Disclaimer: Nada me pertenece. Créditos a Marvel y a los nórdicos.
"Maybe i'm a crook, for stealing your heart away. Yeah, maybe i'm a crook, for not caring for it. Yeah, maybe i'm a bad, bad, bad, bad person... But, baby, i know. And these fingertips will never run through your skin, and those bright blue eyes can only meet mine across a room filled with people that are less important than you […] So i think it's best we both forget before we dwell on it; The way you held me so tight all through the night, 'till was near morning. 'Cause you love, love, love, when you know i can't love. You love, love, love, when you know i can't love. You love, love, love, when you know i can't love you..."
— Love love love – Of Monsters and Men
Un mes pasó, y luego otro, y otro más, y pronto hubo pasado un año completo desde que Thanos había tratado de acabar con la vida. Las cosas estaban tranquilas en Asgard, las reparaciones terminadas por completo, y el rey estaba despierto otra vez, sereno y descansado como no lo había estado en mucho tiempo. Sin embargo, había un cabo suelto, un secreto recorriendo los pasillos del palacio, un rumor viajando en el aire...
¿Que Loki hizo qué?
Thor no había dicho demasiado, excusándose en su propia ignorancia sobre el real desarrollo de los hechos, pero había insistido en que, de no ser por su hermano, él hubiese sido incapaz de vencer al titan; y que había sido Loki el causante de que la Muerte se retirase de la escena. El cómo, no lo sabía.
Y eso le molestaba más que nada.
Después de la batalla, después de la mirada llena de dolor y desconcierto que habían compartido, después del beso de su amada, no había vuelto a verlo. ¿En dónde estaría? ¿Con quién? Le asustaba pensar en el qué podría haberle ofrecido Loki a la muerte, y si lo estaba cumpliendo o no: la última vez que no había cumplido con una ofrenda le habían cosido los labios, y el recuerdo le atormentaba hasta el día de hoy, incluso cuando los siglos ya se habían deshecho de las cicatrices.
Lo había buscado en Asgard, incluso sabiendo lo improbable que era que estuviese ahí; lo había buscado en Alfheim, pensando que tal vez estaría aprovechando el conocimiento de los elfos; había pasado días en Nidavellir, la tierra de los enanos, esperando encontrarlo cerrando tratos de dudosa honorabilidad; incluso lo había buscado en Jotunheim, preguntándose si estaría persiguiendo sus raíces en aquél mundo desolado.
Lo había buscado incansablemente, y no lo había encontrado. Lo había buscado sabiendo que no lo encontraría, porque Loki siempre fue el mejor escondiéndose, y él siempre lo supo.
Pero, ¿qué otra cosa podía hacer sino seguirle la pista?
En Midgard, sin embargo, a veces le parecía sentir su presencia, ver a través de las acciones de otros su toque caótico, su pensamiento demente. Alguna vez, cuando Amora volvía a robarles delante de las narices, insinuaba cosas y se reía de esa forma tan suya, prácticamente gritándole que tenía un secreto que, estaba segura, él se moría por conocer.
Risa que había oído el día anterior, y que lo había orillado a tomar la decisión que lo había traído hasta el lugar en el que estaba.
¿Qué otra cosa podía hacer? ¡Por los dioses, merecía una explicación! Tenía que saber qué había sido ese dolor horroroso que había sentido en el pecho en medio de la pelea; qué era lo que Loki había dado a cambio del favor de la muerte. Le costaba pensar en él sin sentirse traicionado, sin sentirse dolido. Después de todo lo que había pasado entre ellos, el hechicero se iba así, sin más, dejando todo lo que habían logrado en nada... otra vez.
El gruñido fiero de Fenrir le hizo salir de sus cavilaciones. Frente a él, el lobo lo miraba con ese par de ojos hechos de fuego, enseñándole los dientes, listo para atacar.
