Capitulo 21 Epilogo
—Solo necesito que firmen aquí y serán oficialmente los padres de Chris y Alison—Jules les sonrió detrás de su escritorio en su oficina. Pearl se encontraba a un lado de ella mirando sonriente como la familia que ella vio nacer por fin era oficial a los ojos de la ley, aunque desde hace muchos meses atrás ya lo eran sin ocupar un papel de por medio.
Klaus tomo la carpeta que le entregaba Jules y después de leer el oficio lo firmo sin que temblara su mano. Se lo paso a su esposa Caroline, quien al encontrar la mirada de su esposo y luego voltear a ver a los niños que estaba jugando en la esquina, supo que esto era lo correcto y que ahí comenzarían una nueva vida.
Al igual que su esposo, sin titubear firmo la hoja. Jules volvió a tomar la hoja, la firmo y se la paso a Pearl quien firmo inmediatamente, su mano temblaba, pero no porque estuviera insegura, sino que las emociones la embargaban y no podía contenerse.
Después Jules volvió a tomar los papeles, los volvió a revisar y los dejo a un lado. Volvieron a hacer el mismo procedimiento pero ahora para poder adoptar a Alison.
Jules puso sus manos entrelazados entre las mesas y los miro fijamente. Luego de un rato, cuando los Mikaelson pensaron que había un problema con los papeles, vieron como una sonrisa se extendía por el rostro de Jules.
—Señor y señora Mikaelson—tenía que hacer el protocolo aunque fueran sus amigos —Ahora tienen dos nuevos integrantes en su familia. Alison y Christopher Mikaelson, muchas felicidades.
Jules les entrego los nuevos documentos en donde demostraba que ellos eran sus padres, tal vez no biológicos, pero eso no les impidió para que amaran a los niños con la misma o incluso más intensidad que los padres biológicos de sus niños.
—Gracias Jul.
Justo en ese momento el pequeño Tyson de tres meses de nacido, se despertó de su siesta en el hombro de su padre, sacando un bostezo que sonó como un quejido. Chris corrió hacia donde estaba su hermanito con Alison siguiéndole a trompicones.
— ¿Hola?, Papi ¿Ya se despleto?
—Oa. —Alison tomo la manita de su hermano, el bebé pronto enredo su manita en uno de los dedos de su hermana mayor.
—Parece que solo quiso saludar porque ya se quedó dormido otra vez, pequeño.
—Oww, no es pusto.
—Tranquilo, amor. Cuando lleguemos a casa podrás darle su biberón ¿Está bien? —Chris asintió y se alejó junto con Alison al rincón en donde antes estaban jugando —Muchas gracias, Jul y Pearl. Si eso es todo, nos retiramos y las esperamos en la tarde en nuestra casa en la fiesta de los niños.
—Así será, Klaus, Caroline. Muchas gracias por darles un hogar a los niños. Gracias.
Los cinco partieron del lugar, Klaus con el bebé en brazos y Caroline con cada uno de los niños en sus brazos. Amaba su nueva vida.
Después de llegar a casa, tal como Caroline le prometió a Chris, el pequeño ayudo a darle el biberón a su hermano mientras le cantaba una canción. Por su parte Alison también tomaba leche de su vaso especial, lista para irse a tomar la siesta.
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Cerrando la puerta de la habitación de Chris y Alison, Klaus empujo a Caroline contra la pared, tomo su cara entre sus manos y la beso.
—Gracias—le dijo Caroline, cuando Klaus empezó a atacar el cuello, Caroline se sujetó de sus hombros mientras movió el cuello para facilitarle el trabajo a su esposo.
— ¿Por qué?
—Por los niños, por nuestra familia. Por haber aceptado mis locas ideas precipitadas.
—Cariño, si no hubiera sido por tus locas ideas, Alison y Chris nunca nos hubieran encontrado.
— ¿Encontrado? —Klaus acarició las mejillas de su esposa.
