Los personajes de Dragon Ball Z no me pertenecen. Son obra y creación de Akira Toriyama.

Los personajes de Avatar: la leyenda de Aang no me pertenecen. Son creación de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko. La serie fue producida por Nickelodeon.

21. Venganza

—¿Zuko? ¿Qué haces aquí?

Trunks no era capaz de comprender lo que sucedía. No conocía al chico, ni su relación con Ty Lee, por lo que le costaba entender la forma de actuar tan rara de ambos.

La acróbata no cabía de asombro. Sus enormes ojos grises estaban abiertos como pocas veces el saiyajin podía recordar. Sin duda alguna, ver al joven de la extraña y tosca cicatriz en el ojo, le impresionó en demasía.

No obstante, el gesto de la chica no tenía nada que ver con el de Zuko. Él sí que estaba impactado, poco menos que aterrorizado.

Se puso pálido de inmediato. Dio un par de tímidos pasos en retroceso, como si sostuviera un encuentro frente a frente con una peligrosa y carnívora bestia. Fue claro deducir por su reacción que no tenía el más mínimo deseo de encontrarse con ella, ni en ese lugar ni en ninguno… ¿Acaso eran enemigos?

¡No puede ser! ¡Si ella está aquí, significa que Azula no debe andar muy lejos! Alternó su temerosa mirada entre ella y el saiyajin. No pudo evitar centrarse en la espada del joven—. ¿Un nuevo aliado? No, no parece de la Nación del Fuego… y su espada es muy extraña, jamás he visto una así.

En efecto, el arma de Trunks no guardaba semejanza alguna con los sables Dao, la espada Jian o las Shuanggou (1), las más conocidas en ese mundo. Como guerrero que era, fue uno de los primeros detalles en los que se fijó Zuko.

Efectuó un nuevo par de pasos hacia atrás. Giró su cabeza en muchas direcciones, casi desorientado, asustado, tratando de ubicar con la mirada a Azula o cualquier otro ser que se le hiciese conocido dentro del establecimiento. Pensó que le tendían una emboscada.

—Tranquilo, Zuko. —Intentó calmarle la acróbata, un poco preocupada de que el príncipe malinterpretara las cosas y formara un alboroto—. Ella no está aquí. De hecho, ya no estoy con Azula…

Parecía ser verdad, sin mencionar que Ty Lee no era buena mintiendo. Pero… ¿y si aprendió a hacerlo durante todos los años que estuvo sin verla? Después de todo, las personas cambian con el tiempo.

El atemorizado príncipe exiliado echó un rápido vistazo a su tío, muy ocupado sonriéndole a un par de clientes a quienes les servía sus tazas de té. No por nada Iroh cumplía casi un sueño al trabajar en ese lugar.

—¿E-es cierto eso? —Zuko se dio a sí mismo una bofetada mental. ¿Cómo rayos se atrevía a preguntar semejante estupidez? ¡Ni que ella le fuese a responder con sinceridad! No podía culpársele, los nervios le ganaban, ya que pensó que en Ba Sing Se podría al menos alejarse de todos los problemas relacionados a su hermana.

—¡Por supuesto, es la verdad! Sólo vine a tomar una taza de té con Trunks, mi amigo. —Señaló con su gran sonrisa al saiyajin, quien no dejaba de observar a Zuko con su rudo semblante.

Había algo en él que se le hacía familiar. Su energía era extraña, nunca había percibido algo así. No poseía un ki maligno… pero tampoco era bueno del todo. Parecía como si el chico cruzara por un momento emocional difícil, quizás de enorme confusión, ya que si el saiyajin debía describir su energía, diría que era turbia, espesa, agitada cual mar embravecido en medio de una tormenta.

Zuko sudaba por montones, paralizado, sin mover un solo músculo y aún escéptico de las palabras de Ty Lee. Le costaba creerse todo ello. Seguía firme en su idea de que debía ser una trampa; por otro lado y pensándolo un poco en frío, era imposible que resultara capturado junto a su tío en ese preciso lugar. La princesa también es enemiga del Reino Tierra, no podía mostrarse ni actuar como si nada dentro de los muros de la ciudad.

Suspiró con pesadez, cerró los ojos y bajó sus hombros, cual víctima de la derrota. Después lidiaría con ello, se descubriría a sí mismo si armaba un escándalo. Lo sabía con certeza, pues un par de soldados estaban dentro del establecimiento tomando el té justo en ese momento.

—Supongamos que te creo. En ese caso, ¿cómo entraste aquí?

Ty Lee negó con un gesto divertido, sonriéndole como si la pregunta fuera muy tonta y la respuesta, más que obvia.

—¡Volando sobre los muros! La pregunta es cómo entraste tú. No podríamos pasar de forma normal, somos de la Nación del…

Ni la dejó terminar. Zuko se asustó demasiado y corrió para callarle la boca a la imprudente chica, sosteniéndole la parte posterior de la cabeza con una mano y tapándole la boca con la otra. Miró nervioso a los soldados que continuaban en sus asientos bebiendo té con normalidad, incautos de la situación.

—¿Te has vuelto loca? —Susurró muy bajito—. No puedes decirlo de esa manera en público, podrían arrestarnos a ambos.

Tan pronto como expuso sus razones, la soltó y se irguió, aparentando que nada raro había ocurrido, pasando ambas manos sobre su delantal con el fin de alisarlo un poco.

—Tienes razón. —Se llevó una mano a la nuca y sonrió tímidamente—. Creo que lo olvidé.

Zuko cerró los ojos con fuerza, sostuvo el puente de su nariz entre los dedos y se limitó a negar con la cabeza. Al parecer no había cambiado mucho desde niña. Cuando el príncipe retomó la compostura, apoyo ambas manos en la mesa y se inclinó un poco sobre ella.

—Dime la verdad, ¿para qué has venido? Si planeas capturarme te puede ir muy mal. Tanto tú como yo somos enemigos del Reino Tierra, correríamos con la misma suerte.

—¡Te digo la verdad, Zuko! Tu hermana no viene conmigo, tampoco estoy a su servicio.

—Espera, ¿dices que Azula es su hermana?

Ambos giraron la atención en Trunks. Lo habían ignorado por completo, incluyendo Zuko que estaba demasiado obseso en interrogar a la acróbata.

—Sí, ¿no ves que guardan cierto parecido? Bueno, si cierras un ojo para ignorar un poco la marca, verás que son igua…

—Creo que él debe entender. —Le interrumpió el príncipe resoplando con un dejo de fastidio, mientras tomaba la muñeca de la chica para que se dejara de tapar un ojo a sí misma. En serio que Ty Lee no había cambiado en nada.

—Sí, noté cierto parecido.

Era verdad, sólo que Trunks se concentró más en la energía de Zuko y dejó a un lado la idea de toda posible comparación.

