Capitulo 1: El mundo que yo no pedí.
Era una mañana como cualquier otra, la ciudad conocida como Irena estaba bellamente decorada con una sabana de nieve mientras esta caía a un ritmo lento dando un hermoso aspecto invernal.
La chica que estaba sentada en el fondo de un callejón respiraba con dificultad, la nieve caía sobre su cabeza acumulándose entre sus largos cabellos dorados, el aire lograba filtrarse por sus ropas y las delgadas mantas que apenas la cubrían, el frio helaba la piel de cualquiera, ella cubierta de nieve podía sentir su piel fría y una sensación de ardor por dentro, era algo muy doloroso.
¿Es que acaso iba a morir? Ya no le importaba, siempre vago sola por las calles, aun cuando apenas podía distinguir juegos de sombras a su alrededor ¿Hacia cuanto se volvió ciega? Ella no lo recordaba, quizás fue cuando tenía once años, lo único en su memoria fue un paisaje de una ciudad en llamas y el rostro de una chica de cabellos dorados, después de eso nada.
Solía vivir con un matrimonio de ancianos, el señor dijo encontrarla después de la guerra en la ciudad de Arima, ellos muy amablemente cuidaron de ella y le enseñaron a andar por su cuenta pese a su ceguera, la cuidaron como si fuera la hija que nunca tuvieron pero hace un par de meses ellos murieron, el banco se quedó con la casa dejando a la pobre chica en las calles.
La rubia vagó por ahí tratando de sobrevivir por su cuenta, obligada a tener que mendigar aunque sea un pedazo de pan para su día con día, fue golpeada e insultada varias veces por los ciudadanos del lugar que la miraban con desprecio y pese a no poder ver esa expresión en sus rostros, bastaba con sentir el aura de rechazo de la comunidad.
-"¿Por qué sigue viva esa pordiosera, personas como ella no deberían existir manchando las calles de nuestra honorable ciudad?"-resonó la voz de una mujer en sus pensamientos.
Ahí fue cuando ella reflexionó. Los humanos se esfuerzan por sobrevivir día a día ¿Por qué razón lo hacen? ¿Qué tiene de especial la vida? Las personas se esfuerzan en seguir vivos para encontrar un mañana lleno de luz y alegría ¿Entonces para que se esfuerza ella en seguir viviendo cuando sabe que jamás amanecerá soleado para sus ojos? Todos tienen algo por que vivir ¿Qué es lo que tiene ella?
Lagrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, en este mundo no le queda nada ¿Qué caso tiene seguir viviendo? Sin encontrar una respuesta a esa pregunta se quedó inmóvil en el fondo de ese sucio callejón ahora cubierto por nieve esperando a que la débil flama de su vida se extinguiera.
De haber podido hacerlo la joven se hubiera suicidado, pero ella no quería irse al infierno así que dejó su vida en manos del destino deseando que su tormento acabara pronto, sin recuerdos, sin familia, sin amigos, sin presente ni futuro, se quedó ahí pidiendo que su final llegara pronto para dejar ese mundo triste lleno de egoísmo, engaños y rencores.
La nieve seguía cayendo y la rubia de ropas andrajosas lentamente cerró los ojos queriendo caer en un sueño eterno, sus sentidos no estaban al 100% por lo que no percibió de las pisadas de alguien que se acercaba hasta que se percató de que la nieve dejaba de caer en su cabeza y una sombra cubriendo la luz que apenas percibía.
Alzó la vista, en sus hermosos ojos azules se reflejaba un apuesto joven muy bien vestido de cabellos rubios atados en una cola de caballo que extendía su mano con una sombrilla cubriéndola de la nieve, sabia que había alguien frente a ella, pero no podía verlo solo de alguna manera lograr diferenciar una sombra, se sentía demasiado débil para hacer algo así que simplemente se acurrucó mejor entre sus sabanas y cerró nuevamente los ojos ajena a lo que estaba sucediendo completamente segura de que no volvería a despertar.
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Finalmente Rin abrió los ojos percatándose de que no había muerto, sin embargo su cuerpo se sentía muy ligero, tenia la sensación de que estaba sobre algo muy suave y cómodo, con sus manos comenzó a recorrer eso llegando rápidamente a la conclusión de que era una cama, se tocó a si misma dándose cuenta de la fina seda que cubría su cuerpo, definitivamente esa no era su ropa, llevaba puesto algo así como un camisón.
La chica se asusto un poco ¿Quién había cambiado sus ropas? ¿Exactamente donde se encontraba? ¿Qué era lo que había pasado? ¡¿Y si estaba en casa de un maniático que la sacó de las calles para abusar de ella?! Ah, no, eso si que no, primero muerta antes de dejarse, tanteo a su alrededor bajando de la cama un poco nerviosa y alterada buscando algo con lo que pudiera defenderse, su cuerpo se sentía liviano y a la vez muy débil, tocó lo que pareció ser un la manija de un cajón y lo abrió encontrando dentro unas tijeras, escucho pasos acercarse a la habitación y de inmediato entró a la cama de nuevo ocultando las tijeras y fingiendo estar dormida.
