BEN 10: ALIEN WAR

Capítulo 28:

"Lo que queda por hacer"

Ben abrió sus ojos. Una vez más estaba recostado en una cama, en la sala médica de la base. Ben no quiso decirle a su abuelo, ni a nadie más fuera de la habitación lo que acababan de descubrir. Justo antes de poder decir algo más su pecho le había dolido una vez más… y de pronto aquí estaba. Se preguntó si se había desmayado y lo habían llevado ahí, o si fue él mismo quien pidió que lo aislaran. Se sentía adormilado y su pecho ya no dolía. Percibió que había alguien a su izquierda, se sorprendió, porque a su lado estaba Albedo en una silla, mirándolo fijamente.

—¿Sigues aquí? —le preguntó.

Albedo bajó la vista y sonrió —Sí. No quería dejarte solo.

—Creí que querías hacer lo contrario. —soltó Ben.

Albedo lo miró, esta vez arrepentido y no respondió. Ben miró al techo. Luego se relajó —Gracias. Por estar aquí.

Una vez más sintió ganas de llorar, pero no se lo permitió.

—No hay de qué.

Dejaron de hablar. Hasta que Ben se puso a pensar —¿Por qué?

—¿Qué cosa?

—¿Por qué te quedaste?

—¿Yo?… Porque, em… me preocupé, yo. Yo le dije a Rook que- No te pongas sentimental, Ben.

—No. No hablo de ahora —Ben se giró para poder mirarlo —¿Por qué te quedaste con nosotros? Cuando ya eras libre. —Albedo parpadeó sorprendido. —Pudiste haberte ido en más de una ocasión, y no habríamos ido tras de ti. No con todo esto pasando. Habrás tenido por lo menos una oportunidad de irte de aquí y hacer lo que quisieras. ¿Por qué decidiste quedarte?

Albedo no respondió de inmediato. Miró a su alrededor tratando de esquivar la mirada de Ben, pero eventualmente la encontró. Después de eso suspiró, se cruzó de brazos y se reclinó en la silla.

—Supongo que, fue porque creíste en mí. —Albedo esperaba que Ben hablara, pero él permaneció atento, así que Albedo tuvo que explicarse —Ben, yo intenté acabar contigo en más de una ocasión. Al principio, lo único que quería era recuperar mi forma original. Cuando vi que eso no me fue posible, mi objetivo se volvió a liquidarte por venganza. Nada más. Y muchas de las cosas que hice contra ti fueron por ese motivo… Je, pasé casi dos años terrestres odiándote. Y yo creí que el odio sería mi mayor fortaleza. Pero no lo fue. Volviste a vencerme, volviste a encerrarme y… y me di cuenta de que no tenía nada.

"No tenía amigos. No tenía familia. No tenía un hogar. Y era así porque yo lo había querido así. Y entonces comprendí que… que era un bueno para nada —Albedo se rio, pero Ben sabía que esto le dolía. —Y entonces me enteré del plan de Psychobos y Ánimo. Lo descubrí, lo analicé, y se me ocurrió una estúpida idea: ayudarlos con información, a cambio de mi libertad. Logré convencerlos de que me requerían mis conocimientos para que su plan tuviera éxito. Y en parte así fue, porque ellos claramente carecían de información suficiente… pero lo único que quería era salir de aquí. Y por eso no vi que sólo me utilizaron.

—¿Por qué confiaste en ellos, entonces? —Albedo miró a Ben y una vez más sonrió, pero no era de felicidad, parecía más de arrogancia.

—Porque confiaron en mí. Me esforcé tanto para que creyeran que yo era necesario, que caí en mí propio engaño. Que era importante —bajó la vista. —Llegué a creer que en verdad me necesitaban, pero sólo me usaron. Ellos escaparon y, me abandonaron… yo estaba, me sentía frustrado. Idiota, por haber confiado en ellos. Desesperado, y sin esperanza… y luego tú apareciste.

—Si mal no recuerdo, fuiste tú quien llegó conmigo.

