¡Feliz 2019! ¿Cuántos años van de que empecé a escribir esta historia? La verdad es que no tengo ni la más mínima idea, pero ni hablar, ya terminamos la segunda temporada. ¡YAY! Bueno, realmente las tramas de las temporadas acaban en el Capítulo 11 de cada Temporada, siendo el capítulo 11 el que pone fin a las acciones del antagonista. El capítulo 12 por otra parte, siento que quiero conservar la bonita tradición de los capítulos de relleno, jajaja, bueno no exactamente de relleno, pero sí otro tipo de capítulos, solo basta ver el título para comprender a lo que me refiero. En fin, espero lo disfruten, y sepan que continuaré utilizando esta fórmula.
BlackDaimonia: Cuando me mencionan a las foas retrasadas me acuerdo de Buscando a Dory y la foca esa que no la dejan subirse a la roca, jajaja. Rea agradece tu perdón, pero el capítulo anterior es su salida de la historia, a menos en las próximas temporadas, esperemos que se la pase bien en sus vacaciones. Y bueno, que bien que te engañé con el Santa, valió la pena. Vaya, no sabía que Saga y Kaon y sus parejitas iban a hacer tanto impacto, veré como las uso más.
jazsmith: No creo que mi historia sea perfecta, pero gracias por la mención, está tan larga que a veces dejo a personajes en el olvido y se me olvidan pedazos de la trama y termino inventándome cosas que no había pensado antes porque se me olvidó la idea original, pero hago lo que puedo. Resumidamente comprendo que te agradaron todas las parejas doradas, la de Dohko y Xiaoling me parece muy difícil de tratar, pero veré como lo hago poco a poco. Gracias por las felicitaciones, el año no ha empezado exactamente bien pero no me quejo, mejorará.
dafguerrero: Ya vi que andas en Europa, si vas a Inglaterra me mandas fotos, las necesitaré, es broma, es broma. No cantes victoria con tus deducciones que todavía podría trolearte, bueno no, si hicieron travesuras Milo y Saori, que alguien escriba el gaiden porque yo no. Lo del compromiso con Julián lo estoy rezagando (porque ni idea de cómo lo voy a manejar), pero creo que puedo hacer que sea tema de la tercera temporada de alguna manera. Ya veré Santia Sho, ¡Cuando tenga internet! (Leer con voz de papá de Timmy Turner). Por lo que leo también, en resumidas cuentas, disfrutaste de todas las parejas, pero más del Panshura. Te adelanto que la tercera temporada tendrá más de Panshura y de Camushil o como se diga que de las demás parejas, al menos ese es el plan, una guerra campal interminable, muahahahaha.
reyna lisset: Jajaja, no te voy a escribir mini historias por cada palabra que me hace reír que me escribes, pero gracias por el cumplido. No mientas, si te sorprendió que era Tatsumi, jajaja, y perdón por lo de Shaka, pero hay ideas que por más que me las pidan no las puedo desechar, lo de Shaka y su ceguera es importante para la evolución de su relación, digo, ya enserio, ¿cómo pones a Shaka en una relación amorosa? No es fácil, ocupaba un móvil. Y yo creo que todos de niños buscábamos nuestros regalos de navidad o esperamos a Santa en el árbol, jajaja. ¿Quién será ahora el mal de la historia? Los últimos párrafos de este capítulo lo dicen. ¿Qué pasará con Cronos y Rea? El primero vive con mucho estrés, la segunda está de vacaciones, pero te agradece con una carta desde Mazatlán el que la hayas perdonado. Tatsumi regresó Japón, pero ahora está en Mazatlán, sirviéndole una piña colada a Rea, su nuevo trabajo es como mayordomo personal de Rea. ¿Qué pasa con el prometido de Hilda? Pues su vuelo se retrasó por la nevada, pero ya casi llega. ¿Qué pasa con Pandora y Shura? Sus nuevos postres favoritos son las rosquillas. ¿Qué harán para quitarse a Radamanthys de encima? Mandarlo a comprar rosquillas. Jajaja perdón si te contesto así, pero es que no te puedo revelar esas cosas de la trama. Y pobre de tu madre, ya me la imagino con cara de: "estará comprando drogas".
TsukihimePrincess: Indirectamente Saoi fue la mente maestra, pero el crédito es de Mii por contrselo a Rea, y de Rea por sacar parte del fondo de la fundación Graude para hacer los teléfonos, y dárselos a Tatsumi, ese es el resumen, y por cierto, Saori terminó reponiendo ese dinero con lo que le da Cronos de Domingo. Espero disfrutes este capítulo.
Isa scorpio: Me gusta dejar las historias abajo del árbol el mismo día de Navidad pero caí en la tentación. La edad no les preocupa mucho a los protagonistas, les importaba la auditoría, ahora que esta terminó, ya pueden darse más libertades, y comenzaremos a verlas en la temporada 3. Creeme que de verdad planeaba trolearlas a todas pero ni yo puedo ser tan cruel, no te preocupes, siéntete orgullosa de tu mente perversa (turn down for what). No puedo contestarte de las citas porque podría arruinar la trama, pero por lo menos en toda la tercera temporada estas son las parejas oficiales, tú tranquila. También te puedo decir que las parejas estelares de la tercera temporada son Camus/Hilda, Shura/Pandora y Milo/Saori por supuesto, ya que toda la tercera temporadatocará el tema de los matrimonios impuestos. Mephisto tiene 3 amores, de allí a quien gane esa es otra historia (sub-trama de la tercera temporada). Dohko no tiene prudencia, jajaja. Perdón por lo de Shaka, es libertad creativa, pero tranquila, no se ha terminado ese tema. Me gusta dar pistas falsas, ¿no se nota? Y gracias, me la pasé muy bien, aunque oficialmente yo soy el gordito de rojo ahora, supongo que debo comenzar a decir Jow.
Saint Seiya: Academia Sanctuary.
Segunda Temporada.
Capítulo 12: Recuerdos de un Pasado Dorado 2.
Academia Sanctuary. Sala de Maestros. 02 de Enero de 1987.
—¡Mi cabeza me da vueltas! —se quejaba Yoshiko sonoramente, mientras llegaba junto a Aioros a la Sala de Maestros, con una resaca más que evidente— ¡No debí de hacerte caso sobre seguir bebiendo lo que quedó de la celebración de año nuevo a sabiendas de que el segundo de Enero es día laborable! —le recriminaba Yoshiko a Aioros, quien se reía nerviosamente ante su descontento.
—Pero solo me dejas beber en las celebraciones… tenía que aprovechar el asueto —intentaba defenderse Aioros, mientras Yoshiko se frotaba la frente y se sentaba en su cubículo—. Además, tenía que estrenar mi segundo regalo de navidad —se burló Aioros, y Yoshiko lo miró de forma fulminante, mientras el resto de los profesores, entre los que figuraban Saga, Kanon y Dohko, llegaban a la Sala de Maestros.
—¿Quieres dejar de decir cosas tan vergonzosas? ¡Mejor consígueme una aspirina o algo para la resaca! No se me quita —continuaba quejándose Yoshiko, pero antes de que Aioros pudiera decir cualquier cosa, las puertas de la Sala de Maestros se abrieron estrepitosamente— Hay no… es muy temprano para ustedes dos… —se frotó la frente Yoshiko.
—¡Superior Miko! ¡Es terrible! —gritó Tanathos con fuerza, con un Hypnos de mirada siniestra en su rostro mientras cargaba un maletín y miraba a Saga, Kanon y Dohko con sombrías intenciones— ¡Junta de consejo! ¡Ahora! —pidió Tanathos, tomó a Yoshiko de la mano, molestando a Aioros, y jaló a Yoshiko fuera de la sala de maestros, mientras Hypnos los seguía a ambos y apuntaba a sus ojos y después a los 3 profesores, antes de retirarse con el par.
—¡Tanathos! ¡Ladrón de esposas ajenas! —se quejó Aioros, mientras Saga y Dohko tomaban a Aioros cada uno de un brazo— ¿Por qué Miko se sigue llevando tan bien con ese par de idiotas? ¡Nos hicieron la existencia miserable en el último año de Dorados! —insistía Aioros en su rabieta.
—Y después de eso —sonrió Dohko—. Bueno, pero es natural, todos le tirábamos miradas lujuriosas a Miko —confesó Dohko, enfureciendo a Aioros, quien comenzó a estrujarle el cuello a Dohko—. ¿Ah? ¿Me desafías? ¡Ven aquí renacuajo insignificante! ¡Aprende a respetar a tu viejo maestro! —lo derribó en una maniobra de lucha libre, mientras Aioros seguía en su rabieta.
—Ya déjalo ser… —se agachó Saga a ver a Aioros—. Tú ganaste, Miko es tu esposa. Acepta el hecho de que Tanathos e Hypnos simplemente son sus amigos, no importa todo lo que pasó antes —le recordó, enfureciendo a Aioros aún más.
—¡Ellos son la razón de que le propusiera matrimonio a Miko recién me gradué! —les recordó, y tanto Saga como Dohko intercambiaron miradas de pena, mientras recordaban todo aquello— Ese par… los tolero… siempre y cuando no metan a Miko en el medio. ¡Me fastidian! —continuó quejándose, pero Saga y Dohko lo mantenían dentro de la Sala de Maestros.
Dirección de Shion Starlight.
—Tanathos… Hypnos… —se fastidió Yoshiko mientras se acomodaba las ideas—. Ya es suficientemente difícil soportar esta resaca, ahora tendré que soportar los gritos de Shion cuando se entere de que nos encerramos en su oficina, aunque este sillón es muy cómodo, ¿qué marca será? Oh, Colina de las Estrellas, ricos bastardos —se quejó Yoshiko.
—Eso no es importante, Superior Miko —recriminó Tanathos con seriedad, lo que sorprendió a Yoshiko—. Ha llegado a nuestro conocimiento, que ciertos profesores han estado realizando labores indecorosas que requieren de su atención —apuntó Tanathos al maletín de su hermano.
—Y es nuestro deber como fieles servidores de los intereses de la familia Depranon, el traer esto ante su atención —comentó Hypnos, abriendo el maletín, enseñándole el contenido a Yoshiko, quien reaccionó con preocupación—. Como puede ver, hemos pillado a nuestros compañeros, rompiendo las sagradas reglas de la docencia —apuntó.
—Oigan, ¿Ker sigue espiando a los maestros? Pensé que ya había quedado claro que la misión de espionaje había terminado. Además, ustedes ya tienen demasiados intereses con la familia Heinstein de por medio, ya no tienen por qué trabajar para los Depranon —les espetó Yoshiko con molestia, pero entonces comenzó a ver las fotos—. Esto es… —se impresionó, y tanto Hypnos como Tanathos asintieron en ese momento—. ¡Son adorables! —exclamó Yoshiko, perturbando a Hypnos y a Tanathos— Ow, miren, todavía tenían el peinado de honguito y se pintaban el cabello con esos ridículos tintes dorados y plateados para pretender ser vanguardistas en la moda —se burló Yoshiko mirando las fotografías.
—¡Déjame ver eso! —le arrebató la foto Hypnos, y miró una foto de cuando Yoshiko, Tanathos y él mismo, asistían a clases como estudiantes de nivel bronce. Tanathos miró la foto también, y se horrorizó— ¿Qué hace esta foto aquí? ¡Ker usó un rollo viejo! —se molestó Hypnos, e intentó romper la foto, pero Yoshiko se la quitó rápidamente.
—¡De ninguna manera! ¡Esta foto es la más especial de todas las fotos! Por sus continuas discusiones con mi esposo, no tengo fotos de ustedes conmigo, así que esta es mi nueva foto favorita de todos los tiempos, mi foto con mis mejores amigos de la infancia… su infancia quiero decir —les sonrió Yoshiko, y tanto Hypnos como Tanathos se ruborizaron por esas palabras, mientras Yoshiko miraba con melancolía la foto—. Pero antes de que nos pongamos sentimentales, ¿qué querían que viera? —les preguntó.
—La… la evidencia que recabamos para el amo Depranon —le mencionó Hypnos, enseñándole a Yoshiko el resto de las fotos—. Superior Miko, no podemos permitir estas cosas. Una cosa es que Tanathos y yo seamos unos bromistas de primera, otra muy diferente que pongamos a la Academia Sanctuary en peligro. Apenas y la academia superó la última auditoría, y, el amo Cronos… —intentó decir.
—El amo Cronos ya no está atentando contra la Academia Sanctuary como hace 9 años. Hypnos, Tanathos, nuestra misión terminó cuando Cronos aceptó a Saori, ya no tienen que traerme evidencia, yo simplemente no se la mando al amo Cronos —les recordó, mientras veía las fotos de Saga y Kanon con Katya y Kyoko, y a Dohko charlando con Xiaoling—. Pero el que Ker haya usado un rollo viejo para entregarme la evidencia del año pasado, me hizo muy feliz, casi parece hecho a propósito. Hypnos, Tanathos, ¿qué le dijeron a Ker para que ella les jugara esta broma? —les preguntó mientras apuntaba a la foto con los 3 juntos.
—Es posible… —comenzó Tanathos, apenado, e Hypnos lo miró con incredulidad—. Es posible que… yo le haya confesado a mi hermanita que… extrañaba los viejos tiempos. Ni siquiera pudimos pasar la Navidad con Miko —confesó.
—Eso es porque ustedes 2 son demasiado obstinados como para llevarse bien con Aioros. Si no se pelearan con él todo el tiempo pudieron venir a la fiesta de Navidad, pero vaya que son tercos —les reprendió Yoshiko, y Tanathos bajó la cabeza, apenado—. No me des esa mirada de pena, Tanathos. ¿Hypnos? —miró Yoshiko a Hypnos, quien se apenó y desvió la mirada— No me ignores, voltéame a ver —le pidió, e Hypnos así lo hizo—. Ahora, dime… ¿tú también te sentiste desplazado? —le preguntó, e Hypnos se mordió los labios, pero asintió— Son el par de idiotas más adorables del mundo —se puso de pie Yoshiko, y fue a abrazarlos a los dos—. Tontos… Aioros es mi esposo, pero ustedes son mis mejores amigos. Eso ni el tiempo, ni las celebraciones que no podamos compartir, lo va a cambiar nunca —les susurró, y ambos abrazaron a Yoshiko de regreso.
—Ya te dije que no tienes nada de qué preocuparte… —escuchó entonces Yoshiko la voz de Dohko, mientras se abría la puerta de la dirección de Shion con la llave que Dohko cargaba—. Vez, solo están charlan… —intentó decir Dohko, cuando encontró a Yoshiko abrazando a Hypnos y a Tanathos—. Yo los sujeto y ustedes los golpean —explicó Dohko, mientras los furiosos de Saga y Aioros se posaban frente a Hypnos y Tanathos.
—Ustedes… —enfureció Aioros—. ¡Aléjense de mi esposa! —recriminó, comenzó a perseguirlos, y mientras los gemelos corrían, eran perseguidos por Saga, Dohko y Aioros, el primero de los cuales jaló a Kanon para que los apoyara en la persecución.
—Siempre es lo mismo… por eso no puedo juntar a mi esposo con mis mejores amigos… —miró Yoshiko la foto nuevamente, y sonrió recordando aquellos viejos tiempos, y a un par de hermanos no tan enérgicos como lo eran ahora. De hecho, eran de pocas palabras, y parecían estar eternamente enojados, pero eran sus mejores amigos.
Atenas, Grecia. Academia Sanctuary. 01 de Mayo de 1978.
—Deja de moverte, Yoshiko —se molestaba Afrodita, dentro del baño de niñas de la Academia Sanctuary, y colocando varias cremas sobre el rostro de la mujer que pretendía ser una estudiante del ultimo grado de bronce de tan solo 14 años de edad—. Falta una hora para que abran las puertas de la academia, y si vuelven a verme salir del baño de niñas como la última vez, no volveré a ayudarte con el maquillaje —le aseguró Afrodita, mientras sacaba un rímel y comenzaba a arreglarle las pestañas—. Además de que estás cremas me salen muy caras. Aunque no puede evitarse, tu piel estaba toda seca y desquebrajada cuando comencé a trabajar en ti —le recordó.
—¿Podrías pasar una sesión al menos sin criticarme mi rostro? —le espetó Yoshiko con molestia— Por cierto, es Miko, no Yoshiko, recuerda que estoy encubierta —se fastidió, mientras Afrodita tomaba un labial y comenzaba a pintarle los labios—. Sabe horrible —se quejó.
—No te quejes. Ahora, has como que tiras un beso a Aioros —se burló Afrodita, y Yoshiko, en respuesta, se fastidió, tomó el labial, y comenzó a pintarle toda la cara—. ¡Aaaaah! ¡Mi rostro no que soy hermoso! —se quejó Afrodita, e inmediatamente después fue a lavarse la cara— ¡Eres una salvaje! —le recriminó.
—Deja de usar a Aioros para avergonzarme —le regresó la afrenta Yoshiko, caminó hasta los espejos, y comenzó a tirar besos pintándose los labios correctamente—. No está mal, cada día te superas más, Afrodita. Casi pensaría que me quieres de musa —se burló Yoshiko.
—¡Abusas de tu posición! —le recriminó Afrodita, ruborizado— Aunque, no me molestaría que esos rumores de Eris volvieran a propagarse. Todo mundo cree que soy… —se apenó aún más Afrodita, con sus ojos llorosos.
—Aw, te haría el favor por todo lo que haces por mí, pero Aioros me rompería los tímpanos, ya vez lo celoso que es. Cuando los rumores de que tú y yo éramos novios se propagaron, apenas y pude evitar que te hiciera daño —le recordó, y Afrodita comenzó a estremecerse por el recuerdo—. Habiendo dicho esto, realmente necesito hacer algo para quitarme a Eris de encima. Todos los días es una broma tras otra, y ya saliste perjudicado una vez —le recordó.
—Eso no importa… —comentó Afrodita, y Yoshiko lo miró fijamente—. ¡Tu deber es convertirte en la princesa de bronce! ¡Y después en la de plata! —le recordó, y Yoshiko hizo una mueca de descontento— ¡Si logras destronar a Eris como la más popular, todas mis desgracias habrán valido la pena! —le recordó.
—No es que sea muy complicado destronar a Eris en estos momentos después de que Milo le bajó la falda, pero… Afrodita, vine a trabajar, no a ser popular —le recordó, mientras ambos salían del baño de niñas, y se dirigían a las aulas—. Yo ya cursé la secundaria, preparatoria, y la universidad. ¿Por qué crees que me sé todas las clases de memoria? Lo que me recuerda, aquí está tu tarea… —le entregó Yoshiko a Afrodita una libreta de anotaciones con una rosa forrada a la pasta— ¿Sabes? Suficiente tengo con hacer la mía, y de nada sirve si se la pasas a Mephisto y la copia exactamente igual —le recordó Yoshiko.
—Mi ayuda tiene un precio —le recordó Afrodita—. Yo te maquillo todos los días, ayudándote a ocultar tu identidad como una mujer de 29 años —le recordó con una sonrisa burlona, molestando a Yoshiko—. Y tú haces mi tarea. Si se la paso a Mephisto ese es mi problema. Además, solo se la paso cuando Shura se niega a pasarle su tarea a Mephisto, lo que cada vez ocurre menos, despreocúpate —le mencionó mientras llegaba ante el aula 3-B—. Sobre quitarte a Eris de encima, si estuviéramos en el mismo salón te ayudaría, pero estoy en el 3-B, y tú estás en el 3-A. Sería conveniente que consiguieras amigos en el 3-A —le explicó.
