Katekyō Hitman Reborn! No me pertenece.


Everything about you

Capítulo 1: Cambios

Haru se miró en el espejo de cuerpo entero, se había vestido con el uniforme de Nami-ko y le encantaba. Dio más de una vuelta totalmente emocionada. Era su primer paso para tener a Hibari Kyōya.

Se arregló el cabello ya no juntándolo en una coleta sino lo dejó suelto, estaba un poco más corto que antes. Pasó una mano sobre el listón de su cuello para alisarlo, luego hizo lo mismo en toda la ropa para sacarle las invisibles arrugas que pensaba tener.

Tomó un brillo labial de su mesa de luz y volvió a mirarse al espejo. Por un momento recordó que la última vez que lo usó fue para insinuarsele a Tsuna, pero el muy bobo no se había dado cuenta, es más, pensó que era por comer yakisoba.

Haru rió un poco, su amor por Tsuna dejó de existir hace bastante. Ahora es Hibari quien la tiene en las nubes.

Se sentía muy emocionada, sabía que las cosas que sucederían ahora que iría a Namimori serían fantásticas. Aún en el éxtasis, observó la hora y vio que eran las 11:30 y ya tenía que irse a dormir para comenzar las clases mañana temprano.

Pero primero, a escribir en el "Desvelando a Hibari Kyōya".

Esto no tiene mucho que ver con avistamientos a Hibari-san peeroo …

Pero iba a dar el primer gran paso para llamarle la atención. Pronto llenó una sola hoja de todo lo que pensaba que iba a suceder y cómo iba a "reaccionar" el Presidente.

De tanta emoción cayó rendida al sueño sobre su escritorio.

.

Primer día de clases para Hibari Kyōya significa morder hasta la muerte a los novatos que no siguieran el reglamento. Y para su gusto (o molestia quien sabe), los estudiantes de Nami-ko se ponían más rebeldes que de costumbre y necesitarían más que una advertencia para cambiar de actitud.

Camisa sin corbata, lo dejaría pasar con un recordatorio.

Camisa abierta, recordatorio más agresivo.

Accesorios personales, confiscados.

Tintes en el cabello, a raparse.

Reacción negativa a los llamados de atención o advertencias serán mordidos hasta la muerte.

Poco a poco fueron pasando los chicos y Hibari fue siguiendo las reglas de su propio tratado. Como suponía, muy pocos seguían el reglamento institucional y él no dejaría que lo pasaran por alto en al menos todo el año.

-Herbívoros.

Se hizo presente el grupo de Sawada Tsunayoshi. A excepción de él, que estaba bien vestido, Gokudera y Yamamoto merecían un llamado de atención.

-Tus accesorios. -se refirió al albino. -Dámelos.

-Jodiendo desde temprano. -Gokudera rodó los ojos. Ahí también estaba su mejor amiga y no pensaba mostrarse agresivo frente a ella. Un poco recio cooperó con el pelinegro y le entregó sus aros, piercing y parte de sus anillos.

Hibari observó que el de ojos verdes guardó uno en su bolsillo, era de platino y quizás con algún tipo de valor sentimental. Obvió eso, ya había cooperado bastante a su parecer.

Yamamoto se rascó la cabeza, no traía la corbata en el bolso, ni siquiera se acordaba en qué parte de su casa la mantenía oculta.

-Para la próxima espero verte impecable. -Hibari le clavó un golpe seco con la tonfa el cual Yamamoto esquivó echándose para atrás.

Hibari siguió de largo, no había nada más para decirle al grupo. Los chicos hicieron lo mismo.

-¡Hahi! Esperenme por favor.

Haru venía gritando desde la entrada del instituto. Se levantó adolorida por haber dormido en una incómoda posición y debido a eso no podía darse el lujo de correr para alcanzarlos.

-Haru-chan. -Kyōko la saludó levantado una mano.

Ninguno de los chicos esperaba encontrársela en su escuela, usando el mismo uniforme. Tampoco esperaban que reemplazara Midori por una estatal, pero ahí estaba, acercándose a ellos.

-¿Qué haces aquí, mujer estúpida? -comenzó Gokudera. -Si piensas estar más tiempo con Sasagawa, pues tenlo por perdido …

Kyōko lo tomó del brazo y le hizo entender que esa no era la intención de Haru.

-Gracias, Kyōko-chan. -dijo una avergonzada castaña, ¿qué diría para explicar su situación?

Sin esperarlo Yamamoto le dio una palmada amigable en la espalda.

-Ma, ma, todos estamos muy felices de verte aquí, ¿cierto, chicos?

-Sí, pero obviando el tono de Gokudera-kun, ¿qué haces en Namimori? -preguntó Tsuna.

Haru se puso nerviosa, no sabía qué decir ni pensaba hacer público su deseo de conocer y atraer a Hibari.

Pero no esperó que justamente éste se acercara. Los chicos entraron al edificio, no necesitaban una nueva reprimenda del Presidente, que, conociéndolo, seguramente se iba a quejar por su desagrado hacia las multitudes.

Haru lo miró de pies a cabeza. Su cabello estaba bastante corto considerando su peinado a los 16 años pero su uniforme seguía siendo el de siempre.

¡Hahi! Hibari-san es hermoso.

Se le subieron todos los colores al rostro. Pese a la fría expresión del mayor, ella encontraba mucho encanto en él.

Hibari no entendía que hacía Haru que no entraba a clases. Se fijó meticulosamente en su persona, no existía nada para reclamarle, estaba siguiendo el reglamento a la perfección, excepto un pequeño detalle.

Se acercó a ella, a tal punto que entre los dos sólo existían unos pocos centímetros de distancia.

Haru pensaba que se desmayaría en cualquier segundo. Hibari olía muy bien.

-¿Qué es ese brillo en tus labios, herbívora?

-Es sólo un poco de labial, desu. -dijo tratando de mantenerse lo más cuerda posible. ¡Hibari Kyōya se dio cuenta! No cabía en sí de gozo.

-Pues no está en el reglamento, quitártelo.

Hibari dio media vuelta y se perdió por ahí.

La expresión de Haru cambió por un puchero y el ceño fruncido.

Estúpido y sensual Hibari-san.

Y entró a clases. Ya a la noche tendría más cosas para escribir en el Desvelando a Hibari Kyōya.


Notas del autor: Dejé esta historia abandonada por mucho tiempo y hoy, de la nada, se me ocurrió esto. Por favor, disfruten de este arranque de inspiración y diganme qué tal el capítulo. (Perdón por su hacerlo tan corto).

Como siempre, gracias por leer. Bye, bye.