Primero antes de negociar, te recomiendo que le digas a tu perro guardián que salga, sé que está allí oculto- dijo cabeceando en dirección de unos árboles.
Ultear sonrió nuevamente, no podía evitar hacerlo, le fascinaba lo hábil y astuto que era su nueva "pieza", ciertamente iba a ser el mejor aliado posible para cumplir su objetivo de despertar a Zeref y traer el mundo mágico definitivo.
-Zancrow, sal, ya sabe que estás allí- exclamó la maga oscura.
De un árbol que estaba a unos cuantos metros, saltó un muchacho que aparentaba tener la misma edad del Kurosaki, tenía el cabello amarillo y le llegaba hasta la cintura, ojos rojos, y el rostro decorado con una sonrisa que causó desagrado en el Quincy.
-¿Este es el sujeto?- preguntó Zancrow aun sonriendo y haciendo una extraña danza, meciendo su cabeza y torso de un lado a otro.
-Sí, es él-
-No parece nada especial-
-Shhh has silencio, los perros no hablan- dijo Ichigo tapándose los labios con su dedo índice.
La sonrisa de Zancrow se desvaneció y su rostro tomó una expresión airada al escuchar eso, Ultear por su parte cubrió su boca con su puño para esconder la sonrisa entre dientes que comenzaba a formarse al haber escuchado como el Kurosaki llamó a su compañero.
-¿Qué dijiste, bastardo? Te mataré por eso- gritó el airado rubio.
-Dije que te callaras, las mascotas no deben hablar-
Zancrow comenzó a caminar hacia Ichigo, sus puños se habían cubierto de un extraño fuego negro. Pero fue detenido por Ultear quien se paró en medio de ambos.
-Detente, vinimos a reclutarlo, de nada nos sirve muerto-
-Hmmpf, "reclutarlo", no sé qué le ves tan especial a este tipejo-
-¿No escuchas o estás sordo, ricitos de oro? Cierra la boca antes de que te haga una colonoscopia con una de mis heilig pfeil-
-¿Una qué?- preguntó Zancrow confundido.
Ichigo giró los ojos y luego levantó su mano derecha para formar una flecha de Reishi.
-Lo que quise decir es que, te meteré una de estas por el trasero ¿Ahora entiendes?-
-Estás buscando que te mate ¿no? Te volveré cenizas- al decir esto, el muchacho se envolvió completamente en llamas negras.
-¿Magia de fuego…? No…es…otra cosa- pensó el Kurosaki viendo las extrañas llamas negras.
-¿Quién dice que no eres tú el que salga muerto de aquí?-
-¡Blasfemias! Un mortal no puede matar a un dios-
-Hoh, ¿Así que eres un dios? ¿Un dios de qué? ¿De la estupidez? Porque eso es lo que aparentas-
-Soy un God-slayer, un asesino de dioses, eso me pone al nivel de uno-
El Quincy frunció el ceño al escuchar el tipo de magia que usaba el muchacho.
-¿Has matado a un dios? Porque...sería una estupidez considerarte a ti mismo un "asesino de dioses" si ni siquiera te has enfrentado a uno-
-Eso no tiene nada que ver, soy un god-slayer y punto-
-Tengo algo de curiosidad….si yo te matara en este momento… ¿eso me convertiría en una especie de Slayer de slayers?...bueno, no serías el primer Slayer que mate, ya he matado a un asesino de dragones-
-Te mostraré la diferencia entre esos patéticos Dragon-slayers y yo-
-Ven a mí entonces, te espero- dijo levantando los brazos y acercándose más al mago completamente bañado en fuego.
El mago oscuro juntó sus manos para lanzar un ataque, pero Ultear intervino antes de que pudiera completar su técnica.
-Zancrow, es suficiente. Mantente alejado- exclamó la líder del grupo élite de Grimoire Heart.
Las llamas negras alrededor del cuerpo del rubio se apagaron, observó con furia al Quincy durante unos segundos más pero al final terminó alejándose para luego sentarse sobre las raíces de un árbol.
Ichigo por su parte deshizo la heilig pfeil y levantó ligeramente la visera de su gorra usando su índice, para poder ver mejor a los ojos de la maga.
-Habla-
-¿Vas a aceptar mi invitación?-
-Habla primero. Yo acepto unirme a tu grupito, tú me entregas a Fernandes… ¿Cuál es la trampa?-
-¿Trampa, cual trampa?- preguntó la joven con una sonrisa sardónica.
-La trampa, lo que no me estás contando…eso es lo que quiero saber-
Ultear se acercó mucho más a Ichigo, mucho más de los límites de espacio personal. La joven maga oscura recorrió los hombros del adolescente con sus manos y dio varias vueltas alrededor de él, todo esto sin quitarle los ojos de encima ni por un segundo.
-La trampa es…que no hay ninguna-
El Kurosaki tomó las muñecas de la joven y la miró fijamente a los ojos, su ceño fruncido no abandonó su rostro en ningún momento.
-Siempre hay una trampa-
La Milkovich sonrió nuevamente y acercó su rostro al de él.
-Dime, Ichigo… ¿qué deseas? Yo te puedo dar lo que quieras…sea lo que sea… ¿Venganza? Te la serviré en bandeja de plata. ¿Riquezas? En Grimoire Heart las tendrás…nunca te faltará dinero. ¿Fama? Ya te has labrado una reputación en la alianza Balam, una vez que te vuelvas un familiar del purgatorio todos te reconocerán, nadie te mirará sin saber inmediatamente quién eres. ¿Poder? El maestro Hades te podrá ayudar a desarrollar mucho más tus misteriosos poderes. ¿Mujeres…? No creo que te vayan a faltar, además…tienes la apariencia para que no lo hagan- al decir la última parte, sonrió pícaramente.
-Ya tengo dinero, no me interesa la fama y mi poder crece cada día que pasa, no necesito que nadie venga a enseñarme nada. Y es cuestión de tiempo para que encuentre a Jellal, no tienes nada con qué convencerme-
-¿Qué tal las mujeres? Realmente nunca me han interesado los hombres de esa manera…pero tú tienes una capacidad única para captar mi atención-
Ultear acercó mucho más su rostro al del peli-naranja, tanto que sus labios quedaron a escasos centímetros de tocarse.
-Búsquense un hotel- gritó Zancrow desde donde estaba sentado.
El parpado de la maga oscura se contrajo al escuchar el comentario de su compañero, cosa que la hizo tomar un poco de distancia entre el Quincy y ella.
-No gracias, no estoy interesado- respondió soltando sus muñecas.
-Ah, cierto…quién te interesa es la mocosa de cabello rojo, la que era una esclava también… ¿Como se llamaba? Er-algo ¿O tal vez la rubia muerta? …quiero decir la hija del pescador…muerto-
Ichigo apretó peligrosamente su puño derecho, tanto que crujió.
-Comienza a medir tus palabras si quieres salir con vida de este bosque-
-Oww, ¿tanto te molesta que las nombre? De seguro te habrán gustado lo suficiente como para que te pongas sensible con solo escuchar que hable mal de ellas-
-Elysa era como una hermana para mí, y Erza es…fue una compañera, una amiga muy importante. ¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo has estado investigándome como para saber detalles como esos?-
-Lo suficiente…-
-No me agrada que sepas tanto de mí sin que yo sepa nada de ti-
-Lo sé. Es por eso que disfruto irritarte-
-No pienses que me contendré porque seas una mujer, si eres mi enemigo, te aplastaré cómo a todos los demás-
-¿Hice algo para que me consideres una enemiga?- dijo pareciendo sorprendida, aunque era simplemente actuado.
