!Hola! hace mucho tiempo que no publicaba un fic, y bueno, decidí comenzar a publicar este que originalmente fue el segundo fic que quería subir a FF pero no me gustaba como estaba quedando, entonces me tarde un poco más. Como dice el Summary, esta historia está ubicada después del duelo ceremonial, habrá un triángulo amoroso [YugixAnzuxAtem] y aunque se nota que soy fan a morir de revolution ( vean mis demás historias y se darán cuenta! jaja) cualquier cosa puede pasar ;) !Espero que les guste! y gracias a todos los que decidan leer esto y dejar un Review :)

nota: Ankh es la palabra Egipcia que significa "Vida", se representa con un símbolo idéntico a la llave del milenio de Shadi

igual, se que le cambié algunas cosas a la historia original, pero estos cambios tienen un propósito ;)

Yu-Gi-Oh! y sus personajes no me pertenecen


Capítulo 1

El luminoso color de la arena emitía un brillo casi insoportable debido al reflejo del fuerte sol de la media tarde sobre esta, además, aquel efecto combinado con la cristalinidad de sus lágrimas le provocaban una sensación de ardor en sus sensibles y cansados ojos. Anzu Mazaki, irritada, se limpió violentamente las lágrimas con el brazo; Después de todo, ella sabía que no tenía ningún sentido seguir llorando. En un intento de recuperar su fuerza y compostura, apretó contra la palma de su mano derecha el cartucho que tenía grabado el nombre de aquel muchacho que los había dejado para partir al más allá hace sólo unos minutos, respiró hondo y después levantó un poco la mirada y giró discretamente el rostro para observar a sus amigos y compañeros de viaje con los ojos aun ligeramente escondidos bajo sus flequillos.

A su derecha podía ver como los Kaiba se dirigían en dirección contraria a la de ella y sus amigos. Mokuba, que desde que habían salido del templo intentaba convencer a su hermano de tomarse unas cortas vacaciones para conocer Egipto, por fin se había salido con la suya y se despedía alegremente del grupo anunciando su cambio de planes y agitando los brazos mientras corría hacia su hermano que estaba enfrascado en una conversación vía celular… probablemente se comunicaba con Isono para que los fueran a recoger en su ubicación actual; Anzu agitó ligeramente su mano en señal de despedida hacia el pequeño, después su mirada se dirigió hacia el frente, dónde caminaban los Ishtar. Marik hablaba por el celular con alguien, al parecer estaba enfrascado en una conversación con una persona de la aerolínea para ver si era posible conseguir un vuelo de Luxor a Cairo y no tener que cruzar el Nilo en barco de nuevo; A la chica también le pareció escuchar como Rishid le preguntaba a Ishizu si debía acelerar el paso llamando al chofer de una vez, para ahorrar tiempo en caso de que Marik consiguiera un vuelo a una hora cercana. También escuchó vagamente cómo su hermana asentía rápidamente y comentaba algo sobre hacer unas llamadas para informar a la mesa de arqueología sobre el derrumbe "accidental" del santuario de Kul Elna y como consecuencia de esto la pérdida de los artículos milenarios; Al parecer no había razón para preocuparse pues Ishizu se imaginaba que los artículos desaparecerían al partir el faraón pues ya no serían requeridos, su tarea estaba terminada… El derrumbe era la coartada perfecta para explicar su ausencia, pues por lo que habían presenciado, la tableta de las memorias había caído a un abismo sin fondo, seguramente inalcanzable para cualquier ser humano… Aunque no cabía duda que los arqueólogos de campo harían todo lo posible por rescatar los artículos pensando que aún estarían al alcance bajo los escombros.

Los pueden buscar todo lo que quieran, pero definitivamente no los van a encontrar- reflexionaba Anzu- ahora están más allá del alcance de todo ser viviente…-

Cansada de escuchar sobre el tema, miró atrás, donde Otogi y el abuelo de Yugi discutían algo en voz tan baja que era inaudible para sus oídos, junto a ellos iba caminando Bakura, este no participaba activamente en la conversación, pero sus cansados ojos estaban enfocados en el rostro del abuelo de Yugi, se veía demacrado y caminaba sin ganas arrastrando los pies de manera que levantaba mucha arena, la cual se acumulaba en la parte superior de sus zapatos, pero al muchacho no parecía importarle.

