Myouseki
Por Aomine Daiki.
II
Apretó los dientes lo suficientemente fuerte para que aquel quejido que subiera veloz por su garganta no llegara a los oídos de Shuuzou que le miraba despectivo desde arriba con las manos enrojecidas.
"Tch"
Shougo escupió, saboreando de inmediato el polvo del suelo en la punta de la lengua. Incorporándose con dificultad y sintiendo un ardor en el hombro derecho. Echándole un vistazo a su desordenada apariencia para después inclinarse y levantar su mochila.
"¿No pudiste esperar hasta llegar a cas-"
Un puñetazo en la cara le cortó lo mordaz y el cinismo a sus palabras. Pensando tras ello: "Mierda, no voy a poder tragar pastel, ¿sabes?". Sobándose la mandíbula, sintiendo todavía los nudillos de su padre impregnados en la cara.
"Mocoso imbécil, ¿cuántas veces necesitas que te reviente la boca para que aprendas a quedarte callado? Nadie quiere oír tus estupideces"
El tono de Nijimura parecía el usual, pero Shougo sabía que no era así. Su voz tal vez se oía normal, típica, con ese deje de hostilidad en su peligrosa gentileza. Más sin embargo la fuerza ejercida en los golpes y la curvatura como el cinismo en el rostro de su padre, eran lo que medían realmente su enojo. Entre más sobrado se mirara Shuuzou más molesto se encontraba.
Shougo se acomodó la mochila con pesadez en el hombro izquierdo, percibiendo la boca hinchársele presurosa. Maldiciendo el frío quemarle la cara roja. Su padre pasó a su lado sin verle pero agarrándole del cuello de la camisa desarreglada para arrastrarlo sin importarle lo más mínimo estrangularlo en el proceso. Y así, entre sus intentos por respirar y esos tirones, llegaron al estacionamiento donde Shuuzou lo soltó sin decoro y advirtiere lo siguiente: "Sí lo arruinas te mato, mocoso", a cierto volumen para que solo él oyera; Shougo no evitó sentirse con ganas de replicarle pero el sabor de su propia sangre, bajando por su garganta, le recordó que si hasta ahora tenía completa la dentadura se debía a que en ocasiones como esta a su testarudo cerebro le daba por guardar silencio, casi como si tuviera algún vago sentimiento de auto preservación muy adentro intentando activarse.
Volvió a sacudirse el uniforme antes de correr la puerta de la camioneta, ni siquiera intento mirar la parte frontal del vehículo, mucho menos el asiento del copiloto. Seguramente Ryouta ya se hallaba ocupando ese lugar como muestra de que el viejo confiaba más en ese sujeto de cara bonita que en él, el primogénito.
Allí adentro sus hermanos parecían entretenidos con sus cosas y nadie volteo a verlo por más de dos segundos. Shougo no odiaba a su familia pero tampoco es que le emocionara pasar rato con ellos. Sin pensarlo se sentó a lado de Satsuki que intentaba llamar la atención de Tetsuya, quien ocultaba caprichosamente la cara en el hombro de Daiki. La escena le hizo torcer la boca.
Tan típico, tan cada día.
"Tetsu-kun, estas galletas las hice especialmente por tu cumpleaños. ¿Te gustaría probarlas ahora?"
Satsuki destapó un refractario repleto de lo que parecía ser pan con forma de, ¿de qué?
"¿Y así quieres casarte?, dudo que el idiota que se junte contigo sobreviva el primer desayuno"
Lo soltó tal cual, tomando una de esas cosas para enseguida regresarlas sin delicadeza, como si no fuesen la gran cosa e incluso con una mueca de claro asco.
"¡Argh!, ¡no las toques!, son de Tetsu-kun"
"Blegh"
Provocando a Satsuki, haciéndola arrugar tanto la frente que daba la impresión de que se le rompería en cualquier instante.
"Shougo"
Pero su nombre heló la escena, su nombre pronunciado en un tono sedoso, suave y casi femenino fue lo que lo produjo. Las facciones se le endurecieron cuando identificó a la persona que le hablaba. Incluso se le quitó ese dolor palpitándole en la boca.