—Es un tanto complicado, a decir verdad —agregó Yoshiko con pena—. Eris tiene a todas las chicas del salón de su lado, y los chicos… todos me miran con lujuria por lo bien maquillada que estoy, y créeme que no les interesa ser amigos, solo quieren invitarme a salir, lo que no solo pone a más chicas en mi contra, sino que enfurece a Aioros… y a Saga, pero ese es punto y aparte —le explicó.
—Entonces formaliza con Aioros —escuchó Yoshiko a Mephisto, quien llegaba al salón de clases con un ojo morado, y cuando Yoshiko apuntó, él se fastidió aún más—. Shura… —fue su respuesta contundente, y Yoshiko se preocupó—. Digamos que fui muy insistente con lo de: 'pásame la tarea', y a él no le agradó. Espero que seas tan lista como eres bonita —se apenó Mephisto, arrebatándole la tarea a Afrodita para copearse de ella—. Pero volviendo al tema, si no quieres que los chicos del 3-A, del 3-B, y más de la mitad de los de plata te sigan coqueteando, formaliza con el tarado dorado que te persigue todo el tiempo —le explicó.
—Hay muchas razones por las que no puedo hacer eso… —le respondió Yoshiko—. Primero, Eris me haría la vida aún más imposible. Segundo, tengo 14, él tiene 19 —Afrodita entonces tosió, como aguantándose la risa—. ¡14! —le recordó Yoshiko— Y para Afrodita, la tercera razón él la conoce muy bien —le recordó, y Mephisto miró a Afrodita con curiosidad.
—Hice un juramento, no te lo diré —enunció Afrodita, molestando a Mephisto—. Volviendo al tema, y pese a mi conocimiento de la tercera razón. ¿Te gusta o no te gusta Aioros? Media academia te vio besándote con él en el puente de las afueras por el acueducto —le recordó, ruborizando a Yoshiko.
—Acto que fue mi sentencia de muerte en el 3-A —le recordó—. Afrodita, esto no tiene nada que ver con Aioros, que por cierto me complica mucho mi existencia estudiantil. Si no puedo quitarme a Eris de encima, ¿cómo podría concentrarme en Aioros? Y más importante, tengo otras razones para estar aquí que pensar en un iluso romance de secundaria. Mephisto, ¿cuento con que me entregarás las grabaciones? —le peguntó a manera de plegaria.
—Escucha, el que seas linda no te hace mi jefa —le recordó Mephisto, y Yoshiko puso cara de puchero, ruborizando a Mephisto—. Está bien, te ayudaré, con una condición —espetó Mephisto, y Yoshiko le sonrió y asintió—. Seguiré filmando cada rincón de la Academia Sanctuary y ayudándote con tu tonto mapa de la escuela, pero a cambio, me ayudarás con una chica llamada Ker que me hace la vida imposible en el club de investigación fílmica —agregó mientras un aura oscura lo rodeaba—. He hecho todo lo posible por crear filmaciones que estén a su altura… pero siempre me recrimina que no tengo talento y que mi trabajo es mediocre… lo peor es que es menor que yo y es la presidenta del club… si pudiera tan solo demostrar que soy un buen investigador fílmico… pero no, para ella soy un inútil y me relega a labores de limpieza del club e iluminación… es horrible, yo debería ser el presidente del club —enfureció.
—Ok… noto demasiado estrés y descontento en tus palabras —reaccionó Yoshiko con preocupación, mientras un aura oscura rodeaba a Mephisto—. Pero, ¿cómo se supone que voy a ayudarte a que esta tal Ker se impresione de ti? —le preguntó Yoshiko, y Mephisto le sonrió en ese momento.
—Pero si eres la presidenta del consejo estudiantil del ala bronce, y seguro tienes reuniones recurrentes con los presidentes de los clubes —sonrió sombríamente, y Yoshiko comenzó a entender a donde iba a parar la conversación—. Solo tienes que hacerte su amiga, investigar su debilidad, decírmela, y así yo me aprovecharé de ella, ¡y la destronaré como el presidente del club de investigación fílmica! ¡JA JA JA JA JA! —se rio de forma maligna.
—Definitivamente las cosas no funcionan así… —recriminó Yoshiko—. Pero está bien… trataré de hacerme amiga de esta tal Ker e investigaré su debilidad. A cambio, quiero esas grabaciones, Mephisto. Ya llevo un mes en la Academia Sanctuary y no le he mandado información a mi jefe. Mi posición como profesora en una prestigiosa academia de arqueología de Inglaterra depende de que le dé a Cronos resultados. Y solo podré darle resultados con tu maquillaje para ayudarme, y tus filmaciones. ¿Tenemos un trato? —preguntó, y tanto Afrodita como Mephisto asintieron— Ahora… ¿no tendrán a una amiga en el 3-B que quiera cambiar de salón conmigo? No quiero entrar sola al 3-A —lloró Yoshiko.
—Se te va a correr el maquillaje, y no, no tenemos amigos, ¿cómo vamos a tener amigas? —le recordó Afrodita, y Yoshiko bajó la mirada en señal de descontento.
—¡Viva el club de los inadaptados sociales! —alzó su mano en un puño Mephisto, y Afrodita lo alzó de igual manera, y ambos entonces notaron a Shura, quien tras verlos se dio la vuelta para ignorarlos, pero ambos lo atraparon uno de cada brazo— Animo Shura, con ese peinado tuyo y tu actitud de pedante no harás amigos nunca, confórmate con nosotros —se burló Mephisto.
—Si me dejas trabajar en tu cabello te prometo que vas a dejar de parecerte a Rock Lee —se burló Afrodita, mientras Shura forcejeaba para quitárselo de encima.
—Si dejo que trabajes con mi cabello me pareceré más a una muñeca que a un personaje de animé —forcejeó Shura, pero al ver la determinación de Mephisto y de Afrodita, desistió—. Ya qué… —se fastidió, y siguió al par dentro del salón.
—Qué forma tan peculiar de hacer amistades tienen los niños de ahora… a la fuerza… —entró Yoshiko a su salón, y tras llegar a su pupitre, lo encontró todo rayado con plumón permanente, con malas palabras, y uno que otro genital masculino dibujado por allí—. Que maduras… —miró con desdén Yoshiko a Eris y a sus amigas, quienes se burlaban de Yoshiko desde el otro lado del salón—. Tranquila Yoshiko… eres una adulta. Estas pequeñeces ya las viviste antes cuando sí podían afectarte, solo ignóralo, y sé una buena estudiante —intentó sentarse Yoshiko, cuando de pronto sintió a alguien tocarle el trasero—. ¿Eh? —se quejó Yoshiko, y saltó de su asiento en pánico— ¡Eeeeehhhhh! —se apenó Yoshiko, mientras veía a un joven, de cabellera plateada, quien le había tocado el trasero— ¿Qué diantres te pasa? —se fastidió Yoshiko, abofeteando al joven de cabellera de plata, quien la miró con indiferencia tras el golpe, ganándose los susurros de todos en el salón, ya que no solo habían visto al joven de cabellos de plata tocarle el trasero a Yoshiko, sino su violenta reacción.
—Eso dolió… —le respondió el joven de cabellera de plata, mientras Yoshiko se alejaba de él aterrada, pensándolo un acosador, aunque pronto notó los ojos llorosos del joven, y por alguna razón comenzó a sentirse deprimida ella también.
—Su reacción es natural —le contestó otro joven, de cabellera pintada de dorado, mientras bajaba una mano al asiento de Yoshiko, y tomaba del mismo una tachuela—. Intentabas hacer el bien, pero quedaste peor —le explicó el de cabellera dorada.
—Lo volví a arruinar… —se apenó el de cabellera de plata, bajando la cabeza, deprimido—. Lo siento… —se disculpó, fue a su asiento, que estaba al lado del de Yoshiko, y se sentó allí. El joven de cabellera dorada se pasó a la izquierda de Yoshiko, y se sentó también, en silencio, se recostó en el pupitre, y comenzó a roncar.
—¿Qué acaba de pasar? —se preocupó Yoshiko, viendo la tachuela, y comprendiendo que, aunque el joven de cabellera plateada le había tocado el trasero, no lo había hecho con malas intenciones— Oye… gracias por lo de la tachuela, pero, no vuelvas a hacer eso, cualquiera te hubiera abofeteado si la tocas de esa forma —le explicó.
—Ya… entendí… —bajó la cabeza nuevamente el de cabellera plateada, sumiéndose en una horrible depresión—. Ya no te molestaré… solo has como que no existo… todos lo hacen… todos siempre lo hacen… no importa a donde vayamos… solo… ignórame… —finalizó.
—Eso es bastante depresivo —se preocupó Yoshiko, sentándose en su pupitre, cuando notó que el profesor llegaba. Yoshiko se aterró por su pupitre lleno de groserías, y colocó su maletín encima para ocultárselo al profesor, quien debía encargarse de que todos los pupitres estuvieran en buen estado y seguro pondría a Yoshiko a limpiar el suyo.
—Buenos días a todos —habló el profesor, de cabellera blanca, piel ligeramente grisácea, y ojos rasgados—. Para los que no me conocen, soy Derbal Argar, y me presento porque, aunque ya llevamos un mes de clases, hoy tenemos dos nuevos estudiantes de intercambio, mismos que he acomodado en los pupitres vacíos junto a Miko —apuntó Derbal, pero entonces se preocupó al ver a los nuevos, uno dormido, el otro deprimido—. Vaya primera impresión… Miko… ¿me ayudas despertando al que está cerca de la ventana? —preguntó Derbal, y Yoshiko asintió, intentando despertar al de cabellera dorada— Tú, deja de preocuparte y pasa a presentarte —le apuntó Derbal.
—¿Qué caso tiene? Todos van a odiarme de todas formas… —se susurró a sí mismo el joven, pero se puso de pie, y con todo y su aura sombría, fue al frente— Mi nombre es Twin Tanathos… tengo 14 años… nací un 13 de Junio… —comenzó con la extraña presentación, y todos comenzaron a susurrar en señal de asco y descontento por su deprimente personalidad, lo que comenzó a molestar a Yoshiko, quien recordaba su timidez del primer día de clases que tuvo a sus verdaderos 14 años, y el cómo todos susurraban llamándola una señorita tartamuda—. Me gustan… las bandas de metal pesado… —confesó, y Yoshiko escuchó decir a alguien que era un adorador del diablo, lo que la molestó aún más—. Mi color favorito es el negro, y el plateado… me gustan los arácnidos, como las tarántulas y los escorpiones, también las serpientes, aunque esas no son arácnidos… también… me gusta lo esotérico y paranormal… —comenzó a tomar confianza y a sonreír, lo que llamaba la atención de Yoshiko, quien notó que el joven no era depresivo, sino tímido, y deseoso de que otros llegaran a conocerlo—. Me gustan mucho las historias de fantasmas, y las leyendas urbanas, y los programas de asesinos en serie. Son muy interesantes, te ponen en el lugar de una persona que no piensa como los demás, creo… que me siento atraído a esa forma tan peculiar de pensar —y Yoshiko tras escuchar aquello, supo que el pobre joven había arruinado aún más su presentación. Todos en el salón lo llamaban lunático y raro—. También… —intentó decir, pero Derbal lo detuvo.
—Es suficiente —enunció el profesor, preocupado—. ¿Por qué siempre me tocan los raros? Y yo que pensé que había esquivado una bala cuando ni Mephisto ni Afrodita me tocaron de alumnos —se susurró a sí mismo Derbal, molestando aún más a Yoshiko, quien no podía creer que un profesor dijera semejantes cosas—. Tal vez tú tengas mejor suerte, Hypnos. Ven y preséntate —le pidió Derbal, e Hypnos miró a Derbal con saliva cayéndole de la boca—. Y límpiate… —le pidió.
—Ught… —soltó una rabieta Hypnos, quien caminó al frente, mientras Tanathos regresaba a su pupitre—. Mi nombre es Twin Hypnos, bla, bla, bla, me gusta dormir, quiero dormir, y me voy a dormir… soy gemelo de este, ya saben mi edad… —apuntó Hypnos, caminó a su pupitre, y se sentó, azotando el rostro al pupitre.
—¿Enserio? ¡Ustedes…! —se fastidió Derbal— Ya que importa. El pomposo de Shion me pidió ayudarles a integrarse, pero si no quieren hacer el intento pues haya ustedes, no es mi problema, yo ni quiero ser maestro, pero tengo una maldita deuda que pagar —se fastidió Derbal, y comenzó a leer el programa del día—. A ver, a ver… hoy estudiaremos historia universal. Júntense en grupos de 3 y lean de la página 12 a la 35, hagan una síntesis, la que más me convenza tendrá puntos extras para el examen. Tienen una hora —les explicó Derbal, y salió del salón de clases.
—En mis tiempos los profesores eran competentes… —se fastidió Yoshiko, y vio a todos sus compañeros juntarse en grupos de 3, lo más lejos de ella que le fueran posible—. Típico… Eris controlando a las masas —se susurró a sí misma Yoshiko, mientras Eris le sacaba la lengua—. No me pagan lo suficiente, oigan, Hypnos, Tanathos, ¿puedo trabajar con ustedes? —preguntó.
—Ya qué… —fue la respuesta de Hypnos, que molestó mucho a Yoshiko—. Solo deja dormir… no me importan los puntos extras… —agregó con descontento, y se acomodó en su asiento, ignorando a Yoshiko, quien ya estaba colorada del coraje.
—De todas formas, solo te juntas con nosotros porque te quedaste sola… —comentó Tanathos en su depresión, lo que continuaba fastidiando a Yoshiko—. Cuando sean grupos de 4, matemáticamente hablando nos quedaremos solos nosotros… siempre es lo mismo… siempre… no importa cuántas veces cambiemos de clases o escuelas… —se deprimió Tanathos.
—¡Ya estuvo! —gritó Yoshiko en señal de descontento, y tomó a Hypnos y a Tanathos, a cada uno de una oreja, y se las jaloneó con fuerza, ganándose la atención de todos en el salón, quienes comenzaron a llamarla violenta y tirana— Escúchenme bien ustedes par de jovencitos… con esas actitudes suyas, ¿cómo querían llamar la atención de una forma que no fuera negativa? Tú, sé un poco más seguro de ti mismo, y tú, ¿cuál es tu problema? Estás en clases, no puedes dormirte así —reprendió.
—¡Suéltame! —se molestó Hypnos, encarando a Yoshiko fijamente— Perdónanos si nos hemos cansado de intentar encajar. Esta es nuestra quinta transferencia en menos de un mes. Así que, haznos el grandísimo favor de dejarnos en paz, solo queremos terminar nuestra secundaria para ponernos a trabajar y alejarnos de todas las personas mediocres como tú que se creen la gran cosa como para dejarnos ser —le apuntó.
—¿Ah? ¿Cómo yo tengo la culpa si ni me conoces? —le recriminó Yoshiko, pero Hypnos tan solo se cruzó de brazos y desvió la mirada— Lo que veo es que ustedes tienen un serio problema de autoestima. Pero el hacerse las víctimas no los llevará a ningún lado más que a hundirse más en el hoyo. ¿Creen que son los únicos con problemas? ¡Por esa harpía de allí, todo el salón de clases me ignora, escribe groserías y dibuja miembros de hombres en mi pupitre, y se alejan lo más posible de mí! —enunció mientras apuntaba a Eris, quien se mostró ofendida por ser llamada harpía— ¿Y saben por qué me odia? Porque la persona que le gusta me presta más atención a mí, ¿tengo yo la culpa de eso? ¡No! ¡Pero explíquenle eso a todos mis compañeros! ¡Solo soy odiada porque a la princesita del salón le molesta que le baje al novio! ¡Nadie jamás se detiene a pensar en mis sentimientos! ¡No! ¡Pero no me importa! ¡No voy a darles la satisfacción de verme vencida! ¿Me escuchaste Eris? Soy mejor que tú, y no eres nadie para pisotearme… y ustedes. Si no quieren ser pisoteados por los demás. ¡Dejen de actuar como si solo ustedes tuvieran problemas! ¡Porque les juro que no son los únicos! —comenzó a llorar de rabia Yoshiko, y cuando se dio cuenta, se dio la vuelta rápidamente y salió del salón, azotando la puerta tras de sí misma— Soy una idiota… —se dijo a sí misma—. Volví… a demostrar la debilidad de mis días de estudiante… vaya… ni ayudar a otros puedo… que patético —finalizó, se dejó caer al suelo, y meditó al respecto—. No necesito esto… —concluyó, se puso de pie, y se dirigió a la enfermería—. No soy una estudiante, soy un adulto, y mi deseo es dar clases en una prestigiosa universidad de Inglaterra. Solo necesito mejorar mi inglés y terminar mi misión, eso es todo. Y cuando sea maestra… me aseguraré de que ninguna princesita idiota ridiculice a nadie jamás —se secó las lágrimas, y continuó con su camino.
Enfermería de la Academia Sanctuary.
—Con su permiso —exclamó Yoshiko, entrando a la enfermería, y sorprendiéndose de encontrar a un grupo de estudiantes de nivel dorado en su interior—. ¿Qué hacen ustedes aquí? ¡Y haciendo ilegalidades además! —apuntó Yoshiko, furiosa, mientras Saga, Kanon, Dohko y Aioros eran descubiertos en una actividad ilegal que podría meterlos en muchos problemas.
—¡Maldición! ¡Oculten la evidencia! —gritaba Dohko, y los gemelos comenzaron a guardar la evidencia de su ilegalidad— ¡Seduce a tu novia para asegurar su silencio! —le pidió Dohko a Aioros, apenando a Yoshiko, y molestando a Saga.
—¿Quieres cubrir ilegalidad con ilegalidad? —le recriminó Aioros, pero inmediatamente después se puso de pie y comenzó a desabrocharse el uniforme— ¡Está bien! ¡Me sacrificaré por el bien del equipo! —se abrió la camisa.
—¡Nada de sacrificarse! —le golpeó la nuca Yoshiko, y momentos más tarde, tenía a los 4 arrodillados frente a ella, con las miradas al suelo, y con la ilegalidad frente a ellos— Debería darles vergüenza… apostar en la escuela —apuntó Yoshiko a los naipes de póker, y a las monedas de plástico—. ¿Qué pasaría si el director Starlight se enterara de esto? —enfureció.
—Ah, pues me lo llevaba de copas hasta que se le olvidara —enunció Dohko, y Yoshiko lo miró de forma fulminante—. Quiero decir… estaría horriblemente molesto con nosotros por nuestro comportamiento inaceptable —respondió Dohko.
—Joven Miko, le pido su comprensión —comenzó Saga, poniéndose de pie, y mirando a Yoshiko con seriedad y sinceridad, algo que impresionó a Yoshiko en gran medida, hasta el punto de ruborizarse, lo que por supuesto que enfureció a Aioros—. Sé que hemos defraudado su confianza en nosotros, pero nuestras apuestas son solo un medio de distracción para la pesada carga de nuestro último año escolar. El estrés es deprimente, la adrenalina de realizar este acto una necesidad. Puedo asegurarle que lo hacemos con la cautela debida, y con la inocencia, de unos amigos que pronto se unirán a la vida laboral adulta. Por favor no nos niegue este placer —la tomó de las manos Saga, y el corazón de Yoshiko se estremeció.
—Tienen mi perdón —confesó ruborizada, mientras Saga, agradecido, le entregaba una sonrisa sincera, antes de ser derribado por un furioso Aioros, mientras Yoshiko se daba la vuelta ocultando su rubor—. ¿Por qué los jovencitos de hoy en día logran estremecerme mi corazón de esta manera? Santo cielo, soy una depravada que disfruta de los acercamientos de los jóvenes, ¿qué clase de mujer soy? —se estremeció por la revelación, y se viró a ver al grupo de dorados, ya más tranquila— Está bien… no diré nada. Pero, ¿por qué están en la enfermería? —preguntó.