—Da igual cómo fue, sabes a lo que me refiero —se detuvo unos momentos. —Cuando llegaste, yo creí que harías lo mismo que ellos: mostrarías supuesto interés en lo que sabía, y después me botarías de nuevo a la prisión… pero no fue así. —Albedo lo miró consternado. Y sus ojos vidriosos reflejaban que contenía las lágrimas él también. Tan parecido a Ben —Tú no me abandonaste. A pesar de nuestro historial. Tú me escuchaste. Tú te preocupaste por mí. Y arriesgaste tu vida para salvar la mía… dos veces. Algo que consideré tácticamente estúpido, por cierto. —ambos se rieron —me di cuenta de que, por primera vez, no era "Albedo, un enemigo de Ben Tennyson", sino, "un compañero de Ben Tennyson." Y —una vez más se puso rojo —y creo que eso me gustaba más que ser un prisionero. Así que seguí ayudándote. Porque quería creer que podía.

—Y pudiste —le dijo Ben con una sonrisa.

—¡Por supuesto que no! —dijo con voz temblorosa —¡Mírate! ¡Estás a punto de morir!

—Albedo…

—¡Debí haber sido yo! —Cuando las lágrimas cayeron por sus mejillas se cubrió los ojos.

—Lo dijiste mal —dijo Ben.

—…¿Qué? —su rostro era más rojo, y seguían cayendo lágrimas.

—Dijiste que debiste haber sido tú. Y eso está mal. En realidad, pudiste haber sido tú.

—¡¿C-Cuál es la maldita diferencia?!

Ben volvió a mirar el techo —Cuando tú tienes la capacidad de salvar a los demás, pero no lo haces, te conviertes en egoísta… porque crees que nadie importa más que tú. Pero cuando tienes la capacidad, y la aprovechas —Ben volvió a mirarlo —en mi opinión, eso es lo que te convierte en un Héroe. Y eso es lo que tú hiciste por nosotros, Albedo. Es lo que hiciste por mí. Nos ayudaste, nos aconsejaste, nos acompañaste. Y me rescataste, ¿te das cuenta de cuántas veces te arriesgaste por mí? ¡Pudiste haber muerto tú casi cuatro veces! ¿Me escuchaste? Pudiste haber sido tú. Sólo por el hecho de querer ayudarme, y no sabes la tranquilidad que me dio saber que no fue así. Y cuando llegó el momento, anoche, en realidad, yo decidí hacer lo mismo por ti…— Ben cerró sus ojos —Yo sabía que había un Abrazacaras. Lo escuché, aún podía percibirlo, pero no sabía dónde estaba. Ni que era portador de una Reina. Sabía que estaba rondando… y sabía que iba por ti —Ben se topó con unos enormes ojos rojos mirándolo sorprendidos. Ben repitió sus palabras —Aún podía escucharlo, y sabía que iba por ti. No sé por qué, pero eso iba a hacer… y no iba a permitir que fueras tú.

—Tú… tú sabías… y aun así…

—No iba a dejarte morir así. Y antes de que lo preguntes, tuve dos motivos: Uno, porque no iba a dejar que ningún otro inocente muriera por esas criaturas. Dos, porque… porque eres mi familia ahora. —Ben se rio —Suena tonto, lo sé. Y no lo había dicho en voz alta. Pero eso es, Albedo. Eres parte de mi familia ahora.

Albedo volvió a llorar —¡Argh! ¡Para! —se frotó los ojos con fuerza tratando de detener las lágrimas.

—No se detienen así, Albedo. Si lo necesitas déjalo salir.

—¡No lo necesito! —dijo aun llorando. De pronto se levantó de golpe y sujetó a Ben con fuerza. Ben no se lo esperaba, pero finalmente respondió al abrazo. Tuvieron que separarse porque Ben sintió dolor de nuevo.

—El dolor volvió —Albedo se secó las lágrimas —¡tengo qué decirle a tu prima!

Antes de irse, Ben lo sujetó de la muñeca —Sólo hazme un favor… No me digas nada.

—¡No!, eh… ¿qué?

