Ya no quiero

Capitulo29: Sospecha

I

Un rato después apareció Kagome junto a Jaken, con solo verla se me quito el mal humor. Ella me preguntaba a cada rato como estaba si tenía dolor o necesitaba alguna cosa. Pasamos el resto de la tarde juntos, no quiere separarse de mi lado. Es tan frágil y la vez sé que muy fuerte por todo lo que tuvo que soportar. Eso me recuerda el pensar en mi madre ¿Ella soporto tanto abuso como Kagome? Seguro que si y me carcome la rabia de solo imaginar lo indefensa que estuvo ella a merced de un demonio como Inu Tashio. Si hubiera podido defenderla, seguiría viva. Incluso hace no mucho Kagome sufrió a causa de él y su maldita avaricia.

-¿Qué sucede? estás con cara de pocos amigos. - Me habla ella.- No debes estresarte.

-Eres valiente Kagome. -Le suelto.

-¿Por qué? - Me ve raro. - El doctor dijo que todo salió bien, que en menos de un mes estarás caminando normal. Esperar no es ser valiente. Si lo hago es porque te amo.

Me alegra escucharla decir que me ama: Si lo pienso es porque soportaste mucho y tuviste el valor suficiente para dejar a tu ex marido.

-No lo fui. -Responde seco. - No hablemos de eso. - Desvía la mirada.

-Sabes Kagome, yo no sé como fue mi madre. - Le cuento.

-¿Tu abuela no te hablaba de ella? - Me pregunta.

-Si, cuando le preguntaba pero se ponía triste por eso evitaba el tema. A veces me pregunto si ese hombre alguna vez le levanto la mano, si la trato mal. - Hago una pausa. - ¿Qué tal si ella padeció lo mismo que tu? - Me fastidia imaginármelo.

-Pensar en ello no ayuda en nada. Es igual que los hubiera, lo único que hacen es agrandar el dolor. - Podía sentir como se le quebraba la voz.

-¿Piensas en tu bebé? - Le pregunto y sintiéndome mal por haberle hecho recordar el tema además de hasta cierto punto sentirme responsable por tener un laso sanguíneo con quienes le hicieron tanto daño.

Ella asiente con su cabeza: Por más que me digan que soy una víctima en esa historia. Soy tan culpable como Inuyasha. Mi deber era protegerlo.

Al escucharla recordé las palabras de Kouga acerca que ella se culpaba de lo ocurrido, le digo: Se aprovecharon de tus sentimientos. A veces uno lo hace inconscientemente pero en el momento en que te das cuenta que eres egoísta puedes cambiar o terminar esa relación. Ninguno de los dos se dio cuenta de ese hecho. Hasta cuando fue demasiado tarde.

-Yo lo amaba. – Hay tristeza en su voz. – Amaba a mi bebé, en ese tiempo me imaginaba como podía ser… Me preguntaba ¿Será una niña o un niño? En todo ese tiempo no sentí casi malestares a las justas uno que otro mareo… Aunque era muy antojoso. – Ríe triste al final.

-Kagome. – Susurro.

-Esa noche se me ocurrió esperar a Inuyasha, demoro tanto que me quede dormida en el sillón. Recién desperté cuando el comenzó a zarandearme exigiendo una explicación del engaño. – Me cuenta algo que no espero.

-¿Quieres seguir? No es necesario que lo hagas. – Intento detenerla.

-Ya comencé, que más da si termino.- Me reponde mientras acaricia su vientre.

-Está bien pero ven siéntate aquí. – Le señalo la cama, arrinconándome para hacerle un sitio.

Veo que va protestar, medita un momento para luego levantarse. – Discutir sobre esto va ser en vano así que muévete. – Me da un empujoncito y se acurruca en mis brazos.

-¿Estás mejor? – La abrazo.

