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Sácame de allí. Capítulo veinticinco.

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- Te hice daño.- Sentencié poniéndome al otro lado de la ventana, no desvió la vista hacia mi, la mantuvo en la ciudad que ahora amanecía.

- Fue bajo coacción.- Dijo sorprendiendome, me mordí el labio, eso no bastaba.

- Eso no hace que duela menos...- Me miró sin expresión.- Aunque ahora me odies, espero que algún día puedas perdonarme... Estaba muy asustada y no sabía que hacer... Quizá contártelo pero no sabía si él se enteraría... La vida de Momo corría peligro... Pero de verdad que no quería hacerte daño...- Los sollozos vinieron a mi, no podía más...

- Sakura...- Me quitó las manos de la cara y puso el las suyas en mis mejillas secándome las lágrimas.- No llores, por favor.

- Te he echado tanto de menos.- Sollocé.- No he podido dejar de pensar en ti.- Cerré los ojos con fuerza, quería dejar de llorar pero no podía.

- Pues estamos perdidos, nena.- Abrí los ojos con sorpresa y vi esa sonrisa de lado que me conquistó.- Porque yo tampoco puedo.- Me arrastró de la cabeza hasta que depositó sus labios en los míos, y yo me cogí de sus antebrazos, además seguía llorando, pero cada vez menos, él me hacia aliviar el dolor.

-¿Me perdonas?- Le pregunté con un mohín. El rió levemente.

- No podría enfadarme contigo nunca.- Me pasó una de las manos por el pelo y me lancé a sus brazos.

- Te quiero Sasuke...- Me besó la frente y en ese momento llamaron a la puerta.

Me intenté separar pero el no me dejó, moví la cabeza para ver quien era.

- Hola.- Saludó Hinata y Naruto.- Sasuke me dejó libre y esta me abrazó.- Cuanto me alegro de que estéis bien.- Naruto hizo lo mismo.

- La que esta mal es Momo...- Mencionó Sasuke.

Después de explicarle todo lo que había pasado, Ino y Sai aparecieron.

Estuvieron un largo y tedioso rato explicándonos todo lo que habían hecho con Sasori, hasta que al fin se fueron todos. Me senté en la butaca de al lado de la cama y miré a Sasuke.

- Vete a descansar.- Le dije mientras acariciaba el pelo de la niña.

- No.- Lo miré.

- No sirve de nada que estés aquí, ya me quedo yo, además no hay sitio.- Se agachó hasta la altura de mis rodillas.

- No voy a dejarte sola.- Sonreí.

- Ve a casa, dúchate y vete a dormir, y mañana cuando salgas de trabajar vienes, yo te aviso de cualquier cosa.- Refunfuñó y se sentó en el borde de la cama a mi lado, viéndolo así se me partía el alma, alguien que siempre iba de punta en blanco, que ahora vaya con las ropas sucias, no era propio de el.- Además no nos dejarán estar a los dos.- El suspiró.

- Vendré mañana con tu ropa.- Asentí. Era obvio que no me iba a preguntar siquiera si quería que el se quedara en vez de yo.

- Ve a trabajar,¿Vale? Hace más de un mes que no vas, y así conseguirás que Naruto te arruine, nosotras estamos bien.- Se acercó y besó la frente de Momo y me levantó de la silla para abrazarme y besarme.

- Intenta descansar.- Asentí y se marchó.

Me volví a acomodar en el sillón reclinable, me tapé con una manta y morfeo me llamo en seguida.

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- Buenos días.- Abrí los ojos lentamente y me topé con un par color perla.

- Hinata... ¿Qué haces aquí?- Ella levantó dos bolsas y río.

- El plan de mi hermano era traerte esto junto con el desayuno, cuando dejase un poco de orden en la empresa... Pero resulta que el idiota de mi marido no sabe hacer nada sin él, y se ha tenido que quedar, así que adivina a quien ha llamado histérico que por favor te lo trajese.- Reí.

- Gracias.- Comí el desayuno y me duché y cambié de ropa.

Y así pasaban los días, las 24h del día en la habitación con Momo y no despertaba, era una tortura, yo no descansaba bien, y me dolía todo mi cuerpo, pero no podía fallarle, tenía que aguantar, Sasuke venía todas las tardes y se quedaba conmigo hasta bien entrada la madrugada.

Hoy sábado, hacia una semana justa des de que Momo estaba en coma.

- Hola nena.- Alcé la cabeza y sonreí.

- Hola.- Me levanté y me colgué en el cuerpo de Sasuke como si fuera un monito.

- ¿Como ha ido la mañana?- Suspiré y el me apoyó en el marco de la ventana, colocándose en medio de mis piernas.

- Ha venido la psicóloga, el médico... Cada día lo mismo...- Me encogí de hombros, el apoyo las manos en mis muslos y me besó.- Es una rutina que debo asumir...- El negó con la cabeza.

- No debes pensar así, Momo se despertará.- Lo miré interrogante.

-¿Cuando?- Y me mira y me mira largo rato.

- No lo se, pero lo hará.- Me coge de la cara y me besa esta vez con más pasión, oh... Cuanto había echado esto de menos, tiré de su camisa hasta que tuvo que colocar sus manos apoyadas entre mi, en el cristal de la ventana, colé mis manos debajo de la camisa, hasta llegar al borde de su pantalón.

- Nena... No.- Abrí los ojos y miré al rededor mío, no era nuestra habitación... Me cogió en brazos y se sentó conmigo encima en la butaca.- Hay que descansar.- Me acurruqué en su pecho y me quedé profundamente dormida.

- Mami.- Realmente oía la voz de mi hija, estaba soñando, porque sabía que escucharla no era posible.- Mami, tengo mucha sed.- Si... Eso era lo que ella siempre me decía a mitad de las noches.

- Nena...- Oh, la voz de Sasuke, realmente con todo el cansancio, no podía ni abrir los ojos.- Nena despierta, Momo ha abierto los ojos.- Pues yo hice igual.

Abrí los ojos y me encontré acurrucada en el cuerpo de Sasuke, y el no me miraba, desvíe la vista hacia donde el miraba, y me encontré con los ojos verdes de mi hija, no estaba soñando. Momo había despertado.


Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

uuuuffff cuanto tiempo... Que mal que maal, pero bueno tengo excusa y es que no he parado de trabajar!

en fin a lo que iba, he hecho un pequeño homenaje al fanfic El albedrío de los condenados, de Elade-chan, que es el fic que me hizo al final lanzarme a hacer los míos, es una historia perfecta, os a recomiendo!

espero que os haya gustado el capitulo y lo siento por tanta espera :D

muakkkkkk