-No, pero estás a punto…estás pisando lugares peligrosos, retrocede o los enviaré de vuelta a su gremio en bolsas para cadáveres-
El Quincy pasó a un lado de ella y reanudó su caminata por el bosque, Ultear comenzó a caminar detrás de él y lo detuvo tomándole del brazo.
-Espera, Ichigo-
-No actúes tan confianzudamente como si me conocieras, quítame las manos de encima- bramó sacudiendo su brazo para quitar la mano de la chica.
-Yo soy como tú, Ichigo. Yo perdí a mi madre…me…la arrebataron, pero al lado del maestro Hades conseguí un propósito, ese propósito es encontrar todas las llaves necesarias para despertar a Zeref y con él, traer el mundo mágico definitivo. Perfeccionaré mi magia "Toki no Āku" en ese mundo y entonces…retrocederé el tiempo a momentos más felices…momentos en los que mi madre seguía con vida, podré corregir todos mis errores, todo lo que he hecho durante todos estos años y- Ultear no pudo continuar al ser interrumpida por el Kurosaki.
-Muy conmovedora tu historia, pero ¿Por qué debería importarme? Es tu vida, resuelve tus propios problemas tú, no me busques a mí-
-A lo que quiero llegar es que, si me ayudas, también usaré mi magia en ti y podrás retroceder el tiempo, podrás volver a ver a tu madre viva otra vez, incluso- esta vez no fue interrumpida por palabras, en su lugar fue interrumpida por la mano de Ichigo que rodeó su garganta.
El Kurosaki apretó muy fuertemente el cuello de Ultear, tanto que la hizo retroceder un par de pasos. Aun con su mano derecha asfixiándola, Ichigo acercó sus ojos a los de la maga, su mirada tenía una frialdad incalculable, tanto que la Milkovich comenzó a sentir temor, un temor parecido al que era capaz de infundir el mismo Hades.
-Vuelve a mencionar a mi madre con tu sucia boca una vez más, y te mataré…aquí mismo, ya mismo…sin contemplaciones…sin misericordia-
Ichigo empujó a la maga al suelo, liberando su cuello del peligroso agarre. Después de toser y recuperar el aliento, lo observó con una mirada llena de ira y confusión.
-¿Me estás queriendo decir que no deseas ver a tu madre viva, otra vez?- gritó, cosa que hizo que Zancrow se levantara del lugar donde estaba reposando.
-No hay cosa que desee más en esta vida que ver a mi madre de nuevo…pero no podría soportar verla a los ojos después de las cosas que he hecho…después de lo que me he convertido, no tengo el valor para hacerlo-
-Yo también he hecho cosas horribles, mi madre me abandonó, pero aún creo que con el poder de Zeref tendré una segunda oportunidad-
-Como te dije, no me interesa tu vida. Puedo contar con los dedos de las manos cuantas personas saben sobre mi madre, tú no eres de las personas a las que le he contado… conoces a Jellal ¿verdad? Él te habló sobre mi madre y tú creíste que yo sería tan tonto como para no notarlo, como para dejarme manipular por tu charlatanería-
-No eso no es-
-Ahora que sé que lo conoces directamente…estás consciente de que conozco formas de sacarte esa información ¿cierto? Podría cortar tus tendones y llevarte conmigo, torturarte hasta que me digas donde está y luego…creo que te podrás imaginar el resto-
Ultear se levantó del suelo, sacudió el polvo de su vestido y lo volvió a mirar, pero esta vez su mirada era desafiante.
-Podrías, ¿pero lo harás?...-
-….-
-….-
Ambos se vieron a los ojos fijamente en silencio. Zancrow se mantuvo a unos cuantos metros de distancia alerta ante cualquier otra reacción hostil.
-Te lo advertiré por última vez sólo porque eres mujer…déjame en paz, no me molestes, váyanse por donde vinieron-
-Vine aquí en busca de un nuevo miembro para mi gremio…no me iré con las manos vacías-
-Sé lo que tú y tu tan nombrado gremio han hecho, Ultear Milkovich. Tengo mis límites, matar a civiles y gente inocente es uno de ellos, si lo que quieres es un matón o un mercenario, ve a buscarlo en otro lugar, hay muchos esparcidos por todo Fiore-
-Sí los hay, pero ninguno de ellos es como tú-
Ichigo se giró para marcharse, comenzó a caminar pero esta vez Ultear no lo siguió, solo lo observó partir.
-Te unirás a Grimoire Heart quieras o no, Kurosaki Ichigo. Cuando quiero algo, soy capaz de hacer lo que sea necesario para obtenerlo. Esta vez te di la oportunidad de venir por voluntad propia, la próxima te llevaremos por la fuerza- exclamó amenazadoramente.
-Bien, los estaré esperando- respondió en un claro tono de burla.
Los magos oscuros vieron al Quincy partir, Ultear mantenía la misma expresión de ira con la que le habló a pesar de que ya se había ido.
-¿Por qué no lo llevamos de una vez? Sí tan ansiosa estás de llevar a tu noviecito al gremio, lo podemos capturar de una vez, no parece la gran cosa-
-No es mi "noviecito", y no, no lo podremos derrotar solo nosotros dos, necesitamos refuerzos. No parece la gran cosa pero lo es, necesitaremos una división entera, a Kain y si es posible…a Bluenote-
El rostro de Zancrow se inundó de sorpresa y pavor ante la mención del comandante adjunto de Grimoire Heart.
-Imposible… ¿traerás a ese sujeto…solo para capturarlo a él? ….-
-Sí vieras con tus propios ojos de lo que es capaz, sería a él a quien le tendrías temor en lugar de a Bluenote-
(Unas horas después….)
/Era-cuartel general del concejo mágico/
Ichigo se encontraba en una de las vastas bibliotecas del consejo, zona restringida y exclusiva para miembros del consejo, cosa que poco le importaba, no era raro en él hacer caso omiso a detalles como esos. Estaba sentado en una mesa rodeado de una gran cantidad de polvorientos libros, parecía estar buscando algo en específico.
-Esta es una zona a la que solo pueden acceder personas que pertenezcan al concejo- se oyó venir de entre unas estanterías detrás del Quincy.
-No soy miembro del concejo, y heme aquí. Quizás deberían mejorar su seguridad o aunque sea colocar un aviso-
-Hay varios avisos-
-¿Enserio? Tal vez no los noté-
-O no quisiste notarlos-
-Sí, puede ser… ¿qué quiere señor Org? ¿Se va a quedar allí toda la tarde para regañarme o me va a echar de aquí de una vez?-
-No, no te echaré. Tampoco te estoy regañando, si lo estuviera haciendo no estarías allí sentado- dijo un anciano de cabello blanquecino acercándose más a la mesa en donde estaba el Kurosaki, éste también estaba leyendo un libro.
-Es difícil distinguir si me está regañando o no, siempre grita para todo- comentó mientras cambiaba de página.
-Sí, siempre lo hago-
El anciano se sentó en frente del Kurosaki, aun leyendo su libro. Pasaron unos minutos de silencio, Ichigo cerró el libro que estaba leyendo y tomó otro.
-¿Buscas algo en particular?-
-Sí…no consigo el listado de magias perdidas, así que estoy leyendo libros de historia-
-¿Para qué buscas ese listado? ¿Estás buscando algo sobre tu propia magia?-
-No-
-¿Entonces qué?-
Ichigo bajó su libro y observó al miembro del concejo.
-Busco información sobre la magia "arco del tiempo"-
Org no pudo disimular su sorpresa. Interrumpió su lectura para observar al adolescente.