La chica giró su rostro levemente hacia la izquierda y sus ojos se encontraron las figuras de Honda, Jonouchi y Yugi que se encontraban hablando en voz muy baja… al parecer el primero muy honestamente le hacía un cumplido a Jonouchi sobre las palabras que le ofreció a Atem antes de que este cruzara aquellas puertas. Jonouchi sonrió con tristeza y murmuró algo a ambos… Yugi sólo asentía, mirando el arenoso suelo como si fuera la cosa más interesante del mundo, los rastros de lágrimas en su rostro brillaban bajo los fuertes rayos de sol.

Anzu regresó su vista al frente y se fijó que los Ishtar se habían detenido unos cuantos metros delante de donde ella se encontraba, a la mitad de una callesita del pueblo donde se encontraban. Marik terminó su llamada por celular y le dirigió unas palabras a su hermana, quien se dio la vuelta para encarar al grupo, poco a poco todos se detuvieron al fijarse que los Ishtar tenían algo que anunciar.

Ishizu sonrió y dio un paso hacia el grupo de visitantes, comenzando con su mensaje- "Me alegra comunicarles que hay un vuelo disponible del aeropuerto internacional de Luxor a la ciudad de El Cairo a las 5:05 pm"- la muchacha miró su reloj rápidamente- "El chofer se encuentra cerca de aquí y ya está en camino, así que llegaremos ahí con tiempo de sobra"- ella los miró de nuevo- "Como aquel vuelo no era parte del itinerario original, los boletos quedan a cuenta nuestra…no se preocupen…"

- bueno, eso es mejor que viajar en aquel barco 8 horas de nuevo, eso traería recuerdos-pensó Anzu

Ishizu seguía hablando- "… su segundo vuelo saldría de El Cairo a las 7:30 pm con destino final a la ciudad de Tokio. No hay vuelos disponibles que tengan como último destino el aeropuerto de ciudad Dominó hasta dentro de tres días, pero debido a la cercanía de su ciudad con la ciudad de Tokio pensamos que no les importaría"-

El grupo negó con la cabeza y algunos se encogieron de hombros en señal de que realmente no importaba, la ciudad de Tokio estaba apenas a hora y media de ciudad Dominó si tomaban el tren, incluso, aunque fuera un poco más tardado, podrían tomar un autobús, llegar de Tokio a Dominó no era problema.

-"Otro detalle importante es que antes de llegar a su destino, el avión hará una escala en la ciudad de Beijing, por lo cual el tercer vuelo, es decir de Beijing a Tokio, está programado dos horas después de su llegada a China"- finalizó Ishizu

Honda y Jonouchi pegaron un grito de fastidio al unísono - "¡ESCALA!"- Los tres egipcios brincaron un poco del susto los miraron confundidos- "¡Esto será peor que el viaje de ida! ¿Podemos comprar comida antes?, moriremos de hambre antes de llegar a Dominó"- exclamó Jonouchi cayendo de rodillas al arenoso suelo mientras Honda lloriqueaba mordisqueando su puño derecho.

-¿Es enserio?- Pensó Anzu indignada. Por un momento la castaña pudo dejar de lado su dolor para reprender a sus amigos - "¡Ustedes son increíbles!"- gritó irritada, mientras agitaba los brazos en dirección a los dos chicos, lo cual logró espantar a Jonouchi quien dio un salto para atrás y cayó de un sentón en la arena, el impacto pareció bastante doloroso pues el rubio hizo una mueca y Otogi, quien estaba tras de él, lo miró un poco preocupado, tanto por el golpe como por el regaño de su amiga de ojos azules.

