In the end, it doesn't even matter...

NdA: No quiero escribir el 5º libro XD No, no es esa mi intención. Pero tengo unas cuantas paranoias sobre cosas que no han sucedido y que bueno! Quién sabe si sucederán! No lo toméis como un intento de Harry Potter y la Orden del Fénix puesto que no lo he planeado de ese modo. Además, la autora es mucho más enrevesada de lo que soy yo –laughts—No creo que pudiera ni siquiera tratar de igualar uno de sus complejos guiones.

Otra cosita; utilizo parte del vocabulario en inglés porque... bueno, me leí uno de los libros en ingles XDDD Y además con eso de los miles de fics y tal... Pero seguro que no os costará saber de qué hablo ;)

Más? He tenido (y aun tendré, seguro) que hacer cambios sobre esta historia. Sed condescendientes y tener paciencia, es mi primer fic de HP..... ^__^U

PD: Cosa curiosa, en inglés es madam Pomfrey y yo la he bautizado madame. Cosas que pasan cuando se ha estudiado francés XDDDDDD

Enjoy ^_^ (Septiembre 2002, 3? meses antes de La Orden del Fénix)

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Oh I'm gonna buy this place and start a fire
Stand here until I fill all your heart's desires
Because I'm gonna buy this place and see it burn
Do back the things it did to you in return

So I'm gonna buy a gun and start a war
If you can tell me something worth fighting for
And I'm gonna buy this place that's what I said
Blame it upon a rush of blood to the head
Oh to the head

--A rush of blood to the head, Coldplay--


- Situación: La noche del primer día del 5º curso -

La habitación de Albus Dumbledore estaba silenciosa, excepto por el eventual graznido de Fawkes, posado en el hombro de su propietario. El director de Hogwarts miraba por la ventana, a la oscuridad de la noche, sumido en sus pensamientos. Su aspecto, normalmente jovial, estaba entonces preocupado.

Llamaron a la puerta de madera, que sólo podía abrirse por una contraseña o por orden del dueño. El anciano suspiró y trató de pintar una sonrisa en su rostro

"Adelante"

El profesor de pociones entró en la habitación circular sin apenas mirar a la decoración. Había estado en esa habitación tantas veces antes que seguramente sabría dónde estaba cada cosa sin vacilar. Sus pasos apenas hacían ruido, no así su larga capa oscura, al rozar el suelo. Fawkes le saludó con un chirrido suave al sentarse

"Te apetece un té, o un zumo, Severus? Puedo ofrecerte algo de comer también, si lo deseas..."

"Director Dumbledore, no quiero una invitación a la última cena" Replicó Snape colocando sus oscuros ropajes de forma inconsciente, quizás nerviosa

Albus asintió lentamente y juntó sus manos arrugadas sobre la mesa

"Nada más alejado de la realidad... Estás preparado, entonces? Debo insistir en que lleves algún tipo de portkey que te traiga de vuelta por si algo 'sucediera'"

El profesor agitó la cabeza lentamente "Voldemort será suficientemente difícil de convencer aún sin él. Es mejor no complicar aún más las cosas" Por un momento pareció que iba a añadir algo más, pero se calló. No podía permitirse el pensar que 'quizás' le convenciera. Tenía que hacerlo o...

Se puso en pie algo bruscamente "Director, es hora de que me vaya. Dentro de poco será la llamada, y al Lord no le gusta que le hagan esperar" Pero aquello no era cierto del todo, aún quedaba un rato para que eso sucediera, y Hogsmeade estaba muy cerca de allí volando en su escoba. Lo que no quería era seguir viendo los ojos cariñosos y compasivos del hombre, ni quedarse un minuto más en Hogwards. Cuanto más tardara en irse, más le costaría hacerlo

Dumbledore se levantó también, aunque con mucha más tranquilidad.

"Accio, escoba --dijo suavemente, y una Firebolt voló hasta su mano-- Llévatela. Sólo espero que no hayas olvidado cómo se monta" Sonrió. Snape la tomó, suspirando a su broma. El anciano puso una mano en su hombro

"Ten mucho cuidado, Severus, e intenta venir lo antes que puedas"

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Harry se llevó las dos manos sobre la frente, encogiéndose en la butaca frente al director de Hogwarts y aguantándose las ganas de gritar. La cicatriz le dolía terriblemente de nuevo, como hacía unos minutos, cuando bajó al despacho de Dumbledore. El anciano se acercó a él y puso las manos sobre sus hombros, como para infundirle ánimos. Unos minutos después, el dolor desapareció de la misma forma que había llegado

"Director... --le dijo unos momentos después, agradecido por su apoyo-- Si cada vez que me duele es por alguna maldad de Voldemort... podríamos... bueno... quizá si hubiera una manera de saber qué está haciendo...."

"Podríamos detenerle? Es una buena idea, Harry..." Le dijo, aunque el chico notó que estaba realmente distraído con algo que no era capaz de entender

"Quizá así podríamos evitar asesinatos..." Siguió el muchacho, normalizando por fin su respiración

"Quieres un vaso de zumo o algo, muchacho?"

"Director... No es por ser grosero pero me está escuchando?"

"Claro que sí, Harry... Pero no puedes quedarte sin dormir todas las noches que esto suceda --dijo sentándose de nuevo en su sitio-- Pensaré sobre lo que me has dicho... pero también sobre si hay alguna manera de poder evitarte esto. Se avecinan tiempos oscuros donde te sucederá a menudo... Quiero una jarra de zumo de calabaza y dos vasos" Terminó hablando con la chimenea.

De pronto apareció Winky con el pedido, lo dejó en la mesa, y se volvió a marchar

"Bebe, te sentará bien..."

"Por cierto... Director, no hay ningún remedio para curar a Lupin? Sirius me dijo que le había costado mucho convencerle de que volviera a Hogwarts con él"

Albus agitó la cabeza lentamente, cerrando los ojos unos momentos "No hay remedio conocido para su enfermedad, o al menos no permanente, ya que la poción del profesor Snape hace un trabajo bastante bueno..."

"No podría pedirle que... bueno... que intentara encontrar la cura?"

"Me temo que no es el momento adecuado para pedirle algo tan complejo como eso, Harry... Pero no te preocupes tanto por Remus. Lleva todos estos años haciendo un buen trabajo, y eso sin estar Sirius a su lado para apoyarle... Ya verás que se sentirá mejor en cuanto que esos dos pasen algo más de tiempo juntos..."

De pronto un elfo doméstico se materializó a través de la chimenea. Era Dobby "El profesor ha vuelto, amo Dumbledore, le he traído conmigo como me ordenasteis, amo, señor"

"Gracias, Dobby. Dile a madame Pomfrey que esté preparada" Albus se levantó y anduvo hacia la puerta. Harry le siguió

"Quién ha vuelto?"

El director abrió la puerta y el muchacho abrió la boca. Apoyado en la pared, encorvado y en precario equilibrio, con la ropa desgarrada en varias partes y la capucha puesta estaba Snape

"Vete a la cama, Harry. Creo que por esta noche no te dolerá más la cicatriz...." Le dijo Dumbledore acercándose al profesor y ayudándole a entrar en su despacho. Harry vio sangre en su cara más pálida de lo normal, y la expresión extrañamente vacía en sus ojos. Pero lo que le hizo dar un paso atrás y obedecer sin rechistar fue el ver su túnica y manos manchadas de sangre y, medio fuera de un bolsillo, la máscara de Death Eater

"Severus" Le llamó una vez le tuvo sentado en su despacho. Se había sentado a su lado y con su varita intentaba aliviar sus heridas. No le hizo falta tiempo para adivinar que Voldemort había practicado la maldición cruciatus con él. Por lo que veía, debía tener más de un hueso roto, así que se dijo que sería muy breve y que le llevaría con madame Pomfrey de inmediato

Snape no dijo nada, y el director le quitó la capucha para poder verle bien "Qué ha pasado? "

No hubo respuesta. Con una punzada de miedo recordó a los padres de Longbottom, y le puso las manos en los hombros con cuidado, mirándole fijamente "Sabes quién soy? Sabes dónde estás?"

