Capítulo V.
Querer Olvidar.
Frank Zhang había llegado temprano a su lugar de trabajo. Con el pasar del tiempo, ya le había perdido el cariño a lo que hacía, sin embargo lo seguía haciendo. Siempre se preguntaba qué habría pasado si no hubiese estudiando psicología… Quizá para Profesor de Educación Física, pues Frank tenía un buen estado físico, aunque probablemente más de un alumno se burlaría de él, por su cuerpo musculoso y su cara de bebé. No, quizá él estaba bien así. Como psicólogo. No era que no le gustaba su trabajo, por algo él lo había elegido. Sino que estaba cansado de la monotonía que traía. Siempre era lo mismo, y al final del día, llegaba a su casa a dormir. Y hasta soñaba que trabajaba.
Necesitaba de algo que cambiara su rutina, que lo hiciera sentir vivo; no una máquina programada para trabajar.
−Si debo seguir trabajando en esto… Que la vida me traiga algo interesante al trabajo. –Murmuró Frank.
No sabía a quién le hablaba, ni si quiera le hablaba a alguien en específico, él sólo pedía una señal de quién sea.
De un momento a otro, la puerta de su oficina se abrió. Era su secretaria, Jane.
−Señor Zhang. –Dijo Jane− La señorita Di Angelo ya llegó.
−Hazle pasar. –Dijo Frank.
Aparentemente, sería un día como todos.
Percy Jackson había llegado bastante agotado a su casa. Se había tomado unas vacaciones para poder estar con Annabeth, esperando conseguir un trabajo en el lugar, que todo saliese bien con la muchacha y poder renunciar a su antiguo trabajo. Y hasta el momento, nada le había resultado.
Annabeth no había parado de negarse, y él no había parado de insistir. Sabía que sería difícil recobrar la confianza de la chica, pero no quería irse del lugar sin que, al menos, Annabeth le escuchase.
Había llegado con un fin, y no se iba a echar para atrás… No, no lo haría. Por esa misma razón, tomó su teléfono celular y llamó a su amigo Leo.
−Leo, necesito tu ayuda. –Dijo Percy, cuando Leo contestó el teléfono.
− ¿Ni si quiera saludas? –Preguntó el muchacho.
−Hola, Leo. Necesito tu ayuda.
−No era lo que me esperaba… Bueno, ni lo creas.
− ¿Qué? Hermano, tú me has estado ayudando, ¿Y ahora te echas para atrás? –Preguntó Percy, sorprendido por la negación de su amigo.
−Ya te he ayudado bastante, y me estoy arriesgando demasiado.
− ¿De qué hablas? –Preguntó Percy, confundido.
−Hablo de que estoy poniendo en riesgo mi vida. –Dijo Leo.
−Dioses, no exageres, Leo.
−No exagero. Aprecio demasiado mi vida como para meterme con dos chicas que me quieren asesinar por ayudarte.
−Oh, vamos, Leo.
−Percy, estoy seguro de que Piper quiere matarme, y que Annabeth lo hará al llegar a "S.W. Law Firm".
− ¿Piper? ¿Quién es Piper?
−Eso no importa. –Respondió Leo− El punto es que no puedo ayudarte por ahora, ¿No quieres dejar que las cosas se calmen por aquí?
−Pero…
− ¡Eh! Te voy a colgar. Annabeth llegó y viene con una mirada asesina.
Percy no alcanzó a responder. Leo había cortado la comunicación antes de que pudiese abrir la boca.
Annabeth había llegado bastante enojada a la empresa. Lo que más quería hacer era golpear a la primera persona que se topaba en su camino, pero desgraciadamente, esa persona fue Piper.
− ¿Por qué esa cara? –Preguntó Piper a su amiga.
−Percy. –Dijo la rubia, fastidiada.
−Eso lo explica. ¿Qué hizo ahora?
−No entraré en detalles, pero te diré que impidió que fuera al hogar de niños. –Respondió fastidiada. Luego miró a su amiga y preguntó:− ¿Por qué traes ojeras? ¿Tuviste una mala noche?
−No dormí bien. –Admitió la chica− Pero más allá de eso, estoy algo preocupada.
− ¿Por qué?
−Hazel.
− ¿Qué le pasa a Hazel? –Preguntó extrañada.
−No creo que sea algo que me corresponda a mí contar. –Dijo Piper.
Annabeth no respondió. ¿Qué podía ir tan mal como para que Piper no le pudiese decir? Tuvo esa pregunta en mente hasta que vio a su amiga en su habitual escritorio. Se veía absolutamente normal a simple vista, pero había algo diferente en ella. Se veía más apagada, más agotada, más… Desilusionada. Como si la vida se hubiese apagado.
− ¿Hazel? –Le llamó Annabeth, algo insegura.
− ¿Sí? –Respondió ella, mirando la pantalla que tenía enfrente.
− ¿Estás bien? –Le preguntó.
−Luego te cuento, a la hora de almuerzo.
