Disclimer: Los personajes y demás lugares de Rocavarancolia pertenecen a José Antonio Cotrina.

Nota: Este fic participa en el reto "Amoríos bajo la luna" del foro "Bajo la Luna Roja". El género que me ha tocado incluir, además de romance, ha sido misterio.


La voz


No sabe cuando tiempo lleva en este lugar. Está oscuro. Demasiado para su gusto. Quiere escapar, salir de ahí; pero no puede. Y cuando piensa que ya no puede aguantar más, escucha una voz.

Le gusta. Es suave, agradable y le cuenta cosas. Cosas bonitas, dulces; pero otras no tantas, que le hacen querer llorar si pudiera.

Algunas veces la echa de menos cuando no la escucha, porque es lo único que le reconforta, que no le hace sentirse tan sola en ese sitio. Pero siempre vuelve. Y sonríe, feliz.

Le gustaría saber a quién pertenece; saber quién es la persona que le dice esas cosas, pero una vez más, sus ojos no responden. Entonces, nota una cálida sensación que le recorre por todo el cuerpo; y por fin es capaz de abrir los ojos.

A la primera persona a la que encuentra es a Lizbeth; que a pesar de que apenas ha hablado con ella desde que está allí, la abraza y le dice que se alegra de que esté mejor. También le cuenta lo que ha ocurrido días atrás. Y aunque eso ya lo sabe, la deja hablar. En ese momento, Natalia solo piensa en esa voz. Quiere que sea de Hector, aunque sabe que es poco probable, ya que él solo tiene ojos para Marina; pero aún así, tiene algo de esperanza.

Se encuentra con los demás, menos con Adrián, quién todavía está recuperándose. Están cansados, pues llevan todo el día entrenando para poder protegerse de los monstruos que recorren la ciudad. Escucha detenidamente las voces de los demás, y por fin la encuentra.

Se da la vuelta despacio, aunque en el fondo se muera de impaciencia, y lo ve.

Ricardo no parece haberse percatado de la expresión de su rostro. Solo cuando por fin deja de hablar y le abraza, se da cuenta de su rigidez. Entonces, la mira a los ojos y esboza una sonrisa llena de tristeza, y se aparta de ella para irse a de allí. Natalia solo puede quedarse donde está, todavía sorprendida por lo que acababa de descubrir. Él ha sido uno de los amigos más cercanos desde que llegó a Rocavarancolia y nunca se había dado cuenta de ello; ahora se siente mal por no hacerlo.

Poco después, va en su busca. Lo encuentra en las almenas, sentado; mirando el penoso paisaje que muestra.

—Lo siento. Yo… —empieza.

No sabe que más decir. ¿Disculparse por no corresponderle de la misma forma? Pero él le mira y sacude la cabeza.

Se levanta, y su rostro se acerca tanto que por un momento teme que le fuera a besar; pero en cambio le da un beso en la mejilla.

—No te preocupes. Solo quiero que seas feliz, nada más —le susurra al oído—. Olvidado, por favor.

Y entra en el interior de la torre, dejándola sola, otra vez.

Cierra los ojos, y las lágrimas recorren por sus mejillas. Lo que él no entiende, es que ella no quiere olvidar.


Esto... sé que no es lo mejor que he escrito, pero no me salía otra cosa. ¿Piedras? ¿Algo? xD