CAPITULO VII : El beso

Al abrir los ojos sintió un dolor punzante en el brazo derecho, era soportable pero incisivo, no podía moverlo sin que sintiese que en eso se le iba la vida, no entendió como sucedió, solo recordaba como una Bludger mandada con saña a su dirección lo noqueó haciendo que perdiese el equilibrio y cayera estrepitosamente de la escoba, maldijo por lo bajo, no tenía idea de cómo había terminado el juego, y para colmo estaba paralizado de un brazo justamente en época navideña, sintió sed así que trató de incorporarse un poco para ver si había agua cerca, al ver que no había por ningún lado nada que pudiese saciar su sed aparte de adolorido se puso muy molesto.

Negó con la cabeza en forma de frustración y cuando se disponía a gritar para ver si alguien le oía vió entrando por el pasillo de la enfermería a una figura alta que se dirigía en su dirección, no pudo notar de quien se trataba, sólo sabía que era alguien de su equipo pues distinguía el uniforme de serpiente, a decir verdad distinguiría ese uniforme a la distancia que fuese, el chico se quitó el casco dejando ver una melena rubia mojada y cuando subió la vista supo que se trataba de Scorpius que visiblemente preocupado se apresuró hacía él .

- Te encuentras bien? – dijo el rubio con seriedad. Albus asintió sin abrir la boca y lo miró con una interrogante que el rubio entendió a la perfección, necesitaba saber cómo había acabado.

- Le ganamos. Dijo Scorpius con una mirada severa. Y créeme que el que te lanzó la bludger terminó mucho peor, ya lo deben traer por allí, agregó con una sonrisa vengativa en el rostro. Albus no acostumbraba a disfrutar del mal de otro, pero sintió que Ben stricker se lo merecía, era una cucharada de su propia medicina, así que un aire de satisfacción lo inundó de repente, pese al dolor y a que lamentablemente no había estado allí para verles las caras de rabia cuando ganaron, no había resultado todo tan mal. Sabía que su hermano James y su primo Fred eran parte del equipo Griffyndor, pero ya habían ganado dos copas, era su último año en Hogwarts y ya era el turno de ellos de hacer historia.

Voltearon bruscamente cuando oyeron algunos quejidos provenientes de la entrada, tal como Scorpius le había informado traían a Ben quejándose del dolor y tocándose la pierna derecha como si con eso pudiese evitar su sufrimiento, Albus lo miró entre la rabia y la pena, y Scorpius con indiferencia absoluta, lo acompañaban varios jugadores de Gryffindor, entre ellos James que se acercó a Albus para saber de su condición, cuando se aseguro que se encontraba bien se disculpó por lo que le hizo Ben y le expresó que no volvería a pasar.

Cuanto tiempo te quedarás – le preguntó James

- No lo sé, no he hablado con la señorita Sproof aún, no me han dicho nada – dijo Albus mostrando de nuevo la frustración que lo embargaba al estar así.

- Bueno créeme que no pasarás más de una noche en enfermería, sabes que yo también he sufrido algunas caídas de la escoba y máximo en una semana te quitarán los vendajes.

Se dirigió a Scorpius extendiendo su mano para darle un apretón junto con un – buen partido, merecían ganar - y se alejó hacía su grupo sin más. Si bien james había quedado muy dolido al ver a Albus quedar en Slytherin hacía unos años, ya eso había quedado en el pasado, aprendió a conocer a Scorpius y llevaban una relación cordial.

La enfermera se acercó con premura a revisarle el brazo, Albus aguantó el dolor punzante que se le aceleró al momento del agarre y vió como ella le aplicaba una especie de pomada que olía a mil demonios, cuando terminó le volvió a poner el vendaje, y le explicó que tendría que pasar la noche en la enfermería, pero que el brazo estaría bien en unos días.

Aliviado Albus suspiró, aunque no le gustaba la idea de dormir en el sitio la noticia que mejoraría pronto hacía que fuese llevadero ese detalle, Scorpius lo miraba en silencio y cuando se disponía a irse entro a toda prisa Helena con una cara entre asustada y depresiva que lo hizo alejarse un poco del lugar, con los brazos cruzados presenciaba como esta trataba de abrazarlo sin éxito por el brazo, y le hacía mil preguntas que le parecían inadecuadas para el momento, vio en la cara de fastidio de Albus que estaba en lo correcto y por alguna razón dio gracias por no tener una novia estable.