Escuchó la puerta abrirse seguido de unos pasos en dirección a ella, tenia un poco de miedo bien podría tratarse de una persona mas fuerte que ella y no tendría ninguna oportunidad, hizo lo que pudo para regular su respiración pues se sentía algo alterada, el plan era sencillo, atacarlo cuando estuviera más cerca de ella con la guardia baja.
El joven se detuvo a un lado de la chica contemplando su pacifico rostro dormido, la había encontrado en el fondo de un callejón en un estado grave, ahora que la observaba bien sin duda esa chica podía servirle para sus planes, una vez que estaba limpia y de salud un poco más estable debía admitirlo, se veía muy atractiva, sus hermosos y largos cabellos rubios extendidos por toda la almohada, su frágil cuerpo, su pecho subiendo y bajando al compas de su respiración y su rostro… oh, parecía un bello ángel dormido, capaz de hacer a cualquier hombre caer bajo sus encantos y ternura… a cualquiera menos a él, simplemente la usaría para su diversión personal, después de todo no era más que una mera plebeya y ellos deben entretener a sus soberanos ¿Cierto?
Pero… ¿Qué hacia una chica tan bella como ella viviendo en las calles? Había un par de cosas que no concordaban, pero decidió dejar esas dudas para otro momento, ahora lo importante era verificar el estado de su nuevo "juguete" que había estado mejorando su salud en los últimos días, realmente creyó que la rubia no sobreviviría, llevaba mas de una semana inconsciente y apenas volvía a mostrar signos de vida.
Se sentó en la orilla de la cama poniendo su mano sobre la frente de la chica, al parecer ya no tenia temperatura, al darse cuenta de ese gesto Rin tembló un poco sin saber como interpretarlo ¿Se trataba de un abusador o simplemente de alguien que se preocupo por ella? La respuesta le llegó cuando sintió los dedos que aquella persona acariciando sus labios.
El rubio no pudo controlar ese movimiento, después de todo se trataba de una hermosa chica que se parecía a… ella, quizás podía sacar de ella mucho más provecho y divertirse, se inclinó hacia el rostro de la joven pacíficamente dormida, Rin notó de inmediato este movimiento y no dudo dos veces en atacarlo, cosa que sobresaltó un poco al rubio pero con un rápido movimiento golpeo la muñeca de la chica haciendo que soltara las tijeras y estas cayera estruendosamente al suelo, Rin con rapidez se bajo de la cama apoyándose en el buro aun lado de esta y tomó lo que le parecía ser una lámpara para después aventársela al joven.
-¡Aléjese de mi!-intentando que el miedo no se reflejara en su voz.
El chico ni siquiera tuvo la necesidad de esquivar la lámpara ya que esta le paso de largo estrellándose contra la pared y rompiéndose en mil fragmentos.
-Vaya pésima puntería-dijo él volteando a ver de nuevo a la chica que se encontraba en el suelo buscando las tijeras que logró encontrar rápidamente.
-S…Se lo advierto… no se me acerque-dijo apuntando tembloroso las tijeras para distintos lados cosa que le extraño mucho al rubio.
-¿Acaso…?-dio un paso al frente y de inmediato la rubia apunto a donde el se encontraba.
-No de ni un paso más-dijo como pudo poniéndose de pie.
Los ojos del joven se encontraron con los de ella borrando de inmediato el pensamiento que había tenido.
-¡Len-sama!-entraron un par de guardias muy preocupados azotando la puerta cosa que hizo que Rin desviara su mirada hacia el lugar del estruendoso sonido, cosa que el rubio aprovechó para acercarse a ella y dobló sus brazos hacia atrás haciendo que soltara las tijeras.
-¡Kyaaa!-gritó ella de dolor intentando liberarse al tiempo que Len le cubrió la boca y la apegó a su cuerpo intentando cortar sus movimientos.
-Príncipe ¿Esta todo bien?-preguntó un guardia y la rubia dejo de moverse al escuchar como lo llamaron.
-"¿Príncipe?"-pensó ella con algo de terror-"Oh, no… intenté asesinar al príncipe, estoy en graves problemas."
-Si, no es nada, pueden retirarse-dijo con calma.
-A sus órdenes-dijeron ambos retirándose del cuarto.
Hubo un par de segundos de silencio en los que Rin se quedó paralizada, la persona que la sostenía en esos momentos era nada mas y nada menos que el príncipe, lo que hizo o lo que intentó hacer no se iba a quedar de esa forma, había escuchado por parte de la pareja que la estuvo cuidando que era alguien frio, arrogante, presumido y orgulloso, por supuesto que lo que hizo o intento hacerle no si iba a quedar impune.
-Ahora escucha bien-le susurró tan cerca del oído que pudo sentir su aliento, cosa que hizo que un escalofrió le recorrerá la piel-Te voy a soltar y no quiero escucharte gritar ¿Haz entendido?
Rin asintió con la cabeza aun poco asustada, por lo que sabia era mejor seguir sus órdenes o abría problemas.
Len la soltó y la chica se volteó hacia él para después inclinar su cabeza.
