La subasta

Era un lugar como un anfiteatro, un lugar muy amplio para el concurrió público de la oscura sociedad de la ciudad, una ciudad grande, muy grande, tan grande que se dividía en 3 sectores, Wall Maria, Wall Rose, y Wall Sina, éste último era el más destacado, y dónde vivía la mayoría de la gente de clase alta y más importante. Estas mismas personas se encontraban en ese momento en aquel lugar, ya que se llevaría a cabo una gran subasta, la cual contaría con objetos raros, joyas y cosas extravagantes que una persona de recursos normales no podría pagar.
La subasta se dividía por tipo de objetos, y cada grupo tenía su horario, en la mañana se subastaban obras de arte, ya sea cuadros o esculturas, a medio día se subastaban joyas y adornos como candelabros y figuras hechas con preciosos materiales.
Sin mayores complicaciones pasaba el día, gente muy importante iba y venía, la gran mayoría escoltada ya que se mostraba que todos llevaban grandes cantidades de dinero. Pero eso no era lo fundamental de todo ese ajetreo, claro que no, esa subasta no era sólo algo bonito para los ricos, sino que era lo más perverso y oscuro de aquella civilización.
Al llegar la noche, la gente se volvía más sombría, ya casi no había mujeres con hermosos trajes buscando adornos para sus cuellos u hogares, sino que se llenaba de accionistas y traficantes de todos lados de la región. Habían esperado mucho para el gran momento, el momento más horrible de la noche, claro que para esa gente de mente perversa que se encontraba ahí, era el ápice de toda la reunión.

Se encendía la luz de aquel escenario, mientras la gente entraba y tomaba sus asientos y un hombre muy fornido, calvo, de piel morena y de traje se acercaba al centro y llamaba la atención de los asistentes hablando por un micrófono.

-Su atención por favor, estimados asistentes, señoras y señores, les deseo los más cordiales saludos a todos nuestros compradores y a sus acompañantes. Bienvenidos a la noche más esperada de toda la ciudad, tengan el gusto de ver y comprar lo que ustedes desean, hoy es el día sin restricciones. Espero que todos puedan adquirir el objeto que buscan, buena suerte a todos.- Al terminar, el gran hombre hizo un movimiento con la mano, todas las puertas se cerraron y todo quedo en casi penumbras, luego se encendieron varias luces que permitían ver los pasillos y escaleras del lugar.

-El primer objeto a subastar, es esta bella perla…- Volvió a hablar el hombre, y luego de eso, aparecieron otros dos hombres fornidos y grandes en traje, empujaban una jaula, claro que esta tenía una tela negra impidiendo mostrar lo que había abajo.
Los hombres al llegar al centro del escenario descubrieron la jaula, dejando ver en ella una hermosa joven, no debe haber tenido más de 20 años, incluso menos, era rubia de cabellos largos, tenía los ojos vendados y nada de ropa en el cuerpo. El público al ver a la jovencita, empezó a murmurar, comentaban y se cercioraban de si hacer o no una primera puja.

-La joven a subastar, proviene de un sector alejado de Wall Maria, de sangre pura, ambos padres provenían de buena familia. Sabe leer y escribir, y según nuestros examinadores, es virgen. Que comiencen las ofertas.- Al decir lo último, muchos de los asistentes parecieron estar más interesados en la joven, muchos hombres con horrores en sus mentes para hacer con la joven.

Las sumas subían y subían, hasta que por fin alguien se había coronado como el ganador del primer ''objeto'' a subastar.

Así pasaron muchos más, jóvenes, hombres y mujeres, también se vendieron un par de armas y algunas partes humanas, que prometían ser los antiguos ojos de una reina que podían ver el futuro y cosas por el estilo.

-El siguiente artículo a subastar es uno de los mejores que hemos podido conseguir para nuestro estimado público, hemos decidido dejarlo hasta casi los último, para que así ustedes puedan entender la exclusividad de éste.- El hombre del micrófono volvía a hablar para dar paso al siguiente ''objeto'' a subastar, pero esta vez no venía en una jaula, sino en una especie de camilla, al entrar los dos hombres de traje con él, el público empezó nuevamente a chismear y a comentar.

En la camilla se veía el cuerpo de un adolescente, no parecía tener más de 16 años, contextura delgada, la piel tostada ligeramente y un cabello castaño alborotado, al igual que los demás, tenía los ojos vendados y sus manos estaban esposadas a la camilla.

-El articulo en subasta es un joven de 15 años, traído desde el extranjero, por el momento está sedado ya que tiene una personalidad un poco… rebelde, pero al momento de ser entregado a su dueño se le medicará para que su comportamiento sea adecuado para sus ''necesidades''… Como pueden apreciar, posee una entrada virgen.- Mientras decía esto último, los hombres a los lados de la camilla mostraban la parte trasera del joven, dejando ver una ''rosada y pulcra'' imagen. Esto último enloqueció a muchos de los que estaban, otros pocos ni se inmutaron.

-Ahora, esta joya también tiene otro plus. Sus ojos son de un color no conocido en nuestro país.-Los hombres procedían a sacarle la venda al muchacho y a abrirle los ojos a la fuerza, al mismo tiempo eran capturados por una cámara y mostrados al público más lejano en pantalla gigante detrás del escenario.- Posee ojos color esmeralda, un espectáculo digno de apreciar cada mañana… Por eso, esperamos que sus bolsillos sean lo bastante abiertos para poder conseguir este valioso artículo caído de los cielos.-

Sin más que decir, el hombre empezó con el proceso de venta. Las pujas eran muy altas, uno, dos, tres, seis millones por el muchacho, era una de las cifras más altas de la noche.