—Porque nos estamos volando la clase —confesó Dohko, y el trio restante lo miró de forma fulminante—. ¿Qué? Jamás podría mentirle a Miko. Después de todo, Miko es la única persona a la que jamás podría lastimar… —le sonrió Dohko, y Miko volvió a ruborizarse al extremo, a darse la vuelta, y a gritar a sus adentros—. Eh, esto es muy divertido —sonrió Dohko.
—¡Déjenme de bajar a la novia! —enfureció Aioros, y entonces miró a Kanon, quien estaba pensativo— ¡Ni te atrevas a intentarlo! —amenazó Aioros, y Kanon hizo una mueca de preocupación— Aprendan su lugar, yo tengo la ventaja del yo la vi primero —aseguró, molestando a Yoshiko—. Además, nos declaramos nuestro amor en aquel puente —se burló, molestando a los demás.
—Me arruinaste la vida estudiantil en ese puente —lo miró Yoshiko con desprecio, y Aioros se preocupó—. Y para que sepas, vivo arrepentida de ese momento. Así que desiste de mencionarlo. No somos novios, deja de decir que lo somos, ya tengo suficientes problemas con Eris haciéndome la vida imposible y el par de gemelos emotivos —y tanto Saga como Kanon se apuntaron unos a otros—. ¡Ustedes no! —recriminó furiosa— Ught… necesito… solo quiero dormir un poco y desestresarme. ¿Y la enfermera? —preguntó.
—Fumando en algún lugar seguramente, la verdad es que nunca está —aclaró Aioros, y el resto de dorados asintió, lo que fastidiaba a Yoshiko aún más—. Miko, puedes decir todo lo que quieras del puente, pero no puedes evitar que me preocupe por ti. Si Eris te está molestando puedo… —intentó ayudar Aioros.
—Si haces cualquier cosa, toda la Academia Sanctuary va a pensar que somos novios, y me van a hacer la existencia aún más miserable, así que no, no me ayudes —recriminó, y Aioros, en respuesta, se fue a una esquina, se puso en cuclillas dándole la espalda a todos, y se deprimió, lo que hizo a Yoshiko sentirse horrible—. Aw… no me hagas eso que me haces sentirme como una criminal… está bien, puedes ayudarme —se retractó.
—¡Yay! —exclamó Aioros alegremente, y Yoshiko notó que había sido manipulada por la sobreactuación de Aioros, y se tomó la frente en señal de molestia— Entonces, mi amada Miko. Diga donde y cuando le declararé mi amor incondicional frente a Eris para ridiculizarla —agregó con acento español.
—Nada de eso —respondió Yoshio fulminantemente, y Aioros se deprimió—. Aioros… eres algo así como el dorado más popular de la Academia Sanctuary, ¿verdad? —preguntó Yoshiko, y Aioros parpadeó un par de veces.
—Hay, pero claro que no —contestó con falsa modestia, ganándose las miradas de recriminación de los demás—. ¿De dónde sacas esas ideas? Digo, es verdad que casi todas las chicas se mueren por mí, pero… —presumió, notando inmediatamente el descontento de Yoshiko—. Quiero decir… yo solo tengo ojos para Miko —aclaró.
—Eso no me importa en absoluto —contestó ella, deprimiendo a Aioros aún más—. Volviendo al tema. No es mentira que todas las chicas de la Academia Sanctuary fantasean contigo, pero no te ganaste el desprecio de los chicos. Yo, por otra parte, y gracias a Afrodita, tengo a varios chicos admirándome, pero eso solo me ha traído enemigos. ¿Cómo hiciste para que los chicos no te odiaran? —preguntó, y entonces Yoshiko notó las miradas de rabia de los 4— ¿Qué dije? —preguntó inocentemente.
—Los mataré a todos… —susurró Aioros, sobresaltando a Yoshiko—. Ah, no dije nada, no dije nada… —sonrió Aioros, pero Yoshiko estaba seguro de lo que había escuchado—. ¿Cómo hice que los chicos no me odiaran? Bueno… la verdad es que creo que muchos me odian por celosos, pero, no hacen nada contra mí porque soy agradable… creo… —dedujo.
—¿Agradable? Para mí eres un patán desvergonzado y lujurioso —confesó Yoshiko, y Aioros sintió varias flechas imaginarias atravesarle el cuerpo—. Y sobreactúas… —prosiguió ella, y Aioros se apenó y sonrió para ella, lo que la ruborizó—. Deja de hacer eso… —desvió la mirada.
—¿Hacer qué? —preguntó inocentemente, y nuevamente el corazón de Miko se quejó— Pero ya enserio, sé que no puedo agradarles a todos, pero, hago el intento por hacerlo. Pienso que, si puedo transmitir felicidad a los demás, les caiga bien o no, puedo hacer de mi presencia en la Academia Sanctuary algo memorable. Que quien conozca a Aioros, lo recuerde con una grata sonrisa. Ese es el tipo de persona que quiero ser… la persona… que deje una huella en las demás. Y que sea capaz de motivar a otros a vencer cualquier adversidad… o algo así… —comenzó a reírse nuevamente Aioros, y Yoshiko se apenó tanto, que viró el rostro sin poderlo ver a la cara—. ¿Te enamoraste de mí otra vez? —se burló Aioros.
—¡Cla-claro que no! ¿Quién se enamoraría de un idiota desvergonzado y pervertido como tú? —se defendió ella, y Aioros tan solo continuó sonriendo— ¡Como sea! ¡Supongo que no podré descansar con ustedes 4 aquí! ¡Volveré a mi clase! ¡Adiós! —se apenó ella, y comenzó a caminar de regreso al aula 3-A— Tonto Aioros… ¿por qué tiene que decir cosas tan agradables? Si yo fuera 10 años más joven tal vez… no, definitivamente no. Lo del puente fue una muestra de debilidad, eso fue, no lo necesito, además es un depravado, yo tengo 14 años, hay 5 de diferencia… aunque en realidad son 10 y yo soy la que está ruborizándose por él. ¡Uwah! ¡Soy una pervertida! —dedujo, pero se tranquilizó al ver la puerta de su salón— De vuelta a la triste realidad que es mi falsedad… espero que quede tiempo suficiente para terminar la síntesis —entró Yoshiko a su salón, con todo mundo ignorándola nuevamente, y cuando llegó a su pupitre, encontró a Hypnos y a Tanathos, cada uno durmiendo de brazos cruzados alrededor de sus cabezas—. Vaya vecinos me conseguí —se quejó ella, y entonces notó un par de cosas. La primera, su pupitre estaba limpio, o al menos así le pareció en un principio, ya que tras ver el pupitre de Tanathos, notó que este estaba completamente negro, como si Tanathos lo hubiera pintado con plumón. En realidad, lo que había pasado, era que Tanathos había cambiado los pupitres, y para borrar las malas palabras y miembros masculinos, pintó todo el pupitre de negro. Lo segundo que notó, fue una hoja de libreta en su pupitre, era la síntesis, y cuando Yoshiko la leyó, notó que estaba muy bien hecha, y notó también, escrito en la parte superior, los nombres completos de Hypnos y Tanathos, y un lugar vacío para el nombre de Yoshiko. Hypnos inclusive, le pasó una pluma mientras pretendía estar dormido, pero no dijo nada.
—No sabemos… tu nombre… —habló Tanathos, y Yoshiko los miró a ambos, conmovida, tomó la pluma, anotó su nombre, y notó que tanto Hypnos como Tanathos intentaban leer el nombre en la hoja de libreta, arrebatándole una sonrisa genuina a Yoshiko, quien los miró a ambos con calidez, el tipo de sonrisas que Aioros siempre le dirigía.
—Hasegawa Yoshiko —les mencionó, y ambos bajaron la mirada, escondiéndola bajo sus brazos, como no queriendo que Miko notara que estaban apenados—. Mis amigos me dicen Miko… bueno, lo harían si los tuviera… pero ustedes pueden llamarme así, si quieren… —el par se estremeció por unos instantes, y Yoshiko pensó escuchar a Tanathos sorber por la nariz, pero no podía estar segura, después de todo, en ese momento Derbal entró, y continuó con las clases.
Academia Sanctuary. 02 de Mayo de 1978.
—Eris se está superando a sí misma día con día —se quejó Yoshiko tras llegar a su casillero, junto a Mephisto, un Shura obligado a venir, y Afrodita, quienes contemplaron a la mañana siguiente, junto con ella, su casillero rayado con groserías y miembros masculinos—. Shura… —lloró Yoshiko, y el obligado a venir la miró fijamente—. Por favor dime que tú sí tienes una amiga linda en tu salón que quiera cambiar de salón conmigo. Sé que soy una adulta, pero… todas estas bromas pesadas me están estresado mucho —aseguró Yoshiko.
—Ah… no tengo amigas… debo ser imparcial por el bien de la Academia Sanctuary… si me enfrasco en amistades, podría dar favoritismo a momento de hacer justicia —le mostró Shura su espada de madera, y Yoshiko se preocupó.
—¿Te están molestando? —escuchó Yoshiko, y tras darse la vuelta encontró a Milo allí, caminando con Camus a su lado— Si te están molestando, dales una paliza y veras como te dejan de molestar —le explicó Milo, y Yoshiko se preocupó.
—No, así está bien, soy una mujer de paz —le explicó Yoshiko, pero entonces el grupo escuchó el grito de terror de Eris, quien cerró su casillero inmediatamente, y salió corriendo aterrada en dirección a Yoshiko—. ¿Eh? —se perturbó Yoshiko.
—¡Maldita perra! —le gritó Eris, y en ese momento, Milo le tapó los oídos a Camus, quien parpadeó un par de veces en confusión— ¡Vas a limpiar mi casillero en este preciso instante! ¿Cómo te has atrevido a hacer eso? ¡Si son cucarachas de verdad te voy a…! —intentó decir Eris.
—Ah, son cucarachas de verdad… —escuchó Eris, y su espina se congeló en ese momento, mientras un aura sombría parecía rodearla—. A las cucarachas les gusta rondar en la basura —era Tanathos, quien miraba a Eris con sumo desprecio—. Necesitaban un hogar, así que busqué la basura más cercana, y les di un nuevo hogar. Parece gustarles mucho, la basura quiero decir, ya que eres una basura tal vez les guste vivir en ti también, como esa pequeña que tienes en tu cabello… —sonrió con malicia Tanathos, y Eris palideció, e inmediatamente después soltó un alarido de horror, cuando la cucaracha que llevaba en la cabeza le cayó por frente al rostro, haciendo a Eris correr aterrada—. Supongo que incluso entre la basura hay niveles, no se veía nada feliz esa cucaracha… —se burló Tanathos, perturbando a todos los presentes, pero entonces le dedicó una sonrisa genuina a Yoshiko—. Buenos días, Miko —le sonrió, y esperó.
—Bu-buenos días… Tanathos… —le sonrió Yoshiko, y Tanathos asintió, y caminó a su salón alegremente—. ¿Qué fue todo eso? Ya no quiero ni acercarme al casillero de Eris —confesó Yoshiko, y miró a Mephisto con curiosidad, quien no dejaba de ver a Tanathos, sorprendido.
—Él me agrada —confesó, horrorizado a Yoshiko—. Por cierto, ustedes par de bebés, largo. Que se me pega lo idiota —intentó ahuyentar Mephisto a Milo y a Camus.
—No se te puede pegar lo idiota, para ti ya es demasiado tarde —le respondió Milo, enfureciendo a Mephisto, quien estuvo a punto de golpear a Milo, cuando Shura lo tomó de los brazos evitando el enfrentamiento—. Estas bien cuidada… —se dirigió Milo a Yoshiko, quien lo miró con curiosidad—. Ese sujeto… es raro… pero no creo que sea malo —terminó.
—Twin Tanathos —comenzó Camus, y Yoshiko le prestó toda su atención mientras Camus sacaba su libreta de apuntes—. 5 veces transferido, 2 por expulsión, 3 por voluntad propia. Al parecer tiene un problema muy alto de baja autoestima, pero sus expulsiones han sido por defenderse a sí mismo o a su hermano, tiende a hacer bromas de muy mal gusto a quienes lo molestan —explicó Camus, y Yoshiko lo miró con curiosidad—. Milo pasa mucho tiempo en detención… me distraigo leyendo los expedientes de los demás estudiantes —admitió Camus.
—Lo que debería ser ilegal —le explicó Yoshiko, pero la curiosidad la estaba venciendo—. ¿Has leído algo sobre Twin Hypnos? —preguntó, y Camus asintió, buscando la información en su libreta— ¿Por qué llevas un registro? —preguntó.
—Ah, intento conocer a todos los que puedo para vencer a Milo en el juego de citas —explicó, y Yoshiko tan solo alzó una ceja—. Es que Milo es muy bueno en esto, solo podré derrotarlo con estrategia —pero Yoshiko movió su cabeza en negación, indicando que no quería saber más—. Twin Hypnos, 5 veces transferido, casi todas por voluntad propia, salvo una, que fue por expulsión. Primer lugar en 1-A y 2-B en sus 2 últimas academias, era el presidente del club de té. Todo parece muy normal… salvo que… su última transferencia por expulsión fue tras… atacar salvajemente a un estudiante con un tablero de ajedrez… después de que golpearan a su hermano Tanathos… si tuviera que adivinar, diría que tiene un problema de ira acumulada —aseguró.
—Y si yo tuviera que adivinar, diría que eres un mocoso que mete sus narices donde no debe —escuchó Camus a Hypnos, quien lo miraba con desprecio, aunque Milo se colocó a la defensiva frente a él y miró a Hypnos en señal de desafío—. ¿Qué me miras? —lo miró Hypnos directamente, y Milo comenzó a bostezar en ese momento— Ahora vete a tu aula y ponte a estudiar, escoge algo, cualquier cosa, tal vez medicina, pero invierte tu mente en algo productivo, no en andar de busca pleitos —aseguró.
—Camus… de pronto quiero ir a estudiar un libro de medicina… —confesó Milo, sorprendiendo a Camus, mientras Milo se retiraba a su salón—. ¿Alguna clase en especial? —preguntó Milo.
—Umm… con lo buscapleitos que eres… ¿rehabilitación deportiva? —Milo sonrió, asintió, y se fue a estudiar. Yoshiko se mostró sumamente preocupada, y aterrada, de lo que acababa de presenciar— Ahora… antes de que alguien se vea forzado a una selección de carrera aleatoria… ¿les importaría dejar de molestar a la señorita? —sonrió con malicia Hypnos.
—¡Él no me agrada! —apuntó Mephisto, y salió corriendo con Shura y Afrodita a su salón, Camus tan solo se aterró de igual manera y fue tras de Milo, Yoshiko se quedó allí, mirando a Hypnos con cautela.
—Lamento que hayas tenido que ver eso, Miko —continuó Hypnos, y Yoshiko tragó saliva con fuerza—. Ahora… tras hacer eso que hice… me siento muy pero muy cansado… si alguien vuelve a molestarte solo dime… pero cuando no me veas tan cansado… —bajó la cabeza Hypnos, se dirigió a su salón, y azotó el rostro a su pupitre.
—¿Qué clase de sujetos son este par? Más importante. ¿Lo que acaba de pasar realmente pasó? —se asomó Yoshiko al aula de Milo, donde le platicaba a Shaka que deseaba convertirse en un doctor algún día, y que le prometía ayudarle a recuperar la vista completa, lo que dibujaba una sonrisa en Shaka— Bueno… supongo que se le ve muy entusiasmado… aunque me pregunto si esto tiene que ver con Hypnos… —se preocupó Yoshiko aún más, pero regresó a su salón de todas formas, y al hacerlo, notó a Derbal, con la mirada perdida, y limpiando el casillero de Yoshiko—. ¿Eh? ¿Señor Derbal? —se preocupó Yoshiko.
—Me miró feo, perdón —se disculpó Hypnos, azotando nuevamente su rostro contra el pupitre por el cansancio—. Necesito un té… estoy agotado… —se fastidió Hypnos.
—¿Enserio? Yo me siento extrañamente lleno de energía —le confesó Tanathos, quien miró en dirección a Yoshiko, y la saludó desde lejos—. Miko, la clase ya va a empezar. Ven rápido, no te vayas a meter en problemas —le sonrió Tanathos.
—Creo que ya tengo suficientes problemas… gracias… —se espantó Yoshiko, pero se sentó de todas formas—. Oigan, ¿es enserio lo que hacen? Tu mirada demoniaca y el aura oscura y asesina, y tu habilidad de hipnotismo… ¿son reales? —preguntó.
—¿De qué hablas? —alzó su rostro Hypnos levemente— Si tan solo somos 2 estudiantes de lo más común y corrien… —intentó decir Hypnos, cuando una libreta voló a su rostro, lanzada por un muy molesto Tanathos—. ¿Qué te pasa? —gritó Hypnos furioso.
—A Miko no le lavas el cerebro, no en mi guardia —se fastidió Tanathos, mirando a su hermano con desprecio, y ambos se pusieron de pie, colocaron sus manos en el pupitre de Yoshiko, se encararon el uno al otro, y pegaron frentes—. Si le haces algo a Miko no te lo perdono, no te lo perdono —insistió Tanathos.
—¡Intento protegerte, idiota! ¿Y si Miko no es la persona que pensamos? —recriminó Hypnos con desdén, empujando su frente a la de Tanathos de igual manera— Siempre que abres tu corazón terminas lastimado, solo intento protegerte —continuaron discutiendo, mientras los rumores comenzaban a escucharse por todo el salón.
—¿Una pelea de gemelos por el amor de Miko? ¡Qué romántico! —escuchó Yoshiko, lo que la sobresaltó, mientras los gemelos seguían discutiendo— Oigan, ¿no les parece que Hypnos es muy guapo? Miko siempre se roba el corazón de todos, no es justo —escuchó a otra chica decir, lo que la apenaba aún más—. ¿Cómo no va a hacerlo? Mira lo bonita que es. Tal vez si le pidiéramos consejos en lugar de molestarla… —enunció una tercera, lo que sorprendió a Yoshiko.
—¿De qué están hablando? —agregó Eris, furiosa, azotando sus manos en su pupitre, y llamado la atención, incluso de los gemelos— ¿No ven lo que está pasado? Ese par de gemelos dementes y la bruja de Miko están montando un teatro para que Miko parezca ser la señorita popularidad. ¡Es una farsa! ¡Miko no es más que una sucia… falsa… y repulsiva…! —les recordó Eris, haciendo enfurecer a Yoshiko, quien ya estaba teniendo suficiente de la intervención de Eris, y estuvo a punto de ponerse de pie y decirle sus verdades como pasó ayer, cuando Hypnos y Tanathos colocaron cada uno una mano en cada hombro de Yoshiko, tranquilizándola, mientras se miraban en uno al otro, asentían, y sonreían.
—Oh, creo que le gustas a Eris —exclamó Tanathos, dirigiéndose a su hermano Hypnos, y Eris inmediatamente se viró a ver al par de gemelos con incredulidad—. Siempre es lo mismo, hermano. Deberías tener más cuidado. Eris se enojó porque le prestaste atención a Miko y no a ella. Pero, ¿cómo culparte si Miko es sumamente hermosa? —se burló Tanathos.
—¡No digas cosas tan desagradables! —se molestó Hypnos, montando una escena en el salón, y Yoshiko comenzó a desear que se la tragase la tierra— ¿Eris enamorada de mí? Si el solo hecho de escucharte decir eso ya me quita el sueño. ¡Preferiría 1,000 veces besar a un sapo que a esa cosa! —apuntó Hypnos a Eris, y Eris se mostró furiosa ante la declaración.