-Si… Yo no comprendía a que engaño se refería, le pedí que se detuviera que lastimaría al bebé. Eso lo molesto más y me tiro al suelo. Me dijo que era una puta al meterme con Kouga y que él no era estúpido para hacerse cargo de un hijo ajeno. Yo respondí diciéndole que era suyo, que nunca lo traicionaría. –Se detiene. – Lo gracioso es que en todo ese tiempo Inuyasha si me fue infiel con Kikyo, como dicen, el ladrón piensa que todos son como él. Después de eso me tomo de los hombros y me dijo que era una cínica, que pagaría caro. Me asuste mucho y le suplique que no lastimara al bebé. Se río para lanzarme contra un mueble que había un jarrón junto unos portarretratos. Quise levantar y salir corriendo pero me dolía todo. Se puso encima de mí, continúe pidiendo clemencia y me dio una cachetada diciendo que me callara, me beso de forma brusca mientras sus manos recorrían mi cuerpo y todo su peso me aplastaba. Junte todas mis fuerzas para empujarlo, me levante y corrí hacia el segundo piso con el fin de encerrarme hasta que se calmara pero me detuvo al pie de las escalera me tiro al suelo y comenzó a darme de patadas. Creo que ahí me golpee la cabeza porque me sentí mareada y por más que trate de poner mis manos para cubrir mi vientre no tuve las fuerza suficiente y me desmaye. – Se quedo en silencio. – Creí que morí pero me repetía que no podía por mi bebé que él me necesitaba así que no sé cuanto tiempo paso y desperté, me dolía todo el cuerpo. Me arrastre hasta el teléfono y llame a emergencias, más no recuerdo hasta que estuve en la clínica y el medico me informo que perdí a mi hijo… - Ahí comenzó a llorar.

Ahora conocía ambas partes de la historia: Kagome. - . la abrazo muy fuerte.

-Él era un angelito que no tenía la culpa de nada… Fue inocente en toda esta historia… Yo lo quería tanto… ¿Por qué se tuvo que ir tan pronto? -Mientras habla llora.

-No lo sé, son cosas que pasan. – Le contesto.

-¿Lo hubieras querido? – Me pregunta.

-Claro. – No dudo. – Cálmate. Que este par se va poner triste también.

-Es verdad, debo cuidarlos a ellos. – Le coloco un dedo en la boca.

- Van estar bien… Ya te dije que los Madicci somos fuertes. – La beso en la frente. – Su mamá también es muy fuerte.

-Gracias por todo Sesshoumaru. – Me abraza y me da un suave beso.

II

Desde la operación Sesshoumaru a estado serio y extremadamente sobreprotector. No entiendo el motivo, mi madre dice que es por el embarazo sin embargo antes no estuvo así, sin olvidar esos obsequios que llegan a los bebes. Quiero reclamarles a los de la tienda y exigir saber quien los envía porque puede ser algún loco, Sesshoumaru no deja. Según él porque son tonterías sin importancia, lo peor es que sospecho que conoce al misterioso remitente. Supongo que no tendría que preocuparme pero me es molesto.

Lo que ha sido más difícil en este tiempo es tener quieto a Sesshoumaru, es peor que niño chiquito. Desde la operación si no esta a mi lado saca loco a Jaken para ver las cosechas. Al menos ya tomo de nuevo el interés en el trabajo porque Jaken me conto que desde que me fui su único plan era como comunicarse conmigo y solucionar todo, después cuando se entero que iba a ser padre se leyó todos los libros sobre paternidad, cuidados en el embarazo, padres primerizos, cuidados del bebe recién nacido. hasta ahora los sigue leyendo sin olvidar los de estimulación prenatal.

Me alegra verlo tan emocionado, lo mejor de todo es que hoy iremos a que le quiten el yeso. Está feliz como una perdis, ha despertado temprano a nosotros nos a obligado a despertar con él aunque al final me volví a dormir y le advertí que si me despertaba conocería mi ira además que no iría al siguiente control. Con eso se calmo, aunque podía sentirlo observándome, que molesto. Me levante y cambie para luego partir al consultorio donde le quitarían el famoso yeso.

No tardo mucho en ser liberado sin embargo el médico le ha dicho que no haga nada brusco en estos tres días como cabalgar o tener largas caminatas. Al regresar a casa me fui donde Tazumi porque debíamos alistar las cosas para el comienzo de este nuevo año escolar.

A las dos en punto está Sesshoumaru esperándome en la puerta junto con la camioneta, seguro nos va a llevar de paseo.

-Hola mi amor. – Me saluda para de ahí besarme.

-Hola. Por lo visto no has esperado nada en ir por tu camioneta. - Le comento. –Necesito trasladarme. –Es su respuesta.

-Ok ¿A dónde piensas llevarnos de paseo? – Lo interrogo.

-Les parece a comer un rico helado. – Sugiere.