-Es una magia perdida en los anales de la historia. Muy peligrosa en las manos equivocadas, ¿qué quieres con esa magia?-
-Aprender a contrarrestarla, conocer sus fortalezas, límites y debilidades-
-¿Conoces a alguien que use esa magia?-
-Sí, un miembro de Grimoire Heart-
Org bajó totalmente su libro ante la mención del peligroso gremio oscuro.
-Tú… ¿Te encontraste con un miembro de Grimoire Heart?-
-No me encontré, me encontraron. Querían reclutarme para su grupito de fenómenos de circo-
-Supongo que te negaste-
-¿Usted qué cree?-
-Creo que te negaste porque sería un acto de traición hacia el concejo que te hayas unido a un gremio oscuro, más a uno que es el segundo pilar y gremio más poderoso de toda la alianza Balam-
Ichigo comenzó a hojear de nuevo su libro.
-Hubiera acertado si tan solo se hubiera detenido en la parte de que me negué-
-¿Me estás queriendo decir que no te importaría traicionar al concejo mágico? ¿Nosotros que regulamos todo el mundo mágico, y tenemos que cargar con el peso de cientos de miles de magos esparcidos por todo Earthland?-
-Tiene razón, "ustedes", yo no soy uno de ustedes…- Ichigo cortó su comentario para ver fijamente a los ojos del ahora enardecido Org.
-Y según mi concepto de traición, para ser un traidor tienes que ser leal a algo o alguien en primer lugar….no les debo nada, mucho menos lealtad…pero ustedes sí me deben mucho a mí-
El anciano se puso de pie, su rostro estaba denotando un gran nivel de molestia.
-Ten cuidado con lo que haces, niño, y con lo que dices. Me caes bien, al principio me desagradaba tu manera de hacer las cosas, pero comencé a tomarte respeto después de que acabaste con tantos gremios oscuros, pero aun así, que me agrades no te salvará de una cadena perpetua si traspasas los límites que se te impusieron-
-¿Límites? No recuerdo de cuales límites me habla. Soy un soldado del reino de Fiore, y ni ellos mismos me han dado límites. Hasta donde sé, mi único limitante es mi propia imaginación, puedo hacer lo que me plazca, solo tengo que redactar unas cuantas cartas de disculpas, unos informes y listo, problema resuelto-
Org estuvo a punto de decir algo más, pero se cohibió al escuchar como lo llamaban.
-Señor Org, se le solicita en el juzgado, ya va a empezar el juicio a los miembros de Zaxsa-
El anciano colocó su libro en la mesa y caminó hacia la salida, pero se detuvo antes de salir.
-Si no estás con el concejo, ni con Grimoire Heart, entonces ¿En qué bando estás?-
-En el mío-
-Espero que tu bando no esté en contra del concejo, o serás considerado un criminal como los que tú mismo capturas-
-Que le vaya bien en el juicio señor Org, recuerde darles unos cuantos años extra por mí- agregó sarcásticamente, así cortando la conversación.
El Quincy se mantuvo un tiempo más en la biblioteca, tras casi una hora y media de leer e investigar, terminó encontrando lo que buscaba, inmediatamente transcribió lo que pudo y arrancó unas cuantas páginas de algunos de los libros.
-Bien, estoy listo….ya que estoy aquí debería ir a buscarla- pensó en voz alta mientras bostezaba y se estiraba.
Ichigo tomó la información que había recolectado, incluyendo las hojas que había arrancado y las guardó en los bolsillos de su abrigo. Era información suficiente como para formular una estrategia en base a las capacidades ofensivas y defensivas de la magia "Toki no Āku".
El Kurosaki salió de la librería y caminó por los aparentemente interminables pasillos del consejo mágico, el lugar estaba repleto de funcionarios y miembros de la armada. A pesar de su perfil bajo, le era imposible no destacar; podía sentir las miradas de desprecio y cotilleos que eran dirigidos hacia él, no podía culparlos, su reputación causaba ese tipo de reacción en los pocos que sabían su verdadera identidad, la excepción siendo un puñado de personas que lo conocían de forma más personal.
Caminó unos minutos más hasta que se detuvo de forma súbita ante lo que tenía enfrente. De una puerta que parecía ser la corte en donde el concejo llevaba a cabo sus litigios, estaba saliendo la joven con la que luchó hace tan solo unos días atrás, esposas en mano y siendo escoltada por cuatro guardias con apariencia de anfibio antropomorfo.
La maga oscura dio unos pasos, cabizbaja y con una clara expresión abatida. El soldado-Quincy inmediatamente bajó la visera de su gorra para que cubriera sus ojos. Ambos iban en direcciones opuestas, aunque utilizando la misma ruta. La muchacha reaccionó al notar la presencia de su captor, deteniéndose y por consecuencia, forzando a que sus guardias se detuvieran.
-Tú…- susurró levemente, su voz estaba algo quebrantada.
-…..- Ichigo solo guardó silencio y se detuvo.
Ambos terminaron parados uno en frente del otro, el Quincy tratando de huir de su mirada; mientras que la maga trataba de que sus ojos se encontraran con los del joven ataviado de blanco.
-No estuviste en el juicio…-
-Yo….-
-Oye, mocosa estúpida. Muévete- demandó uno de los guardias.
Los labios de Ichigo se fruncieron, repentinamente estaba siendo presa del remordimiento.
-¿No escuchas? Sigue caminando- rugió otro guardia empujándola.
La maga permaneció estática, ignorando las ordenes, su mirada solo estaba fija en el joven que tenía en frente. El guardia que anteriormente había hablado, levantó su mano para abofetearla.
-Dije que- trató de decir, pero tanto su comentario como su mano fueron obstruidas por el Kurosaki.
Ichigo detuvo la bofetada con su muñeca, en un abrir y cerrar de ojos había acortado la distancia de varios metros y ahora solo estaba a centímetros de la joven; su gorra y cabello seguían cubriendo sus ojos, pero la maga podía jurar que la estaba observando fijamente.
-¿Qué estás….?-
-Necesito hablar con la prisionera-
-¿Uh? ¿Quién te crees que eres, demonio naranja? No puedes venir e intentar pedirnos cosas, nosotros no somos el grupito de maleantes al que haces llamar "escuadrón", somos del concejo mágico y-
El Kurosaki tomó la cabeza del guardia y comenzó a apretarlo con una fuerza monstruosa. Rápidamente el guardia pasó de soltar quejidos leves de dolor a gritar agónicamente.
-Dije que necesito hablar con la prisionera, no era una petición…-
-Suéltalo, estás pasándote de la raya, Kurosaki- gritó otro de los guardias, apuntando un bastón mágico al Quincy.
-Cálmense, cálmense. Los jóvenes en estos días son demasiado precipitados e impulsivos-
Todos se giraron para discernir a quién pertenecía la voz que acababa de hablar.
-Señor, Yajima- exclamaron los guardias.
Ichigo soltó al carcelero, e inmediatamente sus compañeros lo rodearon para cerciorarse de su estado.
-La joven Emma pasará mucho tiempo encerrada, ¿Por qué no la dejan hablar con el joven Kurosaki, por última vez? Creo que tienen asuntos que resolver- comentó el anciano miembro del concejo.
-Él nos atacó, deberíamos meterlo en una celda en lugar de estar rindiéndole pleitesías-
-Como ya sabrán, el joven kurosaki es un aliado muy importante para el consejo, gracias a él muchos gremios oscuros han sido derrocados. Y está de más mencionar que es un agente de Fiore, no creo que sea apropiado iniciar un conflicto político solo por una pequeñez como esta-
-Casi aplasta su cráneo ¿y solo lo llama "una pequeñez"? –
Los guardias se vieron las caras, era imposible esconder su disconformidad con el proceder de su superior, pero no podían llevarle la contraria, era un miembro principal del concejo después de todo.