O O O
Miró el muñequito miniatura que tenía en una de sus manos: el cabello estaba hecho de goma y no era el color exacto, pero la armadura y la capita estaban hechas con sorprendente detalle, al igual que los rasgos faciales. Enojado, tiró lejos la figura de acción de Thor por la ventana, con tanta fuerza que se perdió entre las montañas que estaban afuera de su casa y alrededor.
"Amora desgraciada, la próxima vez que venga a verme le quemaré el cabello" Pensó, molesto ante la broma de la Encantadora, que le había traído una figura de acción original de los Vengadores. "Son de colección, Loki" le había dicho la rubia, riéndose, "además, al menos este Thor no se irá de tu lado. Ahora que lo pienso, podría conseguirme uno para mí también".
—Maldita — dijo en voz alta, abriendo la puerta —. Coleccionaré tus dientes, a ver si te gusta.
Salió al exterior y las botas se le hundieron en la nieve. Caminó, admirando el cielo infinito, cuyo color irremediablemente le recordaba a él. No importaba lo que hiciera, no podía dejar de preguntarse en dónde estaría el rubio, o con quién.
"Seguro está con su adorada mascota mortal".
A veces, sin quererlo, se preguntaba si Thor todavía pensaría en él.
Desechó los pensamientos y siguió caminando sin rumbo fijo, entre la nieve, ascendiendo entre las nubes. Vivía, y lo haría por las siguientes semanas (o meses, quizá), en una pequeña casa perdida entre las montañas, rodeada de nieve y uno que otro árbol perdido. No habían caminos, y lo que más le gustaba es que nadie podía subir a molestarlo. Nadie que no fuera Amora, al menos.
El año se le había pasado inesperadamente rápido, y lo había gastado en lo que mejor hacía: causar caos. Una palabra susurrada al oído indicado; un artefacto explosivo dejado en las manos equivocadas; un par de propuestas que ningún villano podría rechazar...No lo había hecho en persona, puesto que eso involucraba el riesgo de encontrarse a Thor, y aún no se sentía del todo listo para hacer eso, pero había sido el autor intelectual de una cantidad considerable de desastres y accidentes, y eso le encantaba. Y es que no importa lo que pase, Loki siempre fue el caos encarnado, una fuerza arrolladora, y no podría vivir sin desorden en las vidas ajenas; sin saberse el causante de la discordia, el creador de los problemas.
El tiempo que no estaba maquinando planes y manipulando gente, lo gastaba visitando a sus hijos, aterrorizando pueblos con la desgraciada de Amora, leyendo en su pequeña casa entre las montañas... Pero no importaba lo que hiciera, Thor seguía presente en una parte de su mente todo el tiempo; se metía entre las letras de los libros; era el riesgo constante al causar destrucción con Amora, el azul en el cielo o el rojo de la sangre que salpicaba cada vez que lanzaba un hechizo que golpeaba a un midgardiano; ¡incluso sus hijos le habían preguntado por el, por los dioses! ¿Cómo olvidarle si el mundo entero parecía conspirar para que lo recordase?
Vio a donde había llegado y admiró el paisaje: la montaña en la que vivía era tan alta que estaba por sobre las nubes*, por lo que bajo sus pies y ante sus ojos se desplegaba un mar inmenso que parecía hecho de algodón. Se sentó sobre la nieve fría y se dedicó a mirar a ese océano blanco moverse por un rato. Le gustaba porque le daba calma, y no le recordaba a nadie.
De la nada, escuchó el sonido de unos pasos amortiguados por la nieve, y antes de que pudiera ponerse de pie vio, atónito, como un manchón rojo pasaba a su lado y se sentaba junto a él, afirmándose la capa que el viento no le dejaba de mover. Miró al frente, sintiéndose más tranquilo de lo que pensó que estaría, y habló:
—¿Cómo me encontraste?
— Hela me dijo en dónde estabas, y me mandó hasta aquí — explicó el dios, y escuchó como su hermano murmuró un "traidora" entre dientes —. Tus hijos son agradables cuando no quieren matarme. Incluso conocí a Jörmundgander. Me mordió.