-"¿Es qué solo piensan con sus estómagos? ¡Acabamos de perder a un amigo aquí!"- apretó con fuerza los puños, haciéndose daño con el objeto de plata en su mano derecha- "¿o es que ya lo olvidaron?"- cerró los ojos por un momento. Jonouchi se levantó y miró a Honda con rostro de culpabilidad y después ambos miraron al suelo; no lo habían olvidado, claro que no, era doloroso para ellos, un muy buen amigo los había dejado …pero tenían la impresión de que para su amiga era mucho más doloroso; Aunque fuese extraño, Jonouchi era el que más se había fijado de las emociones que atormentaban a Anzu durante el duelo ceremonial, y sabía que la chica había aceptado el destino del faraón, pero no había sido fácil para ella decirle adiós.

Honda dio un paso al frente mirando a la chica, con ojos arrepentidos -"Lo siento Anzu"

- "Lo siento"- susurró Jonouchi, aun mirando al suelo.

Yugi miró con tristeza a su amiga y quiso decir algo pero antes de que tuviera la oportunidad, Anzu dejó caer sus brazos y abrió los ojos – "Los disculpo, ¡pero no deberían de ponerse así! ¡Todavía nos hacen el favor de ahorrarnos el viaje en barco, y nos invitan los boletos de uno de los vuelos, y ustedes se quejan!"- su voz se había compuesto, sonaba más como la Anzu de siempre. – "Es de mala educación"- terminó con una sonrisa, pero esta no llegó a iluminar sus ojos, y Yugi pudo darse cuenta.

-"Si chicos, compórtense"- agregó Bakura con voz tranquila

-"limosneros y con garrote"- comentó Otogi con los ojos en blanco

Yugi sonrió cansadamente- "Tranquilos chicos, no es para tanto… pueden comprar lo que quieran en el aeropuerto y dormir sin problemas en el segundo vuelo, ya lo saben"- después se dirigió a Ishizu- "Gracias Ishizu-san, espero que no sea mucho problema para ustedes pagar nuestros pasajes"- agregó Yugi sonrojándose un poco y haciendo una leve reverencia con su cabeza. La pelinegra aun miraba a Anzu, un tanto entristecida por su sufrimiento, pero rápidamente dirigió su mirada a Yugi y asintió. La egipcia estaba a punto de hablar de nuevo cuando Marik la interrumpió.

– "No es nada"- aseguró el menor de los Ishtar agitando una mano como no dándole mucha importancia al asunto- "Ishizu es la directora de la mesa de arqueología, una posición muy importante en el sector cultural de Egipto… uno de los privilegios de los que goza es que tiene muchas millas y descuentos en la aerolínea con la que sacamos sus pasajes, ya saben, por tener un cargo importante en el gobierno y eso "- Le lanzó una mirada traviesa a su hermana, quien le devolvió el contacto visual con un tinte de advertencia, pero al mismo tiempo de diversión. También se sonrojó por el cumplido de su hermano menor.

-"Impresionante, ¿no crees? "- susurró el abuelo a Bakura, refiriéndose a los logros de Ishizu, el albino asintió con la cabeza.

El grupo dio las gracias rápidamente mientras Rishid, quien aún sonreía debido a la interacción entre sus hermanos, les hacía una señal para indicarles el lugar dónde el chofer los recogería en unos minutos. Ya habían dejado atrás el casi deshabitado poblado que alguna vez había sido Kul Elna y se encontraban caminando sobre la acera frente a la autopista que los llevaría a Luxor.

Jonouchi y Honda fueron los primeros en sentarse en la larga banca de piedra en medio de la acera, seguidos de Yugi y Anzu que ya se encontraba un poco más tranquila, había logrado despejar su mente gracias al regaño que le había pegado a sus amigos… pero su mano derecha seguía asfixiando el cartucho que había pertenecido a Atem.

-"Ayayay Mi espalda ya no está en forma para estas aventuras"- el abuelo se quejó ruidosamente mientras Otogi lo ayudaba a sentarse en la banca junto a Anzu- "gracias Otog-kun"- dijo el viejo Sugoroku mientras respiraba ruidosamente y apoyaba sus brazos sobre sus piernas.