Al rato, Iroh decidió acercarse a la mesa, preguntándose por qué su sobrino perdía tanto tiempo con esos clientes, siendo que estaban llenos de trabajo hasta el cuello.

—Zuko, ¿qué tanto haces allí? Te necesito para que entregues dos órdenes de té verde en la mesa 4. Llevan esperando desde hace…

Le ocurrió casi lo mismo que a su sobrino cuando la vio. Ty Lee sonreía con los ojos cerrados, al tiempo que le saludaba agitando una mano en el aire, como si fuera de lo más normal que se encontraran bajo esas circunstancias.

De la impresión, a Iroh se le cayó la bandeja. Por suerte no transportaba tazas en ella y tampoco se quebró, ya que era de aluminio.

—Dos té de jazmín, por favor. —Ordenó la chica con su índice levantado y riendo de oreja a oreja. Zuko se llevó una mano al rostro.

—Tío, ella dice que no viene con Azula. —Comenzó a susurrarle, cubriendo con la mano el lateral de su boca e inclinándose un poco sobre el anciano—. Al parecer, sólo anda con ese muchacho…

—¡Que se llama Trunks! —Interrumpió Ty Lee, apareciendo de repente en medio de los dos y obligándoles a separarse por ello.

¿Trunks?

Lo primero que pensó Iroh es que era un nombre bastante extraño, pero eso no fue lo que más le llamó la atención, sino que a pesar de lo peculiar del nombre, parecía hacérsele conocido. Creía haberlo escuchado en alguna parte.

Iroh giró la cabeza de un lado a otro, poniendo especial énfasis en los guardias. Luego, con un gesto disimulado de su mano, hizo una seña a los jóvenes para que le siguieran, mientras caminaba con tranquilidad hacia la cocina.

Zuko los miró a ambos y comenzó a caminar detrás de su tío, sin quitarles la vista de encima para asegurarse de que ellos hicieran lo mismo.

Trunks intercambió una mirada con la acróbata, quien sonreía emocionada por lo que sea que estuviera a punto de suceder. No por nada adoraba los secretos. Así que se puso de pie enérgicamente, tomó al saiyajin por la muñeca y lo jaló como solía hacer, llevándolo a trompicones a la parte posterior del establecimiento.

Iroh aprovechó que el dueño del lugar les tenía tanta confianza, que había salido a hacer algunas diligencias y les dejó el negocio a cargo. Antes de hablar, el viejo aclaró su garganta un poco. Su semblante se tornó bastante serio.

—No queremos problemas. Zuko y yo decidimos empezar desde cero, cambiar nuestra forma de vida. No sé qué estés haciendo aquí, o dónde se halla Azula, pero te recomiendo que no vuelvas, no nos conviene llamar la atención, ni a nosotros ni a ti.

Trunks pudo notar que la expresión de Zuko se endureció durante las palabras del anciano. Parecía que le dolía lo que Iroh decía, como si fuera muy difícil para él asimilar su nuevo estilo de vida, dejar de hacer lo que sea que estuviera haciendo antes. Tal vez esa era la clave que generaba tal alteración en su energía.

—Descuide, no venimos a causar problemas. —Trató de tranquilizarle Ty Lee de inmediato—. Sólo estamos de paso y queríamos un poco de té. Después, tengo pensado regresar al circo y retomar mi trabajo, tal y como antes de irme con…

No pudo continuar. Su alegre expresión fue sustituida por evidente miedo y se cubrió la boca con ambas manos. Entendió que regresar no sería tan fácil, hasta ella podía darse cuenta. Parecía que Trunks hiciese uso de la telepatía, porque a continuación, dijo exactamente lo que ella estaba pensando.

—No creo que sea lo más adecuado. Después de lo que pasó hace poco, Azula no tendrá compasión de ti. No se cansará de buscarte y si regresas al circo, podrá ubicarte con mucha facilidad allí. No la conozco, pero podría asegurar que es muy obstinada, sin mencionar su energía. Desbordaba un ki casi maligno.

A Iroh le llamó la atención que el joven usara la palabra ki en lugar de chi, pero más que nada, le sorprendió su aparente habilidad de poder sentirlo. Sí, Trunks lo dijo como si fuese capaz de percibir la energía que emanaba de un ser vivo. Nuevamente, le pareció escuchar algo al respecto sobre tan peculiar destreza.

—¿Quieren decir que hace poco vieron a Azula? —Zuko no se pudo contener y alzó la voz un poco más de lo debido. Empuñó ambas manos y dio un paso al frente en dirección a Trunks.

El saiyajin asintió.

—Sí. De hecho, ningún ciudadano parece haberlo notado, debido a la enorme distancia que hay entre el muro externo y el interno, pero tu hermana estuvo a punto de traspasar la muralla con un gigantesco taladro. —Tuvo que detenerse un momento, al notar las caras de asombro e incredulidad de Iroh y el príncipe—. De todas maneras, dudo que se hayan enterado por un anuncio oficial. Esta ciudad no es lo que parece… creo que no les interesa hablar nada respecto a la guerra dentro de los muros. Por poco y ocurre una invasión, pero fue detenida a tiempo.

Llegó a tal conclusión por la actitud de Joo Dee y su negativa de llevar a Sokka y los demás frente al Rey, a pesar del asunto tan importante que tenían que exponerle al monarca.

—¡Y lo mejor, es que Trunks fue quien la detuvo, tenían que verlo! ¡Hizo explotar el taladro! ¡Y luego, una gran nube de humo comenzó a salir! ¡Era muy bonita, parecía un hogo! Era como… ¡Poof!

La acróbata finalizó su descabellado discurso con una mueca infantil, imitando con sus pequeñas manos la forma de la gran nube que le llamó tanto la atención.

Algo hizo chispa en la mente del Iroh. El nombre de Trunks, su capacidad de percibir el chi, su aparentemente enorme poder destructivo… ¡Claro, cómo no lo notó antes! ¡Trunks encajaba a la perfección con la descripción de Pakku!

El viejo maestro de la Tribu Agua del Norte, le envió una carta en nombre de La Orden del Loto Blanco, la cual recibió de manos del anciano con el que jugó Pai Sho en el Oasis de las Palmeras con Neblina.

En dicha carta, le comentó sobre un extraño muchacho que estuvo en el polo norte, de quien no poseía más datos que los escuchados durante su espionaje en la conversación del Avatar Aang. Lo que le daba más seriedad a la cuestión, es que al parecer, se trataba de información provista al pequeño monje por parte del anterior Avatar Roku, es decir, un asunto que involucraba al mundo de los espíritus.

