En primer lugar, quiero disculparme por no haber actualizado a tiempo.

He estado ocupada, estresada y todo lo que termine en –ada, pero bien, les traigo el capítulo número seis. Lo prometido es deuda, ya por fin les doy lemmon, disfrútenlo.

Aclaraciones: cuando empieza el relato del lemmon, las letras en cursiva corresponden a la perspectiva de Hanji, las letras en negrita corresponden a los de Levy.


- Capitulo seis: Escarceo -


"Te veo y me declaro culpable de desear tu presencia, más que desear la paz"


La situación resultó de una manera desastrosa, sin embargo, Levy y Hanji la manejaban lo mejor que podían; ciertamente como bien alguien dijo una vez – los planes raramente siguen su curso en el momento de la verdad-.

Todo alrededor estaba sumamente tranquilo al salir de la capilla con su rehén. El cura de Von, estaba sumamente encolerizado, ya que Levy con el revólver oculto en su levita le apuntaba bajo de esta, y Hanji lo tenía bien sujeto del brazo, disimulando que la acompañaba.

-Malditos rebeldes –masculló el anciano apretando los puños al forcejear levemente, mirando a ambos lados, buscando una manera de escapar.

-Ni siquiera lo pienses –dijo Levy, enterrándole más la boca de la pistola a un costado –un movimiento incorrecto, y tendrás esa barriga gorda llena de plomo.

El funcionario lo miró con rabia contenida.

Fueron los tres, siendo De Von obligado, cautelosamente caminando por la acera, y divisando que la calle estaba prácticamente vacía, ingresaron a un pasillo acorralando en una pared al anciano.

-¿Qué es lo que están buscando? ¿Acaso creen, que secuestrando a un viejo sacerdote de capilla, obtendrán algo? Ustedes no son más que unos sucios ladrones …

-Escupes muchas cosas, y para el colmo inservibles para nosotros –El pelinegro lo miraba de una manera seria y altiva – No nos atrevas a confundir con ese tipo de gente ¿Por qué no usas un poco el juicio? Si hubiéramos querido robar o saquear ¿No crees que ya estarías muerto?

Gerald lo miraba, nervioso, impaciente, con los labios bien apretados y sudando a raudales; le tenía un miedo inmenso. ¿Por qué el hombre enfrente de él tenía esa aura tan imponente? ¿Quién demonios era? Buscando más respuestas paseó su vista deteniéndose en Hanji, para el cura, la castaña parecía ser una mujer común y corriente, sin embargo el semblante que poseía en el rostro, para nada le daba confianza, puesto que parecía tener algo de lo mismo, de aquel hombre de iris grises.

-¿Qué es lo que quieren?

-Vas a darnos información acerca de la familia Reiss…

El hombre de barba por un segundo, dejó ver en sus ojos un reflejo de temor; porque por supuesto, tenía bastante información encima, no por nada el capitán Erwin se los había puesto en la mira.

-No sé de qué me hablan –mintió –mejor déjense de meterse en problemas, si lo que buscan es dinero, pueden llevarse todas las reliquias de la capilla.

-Creo que él ya dijo que no es lo que buscamos –agregó Hanji.

-Pues sea lo que sea, no los puedo ayudar.

-No te lo estamos pidiendo de favor –respondió de nuevo la castaña, acercándose para intimidarlo a un más, pues ya lucia sumamente nervioso -¿Sabes cómo se le hace, para que, gente como usted pueda vivir tranquilamente, comiendo por placeres, sin mover un sólo musculo para defenderse así mismo? -Hanji sonrió – se le llama sacrificio, dar todo y hasta tu propia vida en pro de la humanidad, siempre que sea necesario. Cada sacrificio cuenta.

Gerald de Von parecía una presa a punto de ser devorada. Levy sonrió para sus adentros, de alguna manera , un poco extraña , podría decirse, le gustaba como Hanji manejaba las cosas, era como jugar al policía malo y al policía aún más malvado, en un interrogatorio. Es decir, sabía que Hanji podría llegar a ser de sangre tan fría si era necesario cuando se trataba de cumplir su deber de soldado.

"Y eso algún día, provocara que ya no esté a tu lado."

Levy sacudió la cabeza para alejar ese molesto pensamiento.

"Sus decisiones y conductas están más allá de lo tu deseas; incluso de su propio bienestar, por eso y mucho más juraste protegerla, es todo lo que puedes hacer".

-Hey –dijo Levy, para acallar sus pensamientos –Hanji, bien puedes empezar a practicar como arrancar las uñas con este sujeto.

-Me gustaría –respondió ella –mis investigaciones están enfocadas únicamente a los titanes, bien valdría la pena empezar a estudiar la anatomía humana.

-¡Están locos! Ustedes…¿son parte de las tropas de exploración, verdad? –El hombre lo había deducido al escuchar lo dicho por Levy, prueba suficiente de que el sacerdote estaba enterado de lo del asesinato de Nick – Bien se les ve la cara de lunáticos ¡suéltenme!

Levy saco el revólver y apunto al rostro del cura.

-Mi paciencia se agotó –dijo con la mirada más fría que tenía –vas a hablar ahora.

El anciano tragó grueso, víctima de la preocupación y por temor a que lo asesinasen, a estas alturas simplemente no era como Nick , estaba dispuesto a hablar para proteger su conchuda vida.