"Evita esa tonta actitud tuya. Es el cumpleaños de Tetsuya, así que no hagas nada que pueda estropearlo"
No contestó de inmediato, solo echó ligeramente la cabeza hacia atrás, escrutando con esos ojos grisáceos al enano que le hablaba en ese ritmo autoritario y sutil, pero sin preocuparse siquiera en ocultarle o disfrazar la hostilidad reflejada en aquella dual mirada en la que aparecía su agria cara.
"Relájate"
Sin dejar de verle le respondió, usando una modulación entre alegrona y despreocupada que deformó al final cuando le dijo: "Seijuurou".
Su pequeño hermano lo notó, joder que lo hizo y eso era justo lo que Shougo quería. Ese mocoso siempre tratándolo como un total imbécil, como un pendejo, a él, al mayor, al primogénito. Sí a Ryouta y a Satsuki no les importaba ser reprendidos por el mini elmo sadista era problema de ellos, no de él. Pero debía admitir que Sei tenía algo que siempre lo limitaba y hacía sentir amenazado, con tan solo sus 6 años.
Se dejó caer en su asiento, oyendo vagamente a Tetsuya consolar a Satsuki y seguramente acariciándole la cabeza como a un perro.
"No te enfades Satsuki-nee-san. Por las galletas muchas gracias"
"Tetsu-kun"
"Además tengo mucha hambre, así que..."
De repente un codazo en las costillas le hizo chirriar los dientes, Satsuki se había movido para estrechar entre sus brazos al cumpleañero, enternecida por esas palabras ñoñas antes dichas, importándole poco haberlo golpeado.
"¡Te amo, Tetsu-kun!"
Miró de reojo la cara sumamente alegre en su hermana contrastar con la morada del más joven que no mostraba resistencia alguna. Daiki que también los veía le arrebató el recipiente a Tetsuya, para probar una de esas cosas amorfas hechas por Satsuki. Solo le dio dos mordidas para enseguida escupirlas directo en el refractario junto a las demás.
"¡Yawk!, ¡qué asco!"
Satsuki no se percató de lo que estaba sucediendo, tampoco de cuando Daiki le ofreció el recipiente a Atsushi.
"Oi, ¿quieres?"
Atsushi les dio una pesada mirada para enseguida decir tajante: "No"; desviando los ojos y metiéndose una paleta a la boca.
"Deja eso"
Repentino, alguien más se unió a la escena y Daiki lo volteó a ver, con unos ojos peligrosos que su dueño no sabía poseía.
"No es tuyo"
E igual que Shougo no respondió de inmediato y cuando lo hizo, lo hizo de una manera peculiar. Daiki se desabrochó el cinturón de seguridad, sujetando en mano una de las galletas de Satsuki e introduciéndola a la fuerza en la boca de Shintarou.
"Sí tanto querías lo hubieras dicho, ¡he!"
"¡Idi-ugjadeoxjsn!"
Obligando a Shin a comerse esas porquerías, y fue justo allí que la cocinera se percató de lo que hacían con su creación. Relajando el abrazo, y dejando respirar de paso a Tetsuya, Satsuki pegó el grito en el cielo.
"¡Gyaaaa!, m-mis galletas, las galletas que hice con tanto esfuerzo"
"Satsuki-nee-san"
"¡Buaaaaa!"
Con ello el viaje se convirtió en una pesadilla. Y Shougo no logró suprimir la felicidad amarga que le cruzó por el pecho.
Shuuzou por su parte venía aguantando las ganas de parar el auto para bajar a esa manada de mandriles y darles una buena tunda.
¿Por qué no eran capaces de mostrar cierto atisbo de educación?, quizá la manoterapia no satisfacía ese aspecto de la crianza y optar por otra resolución ya no se veía tan descabellada.
Un grito agudo y repentino fue la última gota que derramara su paciencia, obligándose a orillar la camioneta para quitarse, iracundo, el cinturón de seguridad y correr la puerta trasera.
"Oi, espera, papá ¿qué vas-"
"No te bajes o a ti también te va a tocar"
"Co-mo tu digas"
Cuando lo hizo se topó con un caos muy elaborado. Allí estaban sus hijos, revueltos y por si ningún lado. Daiki tenía las manos ocupadas con el cabello de Satsuki y viceversa. Shintarou respondía con enojo las patadas de Daiki que no dejaba de tirar de Satsuki. Por otra parte Shougo reñía con tremendas carcajadas a Atsushi que molesto manoteaba y protegía sus alimentos. Y en mitad de aquello Seijuurou y Tetsuya, tomados de las manos, trataban de esquivar a sus hermanos recibiendo en el proceso un par de golpes y arañazos.