Le narró todo lo que logró escucharle a Aang, lo que incluía el aparente peligro inminente en el que se encontraba la Tierra, por fuerzas desconocidas que vendrían de un lugar fuera de este mundo y, por lo escuchado, parecía ser ese joven Trunks el único que podría hacerle frente a dicha amenaza. La idea era descabellada, Iroh no se lo tomó demasiado en serio, pero sus dudas incrementaron al escuchar como destrozó él solo una máquina enorme que parecía ser capaz de derribar el gigantesco muro externo, algo que de antemano, El Dragón del Oeste sabía que no era nada fácil.

Iroh se puso notablemente nervioso. Le costaba creer que ese chico estaba allí frente a él. Al menos era real, lo sabía porque resaltaba mucho entre los demás por su apariencia y forma de vestir, sin mencionar que encajaba con la breve descripción física que le proporcionó Pakku. Era muy joven, por lo que resultaba difícil imaginar la enorme responsabilidad que tenía que llevar sobre sus hombros.

—Es una historia increíble. —Empezó a sonreír el viejo de manera algo forzada y nerviosa, empujando despacio a Trunks y Ty Lee con cada brazo para que salieran de la cocina—. ¿Por qué no esperan afuera? Tomen asiento y les llevaremos su orden de inmediato.

—Está bien. —Sonrió la ingenua acróbata que parecía no notar nada extraño— ¡Y recuerde! ¡Son dos de jazmín! —Le dijo, enseñándole dos de sus pequeños y delgados dedos.

Una vez que se cercioró desde la puerta que los jóvenes tomaron asiento, entró de nuevo a la cocina y se dispuso a preparar el té.

Zuko no pasó por alto como su tío se movía torpemente de un lado a otro, algo alterado y casi a punto de que las cosas se le cayeran de las manos.

—Tío, ¿qué fue eso? ¿Por qué los dejaste ir así nada más? —Le reclamó con los brazos cruzados sobre el pecho y entrecerrando los ojos de forma sospechosa—. ¡Lo que nos han dicho no es suficiente para confiar en ellos! ¡Hay algo raro detrás de todo esto!

—Lo sé, Zuko. —Hizo un largo silencio, mientras vigilaba fijamente la tetera hasta que el agua comenzara a hervir. Se giró lentamente y miró directo a los ojos de su sobrino con seriedad—. Pero créeme, ellos no tienen que ver con Azula, no están aquí por nosotros. Por esta vez, confía en mí. No te mentiría con eso, después de todo, Azula nos involucra a ambos.


A los pocos minutos, Zuko les llevó el té. Colocó las tazas sobre la pequeña mesa de madera y se marchó tan rápido como llegó.

Durante la espera, Ty Lee repitió varias veces lo exquisito que era el té que preparaba el tío de Zuko. A Trunks no le llamaba mucho la atención tal cosa, todos le sabían a jugo de hojas caliente, no mucho más. Pero cuando probó el té que preparó Iroh, se vio obligado a cambiar de opinión, pues sabía delicioso. Ciertamente, valía la pena ir allí por una buena taza.

La acróbata pidió la cuenta y le dejó a Zuko unas cuantas monedas de cobre. Fue más económico de lo que ella misma pensó, quizás por ser una humilde casa de té ubicada en el sector bajo de la ciudad.

El príncipe exiliado recibió el dinero casi de mala gana, recogió las tazas y se fue nuevamente sin decir palabra, a pesar de que la sonriente acróbata le dejó muchos saludos y se despidió efusivamente de él con una mano al aire.

—Tsk, al parecer ese Zuko nos desteta… o al menos te detesta a ti.

Le resultaba complicado pensar que alguien sintiera aversión por Ty Lee, siendo tan amable, espontanea y buena persona.

La acróbata se limitó a encogerse de hombros y como siempre, se aferró del brazo derecho de Trunks mientras caminaban por las calles.

—No debe ser fácil para él estar aquí. Recuerda que es el hermano de Azula y como tal, Príncipe de la Nación del Fuego y heredero al trono. Debe sentirse muy mal de haber terminado así.

Trunks no lo había pensado. Se sintió estúpido por no haberse dado cuenta antes.

—No sólo eso, —Continuó la chica—, perdió su derecho al trono y fue exiliado, todo por contradecir a un general del Señor del Fuego que quería sacrificar a unos jóvenes soldados en un peligroso frente de batalla. Prueba de su deshonor, es la cicatriz en su ojo que le hizo su propio padre.

Los ojos de Trunks se ampliaron por la impresión. No lo podía creer. Ese hombre era una bestia por hacerle algo así a su propio hijo. Pensó que la cicatriz era producto de una pelea, no de un salvaje e inhumano castigo de su padre.

—Zuko no es malo. No es como Azula, nunca lo fue…

Trunks se quedó en silencio. Casi lamentó juzgarlo tan pronto.

—Eso explica porque su ki es tan agitado. No parece tener paz mental.

Como si hubiese ignorado sus palabras, la chica lo soltó, se puso rápidamente frente a Trunks y lo sujetó por los hombros.

—¡Por favor, acompáñame a comprar algo de ropa! Dejé todo por la prisa donde Azula y no pude traerme nada conmigo. Necesito al menos ropa para dormir.

¿Cómo se le iba a negar si le miraba con esos enormes y nobles ojos grises?

El saiyajin le regaló su habitual sonrisa de medio lado y asintió.

—Por supuesto, pero no tardes mucho. Dentro de poco comenzará a oscurecer y debemos encontrar la casa donde están Aang y los demás.

—Tranquilo, sólo tomará un momento.


Tres horas después…

Trunks estaba sentado sobre una pequeña silla de madera dentro de una tienda de ropa del sector medio, con los codos apoyados sobre sus rodillas y el rostro acunado en sus manos, apunto de dormirse y con un par de bolsas de compras a sus pies.

—¿Cual me queda mejor? —Preguntó la acróbata, que permanecía frente a un espejo sosteniendo en cada mano una bata de dormir, probándosela por encima de su cuerpo sin llegar a ponérsela— ¿Ésta o ésta?

—La azul.

Se volteó rápidamente, algo molesta de ver que el chico se estaba quedando dormido y no le prestaba si quiera atención.

—¡Ninguna es azul, pon más cuidado!

Sacudió un poco la cabeza y estiró los brazos. Observó que con la mano derecha, la chica sostenía una pijama rosa que le llegaba a las rodillas y en la izquierda, sujetaba una idéntica pero de color rojo.

—Creo que la de color rosa. —Intentó mostrar interés, pero en serio no le importaba, ya habían perdido demasiado tiempo y todo para que Ty Lee llevara unas pocas cosas.

—¿En serio lo crees? —Colgó cada prenda en un gancho en la pared, sostuvo su pequeño mentón en un gesto pensativo y alternó la mirada entre una pijama y la otra—. Ummm… ¡Entonces llevaré la roja!

Trunks y la dueña de la tienda se cayeron de espaldas. Se supone que el establecimiento debía cerrar hace media hora, pero la mujer esperó pacientemente a que la acróbata terminara con sus compras.