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Rose se dirigió a la enfermería apresurada y nerviosa, Albus era una de las personas que más amaba en el mundo, y necesitaba saber que estaba bien, al entrar vio que Albus estaba semi acostado con el brazo vendado, Helena estaba junto a él, le besaba la frente le agarraba el brazo sano, y por un momento se preguntó si no se sentiría asfixiado, pudo ver a Scorpius al pie de la cama mirando la escena como si esta lo divirtiera, y por alguna razón pensó que tenía un hermoso perfil, aristocrático, perfectamente delineado como si de una escultura se tratara, sacudió la cabeza, que pensamientos tan raros le producía Scorpius desde aquel día en la biblioteca, cuando estuvo cerca de ellos sus rostros se encontraron, mientras que a Albus se le dibujo una sonrisa en la cara, Helena se mostró disgustada y Scorpius simplemente la miraba fijamente inexpresivo, era difícil saber que estaría pensando, sólo sentía como su mirada la traspasaba y decidió esquivarla como lo venía haciendo desde algunos días, se sentó al otro lado de la cama con aspecto preocupado, Albus le explicó lo que hacía un momento le había dicho la enfermera, y eso le tranquilizó.

Al cabo de un rato la enfermera les hizo saber que no podían estar tres personas al mismo tiempo allí , Helena miró a Rose y de una manera territorial le tomó la mano a Albus, Rose no le hizo caso, se sentía con mucho derecho a estar allí y no pensaba dar su brazo a torcer. Albus miraba a una y a la otra sin atreverse a decir nada; pero Scorpius no se quedó callado

Weasley ya oíste a la enfermera- dijo- tenemos que salir, agregó de forma contundente. Rose volteó y le miró con una mirada asesina, el no se inmutó, Albus veía venir una batalla campal, pero sorpresivamente Rose se levantó y se despidió de Albus con un beso y diciéndole al oído, -Como es que lo soportas? – no le hizo el favor a Helena de siquiera mirarla, y mucho menos a Scorpius, salió a toda prisa, al segundo Scorpius hizo lo mismo dejando a una Helena satisfecha y risueña con Albus.

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Rose echaba chispas de la rabia, como se le ocurría a ese imbécil decirle lo que tenía o no tenía que hacer, y delante de la gente, es que definitivamente el creía que estaba por encima de todos, en otros años por algo así lo hubiese enfrentado, pero ya eso no tenía sentido, años de discusiones solo habían provocado un circulo vicioso al cual no iba a volver a caer, ya estaba grandecita, ya no era una niña que hacía un berrinche cada vez que le ofendían, mientras caminaba a grandes pasos sumergida en sus pensamientos de cómo actuar con el rubio sintió que alguien le agarró por el brazo pegándola hacia una pared en un pasillo solitario .

Rose subió la mirada, la persona era considerablemente más alta que ella, se encontró de nuevo con los ojos grises de Scorpius y sintió que las piernas le flaqueaban inexplicablemente, la cercanía la hacía agitarse y le costó articular palabra alguna, sin embargo, recuperó fuerzas, lo miró con determinación, y le preguntó que quería.

Me preguntaba porque últimamente te ha dado por ignorarme. Dijo desafiante- estoy cansado que creas que eres mejor que todos, quien te crees que eres Weasley- Mientras le decía esto le tocaba la barbilla con su dedo índice lo que hacía que ella tuviese que verlo a la cara obligatoriamente, el rubio recorría con la mirada su cuello, su boca, su mirada, desde ese día tenía una pequeño placer culposo, desde ese día no podía dejar de pensar porque tuvo deseos de besarla, si hubiese sido otra no dudaría en achacárselo a una poción de amor, pero la Weasley no era de esas, y aunque se juró a sí mismo no ponerse en esa situación nunca más, no pudo resistir la tentación, nunca sintió unos deseos tan instintivos, siempre fue al revés, siempre era él que provocaba, el que tenía el control, le parecía interesante probar algo nuevo, luego de la "situación" de la biblioteca lo analizó bien, podía ser más flexible en lo que se refería a las mestizas, nunca tener algo serio, pero si divertirse, al diablo se fue su plan de venganza, su plan de humillarla, el plan de pervertirla era mil veces mejor. Y quizás con suerte luego la humillaría, y por ende, se vengaría.