—¿Enserio? ¿Besarías a un sapo antes que besar a Eris? ¿No te retractas de lo que dices? —preguntó Tanathos con sombrías intenciones— Coincidentemente, tengo un sapo en mi maletín —le mencionó Tanathos, sacó su maletín, y sacó de su interior a un sapo—. Lo llamo Zelos —sonrió Tanathos, y se lo mostró a Hypnos—. Entonces, ¿besarías a este sapo antes que considerar besar a Eris? —le preguntó.
—¿Por qué traes un sapo a clases? —se fastidió Hypnos, y Tanathos sonrió con malicia— Pero por supuesto, ¿Quién en su sano juicio se fijaría en alguien con un corazón tan ruin y asqueroso? —apuntó Hypnos, fastidiando a Eris aún más— Antes besaría a un sapo, que permitir que semejante basura de persona se fijara en mí —tomó Hypnos al sapo, y lo besó, asqueado, mientas Tanathos se burlaba sonoramente de su hermano.
—¡Esto salió mejor de lo que me imaginaba! ¡Pobre Zelos! ¡Les doy mi bendición! —se regocijó Tanathos, mientras Hypnos hacía muecas de desprecio por besar al sapo— ¡Pobre Eris ¡Le ganó un sapo! —se burló Tanathos aún más sonoramente, mientras el salón de clases comenzaba a burlarse de la señorita popularidad del 3-A.
—¿Qué creen ustedes, par de inadaptados sociales, que van a lograr con esto? —los encaró Eris con desprecio, mirándolos fijamente— ¿Quién se fijaría en un par de tarados como ustedes? Solo se avergüenzan a sí mismos —les apuntó con coraje.
—No, Eris… —le sonrió Hypnos, mirándola fijamente—. La que se avergüenza a sí misma, eres tú. ¿O es acaso que no te parezco atractivo? Dime, Eris… —se le acercó Hypnos, y Eris no podía quitarle la mirada de encima—. ¿Quién es la persona a la que consideras físicamente atractiva? —preguntó.
—¿La persona a la que considero físicamente atractiva? Eso es… —se apenó Eris, intentó mantener sus labios cerrados, pero estos no le respondían—. Aioros… me gusta Aioros, con todo mi corazón —confesó.
—Eh… —se burló Tanathos, mirando a Eris fijamente ahora él—. ¿Entonces es cierto lo que escuchamos de Miko ayer? ¿Es verdad que solo la atormentas porque estás celosa de ella que tiene toda la atención de Aioros? ¿Qué piensas en verdad de Miko? ¿Piensas que es fea? ¿Piensas que está chiflada? ¿Qué es falsa y una mala persona? ¿O solo la molestas porque Aioros no se fija en ti y se fija en ella? —preguntó, y Eris intentó cubrirse la boca.
—La verdad, Eris —la miró Hypnos, y los labios de Eris temblaron más y más—. ¿Cuál es la verdadera razón por la que molestas a Miko? —le pidió responder.
—La molesto… porque… —comenzó a llorar, como sabiendo que no podía resistirse—. ¡La molesto porque estoy celosa de ella y la atención que tiene de Aioros! —confesó, y los gemelos se miraron el uno al otro, y sonrieron con malicia, mientras los demás estudiantes comenzaban a susurrarse unos a otros por la confesión de Eris.
—¿Tienes energía para un truco más? —le preguntó Tanathos a Hypnos, quien hizo una mueca, pero asintió— ¡Oye Eris! ¡Ya que estamos en lo de las confesiones! ¿Quién más te gusta además de Aioros? ¿Alguien del salón? —preguntó.
—¡Ah! ¡Tiempo de venganza! —sonrió maliciosamente Hypnos, preocupando a Tanathos— Dinos Eris, ¿hay alguien del salón que te guste mucho como para olvidar a Aioros y perdonar a Miko? —le preguntó Hypnos.
—Tha… na…tos… —comenzó a balbucear Eris, Tanathos hizo una mueca, Hypnos sonrió con malicia, e incitó a Eris a hablar más alto—. ¡Encuentro a Tanathos físicamente atractivo! —confesó, Tanathos se quedó boquiabierto, Hypnos se burló, y el salón entró en un silencio sepulcral.
—Pásame al sapo —le pidió Tanathos, e Hypnos así lo hizo, y Tanathos inmediatamente besó al sapo, sorprendiendo a todos sus compañeros—. ¡No es suficiente! ¡Necesito algo más fuerte para quitarme la horrible sensación de que Eris me encuentre atractivo! ¡Aaaaah! ¡Tendré pesadillas de por vida! ¡Qué asco! —se estremeció Tanathos, y todos en el salón comenzaron a burlarse de Eris, quien sintiéndose horriblemente ridícula, comenzó a llorar sin saber lo que le había pasado, y mientras todos se reían, con Hypnos y Tanathos riéndose más sonoramente que nadie, Yoshiko tomó a ambos gemelos de los oídos, y se los jaló con fuerza— ¡Aw! ¡Oye, oye que me arrancas mi orejita! —se quejó Tanathos.
—¡Ouch! ¡Ouch! ¡Estamos tratando de ayudar! —se fastidió Hypnos de igual manera, mientras Yoshiko los miraba a ambos con molestia, y los gemelos, sorprendidos, la miraban con incredulidad.
—Vaya segunda impresión les dan a sus compañeros… —los miró Yoshiko en señal de descontento, y los gemelos intercambiaron miradas de confusión, mientras Yoshiko respiraba profundamente, tranquilizándose—. Oigan… entiendo por qué hicieron todo este circo… pero pagarle a Eris con la misma moneda no es la solución… la lastimaron… —apuntó Yoshiko a Eris, quien lloraba en el suelo, temblando inclusive de miedo—. Romper el temple de alguien, de una forma tan ridícula, no es justo, menos si pueden hacer cosas que los demás no pueden. Gracias por intentar ayudarme, pero, esto no me hace feliz —les explicó, y el par intercambió miradas en ese momento, y se deprimió—. Ahora… pídanle perdón a Eris… —les pidió.
—¿Eeeeeh? —reaccionaron los dos al unísono— Pero Miko —continuaron en perfecta sincronía, lo que impresionó a todos los presentes, Miko incluida—. ¿Tenemos qué? —preguntaron, y Miko se mantuvo firme, y asintió— Está bien —contestaron, y se viraron a ver a Eris—. Tal vez seas mejor que besar a un sapo —dijeron ambos, negándose a disculparse, pero Yoshiko tiró de las orejas de ambos nuevamente—. ¡Está bien! ¡Está bien! —recriminaron, y se tragaron su orgullo— Perdón… —bajaron sus cabezas, mientras Eris los miraba con ira.
—Así está mejor —les sonrió Yoshiko, ruborizando a Hypnos y a Tanathos, al igual que a todos sus compañeros, quienes miraban una sonrisa genuina en Yoshiko, una que les hacía sentir cierta calidez—. Ahora, basta de bromas pesadas, no es bueno torturar a la gente. Si van a hacer bromas, que no sean bromas que humillen a los demás, solo que los diviertan. Por cierto, Hypnos… ya empezaron las clases tarde… —le recordó apuntando a Derbal, quien seguía limpiando su casillero afuera del salón.
—Ah, lo olvidé —liberó Hypnos a Derbal al aplaudir 2 veces, quien se mostró confundido por estar limpiando un casillero, y miró en todas direcciones intentando deducir lo que acababa de pasar, cuando Hypnos se desmayó.
—Ah, abusó mucho de su poder —se burló Tanathos, ayudando a su hermano a ponerse de pie, y sentándolo en su pupitre, donde comenzó a roncar, confundiendo a todos los presentes, quienes no pudieron indagar al respecto, al un molesto Derbal entrar a dar su clase.
Cafetería de la Academia Sanctuary.
—Estoy mentalmente abatida… —se quejó Yoshiko, mientras hacía fila en la cafetería para comprar su comida, y como era costumbre, lo hacía sola, ya que gracias a Eris nadie se sentaba con ella a comer o pasaba el tiempo con ella. Yoshiko sabía que si ella así lo quería podía compartir la mesa de Saga, Kanons, Dohko y Aioros, pero aquello solo atraería rumores desagradables, además de que debía comer tan rápido como pudiera para continuar con su trabajo, ya que Cronos no tardaría en pedirle resultados.
—2 del comb del combo 9, un refresco de dieta y 3 postres —escuchó Yoshiko, deprimida, mientras veía a Aldebarán pagar por todo lo que habría de comer. Pero no era la cantidad de comida que Aldebarán comería lo que mortificaba a Yoshiko, sino el hecho de que, nuevamente, no había alcanzado postre.
—Aw… y hoy sirvieron flan napolitano… —lloró Yoshiko, mientras veía a Aldebarán cargar con toda su comida y dirigirse a una mesa que compartía con Shaka y con Mu—. Goloso… —se fastidió Yoshiko, mientras le preguntaban lo que pediría—. Combo 3 y una manzana de postre… —agregó con tristeza, y tras darse la vuelta, notó a Milo mirando la manzana. Él era el siguiente en la fila después de todo, y Yoshiko se había comprado la última manzana—. ¿Te gustan las manzanas? —preguntó Yoshiko, y Milo se apenó y desvió la mirada. Yoshiko por su parte, le entregó su manzana a Milo— Por cierto, no me has llamado, pequeño pilluelo —le guiñó el ojo, y Milo se apenó, pero aceptó la manzana—. Bueno, supongo que volver a la vida de estudiante no es tan malo —sonrió Yoshiko, y mientras buscaba lugar, Tanathos la miraba desde una mesa que compartía con Hypnos, sumamente interesado.
—Miko… es muy buena, ¿no crees? —preguntó Tanathos, e Hypnos, medio adormilado, se incorporó para ver a su hermano con incredulidad— Casi parece de mentira. ¿Puede haber alguien tan buena? —preguntó.
—Tanathos, no me digas que te gusta Miko —le espetó Hypnos, y Tanathos hizo una mueca—. Por si no lo notaste, ella parece estar muy interesada en un estudiante dorado, Aioros creo que dicen que se llama —le recordó.
—Ah, eso ya lo sé, pero uno hace su luchita —le sonrió Tanathos, e Hypnos se frotó la barbilla, por lo que Tanathos lo miró con cautela—. Esa es la mirada de: 'usaré mis poderes en Miko para que se enamore de mi hermano' —dedujo.
—No le pongas nombres ridículos a mis miradas de hipnosis —se quejó Hypnos, y Tanathos le sonrió nuevamente—. Escucha, ya nos expusimos demasiado. Tal vez sea el momento de cambiar de escuelas nuevamente —le explicó.
—Si se siguen cambiando de escuelas una y otra vez, no van a lograr nada más que deprimirse —escucharon ambos, y se viraron a ver a Yoshiko, quien los miraba a ambos con una sonrisa, misma que ruborizó al par—. ¿Me puedo sentar? —preguntó.
—¡Yo te ayudo! —gritaron ambos al unísono, y tomaron la misma silla, intentado ayudar a Yoshiko a sentarse, y montando otra escena en medio de la cafetería— Oye, oye, pensé que habías contemplado ayudarme con tus miraditas con Miko —se fastidió Tanathos.
—Un poco de competencia sana no te hace nada mal —le respondió Hypnos, forcejeando con Tanathos por la silla, mientras Miko los miraba a ambos con incredulidad—. Suelta, yo le daré la silla a Miko —insistía Hypnos.
—Que buen hermano —se fastidió Tanathos, forcejeando también, mientras Yoshiko los miraba a ambos con una mueca, pero entonces sintió un aura maligna a su alrededor, por lo que Yoshiko se dio la vuelta, aterrada, y encontró a Aioros mirándola fijamente.
—Miko… —comenzó Aioros, sumamente celoso, pero entonces sus ojos se humedecieron—. Por qué aceptas la invitación de ese par y no la de tu novio y de su hermanito bebé —levantó Aioros a Aioria, como imitando una escena de una famosa película de dibujos animados de un león que era presentado ante su reino.
—¡Oye bájame! ¡No soy un gato! —se quejó Aioria, y Yoshiko sonrió ante las molestias de Aioria, quien nuevamente era utilizado por Aioros como medio de convicción para que Yoshiko aceptara sentarse con ellos a comer— Solo acepta la invitación, esto es muy vergonzoso —se apenó Aioria.
—Lo siento, pequeño Leo, pero la verdad te vez muy tierno así —se burló Yoshiko, enfureciendo a Aioria, y en ese momento, tanto Yoshiko como Aioros comenzaron a reírse, burlándose de Aioria, aunque la risa de ambos fue tan amena, que se ganó la atención de Hypnos y de Tanathos, quienes miraron a Aioros con desdén.
—Hey… Tanathos… —comenzó Hypnos, con una ceja temblándole de coraje—. No sé tú, pero me siento sumamente molesto… —confesó, y su hermano gemelo compartió aquel sombrío sentimiento.
—Dime obsesivo si quieres… pero me molesta que ese sujeto se porte tan amenamente con Miko —se fastidió Tanathos de igual manera, y tanto Hypnos como Tanathos se miraron, asintieron, y se pararon cada uno a un lado de Yoshiko, colocando sus brazos alrededor de los hombros de Yoshiko, apenándola—. Ella está con nosotros —hablaron ambos al unísono.
—¿Eh? —parpadeó un par de veces Aioros, mientras ponía a un apenado Aioria en el suelo— Ah, deben ser amigos de Miko. Hola, soy Aioros. Soy su amante —saludó, y tanto Hypnos, como Tanathos, Yoshiko, y casi la totalidad de la cafetería, salvo Camus a quien Milo le había tapado los oídos, abrieron sus bocas en señal de sorpresa—. Podemos compartir mesa si quieren, pero el postre me lo reservo para más tarde. ¿Verdad Miko? —le guiñó el ojo Aioros.
—¡Deja de decir cosas que le den a la academia una mala impresión! —se molestó Yoshiko, gritándole a Aioros muy molesta, aunque Yoshiko pasó del coraje a la preocupación cuando Saga llegó y comenzó a aprisionar a Aioros en una maniobra de lucha libre— Saga, espera, lo lastimas… —intentó defender Yoshiko, y mientras todo aquello pasaba, Hypnos y Tanathos intercambiaban nuevamente sus miradas, y asentían.
—No eres digno de Miko, aún lado —empujaron ambos a Aioros, confundiendo a Miko, y derribando a Aioros, quien comenzó a sobarse el trasero por la mala caída—. Alguien como tú… es repulsivo… —le apuntaron ambos, y Yoshiko se mordió los labios, y encaró al par, preocupándolos, cuando Saga la tomó del hombro, la hizo a un lado, y los encaró él mismo.
—Oigan ustedes, par de perdedores… —comenzó Saga con desprecio, uno que sobresaltó a los gemelos—. ¿Qué estaban diciendo sobre mi mejor amigo? Me temo que no los escuché bien —agregó Saga con malicia, tronándose los dedos, dispuesto a entrar en conflicto, y los preocupados de Hypnos y Tanathos subieron sus defensas.
—¿2 contra 1? Eso no me parece muy justo —se levantó alguien, era Kanon, quien miró en dirección a Saga con molestia— ¿Por qué siempre te estás metiendo en problemas? Si vas a comenzar a darte de golpes con otros gemelos, al menos equipara las cosas —se colocó Kanon al lado de Saga, y tanto Hypnos como Tanathos se mordieron los labios en preocupación—. ¿Qué pasa? ¿No andaban muy crecidos con lo de ser dignos de acercarse a Miko? —les preguntó Kanon.
—No otra vez… —exclamó Miko, mientras el par de gemelos se miraba el uno al otro en señal de molestia—. Alto, alto, Saga, Kanon, tranquilos, y ustedes 2, ¿quieren dejar de actuar como unos niños malcriados? —reprendió Yoshiko, pero cada par de hermanos se gruñía como perros a punto de entrar en conflicto— ¡Basta! ¡Tranquilos todos! —enfureció Yoshiko, y por fin todos les prestaron atención— Saga, Kanon, gracias por defender a Aioros, pero, voy a comer con Hypnos y Tanathos… —les mencionó, y el par de hermanos intercambió miradas, mientras Aioros se paraba para refutar—. Después hablamos… —se dirigió a Aioros, quien intentó hablar nuevamente, pero ella se lo impidió—. ¡Después dije! —agregó furiosa, y Aioros bajó la mirada, asintió, y se retiró deprimido, mientras Hypnos y Tanathos se burlaban sacándole la lengua, estirándose los parpados, y moviendo sus brazos como despidiéndose de Aioros— Y ustedes 2… —los miró Yoshiko con coraje, los tomó de las orejas, y los sentó a la fuerza—. ¡Ya basta! —reprendió Yoshiko, y el par se sobó las orejas con molestia— Es su segundo día de clases, y me están ocasionando demasiados problemas. ¿Por qué hacen todo esto? —les preguntó, y ambos intercambiaron miradas, y asintieron— Siempre que hacen eso me preocupo —se estremeció Yoshiko.
—¡Queremos a Miko! —exclamaron ambos al unísono, paralizando a Yoshiko por la sorpresa— ¡Queremos a Miko Hasegawa! —exclamaron ambos con fuerza, silenciando a toda la cafetería, y enfureciendo a Aioros aún más, quien colocó ambas manos en los hombros de Yoshiko.
—Hablamos… inmediatamente… —agregó Aioros con desprecio, y aunque Hypnos y Tanathos intentaron recriminar, cada uno terminó en una llave de lucha libre, uno a manos de Saga, el otro a manos de Kanon, mientras Aioros se llevaba a Yoshiko, cargándola como a una princesa.
—Eso… es muy dramático e innecesario… —concluyó Milo en su mesa, mientras le tapaba los oídos a Camus, quien se dedicaba a leer un libro, mientras Aioria los miraba a ambos con vergüenza—. ¿Qué me vez, Kimba? —se fastidió Milo.
—Ya no tengo con quien comer… ¿puedo acompañarlos? —les preguntó Aioria, y pese a que Milo despreciaba a Aioria, asintió, y permitió que se sentara con ellos a comer.
Tejado de la Academia Sanctuary.
—¡Aioros! ¡Bájame! ¡Me estás alzado la falda! —se quejaba Yoshiko, mientras Aioros la cargaba con cara de pocos amigos, pero la bajaba por fin en el tejado, cruzándose de brazos tras hacerlo, y preocupando a Yoshiko, quien rara vez veía a Aioros tan molesto— Puedo explicarlo… —intentó decirle.
—¡Entonces empieza a explicar! —recriminó Aioros, sobresaltando a Yoshiko por la forma en que Aioros le había alzado la voz, hasta que Yoshiko notó que Aioros estaba llorando— ¿Qué estoy haciendo mal? Si es por lo del Libro Dorado te juro que ya lo dejé —sorbió Aioros con fuerza.
—Un momento, ¿enserio estás llorado? ¡Aioros, tienes 19! —se fastidió Yoshiko, pero Aioros continuó mirándola con cara de despecho y dolor— Esta academia… está llena de lunáticos… ¿cómo me metí en esto? —se fastidió Yoshiko, y comenzó a apenarse— No sé ni por qué te digo esto, pero no tienes nada de qué preocuparte. No estoy interesada ni en Hypnos, ni en Tanathos… —le explicó.
—¿Ni en Saga? —le preguntó Aioros en preocupación, a lo que Yoshiko respondió haciendo una mueca— ¡Ah! ¿Entonces en Saga sí? —se fastidió, deduciendo la razón de la mueca.
—Oye, no me culpes si sí está guapo… quiero decir… ¡no! —se fastidió— El que encuentre a alguien físicamente atractivo no significa que sea compatible con él. Puedes estar tranquilo, no me gusta Saga, ni nadie en la Academia Sanctuary —le aclaró.
