Hola mis queridas lectoras, algunas dirán que no tengo oficio, pero mi mente crea, y yo escribo.

Si, si, si, ya se lo que dirán ¡Andrómeda!¡tienes demasiados proyectos in progres! Pero no puedo evitar esto, salen solos ¡debo escribirlos!

Espero les guste y me den su apoyo; esta vez, les ofrezco de enemigo a Lucy y un par de sorpresitas, y los héroes serán ¡los doraditos! Los amo tanto.

¡déjenme saber su parecer!¡con un hermoso REVIEW!

Saint seya, es propiedad de Masami Kurumada, yo solo, les regalo los frutos de mi hiperactiva cabecita.

Regresa el Nibelungo.

Era un día grandioso en Asgard, a pesar del frío helado en la nieve eterna, era un día que para los oriundos del lugar, se percibía cálido, una muchacha peli plateada, cuyos ojos azules estaban concentrados en el océano, mirándolo mientras rezaba, fervientemente, a su dios, Odin, repentinamente, alguien bajó del cielo, era un hombre cuyos cabellos azul metal y ojos azul metal le concedían una experiencia arrebatadora, al lado de el, un rubio, de ojos azules y cabello hasta media espalda, al lado de el, un hombre de cabellera plateada y ojos negros.

-señor Odín, que milagro que ha descendido. Dijo la sacerdotisa, Odín la miró.

-ahora Hilda, deberás rendir pleitesía a mi hijo Lucy. La mujer abrió mucho los ojos –pero mi señor, usted ha sido el rey de Asgard desde… Lucy se adelantó.

-ya no mas mujer. Dijo, Hilda tembló al ver en las manos del dios, el anillo que una vez, Seya de Pegaso había destrozado regresándole la libertad.

-no, por favor no. Rogó la joven, Lucy sonrió.

-si, acabaremos con una de las guardias que puede ocasionarnos problemas antes de llegar a Poseidón, robaremos su tesoro para que sufra y tu, nos ayudarás. Hilda dio un gemido de horror y corrió a todo lo que le daban las piernas para huir con velocidad.

Un pequeño niño de cabellos y ojos azules, corría por los bosques, un hombre mayor lo perseguía –Hope ¡ven aquí! El niño le sacaba la lengua - ¡lerolero!¡papá Sigfried!¡eres tan lento como el tío Bud! Decía, el mayor lo seguía.

-por última vez, Hope ¡ven aquí inmediatamente! El niño negaba, la nieve caía frenándole el paso al mayor, Sigfried se detuvo al sentir un cosmos extraño.

-Hope, quédate aquí, no te muevas. El niño lo miró desaparecer de repente, otra persona llegó.

- ¿Cómo estás Hope? Le preguntó –tío Camus, viniste desde Grecia. Dijo el niño feliz engarzándose en el cuello del mayor, el peli azul sonrió.

-si mi niño, he venido desde Grecia, el abuelito Shion quiere verte. El niño sonrió.

-pero mi mami no sabe nada. El peli azul rió.

-ya nos alcanzará luego. Dijo, el niño se aferró al mayor –tío Camus, te ves distinto. El peli azul alzó las cejas.

- ¿distinto?¿como? preguntó –mas alegre. Dijo el pequeño mientras reía, el mayor rió.

-puede ser, querido Hope, puede ser. Dijo mientras caminaba hacia la salida del bosque, un rayo de sol leve, dio sobre una flauta transversa de color dorado ocre.

Sigfried tropezó con Hilda - ¡el está aquí Sigfried!¡el está aquí! El peli marrón la agarró por los brazos - ¡quien está aquí Hilda! Exclamó.

¡Lucy!¡aparentemente controla al señor Odín! Sigfried leyó en la mirada azul de su amada –no puede ser. Dijo mientras miraba por detrás de ella, se acercaba Lucy.

-Sigfried, que sorpresa, es bueno verte. Dijo el peli plateado, Sigfried se le puso al frente.

-no tocarás a la señorita Hilda. Dijo, Lucy suspiró.

-eres testarudo, sírveme Sigfried, sírveme. Dijo el dios, mientras lanzaba una moneda negra como la noche ante la mirada de Sigfried quien, se la quedó viendo fijamente, al terminar de pasar por delante de sus ojos, como si fuera un péndulo hipnótico, la mirada del peli marrón había cambiado, ahora destilaba maldad, sostuvo a la indefensa Hilda, quien una vez mas, recibió el nibelungo en su dedo.

Hope llegó con el peli azul, que el juraba que era su tío Camus al santuario de Grecia –voy a ver a la prima Shaina, voy a ver, a la prima Shaina. Los guardias lo vieron.

-adelante señor Camus, no teníamos noticias de que fuera a salir, el peli azul sonrió.

-no debo darles información de lo que hago o dejo de hacer. Dijo con el tono pedante y frío de Camus de Acuario, los guardias bajaron la cabeza.

-eso es verdad. Dijo el segundo, el hombre pasó con el pequeño Hope, cerró los ojos.

-desde mis 6 años, que no venía aquí. Murmuró para si - ¿estás bien tío Camus? Preguntó el niño con inocencia, el hombre abrió los ojos, sonrió.

-si querido Hope, estoy bien. Otro destello de sol, hizo brillar la flauta transversa del hombre peli azul, comenzaron a subir las escaleras, hacia el trono del patriarca a la velocidad luz, cuando estuvieron en las puertas, los guardias lo miraron.

-señor, para entrar a ver a su Ilustrísima, debe portar su armadura. La temperatura bajó.

-déjame pasar soquete, antes de que te vuelva un cubo de hielo. Dijo el peli azul, el hombre asustado se apartó, el peli azul pasó con el pequeño Hope que al llegar a la sala del trono, exigió bajar de los brazos que lo sostenían, el peli azul, lo dejó en el suelo y el niño corrió a buscar a su prima, el peli azul, llegó ante el trono del patriarca, donde un Shion rejuvenecido, abrió los ojos como platos al verlo.

-por Athena. Dijo anonadado, el peli azul, dejó ver un brazalete de sirena dorado ocre.

-abuelito, ya no eres mas el abuelito Isma, que alegría. Shion abandonó todo protocolo.

- ¡Antoin!¡pensé que estabas muerto! El joven rió jovial.

-si abuelito, estuve andando por los eliceos por algo de tiempo, igual que tu, pero mucho después de lo que te fuiste tu. Shion asintió.

- ¡que alegría muchacho!¡que alegría!...¿que hacías con el pequeño Hope? Antoin sonrió.

-soy guardián del pequeño Hope, por eso regresé, traigo malas noticias, desde la tierra de Asgard. Shion miró a Antoin impresionado en una gran y absoluta medida.