Yugi sonrió mirando a su abuelo- "Jii-chan… tú fuiste el que vino por tu cuenta en primer lugar"-

-"¡Sí abuelo!, ¡tú eres eterno! No me digas que recordar tiempos jóvenes aquí en Egipto te está desgastando"- agregó Jonouchi.

Todos rieron, los únicos que se mantenían pensativos eran Yugi, Anzu y Bakura… Yugi sabía la razón por la cual Anzu estaba muy callada y era muy parecida a la suya. Ellos dos eran los seres más cercanos que tuvo el faraón en la época actual, y probablemente eran a los que les tomaría más tiempo recuperarse de su partida; Pero había algo diferente en la manera en la que Anzu extrañaría al faraón, y se debía a una razón que para Yugi siempre fue bastante obvia… Ella albergaba sentimientos que iban más allá de la amistad por Atem, sólo que Yugi no sabía que tan profundos eran, o seguían siendo… ¿un simple enamoramiento juvenil?, ¿atracción?, ¿o tal vez amor de verdad?... era difícil de descifrar, ya que su amiga lo ocultaba muy bien, tanto así que lo más probable es que Atem jamás haya notado que la chica lo miraba con otros ojos, pero Yugi tenía la sospecha, de que el mismo Atem sentía algo por la castaña, Yugi nunca supo exactamente si eso que sentía el faraón era una amistad demasiado fuerte o algo más; aunque compartiesen pensamientos, si el faraón de verdad se proponía guardarse un secreto, lo lograba, su expresión era indescifrable y tenía una fuerza de voluntad prácticamente inquebrantable. Yugi entrecerró los ojos y pensó, -¿Qué hubiese pasado si Anzu hubiese confesado sus sentimientos? Esa parecía ser su intención anoche… ¿Qué respuesta le hubiese dado Atem?- ... Yugi ladeó la cabeza, mirando discretamente a la castaña… Definitivamente esa era una pregunta que se quedaría sin respuesta en esta vida; Además, probablemente Anzu llegó a la conclusión de que, fueran cuales fueran los sentimientos del faraón, lo más prudente era ocultarlos. Yugi sonrió, él en verdad admiraba a esa chica, ella sacrificaba su propia felicidad por el bienestar de sus amigos, ella probablemente pensó que estaba fuera de lugar expresar sus sentimientos hacia el faraón en aquellos momentos y prefirió guardárselos… - simplemente eres única- desvió su mirada de la figura de su amiga- espero que no te mantengas tan triste por siempre… Anzu… tal vez yo pueda ayudarte a superar esta pérdida tan difícil para los dos- pensó esperanzado, cerró los ojos y levantó la mirada, frente a él, mirando hacia un punto perdido de la ciudad que acababan de abandonar, se encontraba Ryo Bakura.

El albino miraba las calles de lo que alguna vez había sido el antiguo poblado de Kul Elna con una expresión vacía… este pueblo había sido el hogar del rey de los ladrones… quien aparentemente había sido un antecesor suyo, o al menos eso dedujeron todos, eso podía explicar la conexión tan fuerte que tuvo Ryo con la sortija del milenio.

- "Ryo, ¿Qué tienes?"- preguntó Yugi casualmente, llamando la atención de todos

- "Si viejo, estás muy pensativo"- agregó Jonouchi – "¿Sigues teniendo hambre? ¡Por que no eres el único!"

Honda rio entre dientes –"Jonouchi no sabe que significa pensar entonces para él estas muy extraño en estos momentos y su cerebro es incapaz de llegar a otra conclusión que no tenga que ver con comida"- agregó Honda palmeándole un hombro al rubio.

-"¿QUÉ DIJISTE?"- gritó Jonouchi amenazando a Honda con un puño, el castaño se echó hacia atrás y le sacó la lengua burlonamente.

-"¡Chicos!"- gritó Yugi, lanzándoles una mirada rápida y señalando a Anzu con un movimiento de su cabeza.