—¿Para qué me preguntas si no me harás caso?

La chica volteó y miró a Trunks con una expresión algo confundida.

—Es que la rosa no me convence y al parecer, no te gusta la roja. Quizás debería volver a probarme la amarilla y…

—¡No! ¡La roja es perfecta!

Ty Lee profirió una sonrisa pícara, sintiéndose vencedora, al tiempo que tomaba la pijama roja y se dirigía al mostrador para pagar.

—Son 15 monedas de plata.

La sonriente acróbata extrajo de sus bolsillos un pequeño saco de cuero y sacó algunas monedas. Le entregó a la mujer 12 monedas de plata, pero el resto decidió completarlo con puras monedas de bronce, para deshacerse de ellas.

—Una… dos… tres…

—¿Cuántas le tienes que entregar? —Preguntó Trunks, caminando hasta el mostrador y mirando por encima de Ty Lee, ya que le sacaba una cabeza entera de estatura. Aún no se acostumbraba del todo al dinero de esa época.

—Como 30.

El chico se llevó una mano a la frente.

—¿No le puedes entregar tres piezas de plata y ya?

—Es que quiero quitarme todas estas moneditas de encima que sólo ocupan espacio. —Hizo un mohín con la boca, adoptando la apariencia de una niña recién regañada.

—Déjalo así —Resopló con fastidio la dueña de la tienda, que arrastró con su mano las monedas sobre el mostrador. Moría por cerrar el negocio e irse a casa de una buena vez.

La sonrisa de Ty Lee fue enorme. Parecía que le hubieran regalado la ropa, no que le descontaran un poco el precio.

Abrazó a la anonadada mujer, dándole las gracias con mucho ánimo. Tomó la bolsa con su compra y se la entregó al saiyajin, caminado frente él. Trunks la siguió y recogió el resto de las bolsas que permanecía en el suelo, cerca de la silla donde estuvo sentado todo ese tiempo.

—Ahora vamos a comer, te lo mereces.

Eso último, le devolvió todo el ánimo al hambriento joven.


Cuando salieron de la tienda de ropa ya era de noche. Sus pasos les llevaron por casualidad a un restaurant del sector medio donde, por unas cuantas monedas de plata, podías comer todo lo que desearas.

Algunas personas lo consideraban algo costoso, pero para la joven pareja, era perfecto, pues en cualquier otro lugar gastarían mucho más si les cobraban por cada plato que consumiese el saiyajin. Y sí que comió.

Muchos volcaron su atención sobre la mesa en donde se hallaban sentados Trunks y Ty Lee. Mientras la chica comía de su sopa de fideos sin prestarle atención a nada, el saiyajin ya iba por su vigésimo plato. Aprovechó de comer de todo: pato asado, tofu, bocados de cangrejo, bollos de habichuelas, tallarines fritos, pescado al escabeche y sopa de arroz.

Resultaba gracioso que Ty Lee ni siquiera parecía notarlo, como si fuera lo más normal del mundo. Ya estaba acostumbrada.

Sin embargo, los ocupados cocineros no podían creer que el mismo cliente ordenara tanto, y las mesoneras no paraban de ir de un lado a otro con los pedidos y las pilas de platos sucios. Durante ese momento, lo único que se escuchaba eran los palillos de Trunks golpeando los tazones de porcelana, así como los apresurados pasos del personal del establecimiento que iban de aquí para allá.

—Creo que ya es suficiente. —Exhaló satisfecho, luego de darle su último bocado a una bola de arroz y limpiarse la boca con la servilleta.

—¿Estás seguro? —Ty Lee ya había terminado con su sopa, sólo le quedaba darle las últimas mordidas a su porción de pan. Ambos terminaron de comer casi al mismo tiempo—. Parece que estás comiendo un poco menos. Recuerda que puedes pedir lo que quieras.

Los clientes y mesoneras que escucharon tal comentario, quedaron boquiabiertos y con los ojos desorbitados. Incluso hubo un tipo que empezó a convulsionar por la impresión. Ese joven no se alimentaba como un ser humano. ¿A dónde fue a parar toda la comida? ¿Tenía un agujero negro en el estómago?

Por primera vez en varias semanas, ambos se alimentaron debidamente. Los dos se preocuparon tanto el uno por el otro durante la separación, que sus respectivos apetitos se vieron afectados. Ty Lee apenas probaba bocado y Trunks, comía tres veces menos, lo cual sin embargo era demasiado para cualquiera.

—No vuelvan nunca. —Les despidió en voz baja una de las anonadadas mesoneras, con el delantal mal colocado y los cabellos alborotados por todo el ajetreo de esa cena.

Al salir del restaurant, Trunks giró con la acróbata en un pequeño y estrecho callejón vacío, para colocar las bolsas de compras en el suelo y guardarlas en una cápsula. Así podrían andar más cómodos.

Después de caminar por unos cuantos minutos bajo completo silencio, Ty Lee soltó su agarre del brazo del saiyajin, lo que le hizo poner su atención en ella. La notó extraña, parecía nerviosa por decirle lo que sea que pasaba por su mente.

—Quisiera volver nuevamente a un lugar contigo…

Su voz sonó como un hilo, desbordando inconfundible tristeza y melancolía. La acróbata no pudo mantenerle la mirada en ningún momento, sólo observaba el piso tímidamente.

Trunks sabía a qué lugar se refería. Tomó con delicadeza el mentón de la joven, para obligarla a que le viera directo a los ojos.

—Seguro.

Aprovechando que nadie les veía y tampoco sentía ninguna presencia cercana, cargó a la acróbata en sus brazos y levantó vuelo con cuidado.

Ty Lee se limitó a acomodar su rostro en el musculoso pecho del joven guerrero, cerrando los ojos y centrándose en los profundos y potentes latidos de su corazón. Por un momento, quería que ese vuelo no acabara nunca. Cada instante al lado de Trunks, les acercaba más a su inevitable separación.


—Llegamos.

Ty Lee abrió los ojos y comprobó que estaban justo en el sitio al que ella se refería. Era la pequeña plaza del sector bajo donde las lámparas reflejaban su luz en el agua de la fuente y la hacían brillar. El lugar donde el saiyajin, le hizo la promesa.

La bajó con cuidado, mientras la acróbata desenvolvía sus brazos del cuello de Trunks. Se restregó ambos ojos para liberarse de la pereza. Un poco más y se queda dormida.

El lugar se veía hermoso. Todas y cada una de las lámparas estaban encendidas. La acróbata pensó que se encontraban solos, hasta que observó sorprendida, como a lo lejos se hallaba Zuko con una chica muy linda… y se estaban besando.

—Si Mai viera esto, creo que no le gustaría nada. —Murmuró con una sonrisita pícara.