La comisura de sus labios se levantó inevitablemente. — Sí, Jörmundgander hace eso cuando alguien no le agrada. Deberías agradecer que no estaba en su forma real; te hubiese comido de un bocado.
Thor se estremeció.
— También Hela me dijo lo que hiciste.
— He hecho muchas cosas, Thor. Tendrás que ser más específico.
— Lo que hiciste para alejar a la muerte, Loki.
Loki, por un largo momento, no dijo nada. Entre ambos se había instalado un vacío profundo, silencioso, infinito; un abismo tan grande que no podía cruzarse, y que estaba lleno de traiciones, mentiras y cosas nunca dichas. Se giró para mirarlo por primera vez en todo un año y se encontró con ese par de ojos azules mirándolo fijo, con rabia, con tristeza... ¿Por qué Thor lo miraba así, después de todo este tiempo, después de todo lo que había pasado? Decidió cambiar el tema.
— Deberías irte, Thor, tu mortal debe estar esperándote para celebrar alguna estúpida tradición midgardiana o algo.
Se puso de pie rápido y se dio la vuelta para dirigirse a su casa, convencido de que la mención de la mortal bastaría para hacer que Thor se marchase... porque si Jane lo estaba esperando, entonces Thor volvería a ella, así como lo había hecho por la convergencia, así como no había vuelto a él cuando estaba encerrado.
— Ya no estoy con Jane, Loki.
Sin quererlo, se giró para mirarlo. El dios aun estaba sentado mirando al mar blanco que los rodeaba, su capa roja al viento, interrumpiendo la nieve, rompiendo la monotonía, trayendo vida.
— Bueno, me alegro por ti. Ya era hora de que abrieras los ojos y-
— La dejé porque no te podía sacar de mi cabeza — lo cortó Thor. Se puso de pie y se le acercó tan rápido que Loki se vio obligado a dar unos pasos hacia atrás para poner algo de distancia —. La dejé porque tenía que encontrarte, y no podía ir a buscarte sabiendo que Jane estaría esperando que volviese a ella. Y es que no puedo volver a ella, Loki. No después de ti. — ¿Cómo podría hacer eso? Sería un hombre maldito si lo hiciera, si la besara aún y cuando la mirada de su hermano aparecía en su memoria cada vez que lo hacía, poniéndole triste, melancólico.
Besar a Jane era un golpe de nostalgia.
Loki sería un mentiroso si dijera que no disfrutó escuchar eso. Y lo era. Un mentiroso y un desgraciado, un bastardo sin gloria ni empatía, porque apenas Thor terminó de hablar una sonrisa sarcástica le bailó en los labios.
—¿Lloró?
A Thor, por otro lado, el asunto no parecía causarle gracia alguna. Es que Jane sí había llorado, y a Thor le había dolido tanto verla así, porque ella era una pequeña mortal que se había vuelto envuelta en asuntos de dioses, en sus guerras, en donde ningún humano tuvo cabida nunca. "El desgraciado lo está disfrutando". Pronto, Mjolnir estuvo a centímetros del rostro de Loki, que no borró la sonrisa.
— Oh, vas a golpearme por ella otra vez. ¿Ves como mejor deberías ir con tu mascota y dejarme a mi aquí?
El rubio dudó un poco, y luego soltó el martillo que cayó a la nieve sin hacer ruido. Estiró la mano para ponerla en el cuello de Loki, pero el mentiroso de alejó rápido y, cuando volvió a verlo, parecía cansado... derrotado.
— ¿Para qué viniste, Thor?
Lo miró fijo, con sus ojos de tormenta, y Loki sintió como una parte de él que le habían arrancado de golpe despertó, como quien pierde una pierna y todavía siente cosquillas en el espacio vacío. Respondió a la mirada con toda la frialdad que pudo, pero Thor no pareció abatido en lo más mínimo.
— Vine a escuchar la verdad.
Loki no logró reprimir la carcajada irónica. ¿Acaso Thor se había volvió loco?