Bakura miró a sus amigos y sonrió levemente-"No es nada chicos"- comentó con voz bajita, por lo cual su afirmación no sonó muy convincente- "Es sólo que yo… no fui exactamente Yo por bastante tiempo… Si entienden a lo que me refiero"- miró hacia el suelo- "Me siento un poco perdido"- una sonrisa se dibujó en sus labios- "pero, ahora todo será normal"- su mirada se perdió de nuevo en un punto en el cielo. Los demás entendieron a qué se refería, por mucho tiempo Ryo tuvo miedo de lastimar a sus amigos contra su voluntad, por culpa del espíritu de la sortija del milenio, esa era la causa por la cual muchas veces el mismo decidía alejarse de su grupo de amigos, le preocupaba lo que pudiese suceder… Su relación con aquel espíritu no era como la relación de Yugi y Atem; Ryo no tenía ninguna clase de control sobre las manifestaciones de aquel lado oscuro.

El albino miró de nuevo a sus amigos, con expresión serena- "Todo terminó… es difícil de creer"

De una manera todos lo sabían, pero Ryo fue el primero en vocalizar aquel sentimiento. Todas las aventuras, todos los peligros… estaban en el pasado…Era como si al emerger de aquellas ruinas, ahora enterradas bajo las arenas de Egipto, hubiesen comenzado una nueva vida, una que prometía ser bastante normal.

-"Es verdad…" - comentó Jonouchi, adoptando una expresión seria, algo muy raro en el.

-"Eso suena bien"-comentó Honda- "No estaremos en peligro de morir cada cinco minutos por que a algún lunático se le ocurrió que quiere apoderarse de un poder antiguo… o alguien que quiere gobernar el mundo, o alguien que quiere destruir el mundo… ¡o lo que sea!"-

-"Bueno, no sabemos si a algún lunático se le ocurra eso de nuevo" - comentó Otogi con tono lúgubre- "podría pasar, hay locos por todos lados, sin ofender Marik"- continuó con una sonrisa traviesa y se encogió de hombros- "pero si sucede ya sería problema de otra persona, ahora somos chicos normales"

Honda se llevó una mano a la boca, se había olvidado de Marik por un instante- "Lo siento Marik"- se disculpó un segundo después con una risita nerviosa

Anzu miró con ojos cansados primero a Otogi y después a Honda como alertándoles de que se comportaran o si no después estarían en problemas. Otogi se estremeció y desvió la mirada.

Marik soltó una carcajada, si ya hacían bromas sobre eso, significaba que no le guardaban rencor, y estaba agradecido por eso… su vida había dado un giro de trescientos sesenta grados; Gracias a Yugi, al faraón y al apoyo incondicional de los chicos a los dos primeros, el lado oscuro de Marik había sido eliminado para siempre. El muchacho aún tenía pesadillas sobre su infancia bajo tierra en Egipto y sobre todas las cosas horribles que hizo con tal de conseguir el poder del faraón, pero sus hermanos lo habían apoyado para que tratara de superar el pasado y saliera adelante… su familia se había fortalecido y ahora ellos eran más cercanos que nunca, como una familia normal y Marik cada vez se sentía más como un adolescente y una persona normal. -"No se preocupen, no me ofendo"- contestó el menor de los Ishtar aun sonriendo.

Jonouchi se estremeció- "vaya amigos de verdad espero que este sea el final, ahora si nos pasa algo no tenemos al faraón que nos proteja…"- terminó su frase abruptamente, dándose cuenta de lo que había dicho, su mirada se tornó triste y escondió los ojos bajo su flequillo. Había sido lo correcto dejar a Atem seguir su camino, pero aun así… Era duro de asimilar, mucho tiempo el faraón simplemente estuvo ahí, no siempre era visible y muchas veces pasaban días sin saber de él, pero todos sabían que estaba ahí, con Yugi… cerca de ellos… Era duro aceptar que ya no volverían a escuchar esa voz que inspiraba tanta fortaleza en las demás personas.

