Buenas Noches.

He venido pensando en una historia de Sesshomaru y Kagome por buen rato. siempre he sido fan de la serie y adoro a InuYasha, pero por alguna razón empecé a leer fics de Sess y Kag y dije: wow...me gusta esta pareja también. So why not?

No les garantizo que actualizaré seguido, pero sí planeo terminarla y trataré de no demorarme tanto en la continuidad de la misma.

DISCLAIMER: Ni InuYasha ni sus personajes me pertenecen. Hago la historia por diversión y sin fines de lucro y este disclaimer aplica para este capítulo y cada otro que suba hasta el final de la historia en curso ubicada en un universo alterno y la cual sí me pertenece.

Capítulo 1
"Marca"

Desde que la vio por primera vez, supo que la debía tener. Algo en ella lo llamaba al sexo, al placer. No sabía si eran las curvas de su cuerpo, semejante a las de una guitarra, su manera sensual al moverse y hablar, o el modo en el que lo miraba.

Hacía que su máscara de hielo fuese difícil de controlar. Daba gracias a Kami por ayudarle a contener su deseo físico en público, pues solo él podía saber lo arduo que era controlarse para no tirarse encima de ella cada vez que la veía cerca.

- Sesshomaru sama – dijo con su aterciopelada voz juguetona. – necesito que firme estos papeles. – miró el reloj de su escritorio. Eran las 23 horas en punto y ella al igual que él eran los únicos en la oficina. La carga de trabajo era muchísima menos que cuando llegaron, y quizá era sobretodo gracias a ella quien era una loca de organización tal y como lo era él. Quizá era eso lo que le gustaba de ella. - ¿Sesshomaru sama? Si los firma ahora, los escanearé y mandaré de una vez a la empresa. – sus labios estaban tan cerca que no pudo evitar mirarlos con recelo, queriendo devorarlos.

- hn – Sesshomaru firmó los papeles, no sin antes echarle un ojo preciso a lo que indicaba y se los tendió. – deberías irte pronto, Miko –

- me iré cuando usted se vaya, Sesshomaru sama – dijo haciendo una inclinación de respeto.

- estoy recogiendo mis cosas. Ve haciendo lo mismo. –

- sí, Sesshomaru sama – la siguió con la mirada hasta su escritorio ubicado afuera de la oficina de él hasta que la puerta se cerró. Quería tanto tocar ese trasero redondo y perfecto de ella.

Terminó de acomodar sus papeles en su portafolio y aflojó un poco su corbata. Su cabello estaba recogido en una coleta baja que caía a un lado de su hombro, un acto común entre los taiyoukais de su alcurnia. Revisó que en su escritorio todo estuviese en orden y procedió a salir, cerrando la puerta de su oficina.

La vio encimada en la fotocopiadora destrabando un papel, con el ceño fruncido, la lengua un poco a fuera, inclinada dándole el mejor perfil de su trasero. Se acercó cual cazador y con sutileza tocó su cintura con cuidado, haciéndola a un lado y aprovechando para acariciar su estrecha cintura. Con su mano libre haló el papel y en seguida se destrabó.

- gracias! – dijo contenta y entonces el tuvo suficiente.

Acercó el cuerpo de ella con la mano que aun descansaba en su cintura y con la otra le tomó el cuello algo brusco, tratando. Ella lucía sorprendida y el aprovechó para acercar sus labios a los de ella, pero cuando estuvo a dos centímetros, se hizo para atrás. Se quedó en silencio contemplando las opciones y decidió soltarla. Observó que ella tenía una leve coloración en sus mejillas.

- hn – se empezó a agachar para tomar su portafolio nuevamente pero la pierna de ella alejó el objeto de su agarre. El la miró desde abajo con una ceja levantada y notó como ella se agachaba exasperada.

- si vas a hacer algo como eso, hazlo y ya – las pequeñas y suaves manos de ella tomaron su rostro y acercándolo al de ella, sus labios se unieron.

El roce fue lento, pero intenso. Al procesar correctamente lo que estaba pasando, él introdujo su lengua a la boca de ella saboreando su sabor. Mordió sus labios, y ella mordió de vuelta. Eso lo excito aún más, se levantó trayéndola consigo de un jalón y abrió la puerta de su oficina, trancándola por dentro esta vez. La recostó contra la puerta y besó esta vez su cuello, embriagándose con su fragancia natural. Su bestia ronroneó por dentro complacido con el olor y entonces empezó a ver rojo.

- Sesshomaru..- la voz de ella lo excitó aún más y no pudo más que tirarla al sillón que reposaba en su oficina.

Sintió como el aura pura de ella peleaba contra la de él y eso agradó aún más a su bestia. Sus auras totalmente opuestas, danzaban en una pelea por el poder total. Se acostó sobre ella y con sus garras desgarró su vestido y ropa interior. Admiró su cuerpo unos instantes y siguió besando su cuello, embriagándose cada vez más y más con su olor y sabor.

Kagome por su parte, sentía una sensación de cosquillas en todo su cuerpo. Ella también podía sentir sus auras peleando por la dominación, y al igual que él, el reto la estaba excitando aún más. Empezó a gemir cuando sintió la lengua caliente de él en su pezón, y sus gemidos se hicieron aún más altos cuando esa misma lengua empezó a recorrer su abdomen hasta llegar a su sexo. Que Kami la salvara.

- tómala ya – gritaba su bestia dentro de el.

- aún no. – dijo mordisqueando sus labios vaginales y sintiendo cada arqueo del cuerpo de ella debajo suyo.

Se quedó varios minutos allí, saboreando sus jugos, viendo sus reacciones y sintiendo su propio sexo endurecerse más con cada movimiento producto del placer de ella.