No obstante, se impresionó cuando Zuko se separó de la joven de manera abrupta, le dijo algo que no llegó a escuchar y se fue corriendo en dirección a uno de los callejones opuestos. La dejó sola y evidentemente triste.

—¡Ahhhh, Zuko es un tonto! —Se molestó un poco, colocando ambas manos sobre su pequeña cintura y zapateando el suelo compulsivamente. Profirió un mohín con la boca que le hizo parecer una niña malcriada—. Digo, está bien que salga con otras chicas, ya tiene muchos años sin ver a Mai, pero eso no significa que arruine las cosas de esa manera. Pobre muchacha…

En efecto, a la distancia era fácil comprobar que Jin lloraba, por la forma en que cubrió su rostro con ambas manos, para marcharse resignada por una de las calles aledañas, aunque no por la misma donde desapareció Zuko. Ninguno de los dos notó en ningún momento la presencia de la acróbata y el saiyajin.

Trunks no parecía entender mucho la escena, jamás había experimentado algo similar. Se llevó una mano a la nuca, levemente apenado e incómodo por el momento. Aclaró la garganta para llamar la atención de su acompañante.

—Y bien, ¿querías decirme algo?

Como en aquella ocasión, Ty Lee lo tomó por la mano y comenzó a conducirlo directo a la fuente. Cuando llegaron, se sentó en el borde de ésta e hizo un leve gesto para que Trunks la imitara.

Y allí estaban, completamente solos en ese bonito lugar, bajo absoluto silencio, sentados uno al lado del otro.

Fue algo instantáneo, pero por uno momento, se perdió en la mirada de ojos azules del saiyajin. Comenzó a sentirse nerviosa, no hallando las palabras adecuadas para dirigirse a él. Desvió la mirada a un punto inespecífico con rapidez, incapaz de sostenerle la mirada por más tiempo.

—Q-quiero que me lo pro-prometas de nuevo…

—¿Qu-qué dices? —Habló tan suave, que no pudo comprender las palabras de la acróbata.

La chica exhaló con ímpetu, intentando conseguir la fortaleza suficiente para afrontarlo. Tomó con sus pequeñas manos las de Trunks, lo más fuerte que pudo. Le miró con seriedad, con ese par de ojos grises que le hacían temblar las rodillas al saiyajin, algo vidriosos, pues amenazaban con venirse en lágrimas en cualquier momento.

—¡Quiero que me prometas que volverás! ¡Sé que ya lo hiciste, pero quiero escucharlo de nuevo! ¡Necesito escucharlo, dilo!

No cabía de asombro. Sus ojos se ampliaron por las inesperadas palabras de Ty Lee. Sus cejas se arquearon en un gesto de debilidad, abandonando de inmediato el fuerte y punzante semblante que le caracterizaba. Le desarmó por completo.

Él quería volver, pero no podía asegurárselo, pues podría perder su vida en la batalla y jamás regresar.

—Ty Lee… yo… —Se detuvo cuando ella comenzó a soltar algunas silenciosas lágrimas. Ahora tenía un motivo adicional para salir victorioso y derrotar a sus enemigos. Tenía que volverla a ver, aunque fuese una vez más—. Por supuesto que lo haré. Vendré y nos encontraremos de nuevo. Sólo necesito que me esperes.

—¡Por supuesto, tonto! —Sin poder contenerse más, se le lanzó encima y pasó sus delgados brazos alrededor del cuello del saiyajin. Las lágrimas que brotaban de sus ojos, eran de pura felicidad. Confiaba en que Trunks cumpliría con su palabra, sin mencionar que este día, se reencontró con él, algo que pensó que no ocurriría nuevamente—. Prometo que esperaré por ti el tiempo que haga falta.

La imperiosa necesidad de rodearla con sus brazos, martilló sin clemencia su conciencia. Al hacerlo, sintió lo frágil que era Ty Lee. Sintió la necesidad de protegerla con su vida si hacía falta.

Y ella se sintió más segura que nunca en medio de los brazos del saiyajin.

Permanecieron así por unos cuantos minutos, abrazados, disfrutando cada uno del cálido contacto y la respiración del otro. No querían separarse. Ambos se sentían muy bien.

—Creo que debemos irnos. Tenemos que encontrar la casa donde están Aang y los demás.

La acróbata se zafó del abrazo de inmediato. Miró un poco molesta a Trunks por interrumpir el momento de esa forma. En verdad que los chicos podían llegar a ser unos idiotas.

—No importa si no los encontramos. —Cruzó ambos brazos sobre su pecho y frunció un poco el ceño—. Podemos alquilar una habitación como la otra vez.

—Tienes razón. —El joven desvió la mirada. Se dio cuenta que quizás su sugerencia resultó inoportuna y fastidió a Ty Lee—. Es sólo que no quiero hacerte gastar más dinero. Además, podrían preocuparse por nosotros y…

No pudo continuar. Ty Lee alzó una mano y tomó el cuello de la chaqueta de Trunks con firmeza, halándolo hacia sí misma y en un rápido movimiento, unió sus labios con los suyos.

Fue un impulso, no pudo tolerarlo más. Sintió una indescriptible necesidad de besar a su saiyajin. De hecho, siendo tan extrovertida y espontánea como era, más bien tardó mucho en hacerlo, aunque tal vez era porque Trunks era diferente… porque le gustaba de verdad verdad.

Ty Lee continuaba con los ojos cerrados, indispuesta a separarse del agradable contacto que sostenía con su pareja.

Por su parte, a Trunks se le iban a salir los ojos de la sorpresa. No podía creer lo que le sucedía, era algo nuevo que nunca había experimentado. El corazón pretendía salírsele del pecho, pues chocaba contra sus costillas con una violencia que prometía quebrárselas. Lo más impresionante es que lejos de ser desagradable, era lo más satisfactorio que jamás había sentido.

Ni siquiera la embriagante sensación de la adrenalina atiborrando sus venas cuando se convertía en Super Saiyajin, podía equipararse a semejante cuestión. Era diferente, era sensacional. Por ello, no le costó nada ceder a sus impulsos. Cerró sus ojos, rodeó con un brazo la cintura de Ty Lee para acercarla más, mientras posaba su mano libre con delicadeza en la mejilla de la chica.

La acróbata no se quedó atrás y pasó ambos brazos alrededor del cuello del saiyajin. Se aferró con fuerza, profundizó su beso y para su sorpresa, fue gratificantemente correspondida por él.

Era puro instinto, algo para lo que ninguno de los dos estaba preparado y aún así, sabían hacerlo de alguna manera. No importaba si resultaba algo torpe o impreciso. Lo importante es que ambos los disfrutaban, que ambos se amaban, así que todo era perfecto.

Ese beso no era más que la demostración física de todo lo que sentían el uno por el otro, de un vendaval de sensaciones que se agolpaban con violencia y se liberaban de repente con ese sencillo gesto. Una muestra pura del cariño que había entre ambos. Del amor que había entre la acróbata y el saiyajin.