Anzu abrió su palma, con algo de trabajo, pues apretaba con tanta fuerza el cartucho que sus dedos se habían entumido…acarició con su otra mano los jeroglíficos grabados en el pequeño objeto de plata, acto seguido se lo colocó rápidamente sobre el cuello sin decir nada y desvió la vista hacia el suelo al sentir como sus ojos se humedecían de nuevo.

En ese momento se escuchó la voz de Ishizu – "En lo único que tenemos que preocuparnos de ahora en adelante es en intentar seguir con nuestras vidas y dejar el pasado atrás, donde pertenece…" - su mirada se detuvo en Anzu, quien no la miró de regreso, pero de alguna forma pudo sentir que aquellas palabras iban dirigidas hacia ella.

Rishid caminó hacia su hermana-"Ishizu-sama, los vehículos están aquí"- El grupo miró hacia donde el corpulento muchacho señalaba. Dos camionetas cafés se orillaron frente al grupo.

Yugi saltó rápidamente de la banca, seguido de Anzu - mientras más rápido salgamos de aquí, más pronto podremos seguir con nuestras vidas- pensó la ojiazul. La castaña y Yugi subieron a la primera camioneta junto con los Ishtar.

Jonouchi les hizo una señal de despedida a sus dos amigos desde la acera. Anzu sonrió y gritó lo más animadamente que pudo- "¡los veremos ahí!".

Jonouchi sonrió ampliamente y después comenzó a quejarse por que Honda comenzó a empujarlo para que se apresuraran a abordar la segunda camioneta, en la que ya se encontraban acomodados Bakura, Otogi y el abuelo.

Mientras tanto, Anzu se acomodó en la esquina derecha del asiento de hasta atrás de la camioneta y soltó un largo suspiro- nos espera un largo viaje, ya quiero llegar a casa, todo aquí me recuerda a él… es como si todavía pudiese sentir su presencia, alrededor de mí, como si nunca se hubiese ido, y por eso duele aún más… porque la realidad es que el ya no está aquí, él está… -

-"Anzu"- Yugi la sacó de sus pensamientos, se había sentado junto de ella en el asiento del fondo- "oye"- descansó su mano ligeramente sobre la de la chica, ruborizándose un poco-"¿Estás bien?... uh"- negó con la cabeza- "esa es una pregunta tonta…"- él tampoco estaba bien, había algo dentro de su corazón que se negaba a aceptar la realidad, sabía que Atem ya no estaba con ellos, Yugi lo entendió desde que salieron de las ruinas aquellas, pero había una sensación en su interior que no encajaba… como si algo estuviese mal, ese sentimiento le causó un escalofrío al chico pero intentó reprimir el impulso para no preocupar a su amiga.

-"Yugi"- lo interrumpió la chica- "Tal vez ahora no, pero lo estaré… lo estaremos"- sus ojos aun le ardían a causa de su silencioso llanto, pero pudo dedicarle una leve sonrisa a su amigo y después desvió la mirada hacia la ventana de nuevo, el coche se puso a andar.

Flashback

El faraón caminaba hacia la puerta, ya abierta. Una luz cegadora envolvía su figura, dibujando un halo de luz alrededor de su cuerpo, visto desde la distancia, podría dar la impresión de que se trataba de un ángel o algo por el estilo… Era una imagen en verdad hermosa e impresionante para ojos ajenos, pero no para los amigos de aquel joven rey que, al cruzar esas puertas, dejaría de existir en el mundo de los vivos.

Yugi se cubría el rostro con un brazo, Anzu no podía decir con claridad si lo hacía porque la luz era tan intensa le lastimaba los ojos o porque quería ocultar sus lágrimas, probablemente la segunda opción, a él nunca le había gustado llorar frente al faraón.

Honda, Jonouchi… ¡incluso Ryo y Otogi!, todos lloraban, ¡pero claro!, era triste pensar que al cruzar aquellas puertas, Atem estaría muerto, realmente muerto, para siempre… así de sencillo.