No cabía duda de que ella le había hecho entrega de una jauría de estúpidas hienas y no de unos adorables niños. Los ojos se agudizaron, e igual que un águila fijó a su primera víctima. Poco amable clavó las garras en el lomo de Shintarou para tirar de su chaleco.
"¡Suelta-"
La cría de inmediato renegó hasta que se percató de que se trataba de él. Respondiendo entonces con una grave palidez y cooperación inusual al momento. Nijimura lo sacó del auto, acomodándolo al lado derecho de la camioneta en unos gestos toscos, dejándolo ir para continuar con los otros. Y fue allí que Shin se reacomodó los lentes y sus ropas hechas un desastre. Mientras tanto Shuuzou metió las manos entre Satsuki y Daiki, separándolos al empujarles de la cara. Satsuki no tardó en detenerse a diferencia de Daiki que buscaba agarrarla de los cabellos otra vez.
"¡Déja-me, déja-, me las vas a-"
"Cierra el hocico"
Le tapó la boca, y tirando de ambos los hizo bajarse también. A Satsuki la ubicó a lado de Shintarou y Daiki del lado izquierdo. Ella intentó reacomodarse sus coletas, sollozando quedito, Dai por su parte maldecía en voz baja y pisoteaba reacio el concreto. Para el momento en que se volvió a Shougo éste le estaba dando de cocos a Atsushi que lo tenía prensado con los dientes de la mejilla. Tuvo que darle un pellizco suficientemente fuerte a Atsushi en el estómago para que soltara a su hermano, haciéndolo llorar con los labios apretados, las cejas curvadas y la frente arrugada. Shougo descendió por su cuenta, posándose a la izquierda pero a tres pasos de Daiki. Sin embargo el otro no se la puso nada fácil.
"Bájate"
"Hmph"
Empezando un nuevo berrinche al hacerse el difícil y no acatar sus mandatos.
"No lo voy a repetir chiquillo"
"Papá no es justo, odio a papá y no le voy a hacer caso"
"¿Qué mierda?, ¡bájate!"
Aferrándose de pronto a Seijuurou que seguía tomado de la mano de Tetsuya hasta que la actitud de Atsushi lo sorprendió, dejando ir a su hermano sin pensarlo.
"¡Ayúdame Seichin!"
"¡At-atsushi!"
"Uwah, no quiero, no quiero, papá da miedo"
"¡Maldito mocoso, te dije que te bajaras!"
Para no complicársela, tomó a ambos niños, sacándolos pegados. Seijuurou intentaba calmar a Atsushi que era el único chillando como si lo estuviera matando ya, y eso sería más adelante a decir verdad. Shuuzou se apoyó en el marco de la puerta, respirando profundo, mirando el techo de la camioneta. Sintiendo un disgusto profundo que en realidad tenía más pinta de ser una enorme desilusión que otra cosa. Dejó de apoyarse y justo en ese momento se topó con los enormes e inexpresivos ojos de Tetsuya, que quietecito lo miraba de pie aún dentro del auto. Nijimura no apartó la vista y así se quedaron un rato sin decirse nada hasta que dijo: "Ryouta"
"¿Si?"
"Llévalo a comprar una paleta o algo"
"Ok"
Ryota se bajó para sacar a Tetsu, extendiéndole los brazos para cargarlo.
"Ven, vayamos a comprar algo"
Pero una afable sonrisa no fue tan efectiva, al menos de forma inmediata. Sin embargo Ryouta consiguió que Tetsuya bajara por su cuenta y le diera la mano.
"Estaremos en aquella tienda"
"Cuando termine te enviaré un mensaje. No le compres porquerías como la última vez"
"¡¿Porquerí-, argh, como sea. Solo no los golpees demasiado. Andando, Kurokocchi"
Ryouta sujetó a Tetsuya de la mano para llevárselo, y este siendo prácticamente arrastrado no dejó de ver el rostro fatigado de su padre que se pasaba los dedos entre la cabellera parado en medio de sus hermanos.