"En Hogwarts, director Dumbledore..." Murmuró, tosiendo. Se encogió en el asiento cuando esos bruscos movimientos hicieron que le doliera todo el cuerpo. Albus intentó calmar el dolor con alguno de sus conjuros

"Vamos con Poppy, Severus... Ella te ayudará mejor que yo" Rodeó sus hombros con un brazo para ponerle en pie y se acercaron a la chimenea, que ardía suavemente, expandiendo un halo de luz anaranjada. Con un movimiento de su varita llegaron al hospital, donde la doctora casi dejó escapar un chillido al ver el estado del profesor. Sería un principio de curso muy largo...

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A la mañana siguiente, cuando Harry despertó se dio cuenta de que se había perdido las dos primeras clases del año. Se vistió corriendo, intentando recordar sin éxito a Ron despertándole, y tomando sus libros partió a toda velocidad a su siguiente clase. En el pasillo vio a Ron y Hermione hablando acaloradamente sobre algo. Su amigo tenía una expresión de fastidio pintada en la cara, y ella, una de resignación

"Ron! Hermione! Tengo que contaros algo!!" Les dijo una vez estuvo allí, pasando por alto el comentario de Ron de que dormía como los osos

"Ya lo sabemos, Harry, y Ron está muy enfadado por eso"

"Ya lo sabéis???" Harry se les quedó mirando con los ojos muy abiertos, incrédulo

"Claro! Se ha corrido la voz por todos los cursos... Para una vez que falta Snape, nosotros no tenemos clase con él! Demonios...!"

"No es eso a lo que me refiero....!!"

Mientras se acercaban a las escaleras que los llevarían por caminos distintos – a Hermione a aritmancia y a ellos adivinación-, el muchacho les contó todo lo que había pasado anoche tal y como lo recordaba, es decir, con perfecto detalle. Ron se quedó con la boca muy abierta ante las noticias, y Hermione no pudo sino tragar aire preocupada

"Dumbledore confía plenamente en el profesor, además de que le estaba esperando... De modo que si llevaba la máscara de aquellos desgraciados, Harry, es que está jugando a un doble juego"

"Quizá quien-tú-sabes se enteró de que es un traidor y le castigó..." Apuntó Ron

"Y por qué no le mató entonces?" Preguntó Potter cruzándose de brazos

"Chicos! Me voy o llegaré tarde! En la comida seguimos hablando!" Hermione salió corriendo hacia sus escaleras mientras ellos fueron por las suyas hasta la clase de la profesora Trewlaney

La nube de olor dulzón y pegajoso les entró en los pulmones, haciéndoles toser varias veces. El pasar todo el verano lejos de aquella clase se estaba cobrando su precio. La profesora les vio tomar asiento en la mesa redonda, y con una pequeña mueca que de seguro auguraba muerte, se dispuso a comenzar su primera clase del nuevo curso

"Me alegro de verles a todos bien, queridos. Espero que hayan pasado un verano lo más agradable posible..." Miró a Harry y agitó suavemente la cabeza. El chico suspiró. Había pasado casi todo el verano con Ron, qué mejor situación podía pedir?

"En nuestra primera clase del año, os pediré que saquéis vuestras cartas, eso es, muy bien... Vamos a emanar vibraciones hacia ellas para establecer un vínculo que nos permita leer el futuro en ellas. Harry y Ron hacían lo que les decían, pero continuando a susurros la conversación que tenían con Hermione

"Sigo diciendo que no puedo condenar a quien-tú-sabes por hacerle eso... Yo mismo lo haría si tuviera la fuerza necesaria..."

"Ron! No digas eso...! Tú no le viste.... Vold—quien-tú-sabes debió utilizar la maldición cruciatus con él. Nadie se lo merece, te lo digo por experiencia" Susurró Harry bajando los ojos. El recordar la noche en que murió Cedric siempre le llenaba de tristeza

"Señores Weasley y Potter, ya han puesto sus vibraciones en sus barajas?" Los muchachos fijaron los ojos en sus tacos de cartas mientras seguían

"Podríamos ir a hablar con Sirius y con Remus. Posiblemente ellos sepan algo más de todo esto..."

"Sí, aunque tendremos que buscar una buena excusa para que nos dejen subir a la tercera planta "

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

Oscuridad, frío, humo, formas oscuras que se movían en torno a una pared blanca. Chillidos penetrantes, agónicos, de una mujer. La Marca Tenebrosa flotando sobre un edificio en mitad de la noche. Más gritos, lloriqueos de niños.

Un resplandor muy fuerte, caliente. Fuego. Fuego... Luz verde en todas partes....

Muchos, muchos gritos, y mucha sangre, goteando por todas partes, desde un gran altar de piedra. Una mujer chillando histérica, incapaz de soltarse. Gritos de dolor. Golpes, ruidos. Velas negras flotando alrededor del pentagrama invertido. Manos saliendo de la oscuridad, algunas destrozadas, otras quemadas, todas crispadas en el aire, intentando coger algo en su rictus mortem. Una serpiente enorme, verde, reptando en el pentáculo. Dolor, gritos, sangre a su alrededor. Tiene los ojos rojos, mira a todos lados, susurra, silba, sonríe.

Eressssssss mío..... me pertenecccesssss...... mío... mío... mío.... para ssssiempre.....

Un cuchillo, y más sangre. Dolor. Fuego. Poder

Alaridos, siseos, dolor... dolor... mío..... mío....!

Madame Pomfrey, que dormitaba en su silla, dio un salto al escuchar un grito desgarrador, sin duda el peor del día. Corrió hacia el único paciente que tenía y descorrió la cortina que le separaba de posibles miradas indiscretas. Snape dio un respingo al escuchar el ruido y la miró con los ojos extremadamente abiertos y una mezcla de angustia y desesperación pintada en el rostro. Rápidamente se soltó el antebrazo izquierdo, ya que lo tenía agarrado con fuerza. La marca le quemaba como fuego.

La enfermera se acercó a él y comenzó a hablarle suavemente. Posó una cálida mano en su frente y, aunque en un principio el hombre seguía igual de aterrado, unos minutos después estaba dejando de jadear pero sin pensar ni por un momento en volver a cerrar los ojos. Era demasiado terrible lo que vería si lo hacía.

"Profesor Snape, me alegro de verle de vuelta. Lleva todo el día inconsciente.... --comentó apartándole el pelo de la cara y secándole el sudor frío que bajaba por sus sienes – Ya he visto que su brazo está soldando bien... Espero que el resto lo haga igual de rápido. Permítame decirle que tiene un aspecto espantoso, pero dentro de un par de días estará mejor " Le dijo refiriéndose a que estaba más pálido y demacrado que de costumbre, y con bastantes vendajes.

Se marchó unos minutos de su lado, contándole lo que había acontecido el día para que supiera que aún estaba con él, y al volver le puso un vaso en los labios "Es leche caliente y miel, le sentará bien..."

Severus intentó tomarlo, pero el olor hizo que le entraran nauseas. Tenía demasiado mal cuerpo aún después del cruciatus y de toda aquella sangre.

La puerta del hospital se abrió apenas sin hacer ruido y Albus Dumbledore entró guiándose por la voz de la mujer. Sonrió dulcemente mientras se acercaba a la cabecera del herido, alabando a madame Pomfrey por el buen trabajo que siempre hacía

"No le canses más de la cuenta, Albus, ni le hagas hablar demasiado. No está preparado para una de tus interminables charlas" Se cruzó de brazos ella. El anciano se rió mientras se sentaba en un lado de la cama

"Tranquila, tranquila... cuidaré bien de él, te lo prometo..." La mujer le echó una última ojeada a su paciente y luego les dejó solos, corriendo incluso la cortina para darles mayor privacidad. Lo que allí se iba a hablar no le incumbía en absoluto ni a ella ni a nadie más que al par.

"Buenas noches, Severus. Madame Pomfrey me llamó en cuanto despertaste tal y como le pedí. Espero que ya estés mejor... He decidido no ponerte sustituto para estos días. Los alumnos de primero necesitan saber a qué se enfrentan en su primera clase de pociones" Se rió, pero el profesor no cambió su semblante

El director puso una mano sobre su brazo "Poppy me ha dicho también que estarás bien en pocos días, pero que de nuevo tienes pesadillas"

"Siempre las tengo" Dijo con tono enronquecido mirando al techo de piedra

"Entiendo... –asintió, sabiendo que no le diría más. Jamás le había contado con qué soñaba...-- Severus, tienes que contarme qué pasó anoche"

Snape tragó saliva para humedecerse la garganta y le resumió en pocas palabras lo que había sucedido, aunque podía recordar con claridad todos los detalles de su escabrosa aventura...