Muerto…

Anzu no lo soportó más y dio un paso al frente

-"¡Faraón!, uh, quiero decir, Atem…"-el aludido se detuvo en seco, pero no dejó de darles la espalda- "yo sé que, necesitas ir al otro lado de esa luz, pero una vez que atravieses aquellas puertas… nunca podrás regresar"

Ella se imaginó que al faraón no le gustaban las despedidas, pues simplemente apretó los puños y bajó un poco la cabeza… tal vez él era increíblemente valiente, pero no podía encarar los rostros llorosos de sus amigo.

-"No lo entiendo, porque… Hemos sido amigos tanto tiempo… y de pronto… ¿Así como así te desvanecerás justo enfrente de nosotros?"- ella cerró los ojos, sus emociones ganaron aquella lucha en su interior entre mantenerse en calma y aceptar el destino de su amigo y dejar salir lo que realmente pensaba y sentía al respecto- "¡Simplemente no lo entiendo!"- continuó entre sollozos, tomó aire y apretó los puños y bajó un poco la mirada, tratando de tomar valor para poder verbalizar sus sentimientos… estaba a punto de continuar, pero…

-"Anzu"- resonó la voz de Jonouchi. Atem se viró un poco, pero no lo suficiente como para alcanzar a verlos, probablemente se había sorprendido por la intervención del muchacho… si el faraón planeaba contestarle aquellas palabras inconclusas a la castaña… nadie lo sabría nunca- "No necesitas entenderlo, solo acéptalo…"- Anzu lo miró sorprendida entre lágrimas. Jonouchi la miró dulcemente y continuó-"y graba todos aquellos recuerdos en tu mente, lo que has vivido con él… tus sentimientos… grábalos para que NUNCA lo olvides"- terminó su frase con voz afectada a causa de sus propias lágrimas y cerró los ojos.

Anzu bajó la mirada de nuevo, no encontró fuerzas en su interior para rebatirle aquellas palabras a Jonouchi, eran completamente ciertas, debía aceptarlo…

-"Anzu, Jonouchi"- era la voz de Atem, Anzu levantó la mirada, pero él seguía sin voltear a verlos…

-¡hey, otro Yugi!- Atem por fin miró sobre su hombro, en sus ojos podía notarse que se había sorprendido ante la mención de su antiguo nombre.

La expresión de Jonouchi se había compuesto, sonaba alegre y llena de vida como usualmente-¡aun si eres un rey, sigues siendo Yugi!...!Aun si pasan otros mil años, seguiremos siendo amigos!-

-Nunca olvidaré… nada sobre ti, Atem- agregó Anzu, fue tan sólo un susurró, dudó que Jonouchi la escuchara, y mucho menos Atem.

Atem sonrió ampliamente, esa sonrisa… jamás la volverían a ver, sólo en sus recuerdos. Por más que le doliera Anzu se obligó a mirarla y estudiarla cuidadosamente, se limpió las lágrimas para observarla bien, no quería olvidar nunca esa sonrisa

-¡sí!- fue lo único que dijo Atem

-Nunca te olvidaremos- agregó Yugi entre lágrimas

Y con eso Atem se volteó por completo hacia la luz de nuevo, extendió un brazo y alzó su pulgar, todos sonrieron entre lágrimas… era la señal usual de Atem cada vez que ganaba y la que usaba para darles apoyo cuando alguno de ellos tenía dudas, sin decir nada, aquella señal los hizo sentirse un poco más tranquilos, él estaría bien, y ellos igual, eso era lo que él quería trasmitirles con aquel gesto.

La luz casi lo envolvía por completo, en un abrir y cerrar de ojos, las ropas de Atem ya no eran el uniforme Azul marino de Yugi, si no que con una ondulación de la chaqueta, todo su atuendo se volvió el de un Rey Egipcio, las imágenes de las personas detrás de la puerta se hicieron aún más claras… su familia y amigos del pasado lo estaban esperando.