— Tengo que escucharlo de ti, Loki. Dime que no me extrañas, dime que no has pasado todos estos meses pensando en mi... Dime que no me amas, y yo me iré de tu vida para siempre. Si no me mientes, me marcharé. Tienes mi palabra.
De repente, a Loki la situación ya no le pareció tan divertida. La sonrisa se le fue del rostro tan rápido como llegó. No lo amaba, por supuesto que no; entregó aquél amor a la muerte como una ofrenda de paz, entregó su amor y el que podrían tener en todas las otras vidas, y no había nada que pudiera hacer al respecto. No lo amaba. Pero entonces, ¿por qué era tan difícil mirarlo a los ojos, abrir la boca, y terminar con todo aquello de una vez? ¿Por qué le dolía el pensar que, si le decía lo que quería, Thor no volvería a buscarlo jamás?
— No te amo — le dijo sin mirarlo, con un tono que distó mucho de ser convincente. Thor dio un paso y él retrocedió otro, alerta. —. Ya te lo dije. Ahora, largo.
— Tendrás que hacerlo mejor que eso, mentiroso.
Esta vez, Loki lo miró a los ojos y habló con tono firme — No te amo.
En los ojos de Thor algo pareció romperse. Lo miró como si no creyera lo que veía, como si un fantasma ocupase su lugar. Y es que no estaba mintiéndole a él.
— Muy bien — le dijo, y con un par de giros de Mjolnir se fue, lejos, su capa ondeando al viento, el rojo rompiendo la armonía pálida del cielo, llevándose consigo todo lo que tuvieron y lo que podrían tener, marchándose de su vida para siempre.
Dolió tanto como cuando decidió entregar su amor a la muerte. Quizá más, porque fueron sus directas palabras las que lo hicieron esta vez, y no un apretón de manos con un cadáver ancestral. Se llevó la mano a la mejilla para retirar la gota de lluvia que le cayó en ella, sólo para notar que no estaba lloviendo, y que la humedad en su rostro era producto de la tristeza de su alma y no de otra cosa. Se limpió rápido la única lágrima que logró caer, decidiendo que era hora de irse a casa.
Caminó lentamente, tratando de no pensar. Loki siempre fue el dueño de sus pensamientos, siempre capaz de controlarlos y evitar los malos... excepto cuando se trataba de Thor. Cuando era sobre él, su mente tenía vida propia, y jamás podía controlar sus reacciones. "¿Y si hubiera dicho sí, qué?" Se preguntó, "no hubiese cambiado nada. No cambió nada, todo se ha ido. No hay eternidad, no hay esperanza para nosotros**. Pero pudo haberla. Pudo haberla...".
Pudo haberla, pero ya era muy tarde. Porque, en el pasado, Loki se iría y Thor lo buscaría. Porque siempre fue Loki el que se marchó, y Thor quien se encargó de traerlo de vuelta. Pero ya no más, nunca más, porque Loki se fue muy lejos, a donde Thor, ni con sus rayos ni toda su fuerza, puede alcanzarlo otra vez.
Loki se marchó tan lejos que para Thor era ya imposible regresarlo a casa.
La bajada, a pesar de ir lento, se le hizo demasiado rápida. A medida que descendía las nubes volvían a estar por sobre su cabeza, y pronto vio como se volvían tormentosas, y a lo lejos escuchó un par de truenos caer a la tierra e iluminar los cielos. Una gota le cayó en la nariz, y luego otra en la mejilla, y otra, y otra más... pronto estuvo empapado, y si un par de gotas salieron de sus ojos y no fueron producto de la tormenta decidió ignorarlo. Cuando llegó a su pequeña cabaña estaba mojado hasta los huesos. Abrió la puerta, y su expresión pasó de ser solitaria a una de sorpresa total.
—¿Por qué tardaste tanto? — Y es que ahí estaba Thor, frente a la pequeña chimenea, empezando un fuego.
— ¿Qué se supone que estás haciendo aquí, Thor? Ya te dije lo que querías. Lárgate.