*~*~*~*~*~*~*~*~*~* Flashback ~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Aunque el profesor no estaba utilizando la escoba al cien por cien de sus posibilidades, viajaba a bastante velocidad. Todo a su alrededor era oscuridad, aunque la del bosque prohibido era especialmente intensa. Algunas estrellas frías titilaban en el cielo despejado.

Estaba comenzando a helar cuando llegó a Hogsmeade. Se detuvo a las afueras de la ciudad, cerca de unos arbustos. Se fijó bien en todo el lugar para poder aparecerse de vuelta y escondió la escoba, poniéndole un conjuro para que nadie pudiese usarla en caso de encontrarla. Entonces se puso a repasar mentalmente todo lo que tenía pensado decir, es decir, sus excusas de por qué no le había buscado en todo este tiempo y de por qué no había aparecido hasta entonces.

Recordaba perfectamente la respuesta de Lucius que le llegó un día atrás en la pata de un halcón mensajero. Le hablaba de la segunda convocación, invitándole cortésmente de parte del Lord a que apareciera. Seguro que Malfoy le habría contado a Voldemort sobre la carta que le había mandado y él le había dicho que le comunicara cuándo sería la próxima convocación. Seguro que estarían impacientes por verle aparecer. Desde luego, tendría asientos de primerísima fila para el espectáculo... Karkarov había sido realmente inteligente al decirle que no aparecería allí por nada del mundo.

Bueno, no se podía quejar. Dumbledore sólo le había pedido que se pusiera en contacto con Karkarov y con algunos de sus compañeros, y él había escogido aparecerse frente a Voldemort libremente.

Por qué lo había propuesto...........? Iba directo al suicido. Voldemort le mataría... Pero no tenía miedo a la muerte, aunque sí al poder del Lord Oscuro. Pero sobre todo temía que su débil asidero a la luz, la confianza del director de Howarts, pudiera quebrarse si no resultaba útil. Haría cualquier cosa porque eso no sucediera.

Llevaba su varita? Tocó uno de los bolsillos de su ropa. Sí, ahí estaba, donde siempre. La sacó y tras unos momentos la ondeó sobre su capa, encantándola de manera que tuviera una capucha como las del resto de los Death Eaters. Se la puso por la cabeza, y el mundo pareció mucho más oscuro entonces. Rebuscó en otro de sus bolsillos y tomó una máscara blanca. Cuánto tiempo hacía que no se la ponía? Catorce años? Quince? No lo sabía exactamente...

Estaba sentado sobre una roca, viendo pasar el tiempo, cuando la sensación de tener un hierro al rojo sobre su antebrazo izquierdo le dijo que era hora de marcharse. El agarro sobre la varita se intensificó. Estaba realmente preparado para enfrentar a Voldemort? Podría volver a ver sus ojos rojos, su incitación a la locura más oscura y despreciable de cada ser humano, sin volverse loco?

Cerró los ojos y agitó después la varita mientras se concentraba en la señal del Lord. No había tiempo de preguntas ni miedos.

Al volverlos a abrir miró a su alrededor. Estaba en un cementerio, en alguna parte del país. Cerca de él había muchos más encapuchados, cubiertos con sus mantos oscuros, y todos se dirigían a un mismo lugar. Guardó la herramienta y se concentró en guardar la calma y mantenerse frío como siempre. Aún así no pudo evitar dar un ligero respingo cuando una mano se posó en su hombro con más fuerza de la deseada

"Ya veo que te has decidido por fin, Severus. Llegué a pensar por un momento que no aparecerías" Dijo la voz ácida y burlona de Malfoy. A su lado estaban los padres de los muchachos que le guardaban siempre las espaldas a su hijo, Crabbe y Goyle.

"Por supuesto que he venido, Lucius" Contestó él con un susurro cortante, sin girarse siquiera a mirarle. Escuchó risas a su espalda, y apresuró el paso. Odiaba la sensación de encontrarse de nuevo en sus años de estudiante.

Y allí estaba Él, imponente en la majestuosidad de su nuevo cuerpo, sus actos emitiendo energía con cada movimiento. A su lado un tipo bajito correteaba junto a Nagini, la serpiente del Lord. No le hizo falta fijarse mucho para reconocerle como uno de los integrantes de los Marauders, aquél estúpido de Pettigrew al que Potter y sus amigos siempre tenían que defender de tipos como Lucius. Ese era el espía que Voldemort había tenido infiltrado en Hogwarts antes de su primera caída. Por aquél entonces no fue capaz de descubrirle, el Lord le tenía demasiado bien escondido...

Por unos momentos le vino a la mente el final de curso de hacía dos años y la declaración de inocencia de Black. Si le quedaba alguna duda sobre ella, se disipó en ese momento.

Voldemort se giró hacia sus secuaces, mirándoles con sus ojos estrechos y una radiante sonrisa en el rostro. Snape se dijo a sí mismo que no quería saber por qué el demonio sonreía

"Seré breve hoy. Tengo misiones para vosotros, mis leales servidores..." Con estas palabras comenzó a nombrarlos uno por uno, asignándoles tareas de la más diversa índole y exigiéndoles ejecución inmediata. Los Death Eaters fueron desapareciéndose de este modo hasta que sólo quedo Snape, solo en el cementerio con Wormtail y Voldemort

"Severus.... acércate, eso es... –dijo siseando. El profesor se acercó con pasos largos, intentando no pensar en las mil y una maneras de tortura que se le venían a la mente, y se agachó para besar su túnica-- Me alegro de que esta vez hayas podido acudir a mi llamada.... Vámonos, hay mucho que hacer"

Severus sintió el aire abandonar sus pulmones. Vámonos? La mera idea de pensar que iría con él hizo que se le revolviera el estómago.

Voldemort sonrió mirándole fugazmente, adivinando el horror que debía estar pasando por su mente en aquellos momentos. Iba a complacerse destruyendo su cordura, alejándole de la humanidad que había conseguido en quince años. Le instruiría de nuevo en la Oscuridad que nunca debería haber abandonado. Y Snape iría con él sin ofrecer resistencia porque no se arriesgaría defraudar a Dumbledore.

El profesor cerró los ojos y por unos segundos escuchó gritos en su cabeza, chillidos, lamentos, gemidos, incluso olió la sangre que aún no se había derramado. Hacía quince años que no mataba. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y se puso rápidamente la máscara, deseando fervientemente que camuflara su horror

"Sí, señor... "Dijo bajando la cabeza, sintiendo la marca en su brazo arder

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Wormtail y Nagini estuvieron esperando en el cementerio donde estaba enterrado Tom Riddle hasta que los primeros enmascarados aparecieron habiendo terminado sus tareas. Los que más tardaban en llegar traían sus ropas chamuscadas por algunos sitios y diversas heridas de haberse batido en duelo con sus víctimas. Todos se contaban entusiasmados lo que habían sentido invocando de nuevo la marca tenebrosa sobre aquellas casas que habían atacado.

Los murmullos siguieron sonando hasta que Wormtail se dio cuenta de que ya habían llegado todos los Death Eaters excepto Severus y el Lord, que aún tardarían un rato más.

Por fin se aparecieron allí, Voldemort majestuoso como siempre, Snape a su lado, erguido, mirando de frente mientras se acercaba a sus compañeros y se embutía entre sus filas, intentando pasar desapercibido.

"Todavía somos muy pocos, así que espero que podáis conseguir nuevos adeptos pronto... Necesito más gente como vosotros para poder ir a Azkaban y liberar al resto de vuestros compañeros –el Señor Oscuro aún estuvo hablando un rato más-- Y antes de que os vayáis hasta el próximo día... --sonrió—Acércate, Severus"

Los pocos murmullos que podían existir entre los magos se extinguieron de golpe. Los hombres alrededor del profesor se echaron a un lado, como no queriendo tener nada que ver con él. Snape se acercó de nuevo, intentando permanecer lo más oculto posible bajo su capucha, sintiendo su corazón acelerarse vertiginosamente. Tenía los puños fuertemente apretados; era la única manera de que sus manos, sucias de sangre y con algunas quemaduras, dejaran de temblarle.