Rose sintió que se desmayaba, tanto espacio en ese pasillo, y ellos dos tan cerca, tan peligrosamente cerca, verlo la ponía demasiado nerviosa y sintió la necesidad de escapar, pero no podía quedar en evidencia, no podía salir corriendo así nada más, si le demostraba al rubio que la intimidaba estaría perdida, no podía mostrarse como una cobarde, volvió a sacar fuerzas, con determinación quitó el dedo que la subyugaba y se coló del fuerte que le tenía el rubio a su alrededor con sus brazos.

- He decidido que ya no voy a discutir más contigo, no puedo seguir perdiendo el tiempo en cosas banales, gritó Rose queriendo parecer firme - por eso te ignoro, creo que es lo mejor para ambos- agregó.

Scorpius la vió sin creerse lo que estaba escuchando, entrecerró los ojos tratando de entender el que la weasley fuese capaz de tratar de ignorarlo, luego con un aire de suficiencia se le acercó provocativamente hasta estar a centímetros de su boca, la pelirroja tragó seco y volvió a sentirse indefensa ante su cercanía, cuando sintió que no había escapatoria el rubio paró bruscamente y dijo – Como quieras, weasley! Y allí la dejó temblando y con una sensación de estupor, ella pensó que la besaría y no iba hacer nada para impedirlo, estaba perpleja; Rose lo vió alejarse hasta perderse en una esquina del pasillo, era inevitable, era el momento ,tenía que buscar novio, tenía que dejar de sentir lo que estaba sintiendo, quizás se debía a que nunca había estado tan cerca de alguien del sexo masculino que no fuese algún familiar, eso era, eso era lo que le faltaba para quitarse esas ideas locas que tenía en la mente y que le insinuaban que podía sentir algo por el rubio, en qué mundo paralelo ella podía sentir algo precisamente por un Malfoy, sacudió su cabeza queriendo despejar su mente, definitivamente tenía que encontrar a alguien, no sabía como hacerlo, pero ya Gabrielle la ayudaría.

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El brazo ya no le dolía, la cama si bien no era la acostumbrada estaba bastante aceptable, aún así no podía dormir, sus pensamientos no lo dejaban, no podía creer que Gabrielle no hubiese ido a verlo, entendía que estaba molesta, podía entender que no quisiera tenerlo cerca, pero considerando que casi se mata al caer de la escoba y los años de amistad que tenían, no podía comprender su frialdad y su indiferencia. Rondó sobre la idea por mucho tiempo en esa noche fría y solitaria, al percatarse que ya daban las dos de la madrugada decidió que debía parar de algún modo, tenía que dormir. Cuando logró encontrar descanso, un ruido lo despertó .

En la oscuridad vió una figura al pie de su cama, logró distinguir que se trataba de una chica, su larga melena se dejaba entrever y Albus con una rapidez que demostraba su experiencia de jugador tomó su varita al instante.

Lumos! Susurró, pudo apreciar el rostro dulce y preocupado de Gabrielle, se sintió pasmado, una alegría invadió su corazón pero ninguna palabra salió de su boca, simplemente la observaba, estaba ataviada en un suéter que parecía muy grande para ella que era tan delgada, considerando el frío de esa noche no le quedó dudas de por qué lo llevaba, aunque se veía despeinada Albus pensó que no podía verse más hermosa, guardaba cierto parecido con Helena, ambas tenían largas cabelleras negras como azabache, y eran de tez morena , una mezcla que resultaba exótica, pero mientras Helena era fuerte autosuficiente, Gabrielle era delicada y dulce, quizás todo estaba en sus ojos, verdes y cristalinos, no sabía que era, pero definitivamente le resultaba mucho más atractiva.