—Eso es lo que creo, amor. Creo que… más que encontrarlos nosotros, ellos nos encontraron a nosotros. O no sé, tal vez los cuatro nos encontramos a nosotros mismos, pero de lo que estoy seguro es que… lo que somos ahora, ya estaba predestinado a ser, porque todo, desde el primer día se siente tan natural, ellos se sienten tan nuestros aunque no lleven nuestra sangre.
—Yo… yo también creo que lo mismo —Caroline asintió a las palabras de su esposo. Klaus le sonrió y limpio las lágrimas que estaban bajando por sus mejillas — Lo siento, no sé porque estoy llorando—una sonrisa surco de su cara.
—Esas amor, son lágrimas de felicidad —Klaus la acerco a su pecho y la abrazo por unos segundos —Vamos, te acompaño a darte un baño. —Le susurró al oído coquetamente y tomo la mano de su esposa.
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—Mami, ¿Po qué nos vestimosegantes? —Caroline abotonaba la camisa de cuadros de Chris, ambos estaban en la habitación del pequeño. Su princesa y el pequeño Ty ya estaban en el primer piso volviendo loco a su padre.
—Porque hoy es un día especial —Caroline le sonrió a su hijo mientras peinaba el flequillo de su cabello hacia la derecha para poder peinarlo.
— ¿Es mi cumpe ya?—brinco emocionado en la cama.
—Cuidado, no te vayas a caer, amor. Y no aun no es tu "cumple" fue hace pocos días ¿Recuerdas?
—Queyo ota fieta— el labio inferior de Chris sobresalió. Hace dos semanas había sido el cumpleaños de Chris, a él le había encantado su fiesta pues había sido en su nueva casa, un payaso y un mago asistieron, también había animales bebés y por supuesto una mesa de dulces.
Asistió toda su familia, la señorita Jules (como él le decía), sus compañeros de la escuela y su maestra Abby, también todos los niños de la casa hogar donde trabajaba Pearl. Se divirtió como nunca en su vida, fue la mejor y única fiesta que había tenido.
Por eso cada fin de semana, sin falta, preguntaba a sus padres si era su cumpleaños de nuevo.
—Bueno, aunque no es una fiesta de cumpleaños, es una fiesta en tu honor y de Alison.
— ¿Hobor?
—Honor, bebé. Estamos celebrando que papá Klaus y yo seremos sus padres por siempre y que ahora nadie nos podrá separar jamás.
—Eso ya lo sabía, má—Chris rodó los ojos— Tu yaeés mi mami y papi es mi papi —puso sus manitas en la mejilla de Caroline.
—Me alegro mucho que lo sepas, cariño. Te amo—Caroline giro su cabeza y dejo un beso en cada uno de las palmas de Chris.
—Yo tambén te amo, mucho.
La recepción fue pequeña, solo para la familia y los amigos más allegados. Todos estaban contagiados de la felicidad que embargaba la casa Mikaelson-Forbes. Aunque al principio Chris se desilusionó porque no hubo regalos y payasos, al final se divirtió de lo lindo con sus abuelos y tíos.
El timbre de la puerta levantó a Caroline de su reparador sueño, se estiro en su cama y volteo a su lado esperando a encontrar su esposo, pero no estaba ahí. Se sentó en la cama y se pasó las manos por la cara. Aun se sentía cansada de emociones de la noche pasada en la fiesta que se celebró en su casa.
Estaba a punto de caer dormida cuando el timbre de la puerta interrumpió que sus ojos se cerraran. Con pesar se levantó de la cama y bajo al piso inferior. Se sorprendió de no encontrar a nadie en casa, pero encontró una nota en el refrigerador de parte de Klaus diciéndole que iba a salir con los niños.
Negó con la cabeza pensando en la aventura que debería estar viviendo tratando de controlar a tres niños pequeños. El timbre de su puerta volvió a sonar y se acercó a a la mirilla para revisar quien era. Desde el incidente siempre lo hacía. Reconoció un cabello rizado pelirrojo de mujer.
Abrió la puerta despacio sin quitar la cadena que aún lo mantenía cerrada.
La mujer al escuchar el ruido de la puerta abrirse, se volteó y le sonrió a Caroline.
—Hola tú debes de ser Caroline.
—Si ¿Usted quién es?