-Si. – Me emociono. – También una cremolada, comprende que estamos en verano y este calor esta que me cocina.

-Tus deseos son ordenes. – Me responde abriendo la puerta de la camioneta.

-Valla que caballeroso estás. – Le respondo.

Nos dirigimos a la heladería de siempre compra un rico helado de hojaldre junto al de Talia, él por su parte pide de chocolate, le quito un poco de su helado pata al final tomar juntos una deliciosa cremolada de fresa.

Así es como los días de verano los pasamos juntos.

III

Estuve esperando con ansias a que me retiren el yeso, especialmente porque por fin podría hablar con ese para que deje de molestarnos enviando regalos. Ahora se quiere dar del abuelo amoroso y preocupado porque no va con su hijo y nos deja tranquilos. Kagome ignora de quien se trata pero se molesta porque no le digo quien es, hemos llegado a discutir por eso. Lo bueno es que esto termina hoy.

-¿Seguro que no puedo acompañarte? – Me pregunta.

-Son unos negocios que tengo que atender y voy a estar muy ocupado. – Le explico.

-No voy a molestar, me quedare con mi mamá. – Me ve con ojos de cachorrito.

-Kagome no puedes estar haciendo viajes largos. Kouga dijo que tienes que cuidarte.- Le recuerdo.

-Quiero ver a mi mamá. Estar contigo, sabes que los bebés se ponen intranquilos cuando no estas. – No quiero que vaya porque sé que regresare de mal humor cuando hable con ese y no es bueno que Kagome me vea así.

-Voy y vengo, arreglo unos asuntos y ya. -Trato de persuadirla.

-¿Qué asuntos? Además nos quedamos hasta mañana y ya. - Insiste.

-No, ya te dije que son asuntos de la empresa.- Le contesto.

-Son los regalos ¿Verdad? -Me atrapo.

-Son unos contratos que tengo que firmar, lo estuve postergando pero ya no puedo hacerlo. Es importante que ya me ponga en camino. -Mejor escapo antes que discutamos.

-¿Por qué no quieres que valla? ¿Qué ocultas?- Ya estoy pisando en falso. -¿Acaso tienes una amante?

-No digas tonterías. - Me acerco a darle un beso, me esquiva. - ¿Qué es?

-Un contrato. Ahora me voy. - Me giro.

-¿Quién es? - Pregunta. - Déjame acompañarte.

-No, esto tengo que arreglarlo solo. Así que te quedas, punto. - Sin querer la grito, giro a verla y esta con lágrimas en los ojos.

- Bien, vete y dejamos solos. -Corre.

-Kagome. - Lo acabo de malograr todo. Voy tras ella, se encierra en la habitación.

-Abre la puerta. Por favor. - Le digo.

-No que quieres estar solo. Perfecto, no pensamos molestarte más. Apresúrate o llegaras tarde. - Ese tono de voz tranquilo cuando esta molesta es cuando me da más miedo.

-Lamento lo que dije, abre. Te lo pido. – Quiero arreglar las cosas antes de irme.

Escucho la cerradura abrirse: Ya nos miraste, estamos bien. Ponte en marcha para que regreses pronto.

Le doy un ligero beso: Cuídense, los amo.

Me pareció corto el viaje, quizás sea porque estuve pensando que decirle a ese y atenerme a lo que fuera capaz de hacer con el fin de acercarse a Kagome y mis hijos con la historia de hacerse el abuelo modelo, tal vez hasta con el fin de expiar sus errores. La mejor forma que podría hacerlo es olvidándose que existimos, dejándonos tranquilos.

Entre al edificio de su empresa cargando la bolsa negra con todos los obsequios que ha enviado en el último mes. Estoy seguro que llamo la atención de todos pero me da igual. Pronto soy detenido por un guardia de seguridad: Buenas tardes señor ¿Qué trae en esa bolsa y qué busca?

-Vengo a ver al señor Inu Tashio Tadao. – Contesto, no oculta su sorpresa al oír mi respuesta.

Se recompone: ¿Tiene cita para verlo?

Miento: Si, con su permiso. – Me alejo, voy hacia el ascensor.

Al hombre que se encuentra controlando el ascensor le indico ir hacia el último piso. Es lógico que se encuentre ahí la oficina de ese hombre. Al llegar me acerco de inmediato a la secretaria de la gerencia.