"Bien"
Shuuzou les dijo, tensándolos a todos, excepto a Shougo que intentó inútilmente esconder su miedo.
"Les gusta joderme a cada rato, y les importa poco qué día es hoy"
"¡Papá yo no quería-"
Satsuki se adelantó apenada, todavía con los ojos llorosos.
"POR ESO"
Elevando la voz la calló de inmediato, sobresaltando a todos.
"Después de esto no les van a quedar ganas de volver a fastidiar nunca más"
Y dándoles una mirada recriminatoria Nijimura empezó con el castigo adecuado para esa panda de punks que tenía por hijos.
Mientras tanto Tetsuya seguía de cerca a Ryouta que no hacía más que meter alimentos poco saludables, y sea dicho de paso todos seleccionados en base a los gustos de su hermano, a la canasta que con dificultad sostenía.
"Este y este y este otro y este también"
Tetsu resignado e irritado pero sin exteriorizarlo optó por mirar a su rededor, topándose con otras cosas que captaban suficientemente su atención. A unos pasos de ellos se localizaba un estante de revistas y libros variados. Sin decir nada se acercó cargando a duras penas la canasta para dejarla a un lado de él cuando se paró frente a los libros. La vista se le llenó de inmediato con muchos de los títulos de aquellos textos, pero fue uno en especial el que más llamó su atención. Extendiendo la mano para alcanzarlo.
Sin embargo, no fue el único.
Una mano más también se había movido, chocando con la suya. Tras el contacto Tetsuya la retrajo, entristeciéndose aunque el semblante era el mismo inexpresivo de siempre.
"Ah, lo lamento"
La persona a su lado le dijo en un tono ligeramente hosco, parecido al de su padre, pero Tetsu supo discernir el verdadero sentimiento oculto detrás de esa disculpa un tanto seca. Negando con la cabeza y la mirada baja le restó importancia al asunto, dando por hecho que se daba a entender. El otro niño por su parte se le quedó viendo curioso, enarcando la ceja izquierda.
"Que niño tan raro. Su presencia es casi nula. No me di cuenta de que estaba allí hasta que nuestras manos contactaron"
Torciendo los labios y después de haberlo meditado le dijo:
"Puedes tenerlo"
El desconocido le alcanzó el libro y Tetsu lo miró largamente.
"Pero"
Renuente a aceptarlo.
"No importa. Tómalo"
Más sin embargo el otro niño empujó el libro contra su pecho dejando a Tetsuya con la única opción de aceptarlo.
"Gracias"
Con un pequeño asentamiento de cabeza agradeció el gesto. Abrazando posesivo el libro y marcando una vaga sonrisa en los labios.
"Por cierto, ¿vienes solo?, ¿dónde están tus padres?"
El niño alzó la vista, analizando el lugar en busca de su compañía, pero Tetsu se hallaba tan contento que no dijo nada.
"Este mocoso parece de ¿preescolar?, ¿qué clase de sujetos son sus padres si lo dejan solo y con una enorme canasta llena de- ¡¿DULCES?!"
Sorprendido al ver la negligencia con aquel pequeño, el niño hizo un movimiento de cabeza, invitándolo a seguirlo y agarrándolo de la mano de una forma un tanto brusca sin quererlo.
"Bien, ven conmigo. No puedes quedarte solo"
Tetsuya iba a decir algo pero no lo hizo, dejándose guiar por el otro niño sin soltar el libro que llevaba consigo. Por otro lado Ryouta seguí animado eligiendo mil y un cosas que serían cargadas abusivamente a la tarjeta dorada de su padre. Así que no se percató de que su lindo hermano menor se alejaba con un total extraño.
"¿Habanero o de especias?, ¿cuál será mejor?"
Sujetando en ambas manos un par de bolsas de papas fritas, Ryouta meditó profundamente para enseguida sonreír animoso y buscar ayuda diciendo:
"¿Tu qué opinas, Kurokocchi?"
Sin embargo para su mala fortuna Tetsuya no se encontraba a su lado, por lo que instintivamente su mirada empezó a recorrer cada lugar cercano a él. Desesperado, las facciones se endurecieron y Ryouta regresó las bolsas sin preocuparse en acomodarlas.