El fuego empezó a arder con fuerza, calentando un poco la sala. Thor se levantó y se le acercó lentamente, los ojos desprovistos de la tristeza que había visto hace unos momentos. Incluso le sonrió.
— Dije que me iría si me decías la verdad. No lo hiciste.
— No te mentí, Thor. Acéptalo y vete de aquí.
— Exacto, no me mentiste a mi. Pero, ¿y a ti?
Loki lo miró aún más sorprendido. ¿Desde cuándo Thor pensaba tanto? Mentimos más fuerte cuando nos mentimos a nosotros mismos***, y eso era exactamente lo que Loki había hecho. Porque, de alguna forma inverosímil, el corazón volvía a irle rápido cuando el dios se le acercaba, y volvía a tener la esperanza que había tenido alguna vez, en su juventud, de verlo de cerca y compartir un beso y algo más; volvía a sentir, de forma casi imperceptible, lo que había perdido cuando había sellado el trato con la muerte.
Thor le puso la mano en el cuello sin que se diera cuenta ni tuviera tiempo para moverse, en ese gesto íntimo que reservaba sólo para aquellos que le eran amados, y que él mismo había recibido más que ningún otro. Quizá fue el toque de sus dedos, el calor de su palma, o simplemente el hecho de que era él, su otra mitad, su rival, su enemigo, su compañero de la eternidad, su hermano, quien lo estaba tocando, pero en ese momento, de golpe, lo asaltaron las visiones de todo lo que habían pasado, y vio todo lo que habían hecho juntos: las travesuras de la niñez, los besos de la adolescencia y las peleas de la adultez. Se le revolucionó el alma, una calidez conocida se extendió por su cuerpo, despertando lo que creía dormido para siempre.
Se separó de él, rápido y extrañado. ¿Qué estaba pasando? Para su enojo, Thor se rió.
— ¿Realmente no lo entiendes? — ante su silencio, Thor sonrió —. Oh, vaya, sé algo que tú no sabes, ahora entiendo por qué te gusta tanto celebrarlo cuando eres tú el que sabe algo que yo no...
— Cállate, Thor.
— Déjame disfrutar el momento... —"algún día voy a matarte, bruto" —. Bien, bien — la sonrisa no se le fue del rostro —. Yo tampoco lo entendía, así que Hela tuvo la bondad de explicármelo.
— ¿Explicarte el qué?
— No podemos cambiar al destino, hermano. No importa lo que le hayas dicho a la muerte, no puedes. Yo tampoco. Somos dioses, pero el destino es más grande que nosotros y no podemos cambiarlo... No todo, al menos. ¿Recuerdas lo que dijeron las nornas? Hay cosas que están en todas los mundos, como el bien y el mal, los sentimientos, y un montón de otras cosas que no me interesan. Y nosotros, Loki. Nosotros. Tú y yo nos encontramos en todas las vidas, en todas las realidades, y no puede ser de otra forma. No importa lo que le hayas dicho a la muerte, porque ni ella puede cambiarlo, y si no nos encontramos de una forma, lo haremos de otra.
Loki sólo lo miraba en silencio, anonadado.
— ¿Y qué si le diste lo que sentías por mi en esa vida, que es la única que tenemos y la única que me importa en realidad? Me lo arrancaste a mi también, del pecho, en plena batalla, y, sin embargo, aquí estoy. Aquí y ahora, contigo. Porque no podemos cambiar las cosas inevitables, pero sí el cómo llegamos a ellas, o cómo seguimos después.
"Mentira" Pensó Loki, negándose a creerlo. El castigo del mentiroso es que no es que no le crean, sino que él mismo no puede creerle a los demás****. Porque Loki era un monstruo, un animal que no estaba hecho para el amor; pero Thor siempre se rehusó a ver esa simple realidad. Además, ¿por qué estaría siendo el destino tan... gentil con él ahora, después de todo? No podía ser cierto. Pero, sin quererlo, su alma se llenaba de una esperanza incontenible, una alegría abrumadora, una que había sentido tan pocas veces en su vida que podían contarse con los dedos de las manos y sobraban dedos.