-Buenas tardes, vengo a ver al señor Inu Tashio Tadao. – Soy amable.

-¿Tiene cita? – Pregunta mientras soy examinado por ella.

-No pero estoy seguro que me atenderá dígale que viene a verlo Sesshoumaru Madicci. – Le respondo.

Traga saliva: Lo siento pero sin cita no puede recibirlo.

-Dígale quien soy, solo le pido eso, por favor. - La miro directamente a los ojos.

-Está bien no obstante si mi jefe no quiere atenderlo desistirá de acuerdo. – Veo suplica en su mirada. – Es mi primera semana aquí y no deseo ser despedida. Necesito el empleo.

-Lo prometo. – Le doy mi palabra.

Ella ingresa con temor a la oficina, espero unos minutos hasta que aparece la muchacha me dice: Pase.

Tomo la bolsa y le doy un gracias a la muchacha. Paso y lo veo sentado a él en su escritorio.

-No creí verte algún día aquí ¿A qué has venido? – Me pregunta como si nada.

-A devolverte esto. – Le tiro la bolsa. – No necesitamos nada que provenga de ti. También a exigirte que nos dejes tranquilos.

-Recapacita de una buena vez, esto es por tu bien. – Se levanta.

-¿Por mi bien? No me hagas reír. Nunca necesite algo tuyo. – Le recuerdo.

-Te olvidas que me buscaste. – Me habla.

-Si lo hago es para ponerte un alto. – Le digo.

-Me refiero a cuando eras un niño y me pediste ayuda. Lo olvidaste. – No imagine que sacara aquello.

-Claro, me enviaste aquel infierno de orfanato. Ten por seguro que aquello lo tengo presente. – Respondo.

-Entiende, no podía decirle a mi mujer que tenía un hijo que no reconocí de mi ex esposa. Además preferías que te botara a la calle. – Agrega.

-Mil veces a ir a ese sitio. Crees que es bonito esperar a ser el siguiente a desaparecer en las noches, escuchar los gritos de niños, temer ser al que lo lleven a castigar. Tener que ser invisible. – Le explico.

-No lo sabía además al día siguiente fui a pedir tu custodia pero me la negaron porque tenía que seguir un proceso para reconocerte. Cuando iban a dar la sentencia te escapaste. Te buscamos. – Quiere excusarse.

-Claro que te arrepentiste al enterarte lo que me heredo mi abuela, más que quitarle a los Madicci. – No hay otra explicación.

-Estás equivocado. – Se defiende.

-No puedo creer que tuvieras conciencia. – Me burlo.

-Izayoi fue quien me hizo ver mi error… Esa misma noche se entero de todo y me exigió ir por ti. – Me cuenta. Me quedo en silencio. – Admito que actúe muy mal en mi vida, he pagado mis errores con creces.

-Me da igual si los reconoces o no. Déjame a mi fuera de esto. – No quiero saber nada.

-La única justificación que puedo dar por mis acciones es el amor de Izayoi. Todo lo hice por ella y como me castigo la vida quitándome lo que más quise. Esa noche cuando te entregue, ella entro a mi despacho y descubrió las fotografías rotas, las armo descubriendo la verdad. Cuando nos enteramos que escapaste Izayoi me culpo, te buscamos hasta contrate un detective privado. Las discusiones entre ambos aumentaron hasta el punto en que me iba dejar llevándose a Inuyasha y la pequeña que esperaba. Peleamos muy fuerte, no quería que se fuera, al escapar de mi se tropezó y cayo por las escaleras, murió de inmediato. – Vi el dolor en su mirada, me dio lastima. - Al ya no estar ella lo demás no me importaba y es ahí cuando Inuyasha lo deje de lado.

-Si tanto quieres expiar tus culpas hazlo olvidándote que existe mi familia y yo. – Le doy la mejor solución. – Si quieres hasta digo que te perdono con tal que no vuelvas aparecerte. Con su permiso me retiro.

-Hijo. – Me llama.

-Nunca vuelva a llamarme así. – Me giro y azoto la puerta.

Lo peor es que no esperaba encontrarme a Inuyasha saliendo del ascensor, me saluda lo ignoro. No estoy de ánimo para ser amable con él por suerte las puertas del ascensor se cerraron antes que intentara algo para detenerme.