-Maldición, de acuerdo –dijo entre dientes –primeramente sepan que la monarquía es la que está de tras de todo esto; y funcionarios de la iglesia como yo, no somos los únicos con información –hizo una breve pausa, y luego prosiguió susurrando como si temiera que alguien más lo escuchara –cada oficial de la militar está detrás de esto, con el deber de acallar la información con respecto a la familia Reiss…

Que mala suerte, en ese mismo instante un carruaje pasó a gran velocidad, abriendo una balacera, gracias a sus buenos reflejos, ambos soldados ingresaron a un pasillo contiguo arrastrando al anciano.

-De nada sirve que huyan.

-Ellos ni siquiera saben lo que hemos hablado, esas balas fueron lanzadas a diestra y siniestra, en conclusión, no les importaba mucho matarte o no. Su única meta es mantener la información guardada –dijo Levy, recargando su revólver.

-¡Estarán contentos de que me asesinen que nada malo he hecho!

-¡Eres tan corrupto como ellos, con tu silencio haces más daño del que imaginas, no solo a los demás, incluso a ustedes mismos! –dijo Hanji tomando al viejo por el cuello de la camisa ; apretando los dientes, recordando el panorama del cuerpo sin vida del padre Nick –¡Por un demonio! ¿Eso es vida para ustedes? ¿Eso es lo que pretenden para el futuro de la vida humana?

-¿Qué han hecho ustedes por la humanidad? – Escupió el sacerdote con veneno en su voz -¿Creen que gastar nuestros recursos en expediciones inútiles, que solamente aumentan el número de muertos, trae algo bueno? ¡Por favor! No son más que gente orate que juegan a salvar el mundo, y que van en contra del sistema, y son ustedes quienes ponen en peligro la paz de toda la gente que está a salvo detrás de las murallas benditas. Bien valió la pena que acallaran al bocafloja de Nick por su imprudencia de participar con gente rebelde y caótica como ustedes.

A Hanji le parecía inaudita la ignorancia, egoísmo y estupidez humana; pero más le sorprendía el cambio de disposición tan repentino del sacerdote. ¿Acaso tan rápido había caído presa de la desesperación? ¿Que no sería lógico traicionar a la gente que te quiso matar?¿Porque el padre Gerald mostraba resistencia, cuando momentos antes había decidido hablar?

Se escucharon un par de explosiones junto a los edificios donde estaban.

-Se nos acabó el tiempo, ¡habla de una buena vez! -le sacudió Hanji algo frustrada por no comprender la actitud del hombre.

El anciano comenzó a reírse

-Diga lo que les diga, de nada servirá, porque de aquí no salen con vida.

-Peleamos con seres que son más terribles que ustedes, y vienes a alardear con que debemos temerles –gruño Hanji

Levy frunció el ceño al ver la escena, él nunca subestimaba a su enemigo, sea titán o humano.

-Hanji –le dijo seriamente –vámonos

-¡¿Por qué ¡? No nos ha dicho nada…

-¡Dije: Vámonos, es una orden!

Hanji soltó a Gerald y se levantó cabizbaja. Estaba molesta consigo misma por dos razones: Por haberse dejado llevar, que bien sabía que Levy lo había notado; y porque seguramente las precauciones necesarias solamente fueron reducidas a la mitad desde la "la falsa boda"; porque seguramente los habían venido siguiendo desde ahí, y por estar en sus propios dilemas personales nunca se percató, y estaba segura de que Levy si lo había hecho.

Hanji rasgo un poco su vestido para liberarlo del largo de esta y así correr sin dificultades .Ambos se dirigieron en dirección contraria.

-¡Rebeldes, van a perecer, nada lograran mientras la ley gobierne…

Una expansión de fuego producto de otra explosión, devoró el pasillo, donde segundos antes estaban los tres, siendo la única víctima aquel terco y corrompido hombre que fue sacerdote. La castaña fue la única que diviso con lastima, como la llamarada había envuelto aquel viejo cuerpo. Momentos después, ella y el sargento Levy, salieron por el final de la calle, cautelosos de su alrededor dirigieron su carrera hacia el sur con la esperanza de que no hubiera más indeseada compañía.

-Estaba a punto de decirnos algo importante –siseo la de lentes, deteniéndose junto con Levy en una esquina.

-Solo estaba haciendo tiempo, porque sabía que vendrían por él –el pelinegro asomaba por el borde de la pared, siendo muy cauteloso –se creyó tan seguro, que ya ves que hasta se jacto de lo que estaba diciendo. Supuso que lo rescatarían y que no tendría ninguna consecuencia si no habría más la boca.

Hanji tenía cierta cara de sorpresa a espaldas de Levy ¿Cómo pudo ser tan ingenua en aquel momento?

"Tal vez…

-Prepárate –dijo el pelinegro.

Levy al parecer, tenía una gran puntería y precisión tratándose, de cualquier arma. Tres balazos directos a las piernas de los perseguidores que asomaron sobre una carreta a la vuelta de la cuadra; dejándolos caer en el piso, y un balazo más, directo al brazo del conductor, provocando que el vehículo se volcara; acto que les dio oportunidad suficiente para escapar.

Sin embargo, no habían llegado muy lejos cuando se vieron rodeados por policías de la militar que descendieron con sus equipos tridimensionales, en un abrir y cerrar de ojos. Uno de ellos apunto con sus cuchillas a Levy, pero este era tan ágil que fue capaz de esquivarlo, en el acto otro hombre tomo del brazo a Hanji elevándola un poco por el aire, naturalmente ella forcejeo cayendo al piso, rodando.