—¿Ni yo? —preguntó, a lo que Yoshiko reaccionó sudando frio por verse acorralada— ¿Eso es un no? —preguntó nuevamente, con ojos llorosos, perturbando a Miko, quien comenzó a trastabillar y a levantar a Aioros del suelo a la fuerza— Déjame… ya estoy muerto… —se hizo la víctima.
—No eres más que un niño malcriado y caprichoso… —se esforzó Yoshiko por levantarlo, y lo recargó en la pared de la entrada al tejado—. Por todos los cielos, Aioros. ¿Sigues de insistente? Ya te dije que no puedo buscar una relación… no es la razón por la que entré a esta academia —intentó explicarle.
—Nadie entró a la Academia Sanctuary a buscar pareja, pero si pasa no puede evitarse —intentó refutar Aioros, y Yoshiko comenzó a apenarse—. Por favor Miko, si es por la edad, solo son 5 años de diferencia… puedo esperar si es lo que te preocupa… —se apenó Aioros mientras jugueteaba con los dedos.
—¿Exactamente a qué te refieres con que puedes esperar? —se fastidió Yoshiko, suspiró, y se sentó en el piso— Escucha, estoy muy agobiada como para pensar en esto. ¿Quieres dejar ese tema por la paz? —le preguntó.
—Para mí es el tema más importante de todos, después de Aioria. Hablo enserio, Miko —le espetó Aioros, y Miko simplemente hizo una mueca de vergüenza, por lo que Aioros se tranquilizó, suspiró, y se sentó a su lado—. ¿Tengo al menos una oportunidad? —le preguntó, incomodándola aún más.
—Aioros… basta… —se quejó Yoshiko, pero tras ver los ojos llenos de decepción de Aioros, se apenó aún más—. Escucha, ser insistente no significa que las cosas van a cambiar. Todo lo contrario, me aterra y me cohíbe, es molesto —le explicó.
—No estoy siendo insistente por terco y obstinado si es lo que crees. Hasta yo sé que eso es deprimente —le explicó Aioros, mientras bajaba la mirada en señal de preocupación—. Te insisto porque sé que sientes algo por mí… pero algo no te deja ser sincera —dedujo Aioros, y Yoshiko en respuesta, se puso de pie y caminó lejos de él—. Miko… —insistió él, y Yoshiko se detuvo—. Escucha… bromas aparte, estoy siendo enteramente serio en estos momentos… lo menos que puedes hacer es mirarme fijamente mientras te soy sincero… —le pidió.
—Es precisamente eso lo difícil. ¿Cómo voy a verte a los ojos y aceptar lo que me tengas que decir, cuando la que no puede ser sincera soy yo? —le preguntó, pero Aioros mantuvo su silencio— Exigiré un aumento… —se fastidió Yoshiko, se dio la vuelta, y miró a Aioros fijamente—. ¿Qué me quieres decir? —preguntó.
—Me gustas… —dijo sin rodeos, y Yoshiko entró en pánico e intentó huir, pero Aioros la detuvo y la obligó a verlo directamente—. Por favor déjame terminar… —le pidió, y Yoshiko tragó saliva—. Me gustas, de verdad me gustas, esta no es una de las tonterías del Libro Dorado, de verdad me gustas, no me importa si tienes 14, puedo esperar a que estés lista… solo… si no podemos salir en estos momentos, por cualquiera que sea la razón… solo dime con sinceridad que quieres que me detenga y que lo deje de intentar… y te juro que no lo volveré a intentar, pero tienes que serme sincera ahora. ¿Te gusto o no te gusto? —preguntó.
—Eso… es muy relativo… —evadió dar respuesta, y Aioros comenzó a desesperarse—. No vale, Aioros. ¿Por qué no lo puedes entender? ¡No puedo aventurarme a pensar en estas cosas si yo no puedo serte sincera! —insistió, pero Aioros se cruzó de brazos, y esperó— ¿Me dejas pensar 10 minutos? —preguntó.
—Ni que te estuviera pidiendo matrimonio —se quejó Aioros, y Yoshiko lo miró con desprecio—. Bien, 10 minutos, pero después quiero una respuesta de sí o no, sin discursos, sin metáforas, sin excusas —aclaró.
—Sí o no, ya entendí. Pero no te acerques porque tiendo a monologar —le pidió, Aioros asintió, y miró a Yoshiko caminar hacia el extremo más alejado del tejado, desplomarse allí, y tirarse del cabello en señal de descontento, lo que preocupó a Aioros—. ¿Ahora qué? Aioros está siendo demasiado directo… y no quiero lastimarlo, pero es que él no entiende. ¿Y si le digo la verdad? ¡No! ¡Eso definitivamente lo arruinaría todo! ¿Qué pasa si a él no le agrada la verdad? ¿Por qué me estoy poniendo excusas como si lo deseara? Soy una adulta, debo ser firme… uweh…. —colapsó la mente de Yoshiko, y Aioros, preocupado, intentó ir en su auxilio—. ¡No te acerques! —pero Yoshiko lo detuvo.
—Me estas asustando… más de lo normal… —aclaró Aioros, pero le dio algo e distancia a Yoshiko de todos modos, mientras ella meditaba al respecto—. ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Estaré siendo muy directo? —se preguntó, y Yoshiko logró escucharlo, pero pegó la frente a la reja del tejado, y suspiró.
—La verdad es que… nunca me hice ilusiones de ningún tipo cuando niña… yo era la niña fea del salón, de la que todos se burlaban, y que miraba a los chicos atractivos y se enojaba porque las niñas lindas que me molestaban se quedaban con ellos —se dijo a sí misma Yoshiko, recordando sus verdaderos 14 años—. Y ahora, gracias a condiciones tan extrañas… tengo a muchos fijándose en mí… y no sé qué hacer con tanta atención… me aterra… tengo 29 años y nunca he salido con nadie, ni siquiera he tenido una mísera declaración. Pasé de ser la fea de la que todo mundo se burlaba, a la chica… pues… no exactamente popular gracias a Eris, pero… que tengo prospectos tengo prospectos… un montón de mocosos insolentes, pero prospectos a fin de cuenta. Por donde lo miren todo esto está mal, muy mal. Pero… la verdad es que… me siento extrañamente cálida por los acercamientos de Aioros… él es solo un joven con las hormonas desatadas, eso ya lo sé… no puede pensar como yo… lo que yo siento… me aterra… porque está mal… y para él es solo una calentura de su juventud. ¿Cómo podría? Aunque… técnicamente hablando los dos somos mayores de edad… ¡pero él no lo sabe! ¡Aaaaah! ¡Es tan complicado! —lloró Yoshiko, y Aioros se aclaró la garganta— ¿5 minutos más? —preguntó, y Aioros movió su cabeza en negación— Está bien… ya lo pensé… —se acercó Yoshiko, apenada, y miró a Aioros fijamente—. Creo que sí me gustas… Aioros… —confesó, y Aioros se alegró en ese momento—. Pero no puedo aceptar tus sentimientos todavía —finalizó, y Aioros se deprimió.
—Ya no entendí donde quedé —se fastidió, y Yoshiko suspiró, avergonzada—. Bueno… supongo… que es un paso adelante, así que creo que no puedo quejarme… —concluyó Aioros, y Yoshiko se apenó—. ¿Qué sigue ahora? —preguntó.
—Me dejas terminar lo que tengo que hacer en esta academia, y solo entonces podré aceptar tus sentimientos y de allí ver a donde nos lleva —aclaró, y a Aioros comenzó a temblarle la ceja en descontento—. Por tu reacción puedo ver que no estás contento… —lo miró Yoshiko con molestia.
—Soy un Sagitario, obviamente no —aceptó, y Yoshiko alzó una ceja en señal de descontento—. Capricornio tenías que ser. Dohko dijo que la relación se llamaba 'misión imposible', pero aquí estoy de terco —se fastidió, y Yoshiko simplemente hizo una mueca de incredulidad—. ¿Qué? Me gustan los horóscopos —confesó.
—No sé qué debería de pensar al respecto… —le respondió Yoshiko, y Aioros tan solo sonrió—. Infantil… pero tienes un encanto natural. Escucha… va a tomarme tiempo. No sé cuánto. Si quieres a otra chica, yo… —intentó decir, pero se mordió la lengua, a la defensiva.
—No quiero a otra chica, basta con eso —se fastidió Aioros—. Pero ya fue mucho de este tema. ¿Qué pasa con ese par de gemelos lunáticos? Y no me refiero a Saga y a Kanon. Sino a los que se te pegan como abejas a la miel, lo cual, me desagrada, y mucho —le espetó.
—Hypnos y Tanathos… son… peculiares… —aceptó Yoshiko, y Aioros asintió—. Pero son mis amigos —le explicó—. Solo amigos… nada más, que te quede claro —aseguró.
—No se nota mucho —respondió con evidentes celos, lo que molestaba a Yoshiko aún más—. No es que no confíe en ti, pero no confío en ellos —le explicó.
—Solo son unos niños que necesitan de una amiga verdadera… en un mundo donde la gente no tolera a los que son diferentes… no puedo dejarlos solos… —le explicó, pero Aioros intentó hacer a Yoshiko entrar en razón—. Ya sé que se me confesaron, voy a rechazarlos. Despreocúpate, yo ya elegí —le aseguró, sonrojada, y Aioros se sonrojó igual—. Ya que quedamos claros, necesito regresar a aclarar las cosas —aseguró Yoshiko.
—Creo que será lo mejor, pero por si acaso, voy a darte algo que te sirva de ayuda —se acercó Aioros, mientras Yoshiko se dirigía a la puerta, y cuando se viró para ver lo que Aioros iba a darle, fue recibida por él robándole un beso, mismo que demolió las defensas de Yoshiko, quien perdió el control de sus piernas, y se desplomó al suelo—. Es solo un gentil recordatorio… —le sonrió Aioros, y la dejó atrás, en la terraza.
—Jovencitos precoces… si esto sigue así… me van a causar un paro cardiaco… —se fastidió Yoshiko, soltó aire, e intentó calmarse—. De pronto no estoy teniendo pensamientos muy inocentes… mejor me quedo aquí hasta que se me baje, o terminaré haciendo algo impensable. Aioros idiota… —se quedó allí Yoshiko, intentando calmarse.
Escuela de Hierro.
—¿A dónde vamos, Tanathos? Las clases ya van a empezar —preguntó Hypnos a su hermano, quien deambulaba entre los límites de la Academia Sanctuary con los de los edificios anexos, en específico, con los pertenecientes a la escuela de Hierro y el jardín de Acero—. ¿Sentiste algo? —preguntó nuevamente Hypnos.
—Sentí a otra entidad con poderes paranormales si eso responde a tu pregunta, Hypnos —fue la respuesta de Tanathos, quien miraba a los niños que jugaban alegremente en la escuela de hierro desde el otro lado de las rejas que daban a la Academia Sanctuary—. Está por aquí… puedo sentirlo, una persona con un poder muy grande —aseguró.
—¿Me buscan? —preguntó una pequeña de 9 años de edad, de cabellera plateada, y una sonrisa muy bella en sus labios— Hola, me llamo Hilda. Mucho gusto señor Tanathos, mucho gusto señor Hypnos —reverenció la niña.
—¿Puede leer la mente? —se sobresaltó Tanathos— Increíble, increíble, ¿puedes ver lo que estoy pensando? —preguntó, y de pronto Hilda comenzó a temblar, asustada, y sus ojos se llenaron de lágrimas— ¡Ah! ¡No! ¡Espera! ¡Ya estoy pensando en unicornios! ¡Y en lindos conejitos! ¡Muchos lindos conejitos! ¿Te gustan los conejitos? —preguntó.
—No como se los imagina usted… —se aterró nuevamente Hilda, y comenzó a retroceder, cuando Hypnos le impactó la nuca a su hermano, e Hilda dirigió su mirada a Hypnos, mientras se mordía un dedo, curiosa—. ¿De verdad puede funcionar eso? —preguntó.
—Al parecer sí puedes leer la mente —se sorprendió Hypnos, sacando su almuerzo de su bolsillo, desprendiendo el papel aluminio del mismo, y aplastándolo hasta darle la forma de una banda de aluminio, misma que le puso a Tanathos alrededor de la cabeza—. ¿Puedes leerle la mente? —preguntó entonces.
—¡Eeeeehhhhh! ¡Ya no veo cosas feas! ¿Cómo pasó eso? —miró a Hypnos, y entonces parpadeó un par de veces— Oh… ya entendí… creo… —miró Hilda a Hypnos con curiosidad, quien se sintió acosado por la mirada de Hilda.
—También puedes dejar de leer mentes voluntariamente. ¿Lo has intentado? —Hilda asintió en ese momento— ¿Me puedes hacer el favor de no leerme la mente? Sería incomodo si no me dejas hablar —le pidió, e Hilda asintió, cerró los ojos, y los volvió a abrir mientras sonreía.
—¡Ya no puedo leer nada! ¡Solamente hay aire! ¡Aire! ¡Aire! ¡Aire! —comenzó a bailotear Hilda, e Hypnos se preocupó un poco, pero decidió concentrarse en lo que tenía que hacer.
—Escucha… Hilda, ¿verdad? —preguntó, e Hilda asintió alegremente— Somos algo así como… investigadores paranormales. Tanathos puede sentir los poderes paranormales, y yo puedo hipnotizar a las personas, pero no usaré eso contigo claro. Y bueno, no hay una razón en específico por la cual nos gusta buscar a otros con poderes como nosotros, simplemente… lo hacemos por sentirnos integrados… sabiendo que hay otros que sufren lo que nosotros sufrimos —aseguró Hypnos.
—Yo no sufro —aclaró Hilda, e Hypnos y Tanathos intercambiaron miradas—. Puedo leerles las mentes a todos, y muchos piensan cosas malas de mí, pero otros piensan cosas muy bonitas. Otros ni me ponen atención, y piensan en sus propios mundos de fantasía. Es como ver un cine en mi cabeza todo el tiempo —sonrió Hilda, y los gemelos se impresionaron—. ¿Y saben? Hay un niño que tiene un cine muy impresionante en su cabeza. Todos los días es una película nueva, todas siempre muy interesantes. Creo que me gusta ese niño, es mi físicamente atractivo amor platónico, pero no le vayan a decir a nadie, es un secreto, ¿por el meñique? —pidió Hilda.
—¿Puedo secuestrarla y conservarla? —preguntó Tanathos, espantando a Hilda, pero Tanathos inmediatamente corrigió el rumbo— Era broma, era broma, yo jamás haría eso. ¿Cómo hago que me creas? —preguntó, e Hilda comenzó a pensar al respecto.
—Tarado, la estás asustando —se fastidió Hypnos, mientras Hilda sacaba una bolsita de su vestido y lazaba el contenido al piso—. ¿Cómo se te ocurre decirle algo como eso a una niñita? —continuó preguntando.
—¡Está bien! ¡Raidha dice que no me vas a secuestrar! —sonrió Hilda, e Hypnos y Tanathos intercambiaron miradas— ¡Ella es Raidha! ¡Es la runa de la jornada, el camino, los viajes, del futuro! ¡Es una de mis runas favoritas, aunque no la puedo usar para ver mi futuro! ¡Pero mi runa más favorita de todos los tiempos es Wunjo! ¡La runa de la alegría! —les enseñó otra runa Hilda, y el par parpadeó asombrado.
—¿Seguro que ella tiene poderes paranormales? —preguntó Hypnos, y Tanathos asintió, mientras la niña seguía explicando todas sus runas, aunque no le estaban prestado atención— Pero… es la primera vez que escucho de una lectora de mentes que además ve el futuro. ¿Será una vidente de nivel 4? —preguntó.
—Puede que ella no pueda ver el futuro, creo que tiene más que ver con las runas —le respondió Tanathos, e Hypnos pensó al respecto—. ¡Pero es una verdadera oportunidad para un juego! ¡Hilda! ¿Puedes leer mi futuro? —preguntó, y entonces notó que Hilda le ponía la mano enfrente del rostro— ¿Y eso? —preguntó.
—Mi tutor legal, el señor Derbal, dice que nunca debo leer el futuro gratis —les explicó, y el par recordó a su maestro de aula—. Dice que necesita dinero para pagar su deuda, aunque mi familia es millonaria, yo podría pagar la deuda si me lo pide por favor, pero es muy obstinado, además de que tiene planes para usarme para quedarse con mi herencia, eso debería ser malo, pero Wunjo me dijo que no me preocupara, por eso no me preocupo, pero de todas formas no leo el futuro gratis —aclaró, y el par de hermanos, resignados, buscaron dinero en sus bolsillos y se lo entregaron—. Ahora pueden preguntar —sonrió.
—¿Conoces a una niña llamada Miko? —preguntó, a lo que Hilda respondió parpadeando un par de veces— Es… una compañera nuestra de 14 años, muy amable y de buen corazón —le explicó.
—¡Ah! —miró Hilda a Hypnos— ¡Se refiere a la señorita Yoshiko Hasegawa! ¡Perdón por leer su mente, pero no sabía de quien hablaban! —se disculpó, y el par intercambió miradas— Yoshiko Hasegawa, nacida el 27 de Diciembre de 1949, es Capricornio, tiene 29 años, y le gusta mucho el joven Aioros, pero ella no quiere aceptarlo porque secretamente tiene 29 y no 14, y piensa que está engañando al señor Aioros, pero secretamente quiere abrazarlo y darle muchos besos… y… miró Hilda a Hypnos… ustedes no sabían que tenía 29 años, ¿verdad? —preguntó.
—Creo que estamos halando de una persona diferente —se preocupó Hypnos, e Hilda infló sus mejillas, y le pidió a Tanathos agacharse, y cuando lo hizo, le quitó el aro de aluminio y comenzó a leerle la mente—. Espera, eso es peligroso —intentó decir Hypnos.
—Es la misma persona —se quejó Hilda—. Tanathos quería preguntarme si en un futuro la señorita Miko y él serían novios, pero yo no sabía quién era Miko, hasta que vi a la señorita Yoshiko Hasegawa y deduje que eran la misma persona. Pero, me temo que no van a ser novios. Su primera y única novia se va a llamar Macaria —le explicó.
—¿Macaria? ¿Y ese nombre tan feo de dónde salió? —se quejó Tanathos, e Hilda intentó contestar, pero antes de que lo hiciera, Hypnos le tapó la boca— ¿Macaria? No conozco a ninguna Macaria, pero eso significa que Miko no será mi novia —se perturbó Tanathos.
—Por favor, Tanathos, es obvio que Hilda está pensando en una persona totalmente diferente —intentó razonar Hypnos, lo que molestaba a Hilda, quien comenzó a leerle la mente al gemelo de cabellos dorados—. Seguramente se confundió un poco, además Macaria me suena a nombre inventado —intentó explicar.
—Lo mismo vas a decir usted de Pasítea —agregó Hilda muy molesta, e Hypnos la miró con curiosidad—. La conocerás en un bar en 5 años, le pedirás su número tras haber bailado con ella toda la noche, y cuando te diga su nombre verdadero, pensarás que es una broma. Un par de años más tarde la encontrarás en el mismo bar, y ella se va a enojar mucho porque no la llamaste. Después de eso, y un poco de ayuda de Yoshiko, ambos comenzarán a salir, tendrán una doble cita con Tanathos y Macaria, e incluso se cazarán el mismo día en una boda doble. Tanathos tendrá un hijo, Hypnos tendrá… 4 o 5 al parecer. Señor Hypnos, es un pillo —recriminó Hilda.
—Si es una mentira, tiene mucha imaginación —apuntó Tanathos, e Hilda se cruzó de brazos muy molesta—. A ver, respóndeme esto —continuó Tanathos, e Hilda esperó—. ¿Quién es esta tal Yoshiko Hasegawa? —preguntó.