- basta – dijo ella con voz ronca y halándolo débilmente con sus manos. El alzó la cabeza, curioso. – Te quiero adentro – Sesshomaru sonrió de lado aflojándose el pantalón mientras ella le quitaba el saco. - te quiero dentro – dijo ella mordiéndole el labio.

Sus auras seguían batallando en colores intensos, cosquilleos en sus cuerpos por la diferencia de poderes hacia todo más excitante.

- ¡tómala! – gritó su bestia y por primera vez en varios años él estuvo de acuerdo.

De una sola movida la penetró, lanzando un leve gemido al sentir lo estrecha que ella era. Se movió rápidamente dentro de ella, era como si se hubiese vuelto loco, dominado por su instinto de deseo, veía totalmente rojo ahora, cada aruñazo de ella, cada gemido, cada embestida más precisa y rápida que la anterior, todo, los estaba volviendo loco. La escuchó gritar y sonrió, le jaló el pelo algo brusco hacia un lado, y ella le mordió el hombro cuando sintió su primer orgasmo llegar seguido del segundo.

- miko – dijo él entonces con voz ronca – mia.

- ah? – preguntó ella con ojos nublados por el placer – Kagome, mi nombre es Kagome!

-¡mía!

- sí..sí más…-

- ¡mia! – las manos de el la apretujaron más y más. – ¡dilo!-

- sí, sí ah…

- DILO

- Soy tuya, soy tuya! – Kagome sintió como las embestidas de él se hacían más intensas y fuertes y como sus auras empezaban a chocar más.

- MÍA – justo cuando Sesshomaru encontró el éxtasis, ella lo hizo. Justo cuando ella grito por el placer mientras le agarraba con fuerza sus hombros, el enterró sus colmillos en la curva entre su hombro y su cuello.

Justo en ese momento sus auras chocaron, infectando a la otra. La de él sin destruirla y la de ella sin purificarlo. Encajando donde tenían que encajar todo a la vez.

Recuperando la respiración y viendo por fin en otro color que no fuese rojo, Sesshomaru miró a la mujer debajo de él quien pasaba de tener una cara llena de placer a una de dolor. El entonces empezó a sentir cierto dolor y ella lo miró preocupada.

- ¡¿qué hiciste?! – le preguntó asustada

- maldición – dijo él con la respiración entrecortada por el dolor del ritual que inconscientemente había hecho. – qué hiciste!? – le preguntó a su bestia.

- Ella es nuestra compañera. – Su bestia sonaba contenta – está adolorida…-

- ¡Sesshomaru! ¿¡Qué hiciste!? – la vio caer poco a poco en su sueño.

- eso está mal. Llama a padre

Sesshomaru se tomó el cuello que le ardía y marcó el número de su padre. No sabía porqué su bestia la había escogido a ella, una humana, una miko. Estúpida bestia causándole problemas.

- ella está durmiendo, pero no debería – su bestia estaba genuinamente preocupada.

- Sesshomaru, es raro que me llames a estas horas. Qué sucede.

- padre – su voz sonó más ronca de lo que pensó que estaba – he…he marcado a una mujer…-

- qué? Vaya, no sabía que estabas saliendo con alguien, muchacho – sonaba un poco dolido.

- …fue…un desliz. Ella ha caído dormida… mi bestia esta descontrolándose.-

- ¿Qué…? ¿a quién has marcado Sesshomaru? –

- a…Kagome. - Su padre guardó silencio un minuto, luego le escuchó hablar con la madre de InuYasha y con voz acalorada empezó a hablarle nuevamente a él.

- Sesshomaru, dónde están. Iré a para allá en seguida.

- mi oficina. –

- Llegaré en cinco minutos por la ventana. – la llamada se cerró y su bestia rugió enojada. Tenía que vestirla, nadie debía verla desnuda, solo él. Le colocó su camisa rápidamente, asegurándose que estuviera cubierta y se subió los pantalones conteniendo el dolor que él estaba sintiendo.

A los cinco minutos exactos, su padre llegó. Se acercó cautelosamente a él primero, dejando claro con acciones que no la lastimaría. La bestia de Sesshomaru se calmó y lo dejó acercarse a ella.

- parece estar en un sueño inducido por el ritual de marca…tengo la sospecha de que ha caído así porque es una miko y tu eres un taiyoukai. Nunca en mis diez mil años había escuchado algo así.

- pero, si ha habido uniones entre youkais y mikos. – dijo el hijo cortante.

- pero ella no es cualquier miko. Ella es la miko de la perla de las cuatro almas, Sesshomaru. –

Sesshomaru alzó su perfecta ceja, incrédulo. Ahora entendía porqué ella contenía sus poderes al máximo cuando su estúpido hermano la hacia enojar, o cuano habían demonios cerca. Pensó que sólo lo hacía por cortesía pero ahora entendía que lo hacía para no purificar a la mitad de sus empleados en un impulso de rabia. Ahora entendía porque su bestia se había excitado tanto con la pelea de sus auras.

Ahora todo encajaba haciendo perfecto sentido.

- tenemos que llevarla con Izayoi. Ella y Kaede sabrán qué hacer. – Vio como su padre la iba a tomar en brazos y no pudo evitar gruñirle. – disculpa, hijo. – Inu no Taisho se alejó con cuidado e de ella y Sesshomaru fue entonces quien la cargó en brazos.

Padre e hijo se emprendieron hacia la mansión Taisho. El padre preocupado por la humana que llevaba en brazos su hijo, y el hijo, porque su mujer seguía sin abrir los ojos.

¿Qué les pareció el primer cap de este fic? sí, bastante lemon y sugestivo no? hahaha bueno, espero que les haya gustado dejen sus criticas constructivas y nos leemos en el cap 2!