Capítulo 6.
"And all I loved, I loved alone."
Alone, Edgar Allan Poe.
I.
La gente que llora en un funeral es porque tiene la consciencia intranquila. Mientras más lágrimas corren, más es el remordimiento que guardas dentro. Desde mi posición veía a varias personas. ¿Cuántas de esas realmente eran cercanos a Eren? Únicamente puedo reconocer a sus padres, Mikasa y al niño rubio que una vez encontré saliendo de la casa de Eren. Estoy seguro que sólo esas personas son las que importaban a Eren, o por lo menos al final.
Su madre estaba destrozada. Demacrada desde el interior hacia el exterior. Sus ojos estaban hinchados, rojos y húmedos, sus labios se apretaban, seguramente para no llorar. A ella podía disculpar un poco, porque era su madre. Perder a un hijo duele bastante, aunque creo que si yo muriera mañana, a mis padres les daría igual, si es que siguen vivos.
A su lado estaba Grisha. Nunca terminamos de llevarnos del todo bien —prefiero a la madre—, simplemente algo entre nosotros lo impedía. Ahora puedo sentir algo más de simpatía por él, quería a su hijo y se le notaba a pesar de que no lloraba. Él y yo somos los únicos que no hemos derramado una lágrima en el funeral. Yo creo que en casa él debió llorar todas las penas del Infierno. En cambio, desde que supe la noticia, no he llorado.
No es para nada raro que no haya llorado. No es que sea frío y me dé igual que Eren esté muerto. Por supuesto que no me da igual. Me duele bastante. Lo extrañaré y no podré hacer nada para quitar eso. Si no lloro es porque reacciono diferente. No es la primera vez que la muerte ha arrancado a alguien de mi lado, e incluso he visto la muerte frente mío. Sé manejar mis sentimientos, por eso no lloro. En el momento me sentía… vacío. Es como si no pudiera siquiera sentirme fastidiado por no sentir algo más. Sé que estoy herido, que tengo una herida que duele y es un peso grande en el pecho. Sé que Eren está lejos. Y nada va a cambiar eso, lo admito.
Odio los funerales. Me parecen tan falsos con la gente llorando, diciendo lo buena que fue esa persona. Joder, puedes estar enterrando a una persona peor que Stalin y aun así dirán que fuiste un ángel en la vida. Eren no era un santo, no fue siempre bueno en su vida. Él hería, insultaba, tenía malos pensamientos. Otro detalle que odio es toda la charla religiosa, de que su alma ahora está en un lugar mejor y blabla. Te mueres y listo. Ahí termina. No hay vida siguiente. Si te quedas, es para sufrir una eternidad. No hay paraíso ni mierdas parecidas. Quería callar a la tipa que no paraba de hablar sobre mi Eren. ¿Se conocían lo suficiente como para que pueda decir que despiden a un buen chico? Mejor me aparté del grupo. No iba a arruinar esto. A una distancia no muy larga me sentí mejor.
Odio los funerales pero me gustan los cementerios. Son tranquilos y espeluznantes. Puedes caminar, pensar, hablar en voz baja sin que nadie venga a joderte el momento. Todos los que están enterrados aquí son unos bastardos con suertes, ya no tienen que soportar la escoria humana. No digo que todas las muertes sean justas, pero ¿cuándo ha existido lo justo en la vida? ¿o en la muerte?
—Levi, —se acercó la amiga de Eren— no me parece posible que no vuelva a verlo.
A ella la vi abrazada a Carla, llorando. No había hablado mucho con ella, pero por Eren conocí toda su vida. Continuó hablando, aunque yo no prestaba atención. Mi vista estaba fija en la escena que ocurría ante mis ojos, pero tampoco estaba viendo. Mi mente seguía atrapada con pensamientos sobre Eren. Quería odiarlo por dejarme, por atreverse a irse sin mí. No quería querer a alguien que te destroza. Es tan estúpido y maléfico el amor. Todos los que digan que el amor es lo mejor que puedes sentir son unos sádicos desgraciados. Yo soy un sádico desgraciado.