—Su compañera de clases por supuesto, la chica por la que ambos sienten un flechazo —les explicó, y ambos se apenaron por la revelación—. Ella dice que se llama Miko, pero su verdadero nombre es… —intentó decir.
—¡Yoshiko! —entraron en razón ambos— Lo dijo solo una vez, Hasegawa Yoshiko, pero sus amigos la llaman Miko, o lo harían si los tuviera —le explicó Tanathos.
—Nosotros comenzamos a llamarla Miko en lugar de Yoshiko porque queríamos ser sus amigos, pero es verdad que, aunque fuera solo una vez, Miko se presentó como Hasegawa Yoshiko —recordó Hypnos, e Hilda asintió—. Pero, ¿qué es eso de que tiene 29 años? —peguntó Hypnos.
—Yoshiko es una agente encubierta, contratada por Cronos Depranon por un gen epite-epetileli-epiteliala… epitelial, gracias señor Tanathos —sonrió Hilda, y Tanathos reverenció—. Un gen epitelial que tienen el 0.08% de las personas en todo el mundo, que hace que una persona mayor se vea mucho más joven de lo que en realidad es. Afrodita dice que la piel de Yoshiko está muy maltratada, pero la verdad es que está celoso, Yoshiko no necesita todas esas cremas para pretender ser una niña de 14 años, ella realmente se ve más joven de lo que es, pero tiene problemas de ciática, si pasa mucho tiempo parada le empieza a doler y necesita sentarse rápidamente, todo por una lesión que le dio a los 19 años al practicar judo por correspondencia. Pero me desvié del tema, Cronos Depranon la contrató como su espía, para que con su ayuda pueda descubrir el funcionamiento, arquitectura y estatus educativo de la Academia Sanctuary, él no puede hacerlo directamente porque tiene una orden de restricción, por eso contrató a Yoshiko, para que fuera sus ojos en la Academia Sanctuary, y con los planos que formulen pueda construir Elysium, una academia de alta calidad muy superior a la Academia Sanctuary, y si Yoshiko cumple, le otorgará una posición, gracias a sus contactos, para dar clases en la Universidad de Arqueología de Inglaterra, siempre y cuando pase su examen de inglés —finalizó.
—Eso es demasiado específico —concluyó Tanathos, e Hypnos asintió en ese momento—. ¿Crees que sea cierto? ¿Lo de que Miko no es Miko sino que es Yoshiko? —le preguntó.
—Si eso es cierto… nos ha engañado como todos siempre han hecho… —se deprimió Hypnos, y Tanathos bajó la cabeza de igual manera, e Hilda los miró a ambos, deprimida—. Tú eres el que encuentra a los que tienen poderes paranormales, Tanathos. Si estás seguro de que ella los tiene… —dedujo Hypnos.
—Ninguna niña de esa edad podría inventarse una mentira tan elaborada —le respondió Tanathos, e Hypnos asintió en ese momento—. Ya veo… la razón por la que Miko es más centrada y compresiva… es porque realmente es una adulta. Esa no la veía venir… Hypnos… creo que ya no quiero estar en la Academia Sanctuary… —confesó.
—Pero si la señorita Yoshiko y la Academia Sanctuary… son lo que los hará realmente felices… —interrumpió Hilda, y los gemelos viraron a verla, mientras Hilda buscaba rápidamente en sus runas—. ¡Ten! —le ofreció, con ojos llorosos, y Tanathos la vio con curiosidad— Mi runa favorita… Wunjo… la runa de la alegría… te la regalo, pero no te vayas —le pidió, y Tanathos tomó la pequeña runa, y la miró con entusiasmo—. Espere… —se apresuró Hilda nuevamente, y comenzó a buscar en su bolsita nuevamente—. ¡Tome! —le ofreció otra runa a Hypnos— Ella se llama Isa, la tranquilidad… se la regalo también pero no se vayan… la Academia Sanctuary… no va a ser tan divertida, si no están ustedes para atormentar a los demás… harán cosas muy raras, muchos creerán que están dementes, pero la Academia Sanctuary será mucho, pero mucho más divertida. Ustedes 2 son únicos… no nieguen lo que son, diviértanse, estén tranquilos, por eso les doy a Wunjo y a Isa —les sonrió Hilda, y entonces, notó algo que no se imaginó ni ella misma, mientras Tanathos e Hypnos comenzaban a llorar—. ¡Ah! ¡Pañuelo! ¡Un pañuelo! —se preocupó.
—Déjalo, está bien… —se secó las lágrimas Tanathos—. Es solo que… nadie jamás nos había dicho que no negáramos quienes somos… eso fue… refrescante… la verdad me hizo muy alegre escuchar eso —le aseguró.
—Así es… —respondió Hypnos, suspirando tranquilamente—. Es la primera vez en mucho tiempo, que siento tanta paz y tranquilidad. Muchas gracias, Hilda… —le sonrió Hypnos, y le regresó a Isa, Tanathos hizo lo mismo con Wunjo—. No nos vamos a ir, nos vamos a quedar —le aseguró Hypnos.
—Y como nos ayudaste cuando nosotros más lo necesitábamos, nosotros vamos a ayudar a Hilda cuando Hilda más lo necesite. Esa es la predicción de los hermanos Twin —le ofreció su dedo meñique Tanathos, e Hilda lo tomó con alegría, y entonces le ofreció su mano libre a Hypnos, quien tomó su otro meñique con el suyo.
—Es una promesa entonces —sonrió Hilda—. Cuando más los necesite, Hypnos y Tanathos vendrán a mi rescate… pero… —miró Hilda entonces a Tanathos, y comenzó a temblar—. Por favor no me pida ver Xtro con usted —le rogó.
—¿Qué es Xtro? —preguntó Tanathos, e Hypnos no supo qué decir— Juro solemnemente no obligarte a ver Xtro conmigo —prometió, e Hilda le ofreció su meñique nuevamente—. Está bien, por el meñique —le sonrió—. ¿Y ahora qué vamos a hacer? —preguntó.
—Aprovecharnos de nuestro nuevo conocimiento por supuesto —sonrió Hypnos con malicia, y Tanathos compartió aquel sentimiento—. Presiento que nuestra estadía en la Academia Sanctuary va a ser muy divertida.
Sala del Consejo Estudiantil del Ala Bronce.
—Señorita Hasegawa, señorita —sacudió una estudiante de primer grado de bronce a Yoshiko, quien despertó de su trance y gritó con fuerza por la sorpresa—. Señorita… me pidió que me quedara después de la reunión para ver un tema del Club de Investigación Fílmica —le recordó la niña.
—¿Eh? ¿Dónde estoy? ¿qué estaba haciendo? ¿Eh? —se espantó Yoshiko, y la niña parpadeó un par de veces sin comprender lo que estaba pasado— Ah, ¿Ker? ¿Verdad? —preguntó, y la niña asintió—. Ah, es verdad, necesitaba ver unos temas contigo, referente a… umm… el presupuesto… según tengo entendido… solo hay 2 miembros en el Club de Investigación Fílmica, Mephisto Carcinos y Ker Twin… un momento, ese nombre me suena familiar… —intentó hacer memoria Yoshiko, pero estaba tan perturbada por todo lo que ocurrió con Aioros, que no podía concentrarse—. Eso no importa… supongo… para destinar presupuesto a tu club, necesitas tener 3 miembros. Si no lo haces, tendremos que cerrar tu club —le explicó.
—¡No puede cerrar el Club de Investigación Fílmica! —intentó defenderse Ker— Si hay otro miembro, pero… con 2 somos más que suficiente… —enunció mientras se sonrojaba un poco— ¡Con Mephisto y conmigo es suficiente! —insistió.
—Todo club necesita más miembros, no veo razones para. Oh…oh… ¡Oh…! —dedujo Yoshiko, apenando a Ker— ¡Eso es increíblemente adorable! —exclamó con alegría, lo que apenaba a Ker aún más— Pero sabes… sé que no me lo has pedido, pero quisiera darte un pequeño consejo… —le mencionó Yoshiko, y Ker, la pequeña niña de cabellera de hongo color negro y ojos morados, asintió—. No es bueno obligar a nadie a pasar tiempo contigo. Si no tienes cuidado, podrías terminar ahuyentando a las personas que intentas mantener cerca de ti. Mephisto es mi amigo, y lo que le estás haciendo no le es muy agradable… —le explicó.
—Pero… es que Mephisto quiere hacer películas de acción y fantasía… a mí me gusta el terror y lo paranormal… sangre, tripas y esas cosas —le explicó, perturbando a Yoshiko—. ¡Tengo esta historia que quiero hacer de un asesino en serie que se roba el rostro de las demás personas! —intentó explicarle.
—No necesito saber los detalles… gracias… —le explicó, y Ker se apenó—. ¿Le has contado tu idea a Mephisto? —le preguntó, y Ker movió su cabeza en negación— Tal vez si se lo cuentas, puede que a él le agrade. ¿no habías pensado en eso? —le preguntó.
—Pero normalmente a la gente no le gusta lo mismo que me gusta a mí —le explicó Ker, y Yoshiko inmediatamente dedujo la razón—. ¿Y si no le gusta? ¿Qué pasa si le digo la verdad y él no lo acepta? Me da miedo —confesó.
—No lo sabrás hasta intentarlo y de todas formas vas a tener miedo —le explicó, y entonces Yoshiko cayó en una revelación—. ¿Acabo de contestarme a mis propias inseguridades? —se apenó, y Ker la miró con curiosidad— Lo que intento decir es… que, si te quedas enfrascada en la cotidianidad, pensando que es tu zona segura, tu mundo en el que todo está en equilibrio y nada malo puede pasar. Podrías estarte perdiendo de muchas cosas muy gratas. No siempre se cumple, claro, pero es una posibilidad. Tal vez, solo tal vez, si le dices a Mephisto lo que te gusta, a él también le agrade la idea. Pero lo que sí va a pasar, es que comenzarás a conocer a Mephisto mejor, y él te conocerá mejor a ti —le explicó, y Ker le sonrió—. Bueno, es solo un concejo, uno que no me pediste, pero, me proyecté —confesó, y Ker asintió—. De todas maneras, necesitas un tercer miembro —le explicó.
—Tengo miedo de que ese tercer miembro sea… bueno… —se apenó Ker, y Yoshiko alzó una ceja en señal de preocupación—. Es que Afrodita me preocupa mucho. ¿Y si ella y Mephisto se terminan enamorando? —preguntó.
—¿Afro-dita? —preguntó, y Ker asintió, e inmediatamente después, a Yoshiko le dio un ataque de risa— ¡Ajajajajajajaja! ¡Necesitaré terapia para quitarme esa imagen de la cabeza! ¡Hay Ker! ¡Afrodita es un chico! —le explicó.
—¿Un chico? ¡Eso es mucho peor! —se sobresaltó Ker, y Yoshiko comenzó a taparse la boca intentando no reírse como una retrasada mental por imaginarse a Afrodita y a Mephisto juntos— ¿Qué pasa si Afrodita es…? —intentó decir.
—Tranquila, Afrodita es mi exnovio, ve y dile eso a todo mundo, ¿quieres? —le guiñó el ojo, y Ker asintió con alegría— Ahora… ¿ponemos a Afrodita en el Club de Investigación Fílmica o no? —le preguntó, y Ker asintió— Hecho, tu presupuesto está autorizado, úsalo bien —le sonrió.
—Gracias señorita Hasegawa, muchas gracias, usaré el presupuesto correctamente —reverenció, se despidió, y salió de la sala del consejo estudiantil del ala bronce—. ¡Ah! ¡Hermanos! —exclamó Ker con alegría.
—¡Ah! ¡Hermanita! —abrazó Tanathos a Ker cuando salió de la sala del consejo estudiantil, y cuando Yoshiko miró a los gemelos y recordó el apellido, ató cabos sueltos— No estabas molestando a Yoshiko, ¿verdad? —preguntó Tanathos, y Yoshiko parpadeó un par de veces, confundida.
—Espero no la hayas mantenido mucho tiempo parada, o su ciática podría molestarla —continuó Hypnos, y Yoshiko se horrorizó en ese momento—. Ve a clases, Ker. Nosotros tenemos que hablar con una bella muchachita —le guiñó el ojo.
—Que tiene 29 años, después de todo nos gustan mayores —terminó Tanathos, y la confundida de Ker los miró con curiosidad, pero se despidió de ellos y fue de regreso a clases, mientras los gemelos miraban a Yoshiko con sombrías intenciones—. Hola, Miko —saludó Tanathos.
—¿Cómo estás, Miko? —preguntó Hypnos también con la sonrisa malvada, y Yoshiko comenzó a sudar frio— ¿Te vas tan pronto? Pero si tan solo queremos charlar. O será qué, estás muy ocupada recabando evidencias de la arquitectura de la Academia Sanctuary —se burló.
—El amo Cronos no ha recibido ningún reporte, podrías perder tu empleo, y la oportunidad de trabajar en aquella prestigiosa Universidad de Arqueología en Inglaterra —se burló Tanathos, y Yoshiko abrió sus ojos de par en par, sorprendiéndose del conocimiento de los gemelos.
—¿Qué crees que pase si los demás se enteran? Yoshiko podría perder su matrícula —se burló Hypnos, y Tanathos asintió en ese momento con malicia.
—Tal vez deberíamos decirle a Aioros —se burló entonces Tanathos, y los gemelos comenzaron a reírse a carcajadas, cuando de pronto ambos se aterraron, mientras Yoshiko comenzaba a llorar.
—Por favor no… —exclamó Yoshiko, hecha un rio de lágrimas—. Esta farsa… esta farsa… es todo lo que tengo, por favor… no quiero dejar esto… —les confesó, y los gemelos intercambiaron miradas de preocupación—. No sé cómo me descubrieron… fui muy cuidadosa… me hice de aliados… pero… por favor no digan nada… haré lo que sea… no me quiten esto, realmente… ya no me importa el trabajo en la Universidad de Arqueología en Inglaterra… solo quiero vivir mi infancia… una vez más... enamorarme... tener un novio, tener amigos... por favor... —les suplicó ella.
—Creo que nos pasamos… —dedujo Tanathos, e Hypnos asintió en ese momento—. Miko… no llores por favor… era una pequeña broma, no vamos a delatarte… —le explicaba Tanathos, mientras Miko continuaba llorando, aterrada.
—En retrospectiva, fue una broma de muy mal gusto, pero simplemente queríamos divertirnos un poco molestándote —le sonrió Hypnos, lo que, en lugar de ayudar, hería a Yoshiko aún más, preocupando al par en todo momento—. Ah… lo sentimos, lo sentimos —se disculpó.
—Sí, lo sentimos… solo queríamos asustarte un poco, antes de decirte que te queremos ayudar… —le explicó Tanathos, y Yoshiko dejó de llorar, y miró a ambos con curiosidad—. No podemos explicarte cómo nos enteramos… pero… Yoshiko fue buena con nosotros, y nosotros queremos ser buenos con Yoshiko… pero tenemos un lado malo y bromista, y no lo pudimos evitar —confesó.
—Si vas a enojarte, fue idea de Tanathos —apuntó Hypnos, y Tanathos se fastidió al respecto—. Yo quería ser sincero y que lo habláramos con detenimiento. Él es el que quiso hacerte la broma pesada —apuntó.
—¡Te recuerdo que fuiste tú el que dijo que debíamos confrontarla directamente con lo que sabíamos en lugar de intentar sacarle la confesión! —le recriminó Tanathos, mientras Yoshiko comenzaba a secarse las lágrimas, y a ocultar su mirada bajo su fleco— Tú eres igualmente culpable —le apuntó.
—Ambos… —se molestó Yoshiko, y el par se horrorizó—. ¡Me han hecho enojar más que nunca! ¡Estaba aterrada! ¡Idiotas! —tiró de sus orejas Yoshiko con fuerza, con más fuerza que de costumbre— Tontos… me forzaron a darme cuenta de algo horrible de mí… —confesó, y los soltó—. Soy patética… ¿cómo fui a decidir renunciar a mi deseo de toda la vida de ser maestra en la Universidad de Arqueología de Inglaterra… por querer vivir como una niña de 14 años nuevamente? —se apenó Yoshiko, y los gemelos intercambiaron miradas de preocupación, pero entonces sonrieron, y asintieron.
—¡Pero es excelente! ¡Nosotros también queremos ser profesores! ¡Por eso quisimos entrar a la Academia Sanctuary! —exclamó Tanathos, y Yoshiko lo miró con curiosidad.
—¡En la Academia Sanctuary adquieres una beca por la fundación Graude si eres huérfano! ¡Ambos lo somos! ¡Y después tenemos que trabajar para pagar la deuda! —le explicó Hypnos.
—¡Yoshiko puede ser maestra en la Academia Sanctuary! ¡No necesita irse a una ridícula Universidad de Arqueología en Inglaterra donde toman el té y usan bigotes ridículos! —continuó Tanathos.
—¡Y sombreros de bombín! —apuntó Hypnos, y Yoshiko los miró a ambos con bastante curiosidad— ¿No lo ves, Yoshiko? Puedes ser maestra aquí, si terminas tu educación en la Academia Sanctuary claro está. No necesitas ni aprobar el examen de inglés —le explicó Hypnos.
—¿Quién no quiere volver a ser un niño y volver a cursar la escuela, hacer grandes amigos, enamorarse, y volver a vivir su infancia? —prosiguió Tanathos— Todo con el conocimiento que la madures conlleva. ¿Te imaginas poder manipular a tus compañeros de clase con tu conocimiento de adulto? —le preguntó.
—Burlarte de todas las jovencitas enamoradas que creen en el amor verdadero y a primera vista, o del guitarrista del salón que cuando sea grande no quiere trabajar y hacer su propia banda, todo mientras sabes cómo es la verdadera vida adulta —continuó Hypnos.
—Eso no es divertido —recriminó Yoshiko, y los gemelos se preocuparon—. Oigan… sigo muy enojada con ustedes… —les recordó, y el par se aterró y retrocedió cubriéndose las orejas—. Pero… me hicieron darme cuenta de lo frágil que soy. Toda mi vida, solo me preocupé por lo profesional, jamás por lo personal. Nunca tuve verdaderos amigos, nunca tuve novio, jamás pensé siquiera en tener una pareja y planear una vida juntos. Cuando me hicieron esa broma tan fea, y de la cual voy a castigarlos después… —amenazó, y el par se abrazó con temor—. Me hicieron darme cuenta… de lo vacía que es mi vida… y de lo feliz que pude haber sido, si no hubiera sido tan negada, quejumbrosa, y arrogante… yo era la nerd del salón, la que no socializaba, la que odiaba a los chicos populares. Vivía pensando que todos a mi alrededor eran unos idiotas, y que yo era mejor que ellos… cuando la verdad… es que solo me escudaba en un mundo donde sabía que nadie podía lastimarme… como ustedes… —los miró Yoshiko, y el par se apuntó uno a otro—. Tanathos es una persona alegre y espontánea, pero ocultaba su alegría en una burbuja de timidez, de depresión, y de miedo —dedujo Yoshiko, y Tanathos sonrió ante lo que escuchaba—. E Hypnos es una persona tranquila y pacífica, un gran pensador, y que aleja a los que considera idiotas bajo una máscara de flojera y sueño. Ambos… tienen los mismos defectos que yo cuando tenía 14 años… y todas mis virtudes de adulta… —aclaró, sonriendo para ambos, y apenándolos a los dos, quienes volvieron a ruborizarse al verla—. ¡Y ambos van a compensarme la broma pesada! —les gritó entonces, y el par se aterró— Hypnos… de ahora en adelante, vas a investigar a todos los profesores, usando tus poderes de ser necesario, para sacar toda la información que puedas sobre planes de estudio, planes de carrera, y clubes sociales —lo apuntó Yoshiko, e Hypnos asintió—. Tanathos, para poder acceder a los archivos, necesito que alguien distraiga a los profesores todo el tiempo, que los mantenga ocupados, para yo poder entrar en las oficinas y fotografiar lo que necesite —le pidió.