Con esas palabras Hazel había dado fin a la corta conversación. Annabeth le dio una mirada a Piper, y esta sólo negó con la cabeza, dándole a entender que no le diría absolutamente nada. Finalmente, decidió no preocuparse, ¿Qué podría ir mal con Hazel? Además, tenía otras cosas por las que ocuparse en esos instantes, por lo que fue a su oficina a trabajar.
Jason tenía que ir a visitar a cierta persona, pero su novia, Reyna, no se lo permitió. De hecho, le tenía tomado de la muñeca para que no se fuera.
−Reyna, debo ir a trabajar. –Le explicó él, luego frunció el ceño− ¿Por qué no quieres que salga de la casa?
Jason y Reyna vivían juntos desde hacía un año, al principio se les hizo difícil adaptarse a vivir juntos, pero ya pasado el tiempo se habían acostumbrado. Habían, también, desarrollado un horario para la casa en la que vivían, habían acordado que desde las siete de la mañana se ocuparían de trabajar, y desde las siete de la noche en adelante tendrían tiempo de estar juntos durante semana.
En ese instante, eran las siete y cinco minutos, y Reyna no quería que Jason se fuera.
−No, Jason. –Le dijo ella, sin responder a su pregunta.
−Tú también deberías ir a trabajar. –Le dijo algo extrañado.
−Entro a diez hoy. –Explicó.
−Pero yo entro a las nueve, y debo ir a un lugar antes de entrar. –Dijo zafándose suavemente del agarre de su novia.
−Pero Jason… −Dijo Reyna, volviendo a tomarle de la muñeca. –No te puedes ir.
−Reyna, no entiendo por qué quieres que me quede. –Respondió él, pacientemente.
Y lo cierto era que Reyna sabía bien a dónde iba Jason, y eso no le gustaba. Comenzó a escuchar las voces de sus amigas en su cabeza, y con ello, vino le vino un recuerdo.
De un momento a otro, se vio a sí misma en la sala de maestros de la escuela en la que trabajaba. Sentándose en la misma mesa que siempre ocupaba con su mejor amiga.
− ¿Y qué tal con tus clases? –Le preguntó una de sus amigas.
−Como siempre. –Respondió Reyna. –Griteríos, yo callándoles… ¿Y qué tal tú, Drew?
−Igual… Me estoy hartando con los niños del primer año de secundaria. –Dijo esta.
− ¡Hola, chicas! –Saludó Silena, ocupando una silla vacía.
− ¡Hola, Lena! –Saludó Reyna, frunciendo el ceño. No porque le molestase, sino por la hora que era. − ¿Qué haces llegando a esta hora? –Preguntó finalmente.
− ¡Hey! Eso de fruncir el ceño se te está pegando de Jason. –Rió la recién llegada− Tuve que ir a hacer unos trámites, llevé a una amiga al psicólogo. –Respondió.
−Algo me dices que traes noticias. –Dijo Drew− Cuenta ya.
−No sé cómo supiste, Drew, pero así es. Resulta que camino al psicólogo me encontré con un ex−compañero de la preparatoria. Así que lo saludé, y hablamos un poco. Dijo que iba a visitar a alguien que trabajaba en una empresa o no sé qué, y… ¡Adivinen!
−Dinos ya, Silena. –Apuró Reyna.
−Resultó que vi a Jason entrar a esa empresa, y le pregunté al chico con el que estaba hablando si le conocía. Él me dijo que sí era Jason, y que iba a visitar a una chica de ahí; y él le había acompañado hasta ahí.
− ¡¿Qué?! –Se alarmó Reyna.
−Lo siento, Reyna, pero creo que…
−No digas nada. –Interrumpió Reyna a Silena.
− ¡Reyna! –Exclamó Jason, haciendo que su novia volviera a la realidad.
− Ya me voy. –Dijo él, dándole un beso en la cabeza, y saliendo de la casa.
Reyna no supo ni cómo ni cuándo se había soltado de su agarre, pero sí sabía, que debía arreglar cuentas con su novio.
Mientras tanto, Hazel trabajaba normalmente detrás de su escritorio. Con la diferencia de que intentaba hacer las cosas rápidamente para no tener demasiado trabajo al día siguiente, ya que ese día se iba a retirar temprano de trabajar. Aunque ese no era su mayor problema, tenía claro que Octavian le estaba buscando, y no tenía ánimo para salir sola con él por ahí.
Apenas vio que Piper salió de su oficina, le llamó para hablar con ella.
− ¡Piper! –Llamó.
− ¿Qué sucede, Haz? –Le preguntó su amiga.
−Necesito alguien que me acompañe hoy… −Le dijo.
−Me encantaría, pero en serio no puedo. –Se disculpó Piper− Tengo demasiado trabajo.
−Oh, está bien. –Respondió Hazel, un poco desanimada.
−Pero puedo conseguir que alguien vaya contigo… −Sugirió.
− ¿Annabeth?
−Uh, no. Ella tiene más trabajo que yo.
− ¿Entonces?