"Sí, Lord Voldemort?" Contestó con su voz sinuosa, bajando la cabeza en una reverencia

El Señor Oscuro comenzó a pasear por delante de él, con las manos unidas a la espalda. Gracias a su capucha, Severus sólo podía ver de él su nariz de serpiente, y daba gracias por ello.

"En el día de mi regreso... No viniste. Por qué?"

Severus tragó saliva, intentando poner su mente en funcionamiento de nuevo, concentrándose en dar la respuesta acertada para continuar con vida "No podía dejar Hogwards entonces, señor. Hubiera sido demasiado sospechoso. Además, Potter me hubiera reconocido, recuerde que soy su prof--"

"Suficiente --le cortó siseando la ese-- El que estés aquí hoy significa que Lucius hizo bien su trabajo. Es bueno tener alguien de fiar en el grupo, no es así, Severus?"

"Sí, señor...." Bajó la cabeza, casi tembloroso

Voldemort se paró de golpe frente a él, agitó su varita y golpeó suavemente el aire "Crucio..."

Una oleada de dolor como hacía años no sentía recorrió cada uno de sus huesos tan rápido y con tanta fuerza que no tuvo tiempo de gritar antes de caer de rodillas al suelo. El Lord reemprendió su paseo, complacido al escuchar sus gritos de dolor al tiempo de chasquidos y crujir de huesos en los que estaba concentrándose

"Cómo te atreves a volver, perro traidor, después de que estás en el bando de Dumbledore? Acaso pretendías seguir pasándole información de nuestras actividades a ese vejestorio impunemente? Sabías que si venías te esperaba la muerte... Tanto aprecias al anciano, Snape?" Se agachó a su lado y volvió a lanzar la maldición, tocando en varios puntos su cuerpo con la punta de la varita para que sus músculos se retorcieran. Los otros mortífagos contemplaban la tortura en silencio y sin moverse. Ninguno tenía ganas de experimentar lo que su compañero.

Por fin el Lord se detuvo cuando vio que Severus no era más que una forma negra y encogida. Con un empujón le puso boca arriba y le quitó la máscara para poder deleitarse con su expresión de dolor

".... pro..bar... m...leal...tad..." Consiguió decir entre jadeos el profesor, con la voz enronquecida. Sentía el cuerpo como si le hubiera pasado una apisonadora por encima, doliendo y pinchando con el más mínimo movimiento

"Dice que ha probado su lealtad! --les dijo a los otros encapuchados-- Lo has hecho muy bien, es cierto, hasta convocaste la Marca. Pero eso no es suficiente, o acaso tantas atenciones por parte del viejo Dummy te han hecho olvidar? Mi confianza se gana con el tiempo, y a ti ya no te queda más..." Levantó su varita una vez más y se concentró para atacarle con el crucio hasta que muriera

Snape miró a los ojos rojos del Lord, que parecían arder, y le dijo que llevaba catorce años fingiendo y recogiendo información sobre Hogwarts y Dumbledore por si algún día pudiera volver. Voldemort le miró silencioso durante unos instantes y luego sonrió ladino

"Comprendo... Tu falta de lealtad es despreciable. Quieres traicionar a tus nuevos amigos a cambio de tu vida? Quieres ejercer de espía en los dos bandos, no es así? Un poco aquí, un poco allá. Ah, Severus, yo soy un señor muy celoso... Tu alma me pertenece, pero me temo que se te ha olvidado. Pero me encargaré de que poco a poco vayas recordando..."

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Albus se quedó un rato en silencio, encajando la historia con los dolores de Harry. Definitivamente Voldemort estaba conectado a él de una forma tan peculiar como a sus mortífagos.

"El Avada Kedavra... es tan sencillo... -- Dijo Severus en un susurro, con la mirada perdida en el techo-- Ellas, cayendo desmadejadas, los niños chillando, temiéndome. Ellos intentando en vano salvar sus vidas, pobres ilusos..."

"Severus... –Albus susurró su nombre, con las cejas arqueadas, los ojos muy abiertos—Qué estás diciendo...?"

"Ninguno era rival para mí, y Lord Voldemort lo sabía.... Disfruté en los duelos, pero sobre todo, viendo el terror en los ojos de los niños. Quería verlos sangrar, gemir, encogerse ante mí, y quería ver a sus padres suplicar al feo, al debilucho, al empollón Slytherin al que siempre habían odiado..."

"Severus! – el director le tomó por los hombros y le agitó intentando que saliera del trance— Mírame! Mírame a los ojos!" Los ojos de Albus, siempre serenos y bondadosos, brillaban ahora casi asustados y llenos de ansiedad

"...su sangre en mis manos era tan caliente... sus cuerpos tan llenos de vida..." Los ojos negros del profesor, así como su rostro, estaban vacíos de expresión mientras susurraba

Dumbledore le soltó, pareciendo haber envejecido muchos años en unos segundos. Poppy apareció de pronto, alarmada por sus gritos, pero se quedó junto a la cortina, sin poder moverse ni decir nada. Snape aún susurraba cosas, cada vez más bajo, mientras aferraba las sábanas como única demostración de sus emociones. Albus tan sólo miraba la marca en su antebrazo. La calavera y la serpiente, que parecía mirarle burlona.

El anciano inclinó la cabeza y con manos temblorosas acarició su cabeza, su pelo negro, como si fuera un hijo enfermo "Perdóname. Perdóname por dejarte ir, por consentir que volvieras a matar por mi causa..." Su voz estaba llena de pesar. Era él, y sólo él, el responsable de aquello. Sabía que Severus haría cualquier cosa por él, incluso revivir cosas horribles de su pasado. Jamás debería haber consentido algo semejante...

"...Dios... me... gustó la sensación... " La voz se le quebró y con esfuerzo se tapó los ojos con el brazo sano, dejando que las manos arrugadas de Albus le acunaran. Los demonios no podían perseguirle estando el director de Hogwarts cerca. Ojalá los recuerdos tampoco lo hicieran...

Albus se quedó con él hasta que se durmió de nuevo. Acarició su cabeza una vez más, pensando cuán frágil podía llegar a verse el temido profesor de pociones.

Igual de frágil que su cordura, siguió pensando mientras se dirigía a su despacho. No quiere volver con él, porque los remordimientos pesan demasiado. Pero le gusta, la sensación de poder es superior a sus fuerzas... Cuando vino a mí tenía claro lo que quería y lo que no, la situación era muy diferente...! Pero qué pasará si su lado oscuro se hace más fuerte, si vuelve a preferir el poder? Cómo puedo ayudarle y tenerle vigilado al mismo tiempo sin que se incomode? Cómo evitar que se una al otro bando ahora que ha vuelto a mancharse las manos? La marca ya no es un recordatorio, es una realidad! Severus tiene mucha voluntad, pero Voldemort es muy poderoso...

Severus necesitó de mucho tiempo para controlar sus impulsos después de traicionar al Lord, y no le será fácil mantenerse sereno con Sirius haciéndole la vida imposible. Siempre ha querido lo peor para él, y si se le ocurre hacerle alguna de esas bromas suyas... No sé lo que podría pasar.

Ah.... Todo es por mi culpa... Está andando en el filo del cuchillo de nuevo y tengo miedo de que esta vez haya poco de nuestra parte para atraerle al bien.... Necesito que alguien nos eche una mano con esto... pero quién? Quién podría intentar ser su amigo? Quién podría entender a Severus? Quién se atrevería?

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

Aquél día habían intentado subir al tercer piso, pero no les fue posible, de modo que dejaron la tarea para el día siguiente. Después de comer, Padfoot, convertido en el enorme perro negro que le caracterizaba, bajó a la torre de Gryffindor llevado por Remus. Los chicos les saludaron y entraron todos en la habitación de Harry y Ron, cerrando muy bien la puerta. A pesar de que Dumbledore había encubierto a Sirius en Hogwarts desde principios de curso tenían que tomar ciertas precauciones al hablar con él puesto que no podían dejar escapar su verdadero nombre delante de todos....