No puede decirse con precisión cuantos eran los hombres que los perseguían, o como es que sospecharon de ellos desde el principio, pero si eran suficientes para que los rodearan, a puño limpio Levy los enfrento dándole a todos una buena paliza, pues las balas del revolver se habían terminado y el de Hanji se había caído en algún lugar cuando huyeron; ella no se quedaba atrás defendiéndose, sin embargo uno de sus atacantes le cubrió la boca con un trapo y luego todo se volvió oscuro.

….

-Las tropas suicidas quisieron pasarse de listas esta vez –Hanji miraba con contenida furia aquellos tres sujetos delante de ella, su despertar la hizo que estuviera un poco mareada y darse cuenta enseguida que la habían separado de Levy; el corazón se le precipito ¿Dónde estaba? ¿Le habían hecho algún daño? Los mataría si era así, aunque en el fondo sentía que ese hombre de cabellos negros, de ninguna manera era débil u ordinario para ser vencido tan fácilmente, pero, ¿y si lo durmieron con ese olor extraño como lo hicieron con ella? No, no sería posible, creía demasiado en él.

A juzgar por los semblantes de los tipos delante suyo, no podía esperar piedad o incluso humanidad de parte de ellos; la tenían atada de manos contra el respaldo de una silla de madera, al igual que sus pies, si no tuviera la boca amordazada, ya les hubiera dicho todas sus verdades a aquellos "soldados" de la legión militar, con un buen fundamento, claro está.

-Vas a decirnos de quién fue la idea de mandarlos, y más vale que no grites cuando te destapemos la boca.

-Como si fuera tan cobarde como ustedes –jadeo la castaña al ser liberada de la mordaza -¿ustedes crees que de verdad voy a decirles algo?

Aquellos hombres la miraron de una manera detestable.

-¿Sigues haciéndote la valiente estando sola? El tipo que te acompañaba ya debe estar muerto a estas alturas si resulta ser tan poco cooperativa como tú.

-No les tengo miedo –la mujer dejo ver una sonrisa arrogante, ocultando el temor de que fueran verdad las palabras de aquel hombre de cabellos marrón y mirada severa –si van a proceder tal y como lo hicieron con el padre Nick; adelante.

-Qué mujer tan altanera –el rubio, uno de ellos, la tomo por los cabellos obligándola a echar la cabeza para atrás, rozando con una daga el cuello –hablando más de la cuenta.

-Solo lo necesario –respondió Hanji sin inmutarse –cobardes.

La paciencia de aquellos tres estaba casi al límite, el más alto la miraba con furia, el otro soltó bruscamente los largos cabellos. Estaban seguros de que ella no hablaría, sin embargo…

-Ya veo –el más alto, de igual cabellos marrones, pero de rostro cetrino y marchito, dejo ver una sonrisa perversa –eres una gata revoltosa pero –el hombre se le acerco quitándole las gafas, la tomo bruscamente del mentón apretando sus mejillas –estas buena.

La científica se estremeció al sentir una de las manos de aquel hombre sobre su pierna, acariciándola por sobre la tela del vestido; el enorme valor que tenía hace unos momentos flaqueo un instante, sin embargo no lo demostró.

-¿Y eso qué? –ella temió por la respuesta.

El hombre miro a sus compañeros, parecían comunicarse telepáticamente porque enseguida captaron la funesta acción que su líder quería hacer.

"Si algo llegan a hacerle juro que los matare…

Levy rodeaba la casa, la cual parecía tener varias habitaciones, habían acabado en una solitaria colonia tras perseguirlos. Precavido y táctico como era, se había infiltrado en la construcción, vengase a ser estúpidos si creían que a Levy podían secuestrarlo. Ahora el plan del sargento, era el factor sorpresa, no solo rescatar a Hanji, sino también para capturar de paso a esos hombres y sacarles información. A pesar de esto, él no dejaba de estar preocupado por la de lentes y deseaba lo más pronto posible dar con ellos y ponerlos en su lugar antes que se les ocurriera ponerle un dedo encima de ella. Se sentía culpable por no protegerla bien.

Una hora antes, durante la emboscada, demasiado tarde se había dado cuenta que uno de esos hombres se había echado sobre su hombro a Hanji, subido a una carreta que había llegado, llevándosela con él, por supuesto no espero a acabar con todos los tipos y si era necesario mataría a quien estuviera en su camino. Los hubiera alcanzado rápidamente con un equipo tridimensional, bien que se lo pudiera a ver quitado a uno de los que ya había noqueado, pero por desgracia…los equipos y arneses que suele usar el sargento, son mandadas a hacer a su medida. Moverse en el aire, era mucho más que su dote natural, el maldito artefacto contaba bastante en combinación con su don, maldijo profundamente su estatura, no por nada le desagradaba a veces.

Así que corrió y "tomo prestado un caballo" que, le hubiera gustado traerse a su fiel y rápido Kahlet, para alcanzar el carruaje.

De momento escuchó la voz de Hanji.

-¡Suéltame! ¡Si tan valiente eres desátame para ver si así te atreves a tocarme!

Presuroso Levy siguió la aguda voz, dando con el lugar exacto, al mirar por el agujero que daba directo a la habitación, unas ganas asesinas contra aquel trio lo invadieron: Uno de aquellos hombres la tenía aprisionada al piso, aun atada, y cuando aquel trato de besarla, la castaña lo había mordido fuertemente en los labios, provocando que sangraran, ante esto furibundo el hombre la propino una sonora bofetada a la castaña.