"¿Kurokocchi?"
Insistente empezó a llamarlo, dando enormes pasos, yendo de aquí allá, preguntándole a la gente con la que se topaba sin respuesta alguna. No quería perder la calma, pero ya lo había hecho.
"¡Maldición!"
Exasperado se apretó los dientes. Preguntándose mil cosas y pensando lo peor, deseando no haber sido tan idiota e irresponsable. ¿Qué le diría a su padre?, la verdad es que a Ryouta eso era lo último que le preocupaba, porque él, en su mundo, en su cabeza, aseguraba y creía que no existía persona alguna capaz de querer a Tetsuya como él lo hacía.
En su desesperación se topó con la cesta que llevaba Tetsu abandonada frente al estante de libros y revistas.
"Esta es la canasta que llevaba consigo Kurokocchi"
Aterrorizado y angustiado sus ojos viajaron rápidos en todas direcciones, reparando en el ala este del local. Allí se encontraba Tetsuya dándole la mano a un total desconocido.
Iracundo, Ryouta corrió hasta ellos, arrebatándole a ese sujeto su querido hermanito.
"¡¿Qué dia-"
Sorprendiéndolo.
"¡¿Quién diablos te crees llevándote los hermanos de otros?!"
Ryouta no le dio oportunidad al otro de siquiera saber qué estaba ocurriendo porque ya se hallaba gritándole fúrico. Ni siquiera se percato de que su enojo estaba lastimando a Tetsu al sujetarle tan fuerte de la muñeca.
"¡¿Qué preten-"
"¡Cierra la boca!"
Pero antes de que Ryouta pudiera continuar con su alegato ese sujeto le tiró un puñetazo directo a la cara, tumbándolo hacia atrás y sorprendiendo a todos, pero más a Tetsu que fue liberado por el sorpresivo golpe atestado.
"¿A-ah?"
Estaba desconcertado, en verdad que Ryouta lo estaba. Nunca hubiera esperado que algo como ello ocurriera. Incrédulo se llevó la mano a la mejilla, sin poder creerse lo sucedido.
"Cállate. Un tipo que no sabe cuidar apropiadamente de otros no tiene derecho de insultar a los demás. Tu hermano estaba solo, ni siquiera te diste cuenta hasta hace unos minutos ¿no?"
"Yo-"
Las palabras del individuo lo hicieron sentirse avergonzado, impotente, porque lo que él le decía era totalmente cierto.
"Lo traje aquí para que pudieran localizarlo lo más pronto posible"
Eso último le hizo ruborizarse, pero ello empeoró cuando Ryouta quizo agradecerle y ya más tranquilo volteó a ver a la persona que le hablaba.
Sintió como un rayo, helado y resplandeciente lo electrocutó. Frente a él se encontraba un niño, era un niño, más bajito que él, tanto que incluso Atsushi era más alto pese a estar en segundo grado. Quizás ¿cuarto grado? Pero ello no era lo más impactante en él sino sus grandes y expresivos ojos que le adornaban esas facciones adorables que poseía. Era extraño pero pese a su aspecto aniñado tenía un aura madura y parecida a la de su pa-
"¿Eh?, ¿a dónde vas?"
No se percató de que se había perdido en sus pensamientos hasta que vio al otro moverse con la clara intención de marcharse.
"¿Hah?"
Su pregunta no fue bien recibida y el niño así lo espetó al enarcar una de sus oscuras cejas.
"Espera, quiero disculparme por lo de hace un momento y agradecerte por haber cuidado de mi hermano"
Incorporándose rápidamente, le sonrío, tímido, apenado y un tanto animado.
"Por favor"
Le dijo cuando le extendió la mano, esperando ser correspondido. Sin embargo el niño solo se quedó observándole con esa mirada tranquila, estoica, para después girarse no sin antes decirle:
"No es necesario. Solo no lo vuelvas a perder de vista"
Eso lo destrozó, y en el momento en que le mostro esa delgada y pequeña espalda, Ryouta sintió la necesidad de detenerlo.
"¡Espera!"
Sujetándolo de la muñeca, importándole nada, ni la clara sorpresa de aquel niño que pronto frunció las cejas y trató de zafarse un par de veces.
"¡Hey, suéltame estúpido!"