—Soy Victoria Donovan, vengo a…
—De ninguna manera—Caroline la interrumpió —Señorita, no estoy para bromas—Caroline cerró la puerta y se recargo contra ella. Se resbalo contra ella y empezó a temblar. No, esto no debería estar pasando, ella… ella estaba muerta. Se sentía helada y necesitaba respirar, o mejor aún, necesitaba asegurarse de que aquello no era más que un sueño o en su caso un pesadilla de terror.
Por favor, que desaparezca, por favor.Caroline rogaba. Era ella, yo sabía, había visto fotos de aquella mujer.
Unos nudillos en la puerta no se hicieron esperar, Caroline grito del susto y tapo sus orejas y cerro sus ojos.
—Caroline, sé que estás ahí.
— ¡Largo!—por favor, por favor. Quiero despertar.
—Oye solo vengo en son de paz, necesito hablar contigo.
— ¡No! ¡Largo de mi casa o llamare a la policía!
—Antes de que te vuelvas locas, quiero decirte que esto es un sueño—le dijo tras la puerta.
— ¿Qué? —Caroline levanto la cabeza y brinco al encontrarse frente a Victoria sentada en el piso de manera india. — ¡Ah!
—Vale, lo siento por entrar sin permiso.
— ¡Oh dios mío, esto no es real!
—Ya te dije que no lo es —Victoria le sonrió. Caroline la miro entre sus pestañas. Era la Victoria de las fotos, pero no se parecía nada a ella, su piel era más blanca aun, su cabello más largo, sin contar que portaba ropa limpia y a la medida, pero sobre todo, lo diferente era su sonrisa y el brillo en sus ojos.
—Si esto no es real ¿Qué haces aquí? —Caroline le pregunto temerosa.
—Solo vengo a agradecer.
— ¿Agradecer?
—Así es, Caroline. Gracias por cuidar a Chris y Alison, por darles el amor y la seguridad que yo no les pude dar—la cara de Victoria se ensombreció— Sé que no fui la mejor madre, no los cuide como se merecían y los entregue a un hombre que los maltrataba física y emocionalmente.
—Diste tu vida por ellos—Caroline miro a Victoria a los ojos. Victoria rio sin humor.
—Tal vez, pero tarde demasiado tiempo en darme cuenta que estaba haciendo las cosas mal. Mírame donde estoy —Victoria suspiró.
Ambas se quedaron sumidas en sus pensamientos.
—Eras una niña, una niña que creció demasiado pronto y se sujetó a la primera tabla, que creyó que era de salvación para no ahogarse ella misma.
—Gracias por el voto de confianza. Sabía que ustedes serían unos grandes padres para los niños. Ambos los aman y sé que ellos también lo hacen.
—Yo los amo… como si fueran mis hijos.
—Y lo son. .. Yo… solo quiero pedirte un favor.
—Adelante.
—Solo háblales de mí —No importa si me llegan a odiar. Solo quiero que sepan que los estaré cuidando desde mi nuevo hogar. Y que me perdonen. ¿Podrías hacerme ese favor?
—Por supuesto Victoria, nunca podría negarte ese derecho.
—Gracias Caroline. Sé que quieres mucho a los niños, sé que los cuidaras con todo tu corazón.
—Te prometo que lo haré, será con todo mi corazón.
—Estoy segura que ya lo haces —Victoria le sonrió —Por ahora me tengo que ir, esto era todo lo que necesitaba para poder descansar en paz, agradecerte. Dile a los niños que siempre los quise y aún en donde quiera que este, los seguiré llevando en mi corazón.
—Tenlo por seguro Victoria.
Lo último que vio Caroline antes de despertarse, fue la sonrisa de Victoria y unas cuantas lagrimas saliendo de sus ojos.
Por extraño que parezca, ella también sentía una calma infinita en su interior. Como si el ciclo estuviera finalmente cerrado.
Caroline se giró a su costado y se encontró a sus tres hijos y a su esposo dormido plácidamente. Sonrió con la escena.
—Gracias.
Susurro con agradecimiento a la vida antes de volver a caer en un sueño profundo rodeada de su familia.
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FIN
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