—¡Me encanta como suena eso! —exclamó Tanathos con entusiasmo— ¡Solo necesito una falda de pescados muertos! ¡50 gatos callejeros! ¡Una tabla de surf no estaría mal! ¡Y puedo hacerlo totalmente desnudo! —se alegró Tanathos en ese momento, preocupando a Yoshiko y a Hypnos.
—No, no, no, desnudo no —lo reprendió Hypnos, y Tanathos se deprimió en ese momento—. ¡Con el uniforme de Eris puesto! ¡Puedes usar su ropa interior de sombrero! —le explicó, y Tanathos sonrió de oreja a oreja.
—Esperen… eso es más de lo que tenía en mente… oigan… —intentó razonar con ellos Yoshiko, pero el par ya estaba haciendo planes demasiado complicados para mantener un caos perpetuo en la Academia Sanctuary—. Esperen… Hypnos… Tanathos… van a hacer que los expulsen —intentó explicarles.
—Alguien está subestimando mis poderes de hipnotismo, seguramente una chica de 29 años, que pretende ser una niña de 14 —se burló Hypnos, y Yoshiko se preocupó—. No pueden expulsarnos, porque, yo puedo usar mis poderes para convencer a quien sea de hacer mi voluntad, incluso a ti, Yoshiko, no lo olvides —la miró Hypnos con picardía, y Yoshiko comenzó a retroceder aterrada, cuando Tanathos le golpeó la nuca a Hypnos.
—¡No! ¡Mal Hypnos! ¡A Miko tienes prohibido hacerle esas cosas! —reprendió, e Hypnos se molestó— Tranquila, Miko, mientras yo esté aquí, mi hermano no hará nada con sus poderes en tu contra… pero podemos hacerlo con Eris… —sonrió con malicia.
—Un deleite de idea, pero tengo una mejor idea en estos momentos —le sonrió Hypnos, y miró a Yoshiko con entusiasmo—. Hay una forma en que puedo usar mis poderes, para resolver todas las dudas que tengas, Miko, sobre un insistente joven de nivel dorado —se burló, y Yoshiko comenzó a preocuparse.
Afueras de la Academia Sanctuary.
—¿Seguro que quieres ser doctor cuando seas grande? ¿No estás tomando una decisión muy apresurada? —le preguntaba Camus a Milo, quien leía un libro de medicina, mientras esperaba el trasporte escolar junto a Camus, Mu, Aldebarán, Shaka y Aioria, el último de los cuales iba acompañado de Aioros, quien miraba a su reloj en todo momento—. Me parece curioso como de la nada quieres ser un doctor —se fastidió Camus, teniendo un mal presentimiento.
—Oye, mientras más rápido haga mi elección de carrera, más rápido puedo prepararme para ella —concluyó Milo, mientras leía, y dirigía una mirada rápida a Shaka—. ¿Dijiste que se llama glaucoma? —preguntó.
—Milo… sé que estás emocionado, pero… de verdad no necesitas ponerte a estudiar para ayudarme con mi vista —intentaba explicarle Shaka, pero Milo estaba determinado y leía todo lo que podía sobre el glaucoma—. Milo… si los doctores no pueden hacer nada por mí, ¿qué te hace pensar que tú vas a poder? —preguntó.
—Déjalo, es un terco —le mencionó Aioria, molestando a Milo—. Pero si esa terquedad te sirve de algo, deja que te ayude. Tal vez no debas hacer todo eso del nirvana y las cosas budistas místicas para ver por donde caminas —insistía Aioria.
—Se más respetuoso de las creencias ajenas, Aioria —reprendió Mu, y Aioria simplemente sonrió, apenado—. Pero… no es mala idea tener un poco de esperanza, Shaka. ¿Y si Milo de verdad descubre algo que otros doctores no han descubierto? Antes no había muchas medicinas que ahora sí hay —le explicó Mu, y Shaka lo pensó detenidamente.
—¡Pase lo que pase, yo voy a cuidar de Shaka! —exclamó Aldebarán con entusiasmo, forzando a Shaka a taparse los oídos— ¡Shaka es mi primer amigo! ¡Yo voy a cuidar de mi primer amigo por siempre! —le juró Aldebarán.
—¡Me vas a dejar sordo además de ciego, Alde! —le gritó Shaka, y Aldebarán se apenó— Milo… de verdad, te soy sincero en que no me gustaría que me dieran falsas esperanzas… si no puedes hacerlo, no te culpo, yo de todas formas me voy a preparar… —le aseguró.
—¿A qué va esa respuesta tan pesimista? ¡Te dije que te voy a curar y te voy a curar! ¡Eso que te quede bien claro! —le respondió, y Shaka sonrió un poco, atreviéndose a tener esperanza. Pero por si acaso, abrió los ojos, para grabar la imagen de sus amigos en su memoria, para poder atesorarla— Aquí dice que hay gente que usa venenos para atender enfermedades que antes se creían imposibles de atender —apuntó Milo.
—Eso… es una medicina experimental… —aclaró Camus, y Milo alzó una ceja—. Significa que no ha sido probada en humanos. Milo, jugar con veneno no es algo que un niño debería hacer —le explicó Camus con molestia.
—¡Voy a jugar con venenos todo lo que quiera de ser necesario para encontrar una cura! ¡Si digo que la voy a encontrar la voy a encontrar! ¡Cuando me propongo algo lo logro! ¡Métanselo todos en la cabeza! —se fastidió Milo, pensando que nadie confiaba en él.
—¡Entonces yo te obligaré a cumplir esa promesa! —agregó Aioria con orgullo— Descuida, Shaka. Si este pierde el rumbo, yo lo obligaré a estudiar para que te cure —le prometió.
—Eso es muy generoso de tu parte, Aioria, pero… de verdad no necesitan preocuparse por mí, yo estaré bien aún si me quedo… —comenzó a temblar Shaka, y las lágrimas traicioneras comenzaron a escapársele—. Perdón… yo… necesito meditar un poco más… —confesó Shaka.
—Todo es posible si se tiene la voluntad de superar cualquier adversidad… —enunció Aioros, y todos lo voltearon a ver—. Lo siento… sé que no debí meterme, pero no pude evitarlo. Shaka… si Milo dice que te va a curar, y tiene la determinación y la voluntad de hacerlo… yo sé que va a hacerlo… tal vez no hoy, ni mañana, puede que le tome muchos años… pero va a hacerlo… siempre puedes confiar en la promesa de tus amigos… —le explicó, y en ese momento, Shaka se secó las lágrimas, y asintió—. El próximo año, cuando me gradúe, voy a ser maestro de Milo, y voy a darle las herramientas necesarias para que logre cumplir su promesa —le explicó.
—¡Así será! ¡Maestro Aioros! —agregó Milo con entusiasmo, mientras el transporte escolar llegaba, y todos subían al camión— ¡Yo voy con Shaka! —exclamó Milo.
—¡Pido ir con Aldebarán! —enunció Mu, y Aioria y Camus se miraron mutuamente con desprecio— ¡Vamos Alde! ¡Te enseñaré mi colección de figuras artesanales! —se alegró.
—¡Yo no quiero ir contigo! —se molestó Aioria— ¡Hermano! —se molestó y miró a Aioros, quien movió su cabeza en negación— ¡Pero Camus es un cerebrito sabelotodo y me cae mal! —se molestó.
—Solo estás celoso porque siempre está con Milo. No seas terco, Dohko no se pone celoso de mi amistad con Saga, y somos buenos amigos —le explicó, y Aioria infló sus mejillas en descontento—. Anda, llévense bien —Aioria se fastidió, pero asintió.
—Oye… ¿y cómo funciona lo del Libro Dorado? ¿Puedo jugar? —intentó hacer conversación Aioria, y Camus lo miró con curiosidad.
—¿Preguntas enserio o es para matar el tiempo? —Aioria hizo una mueca, pero Camus suspiró de todas formas— Mira, te explico. En una página va tu nombre, en la otra la de tu rival, y ambos tratan de enamorar a cuantas chicas puedan y las anotan en su página. Este año yo estoy jugado con Milo, pero quien gane puede competir contra ti —le explicó.
—¡Practicaré! —se entusiasmó Aioria, y Camus se preocupó un poco al respecto— ¿Qué pasa con el que pierde? —volvió a preguntar, y Camus continuó explicándoselo.
—Sería divertido ver al que perdiera —se burló Aioros, mientras miraba a su reloj—. Miko se está tardando mucho… espero no le haya pasado nada… —se preocupó Aioros, miró a la entrada de la Academia Sanctuary, y encontró a Yoshiko charlando con Hypnos y Tanathos—. Ese par… —se fastidió Aioros.
—¡De ninguna manera! ¡Es imposible! ¡No puedo decírselo! —se defendía Yoshiko de las palabras de Hypnos y de Tanathos— ¡Suficiente tengo con que ustedes lo sepan! ¡Si Aioros se entera! ¿Qué pasa si me rechaza? —preguntó ella.
—Ya te lo dije, pase lo que pase, no recordará nada —le explicaba Hypnos—. Confía en mí, sé que no me he portado como la persona más de fiar en estos 2 días que llevamos de conocernos, pero siento que ya podemos confiarnos nuestros más íntimos secretos —aseguró.
—Hypnos le tiene miedo a los gatos —se apresuró a decir Tanathos, e Hypnos, furioso, comenzó a perseguir a Tanathos con ira—. ¡Pero es la verdad! —se defendía Tanathos.
—¡Yo te voy a hacer sentir la verdad! —continuaba persiguiéndolo Hypnos, mientras Yoshiko, perturbada, no podía dejar de temblar en señal de preocupación— ¡Solo hazlo! —insistió.
—¡No puedo! ¡Me da miedo que Aioros sepa la verdad! —exclamó Yoshiko con terror, y entones notó el como el par de gemelos le dirigían miradas malévolas— Está detrás de mí, ¿verdad? —preguntó, y el par sacó pompones de la nada y comenzaron a echarle porras a Yoshiko— ¡No ayudan! —se molestó.
—¿Miko? —preguntó Aioros, y Yoshiko gritó en señal de terror— ¿Te están molestando ese par de enajenados? Solo debes decirlo y les doy una paliza —agregó en señal de molestia.
—¿Tú y qué ejercito? —le recriminó Tanathos, pero Hypnos lo silenció, y se lo llevó lejos del lugar para darles privacidad.
—No voy a decirte con quien debes y con quien no debes juntarte, pero… ese par está perturbadoramente fuera de sí —le explicó Aioros, y Yoshiko asintió—. ¿Te encamino a tu casa, Miko? —preguntó.
—Yo-Yoshi-ko —corrigió ella, y Aioros la miró con curiosidad—. Mi verdadero nombre… es Yoshiko… Yoshiko Hasegawa… Miko es solo… un nombre que me inventé como alias… Aioros… no soy quien te he dicho que soy… —confesó ella, y Aioros la miró con preocupación—. No tengo 14 años tampoco… ni soy bonita… esto… es maquillaje… —comenzó a despintarse la cara Yoshiko, y a mostrarle a Aioros sus pecas—. Soy… de corta estatura, por eso puede parecer que tengo 14 años, pero no los tengo, en realidad tengo… 29… años… —bajó la cabeza, apenada, abrió su bolso, y sacó una identificación, misma que le mostró a Aioros, quien la tomó, y leyó la misma—. La razón por la que no puedo corresponderte… es porque… soy una farsa… no existe Miko Hasegawa, la estudiante de último grado de bronce, y que tiene 14 años… soy Yoshiko Hasegawa… egresada de la Academia de Arqueología de Grecia, generación… 1967-1970… mención honorifica… con maestría pendiente en restauración de objetos arqueológicos… trabajo para un tal Cronos Depranon, quien me contrató para espiar a la Academia Sanctuary, con la misión de entregarle toda la información que pueda, y como compensación, además de mi sueldo… me ofrecería una posición como maestra en la Universidad de Arqueología de Inglaterra… siempre y cuando… pasara un examen de inglés… —le explicó, y Aioros mantuvo su silencio, analizando todo lo que estaba escuchando, y aterrando a Yoshiko aún más—. Te he mentido… todo este tiempo… pero… la única cosa que puedo decir que no es una mentira… es que… es que… —se aterró Yoshiko, y mientras se estremecía de miedo, vio a Tanathos y a Hypnos cargando a Hilda, quien cargaba a su vez una cartulina que leía: 'solo dilo', y aquella imagen tan ridícula, no solo le dio más preguntas y curiosidades por la niña semi-secuestrada, pero le distrajo la mente lo suficiente, para poder armarse de valor—. Es que jamás me había sentido amada… ni tampoco había sido tan feliz… como aquel día en el puente… y que lo que siento por ti es verdadero… aún si el resto de mí no es más que una farsa horrible… —comenzó a llorar, y Aioros, tras haber analizado todo lo que había pasado, se limitó a observarla—. Perdóname… —terminó de decir, e intentó huir, pero Aioros le atrapó la mano.
—Si ya terminaste con lo que tenías que decir, ahora te toca a ti escucharme a mí —la detuvo Aioros, con una mirada determinada en el rostro, una que hacía a Yoshiko sentirse horriblemente vulnerable—. ¿Yoshiko Hasegawa? ¿29 años? ¿Universidad de Arqueología con maestría pendiente? No voy a decirte que no estoy sorprendido, molesto contigo por mentirme, y sumamente confundido, sin mencionar que lo que estás haciendo seguramente es ilegal —se fastidió, y Yoshiko asintió, sabiendo que se merecía tan crueles palabras—. Pero… habiendo superado el trauma inicial… que… seguramente necesitaré de unas cuantas semanas para asimilar, y unas cuantas botellas de un buen vino… te lo dije antes y te lo repito, fuerte y claro para que no te quede ninguna duda. ¡No me importa tu pasado! ¡Me importa tu presente! ¡Y el futuro que podemos crear juntos! ¡Y si es en Inglaterra pues que así sea! —exclamó Aioros con una sonrisa, y Yoshiko lo miró muy confundida— Aunque… me siento un poco sucio… —se estremeció Aioros, y Yoshiko parpadeó un par de veces—. Siempre me gustaron más jovencitas, inocentes, y pervertirles. Pero viendo el lado positivo, ¡eres legal y yo un lujurioso! —se burló.
—¡No tienes remedio! —le gritó Yoshiko furiosa, pero más tardó en enojarse, que en estremecerse de miedo— ¿No te importa que tenga 29 años? ¿Y que no sea bonita? —le preguntó con incredulidad.
—Pues que me importa me importa, me siento traicionado, engañado, molesto, y sucio, todo al mismo tiempo, lo que no es una sensación agrádale —aceptó él, y Yoshiko no supo cómo reaccionar—. Pero no solo Miko… quiero decir… Yoshiko, es más bonita de lo que ella misma cree, sino que es la mujer a la que decidí amar. Y bueno… sí tienes más años de los que me esperaba, pero… tu personalidad es lo que me importa, y a mí me gusta Yoshiko tal y como es —le confesó Aioros, y Yoshiko comenzó a ruborizarse ante su sonrisa tan cálida.
—¡Eso es muy lindo! ¡Definitivamente romántico! ¡Ronda inclusive lo meloso! —comenzó a burlarse Hypnos, fastidiando a Aioros por interrumpir el momento— Pero… Yoshiko tiene una misión muy importante, y tú no puedes ir de bocazas por allí, ¿o sí? —le preguntó, tronó los dedos, y en ese momento Aioros se quedó dormido, y azotó en el suelo— Cuando despierte lo habrá olvidado todo —le explicó.
—No sé si quiero que Aioros lo olvide todo en estos momentos… —confesó Yoshiko, mirando a Aioros en el piso, y a Tanathos picarlo con una vara—. ¡No hagas eso! —reprendió Yoshiko— Ayúdenme a levantarlo —les pidió, y el par ayudó a Yoshiko a recostar a Aioros en una banca—. No entiendo… ¿qué importancia tiene lo que acaba de pasar? —preguntó Yoshiko.
—Que Miko ya sabe que Aioros va a quererla, aún si ella sigue pretendiendo ser lo que no es —le sonrió Tanathos, e Hypnos asintió en ese momento—. Aioros puede ver lo mismo que Miko vio en nosotros. No le importa lo que somos, le importa cómo somos, nuestra verdadera esencia. Miko estará bien, no importa cuando decida decirle a Aioros la verdad —le explicó, y aquello logró darle esperanzas a Yoshiko, sobre una posibilidad, que había estado negando por tanto tiempo—. ¡Pero si te arrepientes, a mí me gustan mayores! —exclamó Tanathos, apenando a Yoshiko, y forzando a Hypnos a golpearle la nuca.
—Miko es demasiado lista para fijarse en un tarado como tú —le recriminó Hypnos, mientras Tanathos se frotaba la cabeza—. Además, si la señorita Miko desea a alguien merecedora de su inteligencia y belleza, mi tarjeta —le entregó Hypnos.
—¿Qué tarado entrega tarjeta para coquetearle a alguien? —se molestó Tanathos, trepándose en Hypnos y estrujándole el cuello— ¡Además ese es el número de nuestra casa! ¿Qué pasa si contesto yo? ¿Actuó como secretaria y te paso el recado? —le preguntó.
—No puedo hipnotizarte a ti, pero te lo puedo pedir como favor de hermanos —se defendió Hypnos, y comenzó a intentar quitarse a Tanathos de encima.
—Lo lamento… —comenzó Yoshiko, y ambos la miraron con curiosidad, mientras ella se apenaba—. Pero… en 29 años de mi vida, solo una persona me ha hecho sentirme amada. Y quiero intentar retribuirle, antes de pensar en cualquier otra posibilidad. Pero… si no funciona… puede que les dé una oportunidad —se apenó ella, y los gemelos intercambiaron miradas.
—Debería existir un nombre para lo que nos acaba de pasar… —se quejó Tanathos, e Hypnos asintió—. ¿Cómo le ponemos? ¿Qué fuimos Yoshikozados o Mikozados? —preguntó.
—Creo que es más como una zona donde terminan los rechazados que solo pueden compartir los vínculos de la amistad… ¿cómo podría llamarse? ¿Zona de la amistad? —preguntó Hypnos.
—Ese es el nombre más ridículo que jamás he escuchado… zona de la amistad… más bien es como un hoyo sin fondo del que no tenemos esperanzas de salir… quiero a mi Macaria —se deprimió Tanathos.
—¿Qué incoherencias están diciendo? Un rechazo es un rechazo, no tienen que ponerle nombre —les reclamó Yoshiko, y suspiró, pero les sonrió con calidez—. No puedo corresponderles… pero… puedo pedirles que sean mis amigos, me gustaría que fueran mis amigos. ¿Quieren? —se apenó ella.
—Friendzone —intercambiaron miradas Hypnos y Tanathos y mencionaron al unísono, molestando a Yoshiko aún más—. Es broma —le contestaron ambos, y Yoshiko hizo una mueca sin poder leer al par de lunáticos—. ¡Pero yo seré el mejor amigo de Yoshiko! —se quejaron ambos, se encararon, y empujaron frentes.
—Ambos pueden serlo, déjense de pelear —se quejó Yoshiko, quien entonces miró a Ker, quien charlaba con Mephisto y Afrodita alegremente, aparentemente sobre un tema que le revolvía el estómago a Afrodita, pero que Mephisto y Ker disfrutaban. La imagen le resultó curiosa, pero más lo fue aún la cámara que cargaba Ker en sus manos—. ¡Ah! ¡Tengo una idea! —corrió Yoshiko hasta Ker, y le susurró algo al oído, ella asintió, y se posó frente a sus hermanos— ¿Listos? Más les vale que sonrían —les pidió, pero el par de hermanos confundidos, no entendió lo que pasaba, hasta que el flash de la cámara los cegó.
