Advertencias:

*Pueden morir de una sobredosis de ternura (?).

*Baby Kuroko y Parents GoM.


~ Step by step, a family ~

...


—Aquí dice que por cada treinta mililitros se debe agregar una cucharada de leche —Midorima Shintarou alejó la mirada del libro en sus manos y la fijó en un Aomine Daki con un biberón en manos —. El doctor dijo que empezáramos por darle sesenta mililitros por toma, así que tienes que agregar dos cucharadas nanodayo.

— ¡Como si fuera tan fácil! —exclamó el peli azul mientras trataba de verter la leche en polvo en el biberón.

—Por supuesto que lo es, son matemáticas básicas, Aomine —el peli verde se ajustó las gafas.

— ¡Entonces ven aquí y hazlo! —replicó una vez más el ganguro.

—Es tu tarea, yo me encargó de que lo hagas adecuadamente.

—¡Adecuadamente y una mier..!

—Daiki, el lenguaje —la firme voz de cierto capitán pelirrojo lo hizo callarse de golpe —. Y apresúrate con eso, Tetsuya debe comer a la hora indicada.

— ¡Ya lo sé!

Y mientas Aomine y Midorima seguían con su faena en la cocina, Akashi Seijuurou se mantenía sentado en el sofá de la sala con un pequeño y hermoso bebé en brazos. El pelirrojo lo mantenía acunado suavemente y con cuidado mientras el mismo bebé mantenía sus grandes ojos azules fijos en el rubio frente a él.

— ¡Mira aquí, Tetsuyacchi! —canturreaba Kise Ryouta moviendo un par de peluches en sus manos —. ¿Quién es un bebé lindo? ¡Tú lo eres! —arrullaba con voz suave e infantil, encantado con el pequeño ser frente a él.

—La cuna esta lista, Aka-chin ~ —anunció lánguidamente Murasakibara al momento que entraba a la sala.

—Muy bien, Atsushi —asintió complacido.

—Tet-chin es tan pequeño y la cuna tan grande ~ —dijo mientras se acercaba y tomaba una de las manitas del bebé con suavidad.

—Así es como se supone que debe ser —respondió Akashi.

— ¡Y no importa porque vamos a llenar de peluches su cuna! —anunció el rubio —. ¡Tetsuyacchi tendrá muchos amigos con los que jugar!

—No es recomendable que tenga tantos juguetes en la cuna —Midorima salió de la cocina a paso tranquilo señalando el libro, el mismo que se había convertido en su biblia desde la aparición del bebé peli azul.

—Que aburrido eres, Midorimacchi —Kise hizo un puchero.

—Daiki ¿Dónde está ese biberón? —demandó el pelirrojo.

— ¡Ya va! —Aomine lanzó un grito tragándose las groserías, al parecer se había quemado —. ¡Caliente ¡Esta demasiado caliente!

—Ponlo en agua fría, Mine-chin —el peli morado se acercó a ayudar.

Por fin, después de algunos minutos más, el biberón fue dispuesto entre los labios del bebé. Los cinco chicos lo veían atentos, esperando la acción.

—No está haciendo nada —dijo Kise con preocupación.

—Ah no, ahora se lo toma —Aomine frunció el ceño —. No estuve a punto de morir por nada.

—No seas exagerado, Mine-chin ~ —dijo en mordiscos Murasakibara, quien tenía la mirada fija en el bebé.

—El libro no dice nada de esto —Midorima comenzó a hojear en busca de más información.

—Solo debemos darle tiempo, Tetsuya lo averiguara —dijo Akashi y como si fuera magia, Tetsuya empezó a succionar el chupón y la leche fue bajando poco a poco —. ¿Ven?

Los otros cuatro observaban maravillados, como si fuera algún nuevo movimiento de baloncesto. Al cabo de un rato el biberón estaba completamente vacío.

—Ahora necesita eructar —anunció el peli verde.

—Yo me encargo —con cuidado, Murasakibara tomó al bebé de brazos de Akashi y procedió a recostarlo contra su hombro, y comenzó a frotar de arriba abajo y con suavidad en la pequeña espalda.

La habitación quedó en silencio mientras el gigante frotaba la espalda de Tetsuya con suavidad.

— ¿Están teniendo segundos pensamientos? —inquirió Akashi, decidiendo que era demasiada tranquilidad tratándose de sus compañeros.

Negaron con la cabeza y Aomine fue el primero en hablar.

—Solo estoy maravillado de lo pequeño que es y… —hizo una pausa y se rascó la cabeza con nerviosismo —. Y que es mi hijo.

—Es nuestro hijo —intervino Midorima y desvió la mirada — Solo para aclarar, y no es que importe.

Un tsundere incluso en esta situación.

— ¡Tetsuyacchi es nuestro hijo, Aominecchi! ¡De los cinco, que no se te olvide! —exclamó Kise, y pese a su voz chillona, sus ojos mostraron la seriedad con que lo decía.

—Así es —acordó Akashi, pasó su mirada de sus compañeros al pequeño Tetsuya —. Tetsuya es nuestro; nosotros cinco, sin distinción, somos sus padres.

Y ahí estaba esa palabra. Padres.

Ellos cinco se habían convertido en padres de un precioso bebé. Con diecisiete años y pese al miedo, incertidumbre e inconvenientes que la responsabilidad acarreaba, cuando veían al pequeño ser de brillantes ojos azules, lo único en lo que podían pensar era en amar, cuidar y protegerlo a él, a su bebé.

Su hijo.


Todo había sucedido tan de repente. Los integrantes de la Generación de los Milagros se encontraban en su práctica de baloncesto cuando una llamada, desde el hospital central, les llegó a sus respectivos celulares.

