Este fic participa del Primer Reto Mensual "Primer beso" del foro "Scorly: Enemies, Friends and Lovers"
¡Hola, hola, pezqueñines! Vengo con este reto tan guay que estamos haciendo en el foro Scorly y...bueno, he de decir que he decidido repartir las seis viñetas de las que constará el fic, en seis capítulos diferentes, aunque realmente pertenezcan a un todo.
Quiero decir, además, que este fic es también paralelo a X3Generation Lily Potter y la verdad del hombre lobo, es decir, estas historias forman parte de un pasado y un futuro dentro del universo de este fic antes mencionado -que aún está en proceso pero que ya podéis leer si queréis -.
Espero que os gusten sus primeros besos, porque algunos son bastante divertidos :P
Y...sin más que decir...ENJOY!
STEP 1. LILY
–Absolutamente no –dije, sonrojada.
–¿Por qué no? ¿Es que acaso es vergonzoso? ¿Eh? –preguntó Scorpius, amenazando con una oleada de cosquillas.
–¡No pienso decirte como fue mi primer beso! –exclamé.
–Sabes que soy un buen oclumante, ¿verdad? –me dijo, divertido.
–No te atreverás –amenacé.
–Pruébame.
Le miré con el ceño fruncido por unos momentos y después cogí mi camiseta y me la puse. Fui a la cocina –estábamos en el piso de Scorpius – y empecé a hacer el desayuno.
Ni de coña pensaba decirle algo tan vergonzoso, seguro que me lo recordaría de por vida. Y sí, realmente es vergonzoso.
Y lo peor es que lo recuerdo tan bien como si fuera ayer mismo.
...
-Mamá, ¿puedo darte un beso? –preguntó una versión de cinco años de mí.
-¿Eh? Claro hija –y me acercó la mejilla, pero yo hice un puchero y me crucé de brazos.
-¡No!¡Yo quiero uno como el que le das a papi! –le dije, más segura de mi misma que nunca.
Mi madre me miró como si le hubiera pegado con una sartén en la cabeza y se agachó para estar a mi altura; después, sonrió.
-Hija, ese tipo de besos solo se los puedes dar a alguien que quieres de una manera especial.
-¿Eh? ¿Entonces no soy nadie especial, mami? –pregunté. Bendita inocencia.
-Claro que sí, cariño, eres increíblemente especial –me puso las manos sobre los hombros, intentando encontrar las palabras adecuadas –pero tiene que ser una persona como tu padre, por ejemplo. Un chico, alguien con quien quieras compartir tu vida sin importar qué. Alguien que siempre te apoye y te anime cuando más lo necesites.
Eso a mí me sonaba a chino, pero como me estaba aburriendo ya de tanta palabrería, decidí dejarlo estar e investigar por mi cuenta. Ella no se dio cuenta de eso y creyó que más o menos la había comprendido. Madre mía, qué equivocada estabas.
Lo que hice, entonces, fue irme al patio de detrás, dónde estaba mi hermano mayor, intentando ahuyentar a los gnomos a base de bludgerazos. Nada más me vio, dejó lo que estaba haciendo y vino corriendo hacia mí, sonriéndome como siempre solía hacer.
-Hola pecosa, te veo pensativa y eso es raro –me dijo. Yo hice un puchero y crucé los brazos.
-¡No soy pecosa! ¡Tú tienes más pecas que yo! –contrataqué.
-Más quisieras…pero si te sirve de consuelo, Rose tiene más que tú –me dijo, revolviéndome el pelo.
Oh James, en esos tiempos cuando aún no se te había subido la testosterona…eras tan majo (a veces)…en fin. Pero yo, en ese momento, al ver que estaba siendo tan simpático conmigo, decidí que definitivamente, sería a eso a lo que se refería mi madre, así que, con la mirada más segura que nunca –es decir, no podía estar equivocada – me incliné hacia él y le di un suave beso en los labios.
James abrió los ojos, sorprendido. Después, se separó de mí y me miró, incrédulo.
-¿A qué viene eso? –preguntó. Yo seguía con la seguridad encima.
-Pues a qué va a ser –empecé yo, con aires de sabionda, como si mi hermano fuera tonto y no supiera lo que estaba pasando - mamá ha dicho que ese tipo de besos se les dan a las personas a las que quieres mucho y a las que siempre están a tu lado cuando las necesitas.
Bueno, podéis imaginaros la cara de James al escuchar eso.
...
Así que no. Ya tenía suficiente con un idiota molestándome con eso cada vez que salía el tema.
–Oh, así que es eso…-me dijo, abrazándome por detrás- con que James, eh…
Me giré bruscamente y le miré ofendida. ¿Cómo se atrevía a leerme? Pero entonces lo vi. Claro, ¿cómo no lo había pensado antes? Ya lo sabía.
–Que sepas –le dije, apuntándolo con la espátula –que vas a quedarte sin cuñado, porque pienso matarle en cuanto vuelva a casa.
Maldito sea. Pero mi venganza sería terrible, oh sí.
END.
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With love,
K.