-Está bien, solo cinco minutos- accedió uno de los guardias, aunque su expresión facial solo demostraba disgusto por lo que había dicho.
La muchacha caminó hacia un pequeño balcón que había a un par de metros. Ichigo por su parte miró al anciano, éste solo asintió sin mediar palabras.
-Gracias, abuelo Yajima-
-No te preocupes, solo trata de mantener la compostura, no te irá bien si comienzas a causar problemas en las instalaciones del concejo, y no siempre te podré cubrir- respondió telepáticamente el anciano.
Ichigo se acercó al balcón, la joven estaba observando el atardecer, probablemente ya no iba a volver a verlo por mucho tiempo.
-No estuviste allí…pedí que estuvieras en el juicio-
-No puedo, no pertenezco al concejo-
-….-
-….-
Hubo silencio durante varios segundos, ella seguía contemplando el atardecer, mientras que él miraba al suelo.
-Cuando era niña, solía ver el atardecer junto a papá…me encantaba ver como el cielo se teñía de tantos colores hermosos…y…al final llegaba la noche…-
-…..-
-…Él era todo lo que tenía…mamá murió cuando tenía cuatro…en ese entonces éramos muy pobres, mi padre se unió a un gremio oscuro en busca de dinero…aunque creo que finalmente comenzó a disfrutarlo…y terminó volviéndose el maestro del gremio, todos esperaban mucho de mí, era la hija del maestro después de todo-
-….- Ichigo continuó en silencio, simplemente escuchándola.
-…Hizo cosas malas….yo también las hice…pero…no creo que mereciera morir así, él…era mi padre y lo amaba a pesar de todo….-
-…..-
-¿Tú tienes familia?-
-Tenía, hace tiempo que la perdí….-
-¿Cuánto?-
-Cinco años mi familia biológica, y dos mi familia adoptiva-
-¿Las recuerdas?-
-Todos los días-
-¿Qué les sucedió?-
-Mi madre fue asesinada, luego fui alejado de mi progenitor y hermanas. Mi otra familia también murió…por culpa de un error mío-
-Así que a ti también te han arrebatado seres queridos-
Ichigo levantó la visera de su gorra usando su dedo índice y observó a la joven.
-No te pediré perdón, unas disculpas no revivirán a tu padre, ni tampoco creo que te haga sentir mejor…-
-Sé que no lo harás, tampoco quería que vinieras por eso…solo quiero que me respondas una pregunta, nada más- respondió mientras se giraba para verlo fijamente a los ojos.
-….-
Por primera vez desde que lucharon y la dejó inconsciente, hicieron verdadero contacto visual, esta vez él no intentó huir, y la mirada de ella no era tan ardiente como aquella noche. Su odio no había disminuido ni un poco, pero por alguna razón, no deseaba atacarlo, solo quería despejar una duda que tenía desde la primera vez que se observaron cara a cara.
-¿Por qué?- fue su pregunta, simple pero lo suficientemente tajante como para romper el silencio que había entre ambos.
Ichigo simplemente suspiró y se rascó la nuca.
-Tal vez deberías ser un poco más precisa con tu pregunta-
-Por… ¿Por qué?- murmuró en un tono apenas audible, mientras que lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.
-….-
-¿Por qué mataste a papá y no a mí?-
El joven Quincy bajó la mirada al ver las lágrimas. El sentimiento de culpabilidad se agravó mucho más, tanto que sentía como si estuviera consumiéndose desde adentro.
-No era necesario…desde un principio el maestro del gremio era mi objetivo, tú no tenías relevancia estratégica para disuadir a los miembros del gremio para que se rindieran-
-¡¿Relevancia estratégica?! ¿Para ti solo soy "alguien sin relevancia estratégica"? Deja de vernos cómo sí solo fuéramos objetos, somos humanos con sentimientos al igual que tú - gritó antes de soltar un llanto colmado de dolor
La joven maga se arrojó al suelo y continuó sollozando intensamente, Ichigo solo permaneció estático, la culpa que sentía se acrecentaba con cada lágrima que derramaba la huérfana.
-¿Alguna vez le has quitado la vida a alguien?-
La maga oscura no respondió, aunque su reacción dejó sobre ver que nunca lo había hecho.
-La primera vez que asesiné a una persona fue cuando tenía nueve, lo hice para salvar a unos compañeros. Aún recuerdo la sensación, no lo disfruté…no sentí agrado, pero lo hice para proteger a alguien que me importaba. Nunca te terminas de acostumbrar a esto ¿Sabes? …-
El Kurosaki se aproximó al barandal del balcón, su mirada estaba más apagada de lo usual, pero había cierto nivel de nostalgia en sus ojos.
-...Sentir tus manos manchadas de sangre, saber que probablemente le arrebataste un padre, esposo, hermano o hijo a alguien…nunca puedes acostumbrarte a esa sensación….no importa cuántas excusas quieras decirle a los demás, no te puedes engañar a ti mismo…no importa cuántos medicamentos, elíxires o infusiones consumas, siempre terminarás soñando con tus víctimas…te persiguen en tus sueños y…puedes ver sus rostros, escuchar sus gritos y súplicas por piedad… El filo de la culpa puede hacerte más daño y cortarte más profundo que cualquier espada, esa es la carga que conlleva una persona que arrebata la vida de otros para mantener la suya propia…es mi "maldición"-
-Sí sufres tanto haciendo esto… ¿por qué lo haces entonces?-
Porque no sé hacer otra cosa, cuando eres mejor que otros en algo, todos esperan que continúes haciéndolo. Esto no es algo tan fácil de dejar…además, ya he luchado con tantos monstruos que he terminado por convertirme en uno-
-Ya es suficiente, ya pasaron los cinco minutos- dijo uno de los escoltas de la maga oscura, en su voz se denotaba un gran nivel de desprecio.
Ichigo metió sus manos en sus bolsillos y salió del pequeño balcón, antes de marcharse se detuvo y observó a la maga por encima de su hombro.
-El deber del heroico caballero es cazar y eliminar al malvado monstruo, sí tienes la suficiente determinación, cumple tu condena, prepárate, hazte fuerte…y ven a cazar al maligno monstruo, te estaré esperando-
Con sus ojos llenos de determinación miró la espalda del muchacho que se alejaba. No dijo ni una sola palabra, pero su mirada fue suficiente respuesta cómo para saber que había aceptado la proposición.
(Unos minutos después…)
/Cuartel general del concejo mágico-polígono de entrenamiento /
Ichigo descendió por unas escaleras en espiral, lentamente se sumergió en las profundidades del cuartel, hasta que finalmente llegó al lugar en donde se entrenaban los miembros de la milicia del concejo. Al ver la inmensidad del lugar, no pudo evitar sentir un poco de envidia ante los recursos de los que disponían los soldados del concejo.
El haber tenido esa pequeña "charla" con la maga de Zaxsa lo había desasosegado sobremanera. Aunque estaba muy turbado, decidió sustituir ese sentimiento por rabia, así acentuando mucho más su ceño fruncido.
-Oye tú ¿Dónde está el cuatro ojos?- exclamó a un Rune Knight en su usual tono demandante.
-¿Cuatro ojos?-
-Lahar, Lahar. El cuatro ojos, ¿Dónde está?-
-¿Por qué habría de decirte algo a ti, perro del gobierno?-
-Mejor ser un perro del gobierno a ser una perra del consejo-
-¿Qué dijiste?-
-Exactamente lo que oíste. ¿Sabes? por esta clase de cosas es que no me agradan los magos, todos ustedes son imbéciles pretenciosos con ínfulas de grandeza-
El mago se acercó muy encolerizado hacia el Quincy. Ambos muchachos con el ceño fruncido se observaron fijamente durante unos segundos.