-Vendido a la 1, vendido a las 2…-

Y antes de que el hombre vendiera al muchacho a uno de los viejos verdes de aquel público, desde el fondo se escuchó una voz ronca, fuerte y clara que decía ''diez millones''.

-Doy diez millones por el mocoso, espero que eso sea suficiente para cerrar las bocotas de todos.- Un hombre bajo, con cabello negro, con una mirada abrumadora y fría, de piel blanca y pulcra se paraba en medio del pasillo central levantando la mano ofreciendo el precio ya dicho. Llevaba un traje negro completo, lo único blanco era un pañuelo elegante que llevaba en el cuello.

-¡Vendido al señor por la cifra de diez millones!.- No había nada más que hacer, nadie más daría semejante cantidad por un joven, habían varios más en la subasta que podrían conseguir por menos de la mitad de eso. Así que le fue entregado a aquel misterioso hombre. Los demás asistentes mencionaban no haberlo visto antes, y que tampoco lo habían visto pujar en otras subastas, pero en esta, había sido el mejor postor, llevándose un articulo extravagante.

Ante tales comentarios, el hombre de negro sólo chistó de mala gana y se retiró.
Al llegar a la salida lo esperaba una mujer mucho más alta que él, llevaba un vestido simple, color vino, su cabello estaba tomado con un moño bastante lindo, era un color borgoña, al igual que sus zapatos, todo esto combinaba muy bien con el color rojizo de su cabello y de sus ojos, los cuales eran apaciguados por unos anteojos.

-¡HEY! ¡Rivaille!- Le llamaba aquella mujer-

-No grites, cuatro ojos, no estamos en una feria.- Decía el hombre frio aún con molestia en su cara.

-¡No seas malvado Rivaille! De repente me has dejado sola, y yo no supe dónde ir… Al perecer fuiste a ver una subasta diferente, ¿querías comprar algo?- La mujer hablaba muy rápido reclamando y cuestionando al recién llegado.

-Tsk, no te interesa.-

-¡Vamos Rivaaaaaaaille! ¡No seas TAN amargado por un momento y dime qué hiciste! ¡Quiero saber! ¿Compraste algo? ¿Perdiste la apuesta y por eso te enojaste? ¿Eran drogas? ¿Armas? O…no me digas que… ¿Compraste una de esas jovencitas con mala suerte que caen en el negocio negro?- Lo último fue dicho con un tono notoriamente picaresco.

-Ya te dije que no te interesa, ahora déjame en paz.- Dijo el más bajo mientras se retiraba a otro sector del lugar en dónde se llevaba a cabo la subasta.

Afuera de la sala había mucha luz, era un lugar parecido a un palacio, había pilares y adornos muy lindos en las murallas, el piso estaba alfombrado de un color rojo que hacía lucir todo muy elegante.

-PERO RIVAILLE! ¡Espérame, vinimos juntos!- La mujer empezaba a correr rápido para alcanzar a su ya adelantado acompañante.

-Basta Hanji, haces mucho alboroto.- La retó

-Siempre eres tan aburrido y amargado, no sé por qué te pedí que vinieras conmigo.- Dijo haciendo un ''puchero'' .

-Me obligaste a venir.- Avanzó sin mirarla.

-¡AH! Cierto, me debías un favor… y yo no tenía nadie más con quien venir, ya sabes, a Erwin no le gustan estas cosas tan fuera de la ley y Mike siempre está ocupado en el trabajo, incluso más que yo.- Dijo pensativa.

-Tú siempre dejas tu trabajo a medias, y Mike lo termina, es por eso que siempre está ocupado, estúpida e irresponsable cuatro ojos.- Dijo despectivamente mientras ya entraba a uno de los otros salones habilitados para subastas más pequeñas.

-HAHAHAAHAHA, siempre me haces reír Rivaille…- decía mientras se quitaba una lágrima de risa.

-Tsk, ya entra y terminemos con esto.-

Ambos entraron al pequeño salón, había muy poca gente, ya que ahí se subastaban cosas que no eran interés de multitudes, habían artefactos más bien para ''maniáticos'' como diría Rivaille, habían manuscritos antiguos, piezas de momias, excéntricos papiros, químicos prohibidos, teorías científicas que afirmaban la existencia de extraterrestres e incluso, partes de estos últimos.

-Esto es un zoológico de científicos locos, debería dejarte aquí con ellos y huir.-Dijo Rivaille en tono de burla observando todo el lugar.

-HAHAHAHA, tienes buen sentido del humor Rivaille, por eso eres mi mejor amigo.- Decía mientras le cruzaba un brazo por su hombro.-

-Tsk, siéntate ya.- Ordenó el pelinegro.

La subasta transcurrió, hubieron pocas pujas, los objetos no parecían ser verdaderamente lo que el locutor decía, Hanji no se convencía fácilmente de su autenticidad, sólo hizo dos pujas, una por un químico que le interesaba y la otra por un libro de ''ciencias prohibidas'' pero no logró ganar ninguna de ellas.

-¡No pude conseguir nada!.- La mujer estaba molesta, había esperado mucho la subasta y al final no había podido conseguir ningún objeto de los que quería.

-Eso es porque eres inútil.-

-¡Que malo eres Rivaille!... Al menos fue divertido ver todas estas cosas ¿no?-

-Tsk, esto fue un día casi perdido.-

-No es así, hicimos algo distinto y salimos de la rutina, aunque no compramos nada, nos divertimos.- Hanji tenía una sonrisa grande al decir esto, la había pasado bien después de todo.

-Habla por ti, yo si compré algo.- Dijo Rivaille sin inmutarse.

-¡¿EEEEEEEEEH?! ¡¿Compraste algo y no me dijiste?!.- La chica sorprendida tomó a Rivaille de los hombros y empezó a moverlo para todos lados. – ¡¿Qué es, qué es, qué es?!-