Encolerizado, y mandando al carajo su plan y todo lo primordial de la misión, Levy pateó la puerta derribándola en el acto; como no tenía el arma, a puño limpio enfrento a aquellos tres, sin piedad alguna les tumbo varios dientes. Cuando vio que yacían en el piso fue directamente hacia su querida Hanji que tenía media falda rasgada a los costados, y el rojo del golpe en la cara.

-Dime, ¿Qué te hicieron? –dijo más en tono de orden que de pregunta, luego de desatarla, mientras apuntaba a la cabeza del tipo que estaba en el suelo con el mosquete que le había quitado, el que recibió más daño por haber golpeado a la castaña -Maldita sea Hanji, ¡habla!

-Por favor…Levy, necesitamos apegarnos a nuestros propósitos –dijo ella levantándose de poco en poco –si vamos a actuar de la misma manera que ellos será con el único propósito de tener información útil para la humanidad. Para que te tranquilices…no me han hecho nada de lo que te imaginas.

Levy la miró furioso ¿Qué no se daba cuenta de que estuvo a punto de ser ultrajada? Si él no llegaba a tiempo, ella hubiera sufrido bastante, y entonces sí hubiera matado, no solo a esos tipos, sino también a Erwin por dejarla participar en un plan tan descabellado.

Sobre decir, que estaba más molesto con ella; porque otra vez estaba de imprudente valiéndole un comino su propia seguridad, otra vez estuvo a un pelo de perderla, porque estaba seguro de que la hubiesen matado luego, porque sabía que esta misión era sumamente peligrosa.

-Maldita sea –masculló Levy dándole una patada al rostro de aquel sujeto, apartándose de él para terminar tomar del brazo a Hanji y sacarla de ahí.

Tuvieron la fortuna de encontrar una casa vacía, entraron en ella percatándose que seguramente los dueños la habían abandonado dejando solo los muebles. Era bastante común que a estas alturas sucedieran esta clase de cosas. Las clases sociales se iban revelándose, existía corrupción, la economía se iba cayendo tras la caídas de los muros, y algunas familias, que no eran nobles, hartas de la falta de oportunidades, abusos y maltrato de parte de la autoridad, muchas veces se veían forzadas a migrar a los campos o al interior del muro Rose, que esto último era lo más difícil, dejando sus pertenencias atrás. Por suerte, para esos dos soldados, la casa estaba en perfectas condiciones. Por lo que aprovecharon a usar hasta el baño.

-Cuando lleguemos juró que le tirare a Erwin también un par de molares –dijo Levy, luego de salir de la ducha sentándose en el sillón que estaba enfrente de la cama donde Hanji estaba, ella ya se había cambiado y duchado antes para que el cansancio se fuera.

-No fue en vano, al menos sabemos hacia dónde dirigir nuestro próximo plan. Es un buen dato, que cualquier militar puede darnos la información que se necesita.

-Siempre he dicho que me lleva el carajo, cuando se hacen sacrificios estúpidos –dijo Levy con una voz tan severa y una mirada de hiel, que hizo que Hanji se quedara estática –a veces me arrepiento de estar confiando en ese maldito bastardo –finalizó.

-¿Crees que es fácil llevar el peso del liderazgo? Esa rapidez y absolutismo que Erwin tiene en la resolución de dilemas, es un repertorio de culpas bien amaestradas, saber sacrificar vidas, como la de aquella vez en la captura de Annie, tal vez lo llevo a donde está ahora. Levy, ningún sacrificio a estas alturas es estúpido, tus soldados caídos ese funesto día, nos lo recuerda… –En seguida Hanji cortó sus palabras ante la mirada fulminante del pelinegro, ella mordió su labio inferior y desvió la mirada. No debió decir eso, simplemente las palabras le fluyeron de la boca, sabía que el haber perdido a su escuadrón por lo de la mujer titán había dejado una culpa en Levy, que nunca demostró.

-¿Te recuerdo que fue por confiar en él? –La voz del hombre era severa sin fondo de sentimiento alguno.

-Sabes que los sacrificios son a diario –dijo Hanji con un poco de valor, tragándose las palabras por el dolor de imaginar que Levy algún día fuera a pasarle lo mismo. Nunca pretendió estar defendiendo a Erwin o hacer sentir mal a Levy con esas palabras, al contrario su intención era que siguiera siendo el hombre tan fuerte que era, y como una manera de demostrarle cierto apoyo –En el pasado también perdí gente valiosa –prosiguió recordando a sus amigos y padres –Considero que debemos tomar todo lo que podamos para asegurarnos de que nadie más pase por lo mismo…si conocemos ese dolor tan grande ¿No es lógico que queramos proteger a los inocentes de ello? Desear la paz, es mucho más que imaginarnos como sería, mucho más que estar buscándola, es también dar todo por ella, es conocer de pies a cabeza nuestra realidad, para así saber a qué monstros nos enfrentamos y quienes son las bestias en realidad. Por eso confió en Erwin, porque es alguien que tiene bien presente en eso, y me atrevo a decir que eso es lo que te llevo a confiar también en él.

Levy escuchaba todo aquello con la mirada fija y fría en Hanji, con las manos cruzadas delante de su mentón y los codos apoyados en sus rodillas…

"¿Crees que es tan fácil, al enamorarme de ti?, Tal vez tu pienses que los has perdido ya todo…

El silencio de Levy hizo que Hanji prosiguiera.

-Confieso que no es fácil –dijo ella como si le hubiera leído el pensamiento –Pero ¿No crees que si al menos no podemos vivir nuestros sueños, hagamos de nuestra vida útil para los demás?