— Y quiero que te metas esto en la cabeza, Loki: Estoy cansado de que hagas cosas sin decirme, de que pongas palabras en mi boca, de que te vayas sin avisar... De que te vayas sin mi. Te dejé ir dos veces, no me pidas que vuelva a hacerlo porque no puedo. No quiero, Loki. Te vi morir dos veces. Te vi morir...
Thor lo besó, entonces, brusco, apasionado como sólo él podía serlo... y Loki correspondió el beso. Electricidad le recorrió el cuerpo a toda prisa, y el mundo pareció volver al estado correcto, a como siempre debería haber sido; las piezas encajaron en su lugar, y una avalancha de recuerdos le invadió la mente, y el corazón que todavía tenía le latía rápido en el pecho, lleno del amor que se había ausentado por un tiempo pero que volvía a toda velocidad, como un golpe de calor, como fuego expandiéndose a cada rincón de su ser.
Bastó un toque de Thor para traer su amor de vuelta, para despertarlo de aquel letargo que parecía eterno; con un beso lo trajo a la vida, lo sacó del olvido, como en las historias que les contaba su madre hace siglos atrás, cuando eran niños y la vida era mucho más simple y no habían batallas que pelear, nada por lo que morir y mucho por lo que vivir... y parecía que su hermano estaría con él para siempre.
Quizá, así sería.
Es que su amor jamás podría ser sólo un buen recuerdo, jamás sería sólo una historia para contar, parte de una leyenda urbana o un cuento de hadas. No el suyo, no en esta vida ni en las demás. Porque los dioses no pueden vencer al destino, y si están destinados a encontrarse, a amarse en cada mundo, entonces así será.
Se separaron y, con las frentes juntas, se miraron a los ojos. Está bien. Están bien.
Pasaron por tanto para llegar a aquél momento, tantas aventuras, tantas peleas, tantas traiciones, tanta soledad y tanto dolor... y tanto amor. ¿Quién hubiera pensado que, al final, iban a terminar así? No él, y estaba seguro de que Thor tampoco. Bueno, probablemente Thor sí lo hizo. Por algo había ido hasta él, después de todo. Dejando el orgullo y el rencor de lado por un momento, puso su mano en el cuello de su hermano, como siempre lo hacía él.
— Nunca más, Loki. Dímelo. Nunca más. — "... te vuelvas a ir".
Se había marchado lejos del alcance de Thor, allá a donde sus manos nos pudieran tocarlo, allá en donde sus ojos no pudieran seguirlo. Se alejó tanto que estuvo seguro de que el dios jamás lo encontraría otra vez. Pero su hermano nunca había sido de los que se rindieran, así que se había dedicado a cruzar el universo entero siguiéndole la pista, hasta que había podido llegar hasta él.
— No prometo nada, Thor.
Y resulta curioso, porque Loki no puede ser encontrado si no quiere que lo encuentren, pero quizá una parte traidora de su alma lo deseaba en secreto. O quizá Thor pudo encontrarlo porque siempre fue él quien se encargó de llevarlo de vuelta a casa. De cualquier forma, ahí es en donde está ahora, en casa, porque, como dicen los midgardianos, el hogar es en dónde está el corazón, y ahí está el suyo; envuelto en un par de brazos cálidos del hombre con el que ha compartido la vida, aquél que cruzaría el cosmos entero sólo para verlo sonreír.
Supo entonces que él haría lo mismo.
¿Y eso, por qué? No fue difícil encontrar la respuesta. En esta vida, en la que pasó, en la que viene y en la que vendrá después de esa, siempre, siempre será la misma razón.
Amor.
"Debería decírselo", pensó el mentiroso, pero no lo hizo. La única que vez que Loki había dicho la verdad era cuando estaba hablando con la muerte, e incluso entonces estaba mintiendo. Y esa es la ironía más grande de todas, y la más absurda también, y la que menos importa cuando están juntos.