-Te reto a que repitas eso-
-¿Qué me harás si lo hago, Houdini? ¿Sacarás un conejo de un sombrero y me lo lanzarás?-
El joven Rune Knight de cabello negro apretó sus dientes, aún más enfurecido que antes, la expresión arrogante del peli-naranja tampoco ayudaba a mejorar la situación. Ichigo tomó una de sus Seele Schneider aún sin sacarla completamente de su cinturón, y se inclinó ligeramente hacia el mago.
-Kurosaki, ¿Es necesario causar problemas cada vez que vengas? Estoy comenzando a creer que sufres de un problema muy serio de control de ira-
-Lahar….te estaba buscando- dijo mientras guardaba la vara metálica y se enderezaba.
-Doranbolt, Kurosaki- saludó el joven de lentes mientras se dirigía hacia el Rune Knight y el Quincy respectivamente.
Doranbolt correspondió el saludo asintiendo la cabeza, Ichigo por su parte hizo caso omiso a la cordialidad.
-Vine por la enana.
Una sonrisa se formó en los labios de Lahar al escuchar el apodo.
El Rune Knight se marchó al ver que no tenía cabida en la conversación, aunque no sin antes detallar minuciosamente al Quincy, éste por su parte lo miró por el rabillo de su ojo.
-¿Enana?
-Sí, enana.
-Kagura está en el ala sur, está recibiendo una clase sobre conceptos básicos de la magia-
El Quincy levantó una ceja y miró al mago con una expresión de desconcierto.
-¿Está haciendo qué?
-Magia, Kurosaki. Está aprendiendo.
-¿Porqué está aprendiendo magia?- preguntó en un tono lleno de severidad.
-Porque estaba aburrida y necesitaba algo en lo que ocupar su tiempo.
-Nunca dije-
-Exacto, nunca dijiste nada sobre que no podría aprender magia, además ella tiene mucho talento.
-No me importa sí tiene talento o no, sabes muy bien lo que pienso de los magos.
-Es muy egoísta de tu parte que digas algo así, Kurosaki. ¿Enserio vas a obstaculizar su progreso?
-No estoy obstaculizando su progreso, sólo no quiero que termine arriesgándose por querer profundizar demasiado en esta basura.
-Creo que se arriesga más estando a tu lado que aprendiendo magia.
Ichigo lo miró enfurecido pero no lo contradijo, sabía que tenía razón y que él era un riesgo para los que lo rodeaban.
-Ciento cincuenta y ocho.
-¿Ciento cincuenta y ocho que?
-Usó un medidor MPF, esa fue la cifra que arrojó en su primer intento y sin saber controlar correctamente su magia. Tiene más talento natural que muchos de los Rune Knights que se han unido en los últimos años, no es justo para ella que le impidas aprender algo en lo que puede prosperar.
-¿Y luego qué? ¿Se unirá a un gremio de magos?- preguntó retóricamente.
-¿Porque no? Quizás hasta podría-
-Te romperé las piernas sí dices que podría unirse a la milicia del concejo- interrumpió, en un tono sumamente amenazador, acompañado de una mirada igual de amenazadora.
Lahar levantó las manos y se encogió de hombros.
-Está bien, está bien. Pero no estaría mal que se convirtiera en maga.
-¿Por qué habría de convertirse en maga?
-Dime cual es tu gran plan, Kurosaki. Comprendo muy bien que quieras cuidar de ella por tu amigo, pero ¿No es mejor darle las herramientas para que cuide de sí misma? "Dale pescado a un mendigo y comerá un día, enséñale a pescar su propia comida y comerá toda su vida".
-¿La estás llamando mendigo?
-No, no lo estoy haciendo y entendiste muy bien la analogía, no intentes cambiar de tema.
-Es solo una niña, Lahar. ¿Cómo quieres que "le de las herramientas"?
-Déjala que aprenda magia, no puedes negárselo. ¿Quieres escuchar algo que me dijo anteayer? Me dijo que le gustaría aprender a luchar, que quiere hacerse fuerte para que juntos, tú y ella rescaten a Simon.
Ichigo suspiró profundamente al escuchar eso, le recordó un poco así mismo lo de hacerse fuerte no para beneficio propio sino para ayudar y proteger a otros.
-Bien...tampoco es que sea malo que aprenda algunas cosas para defenderse así misma si lo llegara a necesitar.
Lahar colocó una mano en el hombro del Quincy y sonrió ligeramente.
-Es bueno que la comprendas, Kurosaki.
El joven de cabello naranja empujó la mano del Rune Knight de encima de su hombro.
-Sólo cállate y dime donde está.
-Algún día tendrás que dejar esa actitud de tipo duro- susurró casi para sí mismo.
-¿Dijiste algo?
-No, nada. Te acompañaré, con tu historial, no es muy seguro el dejarte merodear sin vigilancia por las instalaciones.
Ichigo le dirigió una mirada de irritación, Lahar solo ajustó sus lentes y por una milésima de segundo, el joven Quincy pudo jurar haber visto una sonrisa irónica formarse en su rostro.
Los dos comenzaron a caminar en hacia el lugar en el que se encontraba la chica, tras varios minutos de silencio, el peli-naranja habló.
-Lahar...
-¿Hmm?-
-Hace un rato hablé con la maga de Zaxsa-
-...-
Lahar hizo silencio, expectante ante lo que iba a decir el soldado.
-Ella…- Ichigo pausó su comentario para soltar un suspiro.
-Enserio soy un malnacido ¿no es así? Destruí su vida sin siquiera importarme, y no solo la de ella…he destruido muchas vidas y ni siquiera he visto hacia atrás. Han sido dos años, Lahar…he estado haciendo esto durante dos largos años y no he dudado ni por un segundo, siempre me he dicho a mí mismo que hago lo correcto…pero solo me bastó ver a esa mujer a los ojos y conocer a una simple niña, para comenzar a dudar de mí mismo…de lo que hago….-
-Todos cometemos errores, Kurosaki, y aún más en esta línea de trabajo. A diario vemos cosas que desmoronarían a una persona normal, está de nuestra parte ser lo suficientemente fuertes como para resistirlo, pero tampoco debemos convertirnos en lo que tratamos de derrotar, cuando te conviertes en tu propio enemigo, en ese momento perdiste la batalla. Recuerda que cuando miras las profundidades de un abismo, el abismo también está viendo dentro de ti-
-Creo que realmente no estoy hecho para esto…quizás…debería- el Quincy se cohibió de finalizar la oración al notar que habían llegado a su destino.
Lahar no intentó preguntarle lo que iba a decir, pudo hacerse una idea de qué era. Ambos ingresaron a una gran habitación repleta de magos practicando, había libros por doquier y coloridos destellos de magia iluminando todo el lugar. En el centro había un gran orbe azul que Ichigo pudo identificar como un medidor MPF. Kagura se encontraba al fondo, sentada sobre una mesa de madera leyendo un libro, su gran espada reposando a su lado.
El Quincy y el mago se adentraron más en la habitación. La chica no notó la presencia de los recién llegados al estar tan absorta en su lectura, Ichigo se paró frente a ella, pero nuevamente no le prestó atención.
-"Principios de la magia: volumen cuatro"….vaya, es una lectura algo avanzada para una enana cómo tú- dijo golpeando juguetonamente la portada del libro con su dedo índice.
Ella bajó su libro, al descubrir su rostro se podía notar una clara expresión de molestia. Dicha expresión facial fue sustituida por una de emoción al ver al peli-naranja, sin importarle continuar lo que estaba leyendo, arrojó el libro hacia un lado y se levantó apresuradamente.