—No me digas lo que quisieran, o están pensando hacer… no quiero saber qué opciones me quedan… sólo, sólo hagan lo que crean correcto… ¿Okay?

Él asintió —Okay.

Ben volvió a recostarse —Una cosa más.

—¿Sí?

Ben levantó su brazo izquierdo —Si no lo consigo… el Omnitrix tiene…

—Calla.

—Albedo…

—¡No!

—Albedo

—¡Cierra ya la boca! ¡Buscaré a tu prima!

Albedo salió a prisa de la habitación. Ben se acomodó en la cama, y volvió a cerrar sus ojos. No tardó en caer dormido de nuevo.

Ben era transportado en una especie de camilla que levitaba. Habían cambiado su ropa y ahora vestía camisa y pantalones delgados de color azul. Una cápsula en forma de tubo se encendió, estaba en horizontal y la camilla se conectó a ella, quedando Ben dentro. Una vez completa, la cápsula se aisló y se cerró completamente. Se levantó y retrocedió hasta su base en la pared.

Rook se retiró de los controles —Ahora tenemos tiempo —su voz entrecortada —El sueño criogénico —se aclaró la garganta —el sueño criogénico detendrá sus funciones motoras lo suficiente para posponer el nacimiento de la criatura… pero debemos decidir cómo se lo vamos a quitar.

—No se puede —dijo Kevin, sentado apoyando sus brazos en las piernas —Nada en la Tierra puede retirarle esa cosa sin matarlo, ¿has visto el tamaño que tiene? ¡La incisión tendría que ser del tamaño de mi brazo!

—Eso es una exageración —respondió —pero es claro que no vamos a dejarlo ahí.

—¡Pues no te escucho dando sugerencias! —Kevin se levantó. —¡Debemos sacarlo del planeta!

—¡Si abandonamos la Tierra el rumor se correrá!

—¡Por supuesto que no!

—¡Ben debe ser tratado aquí en la Tierra!

—¿No me escuchaste? ¡Si se queda aquí se muere!

—¡¿Crees que no lo sé?!

—¡BASTA! —Gritó Max —¡Gritarse unos a otros no va a resolver nada!

Ambos guardaron silencio. Sabían que tenía razón, así que se miraron a modo de disculpa y no dijeron una palabra más. Max se encontraba abrazando a Gwen. Ella ya había dejado de llorar, pero seguía con la mirada perdida —No conozco ningún modo de separarlo de su interior —dijo rendida —Cualquier intento por hacerlo con magia tendría resultados no deseados.

«¿Peor que esto?» Pensó Kevin —¿Por qué no usar una de sus transformaciones?

—Imposible —dijo Rook. —Esas criaturas se forman de acuerdo al ADN de su huésped, y durante su etapa embrionaria forman parte de su organismo. Si Ben se transforma, no sólo el parásito seguirá dentro de su cuerpo, sino que podría transformarse también, y ser aún peor…

Kevin esperó un momento, luego tragó saliva —¿y entonces?

Él y Rook miraron a Albedo, que se encontraba de pie dándoles la espalda, cruzado de brazos y mordiéndose el dedo pulgar. Esta era una extraña costumbre que raras veces aparecía. Y sólo lo hacía cuando su mente le indicaba hacer algo, y su corazón temía. Y es que tenía una idea. Albedo se giró.

—Tengo una idea —todos lo miraron —sé que parece estúpido, y muy arriesgado «Ahora hasta pienso como Ben», pero parece ser nuestra única opción… Debemos hacer que Savior se lo saque. —Albedo esperaba que le gritaran, que le reclamaran lo peligroso y absurdo del plan. Pero sólo lo miraron expectantes, y asustados. Albedo tomó aire —Los Cazadores, los Yautjas; ellos son los depredadores naturales de los Xenomorfos. Se especializan en cazarlos. Por lo tanto, ellos deben tener algún plan de contingencia cuando una infección no deseada sucede…

—Y —preguntó Kevin con cautela —¿crees que quiera ayudarnos? Digo, ni siquiera sabemos si sigue en el planeta.

—Lo está. Estoy seguro.