−Dejémoslo en una sorpresa. –Respondió Piper, sonriente.
−No me gustan tus sorpresas, Pipes.
−Sí, y ésta la vas a odiar. Pero no pienso dejarte ir sola, Hazel.
−No soy una niña, puedo ir sola. –Se defendió la morena.
−Preferiría que no, así que deja de negarte. –Reprochó.
Por alguna razón Hazel le hizo caso, aunque quería contestar, no lo hizo. Cuando su amiga se metía algo en la cabeza, era un problema enorme quitárselo. Así que prefirió seguir en lo suyo y no preocuparse de quién le acompañaría al psicólogo.
Luego de esa conversación, Piper entró a su oficina para trabajar, se sentó en su asiento y revisó los papeles que tenía en su escritorio. Sí, tenía bastante trabajo que hacer, aparte de repasar algunas leyes que podrían actuar a su favor.
No se dio cuenta de cuando el tiempo pasó. Ya era casi su turno de almorzar cuando miró la hora, y fue casi al mismo tiempo que el teléfono sonó; haciendo que volviera a sí misma. Contestó el teléfono, y resultó ser su secretaria.
−Haz, estoy algo ocupada. –Le dijo al contestar.
−Señorita McLean –Eso quería decir malas noticias−, el señor Grace vino a hablar con usted.
−Dile que se vaya. –Respondió Piper, decidida.
−Pero, Piper…
−Dile que se vaya, o no respondo. –Con eso, dio por finalizada la conversación.
Hazel colgó el teléfono lamentándose por lo que podría pasar al decirle a Jason que su amiga no le iba a recibir.
−Lo siento, señor Grace. La señorita McLean no lo recibirá. –Le dijo Hazel.
− ¿Qué? Perdón, pero tengo que hablar con ella. –Respondió Jason, educadamente.
−La señorita McLean dio específicas instrucciones de…
Hazel se interrumpió a sí misma cuando Jason se alejó para entrar por sí mismo a la oficina de su contrincante.
−Señor Grace –Continuó Hazel. –No puede pasar.
Pero Jason ya habría entrado.
Piper levantó la vista y vio a Jason parado en ella. Luego miró a su amiga –que tenía una cara de preocupación− y asintió. Ella se retiró, dejando a Jason y Piper solos… Una muy mala idea.
−Te dije que…
−Que me fuera, ya lo sé. –Le interrumpió Jason.
− Si ya sabes, vete. –Dijo Piper, volviendo a lo suyo.
− ¡Hey! No vine hasta acá para nada. –Dijo Jason quitándole los papeles.
−Te dije que te fueras porque estoy trabajando. –Respondió Piper, levantándose de su asiento y dirigiéndose a él− Mis papeles. –Exigió, extendiendo la mano.
−Te los devolveré cuando me escuches. –Dijo yéndose a un rincón de la oficina, luego se dio vuelta, y continuó:− Mi cliente no piensa ver al tuyo.
− ¿Y eso por qué? –Preguntó Piper, curiosa. Acercándose a Jason, quien rió un poco.
− ¿Acaso no sabes cuál es el motivo de la denuncia?
−Claro, es un… un…
−Es una violación, McLean. –Le interrumpió Jason.
De alguna forma, Piper había evitado encontrarse con esa palabra. No podía defender algo tan grave, no si quería tener su conciencia limpia.
−No hay forma de que ganes. –Continuó Jason− No podrías vivir con ello.
−No se puede vivir con errores cuando tú los recuerdas siempre. –Dijo Piper, en voz baja.
Jason sonrió.
−Si lo remediaras, podría dejarte en paz. –Dijo él.
Y eso era todo. Faltaba poco para que Piper agarrara algo filoso para matarle ahí mismo, pero se contuvo. Quería gritarle, golpearle, y también asesinarle, pero sólo se limitó a unas pocas palabras.
−No te he hecho nada, no sé por qué me tratas así. –Murmuró la muchacha.
−Porque para ti fue fácil ab…
− ¡Cállate! –Le interrumpió Piper, alejándose− Vete. –Agregó en voz baja.
Jason no dijo más. Sólo dejó los papeles en el escritorio y se fue. ¿Podría ser posible que algún día olvidara su error? ¿Dejar de recordarle lo que hizo? O más bien, lo que él creía que pasó.
N/A: ¡Sí! ¡Al fin actualizo! Quería actualizar ayer, pero fue la despedida de una familia amiga de la mía, que se van de la ciudad u.u así que no pude actualizar, pero me mantuve escribiendo, jiji. Hace un rato terminé de escribir el capítulo, y aunque no me convenció mucho, igual lo subí para no hacerles esperar XD ¡Espero que les haya gustado! Y muchas gracias por leer.
¡No se crean que me olvidé! Gracias a ELI.J2, Nyaruko - San, vale97, klan y Guest. Todos me sacaron una sonrisa, jiji3 ¡En serio, gracias!
¡Y no se vayan sin dejar un review!
Atte, Cass.