Bueno, hace algún tiempo atrás vi Frozen, y me ENCANTÓ. Así que aquí les dejo este AU, Elsanna, por supuesto.

¡Disfrute de la lectura!

Disclaimer: Frozen NO me pertenece, sino a Disney y a sus asociados.


Celos

Capítulo I

Elsa Doffer, miraba con los ojos entrecerrados como su hermana menor, Anna, hablaba de esa forma tan amena con ese tal Kristoff Anderson. Realmente, Elsa Doffer a sus dieciocho años de edad, a punto de graduarse de la escuela e ingresar a Yale, no tenía que envidiarle nada, pero nada a Kristoff Anderson.

Por supuesto, nada exceptuando a su hermana Anna.

¿Qué tenía Kristoff, que su pequeña hermana compartía tanto tiempo con él? De acuerdo, el chico no era feo-es más, hasta Elsa admitía que era 'guapo'-, pero era un alumno mediocre, de una familia humilde, el cual al parecer su única preocupación era andar es skate en nieve, y participar en torneos de éste tipo.

Él no tenía nada que ofrecerle a Anna.

¿O ella tenía algo que ofrecerle a su hermana? ¿Su hermana?

La hermosa joven, se mordió el labio inferior. ¿Cuándo había sido el momento en el cual, ella había cruzado la peligrosa línea, entre el amor meramente fraternal, y el amor… carnal?

Elsa no era unan chica cobarde, y sin embargo en esos instantes, sentía miedo, y mucho. Siempre, pero siempre había sido Elsa y Anna, Anna y Elsa, siempre juntas, jamás separadas… y ahora llega ese Kristoff, y le roba a Anna, su Anna.

Ofuscada, la joven abrió su casillero y extrajo los libros de matemáticas, asignatura la cual le tocaba a primera hora.

Ella, Elsa Doffer, era por así decirlo la chica más popular de su escuela. No sólo destacaba por su evidente belleza, ese cabello rubio platinado y ojos color azul hielo, piel pálida y regio porte, sino por sus perfectas calificaciones y por su gran habilidad en el patinaje sobre hielo.

Además, no hay que olvidar, de la larga fila de admiradores, tanto chicos como chicas, que andaban detrás de ella. Sin embargo, Elsa no tenía ojos para ellos, sólo tenía los ojos para Anna. Y ese era su pequeño secreto, al igual que su hermana era su pequeño tesoro.

Ambas chicas quedaron huérfanas hace ya algo más de dos años atrás, y el abuelo, ya muy anciano, de las muchachas tomó la tutoría de las dos jóvenes. Por lo cual él siempre estaba en las oficinas de inversiones Doffer, muy ocupado en el trabajo, por lo cual ella y Anna siempre pasaban solas en casa.

Elsa lo recordaba muy bien; Cuando sus padres fallecieron, ella se prometió a sí misma que su querida hermana no sufriría más, y en el acto ella haría lo que fuese con tal que Anna fuera feliz.

-Porque la felicidad de Anna, es la mía.-Se decía repetitivamente Elsa a sí misma. Entonces, ¿Por qué, dios, se sentía mal cuando la veía reír de esa forma con Kristoff?

Estaba siendo egoísta, y lo sabía. Por eso mismo, hasta ahora, y haciendo un tremendo esfuerzo, casi inhumano, ella permitía que Anna siguiese juntándose con aquel muchacho.

Después de todo, ¿acaso ese no era un amor de verdad, sin egoísmos o celos de por medio?

¡Pero costaba tanto…! Y es que nadie, pero nadie se imaginaba como su corazón se oprimía, como una punzada invadía su pecho, o como sus nudillos se ponían en blanco, de tanto oprimir sus puños, cuando los veía a ellos juntos.

Y tampoco es que Elsa quisiese que se supiese. Esa no sólo sería su perdición, sino que arrastraría a Anna con ello, y lo que menos ella quería, era que su hermana precisamente sufriese.

Ocultar. Fingir. No demostrar las emociones.

Esas eran las incesantes palabras que tanto la joven, apodada 'la Reina de Hielo' en el colegio, se repetía en su cabeza.

Elsa, ciertamente, se caracterizaba por su frialdad y por lo muy estoica y helada que podía actuar. Mas todo ese frío proceder de la muchacha, se esfumaba cuando junto a Anna, y sólo con nadie y con nadie más.

Pero a cada momento que pasaba, para Elsa era más y más difícil ocultar sus sentimientos por hermana menor.