Academia Sanctuary. Aula 9-A. 02 de Enero de 1987.
—No sonrieron —se burlaba Yoshiko, mirando la foto nuevamente, recordando con nostalgia sus segundos días de estudiante, y virando a izquierda y derecha, sonriendo mientras veía a Hypnos y a Tanathos, en los pupitres de izquierda y derecha de ella respectivamente, y con Aioros detrás de ella y mirándola con desprecio, por la amistad que compartían con su esposa, aunque Yoshiko podía sentir la mirada—. Esa mirada me perturba… —confesó.
—El último tema en la agenda… —señaló Shion mientras leía su agenda—. Es la elección de profesores para el siguiente año escolar. Como pueden observar, la división de los estudiantes ya está hecha, solo falta la asignación de los profesores. Si alguno tiene una predilección por algún grupo, puede decirlo ahora —les explicó.
—¿Cómo que predilección de grupo? —se quejó Aioros, leyendo los nombres de los estudiantes del 1-A— Nadie prepararía material extra para cambiar de grupos, todos estamos felices con nuestros grupos —el resto de los profesores asintió.
—Ah, es verdad que es muy molesto eso de cambiar de grupos y preparar nuevo material, pero… tengo curiosidad, hay un estudiante al que intento ayudar con algo… tal vez pida un grupo de noveno —dedujo Tanathos, mirando las hojas de estudiantes de noveno.
—¿Un estudiante al que quieres ayudar? ¿Será Hilda de Polaris? Ella no es de noveno, entrará a octavo —le recordó Hypnos, y Tanathos movió su cabeza en negación—. ¿Qué planeas? No me ocultes secretos… —se fastidió Hypnos.
—Tsk, solo estoy enmendando tus errores, algún día lo sabrás… —se quejó Tanathos, y tanto Yoshiko como Hypnos lo miraron con incredulidad—. Antares, Antares, Antares, aquí está, 9-A… ¿eh? —se impresionó Tanathos, y rápidamente viró a ver a Dohko, quien era el profesor del 9-A, y quien miraba los nombres del 9-A con emoción—. ¡No! ¡Pido el 9-A! —se apresuró a decir, molestando a Dohko.
—¿Eh? ¡Eso no! ¡El 9-A es mi salón! —se quejó Dohko, pero Tanathos corrió a suplicarle a Shion, recibiendo una tacleada de Dohko— ¡Es mi salón! ¡Tú ya los torturaste! ¡Me toca a mí! —se quejó.
—¿Qué tiene de especial el 9-A? —miró Hypnos, y en curiosidad, Saga y Kanon miraron también, y de pronto, todos se sorprendieron— Esto es… —sonrió Hypnos con malicia—. ¡Exijo se me permita dar clases en el 9-A! —exclamó con orgullo.
—¡Eso no! —gritaron Saga y Kanon al unísono— ¡Maestro Shion! ¡Es de vital importancia que me asigne el 9-A! ¡Tú no te metas! —se quejaron ambos, apuntándose unos a otros.
—No entiendo, ¿qué hace tan importante al 9-A? —se preguntó Yoshiko, leyendo el listado, y entonces miró a Aioros, quien temblaba en impaciencia, leyendo el listado—. ¿Cariño? —preguntó.
—Yo quería pedir el salón de Saori… el 3-A, porque allí están los mejores chismes… pero… —comenzó a temblar Aioros, de impaciencia—. Acuarión Camus… Antares Milo… Hamal Mu… Lotus Shaka… Regulus Aioria… Taurus Aldebarán… ¿todos en el mismo salón? ¿Los 6? Esto jamás ha pasado antes… ¡lo siento Saori! —se puso de pie Aioros— ¡Yo quiero el 9-A! —exclamó.
—¡Orden! ¡Aioros! ¡Tú eres maestro de bronce! ¡Subir a oro sin pasar por plata es muy complejo! —intentó poner orden Shion, e incluso sacó un martillo de juez— ¡Los demás! ¡El 9-A pertenece a Dohko! ¡El cambio solo es posible si los profesores asignados están de acuerdo! —intentó explicarles Shion, pero todo se salía de control.
—¡Dame el 9-A! —intentó hipnotizar Hypnos a Dohko, cuando Tanathos lo tacleó, y un medio hipnotizado Dohko se quitó la camisa y comenzó a presumir sus músculos, mientras los gemelos rodaban en el suelo— ¡Oye! ¡Quien sea de nosotros puede torturar a ese grupo efectivamente! ¡Estoy de tu lado! —se quejó.
—¡No quiero el 9-A para torturar a nadie! ¡Estoy enmendando un error! —rodó Tanathos con Hypnos, haciendo un caos en la sala de maestros aún mayor— ¡No entiendes! ¡Tú lo metiste en esto y yo voy a sacarlo! —se quejó.
—¡Bastaaaaa! —gritó Shion, y todos le prestaron atención— ¡Hypnos! ¡Tanathos! ¡Les tolero muchas cosas sin saber por qué! ¡Pero esta fue demasiado lejos! ¡Ninguno tendrá el 9-A! —sentenció Shion, y cuando vio a los demás intentar quejarse, Shion los silenció con la mirada— ¡El 9-A es de Dohko! ¡Siempre y cuando él no renuncie al grupo! ¡Dohko! ¿Cuál es tu postura? —preguntó.
—90 grados y muy hermoso —respondió Dohko mientras presumía sus músculos, molestando a Shion, quien lo miró fulminantemente, forzándolo a encorvarse un poco— Ahora son como unos 98 grados, pero ya enserio, no renunciaría a enseñar en el 9-A por nada —finalizó.
—Pero… —intentó decir Tanathos, pero Shion lo silenció con la mirada—. Al menos… ¿pueden darme el 9-B y transferir a Antares Milo a mi salón? —preguntó.
—Denegado, ahora, firmen las hojas de acuerdo y terminemos con esta junta —les ordenó, y Tanathos se deprimió, pero asintió, y firmó su hoja.
Afueras de la Academia Sanctuary.
—¿Qué fue todo eso? Tanathos estaba actuando muy raro. Deberías dejar de juntarte con ese par, nunca se traen nada bueno —comentaba Aioros, sumamente molesto, y mientras caminaba con Yoshiko fuera de la Adademia Sanctuary.
—Te sorprendería saber que gracias a ese par somos esposos… —se dijo a sí misma Yoshiko, y Aioros la miró y parpadeó un par de veces—. No dije nada, no dije nada. Escucha, sé que no los toleras, mucho, pero son mis mejores amigos, tienes que entender eso —le recordó, y Aioros se limitó a hacer una mueca—. Por favor… —le pidió con ojos llorosos.
—Pero es que… aaaaah… está bien… —se cruzó de brazos—. No me caen mal, solo… me preocupa lo tarado que son y qué te hagan daño. Lo tarado déjamelo a mí, es mi territorio, y el que incursiones en este con Hypnos y Tanathos me hace pensar que ya no te vas a reír de mis chistes —lloró Aioros.
—¿Era eso? ¡9 años de amistad y te preocupa que me cuenten un chiste que no me hayas contado tú! ¡Aioros! —se quejó Yoshiko, y Aioros simplemente sonrió, pero ella suspiró en descontento— Cuando dije que me gustabas porque me haces reír, no era esa la única razón, idiota —le recordó.
—Obvio no después de las travesuras en el salón de química de tu primer año de plata —se burló, y Yoshiko le tiró de la oreja con fuerza mientras se ruborizaba—. ¡Está bien! ¡Lo siento! ¡Está bien! —se defendió Aioros, y antes de que Yoshiko pudiera reprenderlo, escuchó a Hypnos y a Tanathos discutiendo y saliendo de la Academia Sanctuary— Ve con ellos, iré a beber un poco con Saga y Dohko, Kanon sigue de amargado y no quiere venir con nosotros —le explicó.
—Presiento que Saga y Kanon van a empezar a llevarse mejor —dedujo Yoshiko, pero entonces se viró a ver a Hypnos y a Tanathos caminando en la dirección contraria—. ¡No llegues tarde! —le plantó un gentil beso, y fue corriendo tras el par que hacia rabietas.
—¿Quieres que lo entienda, pero no me explicas lo que pasa? —se quejaba Hypnos— ¿Cuál es tu repentina obsesión con Antares Milo? ¿Si no querías torturarle las mentes a esos 6 entonces cual es el objetivo de darles clase? —se quejó.
—¡Me gusta torturar a mis estudiantes tanto como a ti! ¡Les puse Xtr en el festival escolar! —le recordó Tanathos, e Hypnos sonrió ante la memoria de desesperación en los ojos de quienes vieron las películas— Pero esto es más importante que las torturas, y si no te digo nada es porque no lo entenderías —le mencionó.
—¿Lo entendería yo? —preguntó Yoshiko, y ambos se viraron a verla— No es secreto para nadie que los Caballeros Dorados de Saori son el tema de diversión de toda la Academia Sanctuary, pero el que estés tan concentrado en uno me parece muy peculiar. Esta no es otra de tus bromas, ¿verdad? Estas particularmente preocupado por algo —dedujo Yoshiko, y Tanathos asintió, ocultando su depresión detrás de su bufanda plateada—. Si Tanathos no quiere decir nada, no lo molestes —le reprendió Yoshiko.
—No es que no quiera decir nada… pero no siempre soy burlas y torturas macabras. Este no lo entiende, solo mi bella Macaria lo hace —se hizo la víctima Tanathos, e Hypnos se molestó.
—¿Quieres dejar de meter a tu esposa en esto cada vez que te sientes atacado por mí? Desde que te casaste siento que no te conozco —se fastidió Hypnos.
—Pues perdóname por no jugar ajedrez tan bien como tu Pasítea —se defendió Tanathos—. Te recuerdo que hubo un tiempo en que no nos separaban, pero entonces llegaron las chicas, empezando con Miko —apuntó.
—El que estés enojado porque no te asignaron el 9-A no es razón para que te descargues conmigo, ni con la esposa de tu hermano —reprendió Yoshiko, y Tanathos se apenó—. ¿Y bien? ¿Vas a explicarnos lo que pasa? —preguntó.
—Pueden seguirme si quieren… pero guarden distancias… —les explicó Tanathos, y Yoshiko e Hypnos lo siguieron, hasta un parque nevado, en el cual encontraron a Milo leyendo un libro de medicina, más específicamente, sobre la anatomía ocular—. Perdón por llegar tarde. ¿Tienes mucho esperando? —preguntó Tanathos.
—Alrededor de 2 horas… comenzaba a pensar que no iba a venir —aclaró Milo, y Tanathos hizo una mueca falsa—. Hace mucho frio para sus bromas pesadas, maestro —se quejó Milo, mientras Hypnos y Yoshiko se ocultaban en los arbustos para escuchar mejor.
—Hay, pero por favor, tenía que confirmar que fuera enserio tu determinación. No todos los días puedes hacer lo que vas a hacer hoy, quería que te relajaras —se burló, pero Milo no estaba sonriendo—. Se atrasó un poco la junta, quería ser tu maestro el próximo año escolar. Pero como puedes ver, no se me hizo —le comentó.
—Debería sentirme agradecido por eso —le mencionó Milo, y Tanathos lo miró con desprecio—. No es nada personal, pero me ha desmotivado mucho en mis estudios —le recordó.
—Si no tienes el estómago para ser doctor, no hubieras elegido esa carrera, aunque, esa no es tu culpa —miró de reojo Tanathos en dirección a los arbustos, donde sabía que Hypnos lo escuchaba—. ¿Aún quieres hacer esto? —le preguntó.
—Ya entendí que no tengo el estómago para ser un cirujano, no me lo tiene que recordar… —se fastidió Milo, y Tanathos se burló un poco de él—. Pero hice una promesa… no me importa si me voy a dedicar a ser un simple pediatra, también voy a incursionar en otras prácticas, la acupuntura, y la oftalmología —le recordó, y Yoshiko se mostró impresionada, mientras Hypnos tan solo bajaba la cabeza, deprimido—. Es por eso, que le pido que me enseñe. No tengo el estómago para más que eso, tengo que realizar esa operación —insistió.
—Muy noble de tu parte… pero… ya te expliqué que tu deseo de ser un doctor no es tuyo, te fue impuesto —le recordó, y Milo no hizo más que morderse los labios en señal de molestia—. ¿Aún así seguirás con esto? —le preguntó.
—No creo en lo paranormal —fue la respuesta de Milo—. Y aunque eso fuera cierto… desde niño, todas mis experiencias han forjado la persona que soy. Haya sido mi deseo o no como usted dice, es lo que soy. Voy a seguir con esto —le aseguró.
—¿Aunque signifique sacrificar tu posición laboral actual? —insistió Tanathos, y Milo bajó la mirada— Puedes ganar más dinero si te quedas donde estas —le recordó.
—Saori sabe que no voy a ser su mayordomo por siempre —insistió Milo, y Tanathos suspiró en intranquilidad—. ¿Va a ayudarme o no? —le preguntó nuevamente.
—Que terco eres… pero sí, voy a ayudarte… —le mencionó Tanathos, y sacó un libro de su maletín—. La anatomía ocular es muy delicada, se compone de capas, y algunos nervios muy delicados. El glaucoma, se produce cuando las venas que irrigan al ojo con sangre están deformadas, requerirá de incisiones, aquí y aquí —le explicaba Tanathos a Milo, quien prestaba toda su atención a lo que escuchaba—. Es una zona muy delicada, tendrás que practicar tu dominio motriz en las manos, un paso en falso, y cortas la membrana de protección, después de eso, no hay vuelta atrás, lo habrás arruinado. Esta capa puede limpiarse y reemplazarse, tras sacar la suciedad que se produce por la falta de irrigación sanguínea, después se puede volver a pegar, pero, si se daña la membrana, nada puede reemplazarla —le recordó.
—No voy a dañar la membrana, lo único que necesito saber es si no es demasiado tarde ya… —le preguntó Milo, apuntando a algunas zonas en el libro—. El oftalmólogo de Shaka, me dijo que ya está en el punto del no regreso. Él ya es ciego… —le explicó, y Tanathos se deprimió un poco.
—Entonces… solo queda explorar las operaciones recientes… —le explicó Tanathos, y Milo comenzó a preocuparse—. Si quieres hacer esto, Shaka tendrá que saber que es una operación que no se ha intentado nunca en pacientes humanos, y que no hay forma de saber lo que va a pasar. ¿Aun así vas a intentarlo? —le preguntó.
—Ya le dije que sí —le recordó—. Más ciego de lo que ya está no se puede quedar —concluyó Milo, y la respuesta, le arrebató una sonrisa a Tanathos—. Será mi primer paciente —finalizó.
—No corras antes de caminar, tarado —lo reprendió Tanathos—. ¡La medicina no es algo que se tome a la ligera! ¡Mucho es de prueba y error! ¡Por eso quería ser tu profesor en el 9-A! ¡Para ponerte exámenes que te obligaran a superarte! ¡Pero no hay remedio ahora! Usaré mis contactos para llevarte a hacer prácticas a varios hospitales, tendrás mucho trabajo, y no te daré ni un respiro —le recordó, y Milo asintió—. Después de todo… nada es más importante que los amigos… —le recordó.
—¿Así que era esto lo que pensabas que yo no iba a entender? —se quejó Hypnos, sorprendiendo a Milo y a Tanathos, Yoshiko se vio expuesta, y tuvo que salir también— Tarado, no soy tan malo como me creen. Yo también puedo ayudar —le mencionó, acercándose a Milo, quien lo miró con desdén—. Sí, yo te metí en esto, pero puedo ayudar también. Necesitarás no solo conocimientos de anatomía, sino de anestesia. Y si mal no recuerdo, no tienes permiso de usar de esas por tu más que cuestionable tesis —se burló, molestando a Milo—. Llevaré tu tesis a los institutos especializados, puedo ser muy convincente. Si se comprueba tu teoría, puede que se puedan fabricar nuevos sedantes que repercutan en menor daño circulatorio —le explicó, y Milo se impresionó.
—¿Llevaría mi tesis a una institución que pueda reconocerla? —le preguntó, e Hypnos asintió— Eso… es más de lo que me había imaginado… si mi tesis se aceptara, podría inclusive aspirar a un doctorado —dedujo Milo.
—La Universidad de Inglaterra me debe un favor —enunció Yoshiko, con una sonrisa, y Milo le prestó toda su atención—. No todo siempre lo tienen que resolver los Caballeros Dorados, a veces, otros pueden ayudar también. Después de todo, todos somos buenos amigos, ¿no? —se alegró Yoshiko, tomó un teléfono morado, uno que recordaba mucho a Milo sobre el suyo que era dorado, y comenzó a marcar—. Amo… ¿recuerda que me debe un favor universitario? —preguntó Yoshiko con entusiasmo.
Mansión Depranon.
—¿Inglaterra? —preguntó Cronos, mientras escuchaba a Yoshiko del otro lado de la línea, en su oficina, donde aparentemente recibía a un par de visitantes inesperados— No sé si sea conveniente el que mueva recursos a Inglaterra en estos momentos, Yoshiko… pero… te prometo considerarlo, solo necesito algo de tiempo, algo, que puede que me esté haciendo falta últimamente —se preocupó Cronos, mientras veía al par frente a él.
—Inglaterra me parece una idea excelente —le interrumpió la mujer frente a Cronos, molestándolo—. ¿No es Inglaterra el lugar donde se celebrarán las Olimpiadas de Mayordomos de este año, cariño? Quiero decir, si la familia Kido quiere ser reconocida en la alta sociedad, ¿no necesitan sus mayordomos estar correctamente acreditados? A no ser, que los Kido ni siquiera sean tan importantes como para ser considerados, de clase —se burló la mujer.
—Depranon… su apellido es Depranon, te guste o no —le espetó Cronos, y entonces viró su atención al teléfono—. Necesitaré fechas, Yoshiko. Y solo tendrán una sola oportunidad. A la Universidad de Inglaterra no le agrada que le hagan perder el tiempo. Toma eso en cuenta, y asegúrense de que Milo lo entienda también. Solo tendrá una oportunidad, no más —colgó el teléfono Cronos—. Entonces… las negociaciones continuarán en Inglaterra, supongo —aclaró Cronos.
—Las negociaciones continuaran en Inglaterra claro —contestó el hombre junto a la misteriosa mujer—. Pero puede que nos quedemos un tiempo en Grecia, a conocer a esta nieta que te tiene tan maravillado, hermano —aseguró el hombre, mirando a Cronos con detenimiento—. Y a este mayordomo moroso, que no logró proteger su listón —le recordó, colocando el listón de Milo en el escritorio de Cronos—. Veamos si ha mejorado algo desde entonces —finalizó, se puso de pie, y extendió su mano a la mujer—. Mi señorita —ofreció.
—Mi querido mayordomo —reverenció ella de igual manera, y miró a Cronos con una sonrisa de picardía—. 3 mayordomos por familia, un solo ganador de título nobiliario, no lo olvides. Escoge a los participantes correctamente —le recordó.
—No tienes que recordármelo… Febe… —enunció Cronos con molestia—. Los mayordomos de Saori… son más de lo que ustedes piensan. Y se los voy a demostrar. Aprenderán a respetarlos, por las buenas, o por las malas —miró Cronos a una foto de Saori en su escritorio, y sonrió—. Todo va a salir bien… lo prometo… —finalizó, y cuando los invitados se fueron, Cronos se recostó en su silla, agotado—. Va a ser un año escolar de dementes… ¿cómo voy a organizar tantas tonterías al mismo tiempo?
Fin de la Segunda Temporada.