Tan pronto como se unieron, se separaron. El pecho de ambos se sacudía con violencia, pues parecía que habían dejado de respirar por una eternidad. No obstante, fue maravilloso.

La acróbata sentía un peculiar hormigueo que jamás había experimentado recorrerle los brazos y el abdomen sin pudor alguno, sólo que trató de ignorarlo por completo, ya que su atención descansaba en la profunda mirada azul del chico. Verle a los ojos produjo un efecto casi magnético en su persona, sintiéndose cada vez más atraída hacia su saiyajin.

Trunks era un asunto diferente. Tuvo que dejar de verla, porque sentía que le iba a dar algo… ¡Maldición! Mientras más la detallaba, más preciosa le parecía Ty Lee. Por un momento, se preguntó qué fue lo que vio una joven tan encantadora en alguien como él. Después de todo, no era una persona muy abierta, sin mencionar que a la chica no parecía importarle que fuera poseedor de poderes y habilidades tan extrañas, cosa que consternaba mucho más a quienes le rodeaban.

Esa forma de ser tan genuina, jovial y pura de Ty Lee, le llamó la atención desde el momento en que la conoció.

—Debemos irnos—. Aclaró la garganta, se puso de pie rápidamente, tratando de apartar la mirada a algún punto inespecífico. Con el rabillo del ojo se percató de la desilusión que dibujaba el rostro de la acróbata—. N-no es nada, en serio. E-es sólo que bueno, tu-tu sabes...

Allí lo entendió. Por un momento, Ty Lee olvidó lo tímido que era Trunks. Supuso que nunca había besado a una chica, lo deducía por su comportamiento, su manera de hablar y hasta el brutal enrojecimiento en su rostro.

Se limitó a sonreír de oreja a oreja, se inclinó un poco hacia delante y rodeó con sus pequeños brazos el de Trunks, aferrándose a él como siempre.

—Mañana quiero que tomemos el té de nuevo. —Alzó su rostro y se encontró con el de su saiyajin. Todavía le parecía irreal estar junto a él. No pudo evitar reírse—. Debo reclamarle a Zuko su actitud… ¡Fue muy cruel con esa chica!


4000 años en el futuro, en una línea de tiempo alterna.

Los apresurados pasos de un soldado martillaban como golpes secos los solitarios y sombríos pasillos de la inmensa nave espacial. A pesar de la buena iluminación con que contaban, Cooler ordenó ahorrar hasta la más preciada gota de energía, con tal de cederle todo a la celda de poder secundaria.

De hecho, pidió a Doore transferir la mitad de la energía de la celda primaria, la misma que permitía a la nave cumplir con todas sus funciones. Era obvio el deseo del tirano galáctico de cumplir su ansiada venganza cuanto antes, pese a que intentaba no demostrarlo demasiado.

La puerta automática que daba acceso a la sala de controles, se abrió por sí sola. Apenas Sauza puso un pie dentro de la instancia, cruzó su brazo derecho sobre el pecho e hincó una rodilla en el suelo, claro signo del profundo respeto que profesaba a su amo.

—Señor, tengo una noticia que quizás desee escuchar.

Cooler permanecía sentado en su trono, ubicado en todo el centro de la habitación a oscuras. Descansaba el mentón sobre una mano, todo en medio de una postura relajada y desinteresada, al tiempo que con la otra sostenía y jugueteaba con una copa de vino. Las titilantes pero tenues luces provenientes de las pantallas y los tableros, iluminaban parcialmente la mitad de su rostro, mientras la otra permanecía oculta entre las sombras. Pese su serenidad, su perfil era terrible, maligno.

Sin levantarse, se dio la vuelta sobre su imponente silla giratoria. Encaró a su subordinado con la misma expresión inmutable, haciendo un leve gesto con la cabeza para pedirle que se pusiera en pie.

—Señor, hicimos la revisión de cada tres días, tal cual pidió, y…

—Ve directo al punto.

No lo demostraba. Simulaba calma, pero el demonio del frío anhelaba que ciertas palabras escaparan de los labios de Sauza.

El soldado de élite arrojó una furtiva mirada sobre la copa de licor de su amo. Era muy perceptivo, se lo debía en parte a su entrenamiento como mercenario, por lo que evidenció la impaciencia de Cooler a juzgar por el vaivén del delicado cáliz de vidrio entre sus dedos.

—La celda secundaria condensó la cantidad de taquiones necesarios, ya cuenta con la energía suficiente para el viaje de ida y de regreso. Sólo resta su orden, señor.

Un cruel y particular destello surcó sus pupilas. Continuaba con su misma expresión impávida e inmutable… y aún así, la brutalidad y violencia se asomaban con timidez a través de las sombras que perfilaban sus duros rasgos.

Como si hubiera sido sordo a tales palabras, Cooler volvió a girar su silla, esta vez dando la espalda a Sauza y encarando la pantalla frente a él, en la cual aparecía la imagen de un extraño planeta de apariencia árida y tonalidad parda. Su tosca y profunda voz retumbó en cada centímetro de la sala, emitiendo un desagradable eco que chocaba sin clemencia contra las despavoridas paredes de acero.

—Planeta Litt, el último de nuestro itinerario. Cuenta con una superficie de más de 500 millones de kilómetros cuadrados, una temperatura media de 40°c, y la composición de gases en su atmósfera permitirían la sobrevida de casi cualquier especie. La masa de agua es despreciable, por no decir que inexistente, y la gravedad es de aproximadamente 100 m/s2. Cuenta con cerca de 200 millones de habitantes; algunos muy selectos son miembros de raza guerrera. Su poder militar no es extenso, el promedio del nivel de pelea de sus guerreros es de 5000, aunque algunos pocos de élite ascienden a valores entre las 8000 y 10000 unidades. Los datos indican que los Litt no parecen contar con habilidades especiales, magia o poderes mentales.

Se hizo profundo silencio. Sauza no pudo evitar que el sudor empapara su frente cual gotas de rocío matinal. No era adepto de la imprevisibilidad que investía a los discursos de su amo, aunque por suerte, situaciones así no eran habituales, sin mencionar que su crueldad era pequeña con respecto al trato hacia sus subordinados, al menos en comparación a su ya difunto padre y hermano.

—Dime Sauza, ¿qué opinas al respecto? ¿Merece nuestro tiempo este planeta?

Se tensó en cuanto el demonio del frío pidió su opinión. Le exasperaba no predecir cuáles eran sus verdaderas intenciones. Para empezar, ¿puso al menos atención a su anuncio? ¿Acaso había abandonado la idea de perseguir al saiyajin? Le costaba creer lo último.

—Bu-bueno, no parece un gran planeta, señor. Calculo que entre Doore, Neiz y yo, podríamos conquistarlo completamente en 3 horas, 4 a lo mucho, en caso de presentar poblaciones y ciudades muy dispersas entre sí.