-Tal vez, es sólo un amor fraternal el cual lo confundes por 'amor verdadero', porque Anna es tu única amiga.-Pensaba ella, tratando de convencerse de algo que no se podía negar, por más que ella quisiese lo contrario.

Según ella misma, ella no necesitaba amigos, porque con Anna tenía más que suficiente. Por lo demás, al grupillo que se juntaba con ella, los tachaba de 'aliados', pero… ¿amigos? ¡Jamás!

Aunque ella no podía esperar lo mismo, por parte de Anna, o al menos no desde que se juntaba con Krsitoff Anderson.

Y en cierta manera, tal vez era culpa de Elsa misma.

Había pasado en vacaciones, cuando la chica junto a su hermana fueron a una de las tantas fiestas de Hans Striker, el cual era compañero de curso de Elsa, y el muchacho más popular del colegio.

-¡Hey, Elsa!-Anna decía con sus mejillas rojas, tambaleándose en su caminar.-¡Esta bebida está realmente buena!-

-Oh…. No, Anna.-

-¿Qué?-Y la muchacha bebió algo de su copa.-¿Por qué mi miras así?

-Estás borracha.-Elsa lazó una ceja.-Nos vamos a casa.-

-Peeero… quiero bailar todavía con Haaans.-

-En la próxima fiesta.-Y Elsa tomó a su hermana pequeña por la muñeca, y la arrastró hacia el auto último modelo, del cual la mayor de las hermanas Doffer era su dueña.

-¡Eres una agufiestaaas!-Decía Anna, cruzándose de brazos, una vez que las dos estuvieron en el auto.

-Sólo estoy protegiendo tu reputación.-

-¡Ah! ¡La famosa Reina del Hielo, y su reputación!-

-Anna…-

-¿Qué? Es cierto, Eeeelsa…. Rechazas a cuanta persona se acerca a ti, nunca has tenido novio, nunca…-

-Calla.-

-¡Sólo digo la verdad!-Y de pronto, un risilla se escapó en Anna.-Peeero, herrrmana, así yo te quiero.-

-Yo también te quiero.-

-Nnnnno, no entiendes…-

Anna, entonces, se abalanzó sobre Elsa, cuando esta estuvo detenida en un semáforo, y sujetó fuertemente por la cintura. El corazón de la chica rubia, saltó, aún sin ella saber muy bien por qué.

-¿Anna…?-

Pero ella no pudo terminar su frase.

Los labios de Anna, los dulces, inocentes y cálidos labios de Anna, se posaron de manera embriagante sobre los fríos labios de Elsa.

¡Dios! ¿Por qué ese beso se sentía jodidamente tan bien? No se equiparaban con los besos de Hans, de Andrew o de Alvar.-¿Acaso, porqué es una chica?-Pensó Elsa, tratando de encontrarle una respuesta que no tuviera que ver con el incesto.

Cuando Elsa comenzó a responderle el beso, no pudiendo evitar dar rienda suelta a sus impulsos e instintos más bajos, los labios de Anna se separaron, sólo para que después el cuerpo de Anna se quedase como un peso muerto sobre la esbelta y curvilínea figura de Elsa.

Al llegar a casa, la chica arrastró a su hermana menor, la cual dormía plácidamente en sus brazos, hacia su dormitorio.

-Uhm… ¿Elsa?-

La aludida dio la media vuelta, puesto que estaba a punto de abandonar la habitación.

-¿Si, Anna?-Dijo ella, con algo de miedo, miedo de que Anna recordase algo sobre ese beso.

-¿Podrías quedaaaarte conmigo?-

Elsa miró a su hermana, y hay que recalcar que la debilidad de Elsa Doffer era precisamente su hermana Anna.

-Está bien.-

Y Anna, aún vestida, se arrinconó en su cama, para así darle espacio a su hermana. Elsa, siendo así, se recostó al lado de la chica, dándole la espaldas, como tratando de evadir el contacto físico con Anna. Pero Anna, al parecer, no lo pensaba así, ya que de inmediato rodeó con sus brazos, de forma posesiva, la estrecha cintura de Elsa.

Al día siguiente, Anna despertó, pero Elsa ya no se encontraba allí.

Desde entonces habían pasado una semana, la cual calzó justo con el inicio del nuevo año escolar, y Elsa hacía lo posible por evitar a su hermana pequeña.

Como era de esperarse, al rechazo de su hermana mayor, Anna buscó a otras personas, y fue cuando conoció a Kristoff Anderson, un chico un año mayor, el cual amaba tanto los deportes sobre hielo como esta misma.

¡Ah! ¡De qué forma dolía!