En un instante se disculparon y salieron apresuradamente hacia al hospital. Ninguno comentaba nada, solo siguieron y llegaron juntos. Los dejaron con la incertidumbre en la sala de espera por un tiempo hasta que un doctor apareció.

— ¿Akashi Seijuurou? —llamó y de inmediato el pelirrojo se levantó de su asiento y se acercó.

—Soy yo.

El doctor asintió y continuó llamando los nombres de los otros cuatro prodigios. Todos se vieron sin comprender, pero atendieron al llamado.

—Dejaron esto para ustedes —dijo mientras sacaba un sobre blanco de su bata y se los tendía.

Akashi fue quién lo tomó, para molestia del resto. Sacó la carta y procedió a leer, su expresión no delataba nada, ni un indicio de lo que pudiera decir; tras unos segundos levantó la mirada y pasó el papel a Midorima. El peli verde entendió y procedió a leer el contenido en voz alta:

A Akashi, Midorima, Aomine, Murasakibara y Kise.

Lamento que las cosas sucedieran de esta manera. Lamento no haber aclarado las cosas con ninguno de ustedes y lamento si los he lastimado.

El bebé es suyo, de uno de ustedes. La vedad es que no sé quien de ustedes cinco es el padre, así que dejaré esto en sus manos.

Su nombre es Tetsuya. Es lo único que me he permitido darle, no puedo dejar de lado mis sueños ni mi futuro. Dejo a este niño en sus manos.

Una vez más, lo siento.

Kuroko Fuyumi.

Un pesado silencio se instaló tras el término de la carta. Los cuatro se vieron con claro enojo.

— ¿Ustedes y Fuyumi…

—Eso no importa ahora —la voz de Akashi atrajo su atención, no esperó reacción alguna y en cambio se dirigió al doctor —. ¿Dónde está el bebé?

El hombre centró su atención en el pelirrojo y asintió —. Por aquí —los guió por un par de pasillos hasta que llegaron a los cuneros. —. Está ahí —señaló un cunero cerca de la ventana.

En realidad, no hacía falta que lo señalara. Los cinco pudieron identificarlo a la perfección, la mata de cabello azul claro era inconfundible y tal parecía que había heredado los rasgos físicos de su madre.

Los cinco prodigios se acercaron al ventanal en un intento de observar más a detalle a la pequeña criatura que bien podría ser su hijo.

—Así que… —el doctor llamó una vez más su atención, un tanto incomodo por la magnitud de la situación —. ¿Quién es el padre?

El silencio llegó una vez más, los cinco chicos se miraron y en un arranque intempestivo reclamaron su derecho.

— ¡Soy yo! —Aomine dio un paso al frente.

— ¡No es así, yo soy el papá! —Kise movió los brazos de un lado a otro, como si con eso diera peso a su afirmación.

—No digan tonterías, es claro que yo soy el padre nanodayo —Midorima se acomodó los lentes.

—Todos son unos mentirosos ~, yo soy el papá de Tet-chin —Murasakibara se acercó amenazante al doctor, presionando a que desmintiera su declaración.

— ¡¿Tet-chin?! —exclamaron en completa indignación los otros tres.

—Suficiente —Akashi los encaró —. Solo hay una manera de aclarar esto.


Y así es como, una prueba de ADN y una extrema charla después, tenían un bebé a su cuidado.

Eructo de bebé.

—Listo ~ —Murasakibara parecía satisfecho con su trabajo.

—Algo huele mal —señaló el peli verde.

—Parece que Tetsuya necesita un cambio de pañal —Akashi levantó una ceja notando el abultamiento en el pañal.

Y esa fue la señal para que empezaran a huir.

—Si —Aomine arrastró la palabra —, yo tengo que limpiar la cocina —y con eso dicho corrió al lugar, mil veces limpiar leche y lavar trastes que incursionar en lugares sombríos.

—Hay libros que aún debo comprar —y Midorima salió dignamente, pero no es como si estuviera mintiendo; aún había una cantidad de libros sobre paternidad que debía conseguir.

—Ryouta, hazte cargo —y ante las palabras del pelirrojo, el gigante procedió a colocar con cuidado al pequeño Tetsuya en brazos de un rubio conmocionado.

—Aquí tienes, Se-chin.

— ¡Eh! —reaccionó por fin —. ¡Esperen! ¡¿Por qué yo?! ¡Akashicchi! —se quejó.

—Tú querías pasar más tiempo con Tetsuya, ¿no? —el pelirrojo caminó a paso tranquilo fuera del lugar, seguido del peli morado —. Tómalo como tu tiempo especial con él.

— ¡Yo no me refería a esto! —pero sus gritos no servían de nada, todos lo habían dejado a solas con Tetsuya y el pañal infernal.


N/A: Ok... se que algunas querrán matarme(?)

Como pudieron darse cuenta, aquellas personitas que leyeron la antigua versíon de este fic, todo a cambiado por completo. La verdad es que, con la versión de antaño, me había apresurado demasiado al punto que ya no sabía que rayos estaba haciendo; en un principio quería escribir sobre la GoM y Kurokin con niños de por medio, pero teniendo una línea de romance... y la verdad yo no soy tan buena en ese tema, además de que ya estoy escribiendo un par de historias en donde abarcaré esas relaciones.

En fin, solo quiero pedir una disculpa por el cambió y espero entienda mi mente voluble. Pero prometo que ya no habrá mas sorpresas de este tipo. ¡Es más! Puedo decir que ya tengo planeado el curso completo de esta historia.

Espero le den una oportunidad. Nos leemos en el siguiente!

¡Reviews!

P.d. Fuyumi es una bitch.