III

Kagome sale más temprano de lo habitual y también al irse, siempre se va antes que llegue Sesshoumaru. Estoy segura que ese par a discutido por algo lo peor es que ninguno de los dos se abre. Antes ella lo hacia pero desde lo sucedido con Rin le cuesta confiar, no hay necesidad que lo diga sus acciones lo muestran. Tal vez ya no esta tan contenta aquí y quiere irse, después de aquello quien no. Todos conocíamos la historia entre Sesshoumaru y Rin, ninguno fue digno de advertirle.

-Chau Tazumi, te veo mañana. - Se despide igual que todos los días.

-Kagome ¿Podemos hablar un momento? - Le pregunto.

Duda un momento: Está bien.

-Acompáñame al otro salón. - Le indico, no es bueno discutir esto en público.

-¿Qué ocurre? Si es por lo que me estoy yendo antes, por eso llego más temprano para compensarlo. - Se excusa.

-¿Todo está bien Kagome? Haz peleado con Sesshoumaru, si ocurre algo puedo ayudarte. - Le hablo.

-No te preocupes Tazumi, todo va de maravilla. - Me responde. - Con tu permiso tengo que irme.

Si que ellos dos son tal para cual, son muy cerrados respecto a sus problemas. Cinco minutos después apareció Sesshoumaru preguntando por ella. Es como si jugaran a las escondidas o atrápame si puedes. Al igual que Kagome le pregunto: ¿Estás peleado con Kagome?

También duda para decirme: Estamos bien. - Por desgracia todo muestra lo contrario.

-Si necesitas ayuda o alguien con quien hablar cuentas con nosotros. - Le digo antes que salga corriendo como un rayo. Kaede me conto que ocurre lo mismo en casa con la diferencia que ella empaqueta su almuerzo y se va antes que llegue él, ignora a que hora regresa. Espero que solucionen sus problemas pronto por el bien de los bebés, porque ella no debería sobre esforzarse.

IV

Desde que regrese Kagome me evita, a pesar que dormimos en la misma cama prácticamente a construido un muro entre los dos. Casi ni permite que la toque, ya vamos casi dos semanas. El lunes es la siguiente ecografía y no sé si va dejarme ir. No debí gritarle ese día aunque ella asegure que no se encuentra enojada, sé que lo está.

Porque eso que esta cansada, ocupada o cualquier cuento chino que inventa con tal de escaparse no le creo. Ella esta al tanto y por eso me esquiva para evitar darme razones. Si me apuro fácil la intercepto y hagamos las paces de verdad, no conseguir un todo está bien.

Justo que entro con la camioneta, ella esta saliendo, le cierro el paso provocando que frene bruscamente, chocándonos. Se golpea la frente con el timón. Si que soy un animal, se supone que tengo que cuidarla y la lastimo. Bajo de inmediato y voy donde ella.

-Kagome, lo siento. No fue mi intención ¿Qué te duele? - Abro la puerta.

-Déjame. - Me aparta.

-Por favor, dime que te duele. - Insisto, observando como su frente se va poniendo roja.

-Los bebés... Quítame el cinturón. - Su pánico me lo transmite, no espero nada y la ayudo. Ellos tenían que estar bien, si algo les pasaba seria mi culpa. - Me duele el hombro... Pero el cinturón...

-Sal despacio, apóyate en mi que los llevare a emergencia para cerciorarnos que estén bien.- La ayudo con cuidado ha llegar al auto.

En menos de diez minutos estábamos en sala de emergencia, a ella la ingresaron mientras a mi me dejaron afuera llenando la ficha de ella. Paso quince minutos a que me llamaron, aunque más fue una eternidad en mi opinión corrí de inmediato.

-Soy el esposo de la señora Madicci ¿Cómo está? - Soy directo.

-Está siendo examinada por el doctor en este momento. ella pidio que lo llamara. Por favor manténgase sereno, no queremos alterar más de lo que esta. - Me advierte la enfermera.

Al ingresar la veo acostada en una camilla llorando en silencio, esto no es una buena señal. Le tomo la mano.

-Sessh tengo miedo. - Me dice bajito.

-Tranquila. Ellos son fuertes. - La ánimo. Me armo de valor. -Doctor ¿Cómo están?

-Su golpe es aparentemente fuerte. Desearía sacarle una placa de la cabeza pero en su estado no es recomendable, así que lo mejor es que pase la noche y se quede en observación. - Habla del golpe en la frente, el cual a convertido a Kagome en una especie de unicornio.

