Disclaimer: Fairy Tail y sus personajes son propiedad de Hiro Mashima

Hola, gracias por entrar aquí n.n

Uf, me costó muchísimo pensar en un fic sobre este fandom, tal es así que debe ser más o menos el quinto intento. Como pueden ver me di por vencida rápidamente optando por escribir un simple drabble u_uU

Se trata de una pequeña escena muy sencilla, tal vez noten a Juvia un poco OoC y quizá se sientan obligados a recordarme la existencia del granizo XD Recuerden que sólo es un fic, un diálogo salido de mi imaginación y una visión meramente subjetiva del asunto, como todos los escritos que suelen publicarse en estas páginas.

Disculpen por los posibles fallos y gracias por leer :D


Pregunta y significado


Gray gruñó, fastidiado. Por más que intentó desalentar, desilusionar, decepcionar y desencantar a Juvia de todas las formas posibles, la devoción que la joven le profesaba resultó ser mucho más poderosa que sus diversas tentativas.

-No tienes remedio –suspiró, resignado.

-Juvia guarda sentimientos por Gray-sama, y no hay magia que pueda conjurarlos.

-Y también eres cursi.

-¡Juvia es cursi sólo con Gray-sama! –se apresuró a aclarar ella.

-Más te vale –dijo él por lo bajo, en parte porque sentía vergüenza ajena, y en parte porque realmente así lo deseaba.

Al escuchar esas palabras, Juvia permaneció estática. Un suave rubor coloreó sus mejillas, sus ojos se enfocaron en él con renovada ilusión. Porque por más que intentó seducir, enamorar, cautivar y animar sus afectos de todas las formas posibles, ella tampoco había logrado demasiados avances en esa dirección.

El chico se rascó la cabeza, nervioso, aunque trataba de disimularlo. Nada de lo que había hecho la había alejado, nada de lo que le dijera haría que se rindiera. ¿Con qué clase de maga le había tocado lidiar?

Sin lugar a dudas, con una de temer.

-Dime, Juvia: si en una lluvia torrencial congelo hasta la última gota antes de que toque la superficie, ¿qué pasaría? ¿Aún podrías atesorarme?

Juvia lo miró con asombro. Por primera vez desde que lo conociera Gray le proponía un desafío… y le prestaba atención. Para una joven como ella, tan pendiente, incondicional, fiel y adoradora, ese simple planteo, y el tiempo que le dedicaba, constituían la mejor y más gratificante recompensa para sus desvelos amorosos.

Pero allí había una trampa, una magia engañosa.

-La lluvia no puede congelarse –murmuró.

-¿Cómo dices?

-La lluvia no debe congelarse, Gray-sama –repitió, apenada con él-. Juvia cree que la lluvia tiene un propósito, forma parte de un ciclo mayor, contribuye con la continuidad de la vida. Si Gray-sama la congela, malograría el encantamiento.

Gray se le quedó mirando, extrañado.

-¿Entonces?

-La lluvia es vida, es fuerza, es cambio y renovación. Después de la lluvia los frutos nacen, las plantas crecen y los espíritus sacian su sed. Además, en el corazón de Juvia hay… demasiados sentimientos cálidos... Jamás funcionaría –concluyó cabizbaja, lamentando su respuesta.

En el rostro de Gray se dibujó una semisonrisa.

-Está bien, Juvia, ya lo entendí.

La maga lo miró con interrogación. Gray, por su parte, parecía convencido.

Para un joven como él, tan terco, huraño, indiferente y apático, que una muchachita de su constancia sólo tuviera ojos para mirarlo sin perder de vista su propio corazón, ni olvidarse de sí misma, constituía la mejor y más gratificante recompensa para su esforzado camino cotidiano.

Jamás volvería a pedirle que se aleje, que se evapore, que se desmaterialice o que se esfume. A cambio la abrazaría a menudo, porque se sentía bien tenerla cerca.

Y Juvia, desde entonces, jamás volvería a acosarlo, perseguirlo, acorralarlo y acecharlo a sol y a sombra sin tregua ni consideración. O quizás algunas veces, cuando se tarde en buscarla.