-¡Ichigo! ¿Te encuentras bien? ¿Ya te curaste? ¿¡Ya nos vamos de aquí!?
-Sí, si y si.
Sin darse cuenta, una leve sonrisa se dibujó en el rostro de Ichigo al notar como la niña Mikazuchi había comenzado a recuperarse de la condición de desnutrición que estaba sufriendo. Había subido de peso, sus mejillas ya no estaban hundidas y las ojeras en sus ojos se habían apaciguado, incluso su mirada se notaba más viva, y llena de energía. También había sustituido sus sucias y desgastadas ropas por un nuevo vestido blanco, al igual que su anterior indumentaria, llevaba sandalias negras y un lazo que tenía atado en su cabello, los extremos del lazo estaban apuntando hacia arriba dándole cierta semejanza a unas "orejas de conejo".
-Espera un momento...- dijo discurriendo lo que había oído decir al Quincy.
-¿¡A qué te refieres con enana!? ¡No soy enana, solo estoy en desarrollo!- exclamó posando sus manos en sus caderas y mirándolo con un ceño ligeramente fruncido.
-Sí y yo no soy un patán arrogante con problemas para expresar otras emociones que no sean ira, "solo estoy pasando por la pubertad".
-¿Eh?
-Nada.
-Sí lo eres- agregó Lahar disimulando las palabras con una tos falsa.
El Kurosaki miró con molestia al Rune Knight debido a su comentario, él por otro lado sonrió como usualmente lo hacia y ajustó sus lentes.
-¿Tienes lo que te pedí que cuidaras?- preguntó ya dando caso omiso al comentario.
La chica de cabellera negra sintió de forma enérgica y reveló las placas militares que colgaban en su cuello.
-Bien, yo te cumplí mi promesa y tú cumpliste la tuya.
-Ichigo...- susurró con timidez, mirando las pequeñas placas metálicas.
-¿Que?
-¿P-puedo...puedo...puedo quedármelas?
El Kurosaki se inclinó hacia ella, la miró fijamente y le sonrió de forma muy amable, tanto que la Mikazuchi creyó por un momento ver destellos dorados en el rostro del Quincy. Incluso Lahar también lo notó, cosa que logró que mirara impactado al dúo.
-No- respondió quitando el collar del cuello de la chica.
Kagura se mantuvo estática por un par de segundos hasta que reaccionó ante lo sucedido.
-¡ERES MALVADO!- exclamó haciendo un pequeño puchero.
-No solo malvado, también soy perverso- respondió mientras se colocaba el distintivo militar en su cuello.
-¡Eso no es algo de lo que sentirse orgulloso!
-Eso dices tú.
La chica lo miró con algo de reproche a lo que Ichigo respondió con una sonrisa mordaz.
-Bien, suficiente de bromas. Deberíamos irnos antes de que caiga la noche, faltan unas cuantas horas y no me agrada viajar a oscuras.
-Ichigo le tiene miedito a la oscuridad~
El parpado del susodicho comenzó a contraerse en señal de irritación.
-No le tengo miedo a la oscuridad- rugió entre dientes, una vena brotando de su frente.
-Claro que sí, miedosito~
Ambos comenzaron a discutir, Lahar soltó una carcajada interna ante las interacciones del dúo.
-Esos dos actúan como hermanos de sangre, - pensó mientras los observaba.
-Sólo, sólo vayámonos.
-Intentas cambiar de tema porque sabes que tengo razón.
-Oi, oi no te hagas la lista conmigo o me iré solo y tú te quedarás aquí.
-¡No!
-Entonces toma tus cosas y vámonos.
Kagura se apresuró y tomó su nodachi, no necesitando otra cosa.
-¿Solo llevarás tu espada...?
La chica asintió en respuesta. El Kurosaki simplemente se encogió de hombros.
-Bien, sí no necesitas nada más.
Ichigo empezó a caminar hacia la salida, antes de que Kagura lo siguiera se despidió de Lahar con quién había estrechado amistad.
-¡Adiós, Lahar!
-Kagura, espera- exclamó tomando del suelo el libro que ella estaba leyendo.
-Toma, llévatelo. Consideralo un regalo de mi parte.
-Gracias- respondió con una brillante sonrisa.
La chica de cabello negro corrió hacia la puerta, en donde Ichigo esperaba, pasó corriendo y continuó haciéndolo por los pasillos.
-¡Apúrate,Ichi!- exclamó mientras corría.
-Es una buena niña, Kurosaki...cuídala.
-No necesitas decírmelo. Ya la deuda está pagada, no me debes más nada-
-Nos vemos, Kurosaki.
Ichigo alzó su mano y la agitó en señal de despedida antes de salir.
Mientras caminaba a paso calmado tratando de seguir a la hiperactiva jovencita, se detuvo repentinamente con una expresión de perplejidad inundando su rostro.
-¿"Icchi"?-
Bien, este es el cuarto y último extra, por suerte o desgracia ya no habrán más. Siento que rompen demasiado el flujo de lectura y son demasiado largos, así que por ahora no habrán otros extras de este tipo, ya con este se termina de relatar todo lo que hay que contar sobre los dos años en los que Ichigo ha servido al reino de Fiore como soldado.
/Franja fronteriza entre Fiore y el país vecino/
(Año x779)
-Diablos, ¿Cuándo se supone que viene el capitán sustituto? Su puntualidad ya dice mucho de sus habilidades para dirigir un pelotón- gruñó un irritado soldado.
-Escuché que el sujeto fue recomendado personalmente por un miembro de la guardia real-
-¡Oh, un miembro de la guardia real! ¿A quién le importa la recomendación de esos maricas con armaduras brillantes y lindo vocabulario? No dejaré que un burócrata que apenas pueda levantar una espada me dé órdenes-
Un grupo de treinta hombres yacían en espera a las afueras del pueblo que conectaba a la nación de Fiore y Seven. Estaban a punto de lanzar un ataque contra un grupo militar que se sospechaba que había iniciado una invasión a pequeña escala, aunque los extraños actos erráticos de los soldados enemigos habían hecho pensar a más de un burócrata de Fiore que no se trataba de una invasión organizada por Seven, sino una invasión por parte de soldados que habían desertado del cuerpo militar de su nación y habían pasado a ser simples criminales comunes perseguidos por las leyes de su país, y debieron buscar refugio en Fiore usando la excusa de ser un cuerpo militar "invadiendo" el reino de las flores en nombre de Seven.
Fueran desertores buscando donde refugiarse o fueran invasores, iban a recibir el mismo trato por parte de la armada de Fiore. Los soldados estaba impacientes por empezar a luchar, algunos por simple deseo de derramar sangre, otros siendo llevados por verdaderos sentimientos patrióticos, aún así lo único que compartía en común el pelotón entero era la molestia de por qué no había llegado el hombre que fue asignado para dirigirlos.
A la lejanía podía distinguirse que el pequeño pueblo decorado con tintes rurales estaba completamente vacío, cualquiera pensaría que era un pueblo fantasma, pero era bien sabido por parte de los soldados que solía ser un pueblo habitado.
Era una noche cerrada, muy fría y bastante silenciosa, lo único que podía oírse eran los sonidos característicos de los grillos y demás animales nocturnos, en parte era inquietante tanta oscuridad pero también era provechoso para el pelotón ya que les daba la ventaja de poder atacar en pleno amparo de la noche. Los hombres estaban comenzando a hartarse, no podían hacer reconocimiento en el pueblo o siquiera poner un pie dentro hasta que recibieran la orden directa de un superior, y quién debía dar esa orden no aparecía. La molestia también estaba combinada con incertidumbre de no saber qué sucedía en la villa, no había signos visuales de los militares enemigos ni de los pobladores, nada en absoluto.