II.
Dos meses y tres días han pasado. Es extraño que lleve contando los días desde que no he vuelto a verlo. Cada día que pasa es otro día sin significado. No soy de arrepentirme, porque si lo hago estoy acabado, pero me arrepiento de no haber respondido a las dos palabras de Eren. Ahora mirando su tumba, siento que quiero gritarlas hasta que él me escuche. Y no pasará. Los muertos no escuchan.
—Sabes que te detesto —dije mis palabras entre una risa sin diversión— Eren, te detesto.
Eren sabía que no lo decía en serio. Si lo detestara estaría contento de que ya no respire el mismo aire que yo. Y no estoy contento, no he vuelto a saber qué es estar contento desde que me dejó. Mi vida era una mierda antes de él, es una mierda después de él. ¿Qué me queda por hacer? No lo sé. La rutina es un veneno del que no puedo curarme —la verdad es que no quiero—, no tengo a quién esperar ni nada.
Suspiré. Miré las flores ordenadas sobre su tumba. Es una costumbre para mí ordenar sus flores hasta que se vea excelente y ordenado. No quiero un desastre sobre su tumba.
—Te extraño —dije—. Sé que no he venido más de dos veces en este tiempo, Eren. Pero no creas que te he olvidado, eso jamás. Ay, es complicado. Creí que no sería tanto lo que me pasaría una vez que te hayas ido. Es tan irónico que me hayas dicho que contigo no tendría que volver a estar solo, porque me siento más solo que nunca. No creo en todo ese de que "la presencia" del muerto sigue contigo. ¿Puedo tocarte? No, ¿puedo oírte reír? No, ¿puedo molestarme cuando te comportas como un mocoso? No, ¿puedo besarte? No. Todo es un no.
Los días fueron poniéndose más fríos y oscuros. Lo único que hago es comer, respirar, dormir. Ah, y trabajar. No tengo nada más que hacer. A veces prefiero sentarme y quedarme horas mirando a la nada, preguntándome un montón de estupideces. Es un vacío lo que siento. Es como si no pudiera sentir, lo que es peor. Si pudiera escoger, prefiero estar triste, enojado o nostálgico a no sentir nada. Por eso cuando esa gente dice "me gustaría no sentir", hay que golpearlas hasta que sientan todo. No sentir es peor que ahogarse en lágrimas o en furia. Sabes que debes reaccionar de alguna forma, que debe haber algo que supere ese vacío. Aunque eso no es nada, lo peor es cuando te das cuenta qué es ese vacío: es un dolor mudo. Va más allá de las lágrimas, gritos e instintos suicidas. Si lloras, después de sientes mejor; si gritas, mejor; si te suicidas, no sentirás más. Pero cuando no quieres llorar, ni gritar ni matarte, no puedes avanzar para sentirte mejor.
En dos meses no he sido capaz de abrir el sobre que su amiga me entregó. No quería leer la carta de Eren porque si la leo ya no tendré a qué más aferrarme. Una vez que la abra, la reacción dormida en mi interior despertará por el recuerdo de alguien que no está.
Lo sostuve entre mis dedos, dudoso de si abrir o no.
Antes de abrir y leer, debía dar una respuesta a Eren, porque no sabía si después sería capaz de hablar.
—Es la primera y última vez que hable de esta manera —dejé claro— Eren, no sé cómo lo hiciste en todo este tiempo para meterte en mi piel. Ni siquiera llegué a ser tan cercano con gente que conozco de toda una vida. Bien, supongo que eres especial. Oh, dios, si que eras especial —sonreí al recordar las historias que me contaba— Como sea, especial o no, te quería. Y lo sabías, tú sí que sabías lo que sentía o no. Cada momento contigo es único. No voy a reemplazarte en mi vida, no lo encuentro posible. Nadie se puede comparar a ti. No quiero que alguien se compare a ti. Tú eras, eres y vas a ser el único.