-¿Los bebés? - Ellos me tienen con el alma fuera del cuerpo.

-Estamos esperando el ecógrafo para estar seguros pero aparentemente ellos están de maravilla. La peor parte se la ha llevado la frente de la señora. - Nos asegura. - En un momento traen una compresa para que se la coloquen.

-¿Seguro doctor? - Ella interviene.

- Si, la ecografía es más algo de rutina. -Nos ve. - ¿Padres primerizos?

-Si. - Respondo.

-Me lo imaginaba, no tienen de que preocuparse. El liquido amniótico protege a sus pequeños. - Nos trata de calmar sin embargo dudo que consuele en algo a Kagome que luce triste y preocupada, presiona fuerte mi mano.

-Doctor la sala de ecografía está lista. - Avisa la enfermera.

-Perfecto, pongamos en marcha. - Habla el doctor. - Señora, acomódese en la silla, con cuidado. - Los ayudo.

En la sala, le dieron las indicaciones a Kagome mientras la esperaba, no tarda. Le colocaron el gel, esperamos con ansias las palabras del doctor.

-Les dije que están bien, escuchen sus corazones. Son fuertes y lucen saludables. Quien me preocupa es ese golpe. - Reitera lo primero.

-No me duele, yo estoy bien. - Dice Kagome.

-De todas formas lo ideal es que permanezca en observación. –Recomienda el doctor.

-Es lo mejor para los tres ¿Verdad? – Miro a Kagome.

-Si la señora no está bien, los bebés tampoco lo estarán. – Nos dice.

-Está bien. – Hablamos ambos.

Tuve que ir a llenar más papeles para internar a Kagome e ir por unas cosas para su permanencia. Me siento tan mal porque soy el culpable de esta situación ¿Kagome me perdonara?

V

Mientras me pasaban a mi habitación tuve que quedarme un tiempo sola. En eso veo que ingresa un doctor que se me hizo familiar, es el doctor que me atendio la vez pasada que me accidente gravemente.

Buenas. No creí verla de nuevo por aquí. – Me saluda.

Si, tuve un pequeño accidente. – Le cuento.

Choque con el auto, golpe en la frente y embarazo de cuatro meses… -Da un breve resumen de mi estado. – Sabes que tienes que cuidar esa cabeza… Las dos primeras veces las secuelas aparentemente fueron leves pero ahora te mandan a observación.

Si hubo secuelas en la primera, estuve en terapia física, ocupacional y de lenguaje… Sin olvidar que perdi sensibilidad en partes de mi cabeza… Como es el caso de mi frente. – Le señalo.

Por eso no te estas quejando y sigues como si nada ¿Qué sucedió para que sufrieras semejante daño? – Que medico para más curioso.

Violencia doméstica. – Mi escueta respuesta. Sus ojos se abren grandes viendo mi frente y barriga a la vez.

Él padre de los niños te hizo eso. –Se sorprende.

No. – Niego y al mover mi cabeza me mareo ligeramente. – Fue mi ex marido hace años atrás… Esto.- Señalo mi frente. – Me lo hice con el timón del auto al chocarme.

De todas formas debes cuidarte si te partes el cráneo de nuevo no creo que tengas la misma suerte- Me recuerda.

Lo sé… Doctor ¿Es malo que sienta mareos? – Me recuesto en la almohada.

Si y tampoco es bueno que su presión se eleve… Por lo visto esa es la causa de sus nauseas…- Me explica. – Enfermera traiga Nifedipina.

Me trajeron una pastillita rosada junto un vaso con agua, la tome: En verdad quiero descansar, he tenido un día muy atareado.

Vas a tener que esperar, por el bien de tus bebes.

De acuerdo. –

Pronto me pasaron a una habitación y Sesshoumaru apareció con una maleta, su sleeping para pasar la noche aquí. Es un exagerado pero así me gusta como es aunque él tiene esos momentos de estar cien porciento pendiente y luego dejarte de lado.

¿Cómo te sientes? El doctor me informo que tuviste nauseas y sueño. Si te sientes muy mal me avisas. Estoy aquí para cuidarlos. – Me dice.

Tranquilo, me siento mejor. La pastilla esta haciendo efecto. – Trato de calmarlo.