Se miraron entre ellos. Claramente había dudas, sin embargo, Albedo creyó notar de pronto algo en los ojos de todos, en especial de Gwen: Un rayo de esperanza. Rook se giró —¿cómo lo encontramos?

—Lo vamos a llamar. Necesito que me ayudes a programar una señal.

—Entendido.

Se encontraban en el hangar de la base. Max había ordenado que dejaran la compuerta abierta, para que así Savior lograra entrar con facilidad. Rook y Albedo habían modificado un comunicador de los Plomeros y habían logrado programar una señal que simulaba ser Yautja. No era precisa, pero Albedo estaba seguro de que sería suficiente para atraer su atención. Pero habían pasado ya dos horas, y Savior no aparecía. Albedo estaba seguro de que vendría, o eso creía creer.

—¿Seguros que vendrá? —volvió a preguntar Kevin.

Anteriormente, Rook le habría asegurado que la señal iba dirigida específicamente a la tecnología Yautja. Le habría dicho que el alcance que tenían era suficiente para encontrarlo incluso si ya había abandonado el planeta. Pero ahora, después de tanto tiempo, hasta él dudaba —Tal vez no lo calibramos como debe ser.

—No —dijo Albedo —Vendrá. Lo sé.

—¿Sí? —preguntó Kevin, escéptico.

Esperaron 20 minutos más. Y de pronto Albedo percibió movimiento. Una enorme figura transparente se plantó justo delante de él y su camuflaje desapareció.

~RRRRRRRRRRRRRRRRR~

Todos se sobresaltaron al verlo aparecer, menos Albedo. —Pensamos que no vendrías —esperó a que Savior respondiera, pero no lo hizo. —Necesitamos de tu ayuda. Otra vez. Es Ben. Fue infectado por una Reina.

Savior ladeó la cabeza, como si tratara de entenderle. Rook había traído el mismo aparato para traducir lo que Savior dijera. Creía que aún seguía calibrado para entenderle, y así fue. Savior emitió sonidos extraños, que se tradujeron en palabras —Debe ser eliminado.

—No, no me estás entendiendo —dijo Albedo —No queremos que lo… elimines. Queremos que nos ayudes a salvarle la vida.

Si el proceso comenzó, no se puede detener. El huésped fallece al nacer la criatura. Sólo se detendrá, eliminando al huésped.

—No, no, ¡no! ¡No puedes hacer esto! —Albedo contuvo su enojo —Por favor… ayúdanos. Tiene que haber una manera de detener el proceso —levantó la vista decidido —Haré lo que me pidas… sólo sálvalo a él.

~RRRRRRRRRRRRRRRRRR~

Savior se enderezó. Levantó su mano lentamente hacia su cabeza, y de su costado desconectó un respirador de su máscara. El tubo lanzó aire comprimido hasta vaciarse. Savior retiró un segundo tubo, y entonces colocó ambas manos en su casco. Lo separó de su rostro y lo retiró. Observó, con sus ojos rojos, los de Albedo. Este lo miraba perplejo.

—Yo sabía que… algunos tenían ojos de diferente color, pero… jamás creí que fueras… —lo miró con ojos llorosos —… como yo.

Albedo quería tocar su rostro, pero se detuvo antes de hacerlo. Temía que Savior lo lastimara. Para sorpresa de todos, Savior habló, a su propia manera, emitió las palabras para que le entendieran—…Yo… Puedo… Salvarlo… …Pero… se volverá… presa…

Sin estar seguros de lo que significaba, todos asintieron. Savior los miró a todos, hasta volver con Albedo —¿Qué necesitas? —le preguntó este.

—…WOLF…—Savior se dio la vuelta en dirección a la salida. Aún sin su máscara, Savior se dirigió a la entrada, activó su brazalete y tras unos comandos comenzó a emitir una señal intermitente. Una señal que llegaría hasta su planeta. Luego se dio la vuelta y una vez más se topó con Albedo. —Volveré… al anochecer…

Savior se colocó su máscara una vez más, y una vez lista, volvió a desaparecer.