La noche del banquete, Albus se levantó como cada año para decir unas palabras, aunque esta vez se tuvo que explayar más de la cuenta. Además de la tarea de presentar al nuevo maestro de DAO-- que en este curso sería una mujer—, tuvo que explicar la ausencia de Hagrid y además añadir que aquél año tendrían unos cuantos ex alumnos en Hogwarts...

"Mis queridos alumnos, este año tengo el placer de anunciar que tendremos entre nosotros a ciertos antiguos alumnos de Hogwarts que espero se conviertan pronto en amigos vuestros"

La puerta del gran salón se abrió y Remus y Sirius entraron bajo las atentas miradas de todo el mundo. Aplausos y oohhs y ahhs generalizados se extendieron por las mesas de las cuatro casas

"A uno de ellos ya le conocéis algunos de vosotros, puesto que fue profesor de DAO hace dos cursos. Para los que no, os presento a Remus Lupin". Todavía más aplausos, gritos eufóricos y vivas se extendieron por el Gran Salón, incluso en parte de la mesa Slytherin.

"Y éste es su compañero, Ruticulus ...White" Aplausos, aunque menos emocionados y toses de fondo que disimulaban risitas, sobre todo entre los profesores. Harry, Ron y Hermione se reían a mandíbula batiente del segundo nombre de Sirius.

"He de decir que nuestros invitados poseen características cuando menos peculiares que espero no os importen. Son magos probados, así que aprovechad sus conocimientos para hacer los deberes de este año" Terminó el director guiñándoles un ojo

"Qué tal las primeras clases, chicos?" Les preguntó Sirius sentándose en la cama de Ron

En vez de contestar, Harry les contó lo que había visto la noche anterior, un rato después de que terminara el festín. Sirius frunció el ceño y se cruzó de brazos

"Siempre estás en el sitio oportuno para enterarte de todo, Harry... A mí me lo contó Remus esta mañana después de que Albus le llamara a su despacho. Por cierto, aún no me has contado para qué te ha llamado... Sólo quería contarte eso?"

Remus se apoyó en la pared y se frotó el pelo distraídamente "Er... sí. Básicamente quería contarme qué había pasado porque.... porque sabía que Harry nos preguntaría"

Sirius le miró de reojo y Lupin sonrió suavemente. "Remus..."

" Qué? No estoy mintiendo..."

"Ni contando toda la verdad..."

El antiguo profesor suspiró "Os he contado lo que os tenía que contar... El resto es entre Dumbledore y yo"

"Er... No es por... mmm... Remus..." Comenzó Ron, pero Hermione terminó la frase por él

"Aún no nos has contado qué le pasó al profesor Snape"

Moony se rió por su despiste y después de hacerles prometer que aquello era alto secreto, les contó sobre el trabajo de Snape.

Harry y Ron miraron a Remus fijamente, con las bocas medio abiertas. Hermione estaba visiblemente asustada

Sirius aún miraba a su amigo con suspicacia. A él tampoco le había terminado de contar la historia, y eso le dolía. Eran amigos! Eran los Marauders! Y por dios, Snape estaba de por medio!! Tenía derecho a saberlo...

Moony vio su expresión de disgusto y no pudo dejar de sonreír. Aún seguía teniendo aquella mueca de puchero de crío que ponía cuando eran escolares... Se metió una mano en el bolsillo y le tiró un trozo de chocolate sobre el regazo. Padfoot no cambió su expresión, pero desde luego se lo comió.

"Por qué Dumbledore confía en Snape? --le preguntó Harry, que no había dicho nada en todo el tiempo—Era un Death Eater... Qué hizo para ganarse su amistad?"

Ron y Hermione se unieron a los ojos interrogantes de su amigo. Sirius se encogió de hombros y Remus agitó la cabeza. Ninguno de ellos sabía nada.

_____________________

Tuvieron que pasar un par de días para que se reunieran de nuevo en la misma habitación. En esos días, Remus y Sirius habían estado muy ocupados haciéndose cargo de lechuzas mensajeras. Se habían estado poniendo en contacto con sus antiguos compañeros en la lucha contra Voldemort. Al parecer, Dumbledore les requería de nuevo a todos y quería tenerles bajo el mismo techo; Hogwarts. En unas semanas, el castillo tendría bastantes más ocupantes ex alumnos de los que había tenido en mucho tiempo...

Harry y Ron se sentaron en la cama del segundo, soplando cansados. Habían tenido un día muy ajetreado, pero lo peor sin duda fue la última clase.... Pociones.

Aunque la debilidad aún se hacía manifiesta en su cuerpo, el carácter del profesor estaba más fuerte que nunca... Y eso que habían visto a Snape enfadado bastantes veces en aquellos cuatro años... Aunque siempre por cosas fundadas, como la vez que Neville hizo una poción particularmente ácida y no sólo derritió su caldero, sino que hizo un agujero en la mesa y en el suelo.

Pero aquél día había detenido a Hermione por preguntarle que si la poción que iban a aprender no lindaba los límites de la magia negra! Cualquier otro día, con una pregunta como aquella, Hermione sólo se habría ganado una respuesta sarcástica... Después de eso, la hora y media que quedaba del doblete fue una maldición en todos los sentidos. Hasta los Slytherin perdieron puntos!

Sirius y Remus les escucharon pacientemente mientras se desahogaban, aunque el moreno metía baza a su favor siempre que podía.

"Ojalá pudiera ver un día una de las clases de esa serpiente...." Dijo, y se empezó a reír malvadamente mientras los otros le miraban. Remus miró al techo. A saber qué le estaría pasando por la mente...

Ron comenzó a hacerle preguntas sobre sus años de estudiante, y Padfoot estuvo muy complacido de contarle las hazañas y bromas de los Marauders para con el Slytherin. Harry se acercó a Remus, que miraba pensativo por la ventana

"Pareces preocupado..." Comentó intentando situar aquello a lo que miraba. A sus espaldas, los otros dos estallaron en carcajadas

Lupin sonrió suavemente, como siempre hacía, y miró a Harry a los ojos unos momentos "James siempre me preguntaba lo mismo cuando miraba por una ventana" Le revolvió el pelo cariñosamente y se apoyó en la litera

El chico miró al suelo. Suponía que para ellos tenía que ser triste verle, ya que, según decían, era la viva imagen de su padre, pero con sus comentarios siempre le recordaban aquello que nunca había tenido...

"Estaba pensando, Harry, en que esta noche hay luna llena"

"Te has tomado ya el remedio?" Sonó un poco demasiado fuerte la voz de Sirius desde detrás. El hombre agitó la cabeza y Padfoot se levantó de golpe, dándose de lleno con el metal de la cama de arriba. Los tres comenzaron a reírse de él mientras se frotaba la cabeza. Tal y como había sonado debía de estar viendo pajaritos...

"Es posible que se le haya olvidado que tiene que preparármelo. Ahora iré a hablar con él"

De pronto la puerta se abrió de golpe. Hermione apareció totalmente indignada, aún con los libros del día entre sus brazos

"Hermione! –Ron abrió mucho los ojos—Qué pronto has vuelto! Pensé que no te veríamos hasta la cena..."

La chica agitó la cabeza y le dejó los libros sobre el regazo

"Es increíble! Me hizo que le trajera a la profesora de DAO y le explicó lo de la poción!"

Todos la miraban sin comprender. Hermione frunció aún más el ceño

"La profesora tampoco le encontró lo tremendo, normal, no lo tiene, pero ese.. ese...."

"Bastardo sabandija feo-con-ganas narizotas imbécil sucio gra—?"

"Padfoot!"

"Le sugirió que me diera clases particulares de DAO para que aprendiera de una vez a distinguir una magia de otra! Incluso sugirió que volviera a tomar clases de DAO con los alumnos de primero y segundo!! Y me ha hecho sacar este libro de la biblioteca para que me lo estudie y luego le haga un ensayo!" Se acercó a Ron y tomó uno de los libros que había dejado sobre él. Se llamaba "Contramagia para principiantes; Magia blanca vs Magia Negra"

"Creo que lo usamos para coger apuntes en primero...." Comentó Ron. Hermione le fulminó con la mirada

"Me voy, chicos... Tengo cosas que hacer y una poción que conseguir, así que deseadme suerte" Sonrió divertido Remus. Sirius se levantó –esta vez con cuidado—y se acercó a su amigo

"Voy contigo, así te ayudo con los preparativos"

"Qué preparativos?" Preguntó Hermione

"Cosas nuestras" Sirius le guiñó un ojo y los dos hombres salieron de la habitación, destino las mazmorras.