El vocabulario poco lindo y la actitud arisca asombró a Ryouta, pero eso no hizo que lo soltara.
"Al menos dime tu nombre"
Enserio quería saberlo, por una rara sensación, por un motivo que más tarde sabría entender. Pero ahora era lo único que le importaba saber. Lo vio meditar un rato, torciendo la boca y despertando tras ese gesto un calor en el estomago que lo regocijó un poco. Cuando el niño pareció decidirse y abrió los labios, la voz de alguien más los distrajo.
"¡Ah, Kasamatsu, aquí estabas ¿eh?"
Y tras ello, el niño se liberó de su amarre, y Ryouta permaneció quieto. Desilusionándose en el instante en que se apartó de él sin siquiera voltear a verlo.
"Dijiste que estarías en la sección de revistas pero no te encontramos. ¿Qué haces aquí?"
Dos tipos se habían acercado a ellos. Llamándole la atención el hecho de que eran más altos que él y lucían mucho mayores. Cuando reparó en el uniforme que llevaban puesto se dio cuenta de que se trataba de estudiantes de secundaria.
"Estaba ayudando a un niño perdido"
"Que amable eres"
"¿Un niño?, ¿por qué no mejor una linda chica?"
"No digas idioteces"
Pronto engulleron al niño con su plática, dejándolo atrás. Observó cómo se alejaba, y Ryouta susurró el nombre bordado del lado del corazón en el chaleco de aquel chico de ojos azul metálico.
"Kaijou"
Su móvil empezó a vibrar y Tetsuya tiró de su pantalón.
"Ryouta-nii-san"
No le replicó, ni dejo de ver en dirección de donde se había desaparecido aquel hermoso niño. Sacando de su bolsillo el celular y respondiendo ausente.
"Ya vamos"
Tomó de la mano a Tetsuya, pagando el libro antes y dejando atrás todos los dulces que no necesitaba, ni hoy ni nunca más.
Al llegar al auto, Tetsuya se encontró con un silencio sepulcral. Cada uno de sus hermanos lucía demacrado, apático. Antes de subir esperó a que Ryouta le ayudara pero su hermano seguía con esa actitud ausente que adoptara desde que salieron del mini súper. La ayuda no llegó porque prácticamente Ryouta lo dejo allí para subirse de inmediato al frente con su padre en un gesto inusual. Así pues Tetsu se adentro por su cuenta, depositando primero el libro y luego el mismo. Una vez arriba Shougo corrió la puerta y su padre encendió el auto para ponerse en marcha.
El viaje transcurrió tranquilo, en un detestable silencio.
Tetsuya fijó la vista en la ventanilla todo el tiempo, viendo pasar el paisaje, reflejándolo en sus inexpresivas pupilas, aferrando inconsciente las manos al libro que obtuviera hace un rato.
Shuuzou alternó la vista del camino con la imagen de Tetsu fija en el retrovisor. Este no era el panorama ni la idea que armara desde un par de días atrás y refinara esa mañana.
Pero las cosas no eran sencillas, y a veces, o casi siempre, extrañaba la tranquilidad y vitalidad que las palabras de ella le dejaban.
El trayecto era el de siempre pero Nijimura podía asegurar que debido a la tensión instalada este se había alargado. Pero hubo un momento en que las cosas parecieron cambiar cuando a Tetsuya se le cayó el libro de las manos tras cruzar un bache.
"¡Ah!"
Daiki dejo su malestar para ayudar a su hermano, pasándole el libro.
"¿Baloncesto?"
Tetsuya asintió.
"Es increíble, ¿no?"
Y gracias a esas sonrisas sinceras entre ese par la pesadez del ambiente se desmoronó y sus pequeñas crías se animaron nuevamente. Shintarou intercambió opiniones sobre algo con Satsuki y Seijuurou se dejaba abrazar por Atsushi que hablaba del miedo que le tenía. Mientras Shougo dormitaba contra el vidrio.
"Hasta que le compraste algo útil"
"Aa"
Se lo dijo, pero Ryouta ni siquiera volteo a verlo, parecía ido, centrado en otra cosa y Nijimura pese a su curiosidad lo dejo ser. Sin saber que Ryouta había encontrado en un local localizado al norte de la ciudad lo que él 13 años atrás.
つつく…