Levy abrió ligeramente los ojos ante ese razonamiento, pues la sonrisa de Hanji parecía tener un trasfondo triste y melancólico.

-Eres una estúpida –dijo irguiéndose -¿Ibas a sacrificar tu propia persona?

-No te confundas, que lo que iba a pasar con esos sujetos, a garras me iba defender.

-Lo sé, sin embargo, desde un principio si no hubieras aceptado el plan de Erwin…

-Lo hice porque no soy débil .Para mí será grato saber que fui útil en lo que hacía, si a lo mejor todo lo que quiero no se puede cumplir, tal vez contribuya con un grano de arena para una felicidad ajena aun mayor, como el liberar a la sociedad.

-¡No estamos hablando de mí, sino de tus malditos actos suicidas! –le regaño como lo hace al dar una orden a un soldado indisciplinado -¡No juegues al héroe cuando no te corresponde!

-¡No pretendo eso!, yo sé que a veces soy un estorbo y una molestia para ti, venir aquí solamente fue para demostrar que podía hacer mucho más que "experimentos" –siguió diciendo la de lentes , con un rostro muy sereno a pesar del nudo en su garganta, ya no aguantaba más, quería decirle lo que sentía, pero se imaginaba el rechazó, y se había prometido a si misma encarrilar de nuevo lo que "debía ser importante" –tu eres fuerte, increíblemente fuerte Levy, traes mucho a los demás siguiendo tus propios principios, tal vez fue por eso que estuviste en mis pensamientos cuando iba a morir, tal vez porque siempre he creído que eres una esperanza para la humanidad, por eso tu cuidas de Eren, por eso nadie más puede hacer ese trabajo. En cambio yo soy alguien que ni siquiera puede discernir claramente ante lo que siente y es importante…

-¡Cuatro ojos imbécil! –Levy estaba frustrado ¿Esa mujer no se daba cuenta lo importante que era para él? – ¡Esa no es justificación! ¡¿Es que no te das cuenta, que de lo que tengo miedo es de perderte!?.

La castaña quedo muda, por lo que Levy había terminado gritándole tras su discusión; al momento que pelinegro la había sujetado fuertemente de los hombros sacudiéndola un poco. Sus ojos se abrieron lo más que pudieron ante la sorpresa.

-¿Levy?

-Maldición –masculló el pelinegro suavizando su agarre, bajando la mirada y en poco la cabeza – No quiero volver a perder a alguien.

-Tal vez lo que sucedió es que pasamos mucho tiempo juntos –dijo Hanji desviando la mirada, perdiendo completamente el tema, resistiéndose a creer lo que acababa de escuchar, poniéndole explicación lógica a las palabras del sargento. ¿Les palabras tenían distintos significados, no?

-Tal vez –Ambos se miraron a los ojos. El observar estoico de Levy y la expresiva de Zoé chocaban imponiendo un silencio sin tregua.

-No tienes que probar nada –dijo al fin el sargento – y tampoco vuelvas a decir que eres un estorbo para mí , no sé de donde sacas esa desvalorización que te estás dando, pero Hanji, tienes…tenemos tanto derecho como todos de buscar una manera de vivir que nos satisfaga.

Levy comprendía que mantener a esa mujer como su protegida no era suficiente, necesitaba meterle a la cabeza razones por la cual su vida no debería ser expuesta. Porque era importante para él, sí, aunque sonara egoísta, esa era la verdad. Quería que Hanji entendiera que había alguien, que quería darle sentido a todo eso por lo cual luchaban, quería que supiera que juntos, podían superar cualquier cosa o en su defecto no sintieran soledad , si ella lo aceptaba le mostraría las cosas por la cual aún se mantiene en pie, las cosas por las cuales valdría la pena tener un futuro; si bien, el acto altruista de dar todo por el bien de la raza humana entera se volvió gratificante de por sí, eso no significa que dejara desentendido su propia autorrealización como persona, porque desde un principio esa fue su intención al quedarse en las tropas: su propio bienestar; y su ideal se complementó al conocer a Hanji. Mucho menos iba dejar a la deriva y sin rumbo las fuerzas recobradas tras una vida de miseria. No podía permitir que Hanji tirara a la borda sus propias pasiones y sueños, la amaba tanto que moriría en lugar de ella, para no ver como moría esa chispa. Al carajo todo, Hanji Zoé no iba a ser dada de sacrificio para que la humanidad fuera salvada. Si fuera necesario él daría la su propia vida, no la de ella.

Ya era la gota que lleno la jarra, era urgente que ambos cedieran a sus impulsos, el silencio se convirtió en tiempo fuera, la distancia se acorto cada vez más, las confusiones se volvieron una nebulosa transparente en donde cada uno podía ver con más claridad sus emociones. En fin, el momento en el cual sus sentimientos y deseos llegaron a un punto sincero había llegado a su máxima expresión y era momento de que culminaran. El corazón de Zoé pareció adivinarlo y bombeo cuanta sangre pudo a sus mejillas, cuando Levy le quito las gafas dejándolas en el buró junto a la cama , que estaba bastante cerca y sus labios le tocaron los suyos…

¿En qué momento me enamoré de él? Rápidamente confundí el amor, con la pasión, sin embargo no puede existir uno sin el otro.