Me encontré sonriendo. En tanto tiempo, pude sonreír porque quería hacerlo.
Seguí hablando, confesando todo lo que nunca dije. Repetí lo que él ya sabía —me quería asegurar de que no lo olvidara, aunque ahora que lo pienso, era yo quien no quería olvidar—. Pude haber dicho más, pero me quebré. Después de tantos años me quebré. Cerré los ojos queriendo atrapar las lágrimas, pero escaparon de mis ojos, al igual que Eren escapó de mi vida. No lloré bastante, no pasaron de unas cuantas lágrimas, pero para mí fue suficiente y supe lo que realmente significaba él para mí.
Recién pude recordar lo que siente llorar.
—Esto no es justo, no es justo, no es justo, —repetí— no es justo que te haya tocado lo peor de la vida cuando lo que más querías era vivir. No es justo.
Una vez más, nada es justo en la vida.
Ni en la muerte.
III.
"No soy experto escribiendo cartas, nunca sé qué decir. ¿Hola? ¿Cómo estás? Ja. Es en serio, no sé qué escribirte pero quiero hacerlo. Sé que quiero escribir, lo que pasa es que no sé por dónde partir. ¿Cuál sería la mejor partida? Ah, sí, ya sé. No llores. No me gusta que la gente llore por mi culpa. Espero que tu máscara fría siga contigo cuando yo muera, porque si lloras no estaré feliz. Si puedes, por favor, abraza a mi madre o a Mikasa, ellas son las mujeres que más quiero y estarán mal. Le contaré a mi madre sobre ti, no puedo mantenerlo oculto más. No me puede juzgar en la condición que estoy. Es una ventaja de estar mal, así eres libre de hacer lo que quieras; nadie va a decirte que está mal. Pero no quiero desviarme del tema, quiero hablar de nosotros. Me sentiré como una niña de secundaria enamorada al escribir que te quiero, acompañando el te quiero con un corazón. Aw, sería un encanto de mujer si hubiera sido del sexo opuesto. Te aguantas mis palabras sin sentido, Levi. Y no digas que soy un mocoso o algo parecido, porque no soy uno, sólo tengo sentido del humor.
Fue un encanto encontrarme contigo aquella vez, aunque parecieras un psicópata mirándome. Agradezco a lo que sea que te llamó la atención en mí. Oh, y debo agradecer a mis padres por dejar en mi ADN lo que me hace hablar demás y arriesgarme. ¿Quién sabe qué hubiera pasado si eras diferente? Supongo que no cambiaría mucho. En fin, te quiero.
Realmente siento tener que herirte. No quiero hacerlo, no quiero herir a nadie, pero debo hacerlo. Lo haré quiera o no. Yo quiero que sigas adelante, que sigas levantándote por las mañanas para ir a ver a tus molestos compañeros de trabajos, que te rías con ellos y les cuente de mí. Levi, me sentiré decepcionado si no les cuentas sobre mí. ¡No sirve como excusa que no confías en ellos! Son tus amigos, algunos, así que debes hablar de mí y sonreír. Cuéntales las estupideces que hiciste conmigo, así ellos sabrán que no eres un amargado total. Quiero que sea así por un tiempo, luego eres libre de olvidarme o no. Si optas por olvidarme, quiero que me olvides por una persona que sea mejor que yo. Si no vas a olvidarme, no quiero que te atormentes por el recuerdo. No todo debe ser tan doloroso y oscuro, ¿entendido?
Lamento no poder compartir más tiempo contigo, Levi.
Si existe otra vida, te esperaré. Si no, el tiempo contigo es uno de los que más atesoro.
Aw, sería un amor de novia. No puedo creer que sea yo quien escriba esto.
Sigue con tu vida, Levi. Sigue y disfruta.
-Eren."
Al terminar de leer sentí un sabor raro en mi boca y recordé un verso de un poema: "Y todo lo que quise, lo quise solo."
Supongo que la única vez que no quise —amé— solo, fue cuando estaba con Eren.