Por un lado, le dolía el hecho de tener que evadir a su hermana menor, y por otro le dolía más aún que Anna buscase refugio en alguien tan 'amenazante' como lo era precisamente Kristoff.

Sin embargo, Elsa se engañaba a sí misma, segura que no necesitaba a nadie, por lo cual sólo se encerró más e sí misma, y se volvió más gélida, más helada… Casi como si su corazón, ese que sólo latía por Anna, se hubiese hecho hielo.

Aún así, Elsa Doffer mantuvo intacto su puesto como monarca del colegio.

-¡Elsa! ¡Mira, traje a un amigo!-

Elsa, quien estaba leyendo cómodamente sobre uno de los sillones de la sala de estar, alzó la mirada, y se cruzó con los ojos marrones de Kristoff.

-Muy bien, ¿cuál es tu nombre?-Dijo, tratando de sonar lo más neutra posible.

-Kristoff Anderson, señora, digo, señorita, digo… Elsa.-Titubeó el muchacho, sintiéndose intimidado por Elsa misma.

-Dile a Gerda que prepare el platillo preferido de tu amigo, Anna.-

-¡Gracias! Ah, y con Kirstoff hemos arrendado unas películas, ¿te gustaría…?-

-No, gracias, estoy muy ocupada con los estudios.-

-Pero, ¡si recién llevamos una semana de clases!-

-Lo siento.-Elsa se levantó del sillón.-Si me disculpan, estaré estudiando en mi habitación.-

-Pero… Elsa…-

-Tranquila.-Y Kristoff rodeó los hombros de Anna, con su brazo derecho.

¡Cuántos celos sintió ella, al ver como ese holgazán, abrazaba de esa manera su hermana pequeña!

Pero lo que menos quería ella, era dañarla. ¿Acaso Anna no podía ver, que Elsa la amaba tanto, pero tanto que jamás la pondría en una situación en la cual su reputación, y por ende su vida, se arriesgase?

Por supuesto que no, ella no entendía.

Procuró, entonces, no llorar. Desde que sus padres habían fallecido, que ella no había soltado lágrima alguna, tal vez para no demostrar sufrimiento, y en el acto preocupar a Anna.

Otra vez, se mordió su labio inferior, y no pudo evitar imaginar a Anna y a Kristoff juntos, acurrucados en el sofá frente al televisor, como ellas mismas lo hacía antes de bueno, ese incidente, del cual al parecer Anna había estado muy borracha, como para recordarlo.

Aunque era mejor así.

Y es que, ¿cómo ella enfrentaría a Anna, sobre aquel beso?

¿Qué? ¿Acaso decirle que le había gustado? ¿Qué lo había disfrutado? ¿Qué se había excitado? ¿Qué, inclusive, estaba enamora…?

¡Esperen un momento!

¿Ella, Elsa Doffer, la llamada 'Reina de Hielo', enamorada de su inocente e ingenua hermanita, Anna? Sonaba hasta pervertido…

Ocultar. Fingir. No demostrar las emociones.

De esta forma, pronto llegó la hora de cenar, y vistiendo un vestido celeste ceñido a su curvilínea figura, la muchacha bajó las escaleras en dirección al comedor, donde ya le esperaban Kristoff y Anna.

-Así que, Kristoff… ¿Qué planeas haces después de graduarte?-

-Pues patinar.-Dijo, sorbiendo la sopa.

-Sí, Elsa, él está dentro de los diez mejores del distrito.-Anna parecía muy entusiasmada.

La cena siguió tensa, muy tensa, sobre todo por las incómodas preguntas que Elsa le hacía a Kirstoff.

Cuando este se fue, la muchacha rubia comenzó a dirigirse a sus aposentos, pero algo, o más dicho alguien, la retuvo.

-¿Qué tiene de malo Krsitoff?-

-Nada.-Elsa no se atrevía a encarar a Anna.

-Entonces, ¿por qué lo tratas así?-

-Él no te merece…-Y la chica miró a su hermana menor, por el rabillo del ojo.

-¿Qué no me merece? ¿Es una broma? ¡Al menos él me quiere, me presta atención… no como tú, que siempre me evitas!-Decía Anna, entre lágrimas.

Elsa cerró con fuerza los ojos. ¿No podía entenderlo? ¿No podía Anna comprender que todo, pero todo lo que ella hacía, o dejaba de hacer, era solamente para resguardar su felicidad?

-No sabes nada, Anna.-

Y deshaciendo su agarre, la mayor de ambas chicas, apresuró sus pasos hacia su habitación.

Anna Doffer, entonces se quedó en su puesto, más confundida que nunca.

Continuará...


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