En ese instante, sentí como su cálida respiración chocaba en mi rostro, y sus labios habían acariciado dócilmente los míos, parpadee un par de veces totalmente sorprendida, encontrándome de cerca con sus ojos grises, inundados en un brillo especial. Definitivamente, no podía existir nada más en aquel instante tras aquella puerta, ni la guerra, ni el pasado de Levy y el mío, ni ser soldados, y si, tampoco los titanes, por mucho que me gustaran… yo misma estaba respondiendo a un impulso que me gobernaba, cerré los ojos y como si de un reflejo se tratase, volví a juntar mis labios con los suyos, los cuales apresaron los míos, mientras yo trataba de corresponderlos torpemente.

Aun cuando su boca parece inexperta, como la mía, ella tiene una sorprendente adaptación tan típica de su manera de ser, comenzando a mover sus labios de manera acompasada, tan suaves y delicados como el pétalo de una rosa, me robaba el aliento. No sé cuánto tiempo exactamente he aguantado las ganas de saborear lentamente su sabor dulce y exótico. Dos veces reaccione de una manera estúpida, empezando algo pero, esta vez sin duda lo terminare.

Me estoy quedando sin aire, y aunque no deseo romper con este contacto tan cálido, me separo suspirando fuertemente, sintiendo la cara arder. Comprendo que lo que siento es, complicado, es inconcebible, pero es real. Estoy enamorada de ti, de mi ex pupilo, de mi compañero de escuadrón, de mi amigo. No me puedo mantener indiferencia por mucho más tiempo; al sentirlo tan cerca, al decirme esas palabras llenas de determinación. Rompiendo el nuevo y breve beso, veo como lenta y tan sensualmente se quita la pañoleta de su cuello sin dejar de verme a los ojos.

Sin pensarlo mucho en realidad, y más por la emoción que me carcomía por dentro, he comenzado a desabotonar desesperadamente su blusa, con mis manos empiezo a tocar la delicada piel aceitunada, recorriendo los generosos pechos y las delicadas caderas con el roce, y viendo como sus delicados pezones se despiertan tras mi contacto; la beso una vez más ,de una manera aún más demandante y apasionada, su lengua empieza a jugar con la mía y siento sus brazos enlazarse tras mi cuello, profundizando el contacto. Puedo sentir un poco lo nerviosa que esta, pues sus manos comienzan a jugar con mis cabellos y a enredar las oscuras hebras torpemente entre sus finos dedos. Su piel, su aroma, su sabor, todo me vuelve loco. Necesito con urgencia sentirla viva entre mis brazos, necesito saber que está aquí conmigo.

Su cabello están suave, -ah – no puedo evitar gemir al sentir sus labios apoderarse ahora de la piel de mi cuello, están sensaciones están invadiéndome.

Sus gemidos son tan adorables, pero me está provocando a que quiera escuchar más, quiero escucharla decir con ímpetu mi nombre, he estado deseando que lo mencionara de esta manera, mientras la llevo al borde del placer, haciéndola sentir de la manera más ardiente y real que todo de ella me está llevando al borde de una vorágine, que jamás había sentido en mi amarga y hasta en su momento vacía existencia.

-Serás mía –sentencié admirando su rostro tintado de un hermoso color carmín, relamiéndome los labios lascivamente; mirando sus hermosos y grandes ojos color chocolate, acuosos que me veían impacientes y suplicantes.

¿Y que se suponía que le respondiera?, ¿Qué aceptaba incondicionalmente?, ¿entregarme por completo, sin pensar en que vendrá después? ¿Como si viviéramos una vida normal? una dama enamorada, ilusionada que no conoce la realidad, yo misma pensaba que era imposible. Claro que moría de ganas, por sentir su calor, por sentirme protegida entre aquellos brazos tan fuertes. Deseaba con tanto fervor que amarnos fuera tan fácil; y así, de momento, llegue a la conclusión de que la razón es lo más perjudicial que tiene el ser humano, pues, cuando todo lo invade no te deja ser lo que quieres en verdad.

-Levy –susurre, frunciendo un poco el ceño y mirándolo lo más seria que podía –tanto como desees, quiero sentir que mi cuerpo y mi alma son tuyos…hazlo de una manera tal, que ninguno de los dos lo olvide a pesar de ya no estar en este mundo.

-A ti no te queda ser pesimista cuatro ojos –susurró un poco severo, con la intensidad en sus ojos, de una naturaleza totalmente seductora en sus iris, apresándose en un nuevo beso demandante mientras sus manos subían por mis piernas llegando hasta lo prohibido, rompiendo el beso, mis gemidos se hicieron presentes en tonos aún más elevados al sentir, por segunda ocasión en mi vida, su mano sobre mi parte intima ,y comenzaba a acariciarla suavemente con una delicadeza y precisión que provocaba que mi cuerpo temblara de gozo, comenzó a realizar movimientos acelerados subiendo y bajando por toda mi zona, y yo me aferraba con fuerza a las sabanas estrujándolas con una mano, sosteniéndome como si al soltarlas fuera a caer en un abismo, la humedad me invadía y mi corazón se desembocaba, mordía de manera masoquista mis labios hasta que su nombre afloro de ellos – Le..Levy, Levy –toda aquella excitación se elevaba lista para explotar, sin embargo él abandono esta labor, dejándome deseosa de más. Definitivamente sabía lo que hacía, volvió a besarme, y lo único que nos separaba al dejar de hacerlo, era el fino hilillo de saliva, producto del intenso allanamiento de su lengua.

-Sabes cómo hacer que el cuerpo de una mujer se excite –jadee –Parece que me equivoque con lo de que eras virgen –dije con un deje de tristeza que él pareció notar.