Unos pasos hicieron eco en el desierto lugar, cada vez más imponentes, resonando con fuerza a pesar de ser pisadas lentas. Los sonidos provenían de detrás de los soldados, al girarse y dirigir sus antorchas y linternas mágicas hacia la fuente del sonido, vieron a un muchacho caminar hacia ellos, su apariencia se hizo más clara a medida que se acercaba.
Al estar a unos cuantos metros vieron que tenía puesto el uniforme reglamentario de los soldados de Fiore, pero éste tenía ligeras diferencias al de ellos. Portaba un sobreveste con líneas verticales amarillas y azules, debajo de la prenda estaba protegido con una cota de malla con mangas de tipo tres cuartos, llevaba un guante negro sin dedos en la mano derecha, pantalones con el mismo patrón que su sobreveste y botas azules. En la parte posterior de su cinturón, más precisamente a la altura de la cadera, colgaba un cinto de cuero que servía a modo de talabarte para portar una espada corta, era un arma muy simple y sin ninguna característica que la hiciera destacar en particular, lo único peculiar siendo que la espada era bastante corta para considerarse una espada convencional pero también demasiado larga para ser una daga. La cota no cubría su cabeza como a los demás soldados, tampoco portaba un casco, sólo una cinta de color blanco de unos sesenta centímetros que en lugar de estar atada en su frente, el nudo estaba hecho en la parte izquierda a la altura de su sien.
El grupo de hombres miró con desconfianza y sospecha al joven de cabello color zanahoria, él por su parte siguió caminando hacia ellos en silencio.
-¿Quién eres, mocoso?- preguntó uno de los soldados.
-Ichigo Kurosaki- respondió en un tono carente de emoción alguna.
-¿Quién?-
-Soy su capitán temporal, fui recomendado por Arcadios para esta misión-
Los hombres se vieron las caras entre ellos y comenzaron a reír a carcajadas en señal de burla.
-¿Tú el capitán de este pelotón? ¿Un niño? No bromees mocoso, vuelve a tu camita mientras puedas, es muy tarde para que un niño como tú esté despierto-
Ichigo se paró frente al sujeto que acababa de hablar y lo miró directo a los ojos, el veterano se sintió incómodo ante la mirada vacía del muchacho, pensó por un momento que parecían los ojos de alguien a quién le acababan de "robar el alma" debido a la falta total de emoción.
-Sí, soy tu capitán mientras dure esta misión, ¿algún problema con eso?-
-Vamos, no te metas con él. Déjalo que haga su trabajo y nosotros haremos el nuestro. Sí los de arriba lo recomendaron para esto es porque debe ser bueno- intervino un muchacho que aparentaba tener veintitantos años.
-Lo que sea, sólo vamos, ya estoy impaciente por ensuciarme las manos-
El grupo descendió por un montículo que estaba a las afueras del pueblo, ingresaron a la villa pero no había rastro de los civiles ni de los invasores. El pelotón se mantuvo en silencio para no alertar a algún posible enemigo que estuviera patrullando.
-Hey, me llamo-bueno, me dicen Geicko. Serás nuestro capitán hoy ¿eh? Debes tener buenas conexiones para que te recomienden para- trató de decir el joven que había intervenido por él, pero fue interrumpido antes de poder terminar de hablar.
-Haz silencio, estamos rodeados de enemigos, no sabemos dónde pueden estar, no es tiempo para pláticas ni presentaciones-
-Sólo trataba de ser educado-
-Y yo trato de que no nos maten-
-Bien, bien….me callo entonces-
Siguieron caminando, aún no había rastros de los habitantes ni de los enemigos. El pueblo estaba envuelto en un aura un tanto sombría, el grupo estaba comenzando a sentirse perturbado por dicha sensación.
-¿Creen que los pueblerinos estén?- trató de decir uno de los soldados pero fue rápidamente callado por uno de los veteranos del pelotón.
-Cállate, es una posibilidad pero es mejor no decirlo-
Habían llegado a una intersección de tres calles, no era un pueblo muy grande pero las casas estaban demasiado separadas entre sí, hacer reconocimiento por todo el territorio se iba a llevar mucho tiempo con un grupo tan grande, y serían fácilmente reconocibles a la distancia. Ichigo quien iba caminando como primero en la vanguardia, se detuvo forzando a los demás a que lo hicieran también. Los hombres miraron con confusión al chico no comprendiendo qué hacía, éste se hincó en el suelo, tocó la tierra y la inspeccionó ayudándose de la luz de las antorchas.
-Vamos a dividirnos en dos grupos de diez personas y uno de once, contándome a mí. El primer grupo irá a la derecha, el segundo a la izquierda y el tercero me seguirá hacia adelante. La prioridad es buscar a los civiles, es seguro creer que los invasores tratarán de usarlos como rehenes- dijo pausadamente mientras se volvía a erguir.
-No seguiré órdenes de un niño-
-¿Tienes una mejor idea o solo hablas para hacerte el indisciplinado?-
-No te quieras venir a pasar de listo, niño estúpido ¿Te crees la gran cosa porque uno de los de arriba te regaló un rango que no mereces? He servido en este ejército desde antes que siquiera estuvieras en los testículos del malnacido que haya tenido la mala suerte de tu progenitor- exclamó tomando al Quincy por su sobreveste.
El Kurosaki bajó la mirada lentamente y observó la mano del hombre, luego la subió y lo miró a los ojos.
-Si tienes una mejor idea de cómo manejar la operación, entonces toma el liderazgo tú. Pero sí no puedes idear un mejor plan más allá de exteriorizar tu complejo de inferioridad y hacernos perder el tiempo, entonces cállate y sigue mis órdenes- respondió tomándolo por la muñeca y apretando con una fuerza que no parecía pertenecer a un preadolescente.
-No es un mal plan, Vittorio. Sí nos separamos no tendrás que verlo hasta que hayamos terminado. Tampoco podemos darnos el lujo de perder tiempo discutiendo entre nosotros o rompiendo la cadena de mando, debemos rescatar a esos pueblerinos lo antes posible y arrestar a los invasores- dijo otro miembro del pelotón tratando de evitar que comenzara una lucha interna.
El hostil soldado finalmente soltó la vestimenta del chico, y escupió al suelo.
-No vine a arrestar a nadie, sólo quiero matar algo-
El pelotón siguió las órdenes dividiéndose en tres grupos diferentes. Al adentrarse más, el grupo de Ichigo notó que era un pueblo bastante pintoresco para lo remoto que estaba, ni siquiera la densa oscuridad de la noche podía ocultar eso, las casas eran muy variadas y de colores muy vibrantes.
-Hey, ¿Qué huele así?-
-¿Te cagaste encima?-
-¿Qué? ¡No! Me refiero a ese olor, huele como sí algo estuviera descomponiéndose, casi como-
El militar apodado Geicko se cohibió de terminar de hablar al sentir que su bota se había humedecido de forma repentina. Al mirar hacia abajo, vio que estaba pisando una poza rojiza.
-¿E-esto es…sangre?-
Todos se detuvieron al escuchar eso y se reunieron alrededor del pequeño pozo, efectivamente era sangre encharcada.
-Oigan, aquí hay un rastro- comentó otro soldado viendo de donde procedía la sangre acumulada.
Al seguir el rastro de sangre notaron que salía de la ranura inferior de la puerta de una casa. Todos se miraron las caras un par de veces en señal de duda, aunque finalmente abrieron la puerta. Decir que sus expresiones demostraban consternación era poco.
El hedor era causado por una gran cantidad de cadáveres apilados en la propiedad. Hombres, mujeres, ancianos…niños. La mayoría demostraba claros signos de tortura, habían algunos desmembrados, otros estaban prácticamente irreconocibles.