Si les sucede algo no me lo perdono… Fue mi maldita culpa que ocurra esto. Debí dejar que te fueras. – Habla.

Si debiste hacerlo pero que se puede hacer, no sé puede volver el tiempo atrás. Lo bueno es que estamos bien. – Le digo

¿Sigues enojada? – Ahora quiere hablar de algo que prefiero evitar porque si lo que sospecho es verdad, voy a querer interrogarlo y si terminamos discutiendo.

Dejemos aquello ya paso. – Contesto.

¿Qué significa aquello? Los otros días me has evitado, siempre te ibas antes, en las noches casi ni dejabas que te toque. Todo desde que te grite. –Saca todo aquello.

Tenía que darte tu espacio. Supuse vendrías con un humor de perros luego querrías un tiempo a solas. Siempre haces lo mismo. – Mejor evitar aquello con algo que suele hacer.

Yo te buscaba y tú te ibas. – Responde.

Al igual que tú a veces deseas estar solo, yo igual. – Le digo.

¿Qué ocurre? Me estas escondiendo algo. – Ya lo sospecha.

Cálmate Sesshoumaru que la última vez que sacaste tus conclusiones equivocadas terminamos peleando porque dijiste cosas sin sentido. Ya estoy cansada. Quiero dormir pero no puedo, deseo irme de aquí pero por el bien de los bebés tengo que quedarme. Así que por favor deseo estar tranquila y si no puedes dejar tu interrogatorio mejor vete. – Quiero que deje de cuestionarme.

De acuerdo, no es el momento ni el lugar ¿Me dejaras tocarte? – Hay suplica en su mirada.

Claro. Se que te mueres por acariciar mi vientre. – Me burlo.

Se acerca y descubre mi vientre para empezar hacerle cariños: Me asustaron tanto. – Los besa. – Si les sucediera lo que sea no me perdonaría el hecho de no protegerlos.

Su acción me hace llorar, se ve tan dulce y tierno, no me cabe duda que mis pequeños son muy queridos. Recuerdo que desee que Inuyasha fuese así pero lo único que recibió mi angelito fueron golpes de su parte.

-Kagome ¿Estás bien? No llores mi amor. – Me abraza.

-Nos es nada, son las hormonas. – Le explico.

-¿Segura? Llamo al doctor si lo deseas. – Ofrece.

-No es nada, eres lo mejor que me ha pasado… No creí que fueras tan cariñoso con nuestros hijos. – Le digo.

Piensa un momento y creo que comprende en se fue mi mente: Lo habría querido como si fuera mío si hubiera estado tu pequeño.

Lo sé… - Contesto.

El resto del día se quedo a mi lado, por suerte mi presión no volvió a subir y no apareció ningún malestar. Cuando por fin me autorizaron que podía dormir me sentí muy feliz, tanto así que apenas recosté mi cabeza los brazos de Morfeo me envolvieron de inmediato.

Para mi mala suerte las pesadillas agobiaron mis sueños, en especial aquella en la que aparecia Inu Tashio amenazándome con un arma, por suerte sale de la nada Sesshoumaru para detenerlo y discutían acerca que el era su padre. Desde lo que me conto Inuyasha ese día sobre que vio a Sesshoumaru salir de la oficina de su padre y que luego este tuvo un infarto por lo que estuvo internado. Mis sospechas sobre que Inu Tashio es el padre biológico de Sesshoumaru me parece un hecho.

Esa mañana discutí con él porque se iba solo, supuse que era a confrontar a la misteriosa persona que enviaba regalos a los bebés. Tenía mis teorías sobre quien podría ser y mis sospechas aumentaron que iba a ver a su padre cuando el dijo que deseaba ir solo, molestándose. No imagine que fuera Inu Tashio sin embargo si los observas a los dos parecen dos gotas de agua, Sesshoumaru es la versión joven de su padre.

Ahora como hablarle sobre aquello, sin olvidar el hecho que mi suegro esta mal. Ya esta fuera de peligro pero Inuyasha me informo que luce todo depresivo es como si hubiera envejecido años en tan solo unos días y por más que trata de animarlo no lo consigue. Se niega a dejar su casa e intentar viajar, sin olvidar que nos enteramos que se divorcio secretamente de Tsubaki.