-Simplemente hago las cosas de una manera que considero adecuadas…Zoé también se leer. –y terminó de desatarme el cabello, mientras su boca se apodero de nuevo de mi cuello, mordiendo la piel y marcándola a su paso dejándome sorprendida por su respuesta, ¿Levy se había leído los libros que tenía en mi estudio? ¿En qué momentos que nunca me di cuenta?

Sus besos bajaban lentamente hasta llegar a mis pechos, entre su mano tomaba uno delicadamente apretándolo un poco, mientras su boca jugaba con el pezón del otro.

-Espe…ra –le dije completamente avergonzada, se veía de una forma tan excitante debo admitir, pero me sentía apenada.

"Este es el momento en el que te aré sentir todo mi deseo" pensé, la miré a los ojos seriamente mientras mi lengua se deslizaba sobre su firme y sonrosado pezón, como no hice caso de su petición, ella echo la cabeza en la almohada y se tapó la cara, eran sumamente adorables sus acciones; verla vulnerable y apenada no era de todos los días, al menos en algo tenía vergüenza, pensé con algo de gracia e ironía. La complací un poco más escuchando sus jadeos. Deje aquello un momento, termine de abrir los botones y me libere de mi pulcra camisa dejándome al descubierto ante sus ojos que me recorrían con el mismo deseo que yo le tenía. Pareciera que había despertado a una Hanji aún más vivaz que la original, ella se incorporó, me abrazó y comenzó a devolverme los besos. Sus suaves labios acariciaban con parsimonia la piel de mi cuello y sus delgadas manos delineaban mi espalda, como si analizara cada curva de mi musculatura.

La piel de Levy es tan hermosa, que me ha tentado el tocarla con más atrevimiento, y esa firmeza de su espalda, la de un hombre fuerte y tan frágil a la vez, que sabe resistir batallas enteras, pero se doblega , teme y duda ante el amor. Me tienta. No puedo dejar de sentir su aroma. No puedo dejar de trazar con pequeños besos esa cicatriz en su pecho ¿Cómo se la habrá echo? Eso no importaba ahora.

Me ha rodeado completamente con sus brazos mientras se deja hacer aquí y allá con mis besos.

Comenzó a desabrochar mi pantalón, la separé un poco para desabrocharle el suyo, hasta que por fin nos deshicimos de toda estorbosa prenda, la acomode debajo de mí, ella viéndome a los ojos, con una expresión de total entrega; sin dejarle de mirar entrelace su mano con la mía, jugando con ella y mirándola como si el tiempo pasara lentamente, entonces ella comenzó a besar cada uno mis delgados dedos de manera delicada con los ojos cerrados, un acto que me parecía tan sensual y provocativo. Besarla era mi adicción por lo que en cada momento, aquel acto se convertía en la jugada perfecta. La aprisionaba completamente debajo de mí, moviéndome insistente sobre su esbelto cuerpo, siendo acolchonado mi pecho sobre sus bustos suaves y redondos.

Se movía provocativamente sobre mí, el peso y dominio de su pequeño cuerpo era sorprendente, sus besos me embriagaban y la fricción de nuestras partes íntimas era simplemente deliciosa. Su lengua acariciaba la mía, recorrían sin vergüenza mi boca, mordía mis labios; y malicioso de vez en cuando apretaba uno de mis pechos y luego lo masajeaba suavemente, prendiéndome aún más.

-¿Estás lista? –me crispe un poco al escucharle, debo reconocerlo: Era mi primera vez, y el solo pensar en lo que seguía a continuación hacia que la sangre pintara violentamente mis mejillas y surgiera en mi un leve temor; él seguro noto esta reacción, pues se había acercado y en mi oído susurraba cosas hermosas, que en el momento no me importaban si era su manera de ser o no, o si solo de trataba de una faceta que está teniendo solamente conmigo. Se alejó un poco para verme de nuevo, encontrándose con un rostro que coronaba su triunfo al dejarme a su merced: dominado, enamorado. Sonrió leve y discretamente, no puedo describir la dicha que me provocaba ver que él sonriera, yo quería llorar, porque lo último que pensé es que pudiera ser capaz de verlo de aquella manera.

-D-duele –Poco a poco su miembro comenzaban su intromisión en mi vagina, hice un gesto de incomodidad ante el dolor.

-Relájate Hanji –dijo suavemente y depositó un corto beso en mis labios. Cuando sentí que me tomo de las caderas, instintivamente abrí un poco mis piernas y él me había acomodado, comprendí entonces que su cuerpo, una vez más, me aprisionaba contra la mullida cama de una manera sumamente deliciosa.

-Hanji –lo mire de nuevo, enternecida por lo urgente, pero siempre dominada que era su vos; sintiendo como me había penetrado de poco en poco.

-E-espera –gemí sintiendo un dolor que creí insoportable. –d-duele –dije viéndole a punto de soltar unas cuantas lágrimas. Como dije, era mi primera vez, y mi cuerpo aún se acostumbraba.

-Estas muy húmeda, lo que sigue solo será placentero –me dijo y por instinto comenzó un lento vaivén, volví a quejarme siendo acallado por otro beso apasionado.

Aunque sé que pudiera dolerle al principio, estoy tratando de contenerme para no lastimarle, tenía tanta urgencia de sentir por completo su cuerpo, de poder deleitarme con él, con un nuevo beso, he comenzado un vaivén lento acariciando sus hombros tan estilizados y femeninos, la piel tan suave, tan provocativa. Sus besos comenzaron a ser tan profundos, y se ha comenzado a mover tanto como yo, aferrándose fuertemente a mi cintura con sus bien torneadas piernas.