-¡Lamento mucho intentar herirlo, no sabia que usted era el príncipe!-pidió disculpas desesperadamente.
Los labios del rubio curvaron una sonrisa, así que ella no sabia mucho de él, eso hacia las cosas ligeramente interesantes ¿Qué plebeyo en todo su reino no sabia que él era el príncipe? Bueno, eso no era lo importante ahora, ella lo atacó y por supuesto que las cosas no se quedarían así.
-¿Y crees que eso te salva de haberme atacado?-inquirió en tono frio y arrogante.
-N…no…-levantó la cabeza y retrocedió lentamente-Yo no sabia… no quería… yo…-se puso más nerviosa ya que conforme retrocedía el príncipe lentamente se acercaba más y más hasta que ella termino acorralada contra una pared.
-Te salve de la muerte y lo agradeces de esta manera-dijo apoyado sus manos contra la pared para encarcelarla contra su cuerpo-De no ser por mis reflejos pudiste haberme herido de gravedad.
-De verdad lo lamento… yo…
-¡Silencio!-dijo con algo de ira-No me interrumpas.
-S…Si… lo siento-dijo bajando la vista.
-Mírame cuando te estoy hablando-levantó el rostro de la rubia del mentón haciendo que sus ojos se enterraran en el hermoso celeste de ella, por un momento quedó hipnotizado hasta que se percató de que la chica estaba apunto de romper en llanto y temblando… de alguna forma, verla así lo molesto generándole un pequeño dolor.
-¿Cuál es tú nombre?-le preguntó frio.
-Es…-ella titubeó un momento, el nombre es algo que le das a una persona en la que confías o para comenzar a conocerse, no le diría su verdadero nombre ya que ni siquiera sabia si era suyo o no, solo había dos nombre en su mente y decidió que lo mejor seria usar el que más resonaba en sus recuerdos-Lenka.
Len la soltó y se alejó un poco disgustado de que se hubiera tardado en contestarle.
-Bien Lenka, deberías ser castigada por lo que hiciste, incluso rompiste una lámpara muy cara.
-¿Seré ejecutada?-preguntó ella.
-No estoy muy seguro, tal vez le diga que te mantengan viva y te torturen hasta que hayas pagado por lo que hiciste-dijo con voz algo oscura y burlona-O puede que te conviertas en mi esclava personal, ambas opciones suenan muy tentadoras ¿No lo crees?-sonrió con malicia.
-Ya veo-dijo con algo de tristeza en su voz y luego alzo la vista-En ese caso prefiero ser ejecutada.
Len se sorprendió por la repuesta de la chica.
-¡¿Qué fue lo que dijiste?!-preguntó furioso jalando a la joven fuertemente de la muñeca.
La chica solo sintió el tirón para después estrellarse contra el suelo.
-¡¿Insinúas que soy un dolor de cabeza y prefieres morir antes de ser fiel a mi?!-le gritó con enojo.
-¡Lo lamentó Len-sama, no fue eso lo que quise decir!-se corrigió rápidamente ella estando a gatas en el suelo ya que no tenia fuerza suficiente para ponerse de pie por el impacto además de que apenas se estaba recuperando de estar cerca de la muerte.
-¿Entonces que fue, eh?-la levantó del brazo con brusquedad quedando la joven de rodillas.
-Yo no seria alguien competente para usted-dijo difícilmente sintiéndose muy adolorida.
-¿Ah, eso crees? Pues me encargare de que lo seas, tendrás que seguir todas mis órdenes si no quieres que te dé un castigo peor que la muerte, haré que seas fiel a mí en cuerpo y alma-le dio un tirón más fuerte para ponerla de pie.
-Len-sama, me esta lastimando-dio un grito ahogado conteniendo las ganas de llorar.
El joven la soltó y la chica gateó intentado encontrar algo con que apoyarse para ponerse de pie pero contuvo su grito cuando sintió fragmentos de cristal incrustándose en su mano derecha.
-¡ay!-gimió intentando desenterrar los fragmentos de su palma.
-Que tonta eres ¿Que no viste que ahí estaba la lámpara que rompiste?-le preguntó con burla.
-No la vi-dijo con unas lagrimas rodando por sus mejillas mientras seguía intentando quitarse los vidrios, la declaración extraño un poco al rubio que se acercó a la joven y se inclinó frente a ella.
-¿No la viste?-volvió a preguntar y la chica levantó la vista hacia él, por un momento parecía que lo miraba fijamente, pero en realidad su vista se concentraba en un punto detrás de él.
-No-contestó ella simplemente.
El joven paso una mano frente al rostro de la chica pero ella ni siquiera se inmutaba.
-¿Acaso tú…?
-Si, estoy ciega-confesó Rin.
Y bien ¿Díganme que les pareció? este fanfic lo hice a petición de sofialexandra15 ose que en este fic Rin terminara siendo la maid de Len, díganme que clasificación prefieren, actualmente le puse T, pero considero que probablemente pueda meter lemmon y esta historia podría subir a rango M, así que decídanse.
Necesito mínimo cinco personas que viten por clasificación M si quieren que haya Lemmon.