Por un lado comprendo el odio, antipatía, desprecio, etc que pueda sentir hacia su padre después de todo lo que hizo pasar a su hijo y hasta la que fue la madre de él, es lógico que lo haga. Pero por lo visto este hombre se arrepintió o simplemente desea expiar sus culpas. Seguro por eso envió aquellas cosas.

Lo peor es que no entiendo como puedo sentir compasión por él después de todo lo que me hizo. Inu Tashio fue el principal responsable sobre que mi matrimonio con Inuyasha se fuera a pique y el que lleno de ideas equivocadas acerca que lo engañaba, por eso fue que Inuyasha me golpeo esa noche y perdí a mi bebé.

El lunes quede en visitar a Inuyasha y tal vez hablar con ese hombre,

sólo hay dos personas que pueden confirmarme que son padre e hijo. La pregunta es cual de los dos será él que hable, con Sesshoumaru no quiero discutir me gusta dormir entre sus brazos.

VI

Kagome esta rara, es como si me escondiera algo y si intento preguntar me advierte que no esta para interrogatorios. Lo único bueno de hoy que fuimos donde Kouga para que nos diga que todo esta bien y que en unos días los sentiremos. Porque lo del sexo de los s vamos a dejarlo como para nuestro aniversario de relación, es decir al día siguiente de la vendimia, ella lo decidió sin consultarme pero mejor no la contradije porque me vio con mirada asesina si protestaba.

Al final me pidió quedarse en casa de su madre porque deseaba ponerse al día con ella tal vez hasta ir de compras. Me ha dejado de lado. Aprovechare para supervisar las bodegas e inventario y ver si no hay ningún asunto pendiente.

VII

Hace tiempo que no venía a la casa de los Tadao, la última vez fue cuando Tsubaki me hizo quedar en ridículo en aquella fiesta. Todo su vino lo vertió accidentalmente en mi vestido, cabe resaltar que no fue para nada un hecho fortuito. Gracias aquello recibí una paliza por parte de Inuyasha por ser una inepta buena para nada. Este lugar solo me trae malos recuerdos.

-Vamos Kagome. - Me saca de mi trance Inuyasha.

Trago saliva, me recuerdo que está vez todo es diferente. Inuyasha esta vez no me hará daño y si mi ocurre algo Sesshoumaru hará correr sangre: Si.

-No es una obligación que vengas a verlo, si prefieres irte hazlo. Nadie te va juzgar. - Me quiere hacer desistir.

-Ya estamos aquí. -Junto valor.

Al entrar somos recibidos por Myoga el cual se sorprende al verme: Señorita Kagome, no creí que fuera a venir aquí, más en su estado. Felicidades.

-Myoga no te hagas ilusiones que ese par no son míos. Son del esposo de Kagome. -Habla Inuyasha.

-Que alegría me da que se casara. - Hay sinceridad en sus palabras.

-¿Él viejo está en casa? – Que mal educado, le doy un codazo- Augh.

-Está en su estudio ¿Gusta que lo llame? – Pregunta Myoga.

-No, iremos a verlo. – Se abre paso. – Sígueme Kagome.

De nuevo frente a esa enorme puerta, trago saliva, mis manos sudan. Toca la puerta y escuchamos un adelante. Al entrar encuentra a un Inu Tashio desgastado sentado en su silla concentrado en la pantalla de su ordenador.

No es pronto para venir por el cheque para Kikyo. – Habla sin vernos.

Deberías de estar postrado en la cama, te lo indicaron. – Le recuerda.

No estoy moribundo.- Le responde.

Casi te mueres. Si no es por el casi estarías haciéndole problemas a San Pedro. – Lo regaña. – Corre a descansar, relájate y toma unas vacaciones.

No me molestes Inuyasha. – Levanta la mierada y se queda observándome. - ¿Qué hace ella aquí?

Continuara

Notas de autora: Antes que nada un millón de disculpas por la demora han pasado cosas en mi vida que me quitaron la inspiración entre esas causas estaba la presión del trabajo y que lo que ganaba no me alcanzaba… Es horrible solo piensas en deudas y que no puedes darte ni un gusto(Mi vida era trabajo y regreso a casa) porque luego no sabes como llegaras a fin de mes. Espero que el cambio que tome sea para bien no me sienta tan estresada y desanimada de esa manera poder tener inspiración para seguir con esta historia. Gracias a todas las que siguen esta historia a pesar de todo dejen sus review con sugerencias e ideas y espero no demorar tanto.