Ichigo ingresó a la casa, algunos hombres intentaron protestar contra su proceder, pero fueron ignorados. Se detuvo, las suelas de sus botas se empaparon de sangre, se inclinó hacia uno de los cuerpos, posó su rodilla sobre la laguna carmesí. Miró fijamente a la persona occisa, era una mujer, su abdomen estaba hinchado, signo de embarazo. El joven Quincy extendió su mano y tocó con delicadeza el vientre de la difunta. Permaneció en esa posición durante un par de segundos.
-No perdonaron ni siquiera a una mujer embarazada…malditos, ¿Dónde está su humanidad?- comentó uno de los soldados desviando la mirada del terrible panorama.
El Kurosaki cerró los ojos de la difunta y se incorporó. Salió de la propiedad y siguió su rumbo en silencio.
Todos permanecieron silentes también, las palabras estaban de más, ya sabían lo que debían hacer, su capitán así se los mostró con su forma de actuar. El grupo marchó detrás del Quincy, tras caminar por unos minutos divisaron un lugar que a diferencia del resto del pueblo cubierto por el manto de la noche, estaba muy iluminado, era la entrada a una mina.
El peli-naranja utilizó su hirenkyaku para adelantarse a sus hombres y llegar más rápido, estos ni siquiera notaron cuando perdieron de vista al chico.
La mirada de Ichigo era una extraña mezcla de frialdad asesina, y ardor causado por deseos de venganza.
Al entrar a la mina, fue avistado por dos guardias, ambos cayeron muertos antes de poder siquiera dar un aviso.
El Quincy profundizó más en la mina, tenía dos heilig pfeil en sus manos, las puntas de las flechas estaban cubiertas con la sangre de los enemigos anteriormente asesinados.
Al descender lo suficiente, vio a un gran número de hombres ingiriendo bebidas alcohólicas, habían tomado la mina como refugio. Ichigo permaneció en silencio inspeccionando el lugar, ninguno se dio cuenta de que él estaba allí.
Encima de una mesa yacía una mujer de temprana edad, estaba privada de sus ropas, de sus cavidades fisiológicas escurría un fluido blanquecino que el muchacho no pudo identificar a la distancia, la mujer seguía con vida pero parecía estar en un estado catatónico.
Ichigo desenfundó su espada y se adentró más en el lugar, uno de los desertores notó al joven soldado y se alarmó.
-Tú, Quién-
El Kurosaki rebanó el rostro de su enemigo siquiera antes de que pudiera terminar de hablar. Todos se pusieron alerta, Ichigo desapareció en uno de sus hirenkyaku, cosa que hizo alertar más a los hombres.
-Un mago, es un mago-
Ichigo estaba parado frente a la mujer, comenzó a desabotonar su sobreveste y a quitarse el cinturón. Al haber terminado, se quitó la prenda y cubrió parte de la desnudez de la fémina con ella. El Quincy se giró hacia donde estaban sus enemigos, su semblante lucía sombrío, no parecía en lo absoluto el rostro de un chico de su edad.
-Mátenlo, es un soldado de Fiore, sí sale con vida traerá a más militares-
-Imbécil, de seguro no está solo, el resto debe estar por allí-
-Es sólo un mocoso-
-Un mocoso que le arrancó el rostro a aquél ebrio idiota con un espadazo. Prefiero prevenir a lamentarme-
Ichigo se lanzó hacia sus enemigos en mudez. Agitó su espada con mucha fuerza hacia uno de sus oponentes, éste hizo lo mismo con su propia espada. Ambas hojas chocaron, la espada corta del Quincy se quebró ante el fuerte impacto, fragmentos de metal volaron peligrosamente cerca del rostro de ambos contendientes. El Kurosaki sin inmutarse, giró la empuñadura de su arma y la tomó en un agarre invertido, antes de que su oponente pudiera hacer otro movimiento, enterró el afilado pedazo de metal que quedaba de la espada en su zona supra hioidea, justo debajo de la barbilla. En seguida reunió energía espiritual en su mano izquierda y formó una flecha, usando la saeta como arma punzocortante atravesó la arteria yugular de su enemigo, una gran cantidad de sangre se derramó y calló en el rostro del joven.
Tras dejar caer el cuerpo, Ichigo levantó su mirada y observó a sus enemigos. Enseguida los hombres lo rodearon, en un intento por matarlo. La cruz Quincy en su muñeca izquierda brilló intensamente, en seguida formó su arco y comenzó a disparar flechas, ser rodeado sólo sirvió para facilitarle la tarea de eliminarlos en grupo.
El soldado bajó su arco, muchos habían muerto pero otros habían logrado sobrevivir. Había un hombre gritando particularmente fuerte, tenía una flecha clavada en su rodilla, la saeta destruyó su rótula y ligamentos. Lentamente caminó hacia él, el hombre al verlo entró en pánico horrorizado por lo que podría hacerle.
-P-por favor, no me mates, piedad…ten piedad, te lo ruego. Y-yo tengo una familia- gimió entre lloriqueos.
El preadolescente de cabello naranja lo vio fijamente a los ojos, extendió su mano y tomó una de las lanzas de uno de los enemigos caídos, rompió la mitad del asta para acortar el tamaño del arma. Sin dejar de hacer contacto visual, pisoteó su rodilla lastimada con muchísima fuerza, suficiente como para que los ya de por si lacerados huesos crujieran estruendosamente. El hombre soltó un alarido lleno de dolor, su gritó resonó a través de toda la mina, su rostro se enrojeció, las venas de su cara y cuello se marcaron, gritó con tanta furia que sus cuerdas bucales sangraron.
-La piedad se le da a los humanos, a las bestias tan solo se les mata- dijo mientras enterraba la lanza en la boca de su enemigo, apagando el grito con ello.
La temperatura siguió bajando, la noche se hacía más fría a medida que el corazón del Quincy también lo hacía. Ichigo remató a todos sus enemigos en silencio, en ese momento algo como "misericordia" o "compasión" no tenía cabida en su mente, solo resentimiento y odio. Los quejidos de dolor eran rápidamente silenciados por alguna flecha fugas o una puñalada con una de las saetas.
Para cuando el grupo de soldados de Fiore llegó, ya todo había acabado. El Kurosaki estaba arrodillado en el suelo, rodeado de los cadáveres de los desertores. Su cuerpo y rostro estaban totalmente cubiertos de sangre, lo único reconocible del preadolescente era su cabello naranja, su respiración era muy pesada, vahos se formaban mientras exhalaba.
-¿Q-que sucedió aquí?-
Todos estaban sumamente perturbados por la escena, era como ver la guarida de un verdadero monstruo. No se podían explicar cómo ese simple "niño" asesinó a todos los desertores, algunos al notar a la mujer corrieron hacia ella para socorrerla, mientras que el resto permanecieron estáticos, aún impactados por la situación.
El chico se levantó ignorando o tal vez ni siquiera notando a sus compañeros. La sangre aún caliente goteaba de su cota de malla, su mirada estaba perdida, su rostro era aún más inexpresivo que antes.
Dio unos cuantos pasos, apretó sus puños, su cruz Quincy se iluminó y comenzó a emitir pulsaciones, subió su mirada hacia el techo de la mina y soltó un desgarrador rugido lleno de dolor e ira, similar al de un animal herido.
Esa noche algo cambió dentro de Ichigo, o mejor dicho, algo "nació" dentro de él, algo que causó que comenzaran a compararlo con un demonio. Incluso Yhawch sintió como el alma de su protegido se entenebrecía, supo que a partir de ese día había dejado de ser la misma persona que llegó a Earthland.