La Señora Gorda les saludó al salir, y mientras bajaban las escaleras del torreón Gryffindor Padfoot le iba preguntando sobre aquello que no les había querido contar. Por más preguntas que le hacía, no era capaz de sacar nada en claro del hombre-lobo

"No insistas... No te lo diré"

"Pero por qué? Es malo? Es algo sobre mí?"

"No, no es sobre ti. Pero en parte es por ti. Y ya sabes demasiado, así que déjalo..." Le dijo comenzando a perder la paciencia. Fue decirle esto y tener un enorme perro negro saltándole alrededor durante todo el camino. Remus suspiró. Su amigo nunca, NUNCA, se daba por vencido en nada...

"Quédate aquí, ya hablaré yo con él..." Padfoot se sentó obedientemente en el suelo, moviendo el rabo amistosamente. Cuando Lupin salió de la clase de pociones un par de minutos después, cerrando la puerta con cuidado, se encontró con un Sirius mucho más humano

"Y bien?"

"Me ha dicho que ahora mismo no puede, que está trabajando en algo muy importante. En cuanto pueda lo hará"

"Pero Remus, hay luna llena hoy! Qué es más importante que eso? Déjame que entre a decirle—"

"No se te ocurra, me oyes, Sir—Ruticulus White?"

El moreno se le quedó mirando asombrado. Remus no acostumbraba a ponerse tan serio. Frunció el ceño

"Qué es lo que te ocurre...? Primero no me quieres contar qué demonios sucede entre Dumbledore, Snapey y tú, y ahora no quieres que le diga 'amistosamente' que te prepare esa poción?" Sirius se sentía fuera de juego, y eso era algo que odiaba. Acaso Remus no...?

Lupin le puso las manos sobre los fuertes hombros "Eh, Padfoot. Confío en ti, de acuerdo? No tiene nada que ver con nuestra amistad... Es algo totalmente diferente. Todo es por asuntos con El-que-no-se-puede-nombrar, así que comprende que si no te cuento ciertas cosas es porque es mejor así para todos"

Black bajó los ojos aún ceñudos y gruñó suavemente. Moony apretó suavemente y le soltó "Vamos. Tenemos que escribir al amigo de Moody para que nos cuente la situación del resto de los aurors del ministerio. Además tenemos que contarle a Dumbledore que Arabella Figg estará aquí en pocos días y con noticias. Ve a por la carta de Moody, te espero en la lechucería del castillo"

Sirius hizo su recado, aún gruñendo y rezongando por lo bajo. La situación le molestaba; tenía la impresión de que pensaban que no era suficientemente bueno como para cumplir con su papel. Pero por supuesto que lo era! Y lo había demostrado muchas veces... siendo la última su huida de Azkaban...

Miró por una de las ventanas. Se debían haber entretenido bastante hablando con los chicos, estaba comenzando a caer la tarde... En el campo de quiddich había unos cuantos alumnos volando sus escobas, seguramente practicando para algún partido. También había gente en las gradas, mirándoles igual que Remus, Peter y él miraban a James practicar cuando eran muchachos.

Se dirigía a la lechucería cuando pasó junto a las escaleras que llevaban al último nivel, las mazmorras. Miró de nuevo por la ventana. No quería que Remus se tuviera que transformar de nuevo, le horrorizaba verle pasarlo tan mal, pero si tenía que suceder al menos quería que le quedaba el consuelo de que no podría hacer daño a nadie.

Bajando rápidamente, casi más al trote de su animagi, Sirius bajó hasta la oscura planta de abajo, donde las piedras en las esquinas tenían más humedad y por tanto musgo. Anduvo con pasos largos por el corredor. Debía darse prisa para que Remus no sospechara nada...

Puso la mano en el pomo de la gran puerta de madera de la clase de Snape. No se oía nada al otro lado. Abrió lentamente; iba a pedírselo de buenas maneras, o al menos lo iba a intentar.... Todo sea por Remus pensó ante la idea de ser educado con Snapey

Se quedó parado bajo el dintel, sorprendido. Progresivamente fue formándose sobre sus ojos el ceño. Black se acercó sin hacer ruido hasta la mesa donde Severus dormía apoyado en su mano izquierda. Había un libro bastante gordo abierto más allá de la mitad, y tenía un pergamino donde sin duda había estado escribiendo algo. Aún ahora sujetaba la pluma en la mano derecha. Así que trabajando en algo importante... Ya me doy cuenta, ya. Bonito momento para dormir

Se transformó en Padfoot y anduvo hasta su mesa, sentándose a su lado. Una mueca de sonrisa se pintó en su cara, con lo que enseñó un montón de dientes. Snape tenía la posición perfecta para asustarle. Y qué mejor que un lobo para ello?

En su momento se perdió la cara de susto que pondría cuando Remus casi se lo come, pero según le contó James, se hubiera reído enormemente. Bien, Sirius sería un perro, pero era uno muy grande, y la víctima estaba durmiendo... No notaría la diferencia, seguro.

Reculó todo el espacio que le fue posible, soltó un largo aullido y se lanzó a la carrera contra él, saltando a su cuello. El violento encontronazo les lanzó a los dos al suelo, con Sirius por encima, las patas en los hombros de Snape, y los dientes muy cerca de su cara. El profesor tenía los ojos muy, muy abiertos, al igual que la boca, y ni siquiera acertaba a parpadear. Tan solo miraba a los ojos del perro, que gruñía sobre él enseñando una barbaridad de dientes, sin moverse un ápice.

Estuvieron en esa postura unos segundos, los suficientes para que Padfoot guardara una buena imagen mental. Después le dio un lenguetazo, llenándole la mejilla de babas, y se bajó moviendo la cola rápidamente, muy, muy divertido.

Snape aún estuvo unos segundos en el suelo pensando en qué había pasado, sin quitarle los ojos de encima. Al verle más lejos y darse cuenta de que era un perro negro al que conocía perfectamente apretó los puños y se incorporó como un resorte, mirándole con un odio que superaba todas las expectativas del otro hombre.

Sirius volvió de nuevo a su forma humana, con una enorme sonrisa pintada en el rostro "Venía a pedirte que le hicieras la poción a Remus, que hoy hay luna llena –Snape se levantó, sacudiéndose la ropa— pero estabas taaaaaan dispuesto que no pude resistirlo..."

Dios mío! Se lo he pedido sin amenazarle! Wow! Mmm aunque parece que se ha enfadado.... Pensaba mirándole. Severus no se había vuelto a mover desde que se levantara, tan sólo se le había quedado mirando con los ojos brillándole furiosos. Ahora que se fijaba, sí que se había movido. Tenía la mano en un bolsillo de la ropa y...

"Vamos, te lo he pedido hasta de buenas maneras...!" Le dijo viendo que sacaba su varita. Por todos los demonios, en cuanto saliera de Hogwarts iría a Ollivanders a comprarse una nueva. Si es que salía.....

Snape levantó la varita hacia él y una sonrisa, una mueca perversa, se pintó en su rostro. Sirius se preocupó realmente. No era como las otras veces, no era una expresión de 'estas a mi merced y me pienso vengar de ti por todo lo que me has hecho'. Era diferente, había maldad en sus ojos... Dio un paso hacia atrás, pero se encontró con la pared.

"Es la última broma que me gastas...--siseó fríamente el mago de oscuro— Crucio"

Sirius cayó al suelo, convulsionándose y gritando de dolor, sintiendo su cuerpo quemarse sin llamas

"No vas a pedir clemencia? Claro, el orgullo Griffyndor... --dijo entre dientes sin apartar la vista del hombre—Quién es ahora el patético, Sirius Ridiculus Black? Quién es ahora el que ríe?"