Algo pequeño y brillante impactó contra el suelo con un sonido metálico

Las puertas comenzaron a cerrarse

Anzu se movió involuntariamente hacia el frente, sus labios se separaron para llamar el nombre del faraón, pero Jonouchi la detuvo y negó con la cabeza, ella miró hacia el suelo, apenada por dejarse llevar por sus impulsos.

Justo cuando las puertas se cerraban con un estruendoso sonido, Anzu divisó aquel objeto en el suelo y lo identificó como el cartucho

Se soltó del agarre de Jonouchi de un tirón y corrió hacia el objeto

-¡ANZU!-

Lo tomó entre sus manos- ¿Por qué… no se lo llevó con él?- pensó con lágrimas en los ojos

De pronto, el lugar comenzó a temblar… Anzu ahogó un grito al sentir la tierra moverse y bajó la mirada, encontrándose con un suelo totalmente agrietado, frente a ella, la lápida milenaria se hundía lentamente en un agujero, llevándose consigo a los artículos del milenio.

-¡Anzu!, el lugar está colapsando, ¡tenemos que salir de aquí!-

En aquel momento no reconoció quien de sus amigos la llamaba, simplemente corrió con todas sus fuerzas hacia la salida, esquivando con agilidad los agujeros y llegando hasta donde estaban sus amigos, Yugi y Jonouchi la tomaron de los Brazos y por fin todos salieron a la superficie, sanos y sin lesiones ocasionadas por el repentino derrumbe. Anzu abrió su palma derecha y observó con cuidado el cartucho de plata que había logrado salvar, lo apretó de nuevo y cerró los ojos

-Atem…

Fin del flashback

Anzu intentaba ser fuerte… Yugi debía hacer lo mismo. Por su bien y el de todos, trató de ignorar aquella sensación extraña en su interior, seguramente era sólo nostalgia después de todo -"Sí"- respondió Yugi con voz potente, apretando la mano de la chica, a Anzu le llamó la atención el inusual tono de voz de su amigo; fijó su mirada en sus manos entrelazadas y después en el rostro de Yugi, quien sonreía confiadamente, esa expresión… era casi igual a la de Atem, desprendía la esencia de esa inquebrantable confianza en sí mismo, pero… le faltaba algo… - "lo estaremos"- agregó, su tono de voz tornándose aún más seguro y confiado.

Anzu sintió la sangre subir a sus mejillas, así que no dijo nada, sonrió y alejó discretamente su mano con el pretexto de acomodarse el cabello detrás de su oreja… después bajó la mirada hacia sus piernas sin dejar de sonreír… Yugi siempre había estado ahí para ella, era un buen chico, amable, fiel a sus amigos… y además, él la quería muchísimo, eso era más que obvio. Anzu recostó su cabeza contra el respaldo del asiento y enfocó sus ojos en la ventana junto a ella, primero miró su propio reflejo y después enfocó la vista en la abundante arena que se amontonaba fuera de la autopista, el coche avanzaba tan rápido, que los pequeños montes de arena parecían moverse junto con el vehículo, como si el desierto la persiguiera… como si no quisiera dejarla olvidar…. Se enderezó y miró de reojo a Yugi, quien tenía una expresión neutral y los ojos cerrados pacíficamente, y recordó las palabras del ojivioleta… -"sí… lo estaremos"- y en ese momento sintió que en verdad podría sobreponerse al dolor de aquella pérdida, y además pensó que tal vez… no ahora… eso no sería justo ni correcto para ninguno de los dos, tampoco mañana ni la próxima semana… estaba segura de que le tomaría más tiempo superar la pérdida de Atem… Pero, algún día… Tal vez, si el aún sentía algo por ella en ese entonces, claro… si así fuese, ella y Yugi podrían intentar ser más que amigos... Anzu suspiró – en fin, a ver a donde me lleva la vida ahora, pero Atem, pase el tiempo que pase, siempre tendrás un lugar en mi corazón…-


¿Que les pareció el primer capítulo? :)

Hasta la próxima!...