De nuevo, silencio absoluto. Finalmente Cooler se dignó a abandonar su asiento. Dio unos pasos en dirección a la pantalla, con los brazos tras su espalda, como si quisiese admirar más de cerca la imperturbable apariencia de aquel inocente mundo.

—Nunca he sido entusiasta con la idea de hacerme con muchos planetas, a diferencia de Freezer o mi padre. Ahora que ellos no están, el imperio es todo mío. —Giró un poco la cabeza, lo suficiente para vislumbrar a su soldado por encima del hombro, con una punzante mirada que no prometía nada bueno—. Preferiría venderlo… pero no es la gran cosa, como bien has dicho.

Apretó un pequeño botón de los que titilaban en el panel, haciendo que sin previo aviso, la compuerta circular de escape de dos metros de diámetro ubicada en el techo de la sala, se abriera de golpe.

Aún con los brazos tras su espalda, Cooler comenzó a levitar y su figura atravesaba lentamente el recién abierto portal. Pocos segundos después, Sauza se decidió a seguirle e imitó la acción de su amo por completo.

Ambos flotaban en el espacio, justo sobre la gigantesca nave idéntica a la de Freezer. Frente a ellos, se veía a la perfección el planeta Litt. Desde hace un par de horas lo habían estado asediando.

Sin decir una sola palabra, Cooler levantó un brazo, con su índice extendido hacia arriba. Ahora sí Sauza tenía certeza de lo que iba a ocurrir, por lo que decidió alejarse un poco de tirano galáctico por seguridad propia.

Una pequeña esfera roja similar a un sol en miniatura, apareció sobre el dedo de Cooler, hasta que de un momento a otro, comenzó a crecer con violencia, rápidamente, cada vez más y más, hasta formarse una gigantesca esfera que emitía destellos rojos y naranjas por doquier, con un diámetro de al menos 2 kilómetros.

La luz de la muerte bañaba la figura entera de Cooler y Sauza, perfilando sus expresiones serias en medio de un irritante contraste de sombras y destellos rojos. Un estremecimiento repentino descendió por la médula del soldado de élite, exaltado a pesar del perfecto conocimiento de lo que ocurriría.

Sin temor, remordimiento o compasión, Cooler inclinó su índice hacia delante con poco menos que delicadeza, lo que irrisoriamente resultaba más que suficiente para lanzar la descomunal Supernova.

La enorme esfera de energía pura se desplazaba lentamente en dirección al condenado mundo, pero no era más que un mero efecto óptico, pues aceleraba cada vez más por cada décima de segundo que transcurría, ya que no le faltaba nada para chocar contra la superficie del árido planeta a pesar de los cientos de miles de kilómetros de distancia.

Era una vista increíble, por no decir que hermosa, pese al trágico y despiadado evento que significaba tal cosa. La Supernova ya se veía como un diminuto punto de luz rojo desde donde estaban ambos alienígenas. No obstante, era fácil adivinar que ya perforaba la superficie del planeta Litt, pues inmensas grietas de miles de kilómetros de largo comenzaban a irradiarse desde el punto en que se supone que chocó el ataque de Cooler.

De entre las gigantescas grietas, perceptibles aún desde el espacio, empezaron a emanar magníficos y fastuosos destellos dorados que incrementaba en inmensidad y belleza… hasta que de un momento a otro, con una indescriptible violencia e imprevisibilidad, el planeta entero estalló.

¡BOOOOOOOOOMMMMMM!

Sauza cruzó ambos brazos frente a su rostro, todo para protegerse de la cegadora luminiscencia dorada que provenía de la detonación, así como de las monstruosas ondas de choque que le alcanzaban aún a esa increíble lejanía, y hacían danzar su rubio cabello sin cesar. Incluso, las vibraciones llegaron a reventar en miles de pedazos la copa de vidrio que todavía sostenía Cooler en la mano tras su espalda, empapándosela inevitablemente con el líquido color tinto.

Su expresión era indescifrable, hermética, impertérrita, cosa que resultaba inconcebible dado el evento de proporciones apocalípticas que tenía lugar en ese preciso instante. No era para menos, un planeta estallando era algo que había visto miles de veces.

Hace ya muchos años, cuando vio hacer tal cosa a su padre, se maravilló en demasía, ¡Qué decir cuando lo hizo con sus propias manos por primera vez! Ahora no significaba nada. Además, su carácter era más sereno e imperturbable que el de Freezer, quien sí disfrutaba en medio de alaridos de goce y cánticos de locura cuando un mundo desaparecía frente a su maligna presencia.

Aún así, la frialdad y displicencia del tirano frente a un hecho que era su total responsabilidad y suponía el fin de la vida de millones de seres, no dejaba de ser menos aterrador. Por el contrario, terminaba siendo más perturbador.

Por cerca de dos minutos completos, continuaron los sublimes destellos dorados del recién desaparecido planeta, que parecían variar en patrones que se alternaban con algunos colores verdes y hasta púrpuras, producto de la intensa actividad electromagnética liberada de la descomunal explosión.

Cuando todo finalmente cesó, sólo había lo de siempre: un inmenso espacio negro y vacío, ornamentado por el solitario y monótono eterno silencio del espacio exterior.

Cooler se dio la vuelta, encarando al anonadado soldado como si nada hubiera pasado.

—En 24 horas a partir de este momento, daremos inicio al viaje. Avisa a Doore y Neiz para que comiencen con los preparativos.

En el fondo, Sauza agradeció la destrucción del planeta Litt, ya que conquistarlo para acto seguido emprender un viaje temporal sin reposo, podría ser algo tedioso. La fisiología de extraterrestres como ellos no precisaba de mucho descanso o sueño, pero la conquista de más de 50 planetas en los últimos tres meses tampoco era cualquier cosa. Se decía fácil.

Interrumpió sus pensamientos en el acto, cuando la mirada de su amo se tornó más feroz de lo habitual. Ahora sí desbordaba todo el salvajismo y brutalidad que se resguardó para el momento en que hizo estallar en pedacitos al planeta Litt.

—Por fin daremos su merecido a ese maldito mono saiyajin.


Fin del capítulo.

(1) Shuanggou es el nombre de las espadas dobles con forma de bastón que usa Jet.

¡Perdonen la tardanza por publicar! Pasó todo un mes desde la última vez.

Ciertamente me centré más en la otra historia, pero también estuve muy ocupado con los estudios todos estos días, al punto que mi otro fic también lo tengo sin actualizar desde hace 15 días.

En fin, espero les haya gustado. Agradezco mucho el apoyo de todos los lectores, quienes siguen el fic, lo leen y más aún y por sobre todo, a los que me dejan sus comentarios, me dan sus opiniones e impresiones del capítulo y progreso de la historia. Sinceramente lamento no contar con más tiempo para actualizar con mayor regularidad, la idea sería hacerlo semanalmente o hasta cada 15 días.

