la verdad no estoy muy acostumbrado al cambio de temperaturas, en el Valle de la Paz no pasaba eso.- Añadí.

-Maestro, ¿dónde están Po y Tigresa? No han venido a desayunar.- Víbora me miró preocupada.

-No sé dónde estarán pero tranquilos, iré a buscarlos.- Me levanté de la silla y abandoné la cocina.

Po POV.

Estaba frustrado. ¿Por qué siempre es tan egoísta? Hago muchas cosas por ella, me preocupo por ella... ¿Y me lo paga a así? De veras, nunca lo entenderé.

Estaba en una pequeña colina de la aldea. Sentado en una gran roca. Quería relajarme, dejar de pensar.

Tomé aire y cerré los ojos. "Sí dejo la mente en blanco, es posible que consiga relajarme"

La brisa del aire comenzó a recorrer mi cuerpo. Jamás había tenido una sensación tan agradable como esta.

Mi cuerpo dejó de responder, mi mente, quedó sumida en un profundo sueño. No existía nada a mi alrededor. Solo el viento y yo.

De repente, una imagen apareció en mi cabeza.

Flash back.

En esa imagen, aparecían Tigresa y Shifu…

La verdad, no sé por qué precisamente ellos aparecían en mis pensamientos. ¿Qué quiere decir todo esto?

Tigresa me miraba con una sonrisa. Radiante, deslumbrante. Jamás la había visto tan bella. Era la primera vez que la miraba de esa forma, en mucho tiempo. Sus ojos, su rostro. Eran, ciertamente del color más hermoso que mis sentidos han podido captar.

Luego estaba Shifu. Él también me miraba con una expresión de felicidad y satisfacción.

-Valla, Valla, Po. ¿Con que estas son las personas que más te importan?- Escuché una voz y unas lentas palmadas.

De repente, esas dos personas que se encontraban delante de mí, comenzaron a separarse hasta quedar en una distancia relativamente larga. ¿Qué está pasando?

-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?-Miraba en todas direcciones.

-¿Qué quién soy?- Rió.- Soy la causa de tu total destrucción. Soy la causa y la razón de por qué estás aquí. Soy la causa de que tengas tantas pesadillas. Soy la causa de tu mal comportamiento, y soy la causa de la muerte de tus seres queridos.- La persona apareció delante de mí. ¡No me lo puedo creer!

-¿Xian? ¿Qué haces en mi mente?-

-Solo quería ponerte a prueba.- El león sonrió y me miró con sus ojos tenebrosos.

-¿Ponerme a prueba?- Le miré confuso.

-Sí, panda, a prueba.- Me miró y empezó a caminar alrededor de Shifu y de Tigresa.- Veamos quién te importa más…- Chascó los dedos y el fondo oscuro y sombrío que antes veía, desapareció, y para mi sorpresa, apareció la aldea. La aldea en la que yo me encontraba. Delante de mí, estaban Tigresa y Shifu, pero estos, estaban sujetos por villanos. Tigresa era sujeta por tres siniestros personajes que no vi claramente. En cambio, Shifu estaba sujeto por un campo de energía formado por el temerario Xian.

-Tienes tres segundos para elegir quién quieres proteger.- Xian sacó su anillo, que comenzó a brillar con una luz muy intensa. Por lo que parecía, iba a proyectar esa energía hacia Shifu. Por otra parte, los tres villanos, sacaron sus espadas y se acercaron lentamente hacia Tigresa.

Yo miraba a ambos lados confuso. ¿A quién salvo? Shifu es muy importante para mí. Es el mejor maestro que he podido conocer. Me ha enseñado tantas cosas…

Pero Tigresa… Es mi mejor amiga y… Daría todo por ella. Creo que me…

-¡Panda! Se acabó tu tiempo. ¡Escoge o morirán ambos!- Por lo que veo, Xian no quiere perder el tiempo.