No puedo evitar penetrarle con más ímpetu, más frenético, sintiendo como su respiración se acelera, rompiendo el beso, gimiendo tan excitante a mi oído, un sonido tan perfecto.

Le…vy, Levy –le escucho decir ocultando su rostro en mi cuello, le escucho gemir y no puedo evitar sonreír, sé que nunca lo hago, pero simplemente es imposible no hacerlo ahora.

Lo único que registra mi cuerpo es el enorme placer, sus sensuales gruñidos y ajetreo de las sabanas complementan todo. Lo abrazó fuertemente, nos volvemos un solo ser…

-No ..n-no puedo más –le escucho decir tras un rato, al momento que arañaba con fuerza mi espalda provocándome una excitación abrumadora que también llegaba a su límite. Su estrechez envolvía con calidez mi miembro. La abrazo fuertemente. La beso, la acaricio. Nuestras respiraciones chocan entre sí, provocando un vaho intenso y cálido que puede sentirse en nuestra piel ardiente y aperlada por el sudor. Tengo que decirte algo muy especial, mi voz intenta salir cuando siento que ya el orgasmo ha invadido mi cuerpo…

Ya no puedo contener toda esta sensación electrizante que abarca mi ser completo, mi respiración se acelera, mi piel quema y la libido es tan intensa que me hace preguntar si en realidad se siente así naturalmente o es porque Levy, la persona que amo, es quien me lo proporciona . Cada estocada propiciada es precisa. No puedo evitar decir con vehemencia su nombre, el único tan preciado, como parte de una oración que pudiera salvarme de un trágico destino. Mi cuerpo se siente como si fuese a explotar, si fuese a morir desearía que sea en sus brazos de esta manera, viendo a los ojos al que me ha salvado, protegido, y ha permanecido a mi lado , poderte decir con mi último aliento sin miedos, ni dudas que...

-Te amo –Escuche decirle, como si hubiera adivinado mis pensamientos. Mi corazón se detuvo por una milésima de segundo volviendo a latir con fuerza sin poder creer aun lo que he me dicho y fue grabado con fuego con lo mejor que he podido experimentar, un orgasmo .Veo tus ojos, y tu rostro exhausto. Tu voz jadeante, tus misteriosos ojos mirándome.

Me apoye sobre mis codos para contemplar su rostro, haciendo con mis manos sus largos flequillos pegados a su frente, para atrás; el rostro aperlado por el sudor que nos baña a ambos luciendo adorable. Me abrazó y deje caer mi cabeza en su hombro, suspirando.

-Te amo, Levy –Me dijo con la voz quebrada, luego de una lucha por normalizar su agitada respiración -Te amo tanto, tenía tanto miedo de decirlo, no, más bien tenía miedo de aquea si fuera …temía no ser lo suficientemente fuerte para sobrevivir ante el dolor de ya no verte más, si ya el destino así lo quería…

-Tonta –dije dándole un beso en la frente acariciando su mejilla –No moriré tan fácil, y menos ahora. En primer lugar creo que tú eres la que me mantenía al borde del estrés.

Se incorporó tomándome de los hombros y en ese acto mi corazón se doblego ante sus ojos que dejaban nacer gotas cristalinas.

-¡Júramelo! –dijo con urgencia. Le sonreí y tome su rostro entre mis manos, besando sus mejillas – Je vous donne ma parole d'honneur, mon amour.*

Me acomode en la cama atrayéndola a mi pecho cubriéndole el cuerpo desnudo con las ligeras y blancas sabanas. Ella me sonrió hermosamente.

Cerré mis ojos acurrucándome en su fornido pecho, percibiendo su aroma tan varonil y único .Siento como acaricia mis cabellos y una paz está inundándome al escuchar los latidos rítmicos de su corazón, sin pensar en el mañana, solos tú y yo.

-Vaya, como que nos llevamos las cosas hasta el final –comencé a decir divertida –cumplimos hasta con lo de la luna de miel.

-Loca –dijo tiernamente. Sonreí satisfecha bostezando.

"Se quedó dormida" concluí tras observarla, comenzando a acariciar sus cabellos tan suaves y hermosos que destellan un color castaño precioso, "Te protegeré aunque me cueste la vida" pienso a la vez que deposito un beso en su cabeza, quedándome cerca para oler el delicado aroma a cítricos que despide. Admirando tus ojos hermosos tras el cristal de tus gafas cada día, al enamorarte en un nuevo beso y recostarte lentamente en la cama, en cada discusión y en cada una de tus locuras; todo esto estará para siempre en mi memoria. No importa lo que suceda después.


Fin del capítulo.


Muy bien, necesito actualizar mis otros fics. No sé cuándo tendré listo el próximo capítulo de este, pero juro que será lo más pronto que pueda. Debo confesar que se me hace un poco difícil estar acomodando los "peros" de cada quien, la relación entre estos dos por fin ya dio inicio, y eso para mí ya es un alivio, (ni tanto, porque ya vienen las complicaciones peores).

Muchas gracias a los que sigan la historia, por sus comentarios, etc.

Se me olvidaba algo que quería decir: ¿Por qué creen que le puse "Nuestros lazos son del color de la sangre"?, soy mala para los títulos, y bueno me da curiosidad saber si al menos se da a entender un poco de mi idea de ponerle así. Si me lo quieren compartir, no duden en decirlo, también me pueden decir, que nada que ver. XDDD

Ya saben: Personajes de Isayama.

Je vous donne ma parole d'honneur, mon amour.*: Te doy mi palabra de honor, amada mía.