Como siempre, usaré este medio para agradecer los comentarios del capítulo pasado de las personas sin cuenta de usuario.

SB: primero que nada agradezco tu habitual review, sin mencionar lo agradecido que estoy de que lleves siguiendo mis historias desde hace tanto! La verdad pensé hacer justo lo que dijiste, que fuese Trunks quien derrotara a Azula, pero recordé la parte en que Ty Lee inmovilizó a Azula en la Roca Hirviente para defender a Mai, así que preferí hacerlo así para darle más participación a ella y que no sea la típica chica en apuros que siempre tienen que salvar jaja. Respecto a Long Feng y Azula, tendremos que ver como sucede todo, porque también está Cooler, mucho más peligroso que los dos. Espero te haya gustado el capítulo, saludos!

Fan de Ty Lee: me alegró mucho leer tus dos comentarios! Muy completos, con buenas opiniones y hasta sugerencias jaja. Me alegra que también te gusten esos detalles que dices que coloco sobre la serie, es algo que pongo de manera puntual y breve, pero con el fin de ver si algunos fans las reconocen, aunque admito que no soy un experto, jamás he visto (ni pienso ver) La Leyenda de Korra. En la parte en que dices que quizás exageré al colocar a Azula tan mala tienes toda la razón, no era para tanto jaja, sólo lo hice para que Ty Lee tuviera mayor firmeza a la hora de decidir separarse de ella, pues no pensaba esperar hasta la Roca Hirviente para que tomara tal decisión, ya estaba alargando mucho la cuestión. Azula demostró esos niveles de locura más cerca del final del la serie, admito que me anticipé un poco, lo que sucede es que no pienso hacer un fic tan largo.

También está el asunto de los primeros capítulos, en lo cual también tienes toda la razón, no debí enfocarme tanto en esa parte, se hizo larga y tediosa y debí hacer que Trunks llegara más rápido al mundo de Avatar, lo que sucede es que este es mi primer fic y esos fueron mis primeros capítulos jamás escritos, así que entenderás la enorme inexperiencia. He tenido pensado hasta en borrarlos o colocarlos en uno sólo y más resumido, pero no he tenido tiempo, tal vez lo haga en diciembre con las vacaciones.

Ya respecto al segundo review: es cierto tu análisis de la manera en que Toph ve a Trunks, es un cariño diferente. Respecto a la batalla de Trunks y Azula fue muy breve pero por un motivo: recuerda que la diferencia de poder es abismal y a diferencia del encuentro de Trunks contra Katara o Toph, no estaba allí para dar una demostración o intentar no llamar la atención (como en el Estruendo Tierra), así que Trunks decidió actuar rápido, no detenerse en esquivar ataques sin hacer nada, fue en busca de Ty Lee y ya. Ya vendrá alguna batalla más larga, como la de Trunks vs Cooler, que si pondré con más detalle. No sé si has leído el tipo de peleas que escribo en mi otro fic, bueno, algo así puedes esperar.

Por último, el detalle de la invasión y todos los datos que pusiste al final pueden variar. Fíjate que decidí poner aunque fue muy breve a Jin, tal y como lo pediste jaja, pero hay cosas que no pueden ocurrir exactamente igual que en la serie, sino la presencia de Trunks es inútil. Por ejemplo, la invasión creo que cambiará respecto a cómo ocurrieron los acontecimientos del Libro Tierra, por la sencilla razón que vendrá una pelea de extraterrestres que habrá que ver cuánto daño al entorno genera. En conclusión, no puedo prometer colocar todos los elementos de la serie que mencionas, algunos se verán saltados por lo que te dije, pero no te puedo decir más detalles porque sería contarte lo que sucederá XD.

Mil gracias por tus entretenidos comentarios, llenos de muchos datos y opiniones, eso me ayuda a mejorar y tomar cierta reconsideración en algunos detalles, es decir, hasta me ayuda para escribir el siguiente capítulo jajaja. ¡Muchas gracias por todo!

Sayachica: Llevo mucho tiempo sin saber de ti, espero no te haya pasado nada malo. Había olvidado las habituales insistencias, reclamos y apuros en tu mensaje, pues el último que me mandaste imitando a Hinata fue mucho más tranquilo y relajado jaja. En fin, lamento mucho la tardanza, espero que estés bien y cuando puedas leas el capítulo. Me alegra que el anterior te haya gustado, sin mencionar que siempre me rio con lo que dices jaja, buena la comparación de la sartén de Milk y las espadas dobles de Zuko! Y si es verdad que te da una loquera como Azula ante la falta de actualización, mejor me dedico a escribir de por vida sin hacer más nada jajaja, después de todo eres de mi mismo país y no quisiera vivir la terrible experiencia de que me encuentres por allí… Bueno, como siempre te mando saludos y mis agradecimientos!

Pascualita Son: Hola, agradezco mucho tu primer review y que me comuniques que el fic te ha gustado tanto hasta el momento, de verdad me complace mucho saberlo. La amenza surtió efecto jaja, hizo que me pusiera las pilas para terminar de actualizar. Estuve últimamente muy ocupado, y si digo esto puede que más de uno me quiera matar, pero tenía el capítulo casi listo desde hace 15 días, me faltaba sólo un pedazo de la parte de Cooler, tratar de corregir los errores ortográficos que se me pasaran y escribir los agradecimientos. Tu amenaza fue de lo peor, porque no contenta con darme una tremenda paliza, ¿también te llevarás la comida? Jajaja. Tienes razón en que suelo actualizar más rápido el otro fic, pues tiene mayor demanda de personas que me leen y esperan otro capítulo, pero también sucede que este fic me cuesta más escribirlo porque aunque no lo creas, me cuesta unir más los detalles de un mundo y otro. Por lo menos Naruto y DBZ son animes, Avatar no es anime y eso le resta similitud al tipo de situaciones (humorísticas, peleas, etc). De verdad se me hace más fácil escribir el otro, con éste me he llegado a trabar en más de una ocasión. Nuevamente gracias por tu "pequeño empujón" jajaja.

Listo, trataré de no retrasarme tanto con el próximo capítulo. Agradezco nuevamente a todos. No se preocupen que no pienso abandonar el fic, tarde o temprano lo finalizaré.

Les recuerdo que cualquier duda u opinión me pueden dejar su review. Tengan en cuenta que el número no es lo que importa, sino que los reviews sirven como una guía para saber si las cosas se están haciendo bien o no, pues si no recibo ninguno por muchos capítulos es fácil interpretar que simplemente algo no está funcionando y la estoy cagando, o que los lectores han perdido el interés, cosa que podría retrasar aún más el retomar la historia por mi parte.

¡Saludos y cuídense!