La puerta de la clase se abrió de golpe. Era Remus, que se había preocupado al ver que Sirius no llegaba. Como le conocía demasiado bien, fue a buscarle a donde estaba seguro que estaría. Y por suerte acertó. Al ver la escena sacó su propia varita

"EXPELLIARMUS!!!" Gritó con fuerza, pero Snape conjuró a tiempo un escudo a su alrededor, con lo que el conjuro rebotó hacia una pared. Estaba demasiado acostumbrado a los duelos como para que le sorprendieran con algo tan sencillo. En unos segundos apuntó a Remus con su varita y le intentó petrificar, pero Remus no había sido profesor de DAO por nada. El conjuro también rebotó contra él.

"Tendré que matarte a ti también si te pones en su favor" Dijo con su voz sedosa y helada

Remus no bajó el brazo "Snape, piensa en lo que estás haciendo... Estamos en el mismo bando, somos compañeros!"

"Compañeros...?" La mano izquierda le temblaba. Severus apretó los dientes, fulminando al profesor con la mirada

"Re..Remus! No pierdas el... tiempo! Ve a buscar a ... Dumbledore!" Le urgió Sirius intentando incorporarse. Por suerte, la tortura no había durado lo suficiente como para causarle un mal serio, pero le dolería todo el cuerpo durante los próximos días. Quizá no estaría de mas visitar a madame Pomfrey...

"Ahora soy vuestro compañero...? Tendré el 'trato preferente' estilo Marauder?" Había burla, y un odio tremendo en su voz. Su varita cambió de objetivo. Remus no estaba en condiciones de entablar un duelo contra él. Estaba demasiado débil debido al influjo de la luna.

Si el profesor de DAO conseguía romper el escudo que había creado a su alrededor, sería lo último que realizara antes de caer fulminado, y los dos lo sabían. Padfoot miraba a Snape con los ojos entrecerrados, odiándole con cada fibra.

"Finalmente la grasa del pelo te ha... reblandecido el cerebro. Mátame si quieres... Desde el más allá veré... cómo le das el alma a un dementor con el primer beso de tu vida..."

Severus apretó el agarro en su varita, los ojos fijos en el hombre a sus pies. Odiaba a Black. Siempre lo había hecho. Quería matarle, pero matarle haciéndole sufrir. Quería que probara el infierno y que se quedara allí para siempre...

Ahogó un gemido. La Marca le quemaba. El brazo de la varita comenzó a temblarle.

"Severus, Remus, Sirius, qué está pasando aquí?!"

Todos se volvieron a mirar de golpe. Era McGonagall desde la puerta mientras dos chicos de primero, a quienes llevaba bajo detención, miraban todo con la boca abierta.

"Snape quería matarnos!" Exclamó Sirius antes de que Remus pudiera decir nada. Las cejas de la profesora se enarcaron altas sobre sus ojos, pero no pareció darle mayor importancia. Recordaba perfectamente los días de estudiantes del trío... Y sabía que aquello no era tan raro.

"Qué tiene que decir al respecto, sr. Snape?" Le preguntó como si fuera un alumno

El profesor la miraba pero sin verla. En su mente resonaban las palabras de Sirius como si tuvieran un eco interminable. Bajó la varita y la cabeza. El pelo cubría su rostro para todos excepto para Black, pero él no estaba atento para ver el horror que reflejaban sus ojos

"Profesora McGonagall, creo que el profesor Snape necesita descansar. Ya sabe que no ha tenido unos días especialmente buenos..." Le dijo Lupin. Ella asintió, puesto que estaba informada de todo lo que sucedía en Hogwarts. Por supuesto sabía sobre la charla que Dumbledore había mantenido con Remus, así que le sugirió que quizá podría acompañarle a su habitación

"Creo que... puedo ir solo" Severus guardó la varita y alzó la cabeza. Llevaba la misma máscara seria de todos los días. Sirius quería protestar, pero Remus le fulminó con la mirada. Remus!!

El hombre se espantó y agitó la cabeza. Por qué le defendía? Por qué le protegía?? Había estado a punto de matarle... Es que no le importaba??

Cuando escucharon el sonido de la puerta contigua a las mazmorras cerrarse, McGonagall les dijo a los de primero que la esperaran en su despacho. Lupin se arrodilló junto a su amigo con cara de cansancio

"Cómo estás, Padfoot? Espero que no te tuviera mucho bajo el cruciatus..."

La profesora palideció a estas palabras, y antes de poder replicar nada Black se le adelantó

"No me vengas ahora con que te preocupas por mí! Ese cabrón casi me mata y tú defendiéndole!! Por qué no vas a darle unas palmaditas en la espalda por su actuación, eh? O mejor vete consolándole para cuando se lo lleven los dementors..."

Remus suspiró y le miró con tristeza antes de levantarse "Profesora McGonagall, puede acompañar a Sirius a la enfermería? Si puedo iré más tarde a verle..."

Padfoot gruñó a sus palabras, y el hombre-lobo salió de la clase. Ya arreglaría cuentas con él más tarde... o dentro de dos o tres días, cuando se volviera de nuevo humano...

Llamó a la puerta del despacho de Snape, pero como suponía, nadie respondió.

"Alohomora..." Susurró, y la puerta se abrió sin problemas. Una pequeña luz se había encendido para él nada más entrar. Se detuvo unos momentos, apoyándose en el escritorio de madera oscura, y cerró los ojos. Dentro de pocas horas se convertiría en lobo, y ya estaba notando la fatiga y el malestar que precedían a la transformación. Tenía que estar agradecido de que el duelo no se hubiera prolongado y sobre todo de que Minerva hubiera llegado en el momento oportuno.

Al fondo del despacho vio otra puerta. Curiosamente no estaba cerrada. Seguramente Snape no se había tomado la molestia de hacerlo. Después de todo, cómo iba a pensar que alguien iba a interesarse por él?

Igual que antes, una luz se encendió al pasar. La habitación, hecha de piedra oscura, estaba llena de estanterías con libros y algún que otro objeto extraño. También había una chimenea y un par de sillones verde oscuro sobre una alfombra circular. En las paredes de los laterales habían sendas puertas. Una estaba entreabierta. La otra no.

"Márchate. No quiero ver a nadie" Dijo el dueño desde detrás de la puerta abierta con voz profunda

"Soy Remus... Escucha—"

"Márchate te digo!"

Lupin anduvo hasta la puerta y entró. Esta vez no hubo luz que se encendiera, pero la de la habitación anterior sirvió para dar un poco de claridad a la oscuridad profunda que había en el cuarto sin ventanas. Snape estaba sentado en la cama, los brazos apoyados sobre las piernas, la espalda arqueada, mirando al suelo. Era una silueta negra en la oscuridad.

"Si has venido a recordarme que casi mato a tu amigo puedes ahorrártelo"

"He venido a intentar ayudar"

"Ayudarme? Nunca he necesitado tu ayuda, y no la necesito ahora, Lupin. Es más, quiero que salgas de aquí ahora mismo y que te lleves esos ojos de carnero degollado contigo. No quiero nada tuyo!" El jefe de los Slytherin se había puesto en pie bruscamente, y le miraba envuelto en las sombras, apretando los puños en una inusitada muestra de carácter

"Dumbledore está preocupado por ti" La voz de Remus sonaba arrastrada, cansina, como si hiciera un esfuerzo por hablar.

"Quiero estar solo. Vete ahora antes de que cambie de opinión y te mande al Infierno..." Y su frase se acabó de pronto con el sonido de tragar aire y un seco golpe al agarrar su antebrazo con fuerza.

"Severus?" La forma negra se encogió y se apoyó en la pared de fría roca, respirando por la boca con grandes jadeos

Había sentido el deseo de matarle para acabar con su fastidiosa presencia, como si fuera una simple mosca. Había querido borrarle de la existencia igual que a Black, igual que a esas tres familias. Era un incontenible, irremediable ardor quemándole en las venas, un golpe de adrenalina corriendo por sus nervios, dolor, placer, un subidón de sangre en su cabeza nublando su mente, apoderándose de su conciencia como si se hubiera drogado. Un fuego apasionado que no se extinguía hasta que no veía los cuerpos de las mujeres caer desmadejados, sus melenas revueltas, los ojos vidriosos, abiertos, al igual que las bocas. Los cuerpos de los aurors y de los que se atrevían a desafiarle en duelo, destrozados por el poder de su varita. Su poder. Sus víctimas eran una delicia cuando se quedaban mudos de miedo, paralizados en el sitio cuando se quitaba la máscara para que pudieran verle bien. Y cuando se encogían a sus pies pidiendo clemencia... ah... el Avada Kedavra les inmortalizaba en su postura de rendición absoluta.