Gabrielle no sabía por dónde empezar, que decir, decidió ir en la madrugada con la esperanza de encontrarlo dormido, y así nunca supiera que ella si necesitaba verlo, cerciorarse que estaba bien, no quería estar en evidencia, pero ya era demasiado tarde, allí estaba frente a el que la miraba como si fuese una aparición, y con el corazón que no le cabía en el pecho por encontrarse en esa situación y que él se diera cuenta , quiso romper el silencio, un silencio muy largo los había mantenido mirándose como si fuese un concurso de lectura mental, como si uno quisiera leer lo que estaba pensando el otro, así era, pero ellos no lo concientizaban.

- Solo quería saber si estabas bien, dijo Gabrielle nerviosa y en voz baja tratando de desviar la mirada hacía el suelo y así disimular mejor su nerviosismo. Albus siguió observándola, y le pidió que se acercara, ella obedeció como una niña y quedó de pie a su lado el la tomó de la mano e hizo que se sentara quedando ambos muy cerca.

Albus la miraba dubitativo, - Por qué vienes de madrugada? no comprendo porque vienes a verme a estas horas, pueden castigarte, sabes bien los problemas que tendrías si te descubren, Por qué el riesgo? . Ella lo miró sin saber como hacer para mentirle teniéndolo tan cerca, sintió que fue una pésima idea ir a verlo a esas horas y no se le ocurría nada para remediarlo. Suspiró y decidió hablarle con la verdad.

- No quería que me vieras, solo necesitaba saber que estabas bien, pero estoy molesta contigo, y me parecía que si venía con toda esa gente alrededor, iban a notar que no estabamos bien, no quería eso, no quería que se malinterpretaran las cosas. Albus la miró con el ceño fruncido, no le satisfacía la explicación, había algo más, pero decidió no indagar, creyó que era el momento propicio para arreglar las cosas no para propiciar otra pelea.

- Quiero que sepas que no fue mi intención molestarte o herirte, simplemente buscaba protegerte, dijo en forma sincera Albus, mientras le hablaba acarició su rostro lo que produjo en la pelinegra una sensación de hormigueo,se le erizó la piel, el lo notó pero no lo entendió, quizás estaba malinterpretando, colocó sus dedos en los labios de ella, y pudo sentir como temblaba cuando empezó acariciarlos, eso lo excito de inmediato, sabía que no debía, pero lo quería, deseaba besarla y no pudo contenerse. la tomó por la nuca y atrajo sus labios hacía los suyos, la beso lentamente tratando de saborear esos labios dulces que le provocaban enormemente, Gabrielle le siguió el ritmo, poco a poco el beso se volvió más demandante, sus lenguas entraron en acción y se comían literalmente a besos, Albus no quería que acabase nunca, se sentía sumamente excitado quería probarla toda, el corazón se le aceleró cuando escuchó un leve gemido de la pelinegra que se sentía agitada, incitada, y muy estimulada, un instante, tan solo un instante bastó para que se separará de golpe dejando a Albus confundido y molesto, no quería que ese momento terminara.

Gabrielle se paró instintivamente, - que estamos haciendo Al? le preguntó, - Tienes novia, se supone que esto no está bien, hace nada me dijiste que me querías como una hermana, que es lo que realmente sientes?. Albus la miró sin saber que responder, nada pasaba por su mente en ese momento, había olvidado hasta su nombre, eran demasiadas preguntas y en ese momento no tenía respuesta, ella lo miró aún agitada y le dijo, - Sabes que? olvidemos que esto paso si? - nunca debí haber venido, y dicho esto salió corriendo sin dejar a Albus explicarse, y con lagrimas en el rostro. El simplemente descansó su cabeza en la almohada, no sabía que había hecho, ni por qué, solo sabía que le gustaba Gabrielle, que lo admitía a si mismo sin tapujos, no se arrepentía de aquel beso y de alguna manera tenía que explicarselo, si hacía unos momentos tenía esperanza de dormir ahora la excitación de lo que acababa de pasar le dejaba muy claro que esa noche estaría en vela.