Entre beso y beso, entre manos que recorren la piel a toda prisa y susurros que guardan un "te amo" nunca dicho, Loki se ríe, fuerte, libre, porque todo lo que han pasado es un broma tan mala y tan mal contada que no puede hacer otra cosa.
"Parecía preguntarse, asustado: ¿que haré?, como si él fuese el primero que se lo preguntaba.
Vivir, hermano. Que otra cosa vas a hacer"
— Hijo de Ladrón – Manuel Rojas
* Papa idea de dónde vive Loki, yo vi unas imágenes así en internet y dije OOOOOH que lindo, voy a hacer que alguien viva ahí.
** Esta frase es de la canción "No eternity" de Blutengel, porque cada vez que la escucho pienso en ellos y se me parte el corazón. Que les queda perfecta. Fuck.
*** Esa frase es de Eric Hoffer, "We lie the loudest when we lie to ourselves"
**** Esta frase es de George Bernard Shaw, "The liar's punishment is, not in the least that he is not believed, but that he cannot believe anyone else."
Lo de arriba dice:"Quizá soy un ladrón por robar tu corazón. Sí, quizá soy un delincuente por no preocuparme por ello. Sí, quizá soy malo, malo, malo, una mala persona... Pero, nene, lo sé. Así que estas yemas de los dedos nunca recorrerán tu piel, y esos brillantes ojos azules sólo pueden encontrarse con los míos a través de una habitación llena de gente que es menos importante que tú […] Así que creo que es mejor que ambos olvidemos antes de que nos anclemos a esto; La forma en la que me sostuviste tan fuerte durante toda la noche, hasta que se acercaba la mañana... Porque tú amas, amas, amas, cuando sabes que yo no puedo amar. Porque tú amas, amas, amas, cuando sabes que yo no puedo amar. Tú amas, amas, amas, cuando sabes que yo no puedo amarte..." O algo así, ya he dicho que no soy la mejor traductora... La canción es de Of monsters and men, y la escucho y me enamoro porque es preciosa.
La muy bonita imagen que puse en la fotito de al lado es de Florbe, que muy amablemente me dejó usarla y que bueno que me dejó porque sus dibujos SON HERMOSOS. Escogí esa porque está Loki soltando la capa de Thor y es como omg capítulo 6 gnbhrdtnrytnh.
Ahora al capítulo:
TERMINE. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH. TERMINE. SI. SISISISISSISI.
Es la primera vez que termino un fic así de largo en mi vida, y llevo años escribiendo xd Ohpordios! No puedo creerlo xd. Final feliz, porque soy muy nenita y los finales tristes nunca me han gustado. O sea, sí me gustan, pero cuando me rompen mucho el corazón sufro demasiado, así que mejor lo evito y los hago felices y lalalalalala. 3
Esto de que no pueden cambiar al destino lo basé en la mitología nórdica, de hecho, que dice que ni los dioses tienen la fuerza para hacerlo y tienen que aceptarlo como viene. Incluso, las batallas del ragnarok están escritas, y quién matará a quién, y no hay forma de evitarlo. Y no me gusta esa concepción de la vida xd, pero desde el principio la tuve en mente así que, bueno, he aquí el resultado.
Millones de gracias por el apoyo que me dieron 3 las llevo a todas en mi corazón, forevah 3. Agradecimientos particulares a Cuencas Vacias, que fue la primera en comentarme y sus reviews son los más bonitos de la tierra, y a L4psis4ngelus que me dejó review en cada capítulo 3
En fin. Estoy escribiendo otro fic, pero no sé si ponerlo aquí o en la sección de los Avengers, porque salen ellos mucho más que acá, pero, por otro lado, so much Thorki... así que no sé xd. La que sepa en dónde debería publicarlo que me diga, muchas gracias :3
Gracias por leer el fic, gracias por los favoritos, por los comentarios, por los follows... por todo, en realidad. Escribí este fic para hacerme feliz a mí misma, porque no encontré otro así por acá, pero me alegra que le haya gustado a otras personas (: Ya nos veremos cuando suba el otro! Saludos!
So... review?