-Pues…- Miré a ambos. Confuso, inseguro. Tenía miedo de equivocarme. Miedo de perderlos. Miré a Shifu. Se le veía con la cara llena de lágrimas y con una expresión triste que jamás vi en él. Me miraba, asustado, pero decidido. Pude ver que quería decirme algo, pero no sabía el qué exactamente.

Le miré fijamente, pude ver que movía los labios. Me puse a leerlos. "Elige a Tigresa, yo ya soy demasiado viejo para seguir viviendo. Además no me necesitas a mí para vencerle, yo ya no puedo realizar movimientos como antes. Pero Tigresa, puede ayudarte mucho Po. Ella te quiere…"

Le miré sorprendido. ¿Tigresa me quiere?

-Se acabó el tiempo, panda.- Xian hizo una señal y todos se pusieron en marcha.

-¡No la toques!- Fui rápidamente por Tigresa y comencé a luchar contra los tres villanos que me rodeaban. Di a uno, luego a otro, luego al siguiente. Lo mío era una lucha sin descanso por protegerla.

-Muy bien, ya comprendo. Ella es tu debilidad, ¿cierto?- Xian me miró con una sonrisa. ¿En qué estará pensando? No lo sé, pero sea lo que sea no es nada bueno.

-¿A qué te refieres con eso?- De repente, mi lucha se vio interrumpida. Los tres personajes que se encontraban a mi lado desaparecieron.

-Dulces sueños, Shifu.- Xian, sacó una espada de la luz que antes había proyectado y se la introdujo en el estómago.

-¡No!-

Fin del flas back.

-¡No!- Desperté de mi trance.

-Po, ¿te encuentras bien?- Tigresa puso su mano en mi sudoroso hombro.- ¿Qué ha pasado?-

-¡Tigresa!- Me giré hacia mi agachada amiga y la abracé fuertemente.

-¿Pero qué…?- Tigresa estaba sorprendida.

-Qué susto me he dado.- Dejé de abrazarla y suspiré tranquilo.

-Ejem…- Carraspeó. -¿Qué ha pasado Po?- me dijo algo sobresaltada.

-He tenido… Soñé que…- No atinaba a hablar.

-¿Un sueño?- Tigresa se sentó delante de mí y me agarró la mano con suavidad.

-Sí, pero no uno cualquiera. Más bien, era una visión. Tigresa, ha pasado en realidad, lo que he visto era real.-

-¿Real?- Tigresa seguía sin comprenderme.- A ver, cuéntame qué has visto.-

-Verás. ¡Xian ha entrado en mi mente!- Después de decirla esto, Tigresa soltó mis fofas manos y me miro sorprendida.

-Espera, ¿qué dices? ¿Cómo que Xian ha entrado en tu mente?-

-Quiere saber mis debilidades, Tigresa. Bueno, creo que ya las sabe.-

-¿Le has dejado entrar? Po, eso es muy peligroso, acabas de darle una pista de ti. ¡Puede matarte! Él te está buscando, Po. Quiere quitarte de su camino y la mejor forma que tiene para lograrlo es entrando en tu mente y averiguando cosas tuyas. Lo que has visto era una trampa Po. Y tú has caído en ella.-

-Lo sé Tigresa, ¡pero intenta mataros! A ti y a Shifu.- Estaba más histérico que nunca.

-¿Cómo? ¿A mí y a Shifu? Pero, ¿por qué?- Me miraba más impresionada que yo.

-Porque sois mis debilidades. Por eso quiere mataros. Si me hace sufrir matándoos yo cedería a él para que acabara conmigo y así poder cumplir su misión. Terminar de destruir el mundo.-

Tigresa me miraba atónita. Seguramente se preguntará. ¿Yo la debilidad de Po?

Nos quedamos en silencio. Ninguno de los dos sabía qué decir.

-Po, no nos ocurrirá nada.-

-¿Por qué lo dices?-

-Porque estamos juntos en esto. Shifu, Tú y yo. Y aunque estés en peligro no permitiré que te ocurra nada. Lo eres todo para mí.- Vi a Tigresa. Una lágrima cayó de su bello rostro

De repente, Tigresa se acercó a mí, lentamente. Yo la miraba extraño. ¿Qué querrá hacer?