Pero era el Imperius lo que más le gustaba. Controlar a la otra persona totalmente, rendirla a su voluntad, hacerle matar a quien fuera que tuviese cerca a manos desnudas y luego matarse a sí mismo con lo que tuviera más cerca o con un pequeño vial de ácido extraído de su bolsillo. Eso era lo más... lo más...

Snape temblaba de miedo y de horror, y no podía apartar los ojos de la forma a contraluz de Lupin, que le hablaba desde la luz mientras él estaba sumergido en las tinieblas más absolutas, como si el mismo mundo quisiera recordarle la realidad. Cayó de rodillas al suelo, cubriéndose la cara con ambas manos como si aquellos pensamientos de muerte fueran a marcharse si él podía dejar de mirarlos "...lo más horrible..." Susurró con la voz estrangulada. La marca le dolía, mordiendo furiosa porque su portador no saciaba su sed de sangre.

Remus se acercó lentamente a su lado y se arrodilló junto a él, sin tocarle. El profesor no hacía ningún ruido, pero el sonido de la tela agitarse le revelaba sus temblores. Suspiró y cerró los ojos unos momentos. Nunca pensó que pudiera llegar a sentirse de alguna forma afín al Slytherin, ni siquiera en sus peores pesadillas. Ahora comprendía por qué Dumbledore le había elegido a él

"Yo... Sé lo que es luchar contra el deseo irracional de matar... sé lo que es estar cubierto de sangre... de inocentes... Quieres más... siempre más... --las palabras perdieron fuerza al enfrentarse Remus a sus propios demonios. Su mano dudó unos segundos antes de buscar el hombro de Snape, que se encogió más bajo su contacto-- Podemos intentar buscar una solución... igual que se encontró la poción para mí"

"Por qué... –tragó saliva, aunque su garganta siguió seca. Alzó la cabeza, intentando reunir por segunda vez en apenas media hora, la dignidad perdida—Por qué haces esto? Acaso te ha dado un brote de nobleza Gryffindor al volver a Hogwarts?"

Remus agitó la cabeza lentamente. Siempre, a las duras y a las maduras, el espíritu Slytherin. Aunque quizás se escudara en él para seguir cuerdo igual que él mismo lo hacía con el valor Gryffindor "Dumbledore me lo pidió"

Severus le miró, sus ojos llenos de resentimiento "Vete... Vete, y no vuelvas a entrar si no es porque te lo haya autorizado. Y llévate esto o al final serás tú quien me mate a mí" Tomó un frasco que se sacó de un bolsillo de la túnica negra. Era la poción para su transformación, pero no una cualquiera. A pesar de que el año anterior no había tenido que preocuparse por prepararla, en vista al futuro había dedicado parte de sus horas a estudiarla y a tratar de paliar sus imperfecciones, lo cual había terminado con un pequeño avance. El efecto era todavía el mismo, el sabor un poco más mentolado, pero hacía efecto desde la toma hasta tres días más tarde, lo cual le daba una semana más de tiempo para prepararla en caso de estar ocupado. No era un gran descubrimiento, pero por algo se empezaba

Lupin sonrió con tristeza. El profesor nunca le perdonaría que casi se lo comiera vivo, igual que no le perdonaría otras tantas cosas que sucedieron en su juventud. Tomó lo que le tendía, dándole las gracias, y le dejó solo.

Después de tomar la poción Wolfsbane (duh! No sé la traducción española...- matalobos? Duh!), Remus se marchó a la enfermería a hablar con Sirius. No se encontró a nadie por los pasillos, todos estaban cenando en el Gran Comedor, incluida madame Pomfrey.

El moreno al verle olvidó su enfado de pronto; su amigo se veía espantosamente enfermo. Tanto le preocupó que salió de su cama a pesar de que todo el cuerpo le pedía a gritos lo contrario y le tomó por los hombros

"Remus, no deberías estar aquí!—le dijo asustado– La luna podría salir en cualquier momento"

"Tranquilo... Snape tenía la poción preparada..." Le sonrió suavemente, agradeciendo infinitamente su preocupación. Cómo se las había arreglado esos doce años sin tenerle a su lado...?

"Estás horrible... Seguro que no te ha envenenado?" Sirius le había tomado de un brazo y le llevaba a su cama casi a rastras

"Estaré bien..." Le dijo en voz queda mientras no podía evitar que su amigo le quitara la mayor parte de la ropa y le ayudara a tenderse. Sirius frunció el ceño al ver que estaba muy frío

"Necesitas que te traiga algo? Una manta?"

"Sirius... no me pasará nada... acuéstate. Necesitas descansar..."

"Me quedaré aquí contigo por si acaso. No me fío un pelo de esa serpiente... Hazte a un lado... cabremos los dos" Remus suspiró, aunque sonreía, y ambos acabaron pegados, muy quietos, en la sala vacía. Si seguían haciendo tanto ruido, Poppy de seguro aparecería. Tenía un sexto sentido en cuanto a su enfermería se refería.

"Ahora que recuerdo, yo estaba enfadado contigo...." Padfoot le miró de soslayo, pero Moony había cerrado los ojos y no le vio. Ni siquiera el hecho de que en unos minutos se transformaría en lobo podía evitar que siguiera sonriendo. Se sentía tan bien teniendo a su amigo a su lado para apoyarle que le parecía que nada podría ir mal ahora que estaban juntos de nuevo. Por fin se habían acabado sus años de estar solo...

Sirius se quedó mirando su rostro sereno unos momentos. Remus estaba más delgado de lo que había estado nunca, canoso y tenía marcas en el rostro, arrugas, ojeras, claro síntoma de no haberlo pasado bien en los últimos años. Si lo pensaba bien, se dijo, esa misma descripción podría definirle también a él.

"Padfoot..." Susurró Remus

"Dime"

"Aléjate... por favor..."

Sirius le dio un rápido apretón en el hombro para darle ánimos y se levantó, marchándose detrás de uno de los biombos. Había visto a su amigo transformarse un montón de veces, pero siempre que podía prefería no mirar. Le escuchó jadear y gemir para gritar cuando el dolor se hizo insoportable. Cerró los ojos cuando llegaron los primeros gruñidos y los aullidos, cuando en mitad de aquella tortura tiró la mesita de noche al suelo, rompiendo la lámpara.

Y por fin el silencio. Suspiró aliviado

"Moony? No quieres comerme, verdad?"

Un corto aullido

"Eso quiere decir que no?"

Otro

"De acuerdo..." Con un poco de recelo y preparado mentalmente para convertirse en perro al menor indicio de peligro, Sirius salió del biombo. Moony, un enorme lobo gris y marrón, estaba sentado en mitad del pasillo que quedaba entre las camas, sus ojos dorados sin perderle de vista ni un instante

"Vaya... al parecer el mejunje ese sí que funciona..." Suspiró de nuevo sentándose en el borde de la cama . Apretó los dientes cuando toda su espalda se quejó al unísono. Agh. Se lo haría pagar a Snape aunque tardara años. Pero primero debía conseguir una varita nueva....

"Sabes? Prefiero esto a la antigua usanza..." Dijo antes de transformarse en el enorme perro negro que era su animal. El lobo se acercó a él y le olfateó unos segundos para comprobar su identidad. Padfoot movió el rabo y le miró desde arriba de la cama, invitando a Moony a subirse con él

Cuando Poppy volviera a su querida enfermería después de la cena, se encontraría a dos enormes canes profundamente dormidos, echos un ovillo, uno junto al otro

NdelA: Aquí están las primeras correcciones. En este capítulo hay más que en ninguno. Perdón, perdón! ^^U . Sobre el nombre de Sirius, veamos. Según una de mis 'beta readers', que conoce bastante la materia, en Inglaterra la gente suele tener dos nombres y un apellido. (Ejemplo, Remus J. Lupin) Ergo el nombre completo de Padfoot en mi historia es Sirius Ruticulus Black y por eso Albus decide llamarle así ;) Ruticulus es el nombre de una de las estrellas de Cancer? y la elegí porque sonaba gracioso, sonaba a ridiculus xD