Para mi sorpresa, Tigresa cogió mi cara con una de sus manos. Me acercó a ella y me dio un profundo beso.

Me quedé inmóvil. No podía creer lo que estaba pasando. ¿Será un sueño tal vez, o será la pura realidad?

Pasaron los segundos y Tigresa, seguía besándome, cada vez, con más entusiasmo. Yo le correspondí el beso.

Me levanté y ella hizo lo mismo. Nuestros labios, seguían en contacto.

La cogí suavemente de la cintura y la acerqué a mí. Ella, arqueó sus brazos en mi espalda, y así permanecimos, varios segundos.

-Valla, valla. Me estaba preguntando que dónde estaban mis dos guerreros. Y mira por donde, qué sorpresa me he dado.- Shifu empezó a reír.

-Ma… ¡Maestro Shifu! He yo… Estábamos…- Mierda, me ha pillado.

-No hace falta que te excuses, panda. Sé muy bien lo que estabais haciendo.- Shifu reía cada vez más.

-Yo… Yo ya me voy. Adiós Po.- Tigresa me miró sonrojada y abandonó el lugar.-Maestro…- Le hizo una reverencia y se fue.

-Qué bonito día, ¿verdad?- Shifu me miraba con picardía.- Bonitos los felinos, ¿verdad? Sobre todo los tigres. Tienen manchas preciosas. Pero lo que más me gusta de ellos, son su color de ojos… ¿A ti no?-

-Pues… Supongo que sí. Oiga, Maestro.-

-¿Qué ocurre Po? Te veo apenado. ¿No te gustó el beso?- Shifu comenzó a partirse de risa.

-Si me gustó, pero no es de eso por lo que ando mal.-

-Perdona Po. ¿Qué ha pasado?-

-Pues. Para empezar Xian ha entrado en mi mente. Y me ha tendido una trampa. Ha descubierto cuáles son mis debilidades, y ahora va a por ellas.-

-¿¡Qué!? ¿Cómo dices? ¿Xian entró en tu mente?- Shifu me miraba sorprendido.

-Sí, Maestro. Ha entrado y ahora seguramente va a por vosotros.-

-Dios mío…-

-¡Ah! ¡Un intruso!- Se oyó la voz de Mei-Ling gritar.

-¿Qué?-

-Vamos.- Shifu y yo nos encaminamos hacia donde se encontraba Mei-Ling.

-Mei-Ling, ¿qué ha pasado?- Le grité.

-Po, ella…- Señaló a Tigresa.

-¿Qué pasa?-Seguía sin enterarme de nada.

-No… No es ella, es una… ¡Una impostora!-

-Pero, ¿qué dices Mei-Ling? Tigresa no es una impostora.-

-¡Mira!- Me giró la cabeza.

-Pero qué…- No podía creer lo que mis ojos veían. Había dos Tigresas delante de mí.- ¿Qué es todo esto?-

-Tienes una hermana muy perspicaz, Po.- Dijo una de las tigresas.

-Pero qué… ¿Quién eres?-

-Soy Tigresa, Po. Esta es la falsa Tigresa.- Señaló a la otra.

-No la escuches, Po. ¡Es mentira!-Dijo la otra.

-Ignórala. Es una impostora. Seguramente haya venido a matarte.-

-No Po, no la hagas caso. Yo no he venido a matarte, ha sido ella.-

Miré a la otra Tigresa con una expresión de enfado y me acerqué a ella para atacarla.

-Espera, ¿qué haces Po? A mí no, ¡a ella!- Comenzó a echase hacia atrás.

-¿Cómo puedo confiar en ti?- Le dije a punto de golpearla.

-Po, no lo hagas, yo te quiero. Es más, nos hemos besado…-

Shifu se fue hacia la otra Tigresa para asegurarse de que no se escaparía. Yo miré a los ojos a la que tenía en frente. ¿Tigresa se declara a mí? ¿Me besa? Aquí pasa algo raro.

-No te creo.- la miré serio.

-¿Qué? ¿Por qué no me crees?- Me miró sorprendida.

-La auténtica Tigresa nunca me habría besado.- Tras estas palabras, la imagen que antes veía de una tigresa, desapareció, y para mi sorpresa, apareció un águila que me golpeó fuertemente con sus alas.

-Jajajaja.- Empezó a reírse como una malvada.- Po, eres más listo de lo que creía, pero a la vez eres tan tonto…-

-¿Por qué lo dices?-

-Nos has dicho tu escondite panda.- El águila me miró fijamente.

-Tigresa, ¿estás bien?- Shifu se acercó a Tigresa.

-¿Tigresa? Creo que he oído mal.- Tigresa miró a Shifu con una expresión seria e intimidante.- Querrás decir, ¡Tai-Lung!- Como antes, la imagen de Tigresa desapareció y apareció la imagen de un gran leopardo de las nieves. Este, golpeó a Shifu con una fuerte patada y lo mandó hacia Mei-Ling.

-¿Qué es todo esto?- Grité.

-Se le llama, ¡venganza!- El águila voló hasta el techo girando sobre sí misma y acto seguido, desplegó fuertemente las alas y todo el edificio quedó destruido.

-¡Xian! ¡Hemos encontrado al panda!- Gritó Tai-Lung.

-Muy bien, chicos. Buen trabajo.- Rió.

-Luxie, ¡atrapa a los demás! Yo me encargo del panda…- Xian, con su anillo, creó una fuerte onda expansiva que hizo que todos los escombros del edificio salieran volando kilómetros más allá, quedando solo, nosotros.

-¿Xian? ¿Cómo has conseguido entrar aquí?- Lian a pareció en la aldea y miró sorprendido a lo que había a su alrededor.

-Hombre, Lian. ¿Cuánto tiempo? Me alegra saber que vas a estar presente en la muerte de tu hijo. Jajajaja.-

-No me ando con bromas, ¡Cómo has conseguido entrar aquí!- Lian se acercó a Xian y lo amenazó con una espada.

-Tu hijo, me lo ha dicho.-

-¿Cómo?- Lian, no comprendía nada.

-Hace unos minutos, entré en su mente, y me ha parecido muy curioso porque, a parte de descubrir su escondite, he descubierto algo muy interesante…- Me miró fijamente.

-No permitiré que le toques, ¡me has oído!- Fue a dar a Xian con la espada pero este, reaccionó más rápido y le estampó contra la roca donde yo me había sentado antes, utilizando el anillo.

-¡Papá!-Grité.

-¡Xian! Mire a quién me he encontrado escondida.- Luxie vino hacia Xian. Tenía a Tigresa inmovilizada.

-¡Suéltala! ¡Déjala en paz, ella no tiene nada que ver conmigo!- Le grité furioso.

-Sí, panda. Si tiene que ver contigo. Buen trabajo Luxie. Ahora déjala junto con los demás.- Ordenó.

-¡Suéltame!- Le gritó Tigresa a Luxie.

-¡Cállate!- Luxie golpeó fuertemente a Tigresa y la mandó hacia donde estábamos nosotros.

-¿Dónde tienes a los demás?- Shifu le miró muy enfadado.

-No te preocupes, están en buenas manos.- Xian levantó el brazo y el anillo comenzó a iluminarse. Segundos más tarde, aparecieron el resto de los Cinco Furiosos flotando en el aire. Estaban totalmente inmóviles. Tai-Lung, les había inmovilizado atacando a sus nervios.

Xian miró a los Cinco Furiosos y los lanzó hacia el resto.

-¿Por qué haces esto Xian?- Le gritó Shifu.

-Eso lo sabes muy bien Shifu. ¿Qué mentira les contaste a tus alumnos, he? ¡Ah! Sí. Les dijiste que yo traicioné al emperador porque quería conseguir su imperio. ¿Cierto?-

-¿De qué está hablando, Maestro?- Tigresa le miró preocupada.

-No contestas… ¿Por qué? ¿Tienes miedo acaso?-

-Mm…- Shifu no hablaba.

-Pues yo os contaré la verdadera historia de lo que sucedió. Vuestro maestro, me traicionó. ¿Sabéis qué hizo?- Xian miró a los expectantes, para ver si alguno de nosotros le decía la respuesta. Pero ninguno de nosotros habló.-Éramos los mejores amigos del mundo. Íbamos a todas partes juntos. En resumen, éramos inseparables. O eso creía. Cuando el emperador me ofreció trabajar en su imperio para proteger China, yo acepté encantado. Estuve protegiéndolo durante muchos años. Un día, el ejército mongol decidió atacar China e invadirla. Mi ejército y yo estuvimos luchando hasta el final contra ellos. Fueron largas e inmensas horas de combate. Necesitábamos ayuda, nos estaban ganando, e inesperadamente, aparecieron Shifu y Oogway para ayudarnos. En un momento de la batalla, uno de los mongoles iba a matarme, y Shifu, en vez de ayudarme me dejó tirado y huyó, junto con su maestro. Fueron unos cobardes. Me decepcionaron. Sobre todo tú, Shifu. Dijiste que nunca íbamos a separarnos. ¿No éramos amigos? ¿Acaso no supiste valorar eso? Yo te responderé a eso. No lo hiciste porque eras un cobarde, y Oogway también.-

-No huí, me protegí de ellos. Además, no podía salvarte, me tenían rodeado. Yo nunca te abandoné Xian.-

-Si lo hiciste, y si no, ¿por qué no regresaste a por mí?-

-¡Porque pensé que habías muerto! Por eso no volví para rescatarte. Pero luego, vi que no habías perecido el día que regresaste al Palacio de Jade. Entonces, cuando fui a disculparme, tú intentaste matarme y Oogway, te derrotó y fuiste encarcelado. ¿Y ahora quieres destruir China por esto?-

-Sí. A China, ¡y a todos tus seres queridos!- Xian empezó a hacer levitar rocas inmensas y las lanzó hacia nosotros. Claramente, logramos esquivarlas a tiempo.

-Gracias por liberarnos Maestro.- Víbora sonrió a Shifu y se puso delante de él.- Para matarlo a él, ¡tendrás que matarnos a todos nosotros primero!-

-¿Cómo os habéis liberado?- Tai-Lung nos miró sorprendido.

-Si no fueseis tan estúpidos os habríais dado cuenta de que mientras vuestro estúpido amo nos contaba su historia, Shifu, nos estaba liberando.- Mono se puso en posición de defensa delante de Shifu.

-¡A qué esperáis! ¡Atacar!- Xian dio la señal a Dayan, Luxie y Tai-Lung y estos fueron hacia nosotros y comenzaron a atacarnos. Aquello, sin duda, iba a ser una gran batalla.

-¿Tai-Lung?- Dijimos al unísono.

-¿No estabas muerto?- Le preguntó Tigresa.

-No. Para vuestra información, cuando Po de hizo la llave Wu-Shi fingí estar muerto. Entonces cuando me enterrasteis, salí de mi tumba y me escondí del mundo, hasta ahora.-

-Pero, ¿Por qué haces esto?- Pregunté.

-¡No permitiré que un estúpido panda como tú se haga con la suya!-
Tai-Lung se dirigió hacia mí e intentó golpearme, pero Tigresa fue más rápida y consiguió evitarlo.

-¡Si quieres hacerle algo a Po tendrás que vértelas conmigo!- Tigresa se tiró hacia Tai-Lung y comenzó a luchar con él.

Miraba sorprendido a todo lo que me rodeaba. La aldea estaba totalmente destruida. Mis amigos, estaban luchando como podían contra los tres secuaces que acompañaban a Xian.

Miré hacia el frente y vi como Xian caminaba hacia